sábado, 9 de septiembre de 2023

Pancho Delgado y la “rebelión de los chopos”, 1946.

Pancho Delgado y la “rebelión  de los chopos”, 1946.

Por Oswaldo Manrique (*).


Durante las primeras décadas del siglo XX, posterior  al despojo de las tierras del Resguardo Indígena, existió una relación casi  mellizal de la  población de La Puerta, con el pueblo de Jajó. Gran parte de la gente del neo poblamiento era nativa de Jajó. El hermoso centro poblado de Jajó, de incuestionable vocación agrícola, no ha sido ajeno a los avatares de la política, a la que en una época rindió tributo, empujado por el espíritu guerrero y el afán de poder de algunos de los más representativos caudillos trujillanos que hicieron de ese sitio, el centro de sus desplantes, desafíos, correrías y ambiciones. Allí en el año 1.882, nació nuestro personaje: Francisco Miguel Delgado Araujo, tratado popularmente como “Don Pancho”.


Anotó nuestro amigo y colaborador Alfonso Briceño, nieto de este personaje que,  su abuelo, <<Aprendió primeras letras en su tierra natal, no tenía una formación sistemática, su adolescencia discurre en el campo donde se dedicó a la agricultura y a la cría de ganado, ya por las noches en casa, se interesa mucho por la lectura, a la luz de una vela leía todo lo que podía, más que novelas le emocionaba la historia Patria y nunca le faltaba la prensa, a pesar de que para la época era muy escasa, leía la Opinión Nacional, El Trujillano, El Progresista, editado en Boconó , y el Pregonero que solo lo conseguía cuando viajaba a Valera, era editado en Caracas, por lo menos los de 1898.  Esto constituye para él, un inigualable manantial de información, formándose como autodidacta, aunado a los profundos valores cristianos y familiares. Buena parte de su juventud, le tocó andar por la cordillera andina, tornándose casi en un nómada, viviendo en Escaguey, Cacute, Palmira entre otros pueblos del estado Mérida>> (Alfonso Briceño, Emilio Delgado  y Ana Beatriz Briceño Oropeza. Notas biográficas sobre Francisco Delgado. S/F. Digital);  todo se convertía en lecciones de vida, en enseñanzas. 

Las características físicas y personales de Francisco Miguel Delgado; según sus parientes, entre ellos,  Alfonso Briceño,  las describen así: <<hombre de gran estatura, de complexión fuerte, de amplio mostacho, cabeza clásica del andino; bastaba mirarlo así sea de lejos, para identificarlo como tal, por su figura imponente. Era, indefectiblemente, severo sin dejar de ser cordial, paciente siempre, amable siempre>> (Ídem). Se pudo ganar el respeto mas por severo y cordial, que por temor y abuso, que era lo habitual en aquella época oscurantista que recién salía del gomecismo.


Su primer viaje y su estación definitiva.


Coinciden sus parientes Alfonso Briceño, Emilio Delgado  y Ana Beatriz Briceño Oropeza, en lo siguiente: <<Cuando se va de Jajó, es motivado por una serie de acontecimientos políticos que suceden en el país y esta comarca no era la excepción, por ser la cuna del caudillo general Juan Bautista Araujo. Este estaba dedicado a la política>> (Ídem); se refiere al “León de la Cordillera” y General en Jefe.

Años más tardes se radica en La Puerta, <<desempeñándose en varios oficios, entre otros, el comercio, compra-venta de ganado, en donde va y viene entre La Puerta y Mucuchíes, en los años 1920 del siglo XX, época en donde hacían la travesía por caminos reales; tanto él como otros paisanos de la comarca iban con arreos de mulas, unos tras otros desfilaban, pues, era el tiempo de la arriería, >> (Ídem);  era usual verlo salir temprano de viaje, con su amplia chamarra-azul por encima y roja por dentro, encima, para contrarrestar  las inclemencias del tiempo, contra el frío y las grandes ventiscas.

Jefe Civil Municipal de La Puerta  y tiempos de autoridad, 1943.

Desde que salió de su natal Jajó, llevaba en su pensamiento, la admiración por su coterráneo el “León de la Cordillera”, el legendario caudillo andino. Sin embargo, se dedicó a sus negocios privados.  Como lo testimonia Alfonso Briceño, Francisco Miguel fue el <<esposo de María Josefa Araujo de Delgado, y ella era hija del general Juan Bautista Araujo (hijo), llamado el “último caudillo a caballo”  y mi abuelo aun no estaba vinculado a la actividad política>> (Ídem); esta relación avivó su cercanía ideológica con los Araujo, y como buen trujillano, irrumpió en los senderos de la política y la actividad pública.

En la continuación de su relato, señala que <<Establecido ya en La Puerta, incursiona en la política, siendo su mentor el también caudillo general Juan Bautista Araujo, hijo del  “León de la Cordillera”; y este y sus hermanos, mantuvieron la dirección del partido del conservatismo trujillano, Francisco Miguel estuvo en esa misma corriente política>> (Ídem);  los seguían llamando “Ponchos”. 

En 1942, se declara colaborador del gobernador  Dr. Numa Quevedo,  quien en 1943, lo designa  Jefe Civil Municipal de La Puerta, lo que según sus nietos,   <<Viviendo ya varios años en la pequeña comarca de La Puerta, es nombrado Prefecto Civil del Municipio, ocupando ese cargo en reiteradas oportunidades; cabe recordar que el juez de ese tiempo era su amigo don Alberto Burelli Rivas, los cuales formaban un dúo muy severo y profundamente respetado, ejerciendo la ley firmemente, apegados a principios morales y constitucionales>> (Ídem); cargo desde donde inicia una fecunda labor ciudadana, en forma responsable impulsa el cambio de la cotidianidad de las familias acostumbradas al toque dictatorial de “La Matraca”.

El maestro Martín Rivero, contemporáneo y compadre de don Pancho, en sus memorias corrobora lo anterior, así: <<en 1944 nos vinimos para San Martín a vivir a tierras del compadre Pancho Delgado, en la posesión que le compró al Dr. Miguel Ángel Burelli Rivas, para que sembrara y viviera en la casa que él había hecho, y me dijo que ahí podía tener los animales, una vaca y la yunta de bueyes y las bestias de carga, él no vivía ahí  porque lo habían nombrado jefe civil de La Puerta>> (Memorial de Martín Rivero. S/F. en papel). Agregando, jocosamente Don Martín, “en ese tiempo no duraban los gobernadores de Trujillo”; le agregamos, tampoco los Jefes Civiles y Prefectos. 

 

¡Se alzó mi general Juan en Jajó, me alzo yo también! El “alzamiento de los chopos” de 1946.

Sorpresivamente, para la gran mayoría de los venezolanos, los que respaldaron al gobierno y los de la oposición, ocurrió el derrocamiento militar del Presidente Constitucional de la República, Isaías Medina Angarita, el 18 de octubre de 1945, considerado por varios historiadores como Gran Demócrata y Nacionalista, quien trajo a Trujillo, varias obras importantes como el aeropuerto, edificaciones educativas, y especialmente, construyó la Plaza Bolívar de La Puerta, inclusive donando el busto del Libertador, que aún está expuesto y se conserva.

La Junta Militar de Gobierno, ordena detener a los funcionarios del gobierno depuesto. Don Pancho que había figurado como Jefe Civil Municipal de La Puerta, se mantiene en la resistencia, pero se esconde, y aunque la persecución ofrece rutas desconocidas, él resolvió esconderse lo más cerca posible de su pueblo.

Nuestro dilecto fotocronista Antonio Lino Rivero, hijo de Martín Rivero, rememoró una anécdota que le ocurrió y fue la siguiente: <<Mis padres eran compadres de Don Pancho, muy amigos, en una ocasión se tuvo que esconder por un mes de una persecución del gobierno por motivos políticos, en un sector  que va desde La Puerta, al Páramo de los Torres, y yo iba cada dos días a llevarle la comida. El era muy amigo de mis padres>>. La amistad y la solidaridad se demuestran en este tipo de trances. Después de esa experiencia, don Pancho, coge el camino de la insurrección popular.

1946. El 11 de diciembre de este año, ocurre la sublevación de un grupo importante de trujillanos de distintos Municipios, cuyo cabecilla fue el general Juan Bautista Araujo, hijo del “León de la Cordillera, en contra de la Junta Militar de Gobierno.

Rivero, recordó también <<Yo lo conocí y traté mucho a su familia. Don Pancho era muy conocido en el pueblo y tenía la fama de que cuando el general Juan se alzaba en Jajó, él también lo hacía en La Puerta>> (Rivero). En efecto, ejecutó una “rebelión chopera”.

Pancho Delgado y otros vecinos como Esteban Briceño, Juan Jesús Matheus, Juan Palomares y Gonzalo Viloria, Prefecto en esos momentos de La Puerta, se alzaron con sus propias armas, chopos, revólveres, machetes y garrotes, contra la Junta Militar que había dado el Golpe de Estado; tomaron las entradas del pueblo, montaron barricadas y organizaron la resistencia en La Puerta,  y cuando se enteraron que había fracasado el alzamiento, fueron capturados y llevados a la Cárcel de Trujillo, donde fueron enjuiciados, por “delito de brote revolucionario” (Lomelli Rosario, A. Sentencia y Replica de los Sublevados en el Estado Trujillo. pag. 3. Caracas. 1947); allí pasó las navidades, junto con más de cien alzados por sus ideas libertarias, por defender la institucionalidad democrática y la Constitución Nacional. Fueron puestos en libertad, a las pocas semanas del alzamiento, el 19 de febrero de 1947.

Siguiendo sus ideales de defender los intereses colectivos, continuó en la lucha política. Años más tarde, según sus nietos,  <<cuando comenzaba a formarse el partido político demócrata social cristiano, pudo haberse incorporado, al simpatizar ideológicamente>> (Ídem);  se abría en la práctica, un periodo político de modernidad. Sin embargo, la confrontación y los cambios por el poder, hizo que fuera objeto de persecuciones.

Don Pancho, enraizó con el pueblo de La Puerta. Además de sus negocios y actividades públicas y privadas,  fomentó su familia, sus antes citados nietos, expresaron que, <<Olvidado de penas que muchas había tenido; y de fatigas;  casado con María Josefa Araujo de Delgado, nacida, por el año 1.898, natural de Jajó, e hija de María Presentación Moreno de Araujo, ella murió muchos años antes que él, de ese matrimonio nacieron 9 hijos; varones: Antonio nació en Jajó, dedicado al comercio, tiempos después se trasladó a Maracaibo donde vivió y murió; Alfonso: nació en el estado Mérida, político, trabajó por muchos años en la gobernación del Estado, preso en la dictadura de Marcos Pérez Jiménez; Héctor: vivió toda su vida en La Puerta, donde vivió y murió; y Esteban Delgado;  Hembras: Fidelia, Luisa Teresa, María Presentación, Berta y Victoria Delgado, esta última aún vive a sus 98 años, en Caja Seca, estado Zulia>> (Ídem); es procedente decir, que son gente que llenó un periodo de la vida de nuestra Parroquia, como hombres y mujeres decentes con vocación de servicio, tanto en Trujillo, como en otros sitios del país, donde les tocó vivir y actuar.

¡Ave María Purísima!  La Cotidianidad de " Don Pancho”.  Los Personajes de la comarca.  

En la cronología del tiempo, Pancho Delgado, demostró con su conducta y labor ciudadana, el esfuerzo en provecho y mejoramiento del bienestar físico y moral de esta población rural.

Llegó en busca de oportunidades de trabajo, a un apartado lugar, de muy fértil tierra para agricultura, lejos del área urbana, <<Francisco Miguel " don Pancho” Delgado, vivió primeramente por los lados de la Mocotí y después sí en la Calle  Abajo, hoy av. Páez de La Puerta, primera casa de su propiedad, en el sector  La Hoyada; la segunda casa, en la esquina de la entrada del Trapiche de don Luis Ignacio Araujo (donde está hoy el Hotel Cordillera); y la tercera casa, cerca de la plaza Bolívar, propiedad que es ó fue de don Alberto Burelli Rivas, y finalmente de nuevo en La Hoyada donde murió>> (Ídem). Fallece en una casa cercana, a la casa del “Gordo” Víctor Delgado, su pariente, quien fue un generoso colaborador de este blog y por el que conocí  a este personaje. Víctor, murió en uno de estos años de pandemia.

Herederos de los mas loables sentimientos de su abuelo, recuerdan con orgullo parte de su cotidianidad familiar, el mismo Alfonso Briceño, indica que, <<en las tardes y días festivos, se reunía con su familia, era una gran conversador, hablaba de lo humano y divino dentro de sus anécdotas decía que en sus largas travesías por los páramos siempre se conseguía con un hombre que llevaba pendiente del hombro un gran bolso de cuero y una gruesa faja con revólver en la cintura, era pues el correo que salía de Valera hasta Mérida e inclusive pasaba hasta el estado Táchira, cuando se encontraba a estos personajes exclamaba su famosa frase “ave maría purísima”.  Frecuentaba a una buena cantidad de amigos, tales como Hipólito " polo" Cordero, Gabino Rivero, Hipólito "polo" Palomares (ex prefecto civil) Martín Sulbarán, Jacinto Peñaloza, don Luis Ignacio Araujo, Obdulio Palomares, Dr. Ramón Beltrán Espinoza, don Atilio Araujo, el padre Ramón Trejo, la familia Burelli Rivas,  los Carrasquero, Abdón Lamus, Francisco " Chico” Gutiérrez, este amigo era un hombre erudito; Eleazar Torres; un poeta de nombre Rubiro, éste cada Semana Santa hacía los testamentos a los personajes del pueblo, Martín Rivero, entre otros más>>.“Ave María Purísima”, como exclamación y saludo de alegría y amistad cristiana, .no como absurda plegaria de guerra.

Recuerdan sus familiares, en cuanto a la comida de su preferencia: <<arepas de trigo y de maíz pelado, queso ahumado y guarapo de panela, buenos sancochos de gallina, comida en abundancia. Para la semana mayor: pescado seco- salado, dulces como cabellos de ángel, (zapallo) de lechosa e higos; día de san Juan, 24 de junio, el famoso curruchete>>; platos y dulces criollos, que denotan su sencillez.

Misas, bolos y gallos.

En cuanto a sus aficiones recreacionales,  <<a principios del siglo XX aún en estos parajes andinos no se había desarrollado la actividad deportiva, pero sí existían centros de diversión, como eran las galleras y en La Puerta para la época ya existían 2 por la calle real, que eran las de Martín Sulbarán y la de Jacinto Peñaloza, donde Francisco Miguel era muy aficionado a estas actividades que se desarrollaban los domingos, después de las misas, la otra actividad era el juego de bolos, y había uno muy conocido ubicado en el hotel Guadalupe>> (Ídem). Cumpliendo con lo divino y con lo profano.

Después de una larga existencia de labores ininterrumpida, fallece Francisco Miguel Delgado “Don Pancho”,  en el año 1.974,  a la edad de 92 años, en La Puerta,  su querido pueblo, gran cantidad de sus coterráneos y vecinos lo acompañaron durante el sepelio, llevándolo hasta su última morada. Los puertenses de mayor edad, recuerdan con respeto y afecto su gestión como autoridad, pues bajo su estimulo, despierta y resurge el justo reclamo de los derechos y libertades ciudadanas, lo que hace merito, para que forme parte de los registros de  destacados personajes de nuestra historia local. Cuando en La Puerta, se inaugure el Salón de los Retratos de sus Hijos Ilustres, con toda seguridad, uno de sus espacios, lo ocupará Don Pancho Delgado.

Nota: expreso mi agradecimiento a la Ing. Ana Beatriz Briceño Oropeza, Alfonso Briceño, Emilio Delgado y a nuestro  apreciado fotocronista Antonio Lino Rivero, por su valiosa colaboración para la elaboración de esta reseña biográfica de tan importante personaje.

(*) Portador Patrimonial Histórico y Cultural de La Puerta.

omanrique761@gmail.com 


sábado, 2 de septiembre de 2023

La carta de Don Lucio Viloria al Br. Hipólito Cisneros, 1934

La carta de Don Lucio Viloria al Br. Hipólito Cisneros, 1934.

Por Oswaldo Manrique (*)


Durante las primeras décadas del siglo XX, La Puerta, estuvo inmersa en una difícil situación, ya que sus principales personalidades políticas, encabezadas por el coronel Américo Burelli García, eran objeto de persecución por la fuerza militar y policial de la dictadura de Juan Vicente Gómez, azotada por la penuria, el analfabetismo  y las enfermedades, sin embargo, se sentía el aliento de pobladores, con inquietudes formadoras de alto valor educativo y cultural, de ideas nacionalistas y de justicia. Uno de esos nombres de grata recordación es el del educador trujillano, Don Lucio Augusto Viloria (1859-1938). 


Quizás del ambiente hogareño valerano, obtuvo esa sentida pasión por la educación, por el estudio de la historia y por las tradiciones y cultura andina.  Para dicho tiempo, llevó adelante iniciativas para el desarrollo de la naciente comunidad de La Puerta, fundó en 1906, la primera escuela estadal del pueblo, y fue su primer maestro; en este plantel demostró todo su afán por la educación de los niños y jóvenes de la pequeña comunidad rural en proceso de repoblamiento y construcción, cualidad y vocación magisterial que aun hoy, comentan nuestros más antiguos vecinos. Era Presidente del Estado Trujillo, el general Pedro J. Araujo Briceño.  Igualmente Viloria, fue pionero en la construcción de las primeras 40 casas, en el proceso urbanístico de 1.900; organizó junto al legendario coronel Américo Burelli García, las tradicionales festividades de enero de 1909, dedicadas al patrono San Pablo Apóstol y a la Virgen de la Paz, igual las tributarias a San Isidro, patrono de los agricultores.

 El maestro Lucio, se desempeñó en otros cargos, también sembrando y formando ciudadanía. Entre aquella atmósfera de caudillos, hacendados y gamonales, no faltaron sus palabras sabias y reflexivas para buscar una salida a los problemas de la comunidad. Fue Juez de Paz y Jefe Civil de La Puerta; físicamente, fue un hombre de mediana estatura y contextura delgada, cara ovalada en la que destacaba su bien acicalado bigote, con recortado y canoso cabello; trajeado la mayoría de las veces de flux, con camisa clara y corbata.

En el año de la Carta, recién se había instalado la luz eléctrica, en su comarca. Esto mejoraba las condiciones para la lectura que era la principal pasión de don Lucio, así como, para la escritura, que la hacía <<con una bella letra trazada con plumilla mojada en tinta negra>> (Abreu Burelli, 103).  Era presidente del estado Trujillo, el señor Silverio González, designado por el general Juan Vicente Gómez, cuya dictadura concluiría al año siguiente,  por su fallecimiento. El texto de la misiva (algo rota y con 89 años de escrita), que aquí compartimos, gracias a la profesora Belkix Villegas, quien nos permitió ver el gemino, leerlo y fotografiar, es el siguiente:

<<La Puerta junio 15 de 1934.

 Señor Br. Hipólito Cisneros.

Trujillo.

 Mi muy respetado señor y amigo. Con sentimiento de alta consideración y aprecio formulo la presente con el fin de saludarlo deseándole toda clase de felicidad, y a la vez para darle mi expresión de bienvenida por tenerle en esta mi tierra muy amada de Trujillo, deseándole coseche óptimos frutos en el delicado puesto que representa en este Estado. 

Ahora también debido a la confianza que me inspiró desde el día que tuve el alto honor de conocerle en mi casa, me apresuro a comunicarle lo siguiente: que como quiera que yo he desempeñado en varias épocas planteles de enseñanza en este estado, bajo la inspectoría de los señores bachilleres Américo Briceño y Alejandro Fuenmayor dejando de actuar en el período del Br: Eladio A de Lugo con este último por rivalidades de la suerte sin tener que temer haya sido por mal comportamiento ni falta de interés en la enseñanza de mis alumnos y ahora que a Dios gracias está usted al frente de la inspectoría de esta circunscripción abrigo la esperanza de conseguir con ud una escuela de varones en este municipio, o dónde lo crea usted conveniente, ofreciéndole además mi exacto cumplimiento en todos mis deberes. Demás es decirle i expresarle mi más profundo reconocimiento de gratitud, pues soy un padre de familia y mi situación bastante crítica. Queda en espera de sus gratas noticias y créame su amigo que sabré agradecerle todo aquello que usted haga en nuestro favor su aff mo amigo>>; este es el texto, de puño y letra de don Lucio, copiado con la mayor fidelidad; que nos revela un momento y su  ambiente (1934), de cierta “tranquilidad social”, previa al año en que terminará la dictadura, y se inició una confusa época de transición a un sistema de respeto a los derechos civiles, que algunos historiadores, apreciaban como benigno y favorable al pueblo de Venezuela.

Maestro Lucio Augusto Viloria. 

Se desconoce, si esas líneas, tuvieron respuesta escrita, quizás por la avanzada edad del maestro, o porque él no convenía al régimen, o no lo requerían o si hubo el silencio para una larga e infinita espera ¡algo terrible!

A sus 75 años de edad, don Lucio, quería seguir sirviendo a su comunidad, se consideraba útil a pesar de ello; la carta descubre su entusiasmo, vocación y sinceridad, pues no disimula, las razones por las que salió del magisterio “por rivalidades de la suerte”, aunque no especifica qué fue lo desagradable que le ocurrió, ni las desavenencias en cuanto al tema educativo, sistema y valores, que derivó en su salida del magisterio, asuntos que pudieran imputarse al oscurantismo dictatorial y a los mandatarios regionales de turno. Su actividad ante todo, es educativa.

El maestro Hipólito Cisneros (1892-1972), a quien va dirigida la carta de Viloria, por medio de la cual solicita un cargo de preceptor en una escuela de varones en este municipio (La Puerta), o dónde lo  creyera conveniente, era natural de Valencia,  fue discípulo del educador Don Julio Castro, fundador de los estudios normales en el estado Carabobo. Cisneros enrumbó su vida por el sendero del magisterio, hasta tomar carácter de verdadera pasión a la enseñanza, motivado por  su insigne  Maestro. Fue Inspector Técnico de Instrucción en varios Estados, entre esos, Trujillo, precisamente en el año 1934, Cisneros tenía 42 años  y el remitente, 75 años de edad, una diferencia de 33 años. Culto, sociable, Don Lucio sí sabía lo que significaban aquellas pocas y precisas líneas dirigidas al Bachiller Cisneros, se desconoce cuál fue la reacción de éste.

El otro maestro: Don Américo Briceño Valero (1877-1955), con quien trabajó don Lucio, era un intelectual de destacada actuación regional. Ocupó varios cargos públicos en materia educativa, fue director de la Escuela de Varones de Trujillo; entre 1916 a 1922, Inspector Técnico Nacional de las Escuelas y Colegios de los estados Trujillo, Zulia, Falcón y Distrito Federal; fue director del Liceo Andrés Bello, de Caracas. En 1936, se jubiló por razones de enfermedad;  escribió varios textos en materia docente, historia y en literatura de ficción, fue el autor de la Geografía del Estado Trujillo. Su biógrafo Pedro De Santiago, escribió: <<En todas sus actividades, supo poner de relieve su idoneidad, constancia y honradez; en el no tuvo cabida la intriga, la envidia o la mala fe>> (De Santiago, 77). Un eminente educador e intelectual trujillano.

El también mencionado por Viloria, maestro Alejandro Fuenmayor (1887-1947), fue un poeta marabino de amplia difusión en los círculos literarios de esa época, de la estatura de los renombrados Mario Briceño Iragorry y José Domingo Tejera. Fue Director de Instrucción y Ministro de Educación, de lo que declaró que su programa de gestión, procuraba <<el desarrollo de una escuela activa y venezolana, activa por el sistema y nacional por el espíritu>>, impulsaba la Escuela Nueva, en la concepción de John Dewey, que tanto comentó el maestro Prieto Figueroa.  Cuando fue inaugurado el Instituto Pedagógico Nacional (IPN), el 30 de septiembre de 1936, el primer centro de formación de profesores de Venezuela, el maestro Fuenmayor fue designado Director – Fundador del mismo.

En relación al Bachiller  Eladio Álvarez de Lugo (1887- 1959), a quien el maestro Lucio Viloria señala como causante de haber dejado el magisterio “por rivalidades de la suerte”,  cursó estudios en el Colegio Santo Tomás de Aquino, de Valera, que regentó el padre Miguel Antonio Mejía, después Obispo de Guayana. Fue un escritor y poeta valerano de alta trascendencia, de él emitió Mario Briceño Iragorry,  el siguiente concepto critico <<Álvarez de Lugo es indiscutiblemente un gran poeta, por la inspiración que revela en sus versos y por la cultura de su espíritu>>, (Maldonado, 76). De obra intelectual numerosa, dispersa en revistas y periódicos de Venezuela. Era un hombre  modesto en su vida y modales, apasionado en su ideales políticos;  Álvarez de Lugo, alrededor del año 1925, inspeccionó todas las escuelas de Trujillo, siendo Inspector Técnico de Instrucción Pública, de la entidad. 

En síntesis, de esa relevancia nacional y estatura intelectual, eran los hombres con los que le tocó entenderse y trabajar a Don Lucio Augusto Viloria, el recordado educador de La Puerta.

A la espera de la contestación y en el ocaso de su vida, intentó armarse de calma dentro de sus quehaceres del campo, su vecindario y la iglesia, mientras la preocupación y el desvelo se le fueron acumulando en los tres años siguientes. Es bastante probable que Don Lucio entrara en un periodo de ansiedad, tristeza y decepción, lo que pudimos leer en su Partida de Defunción del 28 de enero de 1938, <<según las noticias adquiridas aparece que el fallecido estuvo enfermo más o menos tres años, bajo asistencia médica i que su muerte fue ocasionada por enfermedad mal definida>> (Libro Defunciones año 1938. Registro Civil de La Puerta). Se refiere a una enfermedad o dolencia o sufrimiento impreciso, sin especificación alguna. Es posible, que haya caído en estado depresivo.

Si bien esta epístola, constituye parte documental de la vida del Maestro Lucio Augusto Viloria, también puede ser considerada como expresión de historia y literatura rural andina, porque concentra verdad histórica, tiempo, personajes, que nos ilumina, cuando escribe lo de su salida del magisterio (quién podía imaginarlo), y no se queja, por muy duro que fuera, no hay drama, sino que solicita una posición para seguir sirviendo. El estilo de la carta, en consecuencia, se convierte en el mecanismo de conexión entre su cercano y  adverso pasado, y su deseo de volver a servir como Maestro. Murió el 28 de enero de 1938, cuatro días más tarde, que sacaran en procesión, a sus patronos de religión, San Pablo y la Virgen de la Paz, de los que fue notable devoto en su querida comunidad. 

(*) Portador Patrimonial Histórico y Cultural de La Puerta.

Omanrique761@gmail.com

La Puerta, agosto 2023.

sábado, 19 de agosto de 2023

Guillermo Montilla con Bolívar en La Puerta

 

Guillermo Montilla con Bolívar en La Puerta.

 Por Oswaldo Manrique (*)

Cumpliendo este mes de agosto, 4 décadas del interesante y particular discurso sobre el Bicentenario del Nacimiento del Libertador Simón Bolívar, en nuestra Parroquia, lo hemos podido rescatar gracias a la colaboración del amigo Benito Rivas, directivo del Comité Pro Defensa de La Puerta; valiosa información, que aquí en pocos fragmentos, compartimos.

Con la sinceridad de la amistad que siempre profesó por sus amigos y con su buen verbo, respondiendo a esa simbiosis de su querencia por esta comarca, el periodista Guillermo Montilla, fue el invitado de honor, en el acto homenaje que hizo La Puerta al Padre de la Patria, el domingo 7 de agosto de 1983. En la plaza, participó de la ofrenda floral y demás actividades organizadas para tan alto motivo.

Don Guillermo Montilla, destacado
 periodista e intelectual trujillano.

Montilla, estuvo en el Cine Parroquial, en lo que la prensa calificó como una gran asamblea popular que desbordó el local.  La comunidad toda, se volcó ante la convocatoria del grupo de damas que en aquel tiempo conformaba una especie de matriarcado para estimular el progreso y la cultura en esta villa edénica como se le ha llamado, entre ellas, la señora Dolores Salas, doña Elsa Rosales de Cabrita, Alicia Peña de Villarreal y la profesora Belkis Villegas,  hubo previamente actuaciones de carácter artístico musical del famoso grupo coral Niños Cantores del Valle del Momboy, quienes entonaron el Himno Nacional; del Grupo Cultural La Puerta un Pueblo; los alumnos del Grupo Escolar José Luis Fauré Sabaut y otras instituciones culturales de la Parroquia 

El periodista y cultor de la historia don Guillermo Montilla, en su sencillo y sentido discurso de orden, comenzó diciendo <<estoy aquí de nuevo gracias a la generosidad de ustedes que me han dispensado siempre su afecto y consideración dimensiones invalorables para la sensibilidad humana de quien como yo, las calibra en su cobertura infinita>> (Diario los Andes. Valera, lunes 8 de agosto de 1983. Página 12); pues sí, asiduo visitante y amigo de familias de la comarca.

Bolívar el hombre, no el mito.

La descripción que hizo del líder independencista, <<Del Libertador Simón Bolívar, ese protagonista extraordinario de la historia, esa personalidad carismática, ese capitán de multitudes y de cálidas y vitales facetas, que no fue un mito ni un Dios, sino un hombre de carne y hueso, con pasiones, virtudes y defectos, pero que supo otear el horizonte y tomar en el momento preciso las riendas de la gloria, para escribir la más hermosa y heroica epopeya libertaria que recuerden los anales de la humanidad>>; con extraordinaria prosa, rescata a Bolívar del marasmo de la leyenda y de las discusiones bizantinas de la historiografía, que aún hoy, pululan por estos lares.  

 

Bolívar y el derecho a vivir y morir como ciudadano. 

Como bien lo expuso el padre Rosario en su célebre Proclama de 1811, y haciendo uso de las reflexiones del padre Andrade,  Montilla recoge ese principio, <<vivir libre: he aquí el ideal de todo ser humano, consciente y normal. El Libertador que vivió prodigando el don de la libertad y soñando con vivir libre como el viento, como los pájaros, como el agua, quiso renunciar a todo y retornar a Caracas su ciudad nativa, a la casa paterna, poblada de recuerdos y de sombras amables. Termina el padre Andrade su comentario sobre este aspecto de la vida del Libertador con una reflexión poética: tampoco pudo el Libertador vivir y morir como ciudadano. Se quedó como lo hemos dicho, en las alturas. Hoy el ciudadano es el hombre de la urbe. Para tener derecho a vivir en la ciudad, ha de ser un guardián del orden y de la armonía urbana. De lo contrario, está sobrando y estorbando. Tremendo dilema...>>; es su visión y sentido del principio libertario, aclarando, que lo tomó bajo la óptica de quien fuera un ilustre bolivariano, el siempre recordado padre Andrade, al referirse al Libertador como un ser <<que quiso vivir libre y morir ciudadano referido a la carta de Bolívar al general Santander>> (Ídem). Un análisis original, reflexivo y espiritual del párroco de Valera, también imperecedero, sobre don Simón. 

Texto del discurso del periodista Guillermo Montilla, publicado en Diario de los Andes, edición del lunes 8 de agosto de 1983. Página 12. Cortesía: Benito Rivas.  

Soldado de la causa de La Puerta: un compromiso de sangre.

Con esa sinceridad característica del orador, agregó <<no soy un invitado especial soy un soldado de la causa de La Puerta. Estoy aquí como diría el cantor popular Alí Primera <<porque yo no me quedo en la casa y mi trinchera siempre estará en La Puerta, para que no la cierren a la vida>> amo el valle, el río, las quebradas, los pájaros, el sol y la neblina. Al inmenso mural policromo violado por las verrugas del hormigón y el cemento de quienes una vez pretendieron marginar las viviendas humildes, secar los manantiales, exiliar la flora y la fauna, expulsar el silbido del aire, los canjilones y robarle al campesino su agua fresca y su derecho a cultivar la tierra, esa identidad viene de un compromiso de sangre, anudado por siempre>> (Ídem); este es el manifiesto solidario con la lucha librada por este pueblo rural, contra el urbanismo depredador, de la década de los 80 del siglo XX.

El llamado a la constancia: las banderas de la esperanza siempre en alto.

En otra parte de su discurso dijo: <<seremos siempre obreros del sueño y la imaginación nadie nos va a arrebatar la fantasía. Las banderas de la esperanza las mantendremos siempre en alto y esa solidaridad con el hombre, el ambiente, la naturaleza y ese conjunto de armonía que son patrimonio vital de una villa edénica, será permanente en la medida de "no bajar la guardia" ni un momento, de mantenerse siempre en posición de combate>>. Al mantenerse solidario, promovía la contundente realidad: era un momento histórico estelar de la vida de la pequeña comunidad de La Puerta y la necesidad de mantener la confianza en la vida y no abandonar las banderas de la esperanza.

Ante el dilema de la cultura del cemento.

En otra parte se le escuchó: <<tremendo dilema el que nos plantea la cultura del cemento, la cabilla, el parque automotor, la contaminación, la crematística y la irresponsabilidad pensamos nosotros ante las dimensiones trágicas que acusa esta locura colectiva>>; desnudó de esa forma, el rango de los intereses en pugna,  e igualmente, la magnitud de la lucha popular por la tierra, el  ambiente y el derecho a la vida de dicha comunidad rural andina.

Don Guillermo Montilla. 

Y sobrevino el canto de los poetas: La Puerta comarca de la eterna primavera.

Más adelante expresó  que recurría al lenguaje de un hijo de esta Villa, trastocada y desordenada los fines de semana en el reverso de su autenticidad por el bullicio de una época deshumanizada <<me refiero a Alirio Abreu Burelli esta fue su visión de la comarca: el valle es una inmensa alfombra cromática decorada por todas las flores del universo, las montañas altivas rasgan las banderolas del viento y amenazan con alcanzar el cielo amparados en la complicidad de la neblina que tiende manto de espuma a la curiosidad humana. El abra gigantesca se eterniza en el infinito y la pequeña ciudad arrebajada en el paisaje como esas aldeas de los cuentos infantiles perfila su silueta esplendorosa y mágica. Es La Puerta comarca de la eterna primavera, es el Valle del Momboy con su río que canta madrigales a las flores, al bosque y a los sembradíos, el reino de las hortensias y las dalias, los claveles y las gladiolas, las rosas y los pensamientos, los lirios y las azucenas, los geranios y las violetas, los nardos y las margaritas, las orquídeas y los malabares. Es el burgo del rocío y la neblina, los pájaros, la poesía y las canciones,  es el milagro de la Venezuela interiorana plena de bellezas y encantos que labra su destino mientras labora y sueña. Es un valle de rosas y de aromas al pie de las montañas y al lado de un río breve y musical y un pueblo con su tímida soledad bajo la majestad de sus cerros con sus calles anchas y solitarias y su campanario poblado de golondrinas que al atardecer parecen ensayar figuras de ballet frente a los últimos rayos del sol>>; por cierto, ese campanario hoy, permanece mudo, una "mano bendita" se llevó las centenarias campanas de bronce y no ha querido devolverlas. 

(*) Portador patrimonial histórico y cultural de La Puerta.

La Puerta, agosto 2023.

omanrique761@gmail.com 

domingo, 13 de agosto de 2023

Rogelio Torres, en la causa campesina.

Rogelio Torres, en la causa campesina.  

Por Oswaldo Manrique (*)


Se puede considerar a este personaje, el arquetipo del parameño en lucha constante por el mejoramiento de su alejada comunidad, pero aún mas, también se entregó a la defensa permanente del campesinado de rudas faenas, localizados dispersos y aislados en los cuatro horizontes de la geografía trujillana.  


Nació en el Páramo de La Puerta, estado Trujillo,  el 13 diciembre 1940, murió en Valera, 13 marzo 2023. Su nombre completo: José Rogelio Torres Jeréz. Respetado como el viejo roble de los Torres del Páramo de  La Puerta. Fue dirigente campesino y hombre de sólidas convicciones agraristas y democráticas.

Desde muy joven Rogelio Torres, en tierras de su pueblo nativo, se formó como hombre de trabajo y confundido entre sus iguales agricultores y peones, orientando y estimulándolos en su labor, reclamando y proponiendo mejoras campesinas, fue ingresando en organizaciones sociales y sindicales, en las que fue destacando, pero siempre identificándose con su clase campesina, tanto en los esfuerzos propositivos, como en los peligros y dificultades que no abandonan al que trabaja bajo el sol inclemente de los páramos.

Luchador por las reivindicaciones y aspiraciones de su patio natal: La Puerta

Se preocupó muy particularmente de la suerte de sus paisanos, de su pequeña comarca, ubicada en las afueras de la ciudad de Valera, con todas sus limitaciones y atrasos que le dispensa su débil desarrollo o el abandono por parte de las instituciones del Estado. Así vemos como de forma activa y voluntaria, se incorpora a la lucha que se inició el 28 de mayo de 1980, cuando un grupo de pobladores, se reúnen y por sus propias manos derriban las primeras paredes que se levantaron en el denominado macro proyecto urbanístico y depredador de La Puerta, con el que pretendía un grupo de empresarios zulianos, acabar con la vieja e histórica comarca andina.

Rogelio Torres,  previsivo y andándole ligero al asunto, declaró <<Con la construcción de la macro urbanización, resultarán afectados campesinos de las riberas del Momboy, advierte Rogelio Torres, presidente de la FCV>>. Explicaba así su criterio personal, como puertense preocupado por el destino de los campesinos que viven en la zona de influencia del Río Momboy (Bomboy), centrando la entrevista en la <<preocupación existente con la destrucción que sufrirá su pueblo La Puerta ante la embestida urbanística que pretenden adelantar fuertes grupos económicos. Rogelio Torres -anotó el periodista -, alcanzó un cigarrillo, lo encendió, soltó una bocanada de humo, y continuó: como coterráneo, no soy de los que se oponen al progreso; he sido toda mi vida un luchador por las reivindicaciones y aspiraciones de mi pueblo La Puerta, para que los turistas nos visiten, para tenderles siempre la mano a los visitantes, vengan de donde vinieren. Pero lo que sí creo es que el proyecto el cual se pretende ejecutar en nuestro pueblo es un programa de tal magnitud que va a convertir a La Puerta en un pueblo marginado, porque se nos va a despojar de nuestra área de expansión urbana>> (Diario de los Andes, edición del miércoles 9 de julio de 1980). Sus definiciones clasistas, lo pusieron en primera línea de combate, para enfrentar los “fuertes grupos económicos”.

Rogelio Torres parameño madrugador, observador, reflexivo, siempre en constante movimiento, dotado de esa virtud de la conveniencia, con su fuerte espíritu voluntarioso y de buen verbo, llegó a ser en el Estado, además de diputado regional,  el líder de los campesinos, asumió la presidencia de la Federación Campesina de Venezuela (FCV) seccional Trujillo, cargando severas convicciones de transformación social para los campesinos.

En la citada entrevista, expresó su criterio gremialista y solidario con los campesinos,  <<si analizamos la situación desde el punto de vista agrícola, observamos que la zona donde se pretende construir la urbanización es una de las pocas áreas de vocación agrícola que tiene el Distrito Valera y ¿cuál sería el destino de los agricultores que laboran a lo largo del Valle del Momboy y toda la rivera, cuando el mismo resulte contaminado y disminuido en su caudal? La Puerta se niega a morir en manos de los poderosos, que intentan crear allí un centro vacacional de veraneo, para solo satisfacer a unos pocos, en desmedro de la gran mayoría que significa el pueblo puertense>>; su visión particular acerca del conflicto.

Nunca abandonó el campo, siguió sembrando su parcela y produciendo para la seguridad agroalimentaria. Persona de sólidas convicciones democráticas, como la gran mayoría de los dirigentes campesinos, impulsores de la Reforma Agraria, llegó a militar en las filas del partido Acción Democrática (AD). 

Como hombre del campo Rogelio, era precavido, cauteloso, atento al silbido de los vientos, voces y cualquier otra circunstancia imprevista que pudiera considerarse como anormal. Tenía s su visión era distinta acerca del conflicto planteado, tenía claro el camino, fue sincero y lo dijo. Esa diferencia, abordaba un aspecto interesante del problema que Torres tuvo la pupila para detallar y dijo lo siguiente: se debe revisar la titularidad de tierras de la zona. Fue enfático al señalar <<el Consejo Municipal de Valera debería revisar la documentación de la propiedad de los terrenos donde aspiran construir la macro urbanización, porque una gran porción al parecer, pertenece a dicha Municipalidad de acuerdo a los papeles que datan de 1891, que indican que alrededor de 45 hectáreas serían del ayuntamiento valerano, y por ley son inalienables>>; ese era el verdadero nudo gordiano del conflicto: la tenencia de la tierra. Todas las tierras del área urbana de La Puerta, son las posesiones del Resguardo Indígena de La Puerta, despojadas a los anteriores pobladores, mediante un fraudulento juicio de Partición en 1891, y en consecuencia, pertenecen a la comunidad. 

Dentro de ese enfoque y la extensión del conflicto, sabía que el problema también radicaba en el desconocimiento que tenía el pueblo acerca de sus derechos, por ello promovió ciertos eventos a objeto de democratizar la información y el conocimiento, no solo prepararse fundadamente para ese y los nuevos conflictos, sino para los nuevos tiempos, y asi lo manifestaba en conversaciones particulares.

Rogelio Torres, en medio del conflicto, promovía en los agricultores el informarse y prepararse para la lucha por la tierra y la vida, a organizarse como sector específico de intereses sociales, para alcanzar un nivel de desarrollo sociopolítico adecuado e hizo una invitación para una conferencia sobre los recursos naturales renovables y el deterioro ambiental, que dictó en La Puerta  el doctor Gerardo Yepez Tamayo, reconocido ecologista, como parte de las Jornadas de Derecho Agrario y Organizaciones Campesinas, que auspiciaba la Federación Campesina de Venezuela (FCV). Como presidente de esta Federación en Trujillo, expresó que estaba <<auspiciando esta actividad por la "tragedia" que se cierne sobre Venezuela, ante la violenta destrucción de su ambiente...es una muestra de solidaridad de la Federación Campesina de Venezuela y de la Fundación para la Cultura Campesina (Fundacam), organismos que han seguido de cerca las luchas y batallas cumplidas por los puertenses en defensa del equilibrio ecológico>>. (Diario de los Andes, edición del jueves 25 de septiembre de 1980). Al frente de esta Federación, estuvo muchos años. Al dejar la presidencia de la FCV, se dedicó a sus actividades privadas en el campo.

Rogelio Torres, falleció en Valera el 13 de marzo de 2023, rodeado del afecto de sus familiares y amigos, su recuerdo perdurará en los ilímites de los páramos, llanos y suelos trujillanos, en donde esté hijo de La Puerta, pudo hacer obra y dejar huella con sus nobles ideas. 

(*) Portador Patrimonial Histórico y Cultural de La Puerta.

La Puerta, agosto 2023.

Omanrique761@gmail.com

sábado, 5 de agosto de 2023

Laura Sulbarán y sus recuerdos del tiempo.

Laura Sulbarán y sus recuerdos del tiempo.  


Por: Oswaldo Manrique (*)


Conociéndonos de muchos años, solo fue a comienzos de junio del 2022,  que me acerque a buscar unas fotos y a conversar con Laura Sulbarán, acerca de una recopilación de vocablos antiguos de nuestra comarca. Nos reunimos en su pequeño local comercial de la avenida Bolívar, en La Puerta. 


Una reja de medio cuerpo, se abrió. En el local, las paredes repletas de ropa en exhibición. En el lado izquierdo, un mostrador metálico con productos cosméticos que allí vende, y como signo de que allí no hay montunos ni marrajos, una mesa redonda y sillas para el que llegue, eche la conversada. 

Laura era una militante de la juventud católica y de la cultura, de firmes propósitos cuando se trataba de la lucha social, destacaba su esfuerzo y tenacidad. Morena, delgada, con un inmenso corazón y sensibilidad. Al despuntar la mayoridad, sus opiniones siempre expresaron de forma categórica sus simpatías y sus rechazos, no se anda con ambivalencias. Su carácter muy provinciano, encierra en el fondo su recelo andino, coincidente con la armonía ancestral. 

Nació en uno de los pueblos más antiguos de Trujillo: La Puerta, que este año cumple 423 años de sus inicios coloniales,  cuyos páramos y comarcas exhiben un mágico multipaisaje, en los términos de Erika Wagner, que dota a sus pobladores de un especial comportamiento humano.

Laura Sulbaran Rivas, la alfarera socio-cultural de La Puerta. Imagen cortesía de la profesora Belkis Villegas. 

Sus padres Martín Sulbarán y Froilana Rivas de Sulbarán, personas sencillas del campo, de esos que caracterizan y expresan el afecto y la conversación en la cotidianidad de estos pueblos. la supieron criar bajo los principios y valores cristianos, ha demostrado tener esa capacidad excepcional de asumir responsabilidades pesadas y permanentes, en favor del prójimo. 

Participó en primera linea, siendo muy joven, en toda la lucha ambientalista, por la tierra y por la vida que se libró en La Puerta, en los años 80 del siglo XX, desde antes de la creación del Comité Pro Defensa. Por eso y por su actitud perseverante y trabajadora en cuanto a hechos y personajes, tenía fama de extrema y radical en los planteamientos. Es Laura Sulbarán, alfarera social, cultural y religiosa.

Como lo sigue  manifestando con su actitud y recuerdos, en su temperamento no cabían negociaciones con INTURESA,  el consorcio promotor del macro proyecto urbanizador en su Parroquia, ni toleraba los políticos que lo apoyaban. No tenía ideología partidista, salvo sus valores cristianos, y eso lo expresaba en sus palabras y en la acción: la unidad de propósitos, defensa de su pueblo y de la vida.

Laura Sulbaran en compañía del escultor Juan Felix Sanchez, esperando para subir al Tisure. Cortesía de Laura Sulbaran.

Su madre Froilana, una mujer dulce, atenta, silenciosa, afectiva que se rendía ante las acciones de sus hijos, con quienes lidió a diario. La hija, ayudaba en el negocio de su papá Martín, venta de víveres, ropa y otros artículos. Tuvo especial atención por Laura, la única hembra de su prole, con quien compartió y conversaron directamente los asuntos de la lucha. 


Sus amigos y compañeros de inquietudes


Ella es una persona de buen trato, risueña y de agradable conversación, de las que sorprende con una simpática frase o te suelta una burbujeante anécdota. Aquel día, amablemente, y con el fin de de afirmar con fotografías sus palabras, buscó sus álbumes que muestran el paso del tiempo y de la humedad. Las fue mostrando y en cada una de las fotos, se detenía a explicar el sitio y las personas, logramos copiar unas 35 imágenes, entre ellas, a Juan Félix Sánchez, el escultor del "Tisure"; los cantautores Alí Primera, La Chiche Manaure, el poeta puertense "Tista" La Cruz y otros. 

Laura Sulbaran en el centro de la imagen, sonriente, conversando con el escultor Juan Felix Sanchez,  y la esposa de éste. Cortesía de la profesora Belkix Villegas.


En la pelea ambientalista de La Puerta. Los inicios.


La memoria fotográfica aporta mucho al proceso de reconstrucción histórica local. Hablamos de aquellos inicios de la lucha ambientalista de los años 80 del siglo pasado. Le referí lo ocurrido el 28 de mayo de 1980, cuando se alzó un grupo de hombres y mujeres de la comunidad y se fueron a la construcción que estaba haciendo INTURESA frente al hotel Guadalupe.  Laura no participó ese día, la noté emocionada cuando le toqué este punto,  <<sí, a raíz de eso, se formaron varios grupos, para distintas actividades, para distintas partes y fue importante la creación del Comité>> (Conversación con Laura Sulbarán, en La Puerta, el jueves 9 de junio del 2022); se refiere al Comité Pro Defensa de La Puerta, la organización que le dio direccionalidad a la lucha ambientalista, en la que ella participó. 

Recuerda ella, que se enteró del problema, un día cuando llegó a su casa <<el profesor José Antonio Montilla, "Montillita",  de Valera, sociólogo, con otra persona que no recuerdo quién era y empieza a decir que en La Puerta iban a ejecutar una obra de una suma de dinero muy grande, y habló del daño que podía causar al paisaje>> (ídem);  eso le comenzó a ocupar la cabeza, el corazón y su tiempo.

Laura, ha sido y es además de responsable con su familia, una mujer muy religiosa, de la acción social de la Iglesia, pero, el asunto de la defensa de su comarca lo privilegió desde aquella conversación y reflexión, al respecto dijo <<Yo joven y amante de mi valle y celosa con la naturaleza, me tomé muy a pecho esa lucha. Lo primero que hice fue, quitarle un biombo a mi papá, que lo tenía en su cuarto como división y lo forré de papel, le fui pegando todos los reportajes y declaraciones y avisos que iban saliendo en la prensa  relacionados con el conflicto de La Puerta, y lo puse aquí en la calle, frente a la tienda. La gente se paraba a leer y a preguntar, y luego la casa se fue convirtiendo en punto de información y de reuniones>>; fue su primer aporte a la lucha.

Laura Sulbaran en sus tiempos mozos, como activista cultural y de la Iglesia. Cortesía de la profesora Belkix Villegas 

Manifestando su formación religiosa, me dio a entender que en aquellos años le retumbaba una voz cristiana en su conciencia, trajo a colación a una guerrera religiosa,  recordó a <<Juana de Arco, de alguna manera pensar en sus luchas, me fortalecía, algo me anunciaba ella de lo que iba a ocurrir en La Puerta>>; al parecer, la hizo pensar mucho y Laura sabe interpretar las señales de ese guerrero llamado  tiempo. 

Fíjese que, <<en esos días se realizó en casa de los Viloria, una reunión de muchachos y muchachas, muy entusiasmados por defender al pueblo, que ayudó a concientizar a la gente, y los mayores que fueron, se terminaron de convencer>>; la amenaza de aislar al viejo pueblo campesino, estaba en marcha, y las primeras columnas del ampuloso desarrollo vacacional urbanístico, se estaban construyendo. 

Relató que su casa de la avenida Bolívar con 3a. Calle, de La Puerta, <<sirvió para reuniones, foros, y fue sitio de durmienda de los que venían a apoyar la lucha, aquí estuvo Fruto Vivas, el magistral arquitecto, José Manuel Cabral, considerado el primer ecologista del país, también José Moya, Crisanto Pérez de organizaciones ambientalistas>>; todos en la familia Sulbarán, se incorporaron a la lucha contra el desarrollismo urbanístico depredador. 

Para ella, fue una especie de escalada contra La Puerta, <<comenzaron a brotar diferentes proyectos económicos como el de La Maraquita, el de los Chalets, el Cordillera, me acuerdo que invité al Presidente de la Junta Comunal de aquel tiempo, para que subiera de 5 a 6 de la tarde, a La Lagunita, y viera aquello, que belleza; pero él quería desarrollo urbanístico en La Lagunita y Quebrada Seca, a lo que se opuso el Comité>>;  que eran las posesiones de la familia Burelli.


Alí Primera en La Puerta. Lo trae la Federación de Centros Culturales.


Trujillo en las tres últimas décadas del siglo pasado, se caracterizó por tener un activo movimiento cultural popular, que se fortaleció con la creación del NURR de la ULA. Laura formó parte de ese movimiento cultural, y me dijo: <<En Valera existió la Federación de Centros Culturales, con Alfredo Matheus, que conocía por los asuntos culturales, era amigo del profesor Montilla. Se buscó el apoyo de Alfredo, ellos hicieron una invitación a Alí, para La Puerta, a través de Nubia Uribe>>; Nubia, es una destacada promotora cultural del estado Trujillo.

En la imagen, Laura Sulbaran en compañía de la Chiche Manaure y Ali Primera, tiempos de la lucha ambientalista en La Puerta, 1981. Cortesía de la profesora Belkix Villegas. 


Refiere Laura que, <<Un día me llama Luis Villarreal, y me dice que Alí va a estar en la emisora, Turismo, necesitábamos hablar con él, porque se va para Motatán. Me encomiendan hablar con él y me voy pa' Valera. Subí a la emisora y allí estaba. Le dije: - Alí sabe lo que está pasando en La Puerta, y estamos contando con UD, no nos falle, estamos contando con UD", y me lo traje, ésa fue la primera vez que vino>>. La emisora radial era Radio Turismo, a pocos pasos de la parada de busetas de La Puerta, en la calle 16 de Valera.

Por fin le llegaron noticias de la solidaridad, <<habíamos tomado la Medicatura, porque no había médico. En la madrugada, llegó Alfredo Matheus con varios jóvenes de Valera, y me dijo que venía Alí, con el grupo Ahora y Antonio Acosta Márquez y comenzamos a organizar para el 3 de agosto>>, se le notaba la emoción, recordando aquellos momentos de espontaneidad y de sus  comienzos en la lucha ambientalista.

Los preparativos del acto de Alí, motivó a mucha gente, aquí  y en los pueblos vecinos,  <<A comienzos de 1981, elaborábamos un discurso ecológico y campesino, era algo nuevo para nosotros; y organizando lo del acto en la plaza. Alfredo nos confirma que venían con Alí Primera, Los Guaraguao, el grupo Ahora, Antonio Acosta Márquez, Canto a un Pueblo, el Tepuy, grupo de Tamunangue y el declamador Balbino Blanco>>, eso los entusiasmó más. 


Andando con Ali Primera.  Las primeras anécdotas.


Laura se convirtió de hecho en la estafeta del Comité, y correaje con Alí Primera y los grupos culturales. Con su habitual sencillez, contó que, <<Un día, Alí se molestó conmigo por algo que estaba en la agenda y a él no le gustó, y me dijo "coma mierda Laura", y yo no me le quedé callada y le contesté "sabe cómo es la cosa, Ud. también coma mierda" >>; sin duda, una equilibrada discusión. 

Reconoce que a veces, la sorprendía, <<Otro día, me llama por teléfono, al de la casa, en aquel tiempo no habían celulares y me dijo: Laura estoy en Barquisimeto, ando un poco mal, ¿a ti por casualidad no te molesta el oído derecho? No supe qué contestarle>>; cosas de Alí.         

En la sala de la casa de los Sulbarán, hubo otra extraña reacción del Cantor, recuerda Laura que, <<conversábamos en un grupo y dije: a mí siempre me molestó la derecha (como expresión política). Inmediatamente Alí, me dijo: ¡Dejémoslo así!>>; por supuesto, ahí quedó el asunto. 


En la búsqueda de apoyo a la causa del pueblo puertense.


Los comienzos de la lucha de La Puerta, en lo que se refiere a la concienciación y participación de la gente, los factores de solidaridad, los apoyos externos y la misma organización de eventos, para los puertenses era algo nuevo, desconocido, fueron aprendiendo sobre la marcha. Una de las primeras motivaciones, según Laura, fue cuando se enteran que, << Alí estaba interesado en el problema de La Puerta. Que tratara de asignar comida a los distintos grupos culturales y musicales, para lograr un perfecto desarrollo del acto de la plaza, como darle mejor acogida o incentivarlos para que se quedaran más tiempo en el pueblo>>, estas palabras denotan la necesidad del Comité, en ese momento, de obtener apoyo y solidaridad. 

En esta borrosa imagen, Laura Sulbaran, la Chiche Manaure y una vecina. Cortesía de Laura Sulbaran. 

Igualmente, le pidieron a ella que, << si es posible promocionar a través del perifoneo o cualquier tipo de propaganda>>. Hay algo anecdótico en esto. Benito Rivas de la dirección del Comité Pro Defensa, recuerda que, <<usaban el carro de Alfonso Briceño, también directivo y lo llamábamos "Valmóvil N° 1", él venía los fines de semana a La Puerta, porque estudiaba en la ULA en Mérida. Cuando yo venía de Maracaibo, se usaba mi carro para perifonear, y lo llamaban "Valmovil N°2">>; el evento tuvo su buen impacto en cuanto a información, toma de conciencia y participación; toda la comunidad, se apiñó esa tarde hasta sobre los árboles coreando las canciones rebeldes de Alí y el grupo de músicos que lo acompañaba, en la plaza Bolívar se escucharon frenéticas griterías contra las insanas intenciones de Inturesa. Lluvia de consignas y de pitas contestarías. 


Sólo dos veces, estuvo en La Puerta.


Caminó por las calles estragadas de Boconó, luego Carache, Valera y las de nuestro pueblo en lucha contra el urbanismo depredador, con Alí Primera, cantautor de la Patria Buena, quien a través de la música bolivariana nos dejó su legado de libertad.  

Fue enfática Sulbarán, en despejar esta duda: <<Alí vino dos veces a La Puerta>>. Los organizadores del acto, muy motivados, les palpitaba sus recios corazones, la lucha avanzaba y ahora no estaban solos, <<después del acto, se quedó en el pueblo, en casa de la Nena Vargas, había estado en La Lagunita>>, quedó encantado de tanta belleza natural.

Sin duda fue poca la estadía del Cantor, en este pueblo trujillano, pero fue intensa y significativa, <<un día se fue a Quebrada Seca, fue a un sancocho que le prepararon, le encantó>>; bastó ese tiempo, para que él percibiera la realidad de nuestros campos y recogiera el sentir de este pueblo. 

<<Todos querían estar en la casa>>.


Se refiere a su casa materna, la de los Sulbarán. <<Aquí se quedó el destacado arquitecto y ambientalista Fruto Vivas, porque aquí mismo se hizo un foro, estuvo José Manuel Cabral, primer ecologista del país, también se quedaron los del grupo Ahora, el gordo Páez>>, eran reuniones importantes y fundamentales, por las exposiciones de los conocedores de la lucha ambientalista, y los jóvenes puertenses, aprendiendo y formándose.

Recordó nuestra amable interlocutora, que <<En esta casa, mi mamá muy atenta con los que llegaban, además se convirtió en sitio de información, se hacían reuniones, en el salón que era grande, se hicieron foros>>. Fue un punto de logística importante para la lucha que había emprendido. 

En la imagen, Laura Sulbaran en compañía del recordado poeta puertense Juan Bautista "Tista" Araujo,   tiempos del rescate del acervo cultural en La Puerta, 2005. Cortesía de la profesora Belkix Villegas. 

Al cabo de la actividad en el pueblo, Alí, clamaba por un teléfono, no existía el celular. Le dijo a Laura, <<no tengo teléfono y necesito comunicarme con Coro. Consígueme un teléfono. Le dije a Ramona Combita, que se lo prestara, que yo le buscaría los 500 bolívares para la renta. El hombre se alargó hablando y yo preocupada, después me daba pena pasar por la casa de la señora. Entendí que él estaba llamando a la novia y las conversas así, se alargan>>.  Al transcurrir el tiempo, se hizo más fluida la comunicación con él, y mayor confianza. 


La cabellera de Alí.


De esas ocurrencias de Alí, rememoró que, <<En una oportunidad, le digo: usted si se toca el pelo, me contestó:  ¡ Claro, para verme bonito!>>, una respuesta alegre, porque no era un hombre vanidoso.  Pero un día, le había encargado algo a uno de mis hermanos, <<Consíganme miel para la garganta.  Alfonso, le compró media botella con sello, y cuando la vio le dijo: ni lo intente, eso no, que sea criollita. Y para la garganta pidió jengibre>>, cuidaba sus cuerdas vocales, la garganta. 


El allanamiento en La Puerta.


Existiendo el local del Comité, en la calle 9 o de Tarbes, la casa de la familia Sulbarán, se convirtió en la práctica en punto de actividad continua del movimiento. Allí se daba información, se reunían, se recibía a los visitantes solidarios y se tenía propaganda.

En la pugnacidad con los constructores de Inturesa, las fuerzas policiales llegaron a tomar el pueblo, intentando doblegarlo en su lucha. Ella recuerda que, <<Un día llegan al local de la casa Antonio Acosta Márquez y Alirio Rangel el ingeniero trujillano  y me alertan sobre posible allanamiento y les respondí ¡aquí no hay nada que esconder!>>. Aunque ingenua respuesta, la pelea era frontal y en la calle. 


Último concierto en Caracas.

Laura Sulbaran entrevistada por una periodista de Valera. Cortesía de la profesora Belkix Villegas. 

 En aquellos años 80,<<en una de esas conversaciones con él, me dijo: Yo quiero que vayas a ese concierto. Teníamos los Sulbarán, un apartamento en el Retiro, por San José del Ávila. Alí dice, y cuando termine el concierto te mando para allá.  Quizás él pensaría que se me haría difícil ir>>; mujer de decisiones y acción.

Siguió contando que cuando se acercó el día del concierto, <<le pido a mi hermano Gilberto, "deme la cola", y me fui a Caracas,  llegué a la tarima, en la avenida Bolívar, cuando José Vicente era candidato y Alí cantó. Me subo a la tarima arriba, muy alto aquello, voy subiendo la escalera confiada y empoderada. Me paran los de seguridad y me dicen ¿para dónde va? Vengo de Trujillo y voy a hablar con él y hacerle una entrevista. Me dejaron seguir, Alí cuando me ve, me dijo sorprendido: ¿Laura cómo hiciste para llegar aquí? Solo le respondí: Tú me dijiste que viniera y aquí estoy>>; como toda una soldado.

En ese momento, Laura materializaba esa cualidad del trujillano, que llamó Don Mario Briceño Iragorry, la "extraversión telúrica", que se lleva cuando nos convencen las causas nobles. Agregó a la conversación, que Alí le preguntó: << ¿Cómo hiciste para pasar la seguridad?  

- Les dije que te iba a entrevistar Él replicó:  - ¿Y tus credenciales? 

           - ¿Y eso qué es? Le contesté. 

         - Lo que te acredita como periodista. Me dijo, quédate quieta por ahí. Me llevaron a la casa, a las tres de la madrugada>>. Fue un acto multitudinario. 


Sus ideas las expresaba hasta en el mínimo detalle.


Una vez, el Alí integral, les dio una lección cultural, que Laura no olvida, y lo cuenta: <<Cuando lo acompañamos al canto en Carache, y también, al de solidaridad con los damnificados de Boconó; fui con Sofía de Frías. Recuerdo que fuimos a una casa donde nos invitaron, y él entró a la cocina, e inmediatamente cambió de temperamento y lo notamos todos,  fue que se molestó porque habían muñecos negros de madera, que tenían ahí de adorno>>; sus convicciones de respeto a los afro descendientes, no permitían que se les convirtiera en muñecos o adornos de cocina. 


La profunda sensibilidad primeriana. 


Laura acompañó a Alí, en la mayoría de sus giras de la Canción Bolivariana en Trujillo. Él se sentía bien y cómodo, rodeado de los trujillanos, era un hombre muy sencillo.  Ella rememoró que, en uno de esos viajes, le preguntó: <<Alí, ¿cuál de tus canciones es la que más te gusta? Me respondió: Laura, nunca me habían preguntado cuál es la canción que más me gusta.  Le insistí ¿Cuál es? Respondió:

- la piel de mi niño huele a caramelo>>; es posible que haya tenido otras, pero esa fue su respuesta. 


Los valores y principios cristianos de Alí.


En el comedor de la casa, conversábamos de posiciones que mantiene la Iglesia, y casi de forma explosiva dijo: <<En mi casa también se preocupan por los sacramentos. Laura, cuando yo me case, la que vaya a ser mi esposa, no le voy a permitir píldoras anticonceptivas y menos control de natalidad, si Dios me tiene para darme 18 hijos, no voy a pensarlo>>. Convicciones de Alí, sobre la vida, como principal valor de la humanidad.

Laura Sulbaran mostrando en el recinto del templo San Pablo Apóstol, la bandera de La Puerta. Cortesía de la Profesora Belkix Villegas. 



Laura Sulbaran, en su tienda, de la avenida Bolívar de La Puerta. 


Una anécdota repetida en Carache.


Con su muy particular sonrisa, recordó algo que les pasó yendo a Carache, tuvo dudas para contármela, y me dice que no quiere que la escribiera, al rato la convencí. Emocionada y con su habitual franqueza, la soltó: <<Mi hermano Ramón lo quería conocer. Él se iba en cola a Mérida. Un día se fue a Mérida, y estando en el Páramo El Águila, los de un carro funerario pararon y  le dieron la cola. Llevaban una urna.  El carro estaba hediondo de flatulencias. El chófer iba malo del estomago. Con los vidrios arriba, porque no aguantaban el frío. Ramón aguantó hasta que llegó a Mérida. Mi hermano le echó el cuento a Antonio Acosta Márquez, aquí en la casa y éste en Caracas, se lo contó a Alí>>;  Laura, se reía a carcajada batiente al contarme esto.

Seguidamente, retoma el hilo de la conversación: <<Cuando vamos hacia Carache, Alí me dice que le había pasado lo mismo que a Ramón, y me  cuenta: yo estaba pequeño y dormíamos cuatro en la cama, y cuando había sopa de caraotas, los más grandes para asustarnos, se ponían a hablar de espantos, y yo que era el más pequeño me daba mucho miedo y el único que se tapaba la cabeza era yo, me tocaba calarme la ventosidad de mis hermanos... "y a mí, si me tenían jodido">>.  Cosas de Alí, para las carcajadas. 

        Mujer de mucha fe, Laura considera hoy, a más de 40 años de aquellos hechos, y a pesar de la partida física de Alí, que la lucha aún continúa. ¡Gracias amiga Laura! 

(*) Portador Patrimonial Histórico y Cultural de La Puerta.

La Puerta, agosto 2023.

omanrique761@gmail.com 

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