jueves, 17 de junio de 2021

Pancho Delgado y su momento de autoridad

 

Pancho Delgado y su momento de autoridad.


Oswaldo Manrique.

La población de La Puerta, a partir del despojo de tierras a los indígenas que ocupaban estas tierras en 1891,  pasó a ser un patio de oligarcas, de ventas y retroventas, de cambios y permutas, de centrifugas inmobiliarias, pero con el paso del tiempo, se fue residenciando gente común, campesina, trabajadora, en busca de nuevos horizontes y oportunidades.; asimismo, fueron surgiendo personajes, que aún se mantienen en la memoria oral de nuestra Parroquia. Uno de ellos, lo es Pancho Delgado, un peculiar Jefe Civil.  

Su nombre Francisco Delgado, nació en Jajó, hermosa población escondida en las altas montañas de los Andes trujillanos.  Según el “gordo” Víctor Delgado, su abuelo Pancho nació en Jajó, a comienzos del siglo XX, su familia humilde y profundamente católica, se limitaba a su labores del campo, en ese atrasado Municipio, envuelto en la rutina y la murria localista y dictatorial. Pancho crece en ese ambiente, que no obstante su pobreza estaba dotado de inteligencia natural, atrevimiento y ganas de superarse.

Acaso bajo el cuido y sacrificio de sus hermanas pudo adquirir alguna educación elemental, junto a valores morales y religiosos, que complementa la escuela de primeras letras, aprender a leer y escribir, que le serviría en su formación, para asumir actividades públicas, siempre realizadas bajo el signo de la honorabilidad y del decoro.


Don Pancho Delgado, con la indumentaria formal de la época, traje, sombrero y alpargates. Obsérvese el tapiz de columnas babilónicas, de fondo, y la silla que utilizaban los fotógrafos de “cajón”, en las diferentes ferias y fiestas de los pueblos. Cronografía N° WAO 011. 



Crece y llega a la adolescencia, en las sementeras y haciendas y hatos de ganado de los Araujo, dueños de la tierra y del pueblo; informado de las revueltas caudillistas y la dictadura gomecista, se va transformando en un hombre que lucha contra la adversidad de su realidad, un hombre en busca de  progreso; así, se va acercando a La Puerta, donde tiene algunos familiares, le consiguen trabajo, y va con el entusiasmo de ganar su “fornal”.  Entre chanza y chanza, a la hora de la “matraca”, escucha entre sus compañeros algunas ideas de lo que mentaban democracia, inducido por su formación laboral campesina y de calle; lee y va adquiriendo formación política autodidacta.  Pero sus venas estaban marcadas por ese bolivarianismo, que se va adquiriendo conservativamente durante  la infancia en las casas de familia.

Don Pancho como lo llamaban en el pueblo, era un hombre flaco macizo,  alto, usaba un cinturón de cuero ancho, de esos que tienen chácaras para meter las morocotas. Su vestimenta usual, eran unos trajes parecidos al liqui-liqui, y un sombrero pelo e’ guama grande, tipo Borsalino. Vivió con su familia en una casa, hoy totalmente remodelada, ubicada en la esquina de la calle 3 con avenida Páez, de la parroquia La Puerta.  En los recuerdos del octogenario Nicolás Manaú, colaborador de este blog, parado en la esquina de la citada casa, señaló que don Pancho era un hombre fortachón, no gordo, atento a quien lo ocupaba, sus reacciones y conversaciones sobre cualquier problema que se le presentaba, se tornaban en un respeto y admiración al conocer a este vecino y funcionario público. Hablaba claro, sin rodeos, pero siempre era reservado y circunspecto, dedicado a su familia.



Víctor Delgado, nieto de Don Pancho Delgado. Cronografía N° 3125. 


La dedicación y perseverancia en la actividad y militancia políticas, lo indujeron a asumir posiciones y responsabilidades, desde militante de base, hasta ser integrante de algunos niveles de Dirección Parroquial y Distrital dentro de su partido. Asistía a reuniones y cónclaves importantes en Valera, luego, lo convocaban a la ciudad de Trujillo, donde estaban  los dirigentes fuertes de su organización política, y fue adquiriendo el respeto y reconocimiento de sus compañeros. Sin embargo, cuando solicitó un empleo, lo que había era de funcionario policial, y lo aceptó, para seguir en la actividad política y sostenerse económicamente, eran tiempos de mucha necesidad.  

Posteriormente, Pancho, dejó de ser funcionario policial, fue designado por su actividad de seguridad de la población, Prefecto del Municipio, cargo en el que se desempeñó en los términos decentes y de respeto. De extracción social campesina, nunca pensó en ser funcionario de gobierno; se le consideró por sus cualidades como una respetable autoridad en nuestra comarca. El prefecto Delgado, fue un hombre de fuerte carácter, se hizo respetar, acostumbraba a vestir de kaki, pero en su despacho, se le veía siempre ataviado de flux y corbata, al salir se ponía su sombrero pelo e guama;  fue luchando desde su trinchera local, por mejoras democráticas, por la demolición de las instituciones dictatoriales, que había probado en carne propia, se requería nuevos funcionarios de gobierno desligados del pasado. Inclusive, cuando ya no ejercía cargos de gobierno, su labor de concienciación ciudadana, derechos civiles, ayuda a los más débiles, constituyó su quehacer político y social.

Era difícil, quitar el miedo a un pueblo sometido por muchas décadas a represión. Seguía la agonía colectiva. Poco tiempo hacía, que se intentaba liquidar la época de la “matraca”.  Recuerdan algunos de nuestros viejos pobladores, que mientras fue Jefe Civil del Municipio La Puerta y representante del nuevo gobierno del presidente Betancourt, hubo orden y respeto en esta comunidad y se ganó el aprecio de los pobladores del área urbana y de los campos, inclusive, los comerciantes le colaboraban en sus obras sociales y benéficas. 

Contrariamente a su contextura delgada, a más de un pasado de “cucharadas” y bajo fuerte ingesta alcohólica, que se tornaba abusador o camorrero o buscapleitos, lo encerró en el pote, y así, los mantenía controlados y a raya, también cargaba el revólver asignado, por si acaso. Lo designan Jefe Civil y Policial del Municipio La Puerta, donde realiza una exigente labor ciudadana, en tiempos convulsos, transicionales y complejos, olorosos a dictadura. Al hombre le temían, recordó Alfonso Araujo, ex Prefecto de esta Parroquia, que <<a don Pancho lo respetaban. Duró unos 3 años como Jefe Civil del Municipio La Puerta>>;  haber durado tanto tiempo, en aquella época, era signo de que imponia respeto. 


Don Pancho Delgado, con más años de edad, se le ve, con botas de cuero brillantes, liquiliqui y sombrero, sentado en un lugar de su casa. Cronografía N° WAO 016. 



Víctor Delgado, el popular “Gordo Víctor” (QEPD) y generoso colaborador de estas crónicas, nieto de Pancho Delgado, rememorando nombres de los dirigentes políticos parroquiales y situaciones de la época  <<La gente tenía sus preferencias, había posiciones muy exageradas en las familias, adecos y copeyanos  no se querían. los Chuecos, Felipe Briceño, que dirigían a Copey, doña Elba Bello Rosales, los González dirigían a Acción Democrática, y URD, lo dirigía el “Capino” Ignacio Pacheco, sobrino de Tolentino Pacheco, el dueño de la Pulpería de la Hoyada>> (Entrevista a Victor Delgado, Plaza Bolívar de La Puerta, el 3 de noviembre 2019). Eran los dirigentes políticos de una época, difícil e incierta  de la historia de La Puerta. La  pasantía que tuvo don Pancho,  como Prefecto, y su buen trato, lo favoreció con amigos que no dudaron en incorporarlo a otros proyectos, aunque se dedicó a sus actividades privadas. Tuvo vinculación parental con el señor José de las Mercedes Briceño, conocido comerciante, en nuestra población, quién tenía su negocio a pocos metros de su casa en la avenida Páez con calle 3, de La Puerta. 


Sede de la Prefectura de la parroquia la Puerta. Cronografía N° WAO 014. 

En una ocasión sobreviene un golpe de estado militar, que derriba el gobierno constitucional, y los militares ordenan la captura de los políticos más importantes de las regiones y de los Municipios, tocándole a Pancho, ponerse en fuga.  Se internó en el Páramo de las 7 Lagunas, donde ocupa una cueva, por algunas semanas y luego las familias solidarias del caserío le dan protección y comida.  La orden de los militares era capturarlo por opositor al gobierno.  Víctor Delgado, su nieto, movió la memoria extraordinaria de que hacía gala y dijo: << Recuerdo a los Presidentes de la Junta Comunal, don Obdulio Palomares, el “Tuerto” Roberto, no me acuerdo el apellido; don Audón Lamus, a éste, como  era muy copeyano, entre los años 1946 y 1948, se lo llevaron detenido por sus ideas; también persiguieron a mi abuelo Francisco Delgado, que era Jefe Civil, se fue para las montañas mientras pasaba ese gobierno...” (Entrevista); este ultimo que mencionó, es el mismo Pancho Delgado.  Eran vestigios de la política violenta y guerrerista que  practicaron los caudillos (Ponchos o Lagartijos) de Trujillo.



Alfonso Araujo, ex Prefecto de La Puerta, quien rememoró pasajes de la vida de Pancho Delgado. Cronografía N° WAO 036. 


Pancho Delgado, según Alfonso Araujo, ex Prefecto de La Puerta, fue un destacado militante de Acción Democrática (AD), partido jefaturado por Rómulo Betancourt. Fue un perseguido de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, estuvo huyendo y viviendo en el Páramo de las Siete Lagunas, por varios años, lo buscaban los esbirros de  la Seguridad Nacional (SN) para matarlo, como enemigo declarado del régimen. A lo largo de su agitada vida política, este, fue uno de los pasajes de su vida más deprimente.  Pancho al concluir el gobierno que lo persiguió, declino la actividad política directa y confrontativa y se retiró a sus actividades privadas en Jajó, allí falleció y fueron enterrados sus restos mortales.

Don Pancho Delgado, en sus actuaciones como Jefe Civil de nuestro Municipio, lo recuerdan como ejemplo del servidor público ceñido al cumplimiento del deber y a escrupulosos procederes, en cuanto al manejo de los intereses y manejo de recursos de esta población rural.


La Puerta, junio 2021.  

Omanrique761@gmail.com


martes, 1 de junio de 2021

Defensa del Padre Rosario, Patriota y Santo.

 

En defensa del cura Patriota y Santo: Francisco Antonio Rosario y de nuestra historia local y regional.

Oswaldo Manrique.

finales del pasado mes, difusores y publicistas radiales de historia, han hecho circular a través de las redes sociales, un audio, en el que difunde un collar de mentiras, infundios y anacronismos sobre la vida y obra del Padre Rosario, falsedades que operan además, contra nuestro gentilicio y nuestra historia regional y local. Se escucha en dicho audio, entre otras,1º) que,<<Trujillo fue morada de santos y otros que no lo son tanto, de dos diablos, Antonio Nicolás Briceño y Francisco Antonio Rosario <<el cura que se transformó en santo por obra y gracia de los milagros  y los cuentos de la gente en estas serranías>>; la forma irónica y enmarañada de la palabra detractora, pone en duda no solo la obra piadosa de este sacerdote, sino la misma fe y devoción de la feligresía católica que se siente por él, al pretender echar al basurero su vida y obra.

2º)  Que, el padre Rosario, <<bautizó al niño Antonio Nicolás Briceño, en la iglesia de Mendoza>>; esto es un anacronismo, construido por una persona desinformada, A) Antonio Nicolás, el prócer y coronel a quien se le quiere cerrar el justo reconocimiento de Libertador, Mártir y forjador de la Patria, nació el 24 de abril de 1782; el citado Padre fue ordenado como sacerdote en Mérida, por el Obispo Fray Juan Ramos de Lora, entre 1786 y 1787, es decir, 4 o 5 años después; B) existe Partida o fe de bautismo, del 6 de mayo de 1782, suscrita por el padre José Antonio Godoy, cura de San Pedro de Jajó, que bautizó al futuro Coronel Briceño (Rosario Tavera: 41); C) los libros eclesiásticos de La Puerta y de Mendoza, que reposan en el archivo de nuestra Diócesis, demuestran que el padre Rosario llegó a estos pueblos en 1793 y estuvo como su párroco hasta el día de su muerte en 1847; por lo que esta infundada y dañina afirmación, nunca pudo realizarse ni en el tiempo ni en el espacio.

3º) Señala la palabra detractora, que en 1813, cuando Bolívar llegó a Trujillo, <<pernoctó en la hacienda el Cucharito, cuenta la tradición que aquella noche Bolívar recibió las recomendaciones del cura sobre la Proclama de Guerra a Muerte, digo cuenta la tradición porque es la forma en que escriben casi todos los historiadores sobre la vida y conducta del padre Rosario, es un “lavado de manos”, ante la ausencia de documentos para probar sus actuaciones>>; presumimos que también dudará de que pernoctó y se reunió en la casa del prócer Dr. Francisco Labastida Briceño, líder de los amos del valle del Bomboy, alianza política y económica de las familias aristocráticas más poderosas de la Provincia. Con estas falacias, pretenden negar no solo su lucha por la causa independentista, sino la coautoría en documentos históricos, legales y públicos tan importantes para la existencia de la provincia de Trujillo, si no la existencia misma de ellos, tales como  la Proclama de la Libertad, como anexo principista y la Constitución de la Provincia de Trujillo, del 12 se septiembre de 1811, y en todo caso, pone en duda el apoyo incondicional a la causa independentista de este cura patriota. En ambos documentos, esta demostrada la participación y la firma del padre Rosario.

Solo basta hacerle una pregunta a la palabra detractora, si es que conoce algo de la personalidad de Bolívar: ¿de qué podía conversar el Libertador con estas dos personas? ¿Es que acaso hablaron de mautes, caballos de paso o de conchas de ajo?  El que ha estudiado a Bolívar de carne y hueso, sabe que éste, no daba puntada sin dedal, de lo único que pudo hablar en junio de 1813, cuando estaba presuroso y tenía escasa tropa y pocos recursos, tanto con el representante del poder mantuano y económico, así como el representante de la curia revolucionaria, era de la guerra y de la necesidad de recursos, para lo que lógicamente tuvo que exponer sus planes; es absurdo pensar otra cosa, salvo que la palabra detractora, considere analfabetas o descerebrados a nuestros patriotas.

4º) Lo mas injurioso contra la historia de Trujillo, es que la palabra detractora, como juez de la inquisición y critico de la labor de quienes han escrito o escriben de lo que otros no han escrito o por lo menos aportan un enfoque distinto de lo ya escrito por otros, pretende descalificar las investigaciones históricas trujillanas, con lo siguiente: <<hoy en día se acrecientan los cuentos de camino cuando algunos personeros, cronistas o inventores del pasado han agregado cantidad de “corotos” a su obra, elementos fantasiosos que en lugar de acercar a un personaje de la realidad trujillana nos alejan de la verdad y ponen en entredicho su existencia, por la cantidad de aspectos figurados sin razón ni lógica de las propias ocurrencias>>; de esa forma calumniosa, falaz y generalizada, se fundamenta la palabra detractora para poner en duda la obra e investigación de los trujillanos,  Mario Briceño Iragorry, Américo Briceño Valero, Mario Briceño Perozo, Pedro D’Santiago, Regulo Burelli Rivas, Huma Rosario Tavera, y de los historiadores no trujillanos, como el Padre Enrique María Castro que en 1860,  al encargarse de la parroquias del Bomboy, se sorprendió por la devoción que sentía la feligresía por el padre Rosario, peticiones de misas, velaciones, pago de promesas, como muestras de agradecimiento, por los favores y milagros que les hacia, se preocupó  por revisar los documentos parroquiales y elaboró en 1884, la Biografía de este Patriota y Santo. Igualmente, la nota biográfica incluida en el Libro de Valera, Héroes Civiles, del Dr. Raúl Díaz Castañeda, y la biografía hecha por el Dr.Vicente Dávila. Es preocupante e intolerable, que se haga este tipo de calificativos contra los historiadores trujillanos y los no trujillanos,  de que eran unos fantasiosos y mentirosos, en su “lavado de manos”, ante -según el detractor-, la “ausencia” de documentos del padre Rosario.

5.- La forma en contexto, de la palabra satírica e hiriente, de la voz detractora, dice: <<un día del año 1818, se murió el sacerdote y que amortajado y listo para su entierro, el hombre se levantó y dijo que había estado en un lugar cercano al cielo y le habían dado instrucciones para seguir viviendo y debía cambiar su forma de actuar para pagar su pena aquí en la tierra y aspirar al cielo>>; pretende hacer una mofa del hecho, el cual fue recogido haciendo honor a la versión de la gente sencilla y de la tradición oral, que vio el drástico cambio en la vida del piadoso sacerdote, quien se entregó al sacrifico expiatorio, se desprendió de todos sus bienes de fortuna, dio la libertad a sus esclavos, por cierto único patriota que lo hizo sin pago a cambio. Este hecho, tan importante en la vida del padre Rosario, hace mas de 100 años, en otra biografía, se le dio una explicación científica, un medico e historiador tachirense, el Dr. Vicente Dávila, escribió que lo que ocurrió fue una visión febril, en un momento critico de la enfermedad que sufría el padre Rosario, y que la tradición lo tomó como una resucitación.

6.- La palabra detractora, seguramente adoquinada del documento como única y absoluta fuente de conocimiento de la historia, desconocedora del resto de las fuentes y medios, directos e indirectos utilizados en la metodología de la investigación, y de por sí desinformada de la historia e idiosincrasia trujillana, pone en duda el otro encuentro de Bolívar con el Cura Patriota y Santo, en 1821 (Briceño Valero, afirmó que también se reunieron en noviembre de 1820), previo a los sucesos de Carabobo, <<y conversaron mucho, de lo único que estamos seguros es que el 31 de julio de 1847, se murió de verdad el padre Rosario, 29 años de privaciones, mucha lectura y claridad en leyes>>; es deplorable esta sorna o morisqueta, al decir que el hecho de su muerte es lo único verdadero, cierto y seguro, desconociendo la vida y obra de este revolucionario y bolivariano sacerdote. Además, desconoce que fueron los campos entre Mendoza y Valera, propiedades de los próceres Briceño, Labastida, Mendoza y Rosario,  los sitios de campamento del ejercito libertador, y Bolívar utilizaba la casa del Cucharito, para alojarse y hasta despachar correspondencia. Se le olvidó igualmente a la voz detractora, que si hay prueba de su muerte, es porque nació, fue persona y tuvo una vida, inclusive sin que exista acta o documento de nacimiento; sin embargo, existe una fe de bautismo, del 15 junio de 1761, del padre Juan Francisco Viloria, cura de la iglesia de Chiquinquirá (Rosario Tavera: 65). Debemos recordar un documento oficial de la Junta Revolucionaria de Trujillo, sesión del 29 octubre de 1810, que aprobó dar las gracias al padre Rosario <<por el amor, zelo y patriotismo>>, por su manifestación  en favor de la independencia y por la generosa donación de su renta de un año como cura,  para la defensa de la Patria. Otro documento histórico y oficial y publico, el del 2 de septiembre de 1811, que demuestra que el Padre fue electo representante por el pueblo de Mendoza del Bomboy a la Asamblea Provincial Constituyente de Trujillo; igualmente, que participó en la discusión y suscribió la primera Constitución de esta Provincia; y prueba irrefutable además, de ser coautor de la Proclama de la Libertad. Consta en las actas, que fue integrante del Gobierno Plural de Trujillo, en ese mismo año; (Citado por Dávila, 293, Documentos de la Diócesis de Mérida, por el Obispo Dr. Antonio Ramón Silva, Tomo III, página 230). Perpetúa su nombre un bronce, en el pedestal de su estatua, al frente de la plaza de Mendoza, y la Escuela Nacional Bolivariana de esa localidad.

7.- Finalmente, la palabra detractora, dice que: <<en 1947, al cumplir 100 años de su muerte, fue celebrado un Cabildo Abierto con presencia del Gobernador y del Obispo, y se acordó iniciar la causa canónica para la beatificación del extraordinario levita  fue encargado el Dr. Mario Briceño Iragorry para la recopilación de la información existente sobre la vida y obra del santo; todos los papeles se perdieron en los espacios del tiempo en el Vaticano>>; si bien es una especie de señalamiento burlesco a los trujillanos, de quien ve la historia cuadrada y en blanco y negro, por el abandono de esa causa eclesiástica,  es propicio  que debe ser activada como justiciero homenaje, a quien fue <<patriota esclarecido y un santo penitente>>; es la hora de retomarla y también de defender nuestra historia regional y local, de quienes aspirando obtener privilegios, requieren alienar, manipular, descalificar históricamente a las demás personas, para satisfacer sus ansias de destacar y coger protagonismo, para poder enjuiciar y actuar de forma hegemónica. 


            La Puerta, en los Primeros días de Junio de 2021.

Agripina Burelli Garcia de Parra, la Preceptora de la primera escuela de La Puerta.

Agripina Burelli Garcia de Parra, la Preceptora de la primera escuela de La Puerta.  Por Oswaldo Manrique (*) Un sitial destacado ocup...