sábado, 20 de mayo de 2023

César Labastida y su encuentro con “Josefita”

 

César Labastida y su encuentro con “Josefita”.

Por Oswaldo Manrique (*) 


Oficio exigente este, de presentar una entrevista realizada a una persona sencilla y humilde, con sus propias palabras, revelando el brillo de ellas y el de sus formas. La profesora Belkis Villegas, tuvo la generosidad de obsequiarme una hoja de periódico, que contiene un trabajo que llamó mi atención, del que aquí comparto, varios párrafos, por lo extenso. Es de César Labastida a quien considero uno de los interesantes escritores trujillanos del siglo XX, a pesar de su no recopilada obra.


Sin pérdida y como para exaltar y a la vez desentrañar el mítico alumbramiento, César Labastida estructura, cuida los detalles de la transcripción genuina, subtitula párrafos, delinea y desnuda virtudes y costumbres, asi como, usos, tradiciones y relaciones sociales de poder, en un nacimiento serrano: el de Josefa Sulbarán, <<”La más grande pintora venezolana del común" según Juan Calzadilla; y orgullo de "Los Cerrillos", de Venezuela y de "Mendoza del Valle del Momboy", no comprende, no acepta ni se envanece con los elogios que la crítica especializada hace de su obra. Ni siquiera le gusta que la llamen pintora.  Así es ella, devota y seguidora fiel de San Francisco de Asís en cuanto en él hay de bondad, de ternura y de humildad>> (Labastida, César. “Josefa Sulbarán, matices de un alma bella". Diario El Tiempo, martes 5 de diciembre 2006. Página 39, sección Cultura); Cesar, educador, investigador, escritor, etnólogo, religioso y de vigor multidisciplinario, en esta introducción, destaca el aspecto espiritual y la ausencia de arrogancia en la artista.

En "Josefa Sulbarán, matices de un alma bella", resalta la formación religiosa y académica del profesor Labastida, al exhibir la calidad humana, su  humildad, dignidad, sus valores y transparencias de quien considera "un alma bella". Hace la invocación a la madre, en el primer segmento, con sus fortalezas, dulzura y sencillez de dar vida y además preservarla.

Es interesante que, en un contexto en el que no usaban reloj mecánico ni electrónico, reivindica como factor del tiempo a un ave, anunciadora de la vida, antes del llamado "menudeo" y de acuerdo al sentido que la gente escoge.


<<I.-  Mi nacimiento lo alegraron los gallos.

Mi mamá Virginia Sulbarán me contaba que yo dizque había nacido a las 4 de la madrugada, y que el reloj eran los gallos. Que ella no había teni'o partera. El primer canti'o era la una; el segundo a las dos y el tercero a las tres... porque cuando "menudeaban" los gallos en su canto, ya eran las cinco. Una señora vecina, que se llamaba Doña María Umbelina Briceño Castellano, le dijo que cuando sintiera que ya fuera a tener, se fuera pa' la casa de ella que le atendería el parto. No fue así, pues en esa casa había una señorita también llamada María Umbelina (llegaría a ser quien enseñara las primeras letras a Josefa) y como en ese tiempo se tenía mucho respeto a la señorita, le dio pena llegarse hasta allá, y ella misma se atendió el parto; pues tenía arregla'o todo lo que iba a necesitar llega'o el momento; la estera, pañales, tijeras pa' cortar el ombligo, fajero, la alhucema y el romero en polvo para curar el ombligo>>.  Relato de cautela y valores. Cesar sabía mucho, su trabajo social, cultural  y educativo en Santa Ana, Burbusay y Mendoza, lo demostraba,  y entendía a los seres humanos y a sus voces; pero además, gozaba de esa capacidad de decirlo con las mismas palabras ingenuas y naturales de su aquí interlocutora, expresión de su franqueza: cómo fue su momento inicial de la vida.  

Texto de “Josefa Sulbarán, matices de un alma bella", publicado en el  Diario El Tiempo, edición del martes 5 de diciembre 2006. Página 39, cuyo recorte me fue suministrado por la Profesora Belkis Villegas.   

En el desglose de la entrevista, le carga mérito a los personajes: parturientas, parteras, una simbología del ombligo y los elementos de su cuido y credo, así:

<<La primeriza de veintiún años preveía que no podría salir a la cocina -separada de la casa- porque con el "sereno" le podría dar pasmo. Al rayar el día miércoles cinco de diciembre del año veintitrés, llegó a pedir candela una partera. Era la niña María del Rosario Sulbarán, hija de Francisca Sulbarán, y mi mamá le gritó que empujara la puerta. Ella vio que mi mamá me había teni'o. Salió y le contó a su abuela Amalia Plaza de Sulbarán, que yo había naci'o... cortó otro pedacito y me lo curó otra vez con alhucema y romero en polvo, disuelto en aceite de tártago alcanfora'o>>.  En efecto, era parte del ceremonial de salud, que rodea el parto. Un acontecimiento biológico, que se valora colectivamente en nuestros retirados caseríos andinos. 

Una costumbre y una ceremonia ya extraviadas: los ólios y el voluntario madrinazgo. Ambos las abordan en la siguiente forma:

<<II.-  Mi primera madrina.

La señorita Miriam Parra, vecina que le había dicho a mi mamá que ella quería ser madrina de lo que naciera, también supo, y llegó a la casa pa' deci'le a mi mamá, que los "ólios" iban a ser pronto; y "me sacaron de ólios", de once días de nacida "pa' que no perdiera gracia".  Mi padrino fue Francisco Juan... pero como él era menor de edad debido a que solo tenía 20 años tuvieron que pedirle autorización a su papá Don Raimundo Rivera. En mis ólios sí estuvo presente mi papá José del Rosario Villarreal Aldana, que estaba viajando pa' Torondoy cuando yo nací>>. La señorita Parra, fue tajante, madrina de lo que naciera. 

En el cuarto segmento, aprovecha Labastida, el acto del reconocimiento de la “Nona” andina, de que se es hijo y punto, aún excluyendo, en una suerte de ruptura, la formalidad social y el qué dirán. Utiliza como subtitulo, una frase algo polémica, como la siguiente: 

<<IV.- Hija de mi hija, mi nieta será; hija de mi hijo, no sé si será.

Ese día llegó mi Nona Juana Aldana Araujo de Villarreal con, ¡Ay abuelito! Acuérdeme del nombre, Nieves Villarreal era mi nono. A mamá le dio mucho susto, cuando vio llegar a mi nona porque los padres no les gustaba que los hijos tuvieran "hijos bastardos",...Cuando acabó de repara'me me dijo: "sí es mi nieta porque tiene el lunar en el dedo gordo del pie derecho; y detrás de la oreja derecha como tiene mi hijo">>. Sentencia valedera para todos, en la familia y allegados, en nuestros campos, hasta de mayor valor que una partida de  bautismo, convirtiéndose de hecho, en reconocimiento y suficiencia filiatorios en aquellos tiempos. 

La vena artística, la enseñanza materna y la sencilla forma de crear valores morales y cristianos, lo expresa Josefa Sulbarán, en relación al complejo carácter de los secretos "si llega el momento, la ocupa, porque la lengua no la puede uno mover porque Dios lo castiga".

Así mismo en este quehacer, César Labastida resalta, el aspecto mágico de la  laureada pintora en el segmento VII, cuando Josefa Sulbarán es y confirma que es terrenal, su campo "Los Cerrillos", su lar nativo y objeto de su inspiración artística; sin embargo, resalta la belleza de dos pasajes mágicos, uno, el del "angelito", y el ocurrido a su llegada a "Las Pailas del Rincón", así como, del consejo de “Ño Chico”, el curandero y músico de este Valle, simbolizando parte del destino de “Josefita”, como gustaba César llamarla.

Como si fuera un subtitulo irónico, le puso el nombre de una vieja película mexicana “un lugar cerca del cielo”, protagonizada por Pedro Infante, cuyo argumento es total y absolutamente dramático, que exhibe muchas carencias y miseria, en una pareja temerosa de hacer el ridículo en la ciudad, pero al final, ante tanto martirologio que les tocó, miraban al cielo, agradeciendo a Dios. Puede que haya otros elementos, pero me atrevo a pensar que, fue lo simbólico del cielo, como espacio alegórico al paraíso, y el elemento fragilidad de la entrevistada, lo que lo convenció de tal titulo.

<<VII. "Los Cerrillos", un lugar cerca del cielo.

 <<Estando yo chiquita mi mamá le ponía, los sábados, una vela a la Virgen... me explicaba que la vela se la ponía a la Virgen para que le alumbrara el camino en el limbo, y yo le decía: "Mamá, y por qué no vamos pa'l libro nosotras y le ponemos la vela allá mismo a la hermanita mía". Yo creía que el limbo está aquí mismito, al otro la'o del río. Cuando murió mi hermanita (el "angelito" que se llamaba María Auxiliadora) mi mamá se puso, bueno, muy triste; y entonces una señora llamada Martina Álvarez, que era muy amiga de ella, le dijo que se fuera pa' la casa que ella tenía en el campo de "Las Pailas del Rincón", que no llevara nada... La casa era en una popa muy bonita...  y vi que llegó una niñita pequeña con el pelo amarillo y los ojos azules la niñita se asomó a la ventana. De ahí bajó y me llegó a la orilla de la cama, a mirarme la cara. Entonces yo dije a gritar a mi mamá que viniera pa' que viera una muchachita que estaba ahí y que me estaba mirando. Cuando mamá venía la muchachita se iba y salía por la ventana. Así la vi tres veces, y cuando yo llamaba a mi mamá que iba a verla, entonces salía y se iba por la misma ventana. Entonces mi mamá le contó al señor Francisco Vieras, a quíen cariñosamente llamamos Ño Chico Vieras, que yo veía una muchachita que cuando la llamaba no sabía nada, que qué sería. Ño Chico le preguntó que si yo tenía muñecas, mamá le dijo que sí. Dijo Ño Chico que le pusiera una muñeca en la ventana pa' que viera que no volvía>>. Aunque los dialogantes nos dejaron en suspenso, son palabras que predicen un destino y una realidad inminente.

Lo precedente, ratifica por un lado el manejo elegante y espiritual que dominaba César Labastidas en el arte de las letras, quien es reconocido como el único trujillano que hablaba con propiedad el idioma español castizo, descubriendo esos sensibles eventos de realismo mágico, y por otra, la riqueza y colorido del lenguaje usado por Josefa Sulbarán en esta narración autobiográfica que nos lleva con cierto imán, a su encuentro. Josefa, nació y vivió en el caserío mendocino de “Los Cerrillos”, estado Trujillo (n. 1923 – m. 2011), que constituyó su particular fuente de inspiración artística. Allí, el padre Ramón de Jesús Trejo, párroco de la Puerta, vio su primera obra y notando su vocación artística, la entusiasmó y alentó en su trabajo pictórico. En el 2004, aprobada por el Consejo Universitario, la Universidad de Los Andes (ULA), le otorgó la Distinción Bicentenaria.

Cesar Labastida, rodeado de familiares. 

César Labastidas, Nació en Mendoza, Trujillo, el 11 de junio de 1939; murió en Mérida en el 2018. Cantaba zarzuela, opereta y algunos canticos religiosos en latín. Carlos Montiel, lo cataloga como uno o el único personaje que habló autentico castellano en esta ciudad. Fue uno de los promotores en 2009, del Museo Comunitario Josefa Sulbarán, espacio cultural, histórico, educativo, científico y ambientalista, que funcionó en la Casa Natal de Antonio Nicolás Briceño, en Mendoza, del que no se tiene información de su situación; el inmueble continúa en la desidia. 

(*) Portador Patrimonial Historico y Cultural de La Puerta. 

La Puerta, mayo 2023. 

omanrique761@gmail.com  

 

 

 

 

jueves, 11 de mayo de 2023

Elsa Rosales de Cabrita, madre de los Niños Cantores del Momboy.

Elsa Rosales de Cabrita, la madre de los niños cantores.
Por Oswaldo Manrique (*)

    Acercándose la celebración del día de la madre, es el propósito de este artículo, hacer un homenaje a las madres de nuestra comunidad, recordando a una de las singulares personalidades de este pueblo, aunque nació en la vecina localidad de Mendoza, fue la recordada profesora Elsa Rosales de Cabrita, le decían Doña Elsa. Educadora, por muchos años, dio clases en el Grupo Escolar José Luis Fauret Sabaut, también, en el Colegio de Niñas, de las Hermanas de San José de Tarbes, que estaba en la Calle 9, de La Puerta. 



Cuentan alumnos suyos, que ella para subir la muy inclinada pendiente de Los Jumangues, para llegar al grupo, lo hacía caminando hacia atrás, y cuando le preguntaban por qué caminaba al revés, respondía: <<hijito,  así se cansa una  menos>>.  La mayoría de los pobladores de esta comarca, la rememoramos en su estampa cotidiana, organizando y atendiendo a los niños y niñas de la escuela donde dio clases, y en la escuela de música. Siempre andaba con grupos de muchachos a su alrededor, conversando, riendo con ellos, orientándolos, acompañándolos en sus giras, entregándoles instrumentos musicales, en fin, fungía como una de esas simpáticas madres optativas, con las que se quiere estar todos los días y en todas las horas, como dicen ahora, era divertida y calidad. 







Profesora Elsa Rosales de Cabrita, fundadora de la Escuela de Música de La Puerta. 



     Doña Elsa, fue la promotora principal de la creación del Núcleo de Orquesta Infantil y Juvenil Adela de Burelli, de La Puerta. La escuela de música, funcionó inicialmente diagonal al Convento de las Monjas, es decir al frente de la familia Viloria, en una casa antigua con piso de madera, hoy en día fue remodelada, y hasta hace poco funcionaba una heladería; después que se mudó la escuela.    

 Elsa  Doris Rosales Rivas, es el nombre completo de esta insigne educadora; nació el 1° de mayo de 1929. Sus padres el señor Felix Rosales Vergara  y la señora Sofía Rivas Herrera.  Sus hermanos: Ady, Mari Rosa y Miguel Antonio, que eran los mayores de este matrimonio. Doña Elsa, cursó estudios primarios en la Escuela Padre Rosario, ubicada en Mendoza, su lar natal, luego, cursó estudios en el colegio “Madre Rafols”, en Valera, inicio estudios de comercio, presentó examen para el cargo de maestra y le es concedido, recibiéndolo de manos del poeta Antonio Cortes Pérez,  y se va a dar clases en el caserío “La Cordillera de Angostura”, ubicado a dos horas de Mendoza, subía en mula. Al poco tiempo, es trasladada a la Escuela Federal graduada “Padre Rosario”.

 Realizó el curso para formación de directores y al concursar, es designada Directora del Grupo Escolar José Luis Faure Sabaut, de La Puerta, estado Trujillo; impartió clases en la Escuela Técnica Agropecuaria y en el Colegio Nuestra Señora de la Paz, de la referida población. Durante varios años, se desempeñó como Presidenta de las Fiesta Patronales en honor al Santo Patrono de su pueblo, San Antonio Abad. Fue también, presidenta de la Junta Comunal de Mendoza. 

    En 1977, es clausurado, el Colegio de Niñas de La Puerta, patrocinado por las Hermanas de Tarbes. por iniciativa de la profesora Elsa Rosales de Cabrita, para continuar desarrollando la escuela de música de La Puerta, y apoyada por el profesor José Antonio Abreu, ocupan en calidad de préstamo el inmueble que era de las Hermanas de Tarbes, que llamaban Convento. En 1980, fue adquirido por la Gobernación del Estado Trujillo, en la gestión de Dora Maldonado de Falcón, y convirtieron este inmueble en la sede de la Escuela de Música de la Puerta. Le pusieron como nombre de la institución Adela de Burelli, se desconocen las razones de ésto, no se sabe si era cantante, o si interpretaba algún instrumento musical. Comenzó en forma esta institución en 1980, bajo la dirección administrativa de doña Elsa Rosales de Cabrita, y la dirección académica y musical del profesor Alberto Alvarado, convirtiéndose en el espacio de los Niños Cantores del Valle del Momboy, y del Sistema de Orquestas Juveniles e Infantiles y Coros de Venezuela, núcleo La Puerta. 


En la gráfica, a la derecha doña Elsa Rosales de Cabrita, y el profesor Alberto Alvarado, de la escuela de música, en el momento de recibir un reconocimiento por su labor.

     Jaime Cabrita, su hijo, otro personaje anecdótico y jocoso, contó que en una oportunidad su mamá ya con más de 60 años, fue a estudiar un diplomado en la Universidad del Zulia, en Maracaibo. Un día saliendo de clases, cargaba sus libros y cuadernos, vio al bus de LUZ, que iba saliendo lleno de estudiantes, y se montó. Cuando el chófer la ve le dijo a doña Elsa: - ¿y usted señora? Ella le respondió: - Estoy estudiando. Inmediatamente el chofer, con gracia marabina, le replicó a la sesentona: – ¡Vergación, te han raspao poco! 

     En una oportunidad me tocó ir a conversar con ella, era Semana Santa, y me mostraba el estado de las instalaciones de la Escuela de Música. Esperaba una delegación del Ministerio de Cultura, enviada por el maestro Abreu. Usaba unos pantalones anchos y cuando iba subiendo las escaleras, se metió la mano en el bolsillo, para buscar las llaves, cuando muy nerviosa en lugar de las llaves sacó un cuarterita de brandy, y me dijo: - Ah carajo doctor, quién me metería esto en el bolsillo. Tenía muy buenas relaciones con los directores y músicos del Sistema Nacional de Orquestas, particularmente, su creador el maestro José Antonio Abreu, que sentía una consideración especial por esta escuela de música, la que visitaba cada vez que venía a Trujillo.

     La Puerta, brillaba musicalmente, bajo la batuta de Doña Elsa Rosales. Se realizaban toda suerte de espectáculos y conciertos en nuestra Parroquia y fuera de ella. Una de las creaciones importantes de dicho núcleo, fue el galardonado coro de Los Niños Cantores del Momboy, que recorrieron el país dando conciertos. Una representación de la Orquesta Infantil, tuvo el realce de tocar en el concierto al Papa Karol Wojtila (Juan Pablo II), cuando vino a Venezuela. Talleres con importantes músicos y ejecutantes nacionales e internacionales se realizaron en nuestra escuela de música, para nuestros niños y jóvenes estudiantes. 


Doña Elsa, murió el 17 de mayo de 2002. El Dr. José Antonio Abreu, Fundador del Sistema de Orquestas, al recibir la infausta noticia, expresó: <<esta noble dama coadyuvó a la consolidación del movimiento cultural musical en el Estado y sobre todo de los Niños Cantores del Valle del Momboy, su gran obra>> (Diario El Tiempo. Edición 18-05-2002). Invalorable su labor cultural en favor de los trujillanos.

Un conjunto de virtudes, conformaron la personalidad de esta ejemplar mujer, la profesora Gloria Reinozo, con la pureza de su prosa, la describió:  <<Doña Elsa, mensajera del bien, abeja laboriosa que en su rico panal almacenó tanta miel para nutrir espíritus, misionera de la verdad verdadera, que sostuvo en sus manos la antorcha que llevó luz a los cerebros donde reinó la oscuridad, setenta y tres años de labor continua donde permaneció quitando de sus ojos la pesada venda que los cubría para dilucidar sabias enseñanzas que fluyeron de sus labios como cascadas de perlas>> (Reinozo, Gloria. Hasta siempre Doña Elsa. Palabras que dirigió en el momento de la inhumación de Doña Elsa. 18-05-2002. En papel); virtudes que irradió y formaron en el espíritu de sus hijos propios y en los ajenos, el amor e identidad con su lar nativo, con el valle del Bomboy, y la inclinación a esos altos valores que destacan en nuestra identidad.

La historiadora y poetisa Gloria Reinozo, escribió como legitima y armónica despedida a su maestra, <<Inexorablemente su ciclo se cumplió y esa vida prodiga y maravillosa, se nos fue…en una fría aurora cuando traía en el nuevo amanecer ángeles cargados de arpas, citaras y trompetas entonando un armónico y melódico coro para robárnoslaTú no has muerto, sigues entre nosotros, burilando esténcils de alegría, con trazos dibujados de honor>> (Ídem); son palabras, convertidas en homenaje emocionado y justiciero, que evitan el olvido de esta singular dama. 

     La obra concreta en lo educativo, cultural y social que esta señora realizó en favor de nuestra comarca enaltece el gentilicio trujillano. En tributo a su loable labor, la población le puso su nombre a la Escuela Técnica Robinsoniana de nuestra Parroquia, creada en el año 2005. Recordémosla, como la madre que fue de los niños cantores y ejecutantes musicales del valle del Bomboy. 

(*) Portador Patrimonial Histórico y Cultural de La Puerta. 

 La Puerta, mayo 2023.

 Omanrique761@gmail.com

sábado, 6 de mayo de 2023

Carorita, fértil caserío de La Puerta.

Carorita, fértil caserío de La Puerta.

Su historia mínima.

Por: Oswaldo Manrique (*).



Contenido:

1.- Algunas referencias históricas del lugar.

2.-  Espacio geográfico.

3.-  Lugares de interés en Carorita.

4.- El singular topónimo: Carorita.

5.- Gentilicio.

6.- La trasandina dinamizó el crecimiento de Carorita.

7.- Caroríta y su gente.

8.- Celebraciones tradicionales, populares y religiosas que se mantienen en la comunidad:

9.- Espacios educativos y deportivos: Escuela Básica Concentrada S/N Carorita.

10.- Capilla y recintos religiosos.

11.- Actividad económica.

12.- Conclusión.

13.- Galería Fotográfica.


1.- Algunas referencias históricas del lugar.


Llamado anteriormente Kukuruy, estuvo formado por un disperso y organizado grupo indígena de la nación Timoto, que al llegar la invasión europea, fue dividida en pueblos, unos  bajo la jurisdicción del Virreinato de la Nueva Granada (Colombia), y otros, de la Provincia de Venezuela; conformando un espacio de frontera entre Timotes y La Puerta.

El anterior topónimo aparece en el listado de sitios de La Puerta, de la Guía General de Venezuela (1929), del geógrafo francés Francis Bennet. Es bastante probable que su poblamiento se haya dado como consecuencia del desplazamiento y traslado forzoso de grupos de esnujaques,  jajoes y kombokos, pertenecientes a las Encomiendas otorgadas a comienzos del siglo XVII, que constituyeron el pueblo de Doctrina Nuestro Señor San Pablo Apóstol de Bomboy.  Progresivamente, el pequeño caserío, fragmentado por ancestrales caminos indígenas, que aunque estrechas travesías, comunicaban y  dieron concreción a una comunidad agrícola pujante y ansiosa por mejorar en sus condiciones de vida. Dentro de su estructura y la distribución social del trabajo, hubo dos actividades destacadas en esta comunidad, la agricultura dentro de las prácticas de una economía comunitaria, y la segunda, la artesanal de la cerámica, que primordialmente era ejecutada por las mujeres, suerte de fuente de arte, espiritualidad, color, estética y belleza; indicativo de las características fenotípicas y biopsicosocial de los primeros pobladores. 

Definitivamente y con todo respeto, como lo hemos explicado fundadamente en otro artículo, Simón Bolívar en 1813, no pasó con su ejército por Carorita, ni por lo que era el “Pueblo de Indios San Pablo Apóstol de Bomboy”,  hoy área urbana de La Puerta, ni durmió, ni comió aquí, porque ni habían casas coloniales ni estancias de blancos, ni vivían blancos; aparte del pequeño templo de San Pablo Apóstol, solo hubo viviendas y sencillos bohíos indígenas; tampoco existía la carretera Trasandina, que la construyen más de 100 años después de aquel hecho; lo que sí es cierto, fue, que entró con la escasa tropa que tenia, por El Portachuelo de La Lagunita, se metió por el Paramito y continuó su marcha rápida, por la travesía hasta Mendoza, donde pernoctó en la hacienda San Francisco, de la familia del prócer y constituyente de La Puerta, Dr. Francisco Antonio La Bastida Briceño, ubicada en Mendoza. Al día siguiente, se fue a la Casa del padre Rosario, en El Cucharito, que muchos años después, su nuevo propietario el Dr. Ricardo La Bastida, amigo del Cura patriota, la remodeló, le cambió el nombre y paso a denominarse “Carmania”, hoy museo. 

La más añosa documentación encontrada hasta el momento, da cuenta que en la organización de poder, contaba con un jefe o principal indígena, llamado Pitimay, que ejerció la posesión sobre una porción de estas montañas. Este nombre indígena, se mantiene en la actualidad como topónimo de la serranía,  hito o punto de lindero con Los Cerrillos, sector de la vecina parroquia Mendoza de Bomboy. Las tierras de Carorita, pertenecían al antiguo Resguardo Indígena de La Puerta, que fueron despojadas por hacendados y gamonales, a la Comunidad de Bomboyes, en 1891, que perseguían construir un “Pueblo sin indios”, mediante un juicio fraudulento y nulo. Luego de este decepcionante pasaje histórico, fue llegando gente de otros lugares y construyendo muy lentamente, lo que hoy conocemos como la  población de La Puerta.

Pitimay, el cacique de los 4 rangos y su Cordillera mágica.  

Nació y vivió en el propio llano de la Cordillera que lleva su nombre, en el lado Este de La Puerta, donde podía  observar las tierras cultivadas por su tribu.  Pitimay al parecer, fue un hombre reflexivo, cauteloso, logró que se le respetaran sus posesiones, en lo que se conoce desde La Culebrina, hasta la cima o montaña de Carorita, tierras que le pertenecían y ocupaban desde tiempos inmemoriales sus ancestros, y mantuvo con los colonos invasores repobladores, conquistadores, encomenderos y hacendados europeos, relaciones de coexistencia pacífica, a finales del siglo XVI.  

Al momento en que los indígenas fueron entregados en varias encomiendas, fueron mudados de sus lugares de origen y trasladados, concentrados y congregados en el área del Valle donde hoy está establecida el área urbana de La Puerta, en  la primera década del siglo XVII, se desconocen cuáles eran sus respectivos cotos.  Lo que sí está claro, por estar documentado, es que estas tierras formaron parte de las posesiones del Resguardo Indígena de La Puerta, hasta 1891.  De acuerdo a títulos de propiedad  y  documentos de ventas de tierras en la zona alta de Carorita-Los Cerrillos-El Molino, que hemos podido leer, señalan todavía como linderos la Cima y/o Llano de Pitimay, que  era el cacique de esa comunidad, de donde intuimos que por muchos años, se le respetó su señorío sobre ella; sin embargo, estas tierras fueron vendidas y privatizadas. En dichos documentos,  cuando se refiere al sitio, lleva la preposición de, indicativo que la cima perteneció o era posesión del caudillo Pitimay;  por ello, inferimos que este era su espacio geográfico, y que este dirigente indígena de acuerdo a la estructura de poder, liderizaba esta comunidad.

El antropónimo de Pitimay, es propio de los Timotes, en esa riqueza de creación de nombres para los principales de los sitios, de acuerdo a las características de los mismos o de las denominadas parcialidades (toponímicos), aunque también se repite en otras localidades del Estado Trujillo, como Pitijoy;  por lo que  aquel, seria propio de la gran variedad dialectal de los Timotes. Según el diccionario de dialectología de Amílcar Fonseca, el vocablo está compuesto como la mayoría de los nombres de caciques, con “piti”  , que significa cuatro, y el sufijo “may” o “mai”, que es un aumentativo que califica el rango de poder del principal indígena, piti-mai = cuatro buenos o superior.   

Se cree que  usaba en su cabeza, un pequeño sombrero o aro con 4 puntas o plumas de aves, que simbolizaban su jerarquía dentro del Señorío Tribal. A la llegada del conquistador europeo, como jefe indígena, estuvo exento de trabajar y de pagar tributo a los encomenderos y curas; éstos, para mantener buenas relaciones con él, le habrían respetado sus costumbres y autoridad, le daban trato de cacique y algunos privilegios como el uso del Don.. 

Kukuruy,  la cacica de las alfareras. 

En el proceso de expansión de los Timotes, se fue dando cierto arraigo a la tierra, disminuyendo su itinerancia. Manteniendo su viejo arte de la cacería, se fue adoptando la agricultura para subsistencia alimentaria y el domesticaje de ciertas aves y pequeños mamíferos hallados en las montañas. También, fueron avanzando en otras disciplinas como el tejido, el uso de piezas en piedra, y la alfarería, dedicándose a la elaboración de artículos  de barro, variadas vasijas y ollas, que cambiaban o trueque por insumos que no se producían en la zona como sal, pescado seco y otros.

De acuerdo a nuestros  más añejos cronistas, una de las actividades económicas en la que fueron avanzados los Timotes, fue la cerámica. Esto lo han comprobado arqueólogos como Vellair, sobre las piezas que exhibe el Museo del Hombre, en París, y las piezas que están en el Museo Tulene Bertoni, de la ciudad de Valera, así como, por varios  investigadores en  sitios cercanos a la zona de Kukuruy y el Páramo de La Puerta, que han apuntado que “…de arcillas amarillas o azuladas fabricaban ídolos y toda clase de envases para el uso doméstico. Las pimpinas o vasijas de agua y muchas de las que formaban parte del menaje de cocina, eran de una arcilla coloreada de rojo y adornada con líneas geométricas de color blanco…”  (Los aborígenes de la Cordillera de los Andes venezolanos. Capítulo VI ucab.edu.ve).

Hacia la parte Este, de nuestra Parroquia, se asentó desde tiempos inmemoriales ese grupo indígena que fue cultivando la alfarería. Sacando y utilizando la más fina arcilla que sale en Tierra Colorada (anteriormente Tierra de Loza), procedían a elaborar sus diseños artísticos en dicho material.  Era habitual en las familias indígenas y en sus descendientes mestizos del siglo XX, preparar la masa de barro, con las manos, extendiéndola formando los rollos largos y cerrándolos en forma de aro, para hacer las grandes vasijas u ollas o para piezas más sencillas, las bolas de arcilla que iban presionando con los dedos y palma de la mano, para conseguir la forma que querían. 

         Debe destacarse, que en el caso de las mujeres de esta aldea, se incorporan plenamente a las actividades agrícolas, sobre todo como cosechadoras, ya que si bien en algunos pueblos éstas sembraban, se consideraba que la siembra era una actividad predominantemente masculina. De igual forma, las mujeres participaban en la molienda de granos, la alfarería, la confección de tejidos, adornos corporales, entre otros. La alfarería en específico, fue una actividad muy importante porque está asociada al desarrollo de la agricultura. Se procuró la producción de utensilios para el procesamiento, almacenamiento y traslado de los alimentos cultivados. Fueron entonces las mujeres los agentes fundamentales de la producción artesanal, ya que además de la alfarería actividad propiamente de mujeres, fueron maestras del tejido y la cestería (aunque no podemos obviar que en algunas comunidades los hombres también aprendieron a realizar estas actividades). La obra en arcilla y cerámica de los Timotes, que incluye la de nuestra zona,  se ha reconocido como  una de las expresiones artísticas más interesantes del tiempo prehispánico, piezas muy antiguas se exhiben en el Museo del Hombre, en París, Francia.  

Se estima que por el topónimo, la  jefa de las indias e indios alfareros de Tierra Colorada (Tierra de Loza para los colonos españoles), era Kukuruy. Indígena trabajadora, destacaría por su arte con el barro, fue en nuestro criterio la dirigente principal.  La manifestación cultural de su indumentaria y vestimenta de este grupo de aborígenes, tuvo que ser peculiar, por el uso de los colores, texturas, materiales, por eso, su jefa Kukuruy, además de hermosa, solía ser vistosa y colorida, lo que simbolizaba ser  representante de los alfareros.

Kukuruy (Cucuruy): este hermoso vocablo indígena puede significar india muy buena, por su terminación una persona prehispánica de mucho poder, de acuerdo al Diccionario de Dialectología de Fonseca. También, tierra o lugar brumoso y frío. Por su parecido al sonido gutural de algunos sublimes animales, puede ser paloma de cuello o cola larga. Bastante parecida a la voz onomatopéyica Cuculí, del Quechua,  que significa especie de paloma silvestre del tamaño de la domestica, pero de forma más esbelta; de color cenizo y con una faja de azul muy vivo alrededor de cada ojo, cola larga, alas cortas finas, pico largo y curvado, con patas con dos dedos hacia adelante y dos hacia atrás (DRAE). Esta palabra quechua, como otras,  pudo ser traída por los misioneros católicos, a estas tierras; sin embargo, en nuestro criterio el antropónimo  Kukuruy, es propio de los Timotes, en esa riqueza de creación de nombres para los jefes principales de los sitios, de acuerdo a las características de los mismos o de las denominadas parcialidades (toponímicos);  por lo que sería propio de la  extensa variedad dialectal de los Timotes.     

Kukuruy, era una especie de personaje principal, que gozaba del prestigio, rango y respeto dentro de la estructura social y la jerarquía de poder de la tribu Timote.  La actividad alfarera, tiene sus orígenes en el periodo prehispánico, venida desde Tunja, por los Muiscas, de donde se desprenden los Timotes; con el objetivo de producir los objetos de uso cotidiano de los aborígenes, como ollas, chorotes, budares, también para el intercambio por otros productos, como la sal y el pescado seco. Se puede considerar Kukuruy, como un centro de producción alfarera. Si bien esta jefa indígena, siempre llevó el estigma de la sospecha,  de la intolerancia de los colonos y el celo de los curas que la hostigaron, precaviendo que no se elaboraran los hermosos y estéticos muñecos para el culto espiritual, vivió muchos años Kukuruy entre su grupo de artistas, cultoras y agricultoras alfareras.

2.-  Espacio geográfico.

Carorita, es un sector y caserío situado en la parroquia La Puerta, Municipio Valera del estado Trujillo. Su ubicación geográfica, permite comunicación terrestre con el área urbana de La Puerta, que está a una distancia de 3 kms, para un tiempo estimado de recorrido en vehículo de aproximadamente 4 minutos, en línea recta la distancia es de 2 kms;  así como,  con el caserío El Molino, caserío Santa Bárbara, Las Delicias de la Parroquia La Puerta, y con los sectores como el Alto de la Culebrina, y Cortada del Norte de la parroquia Mendoza. Colinda por el Norte, en parte con la Serrania del Pitimay, Sur, con Valeralta, Este, con Alto de San Juan o San Juan del Alto; y Oeste, con el Molino y en parte área urbana de La Puerta.   


Desde la entrada por la trasandina, hasta el núcleo poblado, hay una distancia de 3 kilómetros aproximadamente. Con paños de cemento, otros de asfalto y otros de tierra. El viejo camino real, a partir de la primera década del siglo XXI, se fue convirtiendo en carretera agrícola. El primer carro que circuló por dicha vía, fue un Jeep techo duro del señor Ricardo Salas, el segundo fue un camión 350 del señor Eugenio Malpica.  El tiempo estimado de la ruta de viaje entre  La Puerta a Carorita, es de aproximadamente 4 min. En línea recta la distancia entre los dos puntos, es de 2 km. Sus coordenadas: Latitud:   91365131    Longitud: -70688197. Tiene una altitud aproximada de 2.000 msnm. Su temperatura puede oscilar entre 15 y 17 ° C.

Sus montañas forman parte de la Serranía del Pitimay, que conecta con La Culebrina (antes La Brillantina), los Cerrillos y otros caseríos de la parroquia Mendoza. Pitimay, los urbanizadores le han venido cambiando su autóctono y hermoso topónimo al sitio,  que significa Jefe o cacique de cuatro rangos, en lengua Timoto, morfológicamente se compone de pity = cuatro, con may = poder, fuerza, rango. en las escuelas se debe hacer el esfuerzo para que no se pierda el topónimo autóctono y criollo.

Fundamentalmente, es una zona fértil, de variada producción agrícola, hortalizas, frutales. La denominan aldea de los Andes venezolanos. Es indescriptible, las bondades y elementos de este paisaje. La hermosa  Cordillera del Pitimay, que debe su nombre al viejo cacique de los Bomboyes, cuya cima pareciera el descanso de los dioses, que en recorrido va develando sementeras, flora, viejos caminos, trochas, la simpática gente, a pie,  en bestia, o en vehículo, ahora en motos, siempre atenta con el visitante, presta a contar sus historias y leyendas, es un sitio encantador.

Su vegetación de acuerdo a los especialistas, es de los denominados bosques húmedo de montaña. Se hallan aguacatillo, guacharaco, yagrumo. En cuanto a su fauna, es muy variada aves como paraulata paramera, paují, pavas, gonzalito, turpial, azulejo; en la serranía del Pitimay, hay mamíferos, como Oso Hormiguero,Tigrito Colorado, Rabipelado, Lapa. Cachicamo. Culebras como Coral, Tragavenado, Cascabel y Lora. 


         3.- Lugares de interés en Carorita:

Tierra de Loza  o Tierra Colorada.

Uno de sus puntos históricos es Tierra de Loza (Bennett y tambien Briceño, la mencionan), hoy llamado por los lugareños Tierra Colorada, sitio donde hay una mina de arcilla, que desde tiempos precolombinos fue explotada por la Comunidad Indígena de Bomboyes, en la elaboración de utensilios domésticos, vasijas, platos, budares, y también, elaboraron los hermosos y anatemizados chorotes, muñecos, instrumentos musicales y artículos para sus rituales mágico religiosos. Aún se elaboran en baja producción ollas de barro, por familias allí  residentes. 

Aquí se elaboraban las vasijas y platos de quemar resinas e inciensos para los dioses o en su rito de la lluvia, que gustaban hacer en el Santuario Indígena Maen Shombuk (Páramo de las Siete Lagunas).

El chorote, es un muñeco o títere, aproximadamente de un metro de alto, elaborado en arcilla roja y negra pulida, que le introducían diminutos granos o arenilla que lo manipulaban, lo hacían bailar, y al ritmo de los sonidos que emitía, acompañado de los otros muñecos, e instrumentos como flautas, maracas, fotutos, guaruras, tamborcillos, conchas marinas, se daba la dramatización y el baile, teniendo al Chorote como protagonista principal de este rito-danza.

También hacían otros instrumentos musicales de una sola pieza, llamados chorotes o muñecos, o cacharros (Fonseca), de menor tamaño, de 15 a 20 centímetros de alto, con la forma de figura humana de cuerpo entero, que sirve de agarradera para el interprete o instrumentista, elaborados con arcilla roja, en su interior con arenilla o pepitas vegetales que le dan sonido menos intenso que el de la maraca, para ser usados en este tipo de bailes y ceremonias mágico religiosas. 

Localizada en el lado Este de la Parroquia,  anteriormente formaba parte de la posesión Carorita. Haciendo honor a su ubicación y nombre, como característica del sitio, existe un yacimiento de arcilla.  Era un Caserío indígena Timote, sus actuales pobladores son agricultores.  Hemos obtenido de la memoria oral de viejos pobladores, que desde tiempos inmemoriales, dos familias se dedicaron a trabajar la arcilla y la cerámica, elaborando vasijas finas y barnizadas, las holgadas ollas sancocheras, los famosos budares indígenas y los cantaros de barro. La señora Nazaria, fue una de las más destacadas artesanas y ceramistas del siglo pasado; hoy la ejercen sus hijos, en menor cantidad, y por encargo.  De las primeras familias que trabajaron la cerámica, los Serpa, la señora Nazaria Aldana, su nieta Martina.

Tierra de loza, aparece en la lista de los 13 caseríos y comarcas más antiguos de La Puerta. Existía  para 1891, en el recorrido geográfico de Briceño Valero (Geografía del Estado Trujillo. pág. 123. Ed. Cultural Venezolana. Caracas. 1920). Ubicada en lo que hoy se conoce como Carorita.


Este sitio de nuestra comarca,  además de los anteriores, integra la lista de sectores más añejos de la Parroquia La Puerta, declarados existentes en el siglo XIX, según el geógrafo italiano Agustín Codazzi y el geógrafo e historiador trujillano Américo Briceño Valero, del mismo modo aparece reseñado en la Guía General de Venezuela (1929) del francés  Francis Bennet.

En los últimos años del siglo XIX, comenzó el repoblamiento de La Puerta y de Carorita, como parte de las posesiones del Resguardo Indígena, y fueron distribuidos lotes de tierras que fueron sembradas por las familias inmigrantes, que allí,  se fueron asentando.

La Cordillera, Cima y Llano de Pitimay.

Es un lugar ubicado en el lado Este de la Parroquia, y punto de deslinde geográfico-administrativo  con la parroquia Mendoza Fría. Una montaña alta, con fresco clima, y tierra fértil.  Fue dominio y sitio de residencia del cacique o principal llamado Pitimay o jefe de los cuatro rangos dentro de la jerarquía de los nativos de Tierra Colorada (Tierra de Loza, hoy forma parte de Carorita). Se ha observado, en algunos documentos que le han venido cambiando su nombre autóctono indígena, por el de “Cima Encantada”, desconocemos las razones, quizás producto del endocolonialismo cultural que ha sido y sigue siendo objeto esta población.


4.- El singular topónimo: Carorita.

Antiguamente se le conoció como Kukuruy, topónimo indígena Timoto (Bennett y Briceño Valero).


Sobre el origen del nombre de este lugar, hay versiones interesantes aunque no confirmadas hasta ahora, la primera, que antiguamente este era un lugar muy boscoso donde trajinaban y se criaban las  peligrosas arañas denominadas Carorita, que se encuentran donde hay mucho animal salvaje, y no se pudieron asentar los colonizadores europeos, hacia el año 1600; la segunda, que se sustenta en que el topónimo Carorita, se debe a su relieve orográfico en forma de araña, lo que se puede observar en cualquiera de los mapas y planos cartográficos de la zona, en los que asemeja forma de arácnido; y por esas características topográficas, circulaban, movilizaba y huía mucha gente a través de sus caminos y trechos, en tiempos de los caudillos, por eso un general de apellido Araujo, según el testimonio de la señora María Ignacia Espinoza, le cambió el nombre indígena de Kukuruy, por este topónimo  de Carorita.  Carorita, es un género de arañas araneomorfas de la familia Linyphidae; según el catalogo Mundial de Arácnidos, existen dos tipos: la Carorita  Limnaea y Carorita Sibirica. Este nombre, lo comenzaron a conocer posterior a la tercera o cuarta década del siglo XX.

5.- Gentilicio.

Al nativo de Caroríta, habitualmente se le dice Caroriteño, sin embargo, también le dicen Caroritense. Alternar y conversar con los Caroritenses o Caroriteños, es abrumarse de la amabilidad, naturalidad, sencillez y de la espontanea hospitalidad, de esta comunidad campesina. Son gente para conversar, siempre tiene un buen repertorio de leyendas y cuentos, que da gusto escucharlos por horas.  

6.- La trasandina dinamizó el crecimiento de Carorita.

El viejo camino real, a partir de la primera década del siglo XXI, se fue convirtiendo en carretera agrícola, con pedazos encementados. El primer carro que circuló por dicha vía, fue un Jeep techo duro del señor Ricardo Salas, el segundo fue un camión 350 propiedad del señor Eugenio Malpica 

Su entrada principal, se encuentra a poca distancia del caserío La Flecha, en la carretera Trasandina La Flecha - Timotes. Carorita es uno de los sectores de la parroquia La Puerta, que aun mantiene sus características de montaña, su serranía, aunque esta siendo un poco intervenida, para siembras, impactando el ecosistema, provocando la migración de la fauna como tigritos de montaña, osos hormigueros y otros que se han visto desalojados por la quema y la tala.

Ya ciertos puntos, han sido modificados por la construcción de casas turísticas, emprendimientos que persisten en convertir el lugar en destino turístico, sin tomar las precauciones de orden ambiental. Se había mantenido, hasta la octava década del siglo pasado, como un caserío escondido entre la hermosa Cordillera  del Pitimay, no gozaba de la publicidad que tiene hoy, debido a que la han convertido como espacio de turismo, tiene una sola vía interna, agrícola.

Una mañana cualquiera, se puede observar, el dinámico movimiento de niños yendo a su escuela, vecinos en sus actividades cotidianas familiares; campesinos saliendo a jornalear, que se confunden con los visitantes y turistas, interactuando y liberando su cotidianidad entre ese clima y el espacio de montaña. Continúa manteniendo su encanto, su misticismo, apartado del dinamismo urbano de La Puerta, conservándose entre la niebla, sementeras y sus montañas.


7.- Caroríta y su gente.


Si hay una  característica social de Caroríta, es que sus vecinos en su gran mayoría son pertenecientes a las pocas familias que se avecindaron en este sitio a comienzos del siglo XX; luego del juicio de Partición de las Posesiones del Resguardo Indígena de La Puerta, varias familias campesinas oriundas de otros lugares, se avecindaron en estas tierras, gentes laboriosas, tranquilas, austeras, cargadas de religiosidad, que conservan sus costumbres y tradiciones andinas. Entre ellas, podemos mencionar a familias como los Espinoza, Torres, González, Jerez, Peña, Malpica, Araujo, Salas entre otras, que han echado raíces en el lugar, y sobre las que se cimentó el crecimiento colectivo de  Carorita.

Igualmente, otra característica a destacar es, que es una de las comunidades andinas con mayor índice de longevidad, allí, según  los actuales vecinos, la gente muere de 80, 90 y 100 y mas años de edad, es posible que sea como consecuencia de la ingesta de frescos y sanos alimentos de sus huertas. Cuando mencionan los nombres, lo hacen como una especie de culto y admiración que sienten. Hasta hace un par de lustros, vivió un personaje destacado de la comunidad, el señor Blas Pineda, dueño de la bodega principal, ubicada donde está la escuela. Recuerdan también al señor Inocente Franco, Comisario del caserío, quien falleció hace pocos años. Por ejemplo, Brígida Torres y Simón Moreno, fallecieron con más de 80 años. Tomasa Briceño y Norberta Espinoza, con más de 90 años de edad. 

8.-Celebraciones tradicionales, populares y religiosas que se mantienen en la comunidad:

La comunidad católica, se incorpora a las tradicionales festividades religiosas de enero, de los patronos San Pablo Apóstol y la Virgen de la Paz que se realizan en La Puerta; también celebran en la comunidad a San Isidro Labrador,  patrono de los agricultores, todos los 15 de mayo. En diciembre, se acostumbra al robo de niño y su búsqueda entre enero y febrero; también la paradura, en el grupo familiar.


Hay otro tipo de manifestaciones o expresiones sociales que se daban en el campo agrícola, como la vuelta e’ mano, convite, intercambio de semilla y otros, que con el tiempo se han venido perdiendo.

9.- Espacios educativos y deportivos:

En 1937, fue creada la primera escuela de primaria de Caroríta (Abreu, José Rafael. La Puerta Un Pueblo. Pág. 71. Editorial Arte. Caracas 1969).  

Según lo recuerdan vecinos, fue a comienzos de los años 70 del siglo pasado, cuando comenzó su actividad la escuela, teniendo como sus primeras maestras a Filomena Marín y Rosalía Peña, funcionando en una casa del señor Pedro Vieras, hasta que se construyó la nueva sede, durante la primera década de este siglo XXI. Bajo  la denominación de Escuela Básica Concentrada S/N Carorita, actualmente, se imparte educación inicial y del 1° al 6° grado de primaria. 

Fachadas de la Escuela Básica Concentrada S/N Carorita. Imagen cortesía de la profesora              Iris Villarreal. 

Para actividad deportiva, la comunidad solo cuenta con la cancha y el parque infantil de la escuela, para uso de los estudiantes. 

En los viejos tiempos, Carorita era punto de tránsito al Municipio Mendoza y Valera, pasando la Cordillera de Pitimay, la Culebrina (anteriormente se llamó La Brillantina), Cordillera El Humo, Carmania. Recientemente, se ha tomado como ruta fresca y de bello paisaje para practicar Senderismo. Se han establecido entre otras,  la ruta desde  El Altico-Carorita-Valera Alta-San Juan- El Toldo-La Flecha-La Puerta.

10.- Capilla y recintos religiosos.

La capilla católica de esta comunidad, fue construida durante la primera década del siglo XXI.

Vecinos de Carorita, pintando la fachada de la Capilla. Gráfica cortesía de Antonio Lino Rivero.

11.- Actividad económica.

Formando parte la atractiva Serranía del jefe indígena Pitimay, de la Doctrina de San Pablo de Bomboy, para el siglo XVII, probablemente hubo producción del hermoso trigo producido en La Puerta (según Humboldt), café cuyas primeras matas trajo el Dr. Francisco La Bastida, las abundantes menestras y toda clase de vitualla; también tabaco, tejidos, adelantando la cría de ganado menor <<las carnes son gustosas y los carneros muy grandes…excelentes quesos>> (Relaciones Geográficas. Pag. 210);  San Pablo de Bomboy (hoy La Puerta), fue uno de 12 Pueblos de Indios, en forma de reducción y subsistencia.  En la actualidad y ciertamente, es un sitio de oportunidades, a pesar que la actividad económica principal de esta zona es agrícola. 

En los viejos tiempos, Caroríta era punto de tránsito al Municipio Mendoza y Valera, pasando la Cordillera de Pitimay, La Culebrina, Cordillera. El Humo, Carmania. Formando parte la atractiva Serranía del Pitimay, de la Doctrina de San Pablo de Bomboy, para el siglo XVII, probablemente hubo producción del hermoso trigo producido en La Puerta. La historiografía reseña que, para las primeras décadas del siglo XX, en las que La Puerta, tuvo un mayor florecimiento agrícola, Caroríta fue uno de los mayores productores de arveja; el señor Aureliano Aldana, habitante este caserío, fue el más destacado productor de este rubro y <<competía en calidad y cantidad con Don Máximo Briceño Pérez, que también cultivaba este grano en su hacienda de Durí>> (Abreu, José Rafael. La Puerta Un Pueblo. Pág. 41. Editorial Arte. Caracas. 1969). Con el nuevo siglo, hasta los comerciantes asiáticos han intentado producir los elementos de su gastronomía, en este lugar.

Igualmente, según Abreu, para aquel tiempo, tenía instalados tres trapiches de pelo o tramojos, <<cuyos propietarios fueron Ciriaco Espinosa, Pedro Parra y Juan Pablo Torres>> (Abreu, 44). El papelón o la panela de Caroríta <<era la más apropiada para fermentar en pocas horas el guarapo que abastecía los alambiques, con su producción de contenido alcohólico de 55 grados y en grandes cantidades para los alambiques clandestinos>> (Abreu, 44). Así de hermosa, así de reservada, así de productiva esta tierra. 

 


Como zona agrícola, tuvo que resolver el problema del agua, mediante la instalación de una conexión de tuberías,  desde el Páramo de Los Torres, a una distancia de 35 kilómetros, hasta llegar a dos tanques australianos en Carorita, que surte de agua a la comunidad y también para el riego. Existe una Asociación Sistema de Riego Carorita, que mantiene organizados a  los productores de esta comunidad agrícola.

Varias familias de este caserío, se surten de la quebrada La Carorita; que es una limitada fuente de agua, porque hay problemas con este liquido; que en tiempos de lluvias se desborda, vaguada que hace sus estragos, al dirigirse hacia el río Bomboy, afectando el tramo vial Valera-La Puerta-Timotes específicamente en el sector El Llanito de Pedregal.

Algunas personas, han hecho emprendimiento para explotar la veta turística, aprovechando las bondades de su clima y paisaje; Rustico Andino, es ejemplo de ello. Otros han visto y activado la opción de la construcción de casas vacacionales.

Artesanas de la arcilla, de Carorita, oficio ancestral de la nación Timoto. 


           La vetusta actividad artesanal.

La actividad artesanal, específicamente la alfarería, aun la mantiene la familia de la señora María Martina Aldana, quienes elaboran ollas de barro, tinajas, jarrones de arcilla. Otra destacada artesana de la arcilla, que recuerdan, fue la señora Nazaria Franco. Recuerda Antonio Lino Rivero, conocedor de estos lugares que, la señora Nazaria, <<que vivía cerca de la Capilla, era experta artesana, elaboraba bonitas y útiles, vasijas, ollas y piezas en arcilla de uso domestico, recorría ella misma La Lagunita, Quebrada Seca, El Censo y los distintos sectores de la Parroquia, llevando y vendiendo su mercancía, la mayoría de las veces la dejaba a la gente  y luego en el siguiente viaje, pasaba a cobrar>> (Conversación con Antonio Lino Rivero. La Puerta, 24 de enero 2023). 

Lo simpático y anecdótico, de la fábrica de “tontos”, en la historia.

En Caroríta, hubo durante muchos años, una fábrica de ollas, budares y otros objetos que tuvieron mucha demanda; <<De arcilla se construían también unas vasijas o pequeños tarros que llamaban “tontos” y se utilizaban para beber café>> (Abreu, 50). Este dato informa que la actividad alfarera y artesanal no fue interrumpida.  

Sobre la “fábrica de tontos”  hay un pasaje muy bonito escrito por la fina pluma de Ligia Burelli,  en el que da cuenta sobre la existencia de Quitina,  la esposa de Pío, que fue el famoso idilio que fraguaron Don Carmen Matheus y otros, y concluyó con el matrimonio en la Iglesia de La Puerta. Esta pareja de personajes populares, viejitos y apreciados en la comunidad, se residenciaron en una ranchita muy pequeña, frente la plaza Bolívar, por donde está la antena.   Ella era oriunda de Caroríta y acostumbraba a decir: - en mi casa puro estamos Dios, la Virgen y la perra.  Una perrita que le había regalado su hermano Paz, que eran morochos y este campesino fue el que anunció que en Caroríta estaba la “Fábrica de “tontos”,  y el pasaje que les quiero  compartir, que esta incluido en los recuerdos de infancia de la autora, ante un reclamo por haber mencionado eso, contestó: << - No sea tan inventor. Lo que yo quise decir es que en Caroríta hay una fábrica de tontos, que son unos pocillos de barro para tomar café>> (Burelli, Ligia. Un día volver.  Páginas 207 208. Gráficas Franco. Caracas 1992). Aclaró el sentido de la expresión, y que  se había tomado para hacer chanzas y chistes sobre este lugar de alfarería. 


12.- Conclusión.

Carorita, es la muestra de una comunidad campesina que conserva su característica de ruralidad serrana, reservada, poco conocida, y hasta olvidada, lo que se puede observar en su acceso y vialidad.

La tranquilidad de las familias se mantiene por su productividad agrícola, por lo provechoso de su suelo, se producen hortalizas, vegetales, verduras,  frutas y cultivos de corto tiempo, que han convertido sus conucos y parcelas en un modo económico para ellas. 

Las expresiones de su cerámica, el labrado artístico del barro, sus colores, encierran ese aspecto mágico religioso de los Timotes, que a la postre, son parte de nuestro patrimonio cultural. Gente amable, de artesanos y agricultores.

Nota: Expreso mi agradecimiento a la Lic. Irene Espinoza, a la profesora Iris Ramírez y al amigo Antonio Lino Rivero,  por la  información y las gráficas aportadas para la elaboración de esta crónica.

13.- Galería Fotográfica. 









La Puerta, febrero 2023.

Omanrique761@gmail.com


(*) Portador Patrimonial Histórico y Cultural de La Puerta.





Agripina Burelli Garcia de Parra, la Preceptora de la primera escuela de La Puerta.

Agripina Burelli Garcia de Parra, la Preceptora de la primera escuela de La Puerta.  Por Oswaldo Manrique (*) Un sitial destacado ocup...