Pancho Delgado y su momento de autoridad.
Oswaldo Manrique.
La población de La Puerta, a partir
del despojo de tierras a los indígenas que ocupaban estas tierras en 1891, pasó a ser un patio de oligarcas, de ventas y
retroventas, de cambios y permutas, de centrifugas inmobiliarias, pero con el
paso del tiempo, se fue residenciando gente común, campesina, trabajadora, en
busca de nuevos horizontes y oportunidades.; asimismo, fueron surgiendo
personajes, que aún se mantienen en la memoria oral de nuestra Parroquia. Uno
de ellos, lo es Pancho Delgado, un peculiar Jefe Civil.
Su nombre Francisco Delgado, nació en
Jajó, hermosa población escondida en las altas montañas de los Andes
trujillanos. Según el “gordo” Víctor
Delgado, su abuelo Pancho nació en Jajó, a comienzos del siglo XX, su familia
humilde y profundamente católica, se limitaba a su labores del campo, en ese atrasado Municipio, envuelto en la rutina y la murria localista y dictatorial.
Pancho crece en ese ambiente, que no obstante su pobreza estaba dotado de
inteligencia natural, atrevimiento y ganas de superarse.
Acaso bajo el cuido y sacrificio de
sus hermanas pudo adquirir alguna educación elemental, junto a valores morales y
religiosos, que complementa la escuela de primeras letras, aprender a
leer y escribir, que le serviría en su formación, para asumir actividades públicas,
siempre realizadas bajo el signo de la honorabilidad y del decoro.
Don Pancho Delgado, con la indumentaria formal de la época, traje, sombrero y alpargates. Obsérvese el tapiz de columnas babilónicas, de fondo, y la silla que utilizaban los fotógrafos de “cajón”, en las diferentes ferias y fiestas de los pueblos. Cronografía N° WAO 011.
Crece y llega a la adolescencia, en
las sementeras y haciendas y hatos de ganado de los Araujo, dueños de la
tierra y del pueblo; informado de las revueltas caudillistas y la dictadura
gomecista, se va transformando en un hombre que lucha contra la adversidad de
su realidad, un hombre en busca de progreso;
así, se va acercando a La Puerta, donde tiene algunos familiares, le consiguen
trabajo, y va con el entusiasmo de ganar su “fornal”. Entre chanza y chanza, a la hora de la
“matraca”, escucha entre sus compañeros algunas ideas de lo que mentaban
democracia, inducido por su formación laboral campesina y de calle; lee y va adquiriendo
formación política autodidacta. Pero sus
venas estaban marcadas por ese bolivarianismo, que se va adquiriendo conservativamente
durante la infancia en las casas de
familia.
Don Pancho como lo
llamaban en el pueblo, era un hombre flaco macizo, alto, usaba un cinturón de cuero ancho, de
esos que tienen chácaras para meter las morocotas. Su vestimenta usual, eran
unos trajes parecidos al liqui-liqui, y un sombrero pelo e’ guama grande, tipo
Borsalino. Vivió con su familia en una casa, hoy totalmente remodelada, ubicada
en la esquina de la calle 3 con avenida Páez, de la parroquia La Puerta. En los recuerdos del octogenario Nicolás Manaú, colaborador de este blog, parado en la esquina de la citada
casa, señaló que don Pancho era un hombre fortachón, no gordo, atento a quien lo ocupaba,
sus reacciones y conversaciones sobre cualquier problema que se le presentaba,
se tornaban en un respeto y admiración al conocer a este vecino y funcionario público.
Hablaba claro, sin rodeos, pero siempre era reservado y circunspecto, dedicado
a su familia.
Víctor Delgado, nieto de Don Pancho Delgado. Cronografía N° 3125.
La dedicación y perseverancia en la
actividad y militancia políticas, lo indujeron a asumir posiciones y
responsabilidades, desde militante de base, hasta ser integrante de algunos
niveles de Dirección Parroquial y Distrital dentro de su partido. Asistía a reuniones y cónclaves
importantes en Valera, luego, lo convocaban a la ciudad de Trujillo, donde
estaban los dirigentes fuertes de su
organización política, y fue adquiriendo el respeto y reconocimiento de sus
compañeros. Sin embargo, cuando solicitó un empleo, lo que había era de
funcionario policial, y lo aceptó, para seguir en la actividad política y
sostenerse económicamente, eran tiempos de mucha necesidad.
Posteriormente, Pancho, dejó de ser
funcionario policial, fue designado por su actividad de seguridad de la población,
Prefecto del Municipio, cargo en el que se desempeñó en los términos decentes y
de respeto. De extracción social campesina, nunca pensó en ser funcionario
de gobierno; se le consideró por sus cualidades como una respetable autoridad
en nuestra comarca. El prefecto Delgado, fue un hombre de fuerte carácter, se
hizo respetar, acostumbraba a vestir de kaki, pero en su despacho, se le veía
siempre ataviado de flux y corbata, al salir se ponía su sombrero pelo e guama;
fue luchando desde su trinchera local,
por mejoras democráticas, por la demolición de las instituciones dictatoriales,
que había probado en carne propia, se requería nuevos funcionarios de gobierno
desligados del pasado. Inclusive, cuando ya no ejercía cargos de gobierno, su
labor de concienciación ciudadana, derechos civiles, ayuda a los más débiles,
constituyó su quehacer político y social.
Era difícil, quitar el miedo a un
pueblo sometido por muchas décadas a represión. Seguía la agonía colectiva.
Poco tiempo hacía, que se intentaba liquidar la época de la “matraca”. Recuerdan algunos de nuestros viejos
pobladores, que mientras fue Jefe Civil del Municipio La Puerta y
representante del nuevo gobierno del presidente Betancourt, hubo orden y
respeto en esta comunidad y se ganó el aprecio de los pobladores del área
urbana y de los campos, inclusive, los comerciantes le colaboraban en sus obras
sociales y benéficas.
Contrariamente a su contextura delgada, a más de un pasado de “cucharadas” y bajo fuerte ingesta alcohólica, que se tornaba abusador o camorrero o buscapleitos, lo encerró en el pote, y así, los mantenía controlados y a raya, también cargaba el revólver asignado, por si acaso. Lo designan Jefe Civil y Policial del Municipio La Puerta, donde realiza una exigente labor ciudadana, en tiempos convulsos, transicionales y complejos, olorosos a dictadura. Al hombre le temían, recordó Alfonso Araujo, ex Prefecto de esta Parroquia, que <<a don Pancho lo respetaban. Duró unos 3 años como Jefe Civil del Municipio La Puerta>>; haber durado tanto tiempo, en aquella época, era signo de que imponia respeto.
Don Pancho Delgado, con más años de edad, se le ve, con botas de cuero brillantes, liquiliqui y sombrero, sentado en un lugar de su casa. Cronografía N° WAO 016.
Víctor Delgado, el popular “Gordo Víctor” (QEPD) y generoso colaborador de estas crónicas, nieto de Pancho Delgado, rememorando nombres de los dirigentes políticos parroquiales y situaciones de la época <<La gente tenía sus preferencias, había posiciones muy exageradas en las familias, adecos y copeyanos no se querían. los Chuecos, Felipe Briceño, que dirigían a Copey, doña Elba Bello Rosales, los González dirigían a Acción Democrática, y URD, lo dirigía el “Capino” Ignacio Pacheco, sobrino de Tolentino Pacheco, el dueño de la Pulpería de la Hoyada>> (Entrevista a Victor Delgado, Plaza Bolívar de La Puerta, el 3 de noviembre 2019). Eran los dirigentes políticos de una época, difícil e incierta de la historia de La Puerta. La pasantía que tuvo don Pancho, como Prefecto, y su buen trato, lo favoreció con amigos que no dudaron en incorporarlo a otros proyectos, aunque se dedicó a sus actividades privadas. Tuvo vinculación parental con el señor José de las Mercedes Briceño, conocido comerciante, en nuestra población, quién tenía su negocio a pocos metros de su casa en la avenida Páez con calle 3, de La Puerta.
Sede de la Prefectura de la parroquia la Puerta. Cronografía N° WAO 014.
En una ocasión sobreviene un golpe de
estado militar, que derriba el gobierno constitucional, y los militares ordenan
la captura de los políticos más importantes de las regiones y de los Municipios,
tocándole a Pancho, ponerse en fuga. Se
internó en el Páramo de las 7 Lagunas, donde ocupa una cueva, por algunas
semanas y luego las familias solidarias del caserío le dan protección y
comida. La orden de los militares era
capturarlo por opositor al gobierno. Víctor Delgado, su nieto, movió la memoria
extraordinaria de que hacía gala y dijo: << Recuerdo a los Presidentes de la
Junta Comunal, don Obdulio Palomares, el “Tuerto” Roberto, no me acuerdo el
apellido; don Audón Lamus, a éste, como
era muy copeyano, entre los años 1946 y 1948, se lo llevaron detenido
por sus ideas; también persiguieron a mi abuelo Francisco Delgado, que era Jefe
Civil, se fue para las montañas mientras pasaba ese gobierno...” (Entrevista); este ultimo que mencionó, es el mismo Pancho Delgado. Eran vestigios de la política violenta y
guerrerista que practicaron los
caudillos (Ponchos o Lagartijos) de Trujillo.
Alfonso Araujo, ex Prefecto de La Puerta, quien rememoró pasajes de la vida de Pancho Delgado. Cronografía N° WAO 036.
Pancho Delgado, según
Alfonso Araujo, ex Prefecto de La Puerta, fue un destacado militante de Acción
Democrática (AD), partido jefaturado por Rómulo Betancourt. Fue un perseguido
de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, estuvo huyendo y viviendo en el Páramo
de las Siete Lagunas, por varios años, lo buscaban los esbirros de la Seguridad Nacional (SN) para matarlo, como
enemigo declarado del régimen. A lo largo de su agitada vida política, este, fue uno de los
pasajes de su vida más deprimente.
Pancho al concluir el gobierno que lo persiguió, declino la actividad
política directa y confrontativa y se retiró a sus actividades privadas en
Jajó, allí falleció y fueron enterrados sus restos mortales.
Don Pancho Delgado, en sus
actuaciones como Jefe Civil de nuestro Municipio, lo recuerdan como ejemplo del
servidor público ceñido al cumplimiento del deber y a escrupulosos procederes,
en cuanto al manejo de los intereses y manejo de recursos de esta población
rural.
La Puerta, junio 2021.
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