sábado, 29 de noviembre de 2025

Más Allá del Acta Dominante: ¿qué ocurrió en el Pueblo de San Pablo, hoy La Puerta, el 14 de noviembre de 1687?

Por Oswaldo Manrique (*)                                   


Aquella condición ancestral y natural con la que nacían todos los indios timotos del Valle del Bomboy, que les permitía vivir en una comunidad justa, en armonía con la naturaleza y su cosmovisión, sin violencia ni presiones, sin control y sin maltrato, en ejercicio del bien más preciado como es la libertad, fue truncado en 1557, cuando a la cercana población de Escuque, llegaron Diego García de Paredes y sus huestes de legionarios europeos. Desde ese tiempo, comenzó la resistencia a tan inhumana y cruel agresión. 

Todas las tribus Timotos y las Kuicas, comandadas por el <<valeroso Jaruma, asociados con los Caribes del Lago, habían fundido fuerzas y esfuerzos para repeler a los forasteros blancos>> (Cardozo, 12); este evento épico, ha sido minimizado por decir lo menos, por la historiografía.

El ciclo de violencia directa, saqueo, ultraje y despojo llamado “Conquista Española” a la que se enfrentaron los heroicos indígenas, concluirá en 1593 <<con el sometimiento del cacique Pitijay, el último rebelde>> (Cardozo, 11); así, se establece el clima para el régimen de las Encomiendas y la Doctrina, como campo de concentración y reducción de indígenas, génesis de los pueblos coloniales esclavistas andinos. El sentimiento de odio hacia el español, se mantendrá latente en los indígenas.

*

Este episodio, que aquí intentamos rescatar para las presentes y futuras generaciones de puertenses,  sucedió  específicamente el 14 de noviembre de 1687, en el Pueblo de Indios del Señor San Pablo, hoy La Puerta, como Cabecera de Doctrina que era en aquel momento.

Días antes, fue pegado uno, en el portón de la Casa del Corregimiento,  otro en la fachada de la esmirriada  Capilla de San Pablo, y el mas visible, en un árbol grueso que había en la plaza inclinada, eran avisos grandes, en los que se ordenaba poner <<en libertad los indios naturales de esta provincia pagando el tributo que con su trabajo adquirieren>>; bandos en los que por solemnidad, se hizo llegar esta noticia a todos los vasallos del Rey, incluyendo especialmente a los encomenderos, hacendados  y terratenientes del Valle de Bomboy.

Dirigido el bando a los naturales, al enterarse el Cacique principal  de esta “Doctrina del Señor San Pablo”, Don Jasintho Pacheco o Mendoza,  llamó inmediatamente a los otros Caciques y Mandones, para conversar de esta Real Cédula y del Mandamiento del Gobernador de la Provincia, Diego de Melo y Maldonado.  A la plaza, fueron llegando los caciques indígenas Don Fernando Saavedra, Don Marcos Sánchez y Don Gonzalo Mindax; igualmente, Joseph y Pedro Clemente, quienes tenían el rango de Mandones, eran representantes en sus encomiendas.

-         Nos dan la libertad, pero debemos seguir trabajando para pagar tributo al Rey, un hombre que ni conocemos ¿cómo es eso? Replicó Joseph, el Mandón de una de las pequeñas encomiendas de los Hurtado de Mendoza.

         A esta reunión, acudió el Cura Doctrinero y a la vez, encomendero, explotador de naturales,  Licenciado Juan Buenaventura Cabrita y Losada, quien les explicó el sentido de la Real Cédula de “libertad”, que en los próximos días sería puesta en ejecución por el Alférez Real y Alcalde de Trujillo.  Don Juan Buenaventura, para fundamentar este hecho, les informó con su parsimonia característica:

-         Debo decirles  que este  mismo año, en el seno de la Iglesia, fueron dictadas las novísimas directrices del Obispo de Venezuela, Diego de Baños y Sotomayor (Constituciones Sinodales de 1687), en las que prohibió que los indios de pueblos de Doctrina como el de San Pablo (hoy La Puerta), y el de San Antonio de los Timotes (hoy Mendoza), fuesen sacados para llevarlos a trabajar en las haciendas o en los hatos.

-         Padre Ventura, -dijo el Mandón Joseph-, pero los indios seguimos trabajando igual.

-         Sí, pero ahora, es mas suave, está prohibido  montarse en el lomo de ustedes y fletar; ya no servirán de transporte de carga “bajo ningún pretexto”, eso es esclavitud pura.

-         Y seguimos trabajando igual, le dijo el otro Mandón.

-         Las cosas están mejorando para ustedes, que ya no trabajarán a titulo de esclavo, mucho menos, los “chinitos” y las “chinitas”.  De esto, estaba al tanto, el Cura Doctrinero de este lugar, y el antipático  Joseph Mandón de la encomienda de Fernando Hurtado de Mendoza, le repitió:

-         Padre, y seguimos trabajando igual.

El Licenciado Juan Buenaventura Cabrita y Losada, quien también era encomendero, les dijo:

-         Hijos míos, hasta a mí, me cayó el baldazo de agua fría, que tengo una insignificante encomienda, ahora debo sacrificarme y pagar para que me atiendan las sementeras, y aceptar lo que me ordena el Obispo Baños.  Pedro Clemente, Mandón de su misma encomienda, le agregó, con suaves palabras:

-         Padre, seguramente Ud seguirá cobrando lo suyo de nuestra Caja Comunal.

-         Sí, algo menos, pero Dios proveerá.  

-          Esperaremos al Alcalde, a ver de qué se trata verdaderamente esta Cédula Real, expresó con cierta desconfianza  Don Jasintho Mendoza,  el Cacique principal  de esta Doctrina.  

El régimen esclavista de servidumbre, revestido de la figura de la “Encomienda”.

Desde 1570, en que fueron otorgadas las primeras encomiendas, igualmente fueron otorgadas posesiones de tierras con que fueron beneficiados los conquistadores o beneméritos en el Valle de Bomboy, fueron de muy alta productividad.  Estos grupos de indios encomendados tenían la obligación de servir como mano de obra esclavizada en esas tierras, pago al Encomendero y este al Reino, honraba el tributo de convertirlos al cristianismo y mantenerlos controlados social y militarmente.

Cuando dejó de ser asiento natural de Bomboyes, para constituir el Pueblo de Indios Cabecera de Doctrina de Nuestro Señor San Pablo, agregando de Bomboy, se nutrio de  comunidades y grupos de aborígenes de nación Timoto, como Jajoes, Esnujaques, Escukeyes, Mocotís, Vicuyes, Xikokes, trasladados de otras partes, y fueron aquí recluidos y concentrados para ser esclavizados, mediante las encomiendas.

Esta composición de la población, sin duda, es una diversidad étnica de cierto interés, lo que llevó a don Mario Briceño Iragorry, a considerarla en su discurso de incorporación a la Academia de la Historia, en 1930, como Puebla. Apartando el acta transcrita por el historiador Rafael Castellanos, en su Relación de un viaje por las tierras de los Cuicas,  tanto la vida de esta comunidad indígena, como el hecho trascendental que aquí comentamos, para la historiografía, son insignificantes, sin merito de tener una referencia mayor.

*

No debe existir ningún natural sirviendo como esclavo”, fue la expresión más polémica de la Real  Cédula de su majestad el Rey.  Se puede considerar que, la ejecución de la misma, fue expresión de la lucha individual y colectiva de los aborígenes, acumulada ante el maltrato y esclavitud, inclusive de leyes como la Recopilación de 1680, que estaban andando aunque lentamente, para proteger a los indígenas.

Pero la intención de considerarlos a partir de ese momento como personas libres y vasallos del Rey de España, no era como lo pretenden hacer ver.

En 1687, el acta de “libertad de los indios naturales”, ratificó a la “Cuarta Doctrina”, el nombre de “Doctrina del  Pueblo de San Pablo”.    

Uno de los datos más notables en lo relativo a la historia y orígenes de La Puerta, en su evolución como pueblo, lo encontramos en dicha Acta del Alcalde Valera y Mesa. En la denominada Cuarta Doctrina: Pueblo del Señor San Pablo, de amplia jurisdicción, constituida por 6 Encomiendas, de las cuales hubo una adyacente al Resguardo Indígena de La Puerta (hoy Poligonal Urbana), una en las cercanías de La Quebrada, otra en Jajó, otra en San Antonio Abad (Mendoza) y otra en Timotes. Su ubicación geográfica, a 27 kilómetros de la Quebrada Grande. al matricularla el Alcalde y Alférez Mayor, anotó en el acta lo siguiente: “En la doctrina y pueblo de señor San Pablo, términos y jurisdicción de la ciudad de Trujillo de Nuestra Señora de La Paz en catorce días del mes de noviembre de mil y seiscientos y ochenta y siete años Yo el Alférez Don Diego Jacinto Valera y Messa…en cumplimiento de lo que su Magestad manda por Real Cédula en orden a la libertad de los indios naturales de esta provincia, y mandamiento del Señor Gobernador y Capitán General de ella Don Diego de Melo y Maldonado, Caballero de la Orden de Calatrava, pedí y rogué al Licenciado Juan Buenaventura Cabrita y Losada, cura en propiedad de dicha Doctrina, me asistiese…hacer la matricula de los indios varones y útiles que tiene por sus feligreses…y de cada encomienda en particular…estando presentes los caciques y mandones de las encomiendas inclusas en la dicha Doctrina y todos los feligreses varones, hembras, muchachos, con asistencia del Capitán Don Antonio de Oviedo, Corregidor de dichos naturales que para este efecto fueron prevenidos muy antes de ahora. Los matriculé en la forma y manera siguiente…” (Castellanos, Rafael Ramón. RELACIÓN DE UN VIAJE POR TIERRA DE LOS CUICAS. Págs. 77 y 78. Ediciones del Ministerio de Relaciones Interiores. Caracas. 1958); se detalla que para ese año tenía doble condición: Doctrina formal dependiente de la Vicaría, y el rango de Pueblo dentro de la jurisdicción político administrativa de la ciudad de Trujillo de Nuestra Señora de La Paz, es decir, bajo el gobierno del Alcalde Mayor y el Cabildo de dicha ciudad. Se consideraba en América: <<pueblo de indios recién convertidos, cuando todavía no se había establecido en él parroquialidad o curato>> (DRAE).

La Puerta (antes Bomboy), es producto del enfoque estratégico para la formación de una estructura política administrativa colonial estable, pasada la fase de conquista, que trazó el Obispo Fray Antonio de Alcega,  y por el gobernador Sancho de Alquiza, en la conformación de este espacio o corredor de aldeas de indios Timotes, como un  importante espacio geo-político de frontera. Por ello, en 1608, otorgó la gran “Encomienda del Valle de Bomboy”, con más de 400 nativos Timotes, otorgada a Juan Álvarez Daboín (de Dabuim), que antes haba sido conferida a su padre el capitán portugués Tomé de Dabuy, en 1600, por servicios de conquista y pacificación; y se cuentan otras porque el ámbito espacial iba desde El Portachuelo, hasta las inmediaciones de la meseta de Valera (hoy, quebrada Doró, Carmania); incluyendo otros puntos como Quebrada Grande, y Jajó. En 1620, parte de estas encomiendas serian trasladados a tierras de lo que después será el pueblo colonial de San Antonio de los Timotes o San Antón Abad (Mendoza del Bomboy), que aparece como desprendimiento  de ella.  

Y llegó el día esperado, con el Alcalde y su comitiva, en el año 1687.

Venía con su comitiva a caballo desde el pueblo de La Quebrada, quizás era su primer viaje por el sendero que le marcaba el río Bomboy. Antes de entrar a la aldea, sus ojos se fijaron en los trigales, cañamelares y ovinos, que conformaban el fresco paisaje. Comenzaron a escucharse los repiques de campana que le dan la bienvenida. El padre Buenaventura, lo esperaba prevenido con los caciques y mandones; igualmente, el capitán Oviedo, con todos los indios de las 6 encomiendas, como Corregidor de Naturales que era. Después de la presentación, procedieron a matricular a dicha población.    

Al presentarse el Cacique Don Jasintho Mindax o Pacheco Mendoza, ante el Alcalde  Alférez Don Diego Jacinto Valera y Messa, el Corregidor de indios Capitán Don Antonio de Oviedo, que lo conocía, dijo:

- Usía, Don Jasintho Mendoza, es el cacique principal de este Pueblo de Doctrina de San Pablo Apóstol. Para sus negocios,  el cacique podía usar el distintivo Don, como privilegio que le dispensaba la Corona española, a los de su raza y rango, y usar el apellido de su encomendero.  Don Jasintho Pacheco o Mindax, con su nombre cristiano; el Mindax lo copiaban como apellido en documentos, que era la forma como pronunciaban los indígenas el apellido Mendoza.  

- Este Cacique es de la 1ª. Encomienda perteneciente al Capitán don Alonso Pacheco de Mendoza,  manda un grupo de 38 indios útiles y de trabajo de 14 años hasta 60, 12 muchachos menores de 14 años, 45 indias de 14 años para arriba, 8 muchachas de 14 años para abajo, y 4 indios jubilados de mayor edad,  para un total de 107 indígenas, que no está constituido totalmente por Bomboyes, sino que los encomenderos incorporaron nativos de otros sitios y tribus como los Fanay, Burrusay, Gayones, Monteros y Boques. Agregando el Corregidor:

- Usía, en este pueblo de San Pablo, solo este cacique está considerado por los curas y los hacendados como “ladino y de buena razón” (Acta citada).  Era el jefe con el que se podían entender, hablaba español, era razonable y receptivo; posiblemente por esta cualidad, era el cacique principal de toda la comunidad, sobre el resto de los caciques y mandones de las restantes 5 encomiendas (Castellanos, Págs. 77 y 78). Esto, es indicativo que el resto de los caciques eran de comportamiento y trato difícil; esto, coincide con lo anotado por el Obispo Martí en su visita pastoral en 1777, que este pueblo sabe hablar el español y  hablan en su lengua timoto, y tenía formación y al Fiscal Andrés, para religión católica y se negaban a practicarla; lo que puede considerarse una forma de resistencia étnica ante el régimen de explotación esclavista y la imposición de cultura y religión hispanas.

¿A qué se dedican estos naturales? Preguntó el Alcalde.

-         La  hacienda de don Alonso Pacheco de Mendoza, comprende explotación  de caña dulce, trigo, cría de animales vacunos, ovinos y mulares, siembra de algodón y derivados con industria de telares, molinos, trapiche, curtiembres, tejidos, trilladora y alambiques.  Lo que conformaba una unidad de producción económica diversificada y avanzada para dicha época.     

Su labor, aunque no trabajaba ni pagaba tributo, por ser privilegio de los caciques, era controlar que los demás indígenas trabajaran para el encomendero y hacendado los días que les correspondía y pagar el tributo. Asimismo, estaba bajo su subordinación el indio Andrés el Fiscal de Doctrina, que cumplía labores de adoctrinamiento o catequesis, que ayudaba a hablar el español a los indígenas junto con el Cura Doctrinero Juan Buenaventura Cabrita y Losada, que los reunía en la Capilla de San Pablo Apóstol, de las más antiguas de los Andes Trujillanos.   

Conforme a lo que asentó el alcalde de Trujillo Valera y Mesa, en el acta de emancipación indígena de 1687, Don Jashinto informó que,

-         Hay varios indígenas de esta encomienda, que se fugaron. entre ellos: uno de nombre Baltazar que era uno de los principales tejedores en la industria de telas de la hacienda del capitán Alonso Pacheco de Mendoza; y lo acompañaron otros indios de nombre Marcos y un Pablo, que  están  bautizados. (Acta citada).

Se habían rebelado al régimen de explotación y maltrato y se fugaron de la encomienda,  marchándose seguramente  hacia el Cumbe de las montañas de la posesión San Francisco, en Mendoza, o a los pueblos del sur del Lago, muestra de la resistencia directa e indirecta de miembros de esta Comuna Indígena. También, de otras encomiendas hubo fugados, todos fornidos y hábiles gañanes.  

Habría nacido, Don Jashinto Mendoza, Cacique,  en el Valle del Bomboy, en el año 1637 aproximadamente, se estima que pudo haber muerto a finales del siglo XVII.

Luego de haber matriculado los indígenas de la Encomienda del Capitán don Alonso Pacheco de Mendoza, el alcalde pasó a la revisión de la segunda encomienda, la  de Doña Paula de Saavedra, descendiente del capitán Juan Alvarez de Dabuin, el vencedor del cacique Nigale y exterminador de las tribus del Lago. Se presentó el Cacique Don Fernando. El Corregidor don Antonio de Oviedo, dijo:

-         Alcaide, Don Fernando es el jefe indígena de  la  2ª. Encomienda de la Doctrina San Pablo Apóstol del Bomboy, perteneciente a doña Paula de Saavedra, con 51 indígenas, dedicada a  plantación y explotación de caña dulce, trapiche, alambique, algodón, ganado ovino, taller de  tejidos (Ídem).

-         Están todos bautizados. Al adoptar el bautizo católico, como parte de su adaptación al régimen social colonial,  les impusieron nombres castellanos, y ya mayores, en sus negocios y asuntos civiles, agregan como patronímico  el apellido de su encomendero. 

Seguidamente, por estar constituida por pocas personas, fue matriculada la encomienda de los Mexías. Hizo acto de presencia el Cacique Don Marcos Sánchez, de él, expresó el Corregidor Oviedo lo siguiente:

-         Don Diego, el cacique Marcos Sánchez, es de la 3ª.  Encomienda, perteneciente al Capitán Joseph de Sánchez Mejías, con <<25 almas en la manera siguiente: Siete indios útiles y de trabajo, cuatro muchachos de menor edad de catorce años, ocho indias de mayor edad de catorce años, cinco muchachas de menor edad de catorce años para abajo, Un indio jubilado>> (Acta citada).

-         A qué se dedica el capitán Sánchez Mexías? Preguntó el alcalde. El Corregidor le respondió:

-         La encomienda está dedicada a la plantación y explotación de caña de azúcar, trapiche, alambique, en una extensión de tierras grande, porque se compone de una parte a partir de La Quebrada y otra, desde Timotes (Ídem).

Oviedo el Corregidor, también presentó al Alcalde, a don Gonzalo Mindax, de quien dijo: 

-         Este indígena, es el cacique de la   4a. Encomienda, perteneciente a doña Juana Hurtado de Mendoza, con 24 indígenas,  dedicada a plantación y explotación de caña dulce, trapiche, alambique (Ídem). Esta Doña Juana, es la tía-abuela del primer triunviro Presidente de Venezuela, doctor Cristóbal Hurtado de Mendoza.

Quedaban dos pequeñas encomiendas, que procedieron inmediatamente a matricular. Como no tenía Cacique, la representaba Joseph (Mandón).

-         Alcalde,  Joseph, es Mandón, no tiene el rango de Cacique, pero ostenta  jerarquía en la estructura social indígena, y es el jefe de los nativos dentro de la 5a. Encomienda, perteneciente al capitán Fernando Hurtado de Mendoza, con 6 indígenas, dedicada a plantación y explotación de caña dulce, trapiche, alambique (Ídem).

Al igual que la anterior encomienda, se presentó su Mandón Pedro Clemente. Esta era la encomienda del Cura Doctrinero. 

-         Pedro Clemente Mandón, pertenece a la 6a. Encomienda,  del Cura Doctrinero licenciado Juan Buenaventura Cabrita Losada, y es principal de la población de 22 indígenas, dedicada a plantación y explotación de caña dulce, trapiche, alambique (Ídem).  Seguramente, se extrañaría el Alcalde de Trujillo, ante este caso, como lo destaca el historiador Rafael Castellanos,  en el sentido que cumplía funciones ampliamente contradictorias, era Cura Doctrinero de la comarca, que tenía como parte de su  misión evangelizadora la protección de los naturales,  y a la vez, explotaba como encomendero y colono a los indígenas que le habían encomendado.

En 1608, se matricularon en esta Doctrina, unos 900 aborígenes. 87 años después, cuando se produce este acto de cambio de forma de esclavitud, es decir, pasar de la encomienda de servicios a la condición de esclavos tributarios, encontramos que el total de almas de este Pueblo Cabecera de Doctrina, con 6 encomiendas, era de 235 indígenas, una merma poblacional de gran significación.

La libertad formalista y el régimen del tributo colonial directo al Rey, o el nuevo régimen de esclavitud.     

El funcionamiento del nuevo modelo de sociedad, y las relaciones sociales de producción, se siguió afincando en la explotación del trabajo del indígena, ahora manumiso y “remunerado” como peones en las mismas posesiones agrícolas de los encomenderos y colonos del Valle de Bomboy, donde venían trabajando sin paga.

Al eliminar la encomienda, los indígenas no prestaran servicios personales al encomendero, sino que pagarían directamente su tributo a las arcas del rey, para lo cual, tenían que seguir trabajando en las haciendas de sus antiguos encomenderos, y seguir viviendo en el Pueblo reduccionista y de concentración de indios.

Desde ese dia 14 de noviembre de 1687, cambió el régimen de relaciones sociales de producción esclavista, por relaciones de características tributarias, mercantilistas y feudales en el campo; sin embargo, mientras los indios gañanes, trilladores, arrieros, molineros, tejedores, vaqueros, lavanderos de pieles, continuaban laborando para sus encomenderos, las indias Pheliciana, Luysa, Victoria y Madalena, sin mostrar ninguna emoción de alegría por la nueva noticia, preparaban el viaje para ir a trabajar a Timotes y la Quebrada Grande, en las tierras del capitán Sánchez Mexías; de igual forma las encomendadas  Olaya, Ignés, Pascuala, Josefa y Magdalena se trasladaban a los telares y curtiembres de los Mendoza en la Cañada, y por su parte, Beatriz, Anna, Cathalina, Costanza y Lucía, se fueron a preparar colores y tejer en los talleres de doña Paula de Saavedra, sosteniendo sus propias creencias. Los siete gañanes fugitivos, alcanzan por esas impenetrables montañas de Dios, los espacios secretos de libertad. Estas fugas, son expresión directa de rebeldía plena y de resistencia indígena, alejados del intolerable sistema esclavista, sin costear tributo, y Pedro, el mudo, seguiría igual, silencioso y sin pronunciar palabras, sin pagar tributo. Es parte de lo interesante de este evento histórico, que todos debemos conocer. 

(*) Portador Patrimonial Histórico y Cultural de La Puerta.




                                                                             

 

 



sábado, 8 de noviembre de 2025

Cuando en La Puerta, los indígenas, revocaron a Carlos III, y aceptaron a Túpac Amaru II, como legítimo Rey de América, 1780.

Por Oswaldo Manrique (*)

                                                                           Túpac Amaru, sol vencido,

desde tu gloria desgranada 

sube como el sol en el mar

una luz desaparecida.

(Pablo Neruda. Canto General).


La Puerta, pueblo indígena pre-independentista. 

Por este mes de noviembre, se cumplen 245 años, del estallido de la extraordinaria insurrección indígena suramericana comandada por Túpac Amaru II, en 1780, que tuvo resonancia en el pueblo indígena de La Puerta (ya lo llamaban así), ante el cruel régimen eclesial-monárquico (tiempo  antes de la rebelión de José Leonardo Chirino), y que al año siguiente, su efervescencia dará nacimiento a la conocida Rebelión de los Comuneros del Socorro, que llegó en marcha pacífica y todavía retumba en nuestro valle y  páramos, como huella de su voluntad libertaria.

En Venezuela, en 1777, la economía colonial, sufrió fuertes e interesantes cambios, por la creación de  la Capitanía General de Venezuela y comenzó a operar también la Intendencia del Ejército y Real Hacienda, con sede en Caracas, para aniquilar el contrabando y para la recaudación de los impuestos, entre ellos: tributos de indios, entrada y marca de negros, mesadas eclesiásticas, composición de tierra, juego de naipes, sal, la producción y comercialización de aguardiente, chimó y tabaco, el pago de la media anata por producción, las pulperías, las alcabalas y almojarifazgos en los puertos para las mercaderías. Para el control, la Monarquía española estableció los Estancos, que aprovecharon sectores privilegiados para monopolizar la producción y comercialización de esos rubros, destruyendo los alambiques de las personas de menos recursos, cuya producción era muy alta en la zona de la Cordillera de Trujillo.  El tabaco y el chimó solo lo podían cultivar y vender en los sitios que autorizaba el Intendente,  productos de consumo doméstico de los pobladores, quienes se sintieron afectados y molestos por estos impuestos para sostener a la Corona española. Coincidiendo con lo que ocurría este año 1780 en el Perú, cuya gente manifestó su franco rechazo a dicha política económica impositiva, iniciándose una rebelión indígena, jefaturada por el Inca José Gabriel Túpac Amaru II.

Según el historiador Alberto Flores Galindo, la rebelión de Túpac Amaru II, debe considerarse la más radical y excepcional de todas las sublevaciones indígenas. Debemos complementar que, como movimiento de restauración político, social y cultural, tenía la fuerza ideológica de un programa de lucha de liberación, y contaba con un músculo ejecutor: un ejército indígena.  En lo esencial, el programa que se trazó Túpac Amaru II, el mismo autor lo resume en los siguientes puntos: el primero: <<La expulsión de los españoles o chapetones, como acostumbraba decir despectivamente>>: suprimiendo los corregimientos y los repartos. La ruptura frontal de dependencia con el monarca español y sus virreyes y gobernantes.

Como segundo punto: La restitución del imperio incaico. El nuevo modelo de gobierno, estaría en poder conjunto de Indígenas, blancos criollos, mestizos y negros, aboliendo las castas, una auténtica revolución social. Y, tercero: <<La introducción de cambios sustantivos en la estructura económica: supresión de la mita, eliminación de grandes haciendas, abolición de aduanas y alcabalas, libertad de comercio >> (Alberto Flores Galindo. Buscando un Inca, Identidad y Utopía de los Andes. Editorial horizonte. 97 a 124. Lima. 1994). Un programa de lucha, bastante atractivo, inclusive para los blancos criollos.  

 

A La Puerta, llegó en 1780, el frenesí conquistado por el movimiento independentista de Túpac Amaru II. 

Ataviado con su blanca túnica de algodón, y sombrero de pluma de paují y guacamayas, incensando con Acharú, se presentó Chegué el sumo sacerdote tribal, que recién había bajado del Páramo de las Siete Lagunas,  y alzando ambos brazos hacia el cielo, exclamó:

-         ¡Istats-stimots-nichí! Los saludaba en su lengua indígena, “Muchos Timotos hay aquí”.  

El viejo cacique Pitimay, luciendo su manta blanca, con chaquetilla de colores  y su sombrero de 4 plumas, estuvo rodeado de varios principales del Señorío Tribal, entre ellos, Teregüé, Julio Burrucay, Tafallés, Jashinto Smindax, Xulio Mocotí, cabildantes, igualmente, descendientes de Yilama (Yrisfui), de la jirajara Yeguenda, Gaspar Mandón, de Amaro cacique de San Antón de los Timotes o San Pablo de la Cañada Mendoza; Olaya y Kukuruy de las alfareras de Tierra Colorada y la joven Paz Bomboy, descendiente de Bomboy Cacique, el desaparecido. Pitimay, aprovechó inmediatamente la oportunidad para hablar:

-         Estoy enterado de la coronación y del alzamiento en el Cuzco, esa información me llegó por los Zipas, en mensajes de los Andes, y desde el Virreinato de Santa Fe hasta aquí. En ese momento, alzó sus manos y en reverencia, se dirigió a los otros Caciques y Mandones:

-         A nuestros Dioses que nos han protegido y nos han concedido lo que hoy disfrutamos. Los otros, también reverenciaron.

En el año 1780, se estableció en Trujillo, el Estanco del Tabaco, del chimó y derivados, lo que acentuó el régimen de exclusión etno-social y el modo de producción esclavista, lo que molestó a las comunidades indígenas, que seguían trabajando para pagar tributo al Rey. Fungía como Teniente de Gobernador, el capitán Nicolás de Mendoza.

Pitimay, que en lengua indígena significa cuatro rangos, palos o plumas, fue uno de los pocos Caciques Bomboyes, que tuvo grandes extensiones de tierra de tabaco en el Resguardo Indígena de La Puerta, específicamente en Mimbón (hoy El Molino), cerca de Tierra Colorada, y Serranía de Komboko hasta Los Cerrillos, cuyos habitantes se vieron afectados por los impuestos.   

Día de palabras y noche de celebración rebelde.

Con bastante serenidad, el cacique Jashinto Smindax, con su blanca túnica de algodón,  y sombrero de pluma de paují, habló de la importancia de la coronación de Túpac Amaru II, a quien consideró como un soberano superior a Carlos III. Xulio Burrucay intervino y confirmó eso, con las siguientes palabras:

-         En el virreinato de Santa Fe, los caciques, las tribus y naciones originarias, han reconocido como soberano a Túpac Amaru II y a nuestros Dioses. Los asistentes, escuchaban.

-          Los Bomboyes haremos bien en reconocerlo. Complementó el principal Tafallés.

La afinidad de los Timotes y Bomboyes con las etnias de la Nueva Granada, más la situación impositiva, los hacía proclives a esa causa; igualmente los de San Pedro de Jajó y San Antón de los Timotes (Mendoza), comunidades indígenas de frontera, que eran de hecho sufragáneas de La Puerta, como Pueblo Cabecera de Doctrina. Geográficamente, la población de Timotes pertenecía al Nuevo Reyno o Virreinato de la Nueva Granada, adyacente y vecina. Siendo la Cuesta de la Mocotí y El Portachuelo el punto de entrada a la Provincia de Venezuela, lo que facilitaba la comunicación con los Zipas de aquel país.  

Se notaba que, los presentes no tenían simpatía y menos veneración por Carlos III,  ni por los españoles. Al hablar, recordó la adalid Olaya, casi que con indignación:

-         Y cuando mudaron a nuestros abuelos y tatarabuelos de sus tierras, se las quitaron  y los convirtieron en esclavos para las haciendas.  El hijo de Gaspar Mandón tomó la palabra y explicó:

-         Todavía está fresco en el recuerdo, cuando lanzaron rayos matando a la gente, destruyeron nuestras chozas, los santuarios y nuestros chorotes, cuando desaparecieron a Bomboy y quedamos sin el verdadero cacique.

-         Nosotros trabajando para pagar tributo para mantener a un Rey que solo conocemos por retrato. Les indicó Olaya a los demás indígenas, después de haber reflexionado sobre el asunto. Su cuerpo erguido y su mirada de obsidiana, expresaba mucha formalidad, no obstante, pudo expresar que:

-         El nombre del nuevo monarca indígena era José Gabriel Condorconqui (a) Túpac Amaru II, nacido en 1738, y yo lo acepto. 

Cuando terminó de hablar, se escucharon gritos de apoyo, lo que hizo reflexionar a los visitantes, quienes fueron cambiando de actitud sobre un asunto tan importante: desconocer al rey de España.

Olaya, se volvió hacia Chegué  inquiriendo:

-  En eso, nos acompañarán los Dioses.

Entre las indias principales, comentaron:

-         Estamos estragadas de seguir aguantando a los gobernadores españoles. No podemos sembrar tabaco, ni hacer cigarrillos, ni chimó. No podemos ni consumir chimoíto para el trabajo, nos están quitando el sustento. Y si nos quejamos, nos azota el Kiake.

Ya no pagarían más tributos al Rey Español, entusiasmados por esta coronación del Monarca Andino, resurgía la vieja aspiración: Retomar el Imperio de los Incas. Caciques, capitanejos y principales, llegaron de muy lejos, para reconocer y aceptar al nuevo jerarca. Para este tiempo, las simpatías con el nuevo Rey y con sus propuestas reivindicadoras, económica social,  sumaban a muchos blancos criollos, inclusive se mencionaba al Alcalde de Trujillo, capitán Sancho Antonio Briceño, otros funcionarios de gobierno y parte del Clero. Un dato curioso, recoge el historiador Carlos Muñoz  Oraa, al transcribir  una carta del Administrador de la Real hacienda de Trujillo, Francisco de Goicoechea, para el Intendente Abalos, <<El pueblo de Trujillo, cada dia mas desordenado, espera con impaciencia al nuevo Rey Americano…Ya no hay otra conversación, hablan de ello con tanta libertad cuanto se hace imposible el resistir>> (Muñoz Oraa. Los Comuneros de Venezuela, p. 140); por supuesto, eran los sacrificados de los Estancos.

En toda la aldea de Bomboyes, se escuchó el grito silente:

¡Tupac Amarú!

*

Los chontales desafiaron al imperio español y coronaron a su propio Rey de indios.

El  historiador  trujillano  Arturo Cardozo escribió en  su obra Sobre el cauce de un pueblo, que, <<En 1780, la jurisdicción de Trujillo interviene en el movimiento de Túpac Catarí, organizado para restaurar el imperio de los Incas. Al año siguiente envía tropas a la Nueva Granada para combatir la revolución de los Comuneros del Socorro>> (Cardozo, 19); por supuesto, neutralizando a los naturales de esta jurisdicción.   

*

Antes de prepararse a partir, uno de los caciques visitantes, dijo:

-         Me solidarizo con los Bomboyes, los visitaremos de nuevo, porque las razones que han discutido hoy, demuestran que la decisión está bien y en lo cierto. Jashinto Smindax,  que los estaba despidiendo, les replico:

-         Debemos adoptar a Túpac Amaru, como nuestro soberano y prepararnos para apartar cualquier obstáculo a su autoridad y juramos ser sus buenos vasallos. 

El jefe del Cabildo de Indios de La Puerta, ofreció la ayuda de su gente y envió mensajes a su nación Timoto y a los Zipas de Santa Fe (Nueva Granada), aceptando la Coronación.  Además, mandó mensajes a otros pueblos y tribus, para que se adhirieran y aceptasen convertirse en vasallos del Inca y nuevo Rey de América.

Delante de toda la comunidad indígena de La Puerta, juraron por el nuevo monarca, el Chegué les dijo estas palabras:

-         Juramos  todos: aceptar la coronación y el gobierno de <<Don José Primero, por la gracia de Dios, Inca, Rey del Perú, Santa Fe, Quito, Chile, Buenos Aires y continentes de los Mares del Sur, y del Amazonas, distribuidor de Justicia y Piedad divinas>>.  Se escuchó al unísono:

-         ¡Juramos!

Habían transcurrido más de 200 años, desde que los invasores europeos  capitanes Tomé Dabuyn, Hernando Hurtado de Mendoza, Blas Tafallés, Pedro Gómez Carrillo, Francisco de la Piñuela, Pacheco Maldonado, Francisco Botello, Juan de Umpierres, con arcabuces, frascos, espadas, caballos y mastines, irrumpieron en este Valle y esclavizaron a los primeros pobladores, arrasando con las tierras ancestrales de su comunidad, a pesar del reclamo y lucha de Bomboy Cacique,  lo que le valió persecución y la pérdida del bastón de autoridad. Nunca más, tendría el Valle de Bomboy (La Puerta y Mendoza), su cacique por estirpe hereditaria, ejemplo de resistencia indígena. 

En  su memoria habían fijado el hecho ocurrido en 1595, en el que el gobernador Diego de Osorio, en su visita a Trujillo, hizo el <<reparto de tierras por encomiendas>> (Fonseca, 80), la gran mayoría por Composiciones, que significaba problemas de tierras invadidas, producto del despojo y sometimiento violento de sus dueños originarios, asi como, la fragmentación por esclavitud, de sus familias.

Igualmente, el hecho más deplorable, que les pasó en 1608, cuando el gobernador Sancho de Alquiza y el Obispo Antonio de Alcega, ordenan congregar y recluir en el Pueblo de Indios Cabecera de la Séptima Doctrina, en el Valle de Bomboy, en el área donde hoy esta erigida La Puerta, a todos los naturales dados en encomiendas, de la jurisdicción que abarcaba Quebrada Grande, Jajó, Mendoza y La Puerta. Fueron trasladados, mudados, y  les distribuyeron los puestos para sus viviendas y labranza entre las distintas encomiendas, separadas las unas de las otras, en formación de grupos, familias o parcialidades: Bomboyes, Xikokes, Kombokos, Vicuyes, Mocotís, Escuqueyes,  Xaxoes, Durís y Esnujaques; por eso encontramos algunos de estos nombres como topónimos en nuestra localidad. Posteriormente, con estas tres últimas parcialidades, crean el pueblo de San Pedro de Xaxó o de la Mesa de San Pedro de Esnujaque. Los de la “Encomienda San Pablo del Bomboy”, de doña Catalina Fajardo y don Cristóbal Hurtado de Mendoza, son devueltos a su zona natural “San Pablo de Bomboy” ubicada en la Cañada de Mendoza, cuando crean el Pueblo de Indios San Antón de los Timotes, en 1620 (hoy, Mendoza).  

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Después de la jornada del preocupante,  extenso e interesante debate, para dar un final unitario a la reunión, todos exclamaron:

- ¡Teukp Tupac Amaru!  (En español: ¡Vamos todos con Túpac Amaru!)

Había llegado la hora de reivindicarse como pueblo originario, de liberarse del imperio español. En la noche, fueron presentándose hombres y mujeres, con antorchas encendidas, para celebrar con los invitados, la coronación de Túpac Amaru II. El cacique Jashinto Smindax, con la anuencia de Chegué, ordenó:

-         Traigan los retratos de don Carlos III, Rey de España. Cuando se los trajeron, dijo con voz firme:

-         Echenlos en la hoguera.  Y,  los echaron en la hoguera, junto con la Bandera Carlina y el Estandarte de Castilla que había en la Casa de Corregimiento.

Pronto serán sustituidos por los del Inca y nuevo Rey de América: Don José Primero, Distribuidor de Justicia y Piedad Divinas. Fue un festín de danzas, música de tambores, pitos, maracas y fotutos, armonía entre iguales  y bastante chicha fermentada, que hasta hicieron bailar al Chorote. El huracán de la rebelión andina tupacmarista, se desató el 4 de noviembre de  1780.  Dando inicio al restablecimiento del imperio Incaico. Cada uno de ellos, seres marcados por la esclavitud, tenía esperanzas, muy secretas, aunque fuere improbable, casi mágica, pero posible, que Túpac Amaru se coronaria definitivamente como el Gran Inca y Rey de América, y desplazaría el gobierno, la espada y la cruz españolas.

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Su Ilustrísima indaga lo que ocurrió en La Puerta. Las ideas “mesiánicas y revolucionarias“de Túpac Amaru II,  Rey de América, precursor de la insurrección comunera, habían fermentado en La Puerta.

Corrían los tiempos de Carlos III. 1780, fue un año de imposiciones tributarias para sostener la Monarquía española, que estableció el Estanco del Tabaco y Chimó (Fonseca, T2.233), aumento de impuestos por aguardiente, pechando a los productores y comerciantes; coincidieron estas medidas con  el censo general que se realizaba en Trujillo por orden del Obispo Mariano Martí, de hombres libres: los nobles para normalizar el pago de 2 pesos de tributo al Rey, y como tributo a pagar por los blancos, indios y pardos un peso.

El investigador indigenista peruano-venezolano, José Ratto Ciarlo, seguidor del Amauta Mariátegui, escribió que cuando el  movimiento tupamarista insurge, al Obispo Martí le llega la información, la rebelión se extiende a los Andes venezolanos <<en el denominado Libro Privado de Martí (1770 -78), que la rebelión llegó a la región andina de Venezuela (San Cristóbal Mérida y Trujillo). (José Ratto Ciarlo. Resonancia de Tupac Amaru en Venezuela. El Nacional. 7 de junio 1981. En: Historia de Nuestra América. 500 años de Resistencia. N° 2. CELA. Chile. 1992).

Se ha considerado que ese levantamiento <<tiraba o miraba a coronación, que algunos han entendido del Inca o de Tupac Amaru>> (Cardozo, página 17). Para otros, la implantación de un nuevo modelo de gobierno. Uno de los propósitos, aparte de los impuestos, era el respeto y “reintegro de los resguardos indígenas con carácter de propiedad” (Burguera, 115), y el paso libre por todos los caminos, inclusive los considerados como privados.

El Prelado había llegado con su comitiva al pueblo de Nuestra Señora del Prado de Talavera de Nirgua. Hospedado, y abordando los asuntos de su Visita Pastoral, le llamó la atención un español peninsular, Joseph Gómez Montero un español que era activista de dicho movimiento, de tez blanca, bien educado, buen porte, acomodado económicamente, a quien llamaban en dicho sitio, “Tupac Amarú”. El alto jerarca de la iglesia, lo invitó a conversar.

-         ¡Don Joseph, por qué le llaman Tupac Amaru? Le interrogó el Obispo. Y  le respondió:

-         Su Ilustrísima, me dicen así, porque les informo que <<Tupac Amaru vivía y su imagen había desplazado el retrato del Rey español no solo en Quito, sino en la mismísima Audiencia de Santa Fe de Bogotá>> (Ratto Ciarlo). Agregando: Desde el año pasado se está organizando el movimiento tupamarista, en los pueblos de Trujillo, Mérida y Táchira. El Obispo, tras pensar un instante, le dijo:

-         ¿Acaso se debe a la queja por la reorganización de los impuestos?

-         Es posible, pero creo que van por más. En Trujillo, los que están en la frontera con el Nuevo Reyno, como  La Puerta, y los sufragáneos: Jajó, Mendoza, Mesa de Esnujaque, van comprometidos con los revolucionarios.  Respondió don Joseph Gomes. El sacerdote, mientras iba anotando, apenas pudo mencionar:

-         Cuando yo visité a Trujillo, habían pueblos de indios muy mansos, solo en La Puerta, encontré gentes que ni  rezan ni hablan español.   

El Obispo Mariano Martí, en efecto testimonió que la Rebelión indígena, habría llegado hasta La Puerta y otros pueblos de Trujillo, llegó a la conclusión que ese momento tendía a la Coronación de un Inca o de Túpac Amaru. Pendiente de este problema, Su Ilustrísima, envió correspondencia a todos los Curatos de su Diócesis, limítrofes con el Arzobispado de Santa Fe, principalmente al Pbro. Pedro Santa Anna de Coronado,  quien ejercía el Curato de La Puerta y Mendoza, para precaver los avances de los Comuneros de Mérida.  El historiador Mario Briceño Perozo, anotó que ciertamente, <<Trujillo demostró su simpatía y adhesión al movimiento revolucionario que inició José Gabriel Condorconqui (a) Tupac Amaru II el 4 de noviembre de 1780…en Perú, y que en norma de esa simpatía y adhesión  <<reconoció al rebelde como Rey de América>> (Briceño; 108). 

Amílcar Fonseca, en Orígenes Trujillanos, corroboró que Trujillo se sumó al movimiento continental, no mencionando si se incluyen blancos o pardos. Lo que sí es obvio, que  La Puerta y asimismo, otros pueblos de indios de Trujillo y Mérida tomaron <<parte en el movimiento revolucionario que presidió Túpac Catarí  con el intento de restablecer el imperio de los incas del Perú>> (Fonseca T2, 233); si bien Túpac Catarí, participa en el movimiento como uno de sus lideres principales, fue Túpac Amaru II, quien es ungido como Inca y Rey de América.   

         La incidencia de la rebelión de Túpac Amaru en Suramérica,  hizo despertar al Reino español, sobre los futuros levantamientos  populares,  de tal forma que Don José de Ábalos, Gobernador Intendente de Venezuela, envió al Rey un Informe en el que le proponía el establecimiento en América de cuatro monarquías confederadas con la metrópoli. 

Adiós al Inca Don José Primero  y Rey de América.

De esta rebelión  indígena, escribió Eduardo Galeano, en Las Venas Abiertas de América Latina, que Túpac Amaru había liderado una extraordinaria insurrección de carácter “mesiánico y revolucionario“. Al efecto señaló que dicha rebelión  al estallar, <<decretó la libertad de los esclavos, abolió todos los impuestos y el “repartimiento” de mano de obra indígena en todas sus formas, los indígenas se sumaban, por millares y millares a las fuerzas  del  <<padre de todos los pobres y de todos los miserables y desvalido>>…Marchaba predicando arengas: todos los que murieran bajo sus órdenes en esta guerra resucitarán para disfrutar las felicidades y las riquezas de las que habían sido despojados por los invasores…>>. Finalmente, el 6 de abril de 1781, fue traicionado y derrotado Túpac Amaru II por las milicias del Rey; capturado junto con parte de su familia, fue decapitado en el Cuzco, el 18 mayo de 1781.

¿Qué pasó en 1780, con el Corregidor de Indios de los pueblos fronterizos de Trujillo? ¿Cuál fue el destino de los indígenas involucrados en el reconocimiento de Túpac Amaru como Rey de América? ¿Cuál fue el destino de los indígenas que destruyeron los retratos de Carlos III Rey de España, y quemaron el estandarte y la bandera realista?

Una vez capturado el Inca y Rey de América, el imperio español, ordenó aniquilar a los curacas, caciques, capitanes, jefes, gobernadores, principales y caudillos indígenas involucrados en dicha rebelión andina. La historiografía trujillana, en su elegante olvido, no deja datos sobre las consecuencias que pesaron sobre nuestros indígenas, ni decesos, ni el numero de traslados a las mazmorras de México y Puerto Rico. 

Esta insurrección frente al opresor gobierno colonialista español, de la comunidad indígena de La Puerta en 1780, debe ser considerado un episodio extraordinario de insurgencia pre-independentista, anticolonialismo y de resistencia indígena, aunque de carácter “mesiánico y revolucionario“, digno de rescatar y difundir, como parte de nuestra historia heroica local y regional.

Sobrada razón, le reconozco al Dr. José Gregorio Hernández Cisneros, cuando escribió en 1899,  que La Puerta, es un pueblo histórico.  

(*) Portador Patrimonial Histórico y Cultural de La Puerta.  

 

Más Allá del Acta Dominante: ¿qué ocurrió en el Pueblo de San Pablo, hoy La Puerta, el 14 de noviembre de 1687?

Por Oswaldo Manrique (*)                                    Aquella condición ancestral y natural con la que nacían todos los indios tim...