sábado, 3 de junio de 2023

El Censo, histórico lugar de La Puerta.

     Caserío El Censo, histórico lugar de La Puerta.

Por Oswaldo Manrique (*).


La historia mínima de este Caserío.

La historia de cada uno de los caseríos que conforman la parroquia La Puerta, constituye una especie de mundo particular, encantado y enigmático, pero que a la vez, le da cuerpo de comunidad,  identidad, pertenencia, y le da esa característica a La Puerta, en su totalidad, de pueblo con una historia estremecedora y con visos de enigmática. 


El caserío El Censo, está ubicado en una hermosa posesión de tierras de fresca montaña denominada antiguamente El Mirador, que desde tiempos ancestrales sus primeros pobladores fueron indígenas Mukutís, de la gran nación Timotes.  Con el devenir, dicha posesión perteneció a Don Roque García, rico hacendado de Mendoza del Bomboy, que las continuó cultivando de extensos y productivos trigales como lo refirió el investigador alemán Humboldt en 1800; a su fallecimiento, le quedó esa heredad a su hija Petra Cantalicia García; y al morir está, la heredaron sus cinco hijos, Cristino el Molinero, Umberto, la maestra Agripina, Pedro Mario y el coronel Américo Burelli García.  

Cristino Burelli García, <<heredó las tierras desde El Censo hacia arriba pasando por "San Rafael" hasta la Cima. Don Cristino vivía donde llamaban la Casa de Teja, cerca de ahí vivió el señor Ezequiel Salazar y su familia>> (Notas historiográficas de Antonio Lino Rivero sobre El Censo y Quebrada Seca. Maracaibo. 2012);  hombre de buen humor, como hijo del “Jurungo” Burelli, acostumbraba a expresarse en italiano; <<Al tiempo vivieron en ese sector la familia Salazar, Elvira Rivero y familia, Mario Paredes y familia, Catalina Rivero vivió en El Censo con su familia. Cuando se mudó para Quebrada Seca su hijo Martín que ya se había casado, siguió viviendo allí con su familia>> (Ídem). Cristino, nació en 1871, y murió en 1936.

Umberto, su hermano, tenía la posesión desde Los Árboles hasta la quebrada que une El Censo con la Media Loma. . La posesión denominada “San Martin y Loma del Senso” en jurisdicción de este Municipio, cuyo copropietario era Umberto Burelli,  <<linda por el pie con Ciriaco Carrasquero, sucesión de Antonio Sierra y Rafael Abreu; por un costado posesión de Carmen González y Juan Domingo Araujo; por otro costado con Rafael Abreu y por cabecera con derrames para Montecarmelo y por el este el filo de la montaña>>. (Encontrado en: Libro Documentos Varios1900-1916. Registro de Poderes Juzgado Municipio La Puerta, julio 28 de 1900); Umberto, se la ofreció en venta a Martin Rivero, pero no tenía el dinero y se la vendió a Ezequiel Salazar. Sin embargo, amigo de Martin, lo autorizó y ayudó a construir una casa más amplia, que la que tenía. Posteriormente, este Ezequiel le vendió la mitad de esa posesión a Leonardo Rivero, quien al parecer era hijo de Gorgonia Rivero y Cristino Burelli, hermano de Don Umberto. Leonardo nació en 1906.  Las primeras casas de este sector, fueron 3 de los Rivero, Don Umberto Burelli García tenía la suya en Los Árboles, donde vivía con una señora, de quien dicen le dio lepra, al morir ella, quemaron la casa. El Coronel, sembraba El Portachuelo y San Martin. Umberto Burelli, nació en el año 1874 y murió en 1922.

La versión de Antonio Lino Rivero, especifica lo siguiente: <<Don Humberto heredó las tierras desde "Los Arboles" pasando por "Los Camamones", Los Porfiados" y El Censo  hasta llegar a la quebradita del Censo, vía la Medía Loma, "Los Manzanos".  En el sector "Los Arboles" vivió Don Humberto Burelli, me cuenta mi papá que habían dos casas muy bonitas, desde ahí se observaba el valle de Quebrada Seca, el Filo de la Serranía y el pueblo de La Puerta>> (Notas historiográficas de Antonio Lino Rivero sobre El Censo y Quebrada Seca. Maracaibo. 2012).


Y se alzaron contra el cruel general Gómez. 


Quizás el resto de los venezolanos piense que la vida en estos pueblos rurales y andinos es aburrida y bucólica, como la llaman y al contrario, es de una cotidianidad intensa y vertiginosa, donde la preocupación de uno es la preocupación de todos en torno al hecho social, político o religioso, y por supuesto, a los grandes problemas. 

Así, va sucediendo la vida en nuestras comunidades, pareciera que los sucesos históricos nuestros fueran realmente nuestros y únicos porque se ha escrito muy poco, por no decir nada de ellos. La historiografía ha obviado esos hechos, igual los que tienen que ver con El Censo y sus alrededores, incluyendo lo que es El Portachuelo, San Martín, los Llanos de San Pedro y por supuesto La Puerta, actuando como todo un pueblo en colectivo, uno de ellos, fue el levantamiento de nuestras montoneras puertenses contra Juan Vicente Gómez, que se ha llamado o se le recuerda como "la guerra de los 15 días", cuando éste, comenzó la rebatiña de las concesiones de asfalto, petróleo y minería, es el alzamiento campesino guerrillero contra el dictador, que liderizaron los Varones de la Sierra de La Culata, comenzando por el coronel Américo Burelli García, el legendario y justiciero Coronel Sandalio Ruz, habitante de Los Aposentos, Cesáreo Parra, el de la feroz cabalgata, Umberto Burelli, el joven José Pabón El Mártir, el Macho Palomares, lugarteniente de el Tigre de Guaitó general Rafael Montilla Petaquero; y Mitrídates Volcanes el recordado último montonero y lugarteniente del coronel Américo. Al considerar realmente nuestra historia y por supuesto este tipo de cruzada rebelde ante el problema nacional, desde una localidad serrana,  donde se incorpora todo este pequeño y gigante pueblo, demuestra tanta intensidad, que realmente no se borran de la memoria colectiva de nuestra gente.

Encontrarán en nuestras montañas, en nuestros paramos, de rancho en rancho, de casa en casa, quien comente la historia por lo menos de algún familiar o tatarabuelo, relacionado con el levantamiento de La Culata, o la guerra de los 15 días, o la toma y sitio de Timotes, la cacería y persecución al coronel Américo, hechos estos de una de los grandes jornadas históricas nacionalistas contra la dictadura del general Gómez, que mucha gente no lo conoce, pero para lo interno de todos los caseríos de nuestra Parroquia, es un tema que forma parte de nuestra cultura y de nuestra idiosincrasia que todos comentan, casi como parte de nuestras intimidades. 


Espacio geográfico.


El caserío El Censo, jurisdicción de la Parroquia La Puerta, Municipio Valera, perteneciente al estado Trujillo, Venezuela, se encuentra a una altura de más de 2.450 msnm,  localizado entre sectores igualmente interesantes como La Lagunita del Portachuelo, a un poco más de 1 km., Media Loma, Quebrada Seca, San Pedro, y a unos 5 km aproximadamente del área urbana de La Puerta. Anteriormente, se le llamó El Mirador, porque desde allí se logra observar diáfanamente la población de La Puerta y otros lugares. 



El particular y simpático topónimo.


En tiempos, que gobernaba el general Antonio Guzmán Blanco, se ordenó realizar el primer censo del país. Nos explicó Antonio Lino Rivero, hijo del maestro Martín Rivero, ambos nativos de este sector, que a ciertos sectores de La Puerta encomendaron dicha actividad a las “hermanitas”, que eran personas religiosas. A El Mirador, en donde habían pocas casas, llegó un grupo de estás monjas, a la vivienda familiar de Catalina Rivero, madre de Martín Rivero y le informaron lo del Censo. Como las familias estaban muy distantes, en Los Repechos, Media Loma, Charcal, Hato Viejo, Pozo Redondo, comprendieron la importancia, y se comprometió a convocarlas para que asistieran a su casa y las pudieran matricular a todas. Las empadronadoras aceptaron y se alojaron en casa de los Rivero por 4 días, la gente acudió allí y realizaron su labor. 

Este empadronamiento, ordenado por el Presidente Guzmán Blanco, se realizó entre el 7 y 9 de noviembre del año 1873 y se publicó el 27 de abril de 1874 (tomado de Datos del Instituto Nacional de Estadísticas).

Antonio Lino Rivero, rememoró el acontecimiento que le contó su padre, de la siguiente forma: <<el Censo, cuándo esas tierras eran de Don Roque García, supuestamente ese lugar se llamaba “El Mirador” por su vista panorámica hacia el pueblo de La Puerta y otras comunidades. Cuándo Don Humberto Burelli heredó las tierras antes mencionadas ya Catalina Rivero y sus hijos vivían en ese lugar, unas monjitas llegaron ahí con la misión de censar a la comunidad, estás se quedaron dónde Catalina, hasta donde acudían los campesinos a censarse, de ahí el nombre del censo>> (Notas sobre los orígenes de los nombres del Censo y Quebrada Seca, según Antonio lindo Rivero, del 24-6-2007). Catalina nació en 1850 y murió en 1956, con 106 años, en El Censo.

Se hace la salvedad que, en documentos legales de propiedad inmobiliaria de este lugar, hemos encontrado escrito el topónimo como Senso, con “S”. Senso, palabra italiana, significa: sentido, dirección, rumbo, sensación, orientación. 

Posteriormente, el sitio donde se realizó el empadronamiento, se fue convirtiendo en epicentro de la comunidad y lo comenzaron a llamar como lugar del Censo o donde se realizó el Censo, y quedó usándose esa palabra, como topónimo del lugar. 

Gentilicio:

A los nativos de este caserío se les llama censenses, otros los llaman censeros.


La primera escuela de El Censo. Un joven impulsor comunal.


Una simpática anécdota.

Nos cuenta Antonio Lino Rivero, nativo de El Censo, que Martín Rivero, siendo niño muy católico, iba a misa los domingos, el cura se subía al púlpito a impartir su homilía y decía "hijos míos deben confesarse porque se los va a llevar el diablo", esta frase se le grabó al niño Martin. Su papá "Chon", que así le decían a Resurrección Araujo, oriundo de Jajó.  Se vino al Censo, a la parte baja y tuvo tres hijos con Catalina Rivero,  Martín, Elvira y Jacinta.  Catalina vivía en la parte de arriba y él en la parte de abajo, luego se fue a los Aposentos. Resurrección, comerciante, casado con la adinerada señora Victoria Carrizo, compró lo que hoy se conoce como La Flecha, hasta los predios de la familia González,  ahí desarrolla una finca llamada San Luis, que en parte hoy, están las cabañas Agripina.

Un día, “Chon” llamó a Martin para que lo ayudara a mover las vacas, las mulas y burros, en Comboquito, topónimo anterior de La Flecha, allí había ganado, y tenían unas tapias de arvejas y a Martin se le ocurrió subirse y comenzó a predicarle a los burros y lo escucharon cuando les dijo: -"¡arrepiéntanse! porque se los va a llevar el demonio". Los que lo estaban observando, se le acercaron y le preguntan ¿Por qué hacía eso? El niño les contestó: - Es que los burros se están alebrestando mucho.

Resurrección le notó inteligencia al niño y habló con Catalina, para ponerlo a estudiar, en aquellos tiempos de casi total analfabetismo. Martin, el hijo de Catalina Rivero y Resurrección Araujo, nativos de El Mirador (Censo), lo pusieron a cursar estudios de primeras letras en la selectiva escuela de don Lucio Viloria, en La Puerta. Este, le dio cupo, donde estudió entre los años 1912 y 1916. En los ratos libres, el pilas y sagaz "Cacha e' Tinta", como comenzaron a llamar a Martin, agarró uno de sus cuadernos y fue anotando las casas que habían en el pueblo, sus calles, características, así como, los datos de cada familia. 


La primera Escuela de El Censo.


Cuando Martín terminó sus estudios, se le metió en la cabeza hacer una escuela en su pequeño y alejado terruño, y en su misma vivienda, en El Censo. Se iba a pie con su hermano mayor Rafael, a Valera, iban con su mula cargada de mercancía y aprovechaba  ver en los negocios, los precios de los libros y de las libretas, él como tenía un torito lo cargaba de paja, con una o dos arrobas de paja por las que obtenía 2 bolívares y también lo bajaban a Valera, cuando regresaban después de la venta, traían el maíz para la casa y los libritos,  así fue comprando material para su proyecto de escuela; cuando tuvo varios libros, se puso a buscar la matrícula, es decir, el grupo de alumnos que iban a recibir clases en su escuela, así consiguió a 9 hembras y 9 varones de acuerdo a lo que contaba Ricardo Parra que fue su alumno. Dentro de su modalidad escolar, en el recreo o receso de clase el joven maestro, los llamaba a ayudarlo en agricultura, en la siembra de papa, bien a cosechar o desyerbar, limpiarla, los aprovechaba en ese sentido, así todos iban aprendiendo y la idea era que todos aprendieran bien, como primeros alumnos y a su vez, enseñarán a los otros a los de las siguientes generaciones. Esta escuela se fundó entre 1918-1920, según Antonio Lino Rivero, hijo del maestro Martín.


En esta misma escuela y como parte del conocimiento que se impartía, acostumbraban a celebrar las fiestas patrias, montando actos culturales, declamaban, cantaban, bailaban, se hablaba del 19 de abril, 5 de julio, de Carabobo, de los próceres de la patria, recuerdan que el maestro Martín, después que hacía una gran disertación sobre Simón Bolívar terminaba diciendo con alta y modulada voz <<y ese era Simón Bolívar>>. En El Censo vivió el maestro Martín hasta el año 1940, cuando se mudó a la población de La Puerta, como le gustaba la poesía, el canto, la música, en esa escuela inicial tenía también una vitrola que servía para animar las reuniones y hacer las fiestas tradicionales del caserío que ahí se realizaban. 

La lista de los primeros 18 estudiantes de la Escuela de El Censo, es la siguiente, varones: Félix Rivero, Emilio Toro, Olegario Salazar, Alfonso Salazar, Froilán Villarreal, Alfonso Ocanto, Ricardo Parra, Celestino Villarreal, Diego Villegas, Hipólito Villarreal, Edilio Villarreal, de las hembras, en esta primera matricula, estudiaron Amelia Paredes, Romualda Paredes, Ninfa Salazar, es hija de Ezequiel Salazar, Virginia y Vicente Rivero, Antonia Rivero y Elvira Rivero, esa era la la nómina de alumnos que tenía el maestro José Martín Rivero,  padre de Antonio Lino Rivero, que me la suministró. 

Vialidad.

Actualmente existe una vía agrícola, de mucha pendiente. Perteneciente a una parroquia de carácter turístico, este sector, por su paisaje paradisíaco, ubicación, clima, altura presenta fortalezas de desarrollo que pudieran dar inicio a su progreso como zona de esparcimiento agro turístico y de conservación ambiental. 


Rivero, recuerda que, en cuánto <<la carretera que es una vía que sube a la “Media Loma” a  Caseteja.  En la primera fase la fueron construyendo de noche a escondidas del dueño de las tierras, y posteriormente el otro ramal que llega al Censo. Luego hicieron el pedazo que llega a Quebrada Seca, pero con mucha muy pendiente>> (Datos suministrados por Wasap de Antonio Lino: 22-1-2023).

La Media Loma

En esta zona, existen varios caseríos y posesiones que están interconectadas, familiar, social, histórica, económica y culturalmente, uno de ellos, es la Media Loma. Uno de los primeros propietarios de las tierras de Media Loma era <<Rafael Abreu, de quien comentaban que tenía propiedades en Motatán y vivía en ese lugar. Las tierras de Media Loma las perdió en un pleito que le ganó el General Emilio Rivas, años después las vendió en una subasta donde estaban tres compradores. Rivas fue en 1928, Presidente del estado Trujillo. Mauricio Torres, Don Felipe Vieras y Don Audón Lamus, el que ofreció más fue Don Audón, (22.000 Bs.). Ya yo vivía en Maracaibo, cuando me entere qué había donado parte de esas tierras a la Diócesis de Trujillo>>. (Datos suministrados por Antonio Lino Rivero, vía Wasap el 22-1-2023). En este sitio, también vivió el legendario Cesario Parra.

Cesario Parra, uno de los aguerridos montoneros, que fue solidario con el coronel Américo Burelli, y le salvó la vida, <<vivía en la Media Loma, en lo que llaman Los Manzanos. Cesario, supuestamente era de Jajó, sus padres eran José Félix Parra y María Isabel Castellano, tenía dos hermanos Hipólito y Genaro y cuatro hermanas: Juana, Felipa, Petronila y Paula, se casó el día 13 de Noviembre con María Mercedes Paredes, quien era tía de mi mamá Leonor>> (Datos suministrados por Antonio Lino Rivero, vía Wasap: 22-1-2023).

Chucumbete

Este, era el nombre de parte de lo que hoy es la posesión San Pedro. En ese lugar tenía Don Ciriaco Carrasquero sus propiedades que eran grandes extensiones de terreno y llegaban hasta La Casa de Teja, dónde comienza la Media Loma (Datos suministrados por Antonio Lino Rivero, vía  Wasap: 22-1-2023). Cesario Parra, también trabajó en Chucumbete.


Notas de etnología. Valores, tradiciones, costumbres, religiosidad, identidad, pertenencia, idiosincrasia que caracterizan a los pobladores de El Censo.


En cuanto a las viejas costumbres de los censenses, Antonio Lino, refiere que en la vida espiritual,  <<La mayoría profesaba la religión católica y cada tercer domingo de cada mes bajaban al pueblo a cumplir con sus compromisos religiosos también asistían a las fiestas de la Virgen de la Paz y San Isidro. Uno de los primeros sacerdotes que recuerda mi papá el prebistero Eloy González Moreno, este vivía en Carmania y subía los terceros domingos a decir la Santa Misa>> (Notas sobre los orígenes de los nombres del Censo y Quebrada Seca, según Antonio Lino Rivero, del 24-6-2007); después conoció a otros sacerdotes como el padre Verde y el padre Trejo.


Festividades y actividades socioculturales.


Dentro de las principales festividades que se realizaban durante el pasado siglo XX, la de San Roque, quizás en homenaje al primer propietario don Roque García; la fiesta de la Virgen del Rosario. Una devoción muy antigua se mantiene en la actualidad, la de San Benito, en cuya organización de vasallos estuvo al frente como capitán, el señor Ricardo Parra, hijo del legendario Cesáreo Parra, igualmente, estuvo Santos Paredes. De esta devoción, se difunde y nace la cofradía en el área urbana, Pueblo Nuevo, con el señor Dolores, casado con Matilde Paredes, hija de Santos, destacados promotores de esta devoción parroquial. 

Otros datos etnológicos.

Cuando no existía electricidad ni telefonía, la gente se comunicaba por medio de un cacho de vaca o toro; si había la necesidad de avisar alguna contingencia o noticia, con el cacho gritaban "¡Fulano! El compadre está enfermo, venga a verlo antes de que se muera". A veces, era para formar la fiesta.

Como parte de su trato social,  en una oportunidad, los hijos decidieron celebrar en La Puerta, el cumpleaños 108 al maestro Martín Rivero, y lo trasladaron, vivía en Maracaibo. Invitaron a sus familiares y amigos. Ese día se presentó a la celebración el señor Ricardo Parra, ahijado y ex alumno, quien tenía 100 años de edad, y cuando entró, como si fuera a pagar promesa, hincado en la puerta le pidió la bendición, en la forma antigua y religiosa. Así era la costumbre. 


Economía. Costumbres ancestrales en la agricultura.


El Censo, como zona agrícola, en viejos tiempos, sus partes llanas eran sementeras de maíz y trigo, y en las faldas, sembraban caraota y arvejas, posteriormente se dedican al cultivo de hortalizas. Se mantenía las antiguas y colectivas prácticas agrícolas, como el convite, la vuelta e' mano, la "mañanita", y la "tardecita". 

En cuanto el trabajo en el campo <<no había horario de trabajo, no sé cobraba semanal. Se acostumbraba a Las Mañanitas, Las Tardecitas,  la Vuelta e' Mano o los famosos "Combites", los que sé negaban para estar les pagaban un real o un bolívar por todo el día, de acuerdo a su rendimiento, eso sí les daban las tres comidas Las “mañanitas” y “tardecitas” era un trabajo de corta duración, por lo que se buscaban a los vecinos más cercanos, la “vuelta e mano” la realizaban en uno o dos días, sin cobrar nada en efectivo, solo la comida; de la misma manera, cuando se trataba  del ayudante, a la recíproca tampoco le cobraba nada>> (Ídem); convenios colectivistas ancestrales de trabajo en la agricultura.

 Los convites era <<la reunión de un grupo de campesinos cada quien con su yunta de bueyes bien equipada para ayudar a otro campesino en las labores del campo, para ararle una gran extensión de terreno durante todo el día al beneficiado, a los campesinos le daban las tres comidas. El almuerzo era especial, y se buscaba un señor que era el encargado de darle cada cierto tiempo su palo de aguardiente o Miche, estos gañanes no cobraban nada en efectivo, solamente la comida. por supuesto el señor que reparte el aguardiente era muy respetado por la comunidad, pero también se echaba sus palitos, era muy respetado y cuando se despedían los gañanes le decían "siempre hemos bebido">> (Ídem); el buen trato y atención del campesino era primordial en este tipo de actividad colectiva.  

Celebraciones y festejos religiosos y populares


El amigo Antonio Lino Rivero, recuerda que en El Censo se celebraban muchas fiestas en honor a San Benito, la Virgen del Rosario, se celebran fiestas de bautizos y matrimonios en los cuales acudía gente de La Puerta y de las más conocida,  <<En cuanto a la celebración del festejo de la Fiesta del Niño Jesús, en cualquier lugar por más humilde que fuera, se celebraba la Paradura del Niño, en casa de Catalina Rivero, se celebraba el día 14 de enero de cada año, por lo general al  Niño se lo robaban de una comunidad vecina, un día se celebraba la fiesta al saber dónde se encontraba el niño robado, la señal era un volador, después a intervalos le seguían dos o más, para indicar el lugar exacto donde debían buscarlo.  Se organiza un grupo de pastores con sus respectivos cantantes y salían a buscarlo, luego al rescatarlo, regresaban a la casa para celebrar la paradura. El señor que se lo había robado era un invitado especial>> (Ídem). Estas tradiciones existen muy poco.

La celebración de semana Santa en los campos era la de más tradición y <<la familia desde el más pequeño hasta el más viejo, se reunían a celebrar lo que era una Semana Santa,  jóvenes de 10 años en adelante, estaban en la obligación de ayunar; igual que las personas de mayor edad asistían juntas a los actos religiosos que celebraban en el pueblo. Jueves y Viernes Santo eran días de respeto, el Sábado Santo era la Quema de Judas. La comida era así en la mañana era la "parva", es decir, pan y café. Al mediodía, la familia completa se reunía alrededor de la mesa para consumir la variedad de comidas y dulces varios que eran preparados para esta ocasión, antes se rezaba una breve oración para darle gracias a Dios por darle la oportunidad la familia de estar todos reunidos. La "colación" era de 5 a 6 de la tarde y se consumía lo mismo que al mediodía>> (Ídem).


Algunas efemérides del Censo.


1871. Nació Cristino Burelli, murió en 1936.

1873.  Se realizó el primer Censo Nacional, de donde se tomó dicho vocablo (Censo), como topónimo de este lugar.

1874. Nació Umberto Burelli. Murió en 1922.

1903. (11 de noviembre) Nace en El Censo, Martín Rivero, primer maestro y fundador de la escuela de este Caserío.

1914. Se alzan contra la dictadura, los seguidores del coronel Sandalio Ruz y Américo Burelli, entre ellos, varios agricultores de este lugar.

1915. El hacendado Ciriaco Carrasquero, apadrina en confirmación a Martín Rivero.

1918.  Martín Rivero, y sus sobrinos Leonardo y Félix Rivero alquilan las tierras de Quebrada Seca, propiedad de Pedro Mario Burelli, y las entregan en 1920, cuando este regresó de Montecarmelo. 

1920. Martín Rivero funda la primera escuela de El Censo.

Debo expresar mi agradecimiento al amigo Antonio Lino Rivero, por su gentileza en colaborar para la elaboración de esta crónica.

La Puerta, julio 2023.

Omanrique761@gmail.com

(*) Portador Patrimonial Histórico y Cultural de La Puerta.

Carlos Staggen y la hortaliza salvan a La Puerta

 

Carlos Staggen y la hortaliza salvan a La Puerta

Por Oswaldo Manrique (*) 


Fueron las serranías de La Puerta, las que con su fecundo florecimiento, adoptaron las semillas hispanas de trigo, desde finales del siglo XVI. Dos siglos después, el agradable sabor y fineza de su harina, ganó el comentario del más grande científico del mundo -según Bolívar y Don Eduardo Rohl-,  el alemán Humboldt, lo que insertó en su obra máxima. 

En los primeros años del siglo XIX, el sabio Alejandro de Humboldt, describió lo siguiente: <<Se cultivan ya los cereales de Europa en las montañas de Mérida y Trujillo (en La Puerta)...el trigo se cultiva...en medio de cultivos de café y de caña de azúcar>> (Humboldt, Alejandro. Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente. Venezuela. Tomó V. Pág. 163. Monte Ávila Editores. Caracas. 1985). Fue el ciclo de trigales en nuestro Valle, que duró hasta las primeras décadas del siglo XX. 


Un día, igual que otro, de la tercera década de ese mismo siglo, llegó Don Samuel Staggen, de nacionalidad alemana, se estableció en La Puerta con su esposa y cambió la historia y situación económica de esta población. Eran tiempos de la dictadura del general Juan Vicente Gómez, en los que comienzan a desarrollarse los campos petroleros y los campesinos sin oportunidades locales, emigran a esa industria o al centro del país,  buscando otras alternativas de empleo y de vida. 

Está comarca, solo ofrecía como opciones de trabajo, para los sin tierra, analfabetos y pobres,  7 haciendas y 13 establecimientos comerciales; poseía una población de 1.779 habitantes en todo el Municipio, con 376 casas.  El geógrafo francés Bennet en su Guía General de Venezuela (1929), da cuenta que la actividad económica de La Puerta, era la siguiente: <<su producción la de las tierras frías, principalmente el trigo, las papas y las arvejas. En las partes bajas del municipio se cultiva también la caña de azúcar y en sus alrededores se cría ganado vacuno y lanar>> (Bennet, 375-376. Igual descripción  en Américo Briceño Valero. Geografía del Estado Trujillo. 1920. pág. 123).

Sobre la explotación de trigos como actividad principal en La Puerta existe evidencia documental sobre el  juicio que por cobro de obligación planteó en marzo de 1913, el coronel Américo Burelli, ante el Juez Matías González, del Juzgado de ese Municipio, en contra de Ygnacio Abreu, por faltarle con una carga de trigo; situación de incumplimiento contractual que lo afectaba económicamente  (Juzgado del Municipio La Puerta. Libro de Causas año 1913. Archivo Judicial de Valera). El referido documento público, en resumen señala un contrato de medianería al aportar al negocio, el paso de yuntas, gañanes, obreros, entrega de insumos por parte del productor o socio mayor, y por otra, el compromiso del campesino y sus tierras, de cuidar y sacar la cosecha. La importación de este cultivo era tan importante que hasta llegaban a los tribunales los pleitos de cobro por esta actividad.

Este Municipio (hoy Parroquia), lo conformaban 13 caseríos y los siete hacendados principales, eran Rafael Abreu, Américo Burelli, y Ciriaco Labastida, con extensiones significativas de trigales; Hilarión Gutiérrez, Isaías Ramírez, Raimundo Rivero y Manuel Vieras, siembras de caña de azúcar. Estas eran las principales fuentes de trabajo, es decir, la agricultura dentro de lo que se conoce como sector primario de la economía, y las del comercio, como parte del sector secundario de ella.


Samuel Staggen y florecieron las hortalizas.


A todos saludaba, con su Guten Tag! (¡buenos días!); era muy formal, acostumbraba a llamar a las personas por su nombre. También,  al entrar a algún comercio, o cuando había anunciado que iba a visitar a alguien en alguna parcela o casa, al llegar le extendía la mano al que lo atendía, fuere ayudante o el dueño del lugar. Lo recuerdan como un hombre de alta estatura, de entre 30 y 40  años de edad, piel blanca, gruesa contextura, quien a pesar de su acento, se hacía entender bien con sus vecinos y trabajadores, tenía gran conocimiento del mundo agrícola, y lo demostró.

Es bastante probable que Staggen, haya llegado de su país de origen a Maracaibo, haber laborado y pertenecido a la colonia alemana y sus empresas importadoras, allí establecidas. En la pesquisa sobre el personaje, se consultó a Fermín Rivas Torres, del Viso, ex Presidente de la Junta Parroquial, quien nos relató que su papá José Israel Rivas, conoció a  Don Samuel, éste,  le conversaba y aconsejaba que nunca se inclinara por el ideal comunista, que <<era una de las peores aberraciones que se podían inculcar a los hijos>> (Ídem). Al parecer, él había salido de Europa, al concluir la primera Guerra Mundial o Gran Guerra en 1918, Alemania quedó derrotada, en ruinas, cercada su economía y se desató una revolución al igual que en Rusia, la socialista. Muchos germanos migraron hacia países de América. Samuel Staggen se vino a Venezuela.

Se calcula que pudo haber nacido alrededor del año 1890. Era conocedor de los pueblos zulianos y del resto de la zona occidental de Venezuela, donde llegó a comercializar  sus productos del campo.  Para 1928, Staggen se encuentra residenciado y asentado económicamente en La Puerta, vivió un largo tiempo en una de las casas del centro del pueblo, que alquilaba Luis Ignacio Araujo.

Le gustaba -cuando no viajaba en vehículo-, caminar, pasear a caballo o en carro, correr, conocer lugares apartados, muy respetuoso de su entorno natural.  Se integró rápidamente a las actividades de la comunidad. Participó de manera entusiasta en las festividades de San Isidro Labrador. Festejaba igualmente, con su esposa y amigos, sus fechas patrias y otros eventos, el día de año nuevo (1° de enero) es fiesta nacional alemana, asi como, la noche de San Silvestre, o Silvesterabend, que se celebra el 31 de diciembre, con fiestas a medianoche y fuegos artificiales. En los mesones de la casa de don Samuel, eran generosos los platos de comidas que se veían, el sauer kraut elaborado con los repollos que se cosechaban localmente, o el festivo chucrut con trozos de rodilla ahumada y salchichas que elaboraba su esposa, con carne de puerco; no faltarían  quesos, papas con tocino y cebolla, grandes biscochos, pasteles de manzana y dulces;  se podían disfrutar, los brezels, versión salada de las “roscas de agua” que elaboraban hasta hace pocos años en La Puerta; nunca faltaría bastante cerveza.  Le gustaba bailar y cantar, al punto que se recuerda que fue Staggen quien en 1928, introdujo la pianola en La Puerta, que fue la sensación para los niños y jóvenes, que pugnaban por escuchar este aparato musical, manejado por supuesto, por don Samuel. 

La panacea de salvación: el cultivo de hortalizas. 

La situación de la agricultura en nuestra Parroquia (antes Municipio), era de mucha penuria.  Relató José Rafael Abreu, que, <<ante la decadencia de los cultivos tradicionales apareció como medio de salvación, otro cultivo: el de las hortalizas>> (Abreu,  42-43), esta novedad para la gente serrana cayó oportunamente. Quizás sin proponérselo, el alemán, realizó una misión social, que ayudaría a los agricultores a lograr nuevos ingresos y en corto tiempo. Don Samuel, introdujo la siembra de hortalizas de todas clases y variedades, vendía su producción en los campos petroleros y en algunos pueblos del Estado Trujillo.

En tierras deprimidas, este alemán, fue enseñando a recuperarlas y cultivarlas; la productividad se reflejaba en sus obreros quienes ganaban buenos salarios, que además, se entusiasmaban por la producción de este rubro. En aquellas pequeñas parcelas en sitios de montaña o que fuesen empedradas, usaba esas piedras para crear terrazas y sembraba las novedosas hortalizas de estación fría; asimismo, en huertos y solares caseros.  El aporte de Staggen, fue <<Útil y trascendente como conocimiento de una nueva forma de explotación agrícola, más apropiada y a las pequeñas propiedades>> (Ídem); este cultivo se expandió a Timotes y otros  pueblos de Mérida.

Le relató José Israel Rivas (1930 - 2009)  a su hijo Fermín, que, cuando Staggen <<llegó a establecerse en La Puerta, buscó a los Carrasquero, que tenían las mejores tierras de San Pedro, había vaquera, y bajaban los carruchas de  rolineras a distribuir la leche en el pueblo, en botellas o en las llamadas "lecheras". En parte de esa finca de los Carrasquero, le dio empuje a la siembra del tabaco, en el sector "Casa de Teja", en la posesión San Pedro, en la ruta a La Lagunita>> (Ídem).

Le contó igualmente su papá, quien estuvo relacionado con la familia Carrasquero, particularmente con don Elio y con don Augusto; que cuando Staggen, siembra las hortalizas, se comenzó a ver la producción de lechuga amarilla y el cilantro que no se conocía por estos pueblos, así como los girasoles. Parte de su trabajo era el de floricultura, sembró rosas, azucenas, dalias, que las llevaba a Maracaibo y quizás las comercializaban con las islas del Caribe. 

Enseñó a los agricultores a sembrar las hortalizas, a preservarlas de enfermedades y ser productivos. El pueblo tuvo con él su renacimiento económico, y la consolidación de esa nueva actividad en el campo, que se ha mantenido hasta la actualidad. En aquellos tiempos ya  Alemania era avanzada en la investigación y ensayos con abonos químicos y nuevas técnicas en la agricultura, especialmente en cultivos de corto plazo y de mayor rendimiento; esto, se adaptaba a las condiciones de suelo y climáticas de nuestro valle.

El Estado venezolano,  no estaba dormido ante el problema de la caída de los precios de los productos agrícolas nacionales, hubo cierta preocupación; entre 1920 y 1921 se cumplieron  ensayos con una extensa variedad de cultivos. Datos históricos dan cuenta de ello, por ejemplo los realizados en el Campo Experimental de Maracay, donde se probaron hortalizas como <<lechuga, repollo morado (cuatro variedades), tomate (manzano y francés), vainita, patilla, espárrago, a los cuales se prestaba dedicada atención; frutos menores, que abarcaban varias leguminosas: lentejas, arvejas, frijoles y caraotas; raíces y tubérculos, entre otros: papas y batatas; soya, maní y frutales, como naranjas y piñas traídas de Puerto Rico y Florida; y forrajeras: millo, millo enano, nabos y remolacha forrajera y alfalfa, algunas con muy buen rendimiento>> (AGN-Ministerio de Agricultura y Cría, 1919: Carpeta 34). Estos resultados, eran evaluados, y se enviaban a las haciendas del dictador Gómez y al Lactuario de Maracay. 

Recuerdan nuestros mayores, que don Samuel, se le veía guiando a sus trabajadores en sus sementeras, con él hubo orden, respeto y responsabilidad; también fue asesorando en las de los otros agricultores, en materia de semilla, riego, cuido, asimismo, tenía respuesta para aquellos labriegos interesados en esas nuevos cultivos y sus técnicas de trabajo. Estaba pendiente de los drenajes que requerían las parcelas limitadas de riego, la necesidad de levantar cercas de protección de los cultivos, para que no fuesen objeto de la incursión de animales, y la necesidad de los sitios de almácigos, especie de viveros.

Es de reconocer, que además de superar las limitaciones de la oferta y demanda de hortalizas y vegetales, tuvo  que realizar un esfuerzo por  difundir y dar a conocer las bondades de estos alimentos, y su mejora en el campo de la gastronomía, es decir, las cualidades nutricionales, con lo que ampliaba su mercado y el de los demás agricultores de La Puerta. Esto, revolucionó el campo agrícola y de la dieta alimentaria. 

Consultado nuestro foto cronista Antonio Lino Rivero, recuerda que, el florecimiento real de la hortaliza, como rubro principal agrícola en La Puerta, se dio <<en la década de los años 50, y fue Don Samuel Staggen de origen Alemán y su esposa los que iniciaron la siembra de toda clase de hortalizas en ese lugar. Yo no lo conocí, pues ya vivía en Maracaibo, pero era lo que comentaban los agricultores que vivían en La Puerta y sus comunidades en ese tiempo>> (Mensaje escrito que envió por wasap, el 23 mayo 2023).

En la década de los 60, prácticamente desaparece la siembra de caña de azúcar, no había trigales en La Puerta. Luego vendría el proyecto de semilla de papa, y el de los champiñones. En el Pozo, nace el proyecto de  Cavepa, empresa constituida por el hacendado Antonio Simancas y unos españoles de nombres Sanz y otro Antonio Flores, que fundaron y regentaron una finca dedicada a la semilla de papa, y hacen la Capilla.  Antonio Lino Rivero, nos aportó otro dato importante de la agricultura de esta zona, que, << en la década de los años 60, se estableció en el caserío "El Pozo", una compañía de varios inversionistas,  con el nombre de hacienda "La Virgen del Carmen", cuyo fin era el cultivo de la papa en grandes cantidades. Obtuvo un éxito rotundo y le otorgaron el primer premio para cultivadores de papa en la Feria Agropecuaria  celebrada en Valera en el año 1967>> (Ídem);  esta papa se expandió por Tuñame y Timotes. Al pasar estos episodios económicos, continúan las hortalizas como eje permanente de nuestra agricultura local, sin entrar a comentar el enrevesado y anti natura turismo, que nos ha dejado más de 5 mil casas vanas y tenebrosas.

Paralelamente al cambio de cultivo, en 1929, fue concluida la carretera Mendoza - La Puerta, que complementó ese renacer económico. El día de la inauguración, llegaron los flamantes vehículos de la Nena Fontiveros, Felipe Viera, Martín Cabrita, Pío Tori, Hilarión González y los hermanos Gutiérrez. La carretera le da un cambio total a esta comunidad, el transporte y conexión con otros pueblos y mercados,  <<Tobías Briceño, Abdón Lamus, Luis Ignacio Araujo, Francisco Bermúdez, Elio Carrasquero y Pablo Viloria, fueron las primeras personas en adquirir vehículos para el transporte de carga y pasajeros>> (Abreu, 119). El recorrido desde La Puerta hasta Valera, se hacía inicialmente ida y vuelta, en 10 horas. 

Los agricultores de otros caseríos, se fueron entusiasmando; los del sur de la Parroquia, emprendieron la construcción de la carretera La Flecha - La Lagunita  (Abreu, 119), está se hizo por etapas. Fueron tiempos de remozamiento económico y de alguna forma, fueron dando cuerpo y espíritu de existencia,  a una comunidad abandonada y aislada del resto del país.  Hasta 1923, la carretera estuvo en fase de estudio de factibilidad, la idea de los 8 km de Mendoza a La Puerta (Bennett, 276), como parte de la Trasandina vía principalísima en el desarrollo del comercio desde Maracaibo con los pueblos de la Cordillera. Si bien no varió la grave situación de desigualdad social y económica de los campesinos sin tierra, peones, parceleros, arrendatarios,  enfeudados y sus oportunidades de trabajo que obligaron a emigrar hacia otros destinos, y el caso,  de quienes trabajando en estas haciendas lo hacían a cambio de un plato de caraota y cambures cocidos como pago y otra parte se mantenía,  semi enfeudada o conchabada, como parte del modelo tradicional rural andino, hubo cambios que permitieron paliar y mejorar algunos problemas de ingresos, alimentos y la optimización del uso de la tierra y la diversificación de los cultivos.

A la par, el clima de control político y militar establecido por el dictador Gómez, fue dando la sensación de que el país estaba calmado, exento de revueltas y revoluciones regionales y nacionales y se fue generando un tiempo de confianza por temor, para la producción y el comercio.  La Ley del 12 de marzo de 1925, incluyó al Municipio La Puerta, como parte del Distrito Valera. Para 1929, fue instalada la línea de teléfono de Mendoza La Puerta, como parte de la telefonía o de la red de telefonía cuya central se encontraba en Valera, precisamente para el control social y político que tenía la Dictadura sobre este territorio. 

Si bien, no se modificó el modelo de producción, el cambio de rubro, sustituyendo los tradicionales como el trigo y la caña dulce, por las hortalizas, mejoró notablemente los ingresos de los campesinos pobres, parceleros y arrendatarios, y a la vez, de la oligarquía terrateniente de La Puerta, quienes siguen controlando la tenencia de la tierra despojada a los indígenas, y  las relaciones de poder.   El mismo Abreu, hacendado, reconoce que, Staggen <<es considerado como uno de los benefactores de La Puerta, pueblo al que sirvió generosamente>>  (Abreu, José Rafael. La Puerta Un Pueblo. Págs. 42-43. Editorial Arte, Caracas. 1969). 

Sirva esta pequeña reseña, para ir rescatando personajes importantes que dejaron huella propositiva y beneficiosa como Samuel Staggen, y asimismo, difundir información significativa de  aspectos claves como son los ciclos económicos que conforman y explican el proceso histórico de La Puerta. Imagen cortesía de Benito Rivas. 

(*) Portador Patrimonial Histórico y Cultural de La Puerta. 

La Puerta, junio 2023.

omanrique761@gmail.com 

 

 

 

 

sábado, 20 de mayo de 2023

César Labastida y su encuentro con “Josefita”

 

César Labastida y su encuentro con “Josefita”.

Por Oswaldo Manrique (*) 


Oficio exigente este, de presentar una entrevista realizada a una persona sencilla y humilde, con sus propias palabras, revelando el brillo de ellas y el de sus formas. La profesora Belkis Villegas, tuvo la generosidad de obsequiarme una hoja de periódico, que contiene un trabajo que llamó mi atención, del que aquí comparto, varios párrafos, por lo extenso. Es de César Labastida a quien considero uno de los interesantes escritores trujillanos del siglo XX, a pesar de su no recopilada obra.


Sin pérdida y como para exaltar y a la vez desentrañar el mítico alumbramiento, César Labastida estructura, cuida los detalles de la transcripción genuina, subtitula párrafos, delinea y desnuda virtudes y costumbres, asi como, usos, tradiciones y relaciones sociales de poder, en un nacimiento serrano: el de Josefa Sulbarán, <<”La más grande pintora venezolana del común" según Juan Calzadilla; y orgullo de "Los Cerrillos", de Venezuela y de "Mendoza del Valle del Momboy", no comprende, no acepta ni se envanece con los elogios que la crítica especializada hace de su obra. Ni siquiera le gusta que la llamen pintora.  Así es ella, devota y seguidora fiel de San Francisco de Asís en cuanto en él hay de bondad, de ternura y de humildad>> (Labastida, César. “Josefa Sulbarán, matices de un alma bella". Diario El Tiempo, martes 5 de diciembre 2006. Página 39, sección Cultura); Cesar, educador, investigador, escritor, etnólogo, religioso y de vigor multidisciplinario, en esta introducción, destaca el aspecto espiritual y la ausencia de arrogancia en la artista.

En "Josefa Sulbarán, matices de un alma bella", resalta la formación religiosa y académica del profesor Labastida, al exhibir la calidad humana, su  humildad, dignidad, sus valores y transparencias de quien considera "un alma bella". Hace la invocación a la madre, en el primer segmento, con sus fortalezas, dulzura y sencillez de dar vida y además preservarla.

Es interesante que, en un contexto en el que no usaban reloj mecánico ni electrónico, reivindica como factor del tiempo a un ave, anunciadora de la vida, antes del llamado "menudeo" y de acuerdo al sentido que la gente escoge.


<<I.-  Mi nacimiento lo alegraron los gallos.

Mi mamá Virginia Sulbarán me contaba que yo dizque había nacido a las 4 de la madrugada, y que el reloj eran los gallos. Que ella no había teni'o partera. El primer canti'o era la una; el segundo a las dos y el tercero a las tres... porque cuando "menudeaban" los gallos en su canto, ya eran las cinco. Una señora vecina, que se llamaba Doña María Umbelina Briceño Castellano, le dijo que cuando sintiera que ya fuera a tener, se fuera pa' la casa de ella que le atendería el parto. No fue así, pues en esa casa había una señorita también llamada María Umbelina (llegaría a ser quien enseñara las primeras letras a Josefa) y como en ese tiempo se tenía mucho respeto a la señorita, le dio pena llegarse hasta allá, y ella misma se atendió el parto; pues tenía arregla'o todo lo que iba a necesitar llega'o el momento; la estera, pañales, tijeras pa' cortar el ombligo, fajero, la alhucema y el romero en polvo para curar el ombligo>>.  Relato de cautela y valores. Cesar sabía mucho, su trabajo social, cultural  y educativo en Santa Ana, Burbusay y Mendoza, lo demostraba,  y entendía a los seres humanos y a sus voces; pero además, gozaba de esa capacidad de decirlo con las mismas palabras ingenuas y naturales de su aquí interlocutora, expresión de su franqueza: cómo fue su momento inicial de la vida.  

Texto de “Josefa Sulbarán, matices de un alma bella", publicado en el  Diario El Tiempo, edición del martes 5 de diciembre 2006. Página 39, cuyo recorte me fue suministrado por la Profesora Belkis Villegas.   

En el desglose de la entrevista, le carga mérito a los personajes: parturientas, parteras, una simbología del ombligo y los elementos de su cuido y credo, así:

<<La primeriza de veintiún años preveía que no podría salir a la cocina -separada de la casa- porque con el "sereno" le podría dar pasmo. Al rayar el día miércoles cinco de diciembre del año veintitrés, llegó a pedir candela una partera. Era la niña María del Rosario Sulbarán, hija de Francisca Sulbarán, y mi mamá le gritó que empujara la puerta. Ella vio que mi mamá me había teni'o. Salió y le contó a su abuela Amalia Plaza de Sulbarán, que yo había naci'o... cortó otro pedacito y me lo curó otra vez con alhucema y romero en polvo, disuelto en aceite de tártago alcanfora'o>>.  En efecto, era parte del ceremonial de salud, que rodea el parto. Un acontecimiento biológico, que se valora colectivamente en nuestros retirados caseríos andinos. 

Una costumbre y una ceremonia ya extraviadas: los ólios y el voluntario madrinazgo. Ambos las abordan en la siguiente forma:

<<II.-  Mi primera madrina.

La señorita Miriam Parra, vecina que le había dicho a mi mamá que ella quería ser madrina de lo que naciera, también supo, y llegó a la casa pa' deci'le a mi mamá, que los "ólios" iban a ser pronto; y "me sacaron de ólios", de once días de nacida "pa' que no perdiera gracia".  Mi padrino fue Francisco Juan... pero como él era menor de edad debido a que solo tenía 20 años tuvieron que pedirle autorización a su papá Don Raimundo Rivera. En mis ólios sí estuvo presente mi papá José del Rosario Villarreal Aldana, que estaba viajando pa' Torondoy cuando yo nací>>. La señorita Parra, fue tajante, madrina de lo que naciera. 

En el cuarto segmento, aprovecha Labastida, el acto del reconocimiento de la “Nona” andina, de que se es hijo y punto, aún excluyendo, en una suerte de ruptura, la formalidad social y el qué dirán. Utiliza como subtitulo, una frase algo polémica, como la siguiente: 

<<IV.- Hija de mi hija, mi nieta será; hija de mi hijo, no sé si será.

Ese día llegó mi Nona Juana Aldana Araujo de Villarreal con, ¡Ay abuelito! Acuérdeme del nombre, Nieves Villarreal era mi nono. A mamá le dio mucho susto, cuando vio llegar a mi nona porque los padres no les gustaba que los hijos tuvieran "hijos bastardos",...Cuando acabó de repara'me me dijo: "sí es mi nieta porque tiene el lunar en el dedo gordo del pie derecho; y detrás de la oreja derecha como tiene mi hijo">>. Sentencia valedera para todos, en la familia y allegados, en nuestros campos, hasta de mayor valor que una partida de  bautismo, convirtiéndose de hecho, en reconocimiento y suficiencia filiatorios en aquellos tiempos. 

La vena artística, la enseñanza materna y la sencilla forma de crear valores morales y cristianos, lo expresa Josefa Sulbarán, en relación al complejo carácter de los secretos "si llega el momento, la ocupa, porque la lengua no la puede uno mover porque Dios lo castiga".

Así mismo en este quehacer, César Labastida resalta, el aspecto mágico de la  laureada pintora en el segmento VII, cuando Josefa Sulbarán es y confirma que es terrenal, su campo "Los Cerrillos", su lar nativo y objeto de su inspiración artística; sin embargo, resalta la belleza de dos pasajes mágicos, uno, el del "angelito", y el ocurrido a su llegada a "Las Pailas del Rincón", así como, del consejo de “Ño Chico”, el curandero y músico de este Valle, simbolizando parte del destino de “Josefita”, como gustaba César llamarla.

Como si fuera un subtitulo irónico, le puso el nombre de una vieja película mexicana “un lugar cerca del cielo”, protagonizada por Pedro Infante, cuyo argumento es total y absolutamente dramático, que exhibe muchas carencias y miseria, en una pareja temerosa de hacer el ridículo en la ciudad, pero al final, ante tanto martirologio que les tocó, miraban al cielo, agradeciendo a Dios. Puede que haya otros elementos, pero me atrevo a pensar que, fue lo simbólico del cielo, como espacio alegórico al paraíso, y el elemento fragilidad de la entrevistada, lo que lo convenció de tal titulo.

<<VII. "Los Cerrillos", un lugar cerca del cielo.

 <<Estando yo chiquita mi mamá le ponía, los sábados, una vela a la Virgen... me explicaba que la vela se la ponía a la Virgen para que le alumbrara el camino en el limbo, y yo le decía: "Mamá, y por qué no vamos pa'l libro nosotras y le ponemos la vela allá mismo a la hermanita mía". Yo creía que el limbo está aquí mismito, al otro la'o del río. Cuando murió mi hermanita (el "angelito" que se llamaba María Auxiliadora) mi mamá se puso, bueno, muy triste; y entonces una señora llamada Martina Álvarez, que era muy amiga de ella, le dijo que se fuera pa' la casa que ella tenía en el campo de "Las Pailas del Rincón", que no llevara nada... La casa era en una popa muy bonita...  y vi que llegó una niñita pequeña con el pelo amarillo y los ojos azules la niñita se asomó a la ventana. De ahí bajó y me llegó a la orilla de la cama, a mirarme la cara. Entonces yo dije a gritar a mi mamá que viniera pa' que viera una muchachita que estaba ahí y que me estaba mirando. Cuando mamá venía la muchachita se iba y salía por la ventana. Así la vi tres veces, y cuando yo llamaba a mi mamá que iba a verla, entonces salía y se iba por la misma ventana. Entonces mi mamá le contó al señor Francisco Vieras, a quíen cariñosamente llamamos Ño Chico Vieras, que yo veía una muchachita que cuando la llamaba no sabía nada, que qué sería. Ño Chico le preguntó que si yo tenía muñecas, mamá le dijo que sí. Dijo Ño Chico que le pusiera una muñeca en la ventana pa' que viera que no volvía>>. Aunque los dialogantes nos dejaron en suspenso, son palabras que predicen un destino y una realidad inminente.

Lo precedente, ratifica por un lado el manejo elegante y espiritual que dominaba César Labastidas en el arte de las letras, quien es reconocido como el único trujillano que hablaba con propiedad el idioma español castizo, descubriendo esos sensibles eventos de realismo mágico, y por otra, la riqueza y colorido del lenguaje usado por Josefa Sulbarán en esta narración autobiográfica que nos lleva con cierto imán, a su encuentro. Josefa, nació y vivió en el caserío mendocino de “Los Cerrillos”, estado Trujillo (n. 1923 – m. 2011), que constituyó su particular fuente de inspiración artística. Allí, el padre Ramón de Jesús Trejo, párroco de la Puerta, vio su primera obra y notando su vocación artística, la entusiasmó y alentó en su trabajo pictórico. En el 2004, aprobada por el Consejo Universitario, la Universidad de Los Andes (ULA), le otorgó la Distinción Bicentenaria.

Cesar Labastida, rodeado de familiares. 

César Labastidas, Nació en Mendoza, Trujillo, el 11 de junio de 1939; murió en Mérida en el 2018. Cantaba zarzuela, opereta y algunos canticos religiosos en latín. Carlos Montiel, lo cataloga como uno o el único personaje que habló autentico castellano en esta ciudad. Fue uno de los promotores en 2009, del Museo Comunitario Josefa Sulbarán, espacio cultural, histórico, educativo, científico y ambientalista, que funcionó en la Casa Natal de Antonio Nicolás Briceño, en Mendoza, del que no se tiene información de su situación; el inmueble continúa en la desidia. 

(*) Portador Patrimonial Historico y Cultural de La Puerta. 

La Puerta, mayo 2023. 

omanrique761@gmail.com  

 

 

 

 

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