sábado, 27 de enero de 2024

Mario Paredes Rivero y su huella en la producción agrícola paramera.

Mario Paredes Rivero y su huella en la producción agrícola paramera.

Por Oswaldo Manrique (*).



Orígenes de la comunidad del Páramo de Los Torres La Puerta.


En el recuento histórico de este Páramo,  el nombre más antiguo que se le conoce fue el de Maen Shombuk, que en lengua indígena significa Siete Lagunas, aunque Américo Briceño  Valero lo describió: <<Señalando que debía llamarse depresión de la Mocoti por los fastos que allí ocurrieron>>. Se debe agregar, por ser la residencia del cacique Mucutí (Fonseca).  El geógrafo italiano Codazzi, lo llamó en 1840, Páramo de La Puerta.

Por tratarse de una zona paramera, de difícil y limitada labor agrícola,  durante mucho tiempo se trabajó guiado con las fases lunares, cabañuelas y una cosecha por año debido al tema de las aguas.

Su ocupación demográfica, ha sido muy lenta por lo menos hasta 1983, en que la comunidad construyó la carretera agrícola, que llegó hasta los diferentes sectores y caseríos. 

Sus primeros pobladores fueron grupos de indios Timotes. En 1608, las autoridades coloniales y el Obispo Antonio de Alcega, constituye el Pueblo de Indios San Pablo de Bomboy, como Pueblo Cabecera de Doctrina, no entrando el Páramo en el perímetro de una legua a los cuatro vientos, que posteriormente serian las 2.000 hectáreas del Resguardo Indígena. Posteriormente a mediados del siglo XIX, según la memoria oral, la primera propietaria de la gran posesión que se conoce como “El Llanito” y toda la falda desde “Pan de Azúcar” hasta “La Maraquita” era doña Córdola Briceño. 

En el punto donde está El Llanito, había potreros y hubo una estancia y hato de ganado. Hasta 1970, se podía observar el horno del tejar y las tapias de la casa o sea las ruinas. El Páramo de La Puerta,  está ubicado en la margen oeste del río Bomboy, goza de cuatro entradas o antiguos caminos de acceso; una, es la de los Vicuyes, en la zona norte donde actualmente está la carretera; la Cuesta de los Rondones que queda al frente del cementerio del pueblo, por el este;  luego está la Maraquita, que era el primer camino indígena, y la cuarta vía, la de San Pedro en la zona Sur, vía la Lagunita. Se caracteriza por ser una zona de la Cordillera La Culata. 


La papa, eje del trabajo agrícola desde tiempos inmemoriales y su incidencia en la cultura y la historia puertenses.


La siembra de papa fue el principal rubro agrícola y en sus distintas variedades para la alimentación de los indígenas, y luego, a partir de la cuarta década del siglo 20, durante el neo poblamiento y la construcción urbana del nuevo pueblo de La Puerta por migraciones de algunos pueblos aledaños, solo habían trigales, fue cuando se comenzó a mostrar interés por las tierras del páramo, para la agricultura.

Uno de nuestros viejos cronistas, apuntó que, <<Las variedades de papa, cultivadas en La Puerta, fueron: papa de año, papa negra y panchuela>> (Abreu, 41).  En la feria de Valera en 1967, la empresa hacienda Virgen del Carmen, ubicada en el Pozo, en la parte Sur de La Puerta, le otorgaron el primer premio para los cultivadores de papa (Abreu, 43).

En la cuarta década del siglo XX, se dio un impulso significativo, en el cultivo de papa en el Páramo de La Puerta. Desde luego, fueron hombres de carne y hueso, con sus experiencias e inexperiencias, con su esfuerzo y sacrificio, muchas veces venciendo la boscosidad selvática e irregularidad del declive de la tierra fría, los que obtuvieron un saldo positivo para estas comunidades del Páramo de La Puerta, es decir, décadas antes de aquel premio, hombres del campo, nacidos en estas montañas, se habían atrevido a dedicarse por completo al cultivo de la papa, en grandes cantidades, uno de ellos, fue Mario Paredes Rivero.

Antonio Lino Rivero, quien conoció a este personaje y vivió en la zona del Páramo, nos testimonia que,  <<Mario Paredes era sobrino de mi papá Martin, y la mamá de Pablito Villarreal era hermana de él. Mario tenía un colaborador inmediato de nombre Lorenzo Villarreal, lo conocí también cuando él era soltero y después de muchos años lo volví a ver en una finca de su propiedad que tenía en el Paujil, era muy amigo y lo visite varias veces>>; sobre Villarreal, se ha elaborado una pequeña semblanza, aparte.

Don Mario, desplegó toda su capacidad en función de masificar la siembra de papa, el objetivo era producir papa en grandes cantidades,<<Ellos sembraban en varios sitios: en “Piedras Blancas”, dónde vivía la mamá de Mario que era la hermana mayor de mi papa, en “La Aguada” lugar donde se estrelló el avión en el año 1991, en el sector La Mesa Alta, el Valle y otros sitios, porque tenía muchos agricultores que trabajaban bajo su mando, el sueldo que ganaban era de uno y dos bolívares por día según su rendimiento, también trabajaban algunas mujeres por el mismo salario>> (Datos enviados por Antonio Lino Rivero, el 3-01-2024, por wasap); casi todo el páramo, dedicado a la siembra de papa.

En su relato, Rivero reveló: <<Tengo muchos recuerdos de ese Páramo, pues yo viví por varios meses en “El Llanito”, con mis padres y mis hermanos en el año 1945/46>> (Datos citados); tiempos del auge de la producción de papa.  

Para Rivero, Mario Paredes, <<Fue uno de los grandes productores de papá de ese páramo desde la década de 1940 hasta 1980, tenía 16 mulas para trasladar las cargas de papá hasta el centro de acopio del Sr Rafael Villarreal, a quien él y otros agricultores le vendían todo lo que producían en el Páramo, el colaborador y socio de Mario Paredes era el Sr. Lorenzo Villarreal. y cultivan varias clases de papá, como la papá negra, la rosada, la arbolona, la pie de cuesta y otras más>> (Datos citados), cuatro décadas en la producción del tubérculo.  

La misma fuente testimonial, nos aportó datos biográficos del Sr Mario Paredes, quien nació en el sector “Piedras Blancas”, en el Páramo los Torres. Fueron sus padres Don Felipe Paredes y Doña Cipriana Rivero.

Fueron Mario Paredes y Lorenzo Villarreal -según la oralidad comarcana-, los mayores cultivadores y proveedores de papa, que arrimaban cosecha  al negocio de Don Rafael Villarreal. Desde el Páramo de Los Torres, (antes Páramo de La Puerta), hasta el área urbana,  cuando en esa época (años 40), bajaban con sus mulas con ocho cargas, que eran 736 kg. 

         A Mario Paredes, sin duda, lo recuerdan como el hombre más rico del Páramo los Torres, sembraba papa en grandes cantidades. Este, era hermano de Baldomera Paredes mamá de Pablo Villarreal. Mario tenía dos arreos de mula para trasladar la papa desde el Páramo hasta el centro de acopio de Rafael Villarreal. Un arreo son ocho mulas y un macho que las guía.

Sobre el ocaso de su pariente, Rivero,  añadió, que,  <<Don Mario se mudó al sector San Rafael (Parte alta del Censo) después se mudo al pueblo de La Puerta donde vivió varios años, últimamente vivió en  Caracas y allá murió, cuando tenía más de 100 años de edad>>  (Notas citadas)

Don Mario Paredes, fue un hombre de gran utilidad para La Puerta y su Páramo, en una época difícil, no solo como reactivador de la agricultura de esa zona, que dejó huella, sino por haber sido un productor honesto, la comarca lo consideró un hombre probo, por eso merece estar inscrito como un personaje importante, en los anales históricos de nuestra Parroquia.


La Puerta, enero 2024.

(*) Portador Patrimonial histórico y Cultural de La Puerta.

 omanrique761@gmail.com


 

sábado, 20 de enero de 2024

Pedrito Rangel, la prodigiosa voz de La Puerta tempranera.

Pedrito Rangel, la prodigiosa voz de La Puerta tempranera.

Por Oswaldo Manrique (*)

Quizás el más destacado y recordado cantante de La Puerta, de comienzos del siglo XX, fue Pedro Rangel. Junto a nuestros aficionados y campechanos bardos locales, la mayoría no nacidos aquí, pero grandes intérpretes y algunos, autores de música criolla, bambucos, valses, canciones campesinas y populares y hasta música religiosa, eran el deleite de aquellos tiempos virgilianos, penurias y esfuerzos por construir sin conocimiento ni experiencia, un pueblo. Formaron sin duda, la rondalla musical puertense. 

La idea que me mueve a rescatar información de este singular personaje, está relacionada con la necesidad de la reformulación de La Puerta como destino agro-turístico, replantear y discutir sobre lo que se ha tenido hasta ahora como experiencia y que podemos llamar "turismo chapucero, revendedor de baratijas asiáticas, mercantilista, consumista y globalizado", que como práctica ha desplazado nuestra cultura rural andina, en todos los ámbitos. Y, lo pertinente, echar una mirada a la música y la cultura, como fortaleza rehabilitadora del buen turismo. 

La expresiones de literatura de tradición oral, como la decimista,  aguinaldos, lírica campesina, canciones populares locales, himnos, se desconocen, no se imparten en nuestros centros de formación, tampoco cuentan con apoyo de las instituciones públicas ni privadas. A duras penas, haciendo abstracción de la escuela de música por razones obvias, y los Chimbangueles, subsiste escasamente la parranda de la búsqueda de Niño y los rosarios cantados en los aislados caseríos parameños, gracias a la persistencia y terquedad de sus habitantes. 

Obviar y olvidar la cultura autóctona, significa un quiebre en el proceso de tradición oral de la identidad vital, histórica, cultural, social y hasta política de los pueblos andinos, quienes se desconectan de la experiencia virtuosa de sus ancestros, creencias, vivencias, fortalezas, debilidades, sus luchas, encallejonándola a la perdida de la memoria oral e histórica, que al final, es la pérdida de conciencia como sujetos sociales y como comunidad, es decir, sostener el borrador progresivo de conciencia, que es uno de los objetivos del "pensamiento único".  Esas razones, nos inducen a rescatar y difundir la vida y obra de este importante y espontáneo cantor andino, de principios del siglo XX. 

A partir de la muerte del general Gómez, hubo mayor flexibilidad horaria con la "matraca", duraban más los eventos y lo llamaban para cantar en reuniones familiares y de amigos, incluido bautizos y casorios. Pedrito, como afectivamente se le llamó en aquella pequeña aldea, nació en el Municipio La Puerta, hoy devenido en Parroquia, <<Si, era un comerciante nativo de La Puerta>> (Rivero), en el regazo de una familia de escasos recursos económicos, católica y con ansias de vivir adecuadamente, por eso se integra al poblamiento y urbanizaje del nuevo pueblo de La Puerta.

Trabajó desde niño en labores agrícolas, trigales, cañamelares y en las fincas queseras, cargando sobre sus hombros y bajo el verraco sol, cortes de leña para calmar el frío en la casa. 


Nuevo poblador, comerciante, barbero y sobre todo, músico y poeta popular.

A pesar de las difíciles circunstancias en las que vivía, en un incipiente pueblo de apenas 50 casas y escasa población, Pedro, se mantuvo en el ideal constructivo. 

Antonio Lino Rivero, uno de las personas de mayor edad, que hace esfuerzos por la reconstrucción de la memoria histórica de La Puerta, recuerda que, <<Pedrito Rangel era un comerciante muy conocido que vivió en la avenida Bolívar entre calles 8 y 9, al lado del local que construyeron los chinos, eso fue en las décadas 1930/40 y 50>> (Antonio Lino Rivero. Notas Biográficas sobre Pedro Rangel, enviadas vía wasap en diciembre de 2023); la ubicación corresponde -según la historia de los hacendados -, a la denominada "calle culta". 

Pedro Rangel era considerado un hombre honorable y trabajador de La Puerta, la historiografía local, hace referencia de él, y lo reconoce en su lista de personajes importantes, así: <<No hay que olvidar a Pedro Rangel, comerciante, barbero y sobre todo, músico y poeta popular>> (Abreu , 80).

La escritora Ligia Burelli, en su obra de memorias de su infancia, apuntó que,  <<Don Pedro Rangel, a quien ella acudiera a pedir auxilio pues creyó que el joven era epiléptico, se asomó a la calle por encima del mostrador de su tienda y sonrió levemente>> (Burelli, Ligia. Un día volver. Pág. 320. Caracas. 1992); su tienda comercial. 

Rivero, nuestro generoso colaborador, nos dice:  <<de Don Pedro Rangel, le diré que yo lo conocí en el año 1945/46, era muy amigo de mi papá. Primero vivió en el sector La Legua con su familia, era una casa bastante amplia, la Legua era igual a un kilómetro, esa era la distancia desde la famosa tienda de Audón Lamus, hasta el final del pueblo, la casa estaba al lado de lo que hoy es un Restaurante (La Cabaña de Cámara), después se mudó donde los “Chinos” construyeron un local comercial (ave Bolívar entre calles 8 y 9, al lado de donde vivió Juan Rivero>> (Notas de Rivero).

Sobre sus facciones nos describe Rivero, que: <<Yo lo vi últimamente en la década de los años 1940, tenía aproximadamente 60 años y era de aspecto normal no muy blanco ni trigueño, su estatura era entre 1.65 a 1.70 aproximadamente>> (Notas de Rivero).

La Puerta, pueblo de recién llegados, que mezclaba gente de labor, preocupados por mejorar económicamente, con gamonales y aventureros, era también lugar de entretenimiento, aire cultural y música. Pedrito, en su vida, se arrimó a los pocos hacendados con cierta preocupación por la cultura, las familias de la “Calle Culta”. Allí, conoció a doña Juanita Archila, al maestro Tulio Viloria, José Rafael Abreu y otros vecinos, que representaban una avanzada musical entre los neo pobladores.  


Allí comenzó a hacerse notar. En su pulpería, y en los ratos en que no tenía que estar en el solar peluqueando a sus clientes, leía, componía sus versos, tarareando, y ensayaba su portentosa voz. Lo que siempre y por todos, le fue reconocida, <<Pedro Rangel era el trovero preferido, con las canciones "Flores Negras" y "El Viajero">> (Abreu, 79); rompió venas, con aquel bolero:  

Me hacen daño tus ojos,

me hacen daño tus manos,

me hacen daño tus labios,

que saben fingir.


Y a mi sombra pregunto,

si esos labios que adoro,

en un beso sagrado,

podrán mentir.


Y aunque viva,

prisionero en mi soledad,

mi alma te dirá…,

hay te quiero.


Nuestros labios,

guardan flama,

de un beso voraz,

que no olvidarás, mañana.


(Coro)

Flores negras del destino,

nos apartan sin piedad,)

pero el día vendrá en que sea,

para mi nomás, nomás.

(Repetir)

Flores Negras, dicen es la perfección hecha canción. Solo un cantante con una capacidad torácica excepcional, puede cantar este boleraso, lo hicieron artistas consagrados en su tiempo como Javier Solís, Felipe Pirela, Celia Cruz y Pedro Vargas y reciente, Luis Miguel.

En su repertorio incluía baladas de su creación. En sus vivencias de infancia, la misma Ligia Burelli, incluyó un pequeño párrafo sobre los músicos del pueblo, y <<cómo ella supo de una dinastía de músicos -aficionado, desde luego, pero con mucha inspiración- entre los que sobresalía don Pedro Rangel, un "cantautor" como dicen ahora, pero que para entonces, afortunadamente, era solo el eximio cantor de sus propias baladas y de hermosos temas del repertorio iberoamericano>>  (Burelli, L, 331). 

No existía carretera, y su popularidad se había expandido tanto que sus fanáticos sorteaban las distancias desde sus pueblos, para ir a escucharle cantar.  Integrado al grupo de la "Calle Culta", su vocación musical, espontánea y loable, lo convirtió en el exponente del cancionero tradicional andino y popular, sin exigir pago de dinero o retribución ninguna.

Aunque parezca banal, su canto, la actividad musical de aquella espontánea rondalla, las expresiones teatrales y culturales de su época, contribuyeron a darle identidad, querencia, cotidianidad y solidez al proceso constructivo y cultural del nuevo pueblo.


Las "veladas culturales” de la nueva población de  La Puerta.

La actividad de teatro y las veladas musicales, populares, festivas y religiosas en La Puerta, cumpliría una labor importante en el proceso de Neo poblamiento (sin indios) y de construcción urbana de comienzos del siglo XX. En aquel ambiente de analfabetismo y penurias, la construcción de un pueblo racista, de hacendados y gamonales, tuvo en el arte escénico el espacio propicio para generar mediante el entretenimiento, invitación y estímulo a los visitantes a integrarse y contribuir al impulso de esta comunidad en formación, un nuevo imaginario colectivo y local.

Las veladas eran una mezcla entre teatro y música eran espectáculos donde actuaba la gente de la misma comunidad. Para aquella época estamos hablando de 1930, destacó Pedro Rangel. Su sentido dramático, le hizo participar en varias obras de teatro humorístico y otras de contenido patriótico, siendo la más destacada Los últimos momentos del Libertador, puesta en escena en diciembre de 1930, con motivo del centenario y homenaje nacional al Padre de la Patria.

Su vida es prácticamente un misterio, una especie de ídolo de nuestro acervo cultural andino, y, probablemente, el mejor intérprete de la región trujillana. Pedrito cantaba con una voz clara, melodiosa, era de barítono. Inigualable, la voz del pueblo,  se lucía en las veladas teatrales, usando los sonidos y resonancias típicos de la canción popular de los Andes.

Para tener una imagen más cercana de Pedrito Rangel, reproduzco el entusiasta testimonio del antiguo cronista José Rafael Abreu, <<No hubo una buena "velada" o reunión familiar en que no se escuchara la música de las mandolinas, violines, requinto, guitarras y cuatros, interpretados por don Aquilino Asuaje, Don Ezequiel Viloria, Don Pedro González, Don José María Rueda (primer telegrafista de La Puerta y excelente mandolinista) y el trovador preferido, de gran sensibilidad musical, Pedrito Rangel. Las canciones oídas para entonces eran, preferentemente, Adiós a Ocumare, Luna de Maracaibo, Tocuyito, General Castro en La Victoria, Al despertar, Rubito, Juan Manuel, Clamores, La Colombina, La Mazurca, La Copa del Olvido, Las tres de la tarde, El campo está florido, Al morir la tarde>> (Abreu, José Rafael. La Puerta un pueblo. Página 77. Caracas. 1969). Artísticamente, fue ponderado por nuestra historiografía local, como un adelantado en todo sentido, ya que tenía todos los componentes para convertirse en un afamado cantante.

Antonio Lino Rivero, preocupado recopilador de biografías y fotografías de personajes de nuestra historia parroquial, nos comenta de Rangel, que <<Él era comerciante, barbero y un gran músico. Yo estaba muy joven cuando lo conocí tenía dos hijos que habían salido de sexto grado y estudiaban en otros estados del país; tengo la foto de la casa de cuando vivió en "La Legua", era una casa grande que estaba al final de la calle Bolívar parte sur, dónde hoy funciona el Restaurant de Cámara >>; Pedrito Rangel, era un barítono extraordinario y se desconocen datos de dónde desarrolló el registro de su voz, aunque pudo haber estado en la escuela de música de Trujillo. 

Si tomamos en consideración la época, en la que el general Gómez dió la pauta con gusto por el tango gardeliano, seguramente, Rangel hubo de cantar canciones como Cuesta abajo, El día que me quieras o Por una cabeza, con algún toque de la particular tersura de su voz.


Fiestas Navideñas con Pedrito Rangel y la rondalla de los terceros pobladores.

Nuestro bardo serrano, en los días de diciembre, era uno de los <<Insustituibles cantores>>  (Abreu, 84), asi, lo consideraban: insustituible.  

Al pasar la Nochebuena, juntaba su voz a la de José María y José del Rosario Ramírez "Chayo",  Mitrídates Volcán, Bernardino Rivas, Natividad Sulbarán, Manuel Briceño, Dominguito González, Matías González, Augusto Carrasquero, Obdulio Palomares, Pedro Villegas, Rafael Briceño, Manuel Añez, Pablo Rivas y el inspirado Rubiro Antonio Briceño, para convertir esos momentos nocturnos, en aquellos en los que el <<corazón se henchía con singulares emociones>> (Abreu, 84), de esa magnitud eran las interpretaciones, según la crónica de la época. 


Sobre el ocaso de su vida.

Rivero, que lo conoció, recuerda que  Pedrito Rangel era,  <<Muy conocido y popular, yo estaba muy joven cuando lo conocí, también conocí a los hijos, lamentablemente al final de su vida, sufrió de una fuerte depresión, por problemas con algunos de los familiares>> (Notas citadas).

En un relato de Miguel Burelli Rivas, trata sobre el final de Rangel, <<Y ¿quién diría que no fue enlunamiento lo que extravió la mente clara de Pedrito Rangel, poeta, pulpero y barbero, improvisador de cálidos villancicos entre mistela y mistela, en la paradura del niño del maestro Chayo, cuyo pesebre nos deslumbraba en cada Navidad?>> (Abreu, 187).

Sobre su fallecimiento no hemos encontrado mayores datos, que los que se desprenden de la partida de defunción de su esposa Ramona Peñaloza de Rangel, que compartimos a continuación, como parte de nuestra investigación.

<<N° 23. Amable Matheus Silva, primera autoridad Civil del Municipio La Puerta, hago constar, que hoy cinco de agosto de mil novecientos cincuenta y tres, se presentó a este despacho el ciudadano Felipe Peñaloza Moreno y manifestó que ayer a las cinco de la tarde falleció Ramona Peñaloza de Rangel en esta población lugar de su domicilio, de esta jurisdicción, y que según noticias adquiridas aparece que la finada nació en el Municipio Monte Carmelo, tiene 39 años de edad, viuda de Pedro Manuel Rangel, de oficios domésticos, hija legítima de Ángel Custodio Peñaloza y María del Carmen Moreno y qué murió a consecuencia de cáncer según certificación médica, dejó nueve hijos nombrados Jesús Manuel, Luis Alfonso, mayores de edad, Beatriz de diez y ocho años, Raúl Asunción díez y siete años, Pedro de de quince años, María de quince años, Juan de de doce años, Francisco y Concepción de diez y de ocho años respectivamente. Fueron testigos presenciales del acto Nicolás Ceballos y Alcira González, mayores de veinte i un años>> (Transcripción fiel y exacta del original de la Partida N° 23. Libro de Defunciones 1953. Archivo Registro Civil de la Parroquia La Puerta). 

Datos biográficos principales de Ramona Peñaloza de Rangel, esposa de Pedro Manuel Rangel: 1.- Ella nació en Montecarmelo en 1914. 2.- Se casó en 1932, con 18 años de edad, era menor, con Pedro Manuel Rangel. 3.- Su Primer hijo Jesús Manuel, nació en 1933. 4.- Su segundo hijo, Luis Alfonso rangel, fue musico y tocó el armonio en la Iglesia de la Puerta. 5.- La ultima hija de nombre Concepción, nació en 1945.  6.- tuvieron 9 hijos. 7.- Ella murió el 4-8-1953, en La Puerta.

Datos biográficos principales de Pedro Manuel Rangel, que se desprenden de la anterior partida de defunción: 1.- Que, Pedrito pudo nacer entre 1900 y 1907.-  2.- Murió entre 1946 y 1952.- 3.- Se induce una relación con Montecarmelo, tierra de músicos italianos y descendientes. - 4.- Es posible que haya nacido en Montecarmelo, por sus conocimientos de canto, escritura y el arte de la poesía, que no los pudo haber adquirido en La Puerta. 

         Antonio Lino Rivero,  al referirse al final de la vida de este artista, dijo: <<últimamente se enfermó y comentaban que tenía problemas familiares, la última vez que lo vi sufría de una tremenda depresión y se notaba muy inquieto, fue un señor muy trabajador y tenía muchas amistades, no recuerdo la fecha de su fallecimiento>> (Nota citada); al parecer, perdió la razón. Su enfermedad causó una profusa manifestación de dolor en todo el valle del Bomboy, y se sintieron realmente conmovidos cuando se enteraron de la irreparable pérdida.

Cada vez que hablemos de música criolla, autóctona, o con mayor densidad, busquemos en la memoria colectiva, los sonidos silenciados, la lírica campesina obviada, de eso que llaman cultura andina, será la voz de Pedrito Rangel, la que se escuchará, en su llamado melodioso por el rescate firme de nuestras tradiciones y expresiones musicales, será la voz, indiscutiblemente, de los neopobladores.

(*) Portador Patrimonial Histórico y Cultural de La Puerta.

Omanrique761@gmail.com

La Puerta, enero 2024.




sábado, 13 de enero de 2024

El inveterado Dios de la Sacristía, del templo de La Puerta, 1930


Por Oswaldo Manrique (*)

Con motivo del inicio del año 2024, faltando pocos días para dar comienzo a la celebración de las festividades de San Pablo Apóstol y la Virgen de la Paz, en la población de La Puerta, deseo compartir un hecho curioso, de esos tantos secretos que guarda nuestro viejo templo parroquial, me voy a referir al “Dios de la Sacristía”, que pudiera tornarse anecdótico, si bien  deja entrever su lado histórico, religioso, y hasta lo metafórico, por la brevedad del relato, que nos fue comentado por nuestros abuelos, asi como, lo del “Mártir del Gólgota” y además, por existir una pequeña referencia historiográfica local.  

El antiguo templo de San Pablo Apóstol de La Puerta, en cuyo altar, se encontraba el Dios de la Creación, que luego fue arrumbado en la Sacristía.

En los tiempos en que aun existía la Comunidad Indígena Bomboy, casi totalmente pura, ocupando sus tierras del Resguardo Indígena de La Puerta, en su templo de San Pablo Apóstol, había un cuadro cuyo motivo era la creación del mundo, que respetaban mucho los aborígenes catolizados, porque las figuras y elementos, los colores, los trazos, los hacía reflexionar. Dicho cuadro, pudo haber sido adquirido o encargada su elaboración, a alguno de los artistas de Trujillo, por el Padre Pedro Santa Anna de Coronado quien  construyó el templo en 1790, o por el mismo padre Francisco Rosario, que estuvo al frente del Curato hasta 1847.

En el inventario del Obispo Mariano Martí, cuando visitó el 1° de abril de 1777, la “capilla enramada” del Pueblo San Pablo de Bomboy (alias la Puerta), construida  <<Sobre una base de barro y piedras,  el bajareque sostenía por techo endeble techumbre de varas y palmas>> (Febres, 54), no aparece descrita dicha obra, tampoco en el inventario de 1882, donde solo están registradas las 4 imágenes tradicionales. Su pintor, pudo ser alguno de los artistas de los Conventos de Trujillo, aunque el recordado historiador y amigo Arturo Cardozo, calificó la actividad artística y pictórica religiosa  de los siglos XVII y XVIII, como tiempo de oscuridad para las artes; o pudo ser elaborado por pintores del vecino y cercano Virreinato de la Nueva Granada.  

De la señalada obra, rememoró una católica que la pudo observar en su infancia y dejó referencia escrita de ello, <<se representaba a Dios Padre con los brazos extendidos sobre el mundo>> (Burelli, Ligia. Un día volver. Pág. 39. Caracas. 1992), en el justo acto de no perder de vista lo que sacó de la nada, toda la naturaleza y los elementos, que constituyen el mundo, es decir, el primer día de la existencia, de todas las cosas creadas por él. Muy apegado, al simbólico pasaje encontrado en el Génesis, primer libro del Pentateuco y Antiguo Testamento, como también, del Tanaj, libro sagrado del judaísmo.

En su fina prosa, Burelli, agregó a esa hermosa descripción, que <<Su rostro (el de Dios) envejecido mostraba una barba grande y magnifica y sus cabellos lucían desordenados>> (Ídem), esta descripción de la pintura nos llama a imaginar una composición tan expresiva que impactaba a quien la observara y detallaba, por supuesto, la figura principal es Dios, protegiendo su creación. El uso de combinación de colores diversos y estimulantes, como los que se utilizaban para aquellos tiempos, incitaban y producía ese influjo sobre la espiritualidad de la comarca.

La estampa pictórica, citaba a pensar en el ingenio de aquel Ser superior y en su labor creativa, revelando su esfuerzo, lo que seguramente sorprendía e impactaba a los indígenas, en su ancestral cosmovisión de figuras de chorotes danzantes, sonajeros, incensarios, pectorales, objetos votivos que usaban en sus prácticas religiosas en el Santuario de las Siete Lagunas (Maen Shombuk), en las quebradas o en las retiradas cuevas, acompañados por Chegué, el sumo sacerdote de estos Páramos, quien vivía cercano a dicho Santuario,  para adorar al sol, la luna, la lluvia y demás elementos.

 La incorporación de los nativos al catolicismo, fue dilatada, y su progresiva integración se logrará a través de un proceso de sincretización, en la que incluían las imágenes y reliquias religiosas, que irían aceptando como el Kachuta grande para los indígenas, el todopoderoso, y la expresión del arduo trabajo de este, en favor de la raza humana.

Luego que el Padre José Asunción León, vendiera las tierras que le quedaron del despojo a los indígenas, en el fraudulento juicio de 1891, el templo pasó a otras manos sacerdotales, y el antiguo cuadro fue mudado desde el altar donde estaba, para ser <<arrumbado en la Sacristía>> (Ídem); expresado así, lo sacaron del altar, porque fue considerado como desecho o por lo menos despreciado. Esto nos sugiere que dicha obra pictórica, fue hecha como se estilaba en el siglo XVII, obras ceñidas al barroco español y a los cánones sinodales. 

El gobierno del dictador Juan Vicente Gómez, realizó la remodelación total del templo, incluyendo la torre campanario símbolo eterno de este pueblo, hoy sin campanas. En inventario realizado en 1931, se incluyó como parte importante del patrimonio, la edificación, descrita como sigue:  “…Ynventario   de la Yglesia Parroquial de San Pablo Apóstol de La Puerta, diez de abril del año mil novecientos treinta y uno…1.- El edificio reconstruido…tres naves sobre tapias de los lados y por el medio sobre pilares de madera, con una pieza después del Presbiterio que sirve de sacristía; al lado izquierdo un cuarto para el…al pie del mismo lado, otro que es Bautisterio y al lado derecho el edificio del campanario, todo está cubierto de tejas…”.  Es posible que, al tener un edificio remozado, como nuevo, era necesario salir de la imaginería vieja, en la que se incluyó el cuadro de la creación del mundo.

Por supuesto, cuando los niños de los nuevos pobladores, tenían oportunidad, o en el caso de los niños del Páramo,  cuando bajaban y acompañaban a sus “papaes”,  a traerle la “primicia” al Cura, lo podían ver en la Sacristía, se  impresionaban por la hermosura y simbolismo de aquella obra pictórica, al punto que un vecino que su casa, la de la familia González, diagonal a la Iglesia,  había un viejito de cabello largo y con barba blanca, con marcadas arrugas dentro de las arrugas de sus rostro, llamado Benito que se parecía mucho al “Dios de la Sacristía”.  

Al comentar los niños, el parecido asombroso, su manera tranquila de ser, su afable mirada y la finura de sus gestos, <<que lo hacían distinto a todos los señores del lugar>> (40); como todo digno y honorable anciano.

A don Benito González, lo veían <<sentado a la puerta de su casa…se detenían a mirarlo, arrobada por su parecido con el Padre Eterno>>; lo saludaban y él sonriendo respondía: <<Saludes a su mamá>>; del mismo modo pensarían que podía ser alguien vinculado al denominado Ser Supremo o Kachuta. Lo cierto es que, era un simple mortal, sumamente católico, benevolente y autodidacta maestro de primeras letras, que enseñaba a leer a los niños, y cumplía como examinador en las pruebas de suficiencia. Al despeinado anciano, se le escuchaba como si fuere una última palabra: - ¡Que la Virgen lo acompañe!  Especie de cierre celestial, en medio del neblinal y la quietud virgiliana, quedando su mirada puesta en la Cuesta de los Rondones,  arreglándose la blanca barba.

En enero de 1965, al ser inaugurado el templo actual, y la demolición del antiguo, se perdió la huella en el infausto recorrido de la antigua reliquia. La fama que corrió a partir de ese año, fue considerado como el más hermoso y moderno templo católico, remodelado por uno de los afamados arquitectos del país, y encima, el más rico de Trujillo, pues hasta las casullas estaban valoradas en sumas inverosímiles y ni hablar de los dorados vestidos y mantos de la recién estrenada Virgen, “La Españolita”, de belleza impredecible. El Dios de la Sacristía, no fue al nuevo templo. 

Algunas familias, recordarían su historia solo como inspiración mística, en parte por religiosidad; y, sobre su sino fatal, por temor a su Dios, basta hacer un rápido paneo a la historia diáfana y a la realidad de nuestra comarca. Ahora estoy comenzando a entender, la preocupación de Concio Rivas, mi abuelo, meses antes de morir, cuando me dijo una noche en el Xikoke, un tanto melancólico, que tenía que recuperar “El Mártir del Gólgota”, un viejo libro, en el que –según él-,  estaban  las “revelaciones”, movía sus manos como si lo estuviera hojeando. Se quitó el sombrero, y guardó silencio por largo rato.  

Confieso que, como otras cosas, se desconoce el paradero del inveterado Dios de la Sacristía. Estamos esperando que devuelvan las campanas centenarias del Templo o respondan qué pasó con ellas.

La Puerta, enero 2024.

(*) Portador Patrimonial Histórico y Cultural de La Puerta.

Omanrique761@gmail.com

sábado, 23 de diciembre de 2023

De pesebre en pesebre, La Puerta renueva su devoción.

          Por Oswaldo Manrique (*)


         Historia mínima de esta tradición.

Con el verso simpático y pegajoso, que se canta y dedica al niño Dios, a la algarabía y a la esperanza, los jóvenes, mujeres, adultos y por supuesto, los niños del vecindario, van de casa en casa, de portal en portal, de pesebre en pesebre cantando, acompañados del cuatro, maracas, violín y la procesión de aguinalderos, entrando a cada hogar a venerar al “Niño Jesús”.

Venimos volando

en alas del viento

hacia este salón

de recibimiento.

Paseo del Niño, autora Josefa Sulbarán. Imagen cortesía del Museo de Arte Popular Salvador Valero.

En La Puerta, las familias tienen su manera de celebrar esta festividad decembrina, pero hay una en particular, cargada de creatividad, novedades, estética, belleza, ética, participación, conversa, alegría y sobretodo de calor humano, que da pie a otras tradiciones, es el pesebre. Esfuerzo que renueva a la comunidad, en el sostenimiento de su espiritualidad. 

Ábrame la puerta

que puerta tan dura

¿Dónde está la llave

 de esta cerradura?

(Recopilación de Aguinaldos. Isabel Rivas).

La fuerte incidencia de los medios de comunicación y redes sociales en las últimas décadas, ha facilitado el desdén por nuestras tradiciones. Ahora, se ha resumido a la imposición de una tradición navideña anglosajona, del árbol repleto de cuanto adorno deslucido e impropio tengan para vender los comerciantes asiáticos. Algunas familias, viven un proceso de transición o pragmatismo, y ponen debajo del árbol, un pequeño pesebre, las más de las veces, con los personajes y animales, en una sola pieza, bastante alejado del simbolismo del nacimiento y su ambientación rural y tiempo, en que se dio ese acontecimiento.

Esta tradición se remonta a 1608, cuando el Obispo Antonio de Alcega, constituye y asienta en el valle donde hoy está  La Puerta, el Pueblo Cabecera de Doctrina Nuestro Señor San Pablo Apóstol del Bomboy. Ejerciendo su influencia la terrateniente doña Catalina Faxardo, esposa del capitán Francisco Botello, y luego al enviudar, esposa del clérigo Cristóbal Hurtado de Mendoza. La profundidad del conocimiento cristiano, deseo de progreso y de la religiosidad de doña Catalina, nieta de nuestro Quijote, el capitán Alonso Andrea de Ledesma, nos induce a pensar que fue de las más interesadas en implantar y fortalecer aquí estas tradiciones navideñas hispanas, por lo menos en las casas de los encomenderos Daboín, Tafallés, Piñuela, Pacheco, Mendoza, Carrillo, y los otros colonos, debido a sus obligaciones con la Monarquía española y la buena relación con los padres Antonio Montero, Salvador de Carmona y Fray Juan de León, primeros doctrineros de este pueblo indígena. Tradición que pudo permear entre el pueblo Bomboy, coincidente con sus ceremonias mágico religiosas, propias de  su cosmogonía ancestral.

A comienzos del tercer poblamiento, sin indígenas ni negros, partiendo del año1900, los nuevos vecinos, cifraron en la hispana tradición del Niño Jesús, el tiempo de la esperanza. Un antiguo cronista  describió la estampa en la forma siguiente: <<Y al Niño de Belén íbamos a conocerlo en los pesebres…alegraba cada año la aldea abandonada>> (Abreu, José Rafael. La Puerta un pueblo. Pág. 191. Editorial Arte. Caracas. 1969); síntesis del estado socio-económico de esta comarca.

 Agregó Abreu que, <<los pesebres humildes, eran de alegoría conmovedora. En menguados rebaños, ovejas de algodón conducidas por pastores de anime, o pulpa de maguey, vigilaban la soledad del nacimiento, mientras hacia el portal, custodiado por ángeles de trapo, marchaban del oriente monarcas de cartón. Pero la hierba y el musgo de tales pesebres eran más tiernos. Y el laurel y las “albricias” del páramo eran de una fragancia intensa>> (192). Además anotó, los elementos naturales usados: musgo del Páramo de Las Siete Lagunas, barbas de los arboles, seguramente los bucares de Las delicias y El Molino, que cobijaban los cafetos, y helechos del rio Bomboy. Le ponían frutas: duraznos, guayabas, moras piñas, pomarrosas, tomate de árbol, curubas.

Rememorando su infancia, escribió que, los niños eran los encargados de buscar materiales para el pesebre, <<para la Virgen, lo mejor son flores. Eran tan abundantes y lindas las flores de La Puerta. Además de las rosas de nieve que plantaba y cultivaba mi madre, los claveles de purpura, las caléndulas áureas, los pensamientos nostálgicos, las margaritas pensativas>> (193); estos párrafos, nos induce a pensar en un concepto andino y rural de pesebre, por lo menos de esta localidad.

En la indagación  por  datos sobre los viejos pesebres de La Puerta, para elaborar esta nota de Navidad, buscamos información de los más antiguos, las familias responsables, y los que destacaban, por sus características, su belleza, arte, tamaño, materiales usados, sitios, familias, como por su simbolismo y contenido evangelizador, aquello de los misterios, que constituyen la tradición católica, y obtuvimos varios relatos. 

Alfonso Briceño, hijo del recordado José de las Mercedes Briceño,  mantiene en su memoria, que en La Hoyada,  el pesebre más destacado y llamativo <<era el de la  Familia Carrillo. En esta casa, cada diciembre, a la cabeza la señora Porcia de Carrillo, lo elaboraban con elementos naturales, incluso se utilizaba mucho musgo, ya que se conseguía en abundancia, los demás objetos eran muy lugareños, incluso en la vía Valeralta, había o hay vetas de talco y arena blanca, con lo que hacían las decoraciones.  Otra de las características, era el uso de plantas ornamentales: esa fresca combinación de  navidad, piñuelas floridas, que inundaban el ambiente a pura navidad>> (Notas enviadas por  Alfonso Briceño Delgado. Vía Wasap. 5 diciembre 2023). La fragancia fresca y el agradable aroma natural, son características de estos pesebres.    


Desde pesebres religiosos hasta el pesebre cómico y desconcertado.

Recuerda igualmente Briceño, que allí iba a contemplar el pesebre, <<era la mamá de Ramón “Monche” Carrillo, también la familia Rondón, se aplicaba la Sra. Felipa Rondón,  el de los Carrrasqueros era  pomposo, aunque ellos eran muy mantuanos para la época, debe haber buena información al respecto por la religiosidad que reviste, sin duda no se puede dejar de mencionar el de la maestra Jenny >>; esta maestra, es toda una institución en el tema de los pesebres. 

Hubo otros curiosos pesebres,  << Incluso recuerdo que los más antiguos estaba el del comerciante más próspero de la localidad, el señor Abdón Lamus en la entrada norte del pueblo, también a la cabeza su mujer Aminta (Minta) de Lamus, ese pesebre era muy cómico, había objetos que no tenían relación unos con otros>> (Ídem); elaboraciones quizás excéntricas, pero imbuidas en el espíritu navideño.  Pesebre, en la antigüedad, se refería al cajón donde comían las mulas, caballos, burros.

Los pesebres famosos por sus parrandas.

Para Benito Rivas, <<uno de los pesebres más famosos en aquellos tiempos era el de la señora Rosario Lamus, ahí se realizaban unas enormes y buenas parrandas. También en la casa de la señora Josefa Rivas, quien era muy celosa con su “Niño”, no quería que se lo robaran, inclusive le pedía a los hijos que estuvieran pendientes para que no entrara nadie, para que no llegara uno de los ladrones de niño a llevárselo,  porque ella decía que   ahí, en los cantorios, le gustaba mucho el miche y ella no compartía eso, pues esa celebración requería muchos gastos, por esa razón no le gustaba que se lo robaran>>, se refiere a los años 80.

Agregó que, << En la casa de Laura Sulbarán, en la avenida Bolívar con Calle 3, y la señora Eulalia de Rondón, era la esposa de Pedro Rondón, cerca de la Plaza, también hacían bonitos pesebres, sin olvidar el de las hermanas Fernanda, Bernabela y Ubencia Rondón; Ubencia, era muy católica, practicante, muy devota del “Niño Jesús” y realizaban muy bonitos sus pesebres, ahí   en su casa en la calle Páez>>; pesebres llenos de mucho catolicismo.

 En cada familia, existe una particular forma y estilo de hacer el pesebre, que se observa con los materiales que se usaban,  <<en aquella época algunos hacían el pesebre en encima de una mesa otros lo hacían en el suelo, pero normalmente utilizaban las bolsas de tela de harina del Norte,  entonces la volteaban, invertían lo de adentro hacia afuera, y sobre eso era que le echaban la pintura en polvo, la pintura que preparaban también con cal. Los pesebres, además de   la ornamentación natural con musgos, arbustos y barba de viejo y cosas de esas, también   le agregaban una flor blanca de monte muy olorosa llamada de Nochebuena, era un olor que se conocía como   el olor de la Navidad, el aroma que ambientaba la casa de Navidad, y esa característica la ha dado esa flor que se le llamó flor de Nochebuena se utilizaba en   todas las casas donde había pesebre, era una de las características usuales>>; luego del de la llegada del “Niño”, venían las famosas paraduras, la fiesta del robo, la fiesta de los Reyes.

Tradición que prepara la llegada de las otras: Robo del Niño, la Búsqueda y los Reyes.

El pesebre, sin duda alguna, está asociado, como representación cristiana, a los más nobles sentimientos del ser humano: la paz, solidaridad, reconciliación y el amor, por eso se convierte en la atmósfera del renacer y renovación anual en nuestro pueblo andino. Uno de nuestros cronistas, de gran esfuerzo en graficar nuestras tradiciones culturales y religiosas locales, Antonio Lino Rivero, nos informó que, con respecto a los pesebres de esta Parroquia, <<En cualquier hogar de los caseríos de La Puerta por más humilde que fuera, en el mes de diciembre preparaban su pesebre; igual en el pueblo (área urbana), las familias pobres y ricas preparaban unos hermosos pesebres y fijaban la fecha en que le hacían la fiesta. Esta tradición de las familias, todos los años empezaban en diciembre y culminaban el día 2 de Febrero, día de La Candelaria>> (Notas enviadas por Antonio Lino Rivero. Vía Wasap. 12 diciembre 2023).   

Rivero, solidario y generoso colaborador, relata lo siguiente, <<como yo viví los primeros 5 años de mi vida en el campo, le contaré cómo era la instalación de los pesebres en esos lugares. Los Primeros días de diciembre de cada año la Sra de la casa junto a sus hijos y familiares instalaban con mucha devoción y respeto el pesebre y fijaban la fecha de su fiesta. En el transcurso de los días una persona de otra comunidad, se robaba el niño, y eso era una tradición en todas las casas donde existían pesebres La gente comentaba se robaron el niño del pesebre de la familia tal y otros amigos comentaban antes del día de su fiesta, avisarán donde está para que vayan a buscarlo. Asi lo hacían y días antes de su fiesta avisaban donde se encontraba el niño robado, la señal era un volador, después a intervalos lanzaban dos o tres más, para indicar el lugar exacto donde debían buscar al Niño>> (Notas citadas). 

Asi como había la sana competencia de elaborar hermosos pesebres, también hubo a mediados del siglo pasado, los lucidos y agradables villancicos o aguinaldos populares religiosos, que constituían el complemento del tributo al niño Jesús, esto era el canto. Los versos aguinalderos que aquí compartimos, son una recopilación de la señora Isabel Rivas madre de la profesora Belkix Villegas. 

Aguinaldos nuevos

tengo en mi memoria

 hoy los canto aquí

                                      mañana en la gloria. 


En la breve historia de los pesebres, que nos aporta Rivero, señala que <<15 días antes de celebrar la Fiesta del Niño Jesús, en cualquier hogar donde se había instalado un pesebre, el dueño o responsable de ese hogar se encargaba de tener lo necesario como comida, bebida para atender a sus invitados el día de esa fiesta. Cuando ya sabían el lugar donde debían buscar al niño robado, se organizaba un grupo de pastores con sus respectivos cantantes y salían a buscar al niño. Llegaban al sitio, le cantaban muchos versos para que le entreguen al niño y la persona que se lo había robado también cantaba y les contestaba en forma afirmativa que lo iba a devolver. Luego de rescatarlo, lo traían a la casa donde le celebrarían la fiesta o paradura del niño como se le decía en ese tiempo>> (Notas citadas). 

Somos caminantes

venimos poquitos

el dueño de casa

nos dará un traguito.

De los mejores recuerdos de su infancia y juventud que alcanza ya las ocho décadas, el maestro Antonio Lino, nos explica la ceremonia: <<A primeras horas de la noche, con la mayoría de invitados presentes, empezaban los cantantes a dedicarle versos al Niño Dios, que duraban toda la noche, también rezaban el Santo Rosario y cantaban las letanías en Latín que eran bastantes. En el transcurso de la noche, se procedía a darle de comer a los invitados, a los cantantes y rezanderos a demás de la comida le servían vino y licor (Miche), era una fiesta muy emotiva. Al final de la festejo se procedía al Paseo del Niño Jesús con la participación de la mayoría de los invitados. Lamentablemente estas tradiciones ya existen poco en los campos, debido al éxodo de su gente a las grandes Ciudades de Venezuela y otros países>> (Notas citadas).  

Los cuchareados pesebres vivientes.

Conversando recientemente con Benito Rivas, cofundador del Comité Pro Defensa de La Puerta, y persona preocupada por el rescate de la historia y nuestras tradiciones locales,  recordó algunas anécdotas relacionadas con los Pesebres Vivientes, que se hacían en los años 80.  Recuerda que <<en un año, el 24 de diciembre fue de comentario,  en horas de la noche  a la puerta de la iglesia, se dio la presentación y coreografía completa del Pesebre Viviente, con la Virgen cargando al  niño, a su lado,  San José,  los Reyes Magos y los Pastores, hubo en el acto mucha alegría,  mucha algarabía,  música, bombas, campanas, y cuando tocó presentar a San José, el hombre estaba “hecho leña”, es decir, pasado de cucharadas de miche, rascao y al verlo la feligresía en aquel estado, se formó aquella gozadera, cantando y bailando, y puso el toque gracioso en la recepción del Niño Jesús>>. Pero el 24 de diciembre del año siguiente -dice Benito-, no se presentó San José “rascao”, sino que fue la Virgen, la que estaba altamente pasada de cucharadas. Cosas que ocurren en nuestro pueblo.

En una oportunidad, cuenta Benito Rivas, <<había pasado lo del Niño Jesús, ya estaba en su pesebre y en la casa de Rafaela de Abreu, mamá del ingeniero Jorge Luis Abreu, cuando hubo la Paradura de Niño, el ingeniero, va y lleva a los cantores y a los cuatristas  a “La Flecha” donde vivían, y en efecto los llevó, y cuál sería su sorpresa cuando al ratico, al regresar a su casa, le vuelven a llegar los cantores, que se habían metido por la parte de atrás de la casa, por los corrales, para seguir la fiesta>>. Se empalagaron los músicos y cantores. 

El antiguo pesebre filipino.

En un artículo de la señora Addy Rosales de Ávila, apreciada vecina y trabajadora cultural de esta Parroquia, refiere que  en el año 1939,  empezó con la idea de hacer un pesebre. Para ese entonces tenía 15 años, y vivía en la casa de sus abuelos Antonio Rivas y su esposa Mariana Herrera de Rivas, en La Pueblita, Municipio Mendoza",  un día <<le dije a mi abuela cómprame un nacimiento donde los Santini…entonces mi abuela me dice: - hija yo tengo un nacimiento que se encontraron mis antepasados, cuando vivían en el caserío Carmania en el año 1860>>; le contó su nona que ese nacimiento lo encontró la abuela de ella cuando estaba pequeña, y se encontraban jugando por los lados de la casa donde vivían, les llamó la atención y la recogieron, << lo llevó a lavar a la quebrada llamada Doró , que bajaba por la casa y cuál sería la sorpresa, cuando la abrieron se dieron cuenta que era un nacimiento" (Addy Rosales de Ávila. Por Doró bajó la imagen. Revista Espacio Vital. Pág.29. Diciembre 1993). Buena parte de esta posesión, es “El Cucharito”, hoy “Carmania”, cuyo propietario fue el padre y prócer patriota Francisco Rosario, a comienzos de los 1.800.

Imagen del antiguo Pesebre filipino, publicado en la Revista Espacio Vital. Pág. 29. Diciembre 1993. 

Narra la señora de Ávila, que, en el año 1950 se fue a Caracas, donde le recomendaron buscar a un crítico de arte, fue a hablar con <<Juan Calzadilla, quien en su biblioteca buscó la dependencia del nacimiento, y entonces me dijo: este es una talla de marfil, data del año 1570, es de origen filipino...usted consérvelo que es una reliquia>>, hasta ahí, todo iba bien, ya conocía su origen.  Luego fue a su casa el gobernador Márquez Cañizales (1964-1965) y le dijo: <<señora como yo voy para Caracas, usted se va conmigo y escoge el nacimiento del tamaño que usted quiera, y me da el suyo. Yo me negué... entonces con un acento un poco disgustado me contestó: - usted está creyendo que ese nacimiento le va a hacer milagro.  Me quedé callada y se fue>>. (Ídem);  después de este impase con el gobierno, la gente siempre llegaba a preguntar por el pesebre filipino. Desconocemos, si hizo algún milagro.

Un esfuerzo por rescatar la tradición.

El 8 de octubre de 2007, la Parroquia eclesiástica encabezada por el Pbro. Julio León, las promotoras culturales Carmen Carrizo, Emilia Briceño, Belkix Villegas y estudiantes de la Misión Cultura, se propusieron rescatar tradiciones navideñas en La Puerta. Convirtieron la plaza Bolívar, en un hermoso escenario de estampas alusivas a las distintas etapas o misterios evangelizadores sobre el nacimiento y los primeros tiempos del Niño Jesús.

En sus espacios, fueron ubicadas figuras artesanales de 1,60 metros de altura, elaboradas entre otros por: Jenny de Abreu, María de Viera, Melania de González, Rosa Carrillo, Esperanza Mejía, Leonardo Peñaloza, Betty Briceño, Carmen Carrizo, Rogelio Salcedo, Bélkix Villegas, Mirla Araujo, Eleazar Ramírez, y María Ruz.

La promotora cultural profesora Belkix Villegas, siempre colaboradora, fue casi tajante:   <<La que siempre se ha destacado por el pesebre es la señora Jenny de Abreu, la maestra Jenny>>.

El 7 de enero 2008, la alcaldía de Valera premió a los mejores pesebres de las Parroquias, era el Séptimo Concurso de Pesebres Residenciales, con la participación de 21 familias,  ganando el primer lugar la familia Toro de la Parroquia La Puerta. También hubo la premiación dentro del Cuarto Concurso de Pesebres Comunitarios, obteniendo el primer lugar, la comunidad de  “El Censo” y el segundo lugar, el pesebre de la plaza Bolívar, ambos de nuestra Parroquia.

El ambiente que se disfruta por estos días, en el seno de nuestras familias católicas, que pareciera que nos abruma como fenómeno espiritual, cargado de alegría, buena vibra y esperanzadora, con la llegada del Niño Jesús, con su significado "salvador de los hombres" en hebreo, es sin duda, una especie de fenómeno tradicional, que nos viene desde remotos tiempos, y que cada año, se convierte en tiempo nuevo, por eso, lo de que se renueva la devoción cristiana del Nacimiento de Jesús o llegada de la Navidad. 

Va para los lectores, esta nota de Navidad, acompañada de nuestro deseo y el de mi familia, que tengan y disfruten estos días de mucha paz, reconciliación y reencuentro renovador de la familia. Así, podemos sumarnos a cantar todos, como lo interpretaban  a mediados del siglo pasado “Mano Chayo” y el barbero Pedrito Rangel, los trapicheros Aniceto y Bartolo,  el agüero Rito Ramírez, el padrino Octavio Montilla, Maura González, Benito Villarreal, con los poetas del páramo Santos Paredes, Teodoro Torres y mi abuelo Concio Rivas, ese viejo aguinaldo andino de la esperanza, recopilado por Isabel Rivas:

Ha nacido el niño 

el hijo e' María 

por el veinticuatro 

qué grande alegría. 

 

Nació en un pesebre

donde el buey comía

todo el mundo alegre

el hijo e' María.


(*) Portador Patrimonial Cultural e Histórico de La Puerta.

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La Puerta, diciembre 2023.

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