Páginas

Páginas

hechos históricos

jueves, 6 de junio de 2019

La Puerta y el cautiverio del Busto de Bolívar. El destino desconocido de su placa conmemorativa.



   


Oswaldo Manrique R.


         A propósito de celebrarse en pocos días, 206 años del paso del Libertador Simón Bolívar por estas tierras, en su Campaña Admirable, es propicio que les comparta el siguiente episodio. Para el año en que se produce la muerte del último caudillo de Venezuela, 1935, la plaza Bolívar,  con su fuerte inclinación topográfica, estaba internamente empedrada, tenia arboles muy altos de eucaliptos, luego sembraron de otra clase, y finalmente pinos.  No existían negocios de comidas en su alrededores; lo que consumían los arrieros y visitantes, eran empanadas, que vendían los muchachos ambulantes, en horas de la mañana y en la tarde. Ubicado este céntrico  lugar de esparcimiento y reencuentro de los pobladores,  entre las avenida Bolívar (para aquel tiempo Calle Real) y la Páez (Calle Abajo),  en el lado Oeste, existía  un muro de piedra como de 1,80 metros de alto, a todo lo largo de la cuadra, que servía de contención. En el lado sur, en mayor parte varios locales de la escuela del pueblo.  Las calles del casco urbano del Municipio,  incluyendo todas, eran de tierra. Como en todo pueblo rural, en las esquinas había donde amarrar a las bestias.

En la cuadra norte, al lado de la Prefectura, estaba la casa de la señora Saturnina, quien daba posada a la gente del páramo, y le llevaban en agradecimiento  alguna bolsa de papas, arvejas,  ramas u hortalizas; al lado de la vivienda  había un zapallal, y  contiguo a la Capilla de San Pablo, que quedaba en la esquina este, un cambural.

Lo inauguran –según los más antiguos vecinos-, en la década de los años 30, lo pusieron siempre mirando hacia el  este, obligado a observar  permanentemente el Callejón de los Muertos (hoy Los Jumangues) y  la fachada del Templo, como para que no mirara lo que ocurría en los alrededores del pueblo; así estuvo por muchos años, en el centro de la inclinada y empedrada plaza, que anteriormente se conocía como plaza real. Algunos recuerdan que la inauguración fue en 1933, para la celebración de los 150 años del nacimiento de Bolívar; y otros, que fue tres años antes, en 1930, por la conmemoración del centenario de  su muerte. No se cuenta con información fidedigna, porque los archivos que se encontraban en la Junta Parroquial, se le ocurrió a un funcionario –iniciando este bolivariano siglo XXI -,  para despejar su oficina, llevarlos en cajas de cartón a la terraza descubierta de la Prefectura, y allí fueron desapareciendo por el deterioro, al solo cobijo de la lluvia, la intemperie  y del sol; convirtió la historia de su pueblo, en indigente.

El holgado busto, tiene características interesantes, el verdoso metal     con que está elaborado deja observar nítidamente un erguido pecho militar, revelando autoridad.  En su hombro derecho, su charretera de Brigadier General,  pechera adornada de laureles y una discreta medalla saliendo de su cuello. En su hombro izquierdo, colgando, un grueso sobretodo para climas invernales. La cara ovalada, pelo ensortijado con entrada propias de la edad; ojos profundos, expresión de lánguida y meditabunda mirada, casi llegando al suelo; ya asomaba pronunciadas arrugas en su amplia frente, producto de sus largas horas de encomiable lucha; nariz alargada señal particular de las personas con audacia y cautela; cejas  pobladas, quijada gruesa, que se hunde entre la abertura del cuello alto de su uniforme.  Ese es el busto, que funge como centro significativo y trascendente de  la principal plaza de nuestra comunidad.


 


Se observa el busto de Bolívar, de cara a la fachada de la Iglesia Parroquial. Cronografía propia de este blog.


Desconocemos el mes y día, de alguno de aquellas dos oportunidades, en el que se  inauguró el busto del Libertador, ni tenemos datos de quién lo elaboró, ni su costo, aunque  podemos asegurar que fue sufragado con  dineros provenientes del gobierno del general Juan Vicente Gómez y de la novedosa renta petrolera.  

 Al llegar la democracia representativa, durante el gobierno de Rómulo Betancourt, se decidió mejorar y acondicionar la plaza para los propios y visitantes. La Puerta se encontraba en pleno crecimiento urbano y ya daba muestras de un incipiente turismo.  Los funcionarios encargados de la obra,   bajaron  el sobrio y templado busto y lo guardaron en un oscuro cuarto de la Prefectura. Su base, la recuerdan nuestros mayores, era de granito pulido, un trabajo hecho por expertos en este material. La remodelación duró dos años, tiempo este, que estuvo encerrado el busto del Libertador.  Encierro que consideramos trato inaudito de preso o al menos contradictorio,  para el paladín de la libertad.  

Al culminar las obras de remodelación o renovación de la plaza, con sus jardineras, y con una luneta  para los actos públicos, culturales  y las actuaciones musicales,    se rescató el cautivo busto de bronce. Entre varios obreros, lo llevaron al centro del lugar   y lo montaron nuevamente  sobre el muñón de la base, ahora de mármol vináceo, el tributo solo de la parte superior  del padre de la Patria, quien volvía aunque con retardo, a ser el vigilante del civismo de nuestra plaza central, aunque lo volvieron a poner a andar con cien ojos sobre el templo y el mismo Callejón de las sepulturas. 

Indudablemente que el día de la inauguración de la renovada plaza y la reinstalación del busto de Bolívar,   hubo un acto solemne que se inició con una oración del cura párroco, seguido de la interpretación de las gloriosas notas de nuestro himno nacional. Era el acto de reenganche del busto sobre el muñón.  El Prefecto, ofreció las palabras de bienvenida a los que asistieron y destacó las obras que se estaban haciendo para mejorar la calidad de vida de los habitantes de La Puerta. Aplausos.

Cuando le tocó el derecho de palabra,  el invitado especial, ante las autoridades y las fuerzas vivas de la parroquia,  destacó el esfuerzo que se estaba haciendo en crear y construir obras para las comunidades, en democracia, y haría alguna referencia a Bolívar y su gesta independentista. Que el Libertador, nos dio con su entrega y lucha, la libertad política, la liberación de nuestros pueblos y soberanía del imperio español, quedando por cuenta de nosotros y de las demás generaciones, conseguir la otra libertad.

No se habló del retardo en los trabajos. La actividad contó con la presencia de las autoridades regionales, del  Concejo Municipal del Distrito  Valera;  el Intendente de educación municipal, y los estudiantes y profesores de la escuela, así como, los representantes de las fuerzas vivas del Municipio y otros distinguidos invitados especiales.

Aguantó las inclemencias del movimiento de cautivo en una esquina del frío piso de un depósito de trastos viejos en la citada oficina pública municipal, porque de todos es conocido que el bronce es más resistente y duro que cualquiera otra aleación común, menos el acero, que lo supera en cuanto a resistencia a la corrosión, la lluvia, sol e intemperie. Protegiendo este metal, la belleza y los detalles de la obra que salió de la fundición artística, lograda por el escultor desconocido.  Purgó de esa forma, aunque fuera Simón Bolívar, como les dije, dos años de obligado cautiverio; por algo tuvo como convicción que era el hombre de las dificultades.  Así es La Puerta.
                                                        




Busto de Bolívar de la plaza de La Puerta, desnudo, sin la placa de mármol y la inscripción conmemorativa de cuando lo reinstalaron en los años 60. Obsérvese las condiciones en que está, en tiempos de pleno auge de las ideas bolivarianas. Cronografía nuestra.

Como se puede  ver en la gráfica, la placa de mármol con la inscripción del tributo al Padre de la Patria, se desprendió, afirmo que se deprendió porque no es de metal ni de bronce, si lo fuera ya estaría en una fundición. Ahora se ve rustico y escarapelado el pedestal del busto, sin la placa conmemorativa. Pregunté el viernes 31 de mayo del 2019, en la Prefectura del gobierno bolivariano por la suerte de esa placa y no la saben. Así son las cosas.  Quizás algún día aparezca. No se diferencia mucho de lo que ocurrió en Italia, en el Monte Sacro, con otro busto de Bolívar, que le reseño a continuación.  





Gráfica de MPCC. Se observa el busto del Libertador en Monte Sacro en Roma, Italia, después del ataque violento de que fue objeto por personas inescrupulosas en los primeros días de mayo del 2019.


Un concejal del Municipio de Roma III, de nombre Francesco Pieroni, publicó denuncia  en las redes sociales,  sobre el vandálico derribamiento del busto del Padre de la Patria, del lugar donde  hizo su histórico juramento por la Independencia de nuestros pueblos. El concejal Pieroni, agregó el siguiente señalamiento:«¿Es divertido destruir la historia? Este busto recuerda el lugar donde Simón Bolívar juró por la libertad sudamericana del colonialismo español el 15 de agosto de 1805. El mismo lugar donde Menenio Agripa había pronunciado su disculpa. Lo pondremos de nuevo con la Embajada de la República Bolivariana de Venezuela en Italia>>. Loable y acertada actitud de este munícipe romano; ojalá esto lo leyeran  nuestros concejales criollos.

 Ese hombre sencillo y feo, porque no se puede decir que era agraciado,  de mirada profunda y ojos grandes, con frente ancha, cabello crespo, nariz amplia y de labios gruesos, reseñado por los historiadores contemporáneos con él, que era pequeño de estatura, el Bolívar humano; debemos rescatarlo del planeta de los dioses  y darle sentido histórico, con toda su carga ideológica en el presente. Considero que los tres hechos que he señalado en los párrafos anteriores, son reprochables por parte de la comunidad, las autoridades tienen la palabra. Vivifiquémoslo como inspiración y fuerza movilizadora para los objetivos colectivos, solidarios y libertarios. Bolívar, como lo han señalado algunos  escritores no es solamente un genio o una época o una guerra multinacional, es realmente un pueblo, una nacionalidad  y una América.


No hay comentarios:

Publicar un comentario