jueves, 29 de agosto de 2019

La carretera al páramo de La Puerta (hoy, Los Torres), un esfuerzo y logro comunal.



Oswaldo Manrique R.


Como hemos afirmado en otras crónicas, la situación de aislamiento de La Puerta por falta de carretera, caminos agrícolas, falta de escuelas, duró casi hasta  mediados del siglo XX. La gente del páramo, seguía usando la vía indígena de la Cordillera, entre las  montañas de las 7 Lagunas para comercializar sus productos con los pueblos del lago de Maracaibo, y traer sal y pescado seco y otras mercaderías, carreteándolo con el cuerpo o con arreo de mulas. Para llegar al pueblo o zona urbana de La Puerta, a realizar diligencias o hacer compras, bajaban a pie o en bestias por los 3 caminos antiguos de los indígenas: la Cuesta de los Rondones, por La Maraquita y por Los Bicuyes. A veces, era más fácil y rápido irse a Timotes y Barinas por la Mucutí, que llegar a Valera o Trujillo.  


Fotografía 1.-  Vista de la carretera del páramo de La Puerta, en el sector Xikoke, posesión de la familia Rivas, una de las 3 primeras familias indígenas y mestizas del Páramo. Este es un sitio histórico, porque además del nombre,  hay restos de las bases de 4 viviendas de familias Xikokes (Timotes o Stimots); cerca se ve la Loma Colorada. Cronografía del 2.012. Tomada por el amigo Antonio Lino Rivero.   2507.

El problema del aislamiento del Páramo, se fue sintiendo más cuando la producción de hortalizas, avanzaba en calidad y cantidad pero no tenían cómo sacarla, no había vía agrícola que facilitara la salida y venta de las cosechas en los mercados; solo una pequeña parte se lograba vender a los intermediarios, que se quedaban con la mayor parte de la ganancia.  Se fue generando alta demanda en los mercados y en los centros de consumidores más importantes del país, pero no podían cumplir encargos.  Esta situación, movió a varios agricultores a promover y hacer diligencias ante organismos públicos para la construcción de la carretera. Impulsores de esta idea fueron, Filadelfo Villegas, José Félix Ruz, Tulio Rivas, Ramón y Américo Alarcón, Ezequiel Villegas, Amadeo Villarreal, Pablo Villarreal, “El Gato” Horacio, Luis y Víctor Torres, y otros agricultores que también colaboraron con dinero y con trabajo personal quienes se decidieron hacer los esfuerzos por lograr tan ansiada  obra. Asimismo, se produjeron las primeras reuniones a finales de los años 70, asistía gente que tenían negocios y estaban en Valera, otros de La Puerta y gente del páramo que vivían en otras partes del país. Realizaron diversas gestiones ante el gobierno regional y nacional, solicitando la construcción de la carretera; pasaron 3 años sin respuesta o solo recibiendo como contesta que tenían que esperar porque no había presupuesto.
Llegado el año 1982, luego de varias diligencias ante los organismos de gobierno  y sin mayor respuesta, se produce una importante reunión en el Páramo, en la que se analiza la tardanza para comenzar la obra y se evalúan todas las opciones, hay mucha preocupación, por la inminente perdida de la cosecha, al no poder sacarla a tiempo.  Los asistentes en su mayoría campesinos, deciden solicitar ayuda económica a aquellas personas que tuvieran recursos y también con trabajo personal para iniciar ese mismo año la obra.


Fotografía 2.-  Se observa un tramo en forma de zigzag, de poca pendiente de la vía al Páramo.  Cronografía del 2.012. Tomada por el amigo Antonio Lino Rivero. 2527. 

El día domingo 22 de agosto de 1982, se estaba inaugurando la Capilla de La Popa, que era otra de los espacios que venían siendo requeridos por la comunidad, para sus necesidades espirituales y religiosas. La Popa era una posesión agrícola montañosa, propiedad de la familia de la señora Matilde Villegas, honorable matrona de este páramo, quien don el terreno para esa capilla.  Después de la misa oficiada por el padre Sergio, y demás servicios religiosos programados, Filadelfo Villegas, llamó a los agricultores asistentes, y les solicitó mayor colaboración para empezar la construcción de la carretera y le fijó fecha para su comienzo.



Fotografía 3. Tomada el domingo 22 de agosto de 1982, en la inauguración de la Capilla de La Popa, ese mismo día se produjo la reunión de la comunidad, aprobando iniciar la construcción de la carretera. Se observa a Filadelfo Villegas (con sombrero), uno de los principales impulsores de la obra. Cronografía 2669.  

Cuenta Antonio Lino Rivero, en su dossier fotográfico Recorriendo el Paramo de Los Torres, que en efecto, “El día Lunes 30 de agosto de 1982 (Día de Santa Rosa) se empezó a construir la vía que en un futuro no muy lejano contribuiría al desarrollo del páramo. La carretera la comenzaron a pico y pala. Primero era una pica o trocha, a medida que avanzaba la iban arreglando” (Rivero, Antonio Lino. Recorriendo el Paramo de Los Torres. 2013). En otros tramos, se realizaba con yunta de bueyes, basado en la experiencia que tenia Filadelfo, cuando años antes, comenzó la carretera a La Lagunita. Así  demostraron, que eran eficientes en la agricultura, y también capaces de asumir la construcción de la vía de penetración agrícola.   
Agregó Tulio Rivas, que fue de los campesinos emprendedores de la obra, que  la primera etapa fue inflexible, dificultosa y dura, pues llegó hasta un sitio llamado Piedras Negras, en el sector Los Bicuyes, faltando pocos kilómetros para llegar a El Llanito, que ya era un sitio y paseo turístico, al que subían los turistas a pie o en bestias.  Filadelfo Villegas uno de los principales promotores, que inclusive, asumió la dirección de la obra, la paró y le dijo a los que estaban trabajando que llegaban hasta ese sitio, porque hacía falta buscar una maquina y otros recursos económicos para continuarla. Filadelfo murió el17 de mayo del 2003. 
 

Fotografía 4.-  Tramo de poca pendiente o travesía de la carretera en el Sector El Llanito, punto turístico muy concurrido por los turistas, es un sitio histórico, porque aquí estuvo la residencia colonial de la mantuana Cordelia Briceño, descendiente de los Briceño, próceres de la independencia,  que tuvo hato de ganado vacuno y lanar en este sitio, aun se ven pocas ruinas del horno y de las bases. Desde aquí, se bifurca la vía hacia varios sectores del Páramo.  Cronografía del 2.012. Tomada por el amigo Antonio Lino Rivero.  2528.

Como todo comienzo, el primer trayecto fue el más difícil en la construcción de la carretera del Páramo de La Puerta, y es el  que va desde la entrada en Santa Bárbara, hasta los Bicuyes, que según me lo testimonió Marcial González, que trabajó en este tramo,  fue hecho a pico, barra y pala, por los campesinos metidos a constructores. En esa labor inicial trabajaron: Esteban González, Irenio Aldana, Mauricio Rondón, Francisco Rondón, Inocencio Aldana “Chenchón”, Cipriano Ocanto, Julio Ocanto, Marcial González  y Jovito Ocanto entre otros, todos habitantes de este Páramo. 
Lograron la maquina, colaboración de CorpoAndes, y se logró la carretera hasta El Llanito, que fue un avance importante; por lo cual se hizo un acto de reconocimiento a este organismo, en el que intervino en representación de la comunidad el señor Pablo Villarreal.


Fotografía 5.- Acto de reconocimiento a funcionarios de CorpoAndes, por su colaboración para lograr la carretera hasta el sector “El Llanito”, se observa a Pablo Villarreal, hablando en representación de la comunidad del Páramo.  2692.

 Fueron varias las personas que donaron pedazos de sus tierras para que pasara tan importante vía de penetración, que en muchas de sus partes son más angostas, con  curvas muy cerradas y las cuestas evidentemente empinadas.   Al conseguir la maquina, y ayuda de la Gobernación del Estado para pagar al operador,  para la segunda etapa, se logró llegar hasta la Mesa del Alizo.


Fotografía 6.-  Vista panorámica de la Mesa del Aliso y el sector el Otro lado, en el lado izquierdo, se observa donde asciende la carretera, sector donde viven las apreciadas familias agricultoras Alarcón y los Torres. Cronografía del 2.012. Tomada por el amigo Antonio Lino Rivero.  2533.

La tercera etapa, desarrollada en 1983, alcanzó llegar al sector Los Pozos. Posteriormente, nos explica el amigo Antonio Lino, que Con la ayuda del gobierno regional, de los mismos agricultores y “…de personas amigas de la comunidad, colaboraron con trabajos y con dinero para continuar la carretera a los otros sectores del paramo y que eran los siguientes: La Popa, La Aguada, San Rafaelito, El Valle, El Arbolito, Loma Larga, La Lomita, El Otro Lado, etc., para salir de nuevo a La Mesa del Alizo y El Llanito…” de esta manera, se integraron y beneficiaron estos sectores  los sectores a la vialidad.  Recuerdan igualmente en el páramo que los primeros vehículos de doble tracción que llegaron en 1984,  fueron los de Filadelfo Villegas,  Félix Rivera Ruz, y el de Ramón Alarcón. 


Fotografía 7-  En la grafica se observa un surco central ascendiente, que es la carretera en la vía a los sectores Los Alicitos, La Lagunita, Otro Lado y La Lomita.  Cronografía del 2.012. Tomada por el amigo Antonio Lino Rivero. 2435.

Gracias a esas personas, a su esfuerzo colectivo, a su decisión de lograr objetivos y beneficios para su comunidad, se cuenta con esta vía rural, que unió los caseríos del páramo, y también con la población de La Puerta, abriendo la posibilidad de acceso al mercado regional, sostén económico de los agricultores.  Cumpliéndose en el presente, 37 años  de que se inicio la construcción de esta vía agrícola, obra de los mismos campesinos y productores de esta hermosa cumbre andina, desde aquí les rendimos tributo por tan loable esfuerzo colectivo.

Momboy o Bomboy, ficticio dilema o evidente desidia.



(5ª. Nota sobre orígenes de La Puerta).


Oswaldo Manrique R.

En algún momento de este año, tocamos en conversación familiar de mesa, el tema del nombre del río que atraviesa La Puerta, sigue por Mendoza y desemboca por los predios de Valera en el río Motatán y que forma parte de la belleza natural de este valle. Mi hija mayor, me contó que estudiando ella bachillerato en el Colegio Parroquial Nuestra Señora de la Paz (La Puerta), una de sus compañeras le preguntó en clase a una profesora ¿qué significaba valle de Momboy? La profesora, para no reconocer que la sorprendieron con la interrogante, se alisó la blusa, pensó unos segundos, preparó la garganta, tomó aire y en nerviosa pero escuchable voz,  le respondió:
-         Les voy a relatar de donde viene ese nombre. Las estudiantes que al parecer ninguna tenía conocimiento de eso, le prestaron mayor atención. La profesora en tono magistral, continuó con el siguiente cuento.
-         Hace muchos años, un señor de nombre Ramón, que vivía por Los Barriales, puso un puentecito de tabla, para pasar el río y poder ir al pueblo. Tenía un niño pequeñito. Un día, el hombre atravesó el puentecito y estando del otro lado del río, el chinito le gritaba: ¿MOM VOY? ¿MOM VOY? Y la profesora, como toda una catedrática seria, le agregó finalmente al cuento:  
-         Y a ese hecho se debe el nombre del río y del valle.

Como se habrán dado cuenta, tiene su jocosidad y ocurrencia la respuesta de la vivaz docente, ante un asunto que debería ser del interés y conocimiento de la colectividad y mucho más de quienes enseñan a nuestras siguientes generaciones. Por eso, les digo a mis alumnos universitarios, que no crean en los cuentos que le echen sus profesores, que investiguen y se cercioren para saber si lo que éstos dicen es cierto o no. Una de las reglas básicas para la formación crítica.

Aspecto del río Bomboy. Fotografía tomada en el parquecito detrás de la Prefectura de La Puerta. Colaboración de Tulio Rivas. Crono-grafía 2524.

Es bueno aclarar este asunto, porque se persiste en el desliz de esconder los nombres autóctonos, peculiares y distintivos de nuestro río Bomboy,  y el de esta comunidad que es Valle de los indios Timotes del Bomboy; posteriormente, el nombre o advocación religiosa, luego del reparto de tierras entre los conquistadores europeos y la división y reagrupamiento de los indígenas es eclesiásticamente de: Pueblo de Doctrina Nuestro Señor San Pablo Apóstol del Bomboy,  y el nombre hispanizado o alias: La Puerta, con el que fue elevado a Parroquia, luego a Municipio y finalmente a Parroquia. Será ésta,  la denominación utilizada por los reinosos (Nueva Granada), para designar este sitio, como lugar de ingreso a la Provincia de Venezuela, luego República, y así, se ganó este nombre y se ha consolidado en su evolución como pueblo. 
El espacio físico o territorial, es un elemento esencial a los pueblos, marco dentro del cual se orientan y realizan su actividad y cotidianidad los pobladores. Ese espacio o lugar les permite organizarse, agruparse, va uniendo a sus miembros alrededor de sus fines colectivos que persiguen, y a él, rinden sentimientos de pertenencia, de identidad, porque también se desprenden cualidades que les permite diferenciarse, como el gentilicio, su historia. Esto es, cuando el grupo social, se convierte en comunidad local o pueblo, que vamos conociendo como Patria Chica, otros le dicen terruño.
Los castizos documentos de Encomiendas de Trujillo, que se conservan en el Archivo General de la Nación, informan   que uno de los grupos o pueblos primitivos instrumentalmente clasificados, son los “Indios de Nación Timotes en el Valle del Bomboy”, (Olmo, Elisael José. San Miguel de Burbusay. Pags.192 y 193. Versión digital); de donde se puede extraer que los primeros habitantes del Valle y del Páramo de La Puerta, concernían a la Nación indígena Timotíes (Stimots). Esto quiere decir, que el proceso de poblamiento de La Puerta y su páramo,  se inicia como consecuencia del desplazamiento y/o  expansión  de los Muiscas de Nueva Granada (Colombia).
Ahora bien, en relación a su topónimo, la designación y uso del nombre originario y dado por los aborígenes, viene confirmado por diferentes fechas que se hacen presentes, en las aguas del río Bomboy. Entre ellas las siguientes:   
1er, asiento histórico: 1608, la gran encomienda del Bomboy. En la memoria histórica de Trujillo, el año de 1608 es un hito en el transcurso del neo poblamiento de su espacio territorial, cuando de manos del Ilustrísimo Señor Obispo Fray Antonio de Alcega, se realiza quizás el más importante proceso de distribución, organización político-religiosa de Pueblos Cabeceras de Doctrinas y Encomiendas de indígenas del suelo trujillano.  La visita pastoral con esta misión, la realizó este cura franciscano, entre los años 1605 y 1610, y es considerado como el proceso de reordenamiento y poblamiento mejor llevado desde la Iglesia, que permitió el fortalecimiento irreversible de los pueblos en Trujillo.
Repetimos fue en 1608, que se otorgaron las primeras encomiendas por el Obispo Fray Antonio de Alcega, en las que se incluyó (la 7ma.) una de las más extensas, la del Bomboy (la anotó como Bombay, por eso, algunos articulistas le llaman sordo a dicho Obispo; sin embargo, debe considerarse que para esa época, se hacían todas las actas a mano, y pudo ser objeto de algún trazo irregular de la vocal “o”), valle que va desde El Portachuelo, hasta lindes con la Meseta de Valera,   con la mayor cantidad de  indígenas Timotes, al colono y capitán conquistador “…Juan Álvarez Daboín (o Dabuim), en Bombay, 408 indios…en lo que es hoy jurisdicción de los Municipios Mendoza y La Puerta, y parte de Timotes…” (Briceño Perozo, Mario. Historia del Estado Trujillo. pág. 57 y 59. ANH. Caracas 1984).  El nombre o topónimo es Bomboy, y se debe a su río, que en lengua indígena Timotes significa río o cauce de espuma, aspecto particular, distintivo y superficial de estas aguas.


Fotografía histórica. Panorámica de una parte del valle del Bomboy en los años 50, tomada desde el sector  La Flecha. Colaboración de Tulio Rivas.  Cronografía 2518.

           Los grupos de familias Timotes, ubicados a lo largo de las riveras del río y del  valle del Bomboy (hoy La Puerta), organizados como estaban en tribus, pero no concentrados, sino dispersos, realizando sus siembras en el marco de una economía colectiva, explotando sus conucos, “…La encomienda nombrada Timotes (Stimots) llegaba hasta Castil de Reina (jurisdicción de la ciudad de Valera)…” (Fonseca, Amílcar. Orígenes Trujillanos. Pág. 307).   Los estudios del geógrafo Américo Briceño Valero, informan que el valle del Bomboy, debe su nombre al río (Bomboy) que comienza o brota en una pequeña laguna que hay en la falda del cerro El Portachuelo, y se extiende  de Sur a Norte,  regando las fértiles tierras de la Puerta, Mendoza, hasta Valera donde se desvía para desembocar en el Motatán.

2do.  asiento histórico: 1636, Doctrina de San Pablo Apóstol del Bomboy, en el informe de la visita pastoral del Obispo. El escritor trujillano Briceño Perozo lo resume: “En 1636, en la Gobernación de Francisco Núñez Melean y obispado del Dr. Juan López Agurto de la Mata, las doctrinas habían aumentado lentamente en Trujillo a 12…y los curas doctrineros del partido eran los siguientes: …padre Salvador de Carmona, quien sucedió al padre Antonio Montero, San Pablo de Bomboy…” (Briceño Perozo: 59 y 60). Este mismo autor, al comentar algunos encomenderos y las características geográficas de La Puerta, hace hincapié y entre paréntesis la siguiente aclaratoria: “en las viejas escrituras se escribe Bomboy” (Briceño Perozo: 257); a pesar de eso, en los siguientes párrafos al referirse a nuestra parroquia, no utiliza este vocablo indígena.
Como se señaló antes, los documentos de Encomiendas de Trujillo, son específicos que el nombre que se le puso es Bomboy o Bomboi, así lo denominaban los aborígenes, que significa Espuma en lengua indígena Timotes, debido a que los naturales, se referían al río que producía mucho burbujeo y espuma blanquecina,  y no como errática y consuetudinariamente se le ha venido cambiando y desfigurando por el de Momboy.   

3er.  asiento histórico: 1670, Fundación de San Pablo de Bomboy (hoy La Puerta).  El historiador trujillano, Amílcar Fonseca, se refiere a nuestra comunidad originaria o pueblo de indios, de la siguiente forma: “…Bomboy: San Pablo de Bomboy: pueblo a orillas del rio de ese nombre, fundado en 1670 por don Nicolás de Reina y Mateo de Párraga…” (Fonseca, Amílcar. Orígenes Trujillanos. Vol. I. Pág. 313. GET. Trujillo. 2005). Sobre la fuente documental de esto, en la nota de autor N° 45, de Dialectología, asentó Fonseca lo siguiente: “45 protocolo de Wilchez y Narvaes del Registro Subalterno…” (Fonseca. 337). Concluida la fase de la denominada Conquista española, avanzado el siglo XVII, algunos  comunidades y aldeas de indios, que  avanzaron de hecho a la conformación de pueblo evangelizado, trabajando en las haciendas de los neo pobladores y como esclavos pagando tributo al Reino, no habían sido fundados dentro de los cánones establecidos en la Cedula Real de Poblamiento, lo que observado por el Gobernador o Alcalde o a petición de varias personas asentadas en el lugar, accedían a su fundación. Lo que intuimos ocurrió con La Puerta, en 1670.    

Otra toma panorámica de una parte del valle, específicamente en el área urbana de La Puerta, en la década de los 70. Obsérvese adyacente a lo urbanizado, el  cauce del río Bomboy. Colaboración de Tulio Rivas.  Cronografía 2741.

4to.  asiento histórico: 1719, Doctrina de San Pablo de Bomboy.  El mismo Fonseca, registra como dato informativo   que en Bomboy, “Servía en 1719 de doctrinero don Fernando Paredes (46)” (Fonseca: 313).  Sobre la fuente documental de esto, en la nota de autor N° 46, de Dialectología, asentó Fonseca lo siguiente: “Testamento de la Vicaria. Bloc A.” (Fonseca: 337).  Es importante agregar al tema, el profundo significado de los hechos de los Obispos y sus visitas pastorales, en el proceso de conformación de pueblos. En esa fecunda labor,  se reconoce el esfuerzo para la erección de la comarca San Pablo Apóstol del Bomboy, (hoy La Puerta) como pueblo de doctrina de indios, que se desprende  del referido dato histórico de su evolución.
Todo lo anterior, nos confirma lo que el cronista de la Colonia, Fray Pedro de Aguado, sostenía en relación a las tribus de las zonas altas de Trujillo, que efectivamente para el siglo XVI, “…cada barrio o pueblo de indios tiene su nombre y apellido…” (Aguado, 1887, página 424), sobretodo las más activas económicamente, que  como antes hemos anotado, se incluye a al Valle de indios Timotes del Bomboy, hoy La Puerta.
          Sirva este aporte, para que aquellas  personas que se han mostrado interesadas por el asunto del nombre de estas tierras y del río, lo comenten, lo difundan entre las nuevas generaciones y puedan ahondar en sus propias investigaciones. En estos tiempos de verdades,   tratemos de llamar las cosas por sus nombres y evitemos las sustituciones o desfiguraciones toponímicas que como hasta ahora,  se han tejido y  difunden abundantemente y tergiversan la historia misma de nuestra localidad. Otro tanto haremos, en futuro artículo, sobre la errada significación y origen que se le ha venido dando al nombre La Puerta, de nuestra comarca.

viernes, 16 de agosto de 2019

La mano en pena del Tirano Aguirre, deambuló inflamada por La Puerta.




Oswaldo Manrique R.

Se ha escuchado que las luces incandescentes que bajan en forma de culebra por las faldas del Páramo, y las que se ven detrás de él, así como  los centelleos luminosos que se verían revolcándose sobre los chorrerones de Komboko y La Maraquita, que parecieran unirse   a la niebla para convertirse en bolas de fuego endemoniadas, serian rezagos del alma en pena del Tirano Aguirre.  Otros han dicho que vieron una mano gigantesca, de cuyos dedos se desprendían líneas zigzagueantes de mercurio líquido. Esas bolas o trazos de candela, pueden producirse, según me han relatado, en noches tranquilas y en noches de intensa lluvia. Son creencias, que derivan de la llegada de los Graterol Saavedra a La Puerta a comienzos del siglo XVII, y desde ese tiempo estaría andariega el alma de  Aguirre, el Príncipe de la libertad, por estas cumbres.
El capitán Francisco de Graterol, conquistador y avezado guerrero europeo, que fue en busca del sometimiento del Tirano Aguirre, salió desde Trujillo, con sus armas y sumado al grupo de guerreros, que conformaron la fuerza del Rey, lo vencieron y lo ultimaron. Después de muerto, este Graterol, le cortó una de las  manos a  Aguirre, la llevó a Trujillo como trofeo de guerra y la enterró en la Plaza Mayor, hoy plaza Bolívar (otros cronistas, señalan que le cortó las dos manos). La población vio esto, como un acto del demonio que les traería mucha intranquilidad e infortunio, por este acto de bestialidad. Graterol, por el contrario, fue premiado por el gobierno real, que le otorgó encomienda y tierras en San Pablo Apóstol (hoy La Puerta).    
En 1687, tenia esta encomienda, por haberla heredado de su pariente, doña  Paula Saavedra, la excepcional Encomendera,  mujer que asumió la conducción de esta encomienda de indios Timotes en La Puerta, violentando la Ley de Indias que prohibía a las mujeres dicho beneficio de los conquistadores, y que sembró sin quererlo, la conseja del traslado de Trujillo a este valle,  de la leyenda del alma en pena de Aguirre, de su anatema por el desprendimiento brutal de su mano; sin embargo, esta mujer destacó por su buen trato a los indígenas que tuvo encomendados.
Lope de Aguirre, fue uno de los conquistadores y súbditos españoles que llegaron a América del Sur, que tuvo una aguerrida y conflictiva actuación militar en la búsqueda del denominado “Dorado”,  pero a su vez, organizó y liderizó una rebelión contra la Monarquía Española, por el maltrato y olvido que recibían los guerreros conquistadores,  por este motivo,  se ordenó su captura y muerte, lo que ocurrió el 27 de octubre de 1561, en Barquisimeto, Venezuela.  Aguirre, es una figura satanizada por la historiografía hispana. Controversial, para unos era un loco, asesino y tirano, y para otros, es considerado el Príncipe de la Libertad. Él mismo, se hacía llamar “El Peregrino”.

Grafica de un muy antiguo retrato del llamado Príncipe de la Libertad, en su parte inferior  se lee: “Lope de Aguirre Fuerte Caudillo de los Marañones”. Obsérvese que las facciones y la expresión del rostro, puestas por el pintor, son las de un ser brutal, hosco y  sanguinario; los ojos, expresan alto grado de locura. Esto era parte de la campaña de desprestigio que  expandió en su contra el imperio español.  Copiada de Revista SIC. Centro Gumilla. Edición octubre 2015.

La Puerta, llena de historias y leyendas, tiene una virtud colectiva, que es su especial fascinación por los hechos y personajes adosados de ese realismo mágico sencillo, fresco, que nuestros abuelos y abuelas, logran expresar con una especie de encantamiento para sus escuchas. Una noche -ya había muerto mi abuelo Concio-,  seguía avanzando el rojo fragua en la falda del páramo, uno de esos lamentables y excepcionales  incendios de larga duración,  y al comentar el hecho, mi abuela Guadalupe nos contó a quienes estábamos alrededor del fogón, que cosas extrañas ocurrían contra la tierra de La Puerta, desde que los Graterol Saavedra, se asentaron aquí como encomenderos y hacendados. Mientras nos hablaba y despertaba nuestra atención, el ventarrón de vacaciones, que se cuela por esta época desde el pico el Águila, nos hacia temer que el incendio pudiera llegar hasta el pueblo. La abuela para calmarnos, sonreía y me decía, caliéntese los pies. Al rato, a pesar de que ya había calentado mis pies, me acosté y no pude dormir tranquilo, solo pensando e imaginando cómo era el tal tirano y cómo eran sus marañones.   
Simón Bolívar, consideraba a este personaje como precursor en la lucha de liberación, y dejó escrito que la rebelión de Lope de Aguirre fue la primera declaración de independencia de una región de América. Este explorador vasco, en 1561 tomó la Isla de Margarita, que controló imponiendo medidas de terror. Desde aquí, envió  una nueva carta al rey español Felipe II,  ya no explicándole sus planes de libertad y autogobierno, sino insultándolo, firmándola como El Peregrino y como el Príncipe de la Libertad.  
La persecución a Lope de Aguirre, fue implacable y a muerte. Cuando éste sintió que el cerco montado por las tropas del Rey, se estrechaba mas, sin posibilidades de evadirlo,  en su desesperación mató a su hija Elvira, acto que justificó al decir: “Porque alguien a quien quiero tanto no debería llegar a acostarse con personas ruines”; sabia como guerrero español, que a su hija le esperaba la violación  y la muerte. También mató a varios de sus seguidores (Marañones) que lo traicionaron e intentaron apresarlo. El fatídico final de Lope, lo dieron dos de sus marañones, quienes se emboscaron, le apuntaron con sus arcabuces, uno le disparó y solo lo rozo, lo que produjo la burla de Lope, y el otro si dio en el blanco, matándolo al instante.  
Sus victimarios, le cortaron las manos, su cabeza fue enjaulada y enviada a la ciudad de El Tocuyo. Una de las manos, la amputó el capitán Francisco de Graterol, futuro encomendero de La Puerta. Era tanto el odio que sentía la Monarquía Española  por  Lope de Aguirre, caudillo de los marañones, que después de muerto, se le enjuició y se le declaró culpable de delito de lesa majestad. 
Como testimonio de su presencia en Venezuela, obras sobre este personaje hay,  nuestros escritores Arturo Uslar Pietri, Luis Brito García, y Miguel Otero Silva, lo describen en síntesis, como un hombre  educado y de buena caligrafía, algo ambicioso, temperamental, astuto, valiente, honorable,  hábil, rebelde y libertario. Un dato interesante, es que en pleno siglo XVI, le concedió igualdad de derechos a los negros e indios, en sus incursiones y en las regiones bajo su gobierno; enemigo de los frailes.  El cantante venezolano Paul Gillman y su banda de Heavy Metal, le compusieron una canción titulada “El Tirano Aguirre”, incluida en su álbum “Escalofrío”, del año 1994.
Cuentan en el pueblo, que cada vez que había un conflicto intenso en La Puerta, mayormente por invasión de tierras, las antiguas indígenas y mestizas, decían que era la venganza de Lope de Aguirre. Respetando, lo que la tradición oral sostiene, sobre la leyenda de Lope de Aguirre  “el Peregrino” y la amputación de su mano, de que el espanto o espíritu en pena deambula y vaga por las calles o las montañas de La Puerta, inclusive, echando fuego, como consecuencia del desprendimiento de la mano del jefe de los marañones, lo anterior es lo que nos demuestra la fuente historiográfica. Los otros espantos, son propios de la memoria de los pobladores, que también se  les guarda la debida consideración.



miércoles, 14 de agosto de 2019

Don Benito Sánchez, un comerciante emprendedor. La alquimia con el díctamo real parameño.



Oswaldo Manrique R.

 Desde muchacho fue una persona inquieta,  poco a poco se fue desentendiendo de la vida campesina de Escuque en donde había nacido, y fijó temporalmente su vida en Valera. Realizó múltiples actividades para ganarse el sustento, desde hacer mandados hasta vender polos. Trabajando en una casa comercial ubicada cerca de la Plaza Bolívar, que expendía mercancía seca, víveres y comidas preparadas, fue aprendiendo a manejarse en el mundo de los negocios mercantiles. En sus momentos libres, observaba cómo se desarrollaba la vida comercial en el propio centro de Valera, casas mercantiles, bancos, hoteles, restaurantes, bares, bodegas, vendedores ambulantes, se preocupaba por aprender de todas esas experiencias.

Hay un dato curioso, en la vida del señor Benito, cuando nos referimos donde aprendió el comercio, resulta que fue, en los años 60 del siglo pasado, en un negocio de comidas, arepas, chicha, conocido como “Isorano”, cuyo propietario era un señor de apellido Matos, que es el padre de Cecilia  Beatriz Matos Molero, la  que al pasar del tiempo se convertiría en compañera sentimental y secretaria del dos veces Presidente de Venezuela,  Carlos Andrés Pérez; con quien procreó  dos hijas. Esta familia Matos, vivía en el final de la Calle 10 de la ciudad de Valera, en la parte de arriba del Cementerio Indígena. Según el testimonio del abogado Jorge Méndez,  cuyo padre fue muy amigo del señor Benito, éste mantenía amistad fluida con Cecilia Matos y se comunicaban, ella desde USA, cuando vivían CAP y ella en ese país, y él, desde La Puerta. Nació en Escuque el 6 de agosto de 1945. Era la octava de 15 hermanos, y vivió en Valera hasta los 11 años.

En 1956, la familia se trasladó a Caracas; como el señor Matos, era militante de AD,  esto, la ayudó a conseguir empleo como secretaria del jefe de la fracción parlamentaria de esa organización política, Dr.  Jaime Lusinchi y luego de Carlos Andrés Pérez, que siendo menor de edad, la enamoró, a pesar de que sentía por él, como todos los venezolanos de la época, miedo. Él pidió permiso a los padres de Cecilia, para poder visitarla. Los hermanos la criticaban por esa relación “ilegal y tumultuosa”, sin embargo, con integridad trujillana, su respuesta fue firme y reiterada  “yo escogí esto y esto es” (Blanco Muñoz, Agustín. El silencio de Cecilia Matos. 3 noviembre 2011. En: historiaactual.blogspot.com).  Murió en Bogotá en el 2011,  a los 66 años de edad; fue trasladada y enterrada en Miami, donde vivió por más de 10 años, con el ex presidente Pérez. 
El nombre completo de nuestro personaje, José Benito Sánchez Matheus, nativo de Escuque, Estado Trujillo. Nació el 22 de marzo de 1931. Don Benito, era un hombre de piel blanca rosácea,  cabello negro, de rostro ovalado, con ojos pardos.  Vivió con su familia en Avenida Bolívar, N° 11, La Puerta.
En su juventud, no perdía tiempo, se distraía en hobbies  que le reportaban  algún dinero, como el ajiley y el billar, se dice que lograba las 60 carambolas en un solo turno. Estas actividades le daban doble disfrute, entretenimiento y dinero, pero su mundo, era el comercio, deseaba tener su propio negocio, la vida de obrero o peón en aquella época era muy dura, pues apenas se ganaba para comer.




Benito Sánchez, prospero comerciante de La Puerta. Fotografía colaboración de Wilfredo Sánchez, hijo de este personaje. Cronografía N° 2831.

 En la ciudad de las 7 Colinas, conoció a una joven morena, que trabajaba en un salón de belleza, galán y enamorado, aquel hombre blanco de bigotes bien alineados, pulcro en el vestir, la conquistó y la convirtió en su compañera de vida y socia de sus emprendimientos. Su nombre María Domitila Briceño Vásquez. Con ella procreó 5 hijos,   Junior Benito, Norberto, Wilmer, Coromoto de Jesús, y Wilfredo. Ambos abandonaron el calor de Valera y se fueron a un clima más fresco, para trabajar y fomentar su familia: La Puerta, que proporcionaba un  ambiente de oportunidades para quienes sabían trabajar el campo de la gastronomía con algunas innovaciones. 


Se trazó en sus aspiraciones, montar un primer negocio en este pueblo  y alquiló una casa en la avenida Bolívar,  contigua a la Tienda de Tolentino Pacheco, en donde puso un pequeño negocio de comida y unas mesas de billares. Con el tiempo, veía que aquello limitaba sus aspiraciones, había muchas cosas por hacer, y con lo producido en ese tiempo, se atrevió y pudo comprar un espacio en la esquina de la Calle 2, donde fue construyendo una edificación en la que estableció una espaciosa fuente de soda en la planta baja, y la famosa Terraza Zulia, con pista bailable, se recuerda que este sitio tenia al lado de cada una de las mesas una especie de timbre para llamar a los meseros y pedir las bebidas. Al lado, el restaurant El Panal, donde se expendían las mejores comidas criollas de la zona, especialmente su sopa de arveja, por la que venía gente de Valera los fines de  semana a degustar ese o cualquier plato criollo andino.  Su esfuerzo y el de Domitila, fue obteniendo frutos, el negocio se fue convirtiendo en un sitio apreciado y reconocido en la región, por la calidad de sus comidas y la buena atención,  y paralelamente, también, en un centro de amigos y contertulios del pueblo y de Valera, que iban a comer, beber y algunos a jugar con él hasta las horas del día siguiente.
En vida de Benito Sánchez,  nunca se vio cerrado ese negocio, ni en el día ni en la noche, ni en semana normal ni en feriado o fines de semana, y en esos momentos, en que la clientela lo solicitaba, allí estaba él, o algún miembro de su familia, para atenderlo.  En la barra de la fuente de soda, la licorera marrón que estaba en la pared principal, exhibía toda clase licores y bebidas, y un cuadrito con un señor gordo bien vestido con traje negro, riéndose que decía yo vendí al contado, y al lado, otro señor, con un traje desgastado,   delgado, sudoroso, preocupado, agarrándose la cabeza, en medio de un poco de papeles y facturas por cobrar, de sus retrasados deudores, que negaba la cultura del fiado en ese negocio.  Benito constante, responsable y persistente en su actividad, se convirtió en uno de los más sólidos comerciantes del populoso sector La Hoyada de La Puerta.    
Los asientos eran aquellas butacas altas redondas,  con las que se podía dar vuelta en eje y donde hasta el más pequeño de estatura se veía grande en aquellos asientos aéreos. Benito era buen conversador, con buena apariencia personal, con mucha vitalidad y dinamismo, la gente lo buscaba para que los atendiera. Muchos comerciantes le envidiaban su locuacidad natural.  Tenía entre sus amigos, al señor Pedro Méndez, que trabajó muchos años en el Hotel Guadalupe, otro, era su vecino Batista Bianchi, dueño del Hotel Los Andes.  
Benito Sánchez, no se limitaba a estos negocios sedentarios, sino que invertía la ganancia obtenida en dar préstamos, una especie de banco cercano para los vecinos, ya que las entidades bancarias además de lo lejanas que estaban de La Puerta, era difícil obtener préstamos de ellas,  y así, fue creciendo su fortuna, adquiriendo varias propiedades en Valera y La Puerta.  




Panorámica de la Calle 2. A la izquierda, donde se lee Mojitos, es parte de la edificación construida por Benito Sánchez, donde estableció sus negocios principales. Cronografía N° 2848, propia de este  blog.


Según Wilfredo, su hijo menor,  a pesar de que tenia las posibilidades de comer platos muy elaborados en su restauran, era una persona de paladar sencillo, le gustaba principalmente el pescado seco, como se lo preparaba doña Domitila, y era consumidor cotidiano de las famosas y enormes cebadas y chichas  que se preparaban en su negocio.
Contando ya, con 44 años de edad, con mucho trabajo realizado y siendo muy amigo, del señor Miguel y doña Sofía, los dueños del Hotel Europa, en 1975, decidió irse con ellos a conocer el viejo continente, quería llegar a Alemania. Pagó los impuestos, sacó su pasaporte, inició el trámite de la visa; el día 23 de junio de 1975, se levantó de madrugada y se fue al hospital de Valera, donde se vacunó con la antivariólica, había decidió viajar a Europa, había preparado todo, cuando de pronto, cambio de parecer y no comentó nada, ni se supo reservado como era él, de las razones por las que desistía del viaje.  Así, de reservado fue.

Benito y la alquimia con el díctamo real.

Cuando tuvo un primer infarto, un día de los años 90, en su agitada vida, disminuyó por prescripción médica su rutina de los negocios y en esa fase sedentaria de recuperación de su salud, se dedico a otras cosas. No jugaba, veía muy poca televisión, nunca dejó de conversar con la gente, caminaba diariamente y seguía su dieta alimenticia y de medicamentos.
Una de las actividades, de don Benito, era su inclinación a la química con productos naturales, muy conocida era su bebida de díctamo real, que se consideraba el elixir  de la eterna juventud. Fueron varios los domingos, que tuve la deferencia por parte de este personaje en ser brindado con las copitas de díctamo. Recuerdo  que en una oportunidad, tenía un juicio civil en Trujillo, y estaba trabado, mi cliente un señor de apellido Torres –sin yo saberlo-, le obsequio al juez, una media botella de esta bebida. A la semana siguiente, cuando vimos al juez en el pasillo del tribunal, nos dijo: “ustedes si son mis amigos”.  A partir de ese momento comenzó a cambiar la actitud del juez hacia la causa de mi cliente; es decir, el  elixir, ayudó o algún secreto tenía. Cuando un día me tocó hablar con éste juez en su despacho para solicitar una providencia, al verme parece que le acordé, e inmediatamente abrió la gaveta de su escritorio y sacó la media, se sirvió en una tacita y bebió, mostrándome la botella, que ya se le estaba terminando.    
En mis diversas conversaciones con don Benito, me explicaba el proceso alquimista de elaboración de esta bebida, la selección de ingredientes, la especie de díctamo real pequeño especial y que él exigía fuese de determinada área del páramo de La Puerta.  Mientras me reponía la ronda en la copa, especificaba que la planta, secreto de sus preparados, no era la larga, labiada, sino la enana, de color amarillento,  una especie de hierba perenne, que solo se consigue en el riñón del páramo, que es la que efectivamente, contiene además de las propiedades contra el desgano y el envejecimiento, posee un agradable olor fragante, como el de las plantas rutáceas.     Que no debía confundirse con el díctamo grande, que es de uso medicinal, como vulneraria para curar llagas y heridas.  Como vendedor de laboratorio, hacía mucho hincapié en la selección, que solo utilizaba las enanas que él encargaba a la gente que vive en el páramo.
  Según sus investigaciones, la bebida por él preparada, dotaba de cualidades esotéricas, de alza sexual  y curativas; cuando brindaba hablaba las maravillas y bondades de su producto, por lo que creo que con su esfuerzo de alquimista pretendía lograr el secreto de la eterna juventud.  Benito Sánchez, murió el 9 de marzo de 2009.

martes, 13 de agosto de 2019

Rafael Ramírez, el Campanero de La Puerta. ¿Por qué no suenan las campanas de San Pablo Apóstol?





Oswaldo Manrique R.

La invasión militar hispana, desde el siglo XVI, se hizo acompañar de curas para la implantación de la doctrina católica entre los aborígenes,  junto con ellos cargaron su simbología religiosa, considerándose las campanas instrumentos indispensables en los templos, y en el culto, al punto que los indígenas encomendados sentían gran fascinación por sus sonidos y por lo que significaba comunicacionalmente  cada uno de esos toques; las primeras campanas llegaron con los curas a estas tierras andinas. 

La Puerta es uno de los pueblos más antiguos de Venezuela, que fue evolucionando en el catolicismo  desde el año 1608, cuando el Obispo Fray Antonio de Alcega, organizó la 7ma Doctrina, incorporando la gran encomienda del Bomboy, a cargo de Juan Álvarez Daboín. De los datos que aporta la pesquisa realizada en 1660, por el gobernador Pedro de Porres Toledo y Vosmediana,  “…se pone en claro que los indios que posee Cristóbal Hurtado de Mendoza en el valle del Momboy, se encuentran juntos y congregados en el mencionado valle, de donde son naturales y tienen allí pueblo e iglesia dedicada a San Pablo, disponiendo de todos los ornamentos necesarios para la celebración del culto, que el cura doctrinero es el Padre Nicolás de Reyna…” (Perozo: 276). Entre los objetos imprescindibles, están las campanas, que son símbolo y elemento de alta significación en la vida católica. Al señalar todos los ornamentos necesarios, se incluye, las campanas para llamar a misa y a las otras actividades litúrgicas. Este mismo cura Reyna, es el que junto con el maestro Mateo de Párraga, llamó el historiador trujillano Amílcar Fonseca,  fundadores de La Puerta, por haberlo hecho el 29 de julio de  1670, según documentos existentes el Registro Publio de Trujillo. 
 
 La actividad de los campaneros, a lo largo de la historia eclesiástica, ha tenido la evocación de incontables feligreses. En los templos, los sacristanes, los integrantes de los coros o los mismos instrumentistas, cuentan las vicisitudes de esos personajes, que hacen el llamado y convocan mediante el sonido del bronce a la feligresía y ayudan a los sacerdotes en su labor litúrgica. Este es la historia del señor Rafael Ramírez.

Desde niño siempre tuvo especial predilección por los asuntos de la iglesia, le gustaba ir a misa y participar en todas las actividades de la parroquia, así como, a las fiestas del párroco San Pablo Apóstol y de la Virgen de la Paz, desbordaba  alegría en las de San Isidro. Habría nacido en la primera década del siglo XX. Fue monaguillo durante muchos años, oficio que desempeñaba con mucha devoción. Todos pensaban que iría a parar al seminario.


1.- Fotografía histórica. En este campanario, centró Rafael Ramírez sus principales actividades eclesiásticas; hermosa obra que fue demolida en 1965, cuando se inauguró el actual templo de San Pablo Apóstol de La Puerta.

Según el testimonio del amigo, vecino y cronista popular Víctor Delgado “el gordo Víctor”,  Rafael Ramírez fue un hombre profusamente católico, las cosas y actos de la iglesia para  él eran de estricto cumplimiento y no aceptaba juegos y flexibilidades en los actos litúrgicos ni en las fiestas religiosas. Se cuenta que, en las Paraduras de Niño, que son celebraciones populares, su oficio era el de repartir el café, el pan  y las paledonias, lo que llevaba con el garbo y vestimenta de un mesonero de restauran de lujo, con la bandeja en alto, y con la mano inclinada; cuando los muchachos le robaban alguna de las paledonias él se enojaba y le descargaba un sermón y regaño religioso. 

En las fiestas y ceremonias del templo en semana santa, era el Matraquero oficial de la iglesia, toda vez que se tenía el temor popular que en dichas fechas no se podían tocar las campanas. La matraca era un instrumento formado por una tabla de madera, a la cual se le agregaban piezas de metal que hacían un ruido al girar la tabla, actividad que realizaba de forma ceremonial y solemne.   

Ramírez, por sus diestras manos, era capaz de sacar a esa pieza metálica en forma de copa invertida, sonidos ruidoso y a la vez agradables a los oídos cristianos, una especie de sonoridad  musical, hacia golpear y golpear el badajo contra ella y lograba la convocatoria a misa.   Hay una suerte de cultura o conocimiento de las señales que envía el campanero a través de los sonidos de las campanas, cuando es en el cotidiano atardecer es toque de 6;  si es doble, tocan a muerto; si las hace sonar al vuelo, hay júbilo y alegría en el pueblo, fiesta religiosa o nos visita algún prelado.   
Rafael el campanero, vivía en la casa de la familia Ramírez, 3 casas más arriba del canal, en la avenida Páez,  cerca de la plaza Bolívar. Se recuerda de esa familia católica que todos los diciembres en la misma casa se hacían dos pesebres, el de Manuela Ramírez y otro de María Ramírez, pero ambos se unían y hacían doble paradura de niño, porque igualmente había dos niños Jesús que festejar.


2.-  Al escuchar el testimonio de varios feligreses, el señor Ramírez,  estuvo casi medio siglo  logrando hermosos registros tocando las campanas del templo de San Pablo Apóstol de de La Puerta, campanas que mudaron sin consultar al pueblo. Caricatura de Universo.com. 

Los vecinos Hugo Rosales, Don Carmen Matheus y  Jacinto Peñaloza,  viendo que este señor ya con cierta cantidad de años, no tenía novia ni pareja, decidieron jugarle una broma al personaje y comenzaron a decirle cada vez que veían al Campanero, que una señora también con bastante edad, de nombre Nicanora Torres, de Carorita, muy católica, estaba enamorada de él. Al principio, el Campanero era escéptico ante el asunto. Los bromistas, igualmente, al ver a Nicanora, le decían que Rafael, estaba enamorado de ella, y fueron tantas las veces que le dijeron esta conseja, que la anciana mujer comenzó a sonreírle al Campanero, y el Campanero a su vez, comenzó a corresponderle las señales de amor que le dispensaba la devota de San Pablo y la Virgen de la Paz.

Cuando los bromistas se dieron cuenta que la invención y burla,  se había convertido en una historia de ternura y apego de estas dos personas de la tercera edad, continuaron  instándolas a continuar en su amorío, e iniciaron la broma que debían casarse, cada vez que los veían, les preguntaban que cuándo se casaban, lo que los dos viejitos enamorados meditaron y tomaron muy en serio. Un buen día, a principios de la década de los 70, estando el señor Ruperto Sulbarán, haciéndole la suplencia a don Alberto Burelli, Juez del Municipio La Puerta, fijaron carteles, prepararon el acto y los casaron.

Luego del casamiento, el Campanero a pesar de su edad, tomó en serio el estar en pareja con Nicanora y se mudó a Valera con su anciana esposa, al barrio El Milagro. Cuando llegó al gobierno el social cristiano Rafael Caldera, un paisano y amigo, Víctor Rodríguez, que era Jefe de Personal  del Concejo Municipal de Valera, le consiguió un trabajo allí,  donde laboró durante varios años, lo que le permitió mantener a su señora esposa y vivir tranquilo.

Durante muchos lustros, anteriores y posteriores a la mitad del siglo XX, el templo de San Pablo Apóstol, fue el campanero Rafael Ramírez,  el que lograba los hermosos registros cuando tocaba las campanas y convocaba a misa, o para la actividad cotidiana de los sacerdotes o para las festividades de los santos.   Después, que se mudó a Valera Rafael Ramírez, el oficio lo ocuparon los monaguillos y algunos colaboradores de la iglesia.

Las campanas, encierran sus historias. Desde que fueron colocadas en la torre campanario, bendecidas por los curas y los Obispos las consagraron en sus visitas pastorales, al ser manipuladas por el campanero, comienza su utilidad y significación, dando la hora, avisaban en caso de emergencias, y por supuesto, al convocar a los fieles a los santos oficios y a celebraciones de importancia religiosa.  En el acta de inventario de bienes de nuestro templo parroquial, realizado en 1882, cuya acta describe: “En el cuerpo de la Yglesia de La Puerta a trece de abril de mil ochocientos ochenta y dos el cura encargado de ella presbítero José Asunción León, asociado del Mayordomo de Fabrica, ciudadano Miguel Aguilar y los testigos, avaluamos Natividad Aponte y José Miguel Bustos se procedió hacer en debida forma el inventario de propiedades de la Yglesia… “Dos campanas grandes por…..800”   (Libro de Fabrica del templo de San Pablo Apóstol de La Puerta.  Archivo Histórico de la Diócesis de Trujillo). 800 Bolívares de aquella época. Refieren viejos feligreses de nuestra parroquia, que estas son las mismas campanas que se llevaron a comienzo de este siglo XXI inconsultamente para el templo de un pueblo de Boconó, y se requiere se devuelvan a su debido lugar.  

Es interesante este dato, porque como se ha podido obtener de otra documentación, la elaboración de las campanas se encargaba  para el siglo XVII, a las mismas congregaciones religiosas que tenían sus propios fundidores y fabricantes de campanas en las colonias americanas. Para cada campana se elaboraba un molde, presumimos que en cerámica de barro, loza o porcelana, para lo cual los curas contrataban a una persona con conocimientos en esta actividad.   Cada campana estaba elaborada de la aleación del  cobre y el estaño, que da el duro bronce.  Para ese tiempo las campanas como elemento religiosos importante y que daba prestigio a los pueblos católicos, podían llegar a ser elaboradas con un peso aproximado de unas 20 arrobas, equivalentes a 460 kilogramos de metal. También, las hacían en cobre, pero de menor duración y de distintos tamaños.

          Se puede deducir de dicho documento histórico,  que las dos campanas grandes del templo de La Puerta, valoradas en 800 bolívares (moneda de la época), eran además de pesadas, también costosas, porque en dicho inventario le asignan un valor casi como el que le dan a  un solar o lote de terreno en el mismo pueblo, y colindante al de la iglesia, por 1.200 bolívares (moneda de la época).    

En Mérida hay un museo eclesiástico,  el Metropolitano de Mérida, creado en los comienzos del siglo pasado, en él, se encuentran custodiadas y en exhibición las campanas de la iglesia del vecino pueblo de Jajó, que envió en 1910, el padre Miguel A. Mejías, nativo de Mendoza Fría, quien siendo cura y vicario de Valera,  las remitió porque estaban rotas y en desuso, y corrían peligro de ser fundidas y perder el merito histórico o antigüedad que señalaban sus inscripciones. Al parecer esas campanas las trajeron los misioneros que llegaron a estos valles en la época de la conquista a comienzos del siglo XVII.



3.- Fotografía del acta original de inventario de 1882, en la pagina izquierda, obsérvese en el 6° reglón de la lista, describe las 2 campanas grandes y el valor dado.


         ¿Por qué no suenas las campanas en La Puerta?
 Quién de nuestra generación, no llegó a escuchar cada madrugada entre el 15 y el 23 de diciembre las campanas de la iglesia,  así como, cada 24 de enero, cuando avisaban que comenzaban los festejos religiosos y populares en honor a la Virgen de la Paz y al Patrono San Pablo. Igualmente, el 15 de mayo, cuando se llenaba el pueblo de los agricultores y sus yuntas de  bueyes expresando su gratitud a San Isidro, o cuando había alguna visita pastoral de algún representante de la Diócesis o dignatario de la iglesia.
Durante un tiempo, nuestras históricas campanas, añejas y en buen estado, dejaron de sonar porque alguien se le ocurrió instalar un sistema computarizado de campanas electrónicas, cierto es que, llegamos a acostumbrarnos  al sonido de estos equipos electrónicos y escuchábamos el sonido de estos que asemejaban las campanas, y también, el toque de la hora tipo catedral, hasta algunas melodías como el Ave María y villancicos, con buen alcance ese sonido, 6 de la mañana, 6 de la tarde y 12 de la noche. En las torres, muy erguidas,  seguían en estado de reposo las viejas campanas de metal, esas que pueden durar un promedio de 150 años de uso, porque la mayoría son de pesado  bronce. 

Hoy nuestro templo lamentablemente no cuenta ni con campanero, ni con campanas que se puedan tocar porque se las llevaron inconsultamente para otro templo trujillano. Un tiempo de silencio. Las antiguas campanas de La Puerta, constituyen indudablemente parte de nuestro patrimonio cultural religioso, de incalculable valor para nuestra comarca; en ellas vive parte importante de nuestra historia,  al llevárselas a las Mesitas de Niquitao sin autorización de la comunidad, desaparece uno de los símbolos de cristiandad, de fe, y de nuestra evolución como pueblo histórico colonial andino, precisamente en estos tiempos de incertidumbre que abaten a la nación venezolana. 

La colectividad recuerda a nuestro Campanero, y hace votos para  que las campanas, sean retornadas al templo de San Pablo Apóstol de La Puerta, de donde nunca han debido salir.


Agripina Burelli Garcia de Parra, la Preceptora de la primera escuela de La Puerta.

Agripina Burelli Garcia de Parra, la Preceptora de la primera escuela de La Puerta.  Por Oswaldo Manrique (*) Un sitial destacado ocup...