lunes, 17 de junio de 2019

Monumento Arco de entrada a La Puerta, sitio de memoria histórica.



Oswaldo Manrique R.

Para cerrar el siglo XX, se construyó en La Puerta, Estado Trujillo, el Arco de Entrada, conmemorativo de los hechos históricos ocurridos en esta Parroquia.  Esta obra pública y de cemento, con forma de arco,  erigida sin mayor notoriedad durante el gobierno del Dr. Luis Ernesto González y del alcalde de Valera, Dr. Francisco Marval,  se encuentra situada en la carretera trasandina Valera-Timotes, entre El Molino y el sector Santa Bárbara, Parroquia La Puerta.
Adquiere especial significado –en nuestro criterio-, como símbolo de las luchas sociales, políticas y ecológicas que se han dado en el territorio de nuestra cuatricentenaria comarca.  Desde la participación en las trincheras montadas en este valle para enfrentar y repeler al pirata francés Gramont de la Mote y sus 400  filibusteros, para que no pudiera llegar a saquear e incendiar a la ciudad de Trujillo; pasando por el  levantamiento silencioso de nuestros aborígenes, en 1781, con los Comuneros del Socorro,  por tener los habitantes autóctonos, ancestrales  relaciones parentales con la etnia Timotes, este fue uno de las primigenios conflictos frustrados por los hacendados del Valle del Bomboy.
Nos referimos –aunque no exhiba placa ni inscripciones alusivas-, al levantamiento independentista, ocurrido en 1810, con Francisco Antonio Labastida Briceño y Fernández,  a la cabeza; porque “…fue aquí,   en el templo católico de esta comarca, donde Francisco Antonio Labastida Briceño y Fernández, en el año de 1811, recibió la revelación provincial,  ante varios de sus vecinos y del párroco padre Rosario, de lo que iba a ser su destino inmediato, fue precisamente en este lugar donde pudo repetir emulando a nuestro señor San Pablo, cuando le dijo a  los corintios: “ se me ha abierto una Puerta grande y espaciosa”, y también pudo comprender que al asumir la representación constituyente de este pueblo, era el comienzo de una nueva aurora, de los tiempos de cambio, de tomar el cauce de la libertad, que comenzaba a entrar el sol de la emancipación y de la gloria que pronto se pondría en el horizonte de la Patria. 
Estaba escrito que representar a esa Puerta grande y espaciosa, a la que lo unía tantos afectos, era para que formara parte de la Patria adulta, forjadora, soberana  y dueña de su propio destino, apuntalada en el brazo imbatible y en la genialidad del que  comandaría el sueño de los Libertadores.  Para concluir sus palabras ante la asamblea de electores de este pueblo, les diría: ¡honorables vecinos! Comencé con un pasaje bíblico, para agradeceros vuestra confianza y con otro pasaje de este libro sagrado, palabra del mismo Cristo, será con el que voy a concluir. Oíd lo que dijo el mismo Cristo: “¡Yo soy la Puerta!, y el que  por mi entrare será salvo y gozará de la abundancia de todos los bienes”; con esto quiero deciros que mis brazos y atención estarán siempre abiertos para todos los habitantes de este pueblo. Por supuesto este discurso mereció el estruendoso y apoteósico aplauso de los presentes…”  (Manrique).
Agregamos, en la remembranza colectiva,  porque es otra página de la historia local:  la dramática y obligada migración en 1892 de nuestros nativos, producto de la hosca partición judicial de las tierras del Resguardo Indígena, que conforman hoy la poligonal urbana de La Puerta;  así como,  la estruendosa, fratricida  y brutal  Batalla del Portachuelo de Malpica –Cuesta La Mucutí, en 1892, en la que el indio y general Rafael Montilla Petaquero (Tigre de Guaitó), comandando las fuerzas liberales, dio una estocada fulminante a las tropas de la oligarquía regional. Soy de los que cree, que este sencillo monumento levantado en tributo de esos hechos y otros mas, que dejaron huella y aportaron a la identidad, pertenencia e historia de nuestra comarca, debe ser rescatado y conservado bien por las autoridades o por una fundación conservadora de nuestro patrimonio cultural; merece, igualmente, celebrar su acto inaugural, porque fue en este pueblo por donde entró Bolívar con su escasa tropa a Trujillo, a dictar el heroico mandato que le aportó Conciencia Americana a la confrontación  independentista librada en Venezuela: el Decreto de Guerra a Muerte.




El arco de entrada a nuestra parroquia. Obsérvese el estado de abandono y falto de mantenimiento de este monumento histórico de La Puerta. Cronografía propia de este blog.


Los ocurrentes integrantes de la Junta Parroquial de esa época, se trazaron este proyecto para que el pueblo tuviera un icono que lo identificara como pueblo. Nayim Vielma su Presidente, recuerda que la arquitecta Marlene Palomares lo diseñó. El sitio que habían escogido fue en la “Y”; el espacio que podían disponer no les daba para construirlo. Bajaron un poco más, y antes de llegar al histórico Molino de Mimbom conversaron con 2 hermanas, que son las dueñas del lugar, quienes gustosamente accedieron a donar el espacio. El proyecto lo aprobó el alcalde y procedieron a construirlo, sin mayor alharaca.
El arco, que promovemos su rescate,  destaca dos puertas abiertas, significando toda la poesía y el canto que se le ha dispensado a nuestra parroquia.  Recuerda también, la lucha ecológica de trascendencia nacional e internacional en las décadas de los 70 y 80 del siglo pasado, enfrentando a los constructores, gobernantes, políticos y los nuevos gamonales, en su proyecto ecocida en las tierras despojadas de los resguardos indígenas, todas esas acciones y movimientos decisivos, forman parte de nuestro acervo histórico y que se simbolizan y se le dan elevación histórica con este monumento. En la misma forma que lo construyeron, igualmente fue inaugurado: sin estruendo, ni bombas, sin uniformes, ni micheras, ni musiquita,  ni mayor alharaca. 
Por eso, esta obra, aun cuando no está ubicada en un lugar de entrada de nuestra parroquia, como pudo haber sido en Las Delicias, límite de la jurisdicción con el hermano pueblo de Mendoza Fría o con los lindes de  Timotes, y que no tenga el valor artístico y estético o que no se le dé el mantenimiento necesario, no le quita su valor histórico y el objeto cultural por el cual se construyó. Los otros integrantes de la Junta Parroquial, eran los amigos Fermín Torres y el profesor José Alarcón, el popular Cholo. Se habían propuesto, según me dijo Nayim, además de construir este simbólico hito, convertir la zona urbana, la plaza y área cívica, en un paseo peatonal durante las temporadas altas y vacacionales, esto no lo consiguieron; junto con la obtención de un camión recolector de basura, que si lograron traer en comodato a La Puerta.   




               Otra gráfica del monumento de entrada.  Cronografía propia de este blog.


Cada vez que se pasa por este monumento, nos hace recordar el curso posterior a estos hechos, de la vida de los habitantes de La Puerta, que debería depender de lo asimilado de esas duras lecciones de nuestros antepasados, otros son indiferentes, con lo que expresan su sentir. Este arco, es parte de nuestra memoria colectiva. Soy de los que piensan que esta obra debe ser rescatada y conservada, adoptarla como símbolo de nuestra parroquia, de su memoria histórica y convertida en patrimonio histórico cultural, por su significado.   

domingo, 16 de junio de 2019

La Carretera de La Puerta. La promesa del Vicealmirante Wolfgang Larrazábal y Fabricio Ojeda en 1958.



Oswaldo Manrique R.

         Hasta casi mediados del siglo XX, La Puerta no tenía carretera, signo de aislamiento, desamparo e incomunicación de esta población. El ramal vial de Pie de Sabana (Carvajal) a Valera, solo llegaba hasta Mendoza. Antiguamente, solo contaba con sendas, veredas, picas,  vericuetos y el camino intermontano del Páramo La Culata- La Puerta, que conectaba con los pueblos del Sur del Lago de Maracaibo (Puerto de Gibraltar), y por supuesto con el Mar Caribe, trayecto que hacían los pobladores a pie o en bestias, en jornadas de muchas horas y días; era más fácil comunicarse con estos pueblos y con los de Mérida, por su escasa distancia con Timotes y los de Barinas, que con la ciudad de Valera y Trujillo.
Existían, angostos caminos antiguos de tierra, mayormente paso de recuas. De Trujillo a La Puerta, había una distancia de 72 kilómetros (Bennet). De Valera a La Puerta 49 kilómetros. Las cargas de los productos y los suministros necesarios, que podían traer desde La Ceiba-Motatán por el Ferrocarril, comenzó a funcionar en 1896.  
La gran carretera trasandina fue decretada por el Presidente Juan Vicente Gómez, el 19 de abril de 1923, y a pesar de que avanzó mucho en su construcción en los tres Estados andinos, esta obra no llegaría sino mucho tiempo después a nuestra comarca.  Llegó hasta el trayecto Valera-Quebrada de Cuevas-Timotes y el ramal  Valera- Mendoza Fría (20 Km), según la Guía de Bennett, de 1927.  Para este año, estaba a nivel de estudio la factibilidad de construir el trayecto Mendoza –La Puerta, de 8 Kilómetros. 
En la década de los años 50,  durante la dictadura del general Pérez Jiménez, se fue construyendo la carretera Mendoza-La Puerta, era de tierra y angosta,  ya existía según Bennet,  la de Valera-Mendoza, y el Edificio Municipal. 

Vista de la carretera Trasandina, segmento Los Barriales-La Flecha, de la parroquia  La Puerta.


La promesa al pueblo de La Puerta, de un marino golpista, jefe de gobierno y  candidato presidencial.

“…El ambiente de expectación en la plaza Bolívar de Valera, era refulgente.  Ya había entrado al palacio municipal, a reunirse con los miembros del Consejo Municipal, representantes de las fuerzas vivas y otros invitados. En la plaza lo esperaban, aunque no estaba previsto que hablara, porque eran casi las 8 de la noche y sus compromisos en Trujillo, celebrando los actos del cuatricentenario y lo esperaban. Era el 8 de octubre de 1958; en las esquinas, grupos de jóvenes, principalmente mujeres gritaban su nombre y le daban vivas; ya se asomaba como el candidato presidencial  de los urredistas de Jovito Villalba y los comunistas del PCV, era el carismático de la contienda electoral. Además de marino de guerra, cantante, tocaba el cuatro y bien parecido, fungía como Presidente de la Junta Provisional de Gobierno.
Muchos banderines amarillos se observaban por los alrededores de la plaza. Llegó en compañía de Fabricio Ojeda y del ministro Numa Quevedo, en un carro descapotado, saludando con la mano alzada y sonriendo. Entrando al palacio, una de las jóvenes valeranas lo emplazó: “Golfan, no te olvides de Valera”. Él sonriendo, le respondió con un movimiento de cabeza: ¡No!, y siguió hasta el salón de sesiones.
Al concluir la reunión, salió  con  los concejales, con  Fabricio Ojeda, líder de la jornada cívico-militar del 23 de enero,  y del Ministro Numa Quevedo, que lo acompañaban desde Caracas en toda la gira de cierre de campaña. La gente en la calle entusiasmada, lo aplaudía y quería escucharlo, quería saber cuál era su propuesta y promesa electoral para el Distrito. Lo llevaron a la plaza Bolívar. Por el micrófono, se escucha el saludo al boconés  Fabricio Ojeda, el héroe civil del 23 enero. 
Fabricio en los preparativos de la gira del vicealmirante, había recorrido previamente con Augusto Valbuena y Elbano Pardi, dirigentes de URD, las zonas altas, hasta La Puerta y Timotes, para conocer esa realidad. Anuncian al candidato y toma el micrófono.


Cronográfica de 1958. de derecha a izquierda, el sonriente, de traje civil es Fabricio Ojeda, a su lado conversando el Vicealmirante Wolfgang Larrazabal, acompañado con oficiales del alto mando militar.   


El vicealmirante Wolfgang Larrazábal Ugueto, dijo que se acababa una etapa siniestra para Venezuela, la dictadura que había sembrado de atraso a Trujillo. Antes de cerrar su intervención, sorprendió a sus escuchas prometiendo que al ganar y asumir la Presidencia de la República, ordenaría inmediatamente la pavimentación de la vía Valera- La Puerta.  Fue su promesa electoral con esta zona. Radio Valera, había dispuesto un operativo que cubrió toda la gira del Vicealmirante. Fabricio y los organizadores de la gira, al recomendarle al jefe de gobierno-candidato que se comprometiera con esa obra vial,  lo hicieron  porque necesitaba atención esta carretera, para la actividad agrícola y como conexión vial con los pueblos de Mérida.  El Diario El Tiempo del día siguiente,  reseñó: “…LARRAZÁBAL EN TRUJILLO. Llegó al Palacio Municipal donde, acompañado de Numa Quevedo y Fabricio Ojeda, se dirige a una entusiasta multitud que lo aclama en la Plaza. Allí aprovecha la ocasión para prometer la pavimentación de la carretera Valera-Mendoza-La Puerta-Timotes (la foto capta el momento que Larrazábal se dirigía a los valeranos acompañado de Fabricio Ojeda y del Ministro Numa Quevedo). De allí se dirigirán a la ciudad de Trujillo donde llegaron a las 10 de la noche para dar un mitin en la Plaza y al siguiente día clausurar la celebración del Cuatricentenario de Trujillo…”   (Diario El Tiempo. 22 de Enero del 2012. El año del 23 de enero). El vicealmirante Larrazábal, no ganó la elección, y Fabricio Ojeda, decepcionado de los malos gobiernos del pacto de Puntofijo, se convirtió en comandante guerrillero, fue capturado en 1966 y  asesinado en una de las celdas del Palacio Blanco, sede de la Guardia Presidencial, a pocos metros del Palacio de Miraflores”. (Manrique, Oswaldo. Historia Local de La Puerta. Inédito).  A finales de ese mismo año 1958,  la carretera a La Puerta comenzó a ser pavimentada, según el buen presagio de estos personajes.



sábado, 15 de junio de 2019

Acotaciones sobre el Decreto de Guerra Muerte (15 junio 1813).




                                                                             Oswaldo Manrique R.


En la continuación de mis artículos sobre el Padre de la Patria, cuyo pensamiento y aportes políticos y militares aun gozan de ser motivo de análisis y discusiones,  voy a referirme a un evento extraordinario y polémico que ocurrió en nuestro Trujillo, y que  marcó la carrera militar y política de nuestro épico personaje en la lucha por la libertad de los pueblos: el Decreto de Guerra a Muerte.
Al pasar “en veloz ofensiva” (Liévano Aguirre, Indalecio. Bolívar, Biografía. Tomo II. Pag.14. Biblioteca Familiar. 2006) el día 12 de junio de 1813, por  La  Lagunita- Páramo de La Puerta, Bolívar con su séquito y la poca tropa que le acompañaba, llegó a la hacienda San Francisco, en la Cañada de Mendoza,  propiedad del patriota y Constituyente de La Puerta Dr. Francisco Antonio Labastida Briceño y Fernández, donde pasó la noche y al día siguiente estará en la casa del padre Rosario en Carmania. 




Fotografía del cuadro al oleo: Bolívar espada en mano y a toda velocidad en su caballo blanco, en señal de ataque.  Tomada de Prensa vtv.gob.ve.



<<…Difícil es albergar duda de que el Libertador, no pensó en la contradictoria composición del movimiento independentista de Trujillo.  Quizás eso ocurría en la mayoría de las ciudades y pueblos. Si bien es aceptado por los historiadores la enorme influencia de la ideología liberal republicana  francesa, en el seno del movimiento emancipador trujillano, por las características de su dirección política y militar, en la que se involucran sacerdotes de formación idealista-religiosa y ponemos como ejemplo, la redacción de la Constitución de Trujillo de 1811, por el padre fray Ignacio Álvarez,  así como,  alcaldes,  concejales y funcionarios del gobierno colonial, ricos propietarios y militares de pensamiento imperial,  junto con hombres formados en el contexto de la iluminación anglo-francesa. Esta mezcla de concepciones y mentalidades si se quiere adversas,  solo las hacia coincidir un solo objetivo de carácter provincial: lograr la separación e independencia del gobierno principal de Maracaibo, lo que por consecuencia, los hacía apoyar el movimiento libertador de toda Venezuela, toda vez, que era absurdo sostener la  liberación del territorio de Trujillo, rodeados de ciudades en poder  de los realistas. Labastida creía en ello y se puede considerar y sirve para la discusión, como una contradicción determinante. 
Bolívar meditaba sobre la información que disponía, la de Santander, sobre la huída de los militares godos hacia Trujillo, y la que le suministró el coronel Vicente Campo Elías, mediante despacho al  trujillano Dr. Cristóbal Mendoza, cinco días antes de posesionarse del cargo de Gobernador de Mérida, haciéndole  saber que, las fuerzas realistas se movilizaban entre Escuque, Betijoque, Carache y la zona baja.  Mendoza se posesiona el 18 de mayo de 1813.




Bolívar el hombre de las dificultades.  Gráfica  tomada de: resumenlatinoameriano.org.


Al entrar al primer pueblo trujillano: La Puerta, su principal preocupación era la marcada diferencia entre sus pocas tropas y las del realista Monteverde, al que tenía previsto enfrentar. Necesitaba crear nuevos batallones. Los días que pasó en esta provincia, los dedicó precisamente a eso, al reclutamiento de tropa, inclusive, emitió una proclama con ese objetivo, “…ofrezco indulto y garantía a todos los soldados dispersos del ya exterminado ejercito de Correa y a los que se presenten con su fusil, bayoneta y fornitura , la gratificación de cuatro pesos…”; en Trujillo, Bolívar paso días de amargura, dedicando su tiempo a esta actividad, se dio cuenta con mucha decepción que la gente no cooperaba con la causa emancipadora. La juventud no era entusiasta, como la neogranadina y el colmo, los mismos campesinos huyeron a los montes, para evitar ir a combatir por la libertad de la Patria. Uno de los más destacados biógrafos del Libertador, Indalecio Liévano Aguirre, escribió: “…Ni víveres, ni bestias, ni armas, ni soldados les fue posible conseguir a las tropas republicanas, pues la población se encargaba de esconderlo todo, presentando una resistencia pasiva a los esfuerzos de los oficiales republicanos…” (Liévano Aguirre, Indalecio. Bolívar. Tomo 1. Pág. 70. Edición Cubana. 2001). Algunos de sus colaboradores, al ver esa situación, le aconsejaron que desistiera de su Campaña, lo que meditó bastante para tomar una extraordinaria determinación. 
         El 13 de Junio, el Libertador sale con su séquito y tropa y hace un recorrido  de reconocimiento a las cercanías de Escuque y otros sitios que ya habían sido liberados por la vanguardia comandada por Girardot, cuando va en ruta a Betijoque, en el sitio  El Boquerón, lo aborda  un grupo de Indígenas que le muestran el Agua Negra o Mene, es decir, petróleo que El Libertador denominó: “Colombio”, le obsequiaron unos recipientes. Es conveniente señalar al igual que Ortiz Malavé, que   ” …El “Mene”, como lo llamaban los primeros pobladores de esta tierra, siempre estuvo presente entre nosotros. Desde la conquista, los españoles tenían conocimiento de un “jugo de la tierra” que aflora igual en Cubagua que en Maracaibo y sirve de combustible para iluminar, de impermeabilizante para calafatear las naves y algunos le atribuyen propiedades medicinales…” (Ortiz Malavé, Argenis. De cuando Maracaibo era pueblo, y Gibraltar capital.  Fondo Editorial UNERMB.pag.21.  Maracaibo, 2015); evidentemente fluía petróleo y los Timotes ya lo utilizaban; podría considerarse ésta, la primera  explotación no mercantilista de este recurso. El Libertador,  retomó la marcha, en la tarde  y va a la Hacienda   Carmania acompañado del coronel Atanasio Girardot y el mayor Urdaneta, donde se reunirían con el cura párroco de La Puerta, el Padre Francisco Rosario, y otros vecinos patriotas de La Puerta y Mendoza, Jajó y la Mesa de Esnujaque, y luego participaría en la celebración del cumpleaños de este sacerdote. 
Al día siguiente, emprende camino hacia su destino inmediato, “…Ocupado Trujillo por Girardot, Bolívar avanzó llegando al anochecer del día 14…” (Ruiz Rivas: Tomo I, pág. 202).  Este lunes 14 de junio, llega a Trujillo, a redactar lo que era el centro de su preocupación inmediata, en el camino, iba reflexionando sobre las ideas más importantes que debía contener esa Proclama, tardó  toda la noche redactando y corrigiendo, cuando eran como las 5 de la mañana del martes 15 de junio, terminó de dictar lo definitivo  al secretario.  El oficial y secretario que tuvo a su cargo   hacer las anotaciones de lo que le dictaba Bolívar  y copiar la Proclama de Guerra a Muerte, fue el Coronel Pedro Briceño Méndez.  La leyó en voz alta ante los pocos oficiales de su guardia personal presentes, lo escucharon y al culminar, se vieron la cara unos a otros, demostrando con ello, la fuerza del contenido y las consecuencias que iba a traer en el futuro inmediato: la Guerra a Muerte.  El Decreto de Guerra a Muerte según algunos historiadores, se firmó en Trujillo, en la hoy Casa del Centro de Historia de la ciudad capital…>> (Manrique, Oswaldo. Historia Local de La Puerta. 2019).  



   
Fotografía del cuadro al oleo: de la  firma del Decreto de Guerra a Muerte en Trujillo, el 15 de junio 1813,   dos días después de haber entrado por el Páramo de La Puerta a nuestra Provincia. Se observa en el cuadro, al Libertador de pie, terminando de dictar la Proclama, preparado para firmarla y el coronel Pedro Briceño Méndez, sentado copiando, ante varios oficiales.   Grafica Prensa: Yvke Mundial/telesur.


 La idea del Decreto de Guerra a Muerte, la enarbola y la pone en práctica el prócer trujillano coronel Antonio Nicolás Briceño (El Diablo), quien se la propuso a Bolívar, antes de emprender la Campaña Admirable, por lo que hubo ciertas diferencias entre ellos. Desesperado éste, por las condiciones en que emprendía la guerra para liberar a Venezuela, analizó muy bien la propuesta, y como varón que era frente a las dificultades, se decidió y la dictó personalmente. Con esto, marcó definitivamente el lindero, para dar paso a la conciencia americana, como actitud nacional y espiritual frente al imperio español;    en síntesis ¡que triunfaran las tormentas del odio donde habían fracasado las luces de la libertad!
La aspiración estratégica del libertador, era establecer una posición  que favoreciera a los americanos, aunque fueran enemigos de la causa, y la guerra sin cuartel contra los españoles y canarios, así impedía el crecimiento progresivo del ejército realista con nativos americanos,  al igual que con los desertores. El historiador Indalecio Liévano Aguirre, lo explica en forma muy didáctica así: “…el propósito de Bolívar de crear una frontera definitiva entre España y América, en el cual se engendrara la conciencia americana frente a la Metrópoli. A la lucha de razas y castas desatada por los caudillos españoles, que habían hecho de la guerra de emancipación una guerra civil entre americanos, Bolívar contestaba con la guerra a muerte, destinada a  transformar la lucha en una mortal contienda entre españoles y americanos, a unificar al Nuevo mundo frente a la Metrópoli conquistadora…” (Liévano Aguirre, Indalecio. Bolívar, Biografía. Tomo I. Pag.71. Biblioteca Familiar. 2006).  Este sería uno de los pilares sangrientos, que fueron cimentando la conciencia Nuestra americana.




Toma fotográfica de las condiciones en que se encuentra actualmente el busto del Libertador,  de la Plaza Bolívar de La Puerta. Cronografía propia de este blog.

La insistencia que se tiene al seguir publicando las fotografías de las deplorables condiciones actuales del busto de Bolívar, tiene como objeto que las autoridades tengan conciencia de la desidia que se tiene desde hace varios meses, con este monumento tributo al Padre de la Patria, que nuestros antecesores inauguraron hace casi 90 años, en esta plaza.


miércoles, 12 de junio de 2019

El paso de Bolívar por La Puerta (1813).


Oswaldo Manrique R.


A propósito de cumplirse este 12 de junio, 206 años del paso del Libertador Simón Bolívar, por La Puerta, es pertinente aclarar por didáctica, cuál fue el día que entró  y el recorrido que hizo al ingresar a la provincia de Trujillo, precisando ese lugar  y las razones para ello.
         Se ha escrito erradamente, bien por desinformación o por querer darle cierta sonoridad épica a nuestras comarcas -lo que en estos tiempos es fatal-,  que el Padre de la Patria habría “visitado” La Puerta, su plaza y su iglesia, también El Molino, Las Delicias, que igualmente se habría tomado un chocolate en la Casa de Manantiales en Los Cerrillos, que habría entrado a la hacienda La Concepción de los Briceño, en Mendoza Fría, y en fin, se habría bajado de su caballo en todos los lugares, hasta llegar a la casa del Padre Rosario en Carmania.




Gráfica tomada en junio del 2019, del busto tributo al Libertador, ubicado en el centro de la plaza Bolívar de La Puerta. Obsérvese las condiciones en que se encuentra, sin la placa leyenda.  Cronografía propia de este blog.



Los historiadores clásicos, nos han enseñado que hay dos factores que operan   forzosamente en la desaparición de un  buen lote de valores: el tiempo y el olvido; yo agregaría que también,   la distorsión  o la simulación de los hechos históricos.
He leído en una publicación de nuestra iglesia, que Bolívar “...visitó La Puerta en dos ocasiones: el 6 de junio de 1813, cuando se dirigió de Mérida a Trujillo…y en noviembre de 1820, cuando se dirigió a Trujillo para firmar el Armisticio y la Regularización de la guerra…” (Revista San Isidro hoy. Publicación de La Puerta. 2012). Esto me sorprendió porque me puso a pensar que hay dos o más historias con diferentes y particulares fechas sobre el ingreso del Libertador a Trujillo y las circunstancias de modo, lugar y tiempo en que se dio ese ingreso, lo que va en dirección distinta a las fuentes documentales existentes basadas precisamente en la obra epistolar del Libertador y de otros oficiales protagonistas de esos hechos.

  

La entrada triunfal de Simón Bolívar a La Puerta, y su marcha por la ruta indígena del Páramo.


 Siguiendo el rumbo marcado por Simón Bolívar, transcribo párrafos de un trabajo nuestro:  
“…En el desarrollo de su  Campaña militar Admirable, el Brigadier Bolívar llegó a Mérida el 23 de mayo de 1813,   donde es ungido con el título de Libertador. Debe destacarse que, en marzo de este año, el abogado y coronel Antonio Nicolás Briceño, llevó a Cúcuta alrededor de 200 hombres, para sumarse al  ejército emancipador.  Como parte de sus planes, el genio militar envía previamente a Trujillo, con antelación a Luciano D’Eluyar hacia Escuque a perseguir a Correa y sus tropas. Sobre la duda sembrada acerca de la batalla de Ponemesa, cerca de Betijoque, es pertinente la referencia que hizo el biógrafo de Bolívar, Ruiz Rivas,  “…El 3 de junio Luciano D’Elhuyar y Hermogenes Maza topan en el Páramo de Mucuchíes con los restos de las fuerzas de Ramón Correa y las arrojan de Ponemesa a Maracaibo…” (Ruiz Rivas, Guillermo. Simón Bolívar. Más allá del mito. Pág. 200, Fotoprin, Caracas, 1972). Además de esta referencia, el Cronista de Betijoque Rafael Arguello, mencionado por Contreras, escribió que la batalla ocurrió el 4 de junio de 1813, el ejercito de Bolívar, fue dividido en dos columnas, una comandada por D’Elhuyar y la otra por el trujillano Manuel Gogorza. El Libertador entró a la provincia de Trujillo el 12 de junio de 1813, y el 14 sale de Mendoza hacia la ciudad de Trujillo (Benigno Contreras.  Personajes trujillanos. Pág. 80. Ejemplar de Biblioteca MBI. Trujillo).   Al Coronel Atanasio Girardot lo envió a Trujillo, como jefe de la vanguardia, con unos 500 soldados patriotas, 800  caballos y un caudal de 40 kilos en pesos de oro.  Éste, entra el 9 de junio a la ciudad de Trujillo y forma un gobierno provisional, convocando el día 12 de junio a cabildo con el objeto de hacer público las decisiones del nuevo gobierno y la llegada en los próximos días, del Libertador, que había salido el 10 de junio de la ciudad de Mérida…” (Tomado de mi libro: Manrique, Oswaldo. Historia Local de La Puerta. 2019). Esta secuencia nos indica, que Bolívar ingresó a La Puerta desde Timotes, pasando por La Mucutí, el día 12 de junio de 1813 y que no pudo entrar a La Puerta, el día 6 de junio de 1813, como erradamente se ha escrito; el otro aspecto que se debe aclarar, es por dónde entró.   
 



Fotografía de cuadro pintado al oleo, de Bolívar saludando, sobre su imponente caballo blanco, al fondo la Cordillera. Tomado de: actualidad.rt.com


“… El brigadier,  “…ordena al Coronel Ribas cubrir la retaguardia y parte el día 10 para acampar en el lugar denominado Mendoza…” (Ruiz Rivas: Tomo I. pág. 200). Se entiende que partió de la ciudad de Mérida y acamparía obligatoriamente en Timotes.
 “…El criterio de varios cronistas e historiadores, en la oscuridad de la madrugada del 11 de junio, el cura párroco de La Puerta, Pbro. Francisco Antonio Rosario, salió  de su casa en El Cucharito para Timotes,  con caballos y  mulas para la remonta de los oficiales y tropa, con voluntarios indígenas, mestizos y esclavos para sumarse al ejercito patriota, además de varias  cajas con monedas de oro y plata que  habían aportado él y colaboradores de la causa  emancipadora, con recursos económicos, en su mayoría hacendados, comerciantes, artesanos y sacerdotes (Rosario Tavera, Huma. Trujillo, epicentro de la Campaña Admirable. Imprenta Oficial. Trujillo, 2009).    Entra a buena hora a Timotes, y espera la llegada de Bolívar, para unirse a él, en su cruzada por Trujillo. Al verlo, Simón Bolívar se alegra, bajó del caballo y se saludan con un fuerte abrazo, el padre Rosario le da la bienvenida y lo pone al tanto del personal que había llevado, los recursos y de los sucesos ocurridos con la recorrida del ejército  comandado por  Girardot. Luego de que acoplan los pocos trujillanos voluntarios  a las columnas revolucionarias,  emprenden la marcha con una fuerza militar  que venía organizando al paso que se iba produciendo la liberación de los pueblos de la cordillera andina.  El profesor Contreras, escribió que El Libertador entró a Trujillo el 12 de junio. El 14 sale de Mendoza (Benigno Contreras.  Personajes trujillanos. Pág. 80. Ejemplar Biblioteca MBI. Trujillo)…” (Manrique).  Coincido con esta afirmación porque debió llegar a Timotes a descansar luego del largo y escabroso paso por el páramo de  Mucuchies y El Águila;  salir de allí el 12 de junio, pasar a La Mucutí, La Lagunita y coger rumbo al Páramo de La Puerta, que era la ruta indígena expedita y rápida y segura, la intermontana de La Culata que existía, y llegar a la hacienda San Francisco (como lo afirmó Américo Briceño Valero, fue la primera casa trujillana donde llegó) en Mendoza Fría, propiedad del prócer civil y Constituyente de La Puerta, Dr. Francisco Antonio Labastida Briceño, en donde pernoctó la primera noche en esta Provincia (No existía carretera Timotes-La Puerta).  La segunda casa donde estuvo y pernoctó, fue en Carmania, propiedad del padre Francisco Rosario, cura párroco de La Puerta.




Vista del monumento levantado en tributo a nuestro Libertador, rememorando su paso por los Andes en su genial Campaña Admirable. Está ubicado en el punto carretero más alto de Venezuela,  denominado pico Cóndor (anteriormente El Águila), a una altura de 4.118 m.s.n.m. Foto: Miozotis Fabelo. Encontrada en:  http://www.radiorebelde.cu.
  
                                              

“…Al sonar el clarín, aquel grupo de hombres y mujeres, partieron de Timotes siguiendo a la escuadra de línea. Ese sonido anunciaba que seguían el camino hacia las intrincadas montañas de Trujillo. Entraban a una zona de agonizante histeria realista que habían padecido con particular saña pueblos como Escuque, Betijoque y Carache, que parecían plazas inexpugnables.  Al pasar por  la Loma de La Mucutí, ya los jinetes  de exploración le informaban que vecinos de La Puerta, lo esperarían en La Lagunita para saludarlo, solo faltaban 15 kilómetros por recorrer para llegar a  la hacienda San Francisco.  Él requería andar a paso ligero, y  por sitios donde pudiera evadir las emboscadas y los francotiradores enemigos.  Pocos fueron los trujillanos que avanzaron por colinas, montes y montañas, ríos y quebradas durante varios días para sumarse al ejército en su marcha libertadora. 
A primeras horas de la mañana, los destacamentos que acompañaban al Libertador, comenzaron a concentrarse en la calle real de Timotes; los que los observaban sabían la intención de esos soldados que desde Cartagena, iban a la toma y liberación de Trujillo; salieron de Timotes.  Pasaron  La Mucutí;   se adelantó la escuadra exploradora y de reconocimiento. Llega a La Lagunita, que se encuentra a varias leguas  del centro y plaza del  pueblo de La Puerta, donde no va a entrar porque pierde tiempo, revisan que entre la vegetación de mediano porte, que se da en aquel  sitio,  estuviera despejada de soldados o fanáticos realistas.   Este humedal lo rodean algunos matorrales, pastizales y un pequeño pastoreo.
Siguen la marcha, por un camino que la divide en dos partes, una mayor que otra, el área inundable.   En horas de la tarde, en una senda muy transitada por indígenas, al llegar a las cercanías de La Lagunita,   probablemente fue aquí, donde lo abordaron  Francisco Javier Briceño y su mujer Gertrudis, recién llegados luego de la fuga de la cárcel de Puerto Rico, para incorporarse al ejército libertador.  Las mujeres, niños  y ancianos reunidos en aquel sitio, al ver la primera escuadra militar, gritaron ¡allá viene!, ¡allá viene!  Cuando observaban que se acercaba, provocó que aumentara el bullicio. Se aproximaba Bolívar junto a su sequito; se veía imponente y portentoso sobre su caballo, que también venia con aspecto de guerra. Por donde pasaba, veía mayor número de mujeres, niños y ancianos, que lo saludaban a su paso y le llevaban comida, frutas y otros presentes.  Al llegar a un punto de la Lagunita,  ve y escucha  la aclamación y alegría de esa multitud. Él saluda con su mano en alto, lo reciben y le gritan ¡Viva Bolívar!, ¡Viva Simón! y alguna turbada señora a todo pulmón diría en buen español: ¡Viva Bolívar, carajo!  Sonreía, no veía hombres en esa recepción espontanea en el camino popular, que se le  dispensaba  al gigante de la Patria.  Sabían que los realistas al mando de Correa huían del ejercito  patriota, y la gran mayoría  conocía que a partir de ese momento, que La Puerta  ingresaba al tiempo de instauración de la más implacable, audaz y atrevida reivindicación social: la libertad…” (Manrique).  Lo que sí se puede asegurar, es que cuando  Bolívar, y sus huestes del ejército neogranadino, pasan por un costado de La Lagunita, para tomar el Páramo de La Puerta,    experimenta una sensación llamativa  de aquel monumental paisaje, y le sorprende el saludo y entusiasmo de aquellas mujeres, que sin ellas, no hubiera prestado atención. Precisamente eso, lo ayudó a recuperar la realidad, desde otro punto de comprensión, y de armonía con ellas.
 “… Por ahí,  ingresan a la alta travesía y continúan hacia el páramo, en ruta a las 7 Lagunas. Algunas mujeres  sabían que pasaría necesariamente por ahí; era el momento de verlo, conocerlo y saludarlo; también para bendecirlo, alabarlo y desearle éxito  en la campaña que aquí continuaba. A pesar de las limitaciones que acongojaban a la mujer de la colonia, sus lecturas y conversaciones sobre el movimiento emancipador, era de mucha importancia para ellas. Estaban informadas del avance en cuestiones de derechos civiles que aunque no mejoraban su condición, el alcance no se contradecía con el objetivo mayor de la lucha: la libertad de Venezuela.
         Todo esto transcurre en la tarde del 12 de junio del 1813, cuando el ejército libertador conducido por el Brigadier Simón Bolívar, entra triunfal al primer pueblo trujillano que le toca pasar: La Puerta. Ya Girardot y D’Elhuyar, habían puesto en fuga a los contingentes realistas al mando de Correa, que aun quedaban en Mérida, y ya tenía la información de lo que había ocurrido en Ponemesa, combate donde  también participaron las guerrillas trujillanas del coronel  Vicente de la Torre, que  dio como resultado el desplazamiento de los súbditos del Rey hacia Maracaibo. Seguía avanzando.
            Ese mismo día, y después de siglos de estar sojuzgadas por el imperio español, esas mismas tierras, ese primer pueblo trujillano que pisaba, pasaban a ser venezolanos en libertad. De aquí en adelante, los trujillanos ya no serian lo mismo, había en aquel mediano cuerpo que saludaba, un comandante, un líder, era la figura máxima de aquella revolución,   pues el ideal libertario se difundía a diario y superaba la fuerza misma de sus impulsores.

 

Foto de la casa colonial de la hacienda San Francisco, Mendoza Fría, Estado Trujillo,  donde al parecer  se alojó Simón Bolívar, el 12 de junio de 1813. Cronografía propia de este blog.


 Era evidente, que Bolívar, al asumir la comandancia del ejército libertador, lo hacía en un tiempo de mucha convulsión política, pero de mucha confusión y en algunos casos, ambivalencia entre los blancos criollos y los peninsulares; él como hombre de gran talento y sapiencia, estaba consciente que aquel momento era estelar para la lucha por la emancipación, y requería lograr el compromiso de los trujillanos y contar con el mayor de los apoyos para la causa, eso era decisivo.  Al retomar la marcha, volvió a extasiarse en el espacio de los héroes, que lo escoltaba desde la  Nueva Granada. Comprendiendo a la vez, que el trayecto de su meta, era preocupante y avanzó arrojadamente hacia el Páramo de La Puerta, hacia las 7 Lagunas, a paso de vencedor. Era la luz nueva que necesitaba el pueblo.  
         Tarde pero advirtiendo que aun le faltaban 4 horas de camino  y que aun clareaba, se mete y toma el camino del Paramito,  con su tropa, toda vez que los caminos antiguamente eran entre montañas, se enrumba hacia el Paramo de La Puerta. Se franqueó por la travesía indígena del páramo y las 7 Lagunas, de pronto se tornó neblinoso y comienza a bajar la temperatura.  A su paso observa algunos techos de paja despidiendo el humo de los fogones. Se dirigen a La Calzona, ante ellos se les presenta una  de las 7 Lagunas y santuario de los aborígenes.  En lo alto del páramo, en Piedras Blancas, en una disminuida panorámica, ven  El Arbolito y  solo encontró mujeres y niños saludándole, esto le produjo un arranque de frio intenso, que solo lo aminoraba el calor del viaje y el entusiasmo de sus fieles compañeros.
Iba  pensativo y de vez en cuando conversaba en algunos parajes con el oficial de su séquito sobre lo que iban  viendo en el camino.  Van por la senda de La Perdida, acercándose a la Laguna de San Juan, el temor a una inminente emboscada realista, se fue diluyendo en la medida que atravesaba el páramo y se acercaban a unos pocas leguas a El Paují, para llegar a La Mocojó; aquí  envió a un jinete  a explorar la hacienda San Francisco,  a la casa del Dr. Francisco Labastida Briceño, en donde le habían preparado agasajo y comida. Se movió  con cierta rapidez y el soldado regresó a informarle que había paso franco.  Aquí pernoctó el Libertador esa noche y previamente se reunió con Labastida Briceño para discutir sobre el Decreto de Guerra a Muerte y con los hermanos y parientes de Antonio Nicolás (El Diablo) Briceño…” (Manrique).   El Constituyente de La Puerta, era primo del coronel  Antonio Nicolás Briceño.


Fotografía desde otro ángulo de la casa de la hacienda San Francisco,  propiedad del Constituyente Francisco Labastida Briceño, donde  según el historiador Américo Briceño Valero,  pernoctó el Libertador, el 12 de junio de 1813. Cronografía propia de este blog. 



“…Hasta ahora, se ha tratado como ruta del Libertador, la que  indica el   derrotero  que marca  la carretera actual Timotes-La Puerta- Mendoza Fría- Valera. Para apartarnos de esta opción, se tomó en consideración que Bolívar por el momento crucial de la guerra, 1°) no debía tácticamente parar en distintos lugares del camino, lo que le atrasaba la marcha; Bolívar cuando le llegó la autorización del Presidente de la Confederación de Nueva Granada, José Camilo Torres Tenorio para entrar a Trujillo, su plan ya había sido delatado, y ordena al coronel José Félix Ribas, Jefe de la retaguardia avanzar ligero y reunirse con Girardot en Boconó, pensó en la inminente arremetida del ejército realista acantonada en Barinas.  Desde Bailadores, fechada el 24 de abril de 1813, Francisco de Paula Santander, le escribió carta en la que le informa que los militares realistas abandonaron la ciudad de Mérida, y se dirigían a concentrarse en  Trujillo (Blanco y Aizpurúa. Tomo 4. Pág. 557).   2°) era muy escasa la tropa que le acompañaba, lo que le impedía entrar en batalla campal con los realistas; 3°) no debía ni podía por razones de seguridad, transitar por los caminos arbitrarios, veredas zigzagueantes y descampados de las haciendas de caña del Valle del Bomboy; yendo por montaña, estaba en mejor posición de tiro, frente al enemigo y evitaba las emboscadas; 4°) para ese tiempo no existían carreteras ni caminos centrales ni formales como hoy, la carretera de La Puerta-Timotes; y 5°) no debió entrar al centro del pueblo de La Puerta ni a visitarlo para perder tiempo, tampoco a los otros sitios hasta Mendoza, porque los aportes de caballos y dinero que dieron los hacendados y la iglesia, ya los había llevado en la mañana el cura Rosario; no distinguimos algún motivo militar ni logístico como para entrar a la plaza y al templo de La Puerta a hacer “visitas” en medio de la guerra. También, estudiamos in situ, el viejo camino de recuas, que partía desde Timotes, pasando por La Mesa de Esnujaque, siguiendo al asentamiento indígena de Carorita, transitar La Culebrina, Cordillera Azul, Calembe, Cordillera del Humo, para  pasar a Jeromito, cruzar y finalmente llegar  a Mendoza, lo que era una verdadera larga e innecesaria odisea por la irregularidad de los terrenos.  Por eso se estima como la más idónea la ruta indígena cercana  que va desde la Mucutí, la travesía cómoda del Páramo de La Puerta (7 Lagunas), El Paují, la Mocojó, para entrar a la hacienda San Francisco, su primera parada y sitio de pernocta…” (Manrique).




Cronografía Estatua ecuestre del Libertador. Ubicada en la Plaza Bolívar (antiguamente Plaza Real) de la ciudad de Trujillo, cerca de la casa donde llegó el lunes 14 en la noche, y donde se firmó el Decreto de Guerra a Muerte el martes 15 de junio de 1813. Este emblemático monumento, tiene sus propias historias y anécdotas para haber logrado llegar a este lugar.  Foto: Miozotis Fabelo. Encontrada en:  http://www.radiorebelde.cu.


Como se ha explicado y este punto lo he debatido con cronistas de la región,  no contaba  La Puerta en aquel tiempo  con carretera como la que hay hoy día, que conectara con Timotes, solo existía la posibilidad del camino indígena  de la Cordillera, pasando por la Mucutí, luego La Lagunita y enrumbarse por el Páramo de La Puerta,  como en efecto, era el más expedito para las condiciones del pequeño ejército que comandaba Bolívar, lo que descarta que éste pudiera entrar a lo que hoy es el área urbana de la parroquia, como erradamente se ha escrito. Si entró a La Puerta, pero por el páramo.   Bueno, mis amigos lectores, espero les haya gustado esta entrega y será hasta la próxima crónica desde mi comarca.



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