sábado, 3 de agosto de 2024

María Ignacia La Bastida Vetancourt, “La Castellana de San Francisco”.

 

María Ignacia La Bastida Vetancourt, “La Castellana de San Francisco”.


Por Oswaldo Manrique (*)


Demostró ser una Provincialista y Republicana a carta cabal, una Heroína del Bomboy. Cuando titulamos lo de “La Castellana de San Francisco”, es porque una pariente de esta matrona la llamó así, lo que mueve el interés a conocer su historia de vida. Para los diccionarios de lengua española esa expresión desde tiempos medievales significa: señora o dueña de un castillo o de una ostentosa mansión.

Su madre Asunción, nerviosa y preocupada, ordenaba a las mujeres que estuviera todo en orden. Esperan la llegada del “Niño” Ricardo, quien estudiaba en el Seminario de Mérida.

Se alegraron todos, al verlo pasar el puentecillo de la hacienda. Lo reciben en los escalones. Cuando se va a bajar de la mula, Francisco su padre y dos peones tuvieron que ayudarlo y llevarlo en brazos, hasta el interior de la casa. Lo sentaron en el gran salón, sin embargo, la expresión de alegría de ver a la familia esperándolo, lo entusiasmó y al estar sosegada su fina y blanca cara, les dijo, como si no hubiese pasado nada: 

-         ¡Bueno, aquí me tienen! Fue la expresión que descartó cualquier tristeza, era señal de aceptar que su pierna no iba a andar muy bien. Todos menos Nacha, lo abrazaron y le dieron gracias a Dios, que no le ocurrió algo más grave en el terremoto. Su hermana, compañera de juegos y andanzas, se llenó de tristeza y lastima al verlo en esa condición, renco y lisiado para caminar. 

Sus padres, más preocupados, querían mantenerlo en la hacienda, para que se recuperara, sin embargo, Ricardo a pesar de la poca edad, era un ser de mucha madurez tanto de pensamiento como en su aspecto emocional.

En 1812, estudiando en el Seminario de Mérida, ocurrió un terremoto y Ricardo <<se rompió una pierna que por vida le recordó aquel aciago día y lo hizo llamar por amigos y enemigos el "Cojo La Bastida" >> (Dávila, 151),  al mismo tiempo de eso, estando en el templo San Francisco de Mérida el terremoto le ocasionó la muerte al obispo Hernández Milanés, quién quedó bajo los escombros de esa iglesia. Su interés era continuar sus estudios y seguir siendo el centro animador de aquella familia, ahora con un nuevo aspecto: ser cojo.  Esta sería la primera de las angustias y vicisitudes vividas, que fueron generadas por su hermano Ricardo, <<gran patricio, el meritorio Magistrado e insigne humanista>> (La Riva, 150), el apasionado mendocino republicano.


La vieja y atractiva casona colonial de “San Francisco”, en Mendoza del Bomboy, tierra de Patricios.

En un fértil Valle atravesado por el río Bomboy, entre Valera y La Puerta existe un histórico poblado,  al cual se llega por  el antiguo camino real,  denominado Mendoza, <<cuna de patricios trujillanos que dieron lustre a esta Patria>> (Contreras, 202); anteriormente, se le denominaba “San Antonio de los Timotes”.

Fachada de la mansion colonial de la Hacienda "San Francisco",  Mendoza, estado Trujillo. Grafica de este blog. 

La mejor descripción del lugar, en aquella vieja época, no las dejó doña Ana Hernández Bello de Tejera, descendiente de doña Nacha, quien escribió: <<El histórico templo del pueblo, situado al pie de unas lomas, guarda las cenizas de un Padre penitente, y pone nota alegre en aquellas lomas vestidas de musgo y de follaje en las laderas, que semejan nacimientos pascuales… una temperatura deliciosa y por su agua fría y saludable, el preferido de la familia lacustre. Rodeado de haciendas, cuyos terratenientes fueron, en su mayor parte, los Briceños y Labastidas>> (Contreras,  202), a estas estirpes pertenece doña Nacha. 

Lo cierto es que, ese hermoso sitio, el pueblo de Mendoza, cuna de patricios, también lo es de mujeres sorprendentes, no solo por sus genes independentistas, sino por sus particulares cualidades personales. Allí, nació y vivió nuestra personaje, <<La Castellana de San Francisco>>.

Entre la Cañada de Mendoza y el viejo sitio indígena de Guaná, cerca de la posesión de San Pablo de Bomboy, se encuentran los sembradíos y potreros de la “Hacienda San Francisco”, en cuyo centro se halla una muy antigua casona colonial. Ana Hernández Bello de Tejera, la retrató así: <<San Francisco: con sus vetustas ventanas y su corredor con verjas mirando al camino real en ademán piadoso para el caminante. con sus árboles frutales, y su huerta siempre florecida, sus extensos y bajos corredores, en uno de cuyos ángulos se desgrana la mazorca de maíz, se ventea el café, se limpia el tártago, bajo la vigilancia de la vieja mulata encuclillada en el quicio de la talanquera, con su inseparable tabaco, cuya candela va hacia dentro de la boca>> (Contreras, 203); es una edificación muy amplia y hermosa. El Valle, fue antes y después de la llegada de la invasión europea, zona de tabacales, por eso, la vieja práctica indígena de fumar tabaco.

Agregó  la referida cronista, que <<el Bomboy, río de regadío, de aquel Valle, serpentea en caprichosos giros, mueve la centrífuga del ingenio,  refresca los helechos, amenaza los bagazales, y al atravesarlo por frágil puentecillo y corta pendiente, da la alegría de encontrar el trapiche, en donde el amable fondero bate con el ramillón en grandes  pailas, la espumosa miel, que grandes y chicos, como parvada de moscas van allí, en busca de melcocha, del batido envuelto en cascarón, y de la deliciosa agualoja,  servida en hermosa totuma, y más sabrosa que la más rica champaña>> (Contreras, 203). El rio Bomboy, hoy casi en su ocaso, fue por varios siglos el impulsor económico de este Valle. 


¿Quién era  <<La Castellana de San Francisco>>?

En esa casona que marcó la historia como sitio independentista, los esposos Francisco Antonio La Bastida Briceño, conocido como <<El Provincialista>>, Alcalde, Teniente de Gobernador, Constituyente por La Puerta en 1811, amigo de Bolívar. La esposa: Asunción Vetancourt Uzcátegui Briceño (Vientre Bendito), nació su hija María Ignacia de los Dolores La Bastida Briceño Vetencourt, el  17 Agosto de 1804,  y allí,  también se crió y vivió.

La niña “Nacha”, que era como la llamaban afectivamente en la familia, era hermana de Ricardo La Bastida,  su contemporáneo, su cómplice, de todos sus hermanos él era el simpático eje de la familia, el que estaba en Mérida estudiando, su mamá los reunía a todos cuando le tocaban vacaciones, y los alentaba a aprender de él, que estudiaba para cura o para letrado o para algo que esperaban de él. Unos a otros se miraban pensando que iban a tener un hermano sacerdote. Pero cuando él llegaba, era la renovada alegría en la familia había cantos, poemas, cuentos, leyendas, historias, juegos y no existía ningún tipo de distancia entre ellos, allí mismo, en la mansión de los La Bastida, donde el tema diario era la guerra de independencia.

María Ignacia se enamoró de un primo carachero, de nombre: Francisco Miguel La Bastida Briceño <<del señorío de Miquía>> (Contreras, 203), hijo del prócer José Miguel Labastida Briceño, este a su vez, primo del papá de María Ignacia, también representante y Constituyente en 1811, por la Villa de Carache; fue Capitán de Milicias Urbanas y Alcalde de Carache en 1812 (Dávila, 77). Su madre, Candelaria Vetancourt, llamada “la Capitana Candela”, por su solidaridad y apoyo a su esposo, cuando es traicionado por los vecinos comprometidos por la causa independentista, y después, cuando fue apresado y enjuiciado, con todos su bienes confiscados por el gobierno realista, buscó y movilizó abogado y familiares realistas, y se enfrentó ante los tribunales a defender y liberar a su marido y a recuperar los bienes, lo que finalmente  consiguió en 1813, ambos siguieron al servicio de la lucha de emancipación, como civiles. 

En julio de 1835, en la hacienda “San Francisco”, se dio la gran celebración, el bautizo de Concepción, la primera hija de María Ignacia y Francisco Miguel La Bastida Briceño, festejo al que asistieron las más encopetadas familias del valle del Bomboy y de Trujillo. En esos tiempos, en Mendoza aun cumplía labores litúrgicas y sacramentales el recordado Padre Rosario.

Según nuestra investigación, María Ignacia con Francisco Miguel procrearon además de Concepción, a  Juana (n. Mendoza, 1840); Catalina (n. Mendoza, 1844), se casó con su primo también llamado Ricardo Labastida. Francisco (n. Mendoza, 1849), quien murió célibe. Arístides (n. Mendoza, 1861), medico graduado en París, donde se casó con Isabel Rabello (Dávila, 303). Alcira, casó con Antonio Braschi. María Ignacia, casó con el Dr. Juan Nepomuceno Urdaneta, abogado, diputado y Pdte. del Gran Estado Los Andes, en 1886. Antonio María, Jesús María y Rosario Labastida Briceño.


Cualidades personales de su formación nobiliaria.

Físicamente, era una mujer de  rasgos hermosos, como la  mayoría de las catiras de este Valle, sin embargo, destacaría por ciertas cualidades no comunes, <<de regular estatura, de talle esbelto, blanca la tez, ancha y tersa la frente, ojos negros, y con un metal de voz y pureza de lenguaje, que se adentraba, haciéndola amable y simpática al trato de las gentes, porque en aquella mujer se aunaban a los blasones heredados, la gracia y la gentileza de un espíritu fuerte y comprensivo, una gran inteligencia, el don de caridad, que es lo que constituye una verdadera aristocracia del talento y del corazón, y hacen a una mujer expectable>> (Contreras, 204) ; una dama que generaba interés, no solo por sus exquisitos movimientos y costumbres, sino por sus palabras, su manera de hablar y decir las cosas: en estricto castellano.

Aun en la población actual de Mendoza, se comenta que en la casona de los Labastida, se respira aire castizo, aire castellano, porque en dicha familia hablaban en idioma castellano estricto, casi a la perfección, uno que hizo gala de eso fue el profesor Cesar Labastida, de quien el investigador Carlos Montiel, afirma que era la única persona contemporánea, que hablaba en Trujillo, el perfecto castellano. Algunos lo denominan castellanismo.

Existe otro dato interesante, relacionado con el denominado castellanismo, como rasgo idiomático propio del castellano, de lo que han hecho gala los Labastida: es  que uno de sus integrantes, el sacerdote Francisco Labastida, precisamente escribió la obra de Gramática Lenguaje Nacional “Curso Preparatorio” y el “Curso Medio” para ejercitar <<fácilmente los niños en el conocimiento, análisis y aplicación de las partes de la oración castellana>> (Revista Pedagógica. 3ª. edición. Págs. 8 y 49. CHET. 1981); era el texto único en esta materia, con que se contaba en educación primaria a finales del siglo XIX y comienzos del XX.

Las mujeres de esta familia, destacaron por su solida formación cristiana, estilo, estética, y en el presente caso por su virtud caritativa, y por su manera de hablar el idioma, que involucra como utilidad social, una especie de interesante rebeldía aristocrática, en medio de aquel contexto post colonial y luego, el republicano.


Mujer Republicana, Provincialista y Castellana como sus padres.

La familia Labastida, durante casi dos siglos constituyó el núcleo guía en el ideario político y económico colonial y neo republicano del Valle del Bomboy. Fueron ejemplo para la sociedad trujillana, sus hombres se instituyeron como caudillos civiles, con formación jurídica y nobiliaria, toda vez, que tuvieron que salir a defender sus derechos e intereses, entre los que cuentan la defensa de Trujillo como Provincia. Sus mujeres, participaron decididamente en el movimiento independentista, y otras, en el proceso de construcción de la nueva república de Venezuela, a este último, grupo perteneció María Ignacia, también llamada “Nacha”.   

Obviamente, como era costumbre durante la época colonial, las grandes celebraciones, los grandes eventos sociales, así como, las tertulias, reuniones y las conspiraciones, se realizaban en los salones de las grandes mansiones o castillos de los caudillos, es decir, se vivía una especie de privacidad amplia, en aquellos salones. Al contrario de lo que se piensa y ha escrito la historiografía, fue en este Valle, donde vivían y trabajaban los principales caudillos terratenientes, letrados,  productores, comerciantes  y curas, donde se decidían los pasos del movimiento independentista provincial, asimismo, fue en estas mansiones donde se reunían y tomaban decisiones.

*

Nacha con apenas 9 años de edad, observó cuando su padre regresó libre de prisión, pero enfermo, los realistas lo habían perdonado en 1812 y no le confiscaron “San Francisco” ni sus otros bienes. Un día de junio de 1813, fue sorprendida la familia porque en forma imprevista se presentó a visitarlos el Brigadier Bolívar, jefe del ejército libertador que venía de Colombia. Asunción lo recibió como al viejo amigo de Francisco Antonio, que era. Esta inesperada visita sorprendió los  sentidos de la niña, ante sus ojos y cerquita de ella y sus hermanos pudieron conocerlo. 

Cuando el matrimonio Labastida Vetencourt, sentado en la mesa comiendo con Bolívar, éste, les conversaba sobre el estado de salud de su amigo Francisco, de la familia en su totalidad, y se interesaba de la situación de la hacienda “San Francisco” y la economía de la región, tema del que era experto el padre de Nacha, quien reimpulsó la siembra de trigales y trajo las primeras matas de café al occidente del país.  Asunción y Francisco bastante quebrantado de salud, le preguntaban sobre el avance de la guerra, y la preocupación por los ajusticiamientos de sus familiares de Barinas. Pese a la amistad y trato, algo de aquella cordialidad y amabilidad, sobre esta cuestión, se mantenía en reserva extrema.  

El enorme salón de estar, tertulias y reuniones, asi como sus otros salones y corredores, y el patio que parece una plaza, de la casa de la hacienda “San Francisco”, cumplía esa función proindependentista. Allí, se reunió Bolívar, con los Labastida, Briceños, Vetancourt, Hurtado de Mendoza, Pacheco, el padre Rosario, cuando llegó a tierra trujillana, y allí pernoctó la primera noche (Briceño Valero).  Comenzaba asi,  a groso modo, a percibir Nacha su primera lección magistral sobre el trato a personalidades de la política y la guerra.

*

Cuando asumió las riendas de la castiza hacienda “San Francisco”, se continuaron realizando las tertulias en su vivienda. Contando con el apoyo de su esposo Francisco Miguel La Bastida Briceño y Vetancourt, se involucraba en las conjuras de los godos trujillanos, que jefatura su hermano Ricardo; esas reuniones eran utilizadas para perfilar y dar forma a la Provincia y a la nueva República, tras la ruptura de Colombia, la grande. 

Siempre recordaría, lo que ocurrió un día de 1830. Al ver entrar al niño Ricardo a la casa, inmediatamente le soltó: 

- Vos si sos descuidado con vos. Estáis con esa lora en la pierna, más hinchada y seguís caminando y moviéndote de un lado a otro. 

- Dejá la guama Nacha, vos te preocupáis más de la cuenta. Ella le replicó: 

- Muy pronto de "Cojo" te tendrán que llamar "Mocho" como sigáis descuidando tu pierna. Él para molestarla le dijo: 

- Para pensar y para hablar no necesito estar exhibiendo las  piernas buenas.

- Menos mal que aclarasteis que Bolívar no fue el inventor de aquello de la monarquía. El Padre Rosario vino hablar conmigo, de eso. Él le respondió:

- Sí, era algo maledicente, prestarse a lo que fue una insinuación y obra del señor Restrepo y del doctor Castillo al general Páez, son ideas nefastas, que no comparto. Ella entregándole una jícara, bajando la voz, dijo: 

- Gracias a Dios y a la Virgencita que lo aclaró, esas son vainas de Santander, cizaña de antipatriotas, pero son una infamia contra Bolívar. Tóme tantico bolón. 


Padre Francisco Antonio Rosario, Prócer y Párroco de Mendoza, en la epoca de "Nacha" La Bastida Vetancourt "La Castellana de San Francisco".

*

Convocados por ella, dueña de la mansión, en el largo salón, donde se escuchaban los trucados acordes de un vals,  los invitados conversaban, casi presionados por los abrumadores comentarios que se corrían en las distintas aldeas y pueblos, que la situación del país y de Trujillo era de mucha incertidumbre, al constituirse la República de Colombia, el proyecto integrador de Bolívar.

Siendo muy provincialista, excesiva defensora de su provincia, se mostró decepcionada, cuando Trujillo, la entidad autónoma, obra y creación de su padre Francisco, fue degradada a ser un simple apéndice de Maracaibo. Esto la indignó. Pero como <<Mujer de consejo, supo también del refinamiento y cultura de aquella época del patriciado trujillano, y en sus recuerdos juveniles flotaban la imagen de los Libertadores, entre los cuales habían derramado su sangre por la Patria, muchos de sus parientes y amigos>> (Contreras, 204). 

Llegó un momento en que se le notó, su molestia y bajo animo, deseaba quedar sola, volver al silencio, de lo  penoso para ella que se perdiera la autonomía y rango de Provincia, es decir, tirar por el suelo la creación de su papá Francisco “El Provincialista”, quien con otros próceres se sumaron a la gesta independentista, proclamando la Provincia de Trujillo. Eso, le pesaba en el alma, era algo muy penoso que la decepcionaba y la frustraba.

 Algo típico de ella, se le acercó al hermano, lo tomó por un brazo y en forma decisiva lo emplazó:

-         ¿Decime y vos qué pensáis hacer? Ricardo en baja voz, le confesó:

-         Es difícil para mí, decirte lo que te voy a decir: se desintegra la Gran Colombia.

Si bien, la llenó de alegría y de mayor entusiasmo por Trujillo, lo de la desintegración, no lo asimilaba muy bien. 

Fueron tiempos en el que al conversar en tertulias políticas y no políticas, ella como la dama de la mansión “San Francisco”, movía con fineza sus relaciones sociales, para lograr adeptos para la causa: lograr que Trujillo retomara su condición de Provincia

Dr. Ricardo Labastida, hermano de María Ignacia La Bastida Vetancourt, “La Castellana de San Francisco”.

En 1830, encabezado por su hermano Ricardo, surge el Movimiento Provincialista, coincidiendo con el movimiento separatista de Colombia la grande, que en ese momento se alegaba un supuesto proyecto de monarquía que ya Bolívar había rechazado. Ella se decide a colaborar con el movimiento.

Llegaban y salían de la hacienda “San Francisco”, próceres, generales, coroneles, capitanes, comandantes, letrados, comerciantes, sacerdotes que militaban en el movimiento del 24 de enero de 1830, proclamando la restitución de Trujillo a su estatus de Provincia. Ricardo liderizaba, y convertido en representante a la Constituyente de ese año en Valencia, llevaba la misión de exigirla.

Nacha, firme colaboradora, atendió esa reunión, donde se informó que se había logrado la restitución del digno lugar de Trujillo. Todos pudieron mostrar su regocijo, brindaron con jugo de cacao fresco y otros con café francisqueño; inclusive, los que estaban de acuerdo con la desintegración de la Gran Colombia y los que se oponían. Para culminar aquella conversación en forma amena, con esa seriedad de la que hacía gala y muy propia de los La Bastida se paró, agradeció la asistencia y le dio la mano cordialmente a cada uno de los presentes.

*

Su influjo ayudó a que reinara la armonía en la reunión anterior, eso se lo reconocerían hasta los adversarios, inclusive los acompañó a la salida y despidió tanto a  unos como a los otros, con deferencia y respeto, obviando los bajos comentarios y ocurrencias.

Tras la alegría, de haber reivindicado a Trujillo, vinieron unas nuevas contingencias de preocupación para ella.  Ricardo, su hermano, es designado gobernador de Trujillo, cargo que le trajo problemas al tener que enfrentar levantamientos armados integracionistas, y le tocó resolverlos en forma armada, como jefe de gobierno. Se  batía a tiros con los insurgentes, desde la casa de gobierno, y desde su propia casa en Trujillo.

Pacificada la situación política, en 1832 se separa de la gobernación, se dedica a sus asuntos profesionales privados e invierte tiempo en estar cerca de sus hermanos y hermanas. Sin embargo, quedó algo pendiente, lo que impulsa en 1834, siendo diputado pidió el rescate de los antiguos puertos, es decir, el de La Ceiba, La Ceibita y Moporo que correspondían a Trujillo, lo que se alcanzó gracias al poder de su discurso y su consecuente gestión (Cardozo).

*

En 1835, llegan noticias del estallido de la Revolución de las Reformas, movimiento cívico-militar, que apresó y deportó al Presidente civilista Dr. José María Vargas, del cual Ricardo era amigo personal. Al año siguiente, ella escucha que su hermano, se convirtió en defensor del cabecilla de esa conspiración. Cuando se presentó en la mansión “San Francisco”, conversaron. 

- Tenéis razón, la verdad chucuta no vale nada, solo vale lo que se expresa plenamente, eso en pedacitos, no sirve.

- ¡Uhmmmhuu Ricardo! ¿En qué te habéis metido?

- Te voy a contar todo cuanto se, no voy a encubrir nada ni a ti ni a mí mismo. Lo agarró por el brazo y lo fue llevando: 

- Vamos al jardín que está solo. Ya Ricardo sabia, lo que Nacha le iba a reclamar, rápidamente con esa facilidad de experto abogado para reaccionar oportuna y lógicamente, la abordó:

- El mismo Tribunal, de oficio, me designó como defensor. En <<el caso de Pedro Carujo, se excusaron de defenderlo abogados que eran sus amigos personales y tal vez sus cómplices. Yo he defendido a un rendido, sobre quien tenía que caer el peso inexorable de la Ley>>. Nacha, lo escuchó con atención, y le dijo:

- Acordáte, del primo Emigdio el septembrista, que hasta sin saber ni  querer, lo culparon de querer asesinar al Libertador y él solo participó porque no quería la dictadura ¡Lo envainaron!

- <<Creo que bien se me conoce en la Provincia y fuera de ella. Yo no he defendido a un amigo, sino a un reo. Las leyes aseguran al acusado el derecho a estar asistido de un defensor>>  (MBI. Presencia e imagen de Trujillo). La hermana le censura:

- Pero has podido rehusarte o hacerte el enfermo. Escuchó al letrado, decirle:

- No Nacha, <<sin este juicio, no habría sanción, sino venganza>>, y yo estoy formado para hacer valer el derecho y la justicia. 


*

En 1848, el general Páez, surge como líder del movimiento de los “Araguatos” (conservadores), del cual participaba Ricardo, propone el derrocamiento del general José Tadeo Monagas. Fracasan en el intento, y Ricardo como uno de los cabecillas, es apresado, y luego, al tiempo, logró ser indultado. 

Estando en “San Francisco”, Nacha le sermonea, sobre su deteriorado estado de salud. Él, con su seguridad verbal, le dice:

- Nacha, ya a mis 48 años, no le temo a nada, solo a Dios y estoy cubierto de toda maledicencia y de nefastos planes. La hermana, con su sapiencia de mujer, le rebate:

- Si Ricardo, pero tenéis 48 años encima, estáis viejo, deberías quedarte tranquilo y cuidarte. Si no queréis vivir en Carmania o en Betijoque, veníte que esta es tu casa. Ahí concluyó esa fraterna  conversación.


No era posadera, si cristiana y solidaria con el necesitado.

En todas las esferas sociales de Venezuela, escribió Doña Ana Hernández Bello de Tejera,  <<se hizo proverbial la hospitalidad de los dueños de la hacienda “San Francisco”. Los que cruzaban la cordillera de Los Andes, pernoctaban en aquella mansión que fue el San Bernardo de Los Alpes, para el viajero amigo o desconocido, para sus sobrinos y parientes, que encontraba en aquella casa, lecho benéfico y mesa tendida ofrecida con aquella exquisita cultura y amabilidad>> (Contreras, 204); Bolívar el Libertador,  fue uno de esos viajeros amigos.  

Bello de Tejera, en su bonita semblanza, resume lo meritorio de esta hija de patriotas, asi: << el espíritu de caridad empapó por decirlo así, la cristiana y meritoria vida de la castellana de San Francisco. Legó a sus gentiles hijas ese código divino, que ellas  también practicaron>> (Contreras, 204), en efecto, esto se demostró.

Esas mismas virtudes cristianas, o <<código divino>>, de amplio desprendimiento de bienes de fortuna, se los trasmitió a sus hijas. A manera de ejemplo, en abril de 1893, cuando fue tomada la Universidad de Mérida por los militares al mando del General García Gómez, y convertida su sede en cuartel, hicieron daños, destrozos y saqueo, en apenas 24 horas de ocupación, <<La Señora María Ignacia Labastida de Urdaneta (hija de nuestro personaje), vecina de Trujillo, encontrándose de paseo en esta ciudad, me manifestó deseos de visitar el edificio todo de la Universidad; accedí gustoso, y al examinar la pieza de la clase de Anatomía, hizo el obsequio de un esqueleto articulado, en perfecto estado y de un todo completo, con piezas del cráneo de difícil adquisición>> (Boletín del Archivo Histórico. Pág. 101. Año 10. Julio-diciembre 2011, Nº 18. ULA. Mérida), informe del Rector. 

*

La rigurosa y amable personalidad de María Ignacia, llamaba la atención y hasta la admiraban los que la conocieron. Mucho queda por descubrir en la vida de esta mujer, cuyo nombre completo: María Ignacia de los Dolores La Bastida Vetancourt.

Aunque pareciera ser de exquisitos gustos, se coincide históricamente como una mujer de recia personalidad, dama de elite y sociedad de poderes reales. No encasillada desde el género, sino de avance ante la dominación patriarcal, imperial y subordinación, a asumir nuevos roles dentro de la sociedad, por eso hemos encontrado la valoración de esta castellana, quizás también castellanista, en una cosmovisión de cosas <<inconscientes e invisibles>>. Reconociéndole como luchadora y libertaria firme y decisoria, si bien mucho de eso sobrepasaba nuestro personaje.   

(*) Portador Patrimonial Histórico y Cultural de La Puerta.

Omanrique761@gmail.com  

La Puerta, Agosto 2024.

sábado, 27 de julio de 2024

Luis Alfonso Rangel y el Montecarlo.


Por Oswaldo Manrique (*)


Esta crónica, se ubica en los años 50 del pasado siglo y no es alegórica a ningún modelo de vehículo ni lupanar, sino al campo artístico y gastronómico de La Puerta. El joven, estaba destinado a dar su aporte y dejar huella en un controversial momento, al igual que lo hizo su padre, para una recién construida comunidad andina. Es una historia de vida, que forma parte de la historia musical de esta localidad.

Luis Alfonso Rangel, recibió sus primeras lecciones musicales, de su maestro fundamental: Pedro Manuel Rangel, su padre, quizás a los cinco años, en canto. La portentosa voz de este, quebrantaba la tranquilidad virgiliana de la bucólica vida de los puertenses, en los años 1930.  En sus memorias de la infancia, la escritora Ligia Burelli, reseñó que como parte de la cotidianidad de la aldea rural de apenas unas 40 familias <<siempre que las familias, forasteras o no, se reunían por las noches, los mayores pasaban el rato descifrando charadas o acertijos, escuchando las hermosas canciones de Pedro Rangel -el bardo del pueblo->>  (Burelli, 166), asi calificaban al padre de Luis.

En la serenata de diciembre, las campanas y voladores, anunciaban la serenata en la voz privilegiada <<de Don Pedro Rangel se dejaba escuchar hermosa y cálida: Mi Canción de Amor // viene a turbar // la calma y el silencio // y mi pobre voz // alzándose en la noche te despierta…>> (Un día volver, 286), también acostumbraba a cantar Conticinio para concluir la serenata; Laudelino Mejías escribe este vals en Valera, en 1922.  Pedro Rangel, a los 9 años de edad, criado por la familia Pabón, huérfano de padre y madre, precozmente cantaba con su portentosa voz, en el coro de la iglesia, y también boleros y su buenas rancheras mexicanas. En ese ambiente, se crio Luis Alfonso Rangel.


Nace el músico Luis Alfonso Rangel.

Luis descubrió su vocación musical, al entrar en contacto con la maestra Juanita Archila, su vecina, muchas las veces que se escaparía a verla y escucharla tocar guitarra y cantar, y seguramente entusiasmado por el mismo Pedrito Rangel, su padre. La música, le llegó en forma natural en su hogar, y el teclado en la Iglesia, luego vendría el coro, banda de música y otros acompañamientos.

Luis Alfonso Rangel, el que tocaba el armonio en la iglesia parroquial de La Puerta, en los años 50. Recibió una fuerte influencia musical, de quien además de barítono, fue  intérprete y autor de música criolla, bambucos, valses, canciones campesinas y populares y hasta música religiosa: su padre Pedrito Rangel, que eran el deleite de aquellos tiempos virgilianos, penurias y esfuerzos por construir sin conocimiento ni experiencia, un pueblo. La canción Flores Negras, fue emblemática en su repertorio. 

Luis, tenía sus estudios de teoría y solfeo y armonio u órgano, en lo que era muy diestro, aunque también tocaba guitarra, la que ejecutaba con maestría.  Aunque para su tiempo existían las escuelas de música de Valera y Escuque, se estima, que Luis, siendo muy joven, hizo estudios musicales en la ciudad de Trujillo, en la Escuela Filarmónica de Trujillo,  creada en la ciudad por  el cura Esteban Razquin, en 1910.  Asimismo, recibió clases en Montecarmelo, en la escuela de música de los Anselmi Berti,  y en los grupos musicales de  este municipio, donde sonaba con orgullo la  Banda Filarmónica de Monte Carmelo,  tierra de músicos italianos y descendientes,  donde Rangel Peñaloza, tenía varios familiares maternos y le agradaba pasar temporadas. Se consideraba a Monte Carmelo como el lugar ideal para vivir, el espacio de encuentro de la cultura, de cierto y destacado nivel social, ideal para formarse en valores y en ocupaciones artísticas, con influencia itálica llegada con las migraciones a mediados del siglo XIX; en resumen, un lugar de deleite, de calles empedradas, casas de balcones y con jardines colgantes, un lugar cómodo y de progreso para existir. 

Su padre, trabajó desde niño en labores agrícolas, trigales, cañamelares y en las fincas queseras, cargando sobre sus hombros y bajo el berraco sol, cortes de leña para calmar el frío en la casa, pero se dedicó al comercio, tuvo su propia tienda. Pedro fue criado por la familia Pabón, de La Puerta. En esta familia, había dos jóvenes Mario Pabón y Chuy Pabón que fueron jóvenes físicamente corpulentos, gente de trabajo, acostumbrados a la agricultura en los cañaverales, a los trapiches, así como al molino de trigo. Chuy Pabón era hijo de Humberto Burelli, por eso  su cercanía a esta familia y a la hacienda de Quebrada Seca y otras que tenían estos hacendados, como Los Palmares, cerca de Monte Carmelo. 

A partir de la muerte del general Gómez, hubo mayor flexibilidad horaria con lo de la "matraca", y lo llamaban para cantar en reuniones familiares, de amigos y visitantes, incluido bautizos y casorios. Luis Rangel,  tocó todos  los géneros musicales posibles en aquella época, desde los religiosos, porque era un ser espiritual, asi como, los canciones populares, joropos, valses, tangos,  boleros, y hasta música mexicana.

El poeta amigo Ángel González Rivas, popular Guayanés, acerca de este personaje escribió lo siguiente: <<Los hermanos Rangel eran músicos de fama en La Puerta, porque tocaban muy bien, mas de una vez tocaron en el negocio de don Jacinto Peñaloza que estaba en la casa de doña Elba Bello de Rosales>> (González Rivas, Ángel. Crónicas de La Puerta. pág. 25. Valera. 2006), ubicada frente a la Plaza Bolívar. 

Alternaron también con músicos igualmente buenos, de otros lugares, como los de Carache, el mismo Guayanés, lo registra en sus crónicas, <<Como a las seis de la tarde se reunieron los músicos de Carache y los hermanos Rangel en el negocio de don Jacinto comenzando a tocar. Poco a poco fueron entrando en calor con el michito que les obsequiaba don Jacinto>> (ídem). Las actuaciones podían pasar de la medianoche.

Organista, guitarrista y campanero en el Templo de San Pablo Apóstol.

Forma parte del grupo de hombres y mujeres más  destacado en la historia musical de La Puerta, no solo por ser hijo de músico, alumno de una vecina música, si no por su esfuerzo dentro de su Iglesia, por acompañar en su juventud la obra litúrgica de varios Párrocos, que significaba darle una particular solemnidad, y mayor prestigio a la gestión de aquellos viejos sacerdotes, como motores de esta institución, en este apartado pueblo rural andino, en el que la espiritualidad ocupa un lugar especial.

El párroco Ramón de Jesús Trejo, lo contrata para que toque el armonio en los actos litúrgicos cantados. Al tiempo, la comunidad católica de La Puerta, es asiento de uno de los episodios más controversiales y polémicos en su historia religiosa. El ex párroco padre Francisco José Verde, ahora Obispo titular de Nueva Cádiz y Visitador Apostólico del territorio venezolano,  excomulga al padre Trejo, quien antes, lo había excomulgado y censurado fuertemente en el púlpito de la Iglesia. Verde, en su carácter de Obispo de la nueva Iglesia y residiendo en dicha Parroquia, declaró excomulgado al padre Trejo, con la excomunión latae sententiae.

Uno de sus paisanos y contemporáneo, lo recordó en la siguiente forma, <<Luis, a quien se le había confiado el privilegio de tocar las campanas, se disponía a anunciar el Ángelus…Todos hubiéramos querido hacerlo, pero era un oficio muy especial encomendado a Luis, que pertenece a una familia de músicos. Con él aprendí a tocar la guitarra, enseñándome lo que a su vez, había aprendido de su padre don Pedro Rangel>> (Abreu, Alirio. Un valle, una aldea un rio. Págs. 22 y 23); tocaba las campanas y cantaba en latín.   

Un duro golpe a su vida.

Pedrito Rangel, su padre, como lo llamaban afectivamente en el pueblo, era considerado la voz prodigiosa de La Puerta candorosa. Quizás el más destacado y recordado cantante de  esta comarca, de las décadas de los años 30 y 40 del siglo XX. Su formación musical posiblemente la obtuvo en Montecarmelo, por sus conocimientos de canto, escritura y el arte de la poesía, que no los tenía La Puerta. 

Su papá enfermó, y esto incidió en la vida de toda la familia, su madre a los pocos años también murió. Lo que sostuvo aquel grupo de hermanos de tan poca edad, fue  su formación, valorando y poniendo en práctica lo aprendido de sus progenitores. 

Un hermano de Luis, de nombre Francisco Rangel, quien tuvo la generosidad de suministrarme algunos datos biográficos, escribió: <<A pesar de estar muy pequeño cuando papá murió, recuerdo perfectamente muchos momentos vividos a su lado. El me quería mucho, yo lo acompañaba siempre en su bodega y peluquería. Que quedaba a media cuadra de la plaza>> (Correo de Francisco Rangel. 22-1-2024), frente al negocio actual  de Chinto Peñaloza. 

Escribió asimismo que, <<Papá recuerdo murió en septiembre creo del 46. Él murió en una casa que quedaba cerca del trapiche de Luis Ignacio. El agonizó por muchos días. Mi hermanita Beatriz era quien estaba pendiente de él. Lo amaba... Ese día fue terrible>> (Correo de Francisco Rangel. 22-1-2024), ubicada a pocos metros de donde hoy está el Hotel Cordillera.

En una remembranza de su infancia, la escritora Ligia Burelli, escribió <<Saturnina la madre de sus primos Pabón>>, se refiere a Mario y Chuy Pabón, porque José Antonio, había muerto en el alzamiento de 1914, contra el dictador Gómez. Esta familia que crió a Pedrito Rangel, vivían en <<la Calle Abajo, no muy lejos del molino en una casa pequeñita pintada toda de azul y con una enorme mata de trinitarias en el patio>> (Volver, 100).   El padre de Luis Alfonso, muere en esa casa.

Una de sus creaciones, no musicales: el Montecarlo.

Francisco Rangel Peñaloza, hermano de Luis Alfonso,  haciendo un ejercicio de recordación, me compartió generosamente, remembranzas de su hermano el músico, vivencias refrescantes de la vida en nuestra comarca, que nos hace quererla mucho más, y nos da mayor entusiasmo para reconstruir su historia. De Pedrito, su padre, hombre inteligente, poeta, cantante, aprendió los más elementales cálculos, manejos y  costumbres del comercio de la época. Le tocó atender la pulpería que tenían en la calle “La Legua”, comienzo del sendero hacia Comboquito y  La Flecha.

Al culminar los actos centrales, procesiones, campanadas, bombas y música de la fiesta de San Isidro,  en mayo o los festejos de los Patronos, en enero, y semana santa,  así como, los fines de semana, el recorrido, culminaba obligatoriamente a media cuadra de la plaza Bolívar, entre las calles 8 y 9. El lucimiento de la gente, con sus mejores galas, artes y actos descansaban en aquel sitio, que Luis, denominó su creación como el “Bar Restaurant Montecarlo”, donde se mezclaba la “refrescada”, con el encuentro de los pobladores y de los parientes que vivían fuera, la conversación y la cantoría, <<casi donde quedaba el bar y restaurant MonteCarlo que fundó mi hermanito Luis>>. Al frente, quedaba su casa de residencia, en la avenida Bolívar, entre calles  8 y 9, donde está la casa de dos plantas que construyeron los chinos y hay un supermercado.

Nunca faltó el instrumento para amenizar el momento, allí también se lucían los puertenses. Momentos de risas, cuentos, brindis solidarios, décimas, boleros, se agolpaba en la casa de dos puertas anchas, especie de club de esparcimiento y entretenimiento espontáneo, de amables campesinos, hacendados, comerciantes libres, maestros, alternando con visitantes y los vendedores ocasionales de chucherías y baratijas. Buenas cervezas y refrescos, entonaban a los melómanos y artistas del pueblo.

Lugar donde se podía disfrutar de comida criolla, celoso como era Luis, de los rubros autóctonos, ya comenzaba la influencia de la cocina extranjera, que se iba transmitiendo  por los trabajadores del Hotel Guadalupe. Desde un exquisito “guisao” de arvejas o sopas de costilla, tradicionales arepas de trigo y mojo, quesos parameros, hasta pollo asado y cochino frito criado en los solares del pueblo, papas cocidas en concha, fiscalizado el centro de la mesa por un ajicero cuatro fortunas, era el básico menú verbal que se le anunciaba a los comensales; cultura gastronómica heredada del sincretismo Timoto-Al andaluz-Portugués, italiano y Vasco del valle de Bomboy. Fue este, quizás, apartando al del Hotel Guadalupe, uno de los más antiguos bar restaurante de La Puerta. Allí, estaba como maestro de ceremonias, administrador, propietario y artista: el joven Luis Alfonso Rangel, también pendiente de la preparación de la comida, de prestar el mejor servicio, y mantener el lugar limpio y en condiciones.  

Un público que se olvidaba de sus problemas, falencias y traumas económicos, políticos y hasta familiares. El sitio se aglomeraba hasta en el frente de las puertas. Mucho más allá las mulas y caballos luciendo las mejores sillas y enjalmes en el matacho de “La Legua”. Los degustadores de cerveza, ron, algún vino italiano producido en  Quebrada Seca y de los famosos y tradicionales “cuellos cortos” y “cuarteles”  del ilustre sanjonero, caracterizaban a la pequeña aldea que pujaba por crecer y prosperar.

Luis Alfonso Rangel Peñaloza, nació en La Puerta, estado Trujillo, en 1934, en el regazo de una familia católica y con ansias de vivir adecuadamente, integrada al poblamiento y urbanizaje del nuevo pueblo de La Puerta. Su padre  Pedro Manuel Rangel, quien nació en la primera década del siglo XX, murió en 1946.  Su mamá Ramona Peñaloza de Rangel, quien nació en Montecarmelo en 1914. Se casaron en 1932, ella con 18 años de edad, y murió el 4-8-1953, en La Puerta.

Luis Alfonso, fue el segundo hijo en su grupo familiar, sus hermanos Jesús Manuel, el mayor, le siguen a Luis, su hermana Beatriz, Raúl Asunción, Pedro, María, Juan, Francisco y Concepción.

En 1950, la casa familiar quedó algo afectada por el terremoto, que partió la tierra. Existió una estrecha relación casi familiar con la familia Pabón, que habían criado a su papá Pedro, desde pequeño. Tanto Filomena Pabón como su hermano Rito, entraban y salían de la casa, llenos de energía y de ese regocijo que da la música. Filomena prefería vivir allí, que en su propia casa. Uno de los Pabón, José Antonio, fue mártir en la guerra contra Gómez, al estar acompañando al coronel Américo Burelli. Un hermano de José Antonio, de nombre Jesús, era hijo de Umberto Burelli, que también estaba involucrado en el alzamiento de los varones de la Culata.

Como parte de esta investigación, se transcribe y comparte a continuación, el acta de defunción de Ramona Peñaloza de Rangel, madre de nuestro personaje, de donde se pueden obtener otros datos interesantes, relacionados con esta reseña biográfica.

<<N° 23. Amable Matheus Silva, primera autoridad Civil del Municipio La Puerta, hago constar, que hoy cinco de agosto de mil novecientos cincuenta y tres, se presentó a este despacho el ciudadano Felipe Peñaloza Moreno y manifestó que ayer a las cinco de la tarde falleció Ramona Peñaloza de Rangel en esta población lugar de su domicilio, de esta jurisdicción, y que según noticias adquiridas aparece que la finada nació en el Municipio Monte Carmelo, tiene 39 años de edad, viuda de Pedro Manuel Rangel, de oficios domésticos, hija legítima de Ángel Custodio Peñaloza y María del Carmen Moreno y qué murió a consecuencia de cáncer según certificación médica, dejó nueve hijos nombrados Jesús Manuel, Luis Alfonso, mayores de edad, Beatriz de diez y ocho años, Raúl Asunción díez y siete años, Pedro de  quince años, María de quince años, Juan de doce años, Francisco y Concepción de diez y de ocho años respectivamente. Fueron testigos presenciales del acto Nicolás Ceballos y Alcira González, mayores de veinte i un años>> (Partida N° 23. Libro de Defunciones 1953. Archivo Registro Civil de la Parroquia La Puerta). 

Quizás para alguno, pudiera parecer superficial, pero su actividad musical en aquella época, contribuyó a darle identidad, querencia, cotidianidad y solidez al proceso constructivo y cultural del nuevo pueblo, por lo que viene merece, su reconocimiento como personaje de nuestra historia local. 

 (*) Portador Patrimonial Histórico y Cultural de La Puerta.

La Puerta, julio 2024.

omanrique761@gmail.com

sábado, 20 de julio de 2024

Cuando la joven Narcisana Briceño de La Torre encaró al general Bolívar.

 Cuando la joven Narcisana Briceño de La Torre encaró al general  Bolívar.

Por Oswaldo Manrique (*)


Cara a cara, frente a frente, cerca y enfrente de Su Excelencia, dirigió su dardo a  Bolívar. Se presentó el momento, abordó el problema como si fueran hombres los dos, siempre dispuesta a todo, sin descartar la fama de que siempre iba armada.

Ese día, estaba finamente ataviada con uno de sus elegantes vestidos para las grandes ocasiones de la alta sociedad maracaibera. Rosita Carmona, su cuñada, lo recibió en el zaguán, igualmente se acercó Domingo a darle la bienvenida, se acercaron los hermanos Carmona, había fallecido el viejo Antonio Carmona, también estaban presentes José Briceño, hijo de Domingo,  de 14 años de edad, ascendido a alférez, con bautizo de guerra en Carabobo, donde fue el abanderado del Batallón Tiradores.

Al rato, hizo su entrada como toda una dama de la mantuanidad y la gente que recién tomaba el poder en la provincia realista, Narcisa Ana Briceño y La Torre. Su Excelencia el general Bolívar, al ver a esta hermosa y alta catira que agradó a sus ojos, se dirigió a saludarla  galantemente:

-         Madame, que grato es volver a saludarla.  Ella, acostumbrada al trato con los hombres y el dominio de la escena, le contestó: 

-         Es muy amable Su Excelencia.  Continuaron conversando, se fueron incorporando los otros parientes.

Fue muy amena y familiar la recepción que recibió el Libertador, desde su llegada.  Él había prometido que los visitaría y allí se presentó.  Ella le fue mostrando las instalaciones y ambientes de la casa de los Briceño Carmona.

*

Se ha venido reconociendo el papel que cumplieron varias mujeres en la guerra de Independencia al acompañar a la tropa patriota, preparar sus comidas y curar a sus heridos, labores importantes, muchas dispararon y  pelearon en batallas, sin embargo, hubo otras, no reconocidas por la historiografía, que cumpliendo tareas fundamentales en la conjura, de muy bajo perfil, se sabe que participaron enfrentando la inteligencia y contrainteligencia española en las calles de Maracaibo y Trujillo, entre los años 1810 hasta 1821, moviéndose con los conspiradores en la ciudad y articulando con las guerrillas independentistas en montañas y llanos del país, enfrentando al gobierno y ejercito españoles. Una de estas mujeres, lo fue Narcisana Briceño de La Torre.

Narcisana, fue una joven rebelde, trujillana, ejemplo señero de este gentilicio.  Amable, atenta, mirada algo espartaca, alegre, de carácter firme y templado cuando ameritaba serlo, buena conversadora, elegante, sin temor a las circunstancias. Su nombre completo Narcisa Ana Mariana Briceño de La Torre, nació a finales del siglo XVIII, en la hacienda “La Concepción”, Valle del Bomboy, Mendoza, Trujillo. Sus  padres: Margarita de La Torre y el Dr. Antonio Nicolás Briceño, eran primos.

El historiador tachirense Vicente Dávila, describió <<Que era hermosa y rubia como una espiga de trigales>> (Dávila). Una de sus parientes, Ana Hernández Bello de Tejera, escribió que la infancia transcurrió en <<la casa solariega del Dr. Antonio Nicolás Briceño, en la hacienda La Concepción ubicada en las feraces tierras de Mendoza, crecía una niña de lozana hermosura: alta de estatura, piel de nácar, cabellos de oro, sobre frente de rosa, los ojos zarcos, la boca risueña y fresca, que respondía el nombre de la catira Narcisa>> (Contreras, 201).

Igualmente, dicha escritora,  nos dejó nota publicada en 1934, referente a las cualidades personales de Narcisana, <<gozaba de bienes de fortuna, y sin embargo era trabajadora incansable, amante de la naturaleza, manejaba personalmente sus haciendas, se levantaba con el alba y después de ori la santa misa, montaba en su mula y daba vueltas a las pajizas chozas de sus colonos, eminentemente caritativa socorría al pobre con la dadiva y el consejo, gozaba de valía entre el alto clero y entre los mandatarios>> (Ídem). Era parte de la enseñanza mayor, que le inculcó su padre, formándole apego y amor por la labor en el campo, cuyo ejemplo le granjeó el reconocimiento y respeto de su comunidad.

La vida de esta Heroína del Bomboy, está llena de serías y agradables anécdotas, relacionadas en su mayoría, con hechos de la guerra de independencia, que abraca desde la primera prisión de su hermano Antonio Nicolás Briceño, en la Conspiración de los Mantuanos, la pena capital aplicada a éste y a su tío el coronel Vicente de La Torre, pasando su experiencia en Valera frente al jefe realista Brigadier Calzada, y su simpático cara a cara con el Libertador Simón Bolívar.  

Narcisana, luego del ajusticiamiento de su hermano Antonio Nicolás,  a quien llamaban “El Diablo”, tuvo mayor empatía con su hermano Don Domingo Briceño y Briceño, y con él, se dedicó a construir el movimiento independentista de Maracaibo, el principal bastión monárquico en Venezuela. Era también y como ella, nacido en la población de Men­doza a fines del siglo XVIlI. Fue hombre de destacada actuación política nacional.


¿Pudo Narcisana abrazar los ideales del temprano socialismo?

Con la confianza que le tenía Domingo, el polémico y versado intelectual y filósofo, sirviéndole como amanuense, mensajera, organizadora de sus asuntos y conversaciones de la conspiración de Maracaibo, con toda seguridad, iban permeando en ella, las ideas y propósitos de su hermano. 

Con formación familiar cristiana, Domingo Briceño y Briceño, como estudioso y amante de la filosofía, hubo de incursionar en las ideas del pensamiento socialista de la época, que se abrieron en el campo teórico desde 1789, particularmente no pudo descartar las polémicas ideas del ingles Thomas Payne, quien expuso su pensamiento social en Los derechos del hombre (Rights of Man, 1791-1792); Francisco Javier Briceño, otro hermano de Narcisana, fue excomulgado por distribuir y discutir en Mérida esta obra. Sin embargo, es con su libro Justicia Agraria (Agrarian Justice, 1795-1796), que el controversial Payne, expuso que no cuestionaba el derecho de propiedad pero <<lo subordinaba a la satisfacción de las necesidades sociales y para ello propugnaba un Estado democrático que interviniera en la vida económica>>; fueron ideas de avanzada social y política,

El carácter y las convicciones radicales del “Negro” Domingo, en torno a la democracia, y la república, lo hicieron debatir contra los justificadores de la dictadura bolivariana.  Su formación política y filosófica, concordaba en ideas universales como las de Charles Hall, también Precursor del pensamiento socialista inglés, aunque de ideas más moderadas, propugnaba en un tema que el trujillano abrazó con entusiasmo, que  <<La tierra tenía que ponerse en régimen de propiedad comunitaria y dejarla a los pequeños campesinos para su cultivo y debía limitarse la producción industrial a la satisfacción de las necesidades elementales>>; esto, como parte de su intento de establecer el concepto de la plusvalía y su  tesis de la guerra asociada a la explotación socioeconómica. Eran temas apasionantes para Domingo Briceño, con las cuales coincidía, como demócrata radical que era, y para <<abandonar las «miserias» de la civilización>>. Por ese tipo de convicciones, atacó las ideas centralistas y reprochó la dictadura de Bolívar.

Se puede considerar a Domingo, como el socialista temprano de Venezuela, o uno de ellos. Dávila al biografiarlo, señaló que su piel morena, por cuya razón le llamaban “El Negro”, <<le sirvió más tarde, en la candente arena del periodismo, para agitar al viento de la lucha…sus ideas socialistas tal cual un descamisado>> (Dávila, 275); sin duda, muy radical en sus posturas políticas, al preparar y ensayar sus discursos, como parlamentario, periodista y dirigente político, ella, su hermana Narcisana podía escucharlo, quizás los conversaba ante su observación y presencia, pues andaba con él. 

¿De cuales otras ideas, además de las cristianas podía Narcisana nutrirse ideológica y políticamente? ¿Pudo esta influencia, formarla y convertirla en socialista? Es tema para los investigadores.


1820, año fundamental para la Patria. Una libertadora de Maracaibo,  sin protagonismo.  


Firmado el Armisticio en Trujillo, en noviembre, continuaba en la conspiración en Maracaibo Domingo Briceño, quien  había salido de la Cárcel de la isla de San Carlos.  La tristeza embargaba a la familia, al haber muerto su anciano suegro el Dr. Antonio Carmona, también conspirador. El general Urdaneta era jefe militar de esta provincia y de Trujillo, y  <<con don Domingo vivía en aquel tiempo su hermana Narcisana, mujer de corte varonil, que había ayudado al hermano con fuego y de­cisión en su empresa de llevar a Maracaibo la revolución>> (Briceño Iragorry, Mario. Pequeño Anecdotario Trujillano. Pág. 29. Fondo Editorial Arturo Cardozo. Trujillo. 2003); mujer de la estirpe guerrera de los Briceño y de los La Torre.

Narcisana que estaba dedicada a la lucha por la independencia, participaba en forma decidida, no tenía padre, hijos, ni marido, ni novio, estaba sin dependencia de figura masculina. Sus responsabilidades, mas allá de ser escribiente, era desempeñar labores de confianza en el movimiento, se vestía como hombre para realizar tareas de reconocimiento de sitios y cosas, para acompañar y proteger a su hermano cabecilla de la conjura; la capacidad que tenia para el correaje y mensajería; pero además, a quién si no a ella, se le facilitaba hacer los contactos en forma velada y sin sospecha con los hermanos Delgado, los curas Antúnes y del Pulgar, o con los hermanos Vales, o los empiringotados Diego de Melo y Pinto, con los Baralt, Almarza, Aguiar, la mayoría vigilados, desde la intentona de 1812.  Se puede considerar este, uno de los ejemplos históricos, que dan cuenta que en todo movimiento, conspiración, o lucha social o política en el que participa la mujer en forma resuelta, ésta se convierte en el ánimo y voluntad de la organización, y por ende, se logran los objetivos.  Estaba de gobernador militar de aquella plaza el maracaibero Francisco Delgado, de modo que todo estaba dispuesto para su intento.

El licenciado Briceño y José María Delgado, hermano del gobernador, salieron ocultamente y se entendieron con Urdaneta,  <<todo quedó dispuesto y el 28 de enero del 21 se dio el grito de independencia>>, habían quebrantado el Armisticio. Delgado el gobernador realista se pasó a las fuerzas patriotas, <<Briceño como instigador de todo, cumplía con su deber, pues era un simple particular y había sufrido larga prisión por pretender la independencia de Maracaibo>> (Dávila, 278); Narcisana conspiradora, no se podía perder estar ahí, en el preciso hecho del grito de independencia de Maracaibo.

Briceño, acompañando a Delgado, asumió el cargo de Intendente y  Gobernador político interinamente, pero aquel renunció ante Urdaneta. Bolívar se alegró de esta renuncia, guardando viejos rencores, <<la inquina de Bolívar contra el hermano de Antonio Nicolás, a quien no había aun perdonado ni el litigio que le ganó en los tribunales de Caracas, ni la emulación en la empresa de libertar a Venezuela>> (Dávila, 279), algunos historiadores pretenden, calificarlo como un  escueto complotado, cuando desde 1810, ha sido el cabecilla de la conjura, para ocultar, y no disipar si Nicolás, le compitió el liderazgo en esa misma coyuntura histórica.


La primera visita del Libertador a Maracaibo, 1821.

El pueblo maracaibero había celebrado días antes la victoria obtenida en Carabobo por las fuerzas republicanas, volcándose a las calles y Plaza de la ciudad para testimoniar la admiración por el Libertador y su ejército. Los sobresalientes festejos ordenados por la Municipalidad el 10 de julio de 1821, contemplaba desde un funeral por los héroes caídos en dicha batalla, hasta demostraciones de alegría, fuegos artificiales, conciertos en el Balcón del Señor Alcalde, y en el frente, una banda de tambores y clarines entonando canciones patriotas. No faltaron los globos aerostáticos, los bien enflorados arcos,  banderas, tiros, iluminación, pelea de gallos y toros de cuerda.

El 30 de agosto de ese mismo año, arribó a Maracaibo el Libertador Presidente, lo esperaba el gobernador Francisco Delgado. El recibimiento  fue solemne y majestuoso <<entre 7 y 8 de la noche tomó tierra por el muelle de este puerto pues venía desde el puerto de Moporo, en el bote de la goleta corsario “Paquete”>>; estaba en Trujillo.

Una de las crónicas, que describe ese hecho, señala que desde la mañana de dicho día 29 de agosto,  se movilizaron <<grupos hacia la casa de gobierno en que se había alojado su excelencia>>; que, <<El alborozo, los repetidos vivas y aclamaciones de gratitud y respeto al Libertador, presentaban ciertamente el espectáculo más tierno y agradable, el que tuvo duración por algunas horas, y se colmó al presentarse en el balcón y hablarle S.E. a quien ya acompañaban y habían felicitado las corporaciones y mucha gente de distinción>>; Bolívar, estuvo varios días en dicha ciudad, donde atendió diversos eventos y reuniones. 

Apuntó el cronista que,  <<el adorno de los balcones, ventanas puertas y aún las paredes de los edificios por las calles de la carrera, entoldadas en algunas partes y llenas de arcos de diverso gusto, presentaban la vista más agradable, que aumentaba la concurrencia del bello sexo, victorando también al Libertador y cubriéndolo de flores hasta acercarse a la Catedral,... Llegado Su Excelencia y apeado del Carro, se hincó puertas afueras…besó allí la Cruz que le presentó el señor Canónigo Lectoral, entonándose un solemne Tedeum, y repicándose las campanas>> (El Correo Nacional, N°13, Maracaibo, sábado 1° septiembre de 1821. En: Revista de la Sociedad Bolivariana. N° 79. Caracas.1964); en la noche continuaron los festejos. 

La visita del general Simón Bolívar a la casa del Libertador de Maracaibo: Licenciado Domingo Briceño y Briceño.

La narración que aporta el maestro Briceño Iragorry, sobre lo ocurrido es la siguiente: <<Cuando el Libertador estuvo en Maracaibo el año 1821, visitó en su casa de habitación al Licenciado Domingo Briceño y Briceño, quien, por su extraordinario esfuerzo en pro de que la ciudad del Lago se sumase a la independencia, llegó a ser llamado el Libertador de Maracaybo>> (Briceño Iragorry, Mario. Pequeño Anecdotario Trujillano. Pág.29. Fondo Editorial Arturo Cardozo. Trujillo. 2003). Desde 1810, Briceño promovió la conspiración por la independencia de Maracaibo.

A Narcisana, se le criticó por su recio carácter <<mujer de corte varonil>>. Más que por disfrazarse para las misiones que le encomendaban, se sentía cómoda vestida con pantalón, blusa, botas y sombrero de pajilla; usaba solo vestidos en ocasiones especiales, andaba con el pelo recogido o corto, con semblante serio y circunspecto, su aspecto parecía decir, que si faltaban pantalones, allí estaría ella. Montaba caballo tan ágil, que decían que era mejor que su prima Barbarita de la Torre “La Amazona trujillana”. En Maracaibo, cuando le tocaba cumplir labores de séquito o de mensajería de su hermano Domingo, llevaba su pistola, se sentía segura en que era una hermosa catira y ojos bellos, le despreocupaba que la llamaran por estereotipos de género. Ella se aceptaba como era, y sostenía ese carácter fuerte y actitud recia, aunque rompía el molde de la dama de abolengo de la época, era la forma más cómoda durante la Guerra de independencia,  sobre todo que le tocó desplazarse continuamente, ser organizadora de reuniones conspirativas, captar gente, ser mensajera del movimiento, era una mujer guerrera, inclinada a la lucha, sin embargo, no fue esquiva al amor. Se casó en 1824, con el maracaibero Dr. José Domingo Bruno Hernández Bello y Vera, procrearon varios hijos 

El cara a cara con el general Simón Bolívar.

El relato del historiador  Mario Briceño Iragorry, acerca de este hecho, señala que,   <<En la sala principal, donde era objeto el Libertador de los obsequios de los seño­res de la casa, lucía un retrato del hermano sacrificado por Tiscar en Barinas el año 1813. Sobre el óleo mantuvo largo tiempo la mirada atenta el glorioso Bolívar. Después, en voz un tanto lenta, dijo:

—Fue una lástima que los españoles hubieran fusilado a Antonio Nicolás. Con su valor y su arrojo nos hubiera ayudado mucho. Pero a veces, sin embargo, pienso que Tiscar me evitó acaso el haberme visto con Antonio en la misma dolorosa situación en que me puso Piar.


— ¿Y no ha pensado Su Excelencia —le respondió rápidamente doña Narcisana— que él también hubiera podido fusilar al General Bolívar?.. (Briceño Iragorry, Mario. Pequeño Anecdotario Trujillano. Pág.29. Fondo Editorial Arturo Cardozo. Trujillo. 2003). Ella lo conoció años antes, cuando Margarita de La Torre, su madre, le dio un banquete en su hacienda “El Turagual”.

Los datos  historiográficos  encontrados,  proporcionan e informan que el 18 de septiembre <<a las 4 de la tarde se embarcó S.E. el Libertador a bordo de una goleta de comercio...La artillería lo hizo notorio luego con salva... hacia el mediodía de esta laguna con dirección al pueblo de San Carlos del Zulia, por donde pasa a la capital de Cúcuta>> (El Correo Nacional, N° 16, Maracaibo, sábado 22 de septiembre de 1821).


Verdadera mujer fuerte del evangelio, de las Libertadoras de Maracaibo.

La joven y hermosa mujer, amante de la Patria, la República, y de los Principios y postulados de la Democracia, mucho más que de los hombres, en ese momento, con su fina y hostil fiereza, labraba de esa forma un titulo de orgullo familiar.  Es posible que haya acentuado en ella, la animosidad en los tiempos en que Bolívar se hizo dictador, y los Briceño repudiaron ese cambio, aunque  <<la rubia Narcisana, jamás quiso izar la bandera de la Patria el día de San Simón. Era muy hermana de Antonio Nicolás para rendir homenajes a su emulo afortunado>> (Dávila, 280); era autentica y firme en sus convicciones.  

En 1872, muere en Valera. Escribió el Dr. Ricardo Labastida, sobre esta ilustre mujer: <<Narcisana Briceño de La Torre de Hernández Bello fue el prototipo de la verdadera mujer fuerte del evangelio>> (En: Benigno Contreras. Exclusivamente Valera. 201).

Es placentero sacar de la anomia u olvido historiográfico y recordar a esta Heroína del Bomboy, quien proporcionó vida y obra a su Patria, es posible que no se le reconozca su participación en los sucesos de la liberación de Maracaibo, como tampoco se los reconocieron a su artífice y jefe de la conspiración: Domingo Briceño Briceño (ambos trujillanos), cuando aprobaron por estos tiempos la novena estrella de la bandera nacional, no obstante, desde su lar nativo, difundimos esta nota exaltando parte de sus luchas, valentía, duelos, tristezas, alegrías, humildad, honestidad y sus convicciones, lo que le da mérito de personaje principal de nuestra historia local. 

(*) Portador Patrimonial Histórico y Cultural de La Puerta.  





Tabla cronológica de Narcisana Briceño de La Torre, elaborada por el Dr. Oswaldo Manrique, 2024.

1794                              Nace su hermano: Gabriel Briceño de La Torre (n. Mendoza, 1794), prócer, abogado y civilizador.

En noviembre de 1809, se graduó de Bachiller en Filosofía en Caracas, Siendo pasante, en 1813, fue denunciado en Caracas como revolucionario y republicano radical, ante Monteverde. En Valera le tocó delinear las calles, donando tierras y materiales para esta obra.

Fue representante por Trujillo al Congreso Constituyente de la denominada Gran Colombia, en 1821. Murió joven.

María de la Concepción (n. Mendoza, 1802), (monja) y Margarita (n. Mendoza, 1803), que murió célibe.

1796  a 1800                 Nace Narcisa Ana Mariana Briceño de La Torre, en la hacienda La Concepción, Valle de Bomboy, Mendoza, Trujillo, <<Que era hermosa y rubia como una espiga de trigales>> (Dávila). Padres: Margarita de La Torre y el Dr. Antonio Nicolás Briceño, eran primos.

1804                              Muere el viejo Dr. Antonio Nicolás Briceño, padre de Narcisana. Margarita de La Torre, madre, es hermana de Vicente Abreu Niño, prócer de la independencia, conocido como el coronel y guerrillero Vicente de La Torre.  

1805                              Se casó su hermanastro Dr. y coronel Antonio Nicolás Briceño, con Dolores Jerez Aristiguieta, prima de Simón Bolívar <<la dama de las grandes campanillas, carácter, riqueza y austeridad de costumbres>> (Arístides Rojas. Leyendas Históricas). Igualmente, se casó en Trujillo, su otro hermanastro y prócer independentista coronel Francisco Javier Briceño, con doña Gertrudis Ana Briceño, hija de don José Lorenzo Briceño y Petronila Antonia Parra.

1807.                            José de Briceño nació en Maracaibo, el 2 de noviembre de 1807, su padre fue Domingo Briceño y Briceño, prócer de la Independencia y fundador de la libertad en Venezuela. Domingo Briceño y Briceño fue hombre de talento y erudición.

 

1810                             Este año, su hermanastro Domingo (n. Mendoza, 1780), a quien apodaron el Socialista, inició la conspiración por la independencia de Maracaibo, uno de los principales enclaves de la monarquía española en América. (Copiar 2 párrafo 276 Dávila).  Huyó y se refugió en Trujillo.

                                     Estudio derecho y filosofía en Mérida. En 1803, se asentó en Maracaibo y se casó con Ramona Carmona, maracaibera, fundo hogar.  

Hijos: Mariano Briceño Carmona, que fue abogado y escritor; quien se casó con Carmelita Arismendi Cáceres, hija del general Juan Bautista Arismendi y la heroína caraqueña Luisa Cáceres.

Ramona Briceño Carmona, maracaibera, mujer del prócer neogranadino comandante Silverio Fernández; y  José Briceño, doctor en medicina, escritor, vivió en Caracas.

El periodista Domingo Briceño, en 1804, al morir su padre, hubo de trasladarse a Valera, a atender la hacienda Santo Domingo, que le dejó en herencia, pero igualmente, la perdió, confiscada en la guerra.

 

1812.                            Bajo la dirección de su hermano “El Negro” Domingo Briceño, desarrollan un plan de ataque a Maracaibo, el 14 de febrero con fuerzas de Trujillo, Barinas y Caracas, que fracasó.  Impulsa la idea de mejorar el comercio entre Trujillo y Maracaibo, que estaba bloqueado. En julio de este año, fue apresado junto con su hermano Pedro Fermín Briceño, yendo a parar a la cárcel de Puerto Rico, su hacienda Santo Domingo en Valera y otros bienes le fueron confiscados. 

 

 

1813                              El 16 de enero de 1813, el coronel Antonio Nicolás Briceño, su hermanastro, redactó su propuesta de “Guerra sin cuartel”,  ideas fundamentales de lo que meses después el brigadier Bolívar asumiría en su proclama de guerra a muerte.

En junio de este año, en Barinas, es delatado, capturado, enjuiciado y muerto su hermanastro coronel Antonio Nicolás Briceño, creador de la tesis de la Guerra a Muerte.

Domingo y su hermano Francisco Javier y Pedro Fermín, se fugan de la cárcel de Puerto Rico, en junio de este año.

 

1815                              El coronel Vicente de La Torre, tío materno de Narcisana, continuaba con sus acciones militares la lucha independentista en Trujillo, con una guerrilla de apenas  unos 50 hombres, integrada por familiares, amigos y peones de la hacienda El Cequión y Betijoque, y ocultándose en las montañas, evadiendo la persecución. El 7 de febrero, son apresadas en la Vega de Motatán, sus primas Manuela de la Torre, y Manuela Gutiérrez del Corral, esposa de Vicente de la Torre, junto con 3 de sus hijos y 5 esclavos, fueron pasados a Escuque, pueblo de blancos. Después de varios combates, apresan a Barbarita, la capitana de su guerrilla y Vicente, se ofreció en canje para liberar a su hija y fue decapitado en la Plaza de la Chiquinquirá en la ciudad de Trujillo.

 

1820                              Firmado el Armisticio en Trujillo, en noviembre, continuaba en la conspiración en Maracaibo Domingo Briceño, el general Urdaneta era jefe militar de esta provincia y de Trujillo.  Había muerto su anciano suegro el Dr. Carmona. Estaba de gobernador militar de aquella plaza el maracaibero Francisco Delgado, de modo que todo venia a punto para su intento. Briceño y José María Delgado, hermano del gobernador, salieron ocultamente y se entendieron con Urdaneta,  <<todo quedó dispuesto y el 28 de enero del 21 se dio el grito de independencia>>,  habían quebrantado el Armisticio.  Delgado el gobernador realista se pasó a las fuerzas patriotas, <<Briceño como instigador de todo, cumplía con su deber, pues era un simple particular y había sufrido larga prisión por pretender la independencia de Maracaibo>> (Dávila, 278).

Briceño, junto con delgado asumen el cargo de Intendente y  gobernador político interinamente, pero aquel renunció ante Urdaneta. Bolívar se alegró de esta renuncia, guardando viejos rencores, <<la inquina de bolívar contra el hermano de Antonio Nicolás, a quien no había aun perdonado ni el litigio que le ganó en los tribunales de caracas, ni la emulación en la empresa de libertar a Venezuela>> (Dávila, 279), algunos historiadores pretenden, calificarlo como un  escueto complotado, cuando desde 1810, ha sido el cabecilla de la conjura, para ocultar, dirimir si Nicolás, le compitió el liderazgo en esa misma coyuntura histórica.

 

1821.                             Domingo Briceño y Briceño, fue al Congreso Constituyente de Colombia, el 6 de mayo, no aceptó que Bogotá fuera la capital de la Gran Colombia.  A los pocos días, cedió al servicio de la Patria y del Libertador a sus dos hijos José y Mariano, pero, solo incorporaron a José en razón de la tierna edad del segundo. José su sobrino, fue incorporado a las tropas libertadoras con el grado de sub-teniente y en Carabobo, cuando aún no contaba catorce años, fue el abanderado en Carabobo del Batallón "Tiradores".

José de Briceño, fue Rector del Colegio de Calabozo y de la Universidad Central de Venezuela, de Caracas, discípulo dilecto de Vargas, sustituyó a aquel en su Cátedra de Anatomía, en la cual estuvo por treinta y tres años.  

1824                              Se casa con  el maracaibero Dr. José Domingo Bruno Hernández Bello y Vera. Se avecindaron en la hacienda Morón, en Valera (Contreras, 200), de cañamelares y cacahuatales, propiedad del Dr. Briceño, su padre. El cronista La Riva Vale, señala que hizo casa en el Llano de San Pedro, donde se alojó el Libertador en 1813 y en 1820 (La Riva Vale, 19). Luego, vivieron en la ciudad de Mérida.

1824                              Nace en Escuque su hijo Gabriel Antonio Hernández Bello y Briceño, se graduó en Caracas de médico, fue rector de la Universidad de Mérida, senador y Pdte. de Mérida (1876 a 1878). Este se casó con Benilda Briceño Santander, llamada por esos tiempos “ex capitana”, sobrina del General Santander, de los libertadores de Colombia.

1825                              Nace su hija Margarita Hernández Bello y Briceño. Demostró gran fertilidad esta dama rebelde. Narcisana tuvo otros hijos: María de los Dolores, José Domingo, Ana María (monja), Gregorio y Eulalia.

1828                              Nace su hijo Antonio Nicolás Hernández Bello y Briceño.

1864                              El esposo Dr. José Domingo Bruno Hernández Bello y Vera,  murió  en Mérida en 1864.

1872                              Muere en Valera. El Dr. Ricardo Labastida, escribió sobre esta ilustre mujer: <<Narcisana Briceño de La Torre de Hernández Bello fue el prototipo de la verdadera mujer fuerte del evangelio>> (En: Benigno Contreras. Exclusivamente Valera, 201).

De la pugna a cimientos construyendo futuro: El Centro de Educación Inicial "Simoncito" Arturo Uslar Pietri.

Por Oswaldo Manrique (*) Desde la primera asamblea de consulta, los ánimos de los asistentes resultaron alterados. En cada comunidad, en c...