lunes, 30 de noviembre de 2020

Oswaldo González, primer sacerdote nativo de La Puerta.


 Por Oswaldo Manrique Ramírez, Portador Patrimonial histórico y cultural de La Puerta.

I.-

Desde hace varios años, me interesé por investigar sobre la influencia del templo San Pablo Apóstol del Bomboy, en la evolución de La Puerta como pueblo.  Otrora y única aldea de indios trujillana con dos edificaciones religiosas. El Oratorio de la Guadalupe de Indios, en su entrada norte, y el templo de San Pablo Apóstol, en el otro lado, junto a la plaza y el cementerio. En ese proceso de pesquisa, surgió una gran interrogante: cómo era posible que con esa gran  feligresía católica, expresada en una profunda devoción mariana, cultora permanente de cofradías, creencias y tradiciones, no haya surgido ningún sacerdote nativo de esta población. 

El Pueblo de Doctrina San Pablo Apóstol del Bomboy, ha sido regentado por sacerdotes que han dejado huella en la historia regional, como Antonio Montero, el primer cura doctrinero del esclavismo en nuestro valle; el padre Pedro San Ana de Coronado, constructor del primer templo en 1790; el padre y prócer independentista Francisco Rosario, amigo de Simón Bolívar;  no podemos dejar de mencionar al padre Verde, Obispo revolucionario de la nueva Iglesia Católica, y el padre Ramón de Jesús Trejo, artífice, diseñador y constructor del actual templo de La Puerta. Estos dos últimos Presbíteros se excomulgaron recíprocamente. El padre Verde vivió en la avenida Bolívar, en una casa grande, ubicada en donde hoy esta la Ferretería El Valle, de la familia Torres; el padre Trejo, vivió en la conocida Casa de Teja, a pocos metros de La Flecha.  Los curas, en nuestra parroquia, mucho mas allá de sus andanzas varoniles y comerciales,  han sido de una forma u otra,  particulares protagonistas de  eventos importantes que perduran en la memoria local.    

Cuando estaba por culminar el objeto de mi investigación, aumentaron mis dudas buscando más respuestas, pero se hundían en las varias contradicciones de las que está repleta nuestra historia.  Se me ocurrió hablar con los más viejos vecinos, con mis abuelos, hasta a la Diócesis de Trujillo acudí, encontrando algunas hipótesis, que sinteticé así: una, que, La Puerta, siempre fue un pueblo de indios, hasta 1891, en que fueron desalojados de estas tierras y obviamente esta raza esclava no tenía derecho a formación de sacerdotes.  La otra, que desde 1891, que dejó de ser pueblo de indios, para ser un pueblo de godos, hacendados  y gamonales, tampoco hubo inclinación de sus nuevos habitantes hacia la formación sacerdotal, solo hacia el caudillismo y la vorágine de violencia. Mis dudas, aumentaron porque liquidado el caudillismo por la dictadura gomecista, a comienzos del siglo XX, tampoco cambió el cuadro de vocación sacerdotal durante todo ese siglo.

Mi búsqueda de respuestas, sobre más de 400 años  sin que surgiera ningún cura oriundo de estas tierras, tuvo un punto de inflexión, una especie de descanso en la ruta indagatoria. Fue en este siglo XXI,  cuando se rompió esa secuela; pero la excepción, no surgió del pueblo de godos y encumbrados hacendados. El que rompió con el velo de pueblo sin curas nativos, nació de un matrimonio de trabajadores, asentado en el sector popular de La Hoyada, del área urbana de La Puerta, espacio que se fue  poblando alrededor del boom turístico que representó el Hotel Guadalupe y otros desarrollos y actividades más comunes y hasta profanas.

Presbítero Oswaldo González, primer sacerdote católico nativo de La Puerta, estado Trujillo, en Venezuela. Cronografía 3797.


II.-

La ordenación sacerdotal de Oswaldo González.

Como se había previsto, el día sábado 7 de febrero del 2015, reunidos en el templo de San Pablo Apóstol, de la parroquia La Puerta, Trujillo, en Venezuela, siendo las 10 de la mañana, se dio comienzo a la procesión con la Santa Cruz, el diacono Marco Cueter,  cargando los libros de los evangelios, seguido por los monaguillos, seminaristas invitados, representantes del clero, los concelebrantes, el ordenado acompañado de su padrino, seguía  el señor Obispo de Trujillo, y los porta estandartes e insignias; hubo clima de alegría y mucha asistencia de la feligresía. Concluido el canto de entrada, el Obispo Castor Oswaldo Azuaje Pérez,  dirigiendo la ceremonia, se dirigió al altar en donde hizo la reverencia profunda, para dar inicio al ritual de ordenación.

Después de las correspondientes lecturas, el diacono Oswaldo González, fue llamado por el micrófono, y en consecuente respuesta dijo: - Presente! Acercándose al Obispo y haciéndole la reverencia. Seguidamente, el Rector del Seminario San Buenaventura de Mérida, Presbítero Juan de Dios Peña Rojas, presentó ante el Obispo al postulado, pidiéndole que se le concediere el presbiterado. Inmediatamente, el Obispo Azuaje, le preguntó al Rector Peña - ¿sabes si es digno? Y le respondió: - doy testimonio de que es digno. El Obispo en virtud de este aval, dijo: - elegimos a este hermano nuestro para el Orden de los presbíteros, y procedió a dictar la homilía de ese día.  

Presbítero Oswaldo González, recién ordenado como sacerdote católico; al fondo se observa el templo San Pablo Apóstol de La Puerta, estado Trujillo, en Venezuela. Cronografía 3717.









Cuando tocó expresar el compromiso, Oswaldo González, respondió a todos y cada uno de las promesas con: - Si, estoy dispuesto.  Se puso de rodillas y recibió la imposición de las manos sobre la cabeza de parte del Obispo Castor; posteriormente el mismo prelado con la mitra puesta, le colocó en el cuello al ordenado la estola según el modo presbiteral y el padre Ramón Rivas, junto con los tíos del ordenado, señora María Paredes de Vieras, y el señor Mauricio Vieras, ambos vecinos de La Hoyada, lo revistieron con la casulla, símbolo de compromiso de servicio.

En la gráfica, en primera fila, sentados, de izquierda a derecha,  el señor Mauricio Viera, señora María de Vieras, padrinos y tíos; junto a la señora Prágedes de González, madre del  Presbítero Oswaldo José González, todos apreciados vecinos de La Puerta. Colaboración de Prágedes de González  Cronografía N° 3789.

El señor Obispo, le ungió las manos con el santo crisma al arrodillado ordenado, para luego dar paso  a la eucaristía. Concluida la comunión, el Obispo extendió las manos sobre el presbítero Oswaldo González, recién ordenado y dio la bendición, concluyendo el rito de ordenación presbiteral. Hubo aplausos, alegría, júbilo  y buena carga de esperanza para todo el pueblo asistente. Su primera Eucaristía, la oficiaría al día siguiente, domingo 8 de febrero 2015.

III.

Su nombre: Oswaldo José González Paredes.  Nació el 22 de marzo de 1989. La madre, Pragedes Paredes, laboriosa mujer de hogar. El padre, Oswaldo González, el recordado barman estrella del Hotel Guadalupe, donde trabajó por muchos años, y con cuyo sustento levantó y sostuvo a una familia ejemplar de tres hijos.  En una entrevista al referirse a su padre, dijo: <<mi padre lo era todo para mí y yo para él…aunque mi madre ha pasado a ser el centro mas importante en estos momentos, al igual que mis hermanos, a quienes les agradezco todos su apoyo y confianza>> (Entrevista Diario El Tiempo, edición del Martes 3 de febrero de 2015. Pag.26); esta es una muy sentida expresión de su amor filial y fraterno.

Sus estudios los hizo, en Unidad Educativa José Luis Faure Sabaut; secundaria en el Colegio Nuestra Señora de La Paz, ambos institutos educativos de La Puerta. A los 9 años, comenzó como monaguillo, bajo el adiestramiento del padre Carlos Cabezas, hoy Obispo de Punto Fijo, sin embargo, el padre Oswaldo es muy claro: <<he tenido el apoyo de todos los sacerdotes que han hecho trabajo religioso en la parroquia desde ese entonces>> (Ídem).   Su vocación religiosa, lo hizo inscribirse en el liceo del Seminario de San Buenaventura, y luego, cursar  el propedéutico en la Parroquia Nuestra Señora de Belén, en la ciudad de Mérida, para posteriormente, seguir estudios por cuatro años de Teología y tres de Filosofía, en ese mismo Seminario.  

En la gráfica, de derecha a izquierda el señor Lover Tique, presidente de la Pastoral Parroquial, Gilma, su hija, el padre Oswaldo González, nuestro primer sacerdote nativo de la puerta, Claudia Tique, la señora Albenis Yusti, también de la pastoral, y su hijo Lover Tique Junior, todos activos católicos de nuestra comunidad.


En el 2011, recibió la Admisión de las Sagradas Ordenes, en la Iglesia María Auxiliadora, en la ciudad de Valera. En 2012, recibió el Electorado en el Seminario Sagrado Corazón de Jesús, de la ciudad de Trujillo. En el 2013, de manos del ex Nuncio Apostólico de Venezuela, y Secretario del Papa Francisco,  Pietro Parolin, recibió el Acolitado, en el templo San Pablo Apóstol, de nuestra parroquia La Puerta.

En el 2014, en el Seminario San Buenaventura, de Mérida, tras solemne eucaristía de compromiso y reafirmación de fe, fue declarado Diácono. En su corta trayectoria pastoral, ha trabajado y  prestado diversos servicios religiosos. 

Hay una nota interesante de este sacerdote, que lo describe apegado a sus raíces, valores y cultura locales, en la referida entrevista, al responder sobre sus propósitos religiosos y evangelizadores,  dijo algo muy autentico de él, que se entregaría a la lucha por los demás,  <<bajo la intercesión y bendición de la Santísima Virgen María, Jesús de la Divina Misericordia, San Buenaventura y San Benito>>; éste último, Santo comparte la fuerte devoción mariana y católica de nuestra localidad.  

En la gráfica, a la izquierda, el padre Oswaldo González, primer sacerdote nativo de La Puerta, con el Nuncio Parolin y el párroco García Barrios, en el 2013. Cronografía N° 2797.


         El padre Oswaldo, humilde, serio, perseverante ya despunta como buen orador sagrado, por su vida ejemplar es respetado por sus feligreses y vecinos, y particularmente, por  los jóvenes que ven en él un modelo a seguir. Este  esperanzador personaje, se ha convertido en motivo de orgullo para toda nuestra comunidad, quien lo conoce, queda impregnado de esa amabilidad proverbial, a pesar de su juventud; su estampa espiritual es mucha y ya lo dirá el tiempo que en él está representado, como guía de este pueblo.


GALERÍA FOTOGRÁFICA DE LA PRIMERA ORDENACIÓN SACERDOTAL OCURRIDA EN EL TEMPLO SAN PABLO APÓSTOL DE LA PUERTA.


En el centro de la gráfica, el presbítero Oswaldo José González Paredes, a su izquierda, su madre Pragedes Paredes de Gonzalez, al fondo su hermana Yerlani González, a la derecha el padrino de ordenación, presbítero Ramón Rivas. Ésta y el resto de fotografías, colaboración de Pragedes de Gonzalez.  Cronografía N° 3737.

Obispo de la Diócesis de Trujillo, padre Castor Oswaldo Azuaje, dando inicio al acto de ordenación del diácono  Oswaldo José González Paredes. Cronografía N° 3746.

El Obispo de la Diócesis de Trujillo, padre Castor Oswaldo Azuaje, con el báculo, da los primeros pasos de la ceremonia.  Cronografía N° 3742.

Momento en que el diácono  Oswaldo José González Paredes, responde al llamado que le hizo el Obispo Castor Oswaldo Azuaje. Entre las personas sentadas, vestido de negro, se observa al señor José Karkom, alcalde del Municipio Valera.  Cronografía N° 3743.

El Obispo Castor Oswaldo Azuaje, hace lectura de un párrafo de  uno de los libros sagrados. Cronografía N° 3747.

Momento en que el presbítero Juan de Dios Peña, Rector del Seminario San Buenaventura de Merida, hace la postulación del aspirante a Presbítero. Se puede observar arrodillado a Oswaldo José González Paredes, escuchando al Obispo.  Cronografía N° 3748. 

Se inicia el acto de postración, como parte de la ceremonia de ordenación. Se observa a Oswaldo José González Paredes, en el instante que se arrodilla en la alfombra. Cronografía N° 3749.

Oswaldo José González Paredes, extendido boca abajo, en la alfombra, en señal de postración, que es parte de la ceremonia de ordenación. Cronografía N° 3750.

El Obispo Castor Oswaldo Azuaje, impone las manos sobre la cabeza del diácono  Oswaldo José González Paredes. Cronografía N° 3752.  

El presbítero Juan de Dios Peña, Rector del Seminario San Buenaventura de Mérida, hace la imposición de manos sobre Oswaldo José González Paredes. Cronografía N° 3754. 

El padrino de ordenación, presbítero Ramón Rivas hace la imposición de manos sobre su ahijado.  Cronografía N° 3757. 

El Obispo de la Diócesis de Puntofijo, estado Falcón  y ex párroco de La Puerta, padre Carlos Cabezas,  hace la imposición de manos sobre Oswaldo José González Paredes.  Cronografía N° 3759. 

El padrino de ordenación,  presbítero Ramón Rivas, entrega los símbolos de ordenación a su apadrinado.  Cronografía N° 3763.

En la gráfica se observa, cuando la madrina y tía señora María Paredes de Vieras,  junto al padrino de ordenación, presbítero Ramón Rivas, ayuda al recién ordenado  Oswaldo José González Paredes, a vestir la casulla, uno de los símbolos de presbítero. A la izquierda, el señor Mauricio Vieras.  Cronografía N° 3767.

La señora Pragedes Paredes de González, junto al sacerdote Ramón Rivas, ayudando a poner la casulla de presbítero al recién ordenado Oswaldo José González Paredes. Cronografía N° 3768.

Otra gráfica, la señora Pragedes Paredes de González, ayudando a poner la casulla de presbítero a su hijo Oswaldo José González Paredes. Cronografía N° 3770.

Momento en que el Obispo Castor Oswaldo Azuaje, besa las manos del recién ordenado Presbítero Oswaldo José González.  Cronografía N° 3774.

El Obispo Castor Oswaldo Azuaje,  abraza al recién ordenado Presbítero Oswaldo José González.  Cronografía N° 3775.

El actual párroco de La Puerta, padre Pedro Artigas, besa las manos al recién ordenado presbítero Oswaldo José González, observa el señor Obispo. Cronografía N° 3776.

El párroco de La Puerta, padre Pedro Artigas, abraza  al recién ordenado presbítero Oswaldo José González, observa el señor Obispo de nuestra Diócesis. Cronografía N° 3777.

El padre Carlos Cabezas, Obispo de la Diócesis de Punto fijo, besa las manos al recién ordenado presbítero Oswaldo José González, Cronografía N° 3778.

Un aspecto de la ceremonia de ordenación, dirigida por el Obispo Castor Oswaldo Azuaje.  Cronografía N° 3781.

Presbítero Oswaldo José González, en el momento de expresar su agradecimiento, en la ceremonia de su ordenación sacerdotal. Cronografía N° 3785.

Otra gráfica, en la que se puede observar al presbítero Oswaldo José González, dirigiéndose a los presentes en el acto de su ordenación como sacerdote.  Cronografía N° 3787.

Toma general de la feligresía asistente a la primera ceremonia de ordenación sacerdotal realizada en el templo de San Pablo Apóstol de La Puerta.  Cronografía N° 3790.

Momento en que el señor José Karkom (QEPD), alcalde del Municipio Valera, hace entrega al presbítero Oswaldo José González, del acuerdo que lo declara hijo ilustre de Valera. A la izquierda, el párroco Pedro Artigas.   Cronografía N° 3793.

Monseñor Castor Oswaldo Azuaje, Obispo de la Diócesis de Trujillo, en Venezuela, luego de la ceremonia de ordenación, compartiendo con la gente, en la cancha del Colegio Parroquial de La Puerta. Cronografía N° 3796.

Señora Pragedes Paredes viuda de González, madre del presbítero Oswaldo José González,  luego de la ceremonia de ordenación, compartiendo con la gente, en la cancha del Colegio Parroquial de La Puerta.  Cronografía N° 3799.

 

La Puerta, diciembre 2020.

Omanrique761@gmail.com

domingo, 1 de noviembre de 2020

Río Bomboy, su significado histórico.

 

o Bomboy, su significado histórico.

 

Oswaldo Manrique R.


         El escritor Mario Briceño Iragorry, afirmaba en su cátedra que,  <<Con el paisaje se recibe la primera lección de Historia. Entender nuestra geografía y escuchar sus voces es tanto como adentrarnos en el maravilloso secreto de nuestra vida social>> (Briceño Iragorry, Mario. Mensaje sin Destino. p70. FEAC. Trujillo. 2005).  De acuerdo con eso, el que vive en zona montañosa, adquiere el  hábito variante a que lo obligan las cimas, el abismo, cauces de aguas, ríos, quebradas y nacientes, esas condiciones geográficas te crean   una visión específica para el trabajo, en la recolección agrícola y en sus relaciones sociales. El hombre y su relación con la tierra, consiste en dominarla y ponerla al servicio de la cultura, la técnica y el modo de producción económica.

En la naturaleza, es conocido que todo aspira a elevarse, aquí, hasta las aguas del Bomboy, se elevaban , eran aguas espumantes  y altivas, que se alzaban, sobresalían,  el aborigen contemplativo solo es un peldaño en la escala biológica, porque piensa y tiene conciencia, pero esa conciencia y hasta la manera de pensar se la da su entorno, en el mar, los hombres piensan en lo que le da este elemento, en el llano, se piensa en función de él, en la montaña, de acuerdo a ese sitio, y aquí,  el entorno de los aborígenes era su río. de ahí, que la hidrología no se tome como una ciencia amorfa, de asperezas humanas, sino el lenguaje maravilloso de las aguas y del <<llanto  sagrado del cielo>>, como decían mis abuelos. 

El río Bomboy, nos dejó una historia, de hechos y personajes interesantes que enaltecen el gentilicio local.  


Desde el punto de vista histórico, el modo de producción económica, genera las relaciones sociales de producción, motoriza los cambios y transformaciones históricas. El río, fue un factor indispensable de la producción, primero en la economía colectiva o primitiva de nuestros aborígenes de nación Timoto, que ocuparon este valle 3 mil años antes de ahora (1.000 AC, según Dr. Layrisse y Johanes Wilbert- genética del factor Diego). Representando el baño y riego permanente de las vegas de este valle. 

Hay vestigios de que la cultura de este valle, estuvo sujeta a este elemento hidrográfico; Briceño Iragorry, al caracterizar a estos aborígenes, señaló  que :<< tenían sistemas artificiales de riego y labraban con gracia el algodón. La cerámica hallada en Occidente…sirve para pensar en un pueblo antiguo o en comercio con regiones de avanzada cultura artística>> (Briceño Iragorry, Mario. Mensaje Sin Destino. Pág. 74. FAC. Trujillo. 2005); es obvio, que sin el agua de los páramos y de este río, no se pudieron  haber desarrollado esas técnicas de labranza, tejidos y cerámica en este valle.

La religiosidad, igualmente estaba guiada por el tema de sus cosechas y el agua.  En la historia indígena del occidente del país, la Turas, son el baile o danza precolombina  más común, donde bailan en colectivo, todos abrazados, (origen Jirajara) acompasada por las Turas: instrumentos musicales hechos de bambú, caracol,  cachos, guarura.  Es un ritual para las cosechas, por la lluvia, por el río y sus quebradas. Por ejemplo, cuando realizaban la Tura grande, dependía de la época de las cosechas entre agosto y septiembre.   Tura pequeña en los meses de abril y mayo. En el Páramo de La Puerta, aun se conservan ciertos bailes, con pasos y coreografías bastante semejantes.  

El valle fue una zona de intensa convivencia, de varias parcialidades Timotes, como Xikokes, Mucutís, Esnujaques, Xaxoes, Bomboyes, integradas en sus costumbres, dialecto y su relación con el hábitat, compartiendo este río y una misma cosmovisión, consolidando la Comunidad Indígena Bomboy (escrito Vomboy, en documento de la primera encomienda otorgada al capitán portugués Tomé De Buyn, en 1601).  

 Luego, este río fue fundamental para la economía mercantilista esclavista de plantación, impuesta por los europeos invasores o llamada época de la "Conquista". Las Leyes de Indias sobre fundación y poblamiento de ciudades y pueblos en América, exigía como requisito indispensable que las que se fueran a fundar tuvieran río, razones obvias.  Durante la época de la Colonia, este valle fue tan rápidamente productivo y envidiado, que los principales fundadores de Trujillo, asentaron sus economías en este sitio, y posteriormente, los mantuanos abandonaron la cómoda y noble ciudad de Trujillo, y se vinieron a vivir aquí, entre ellos, los descendientes,  hijos y nietos de  Sancho  Briceño, Alcalde de Coro y Procurador de Venezuela, quien llegó con el Welser Ambrosio Alfinger; el conquistador Francisco Labastida, quien dio asiento definitivo a la ciudad de Trujillo en el valle de los Mucas en 1571, el capitán Tomé De Buyn, primer encomendero de La Puerta,  Blas de Tafallés, Francisco Botello, Juan de Umpierrez y el capitán Hernando Hurtado de Mendoza, Francisco de la Piñuela, y Pedro Gómez Carrillo, conquistadores y fundadores de Trujillo.  Redondeando, podemos decir que, este valle no tuviera ningún atractivo económico y paisajístico, si no fuese por su río, impulsor de cambios estructurales importantes.

La filosofía, cultura, forma de pensar y de ser de los primeros habitantes de este valle, giraba alrededor de su río Bomboy.  

Características geofísicas: el trujillano Américo Briceño Valero (Geodesta), Agustín Codazzi (geógrafo italiano) y el francés Francis Bennet, coinciden en que el Bomboy es un río de 4° orden o categoría,  es afluente de nuestro río padre: el Motatán de mayor jerarquía, que vierte sus aguas en el lago de Maracaibo.

 Nace esta línea o corriente de agua continúa, de una laguna, ubicada en el Portachuelo en La Puerta, que a través de una caverna llega a un sitio que llaman Cio, Sio o Xio, de un ramal montañoso que se desprende del Pico Miranda, de nuestra hermosa Sierra Nevada. El historiador Mario Briceño Perozo, en su Historia del Estado Trujillo,anotó: <<cuenca tributaria de 115 km2. Es el río de La Puerta. Nace en el páramo de El Portachuelo, a una altitud de 3780 m.s.n.m. se alimenta de las fuentes que bajan de los páramos de Tomón, los Rivas y La Puerta. se señalan como afluentes El Pozo, La Tapa, El Humo, El Cumbe, Mocojó, Labastida, Jeromito, Doró, Las Cruces, La Cabaña y Mariquita. Corre de sur a norte>> (Briceño Perozo: 18) .Cio, llamaban los indígenas y mestizos a un árbol que se encontraba a orillas del río Bomboi. 

Bomboy es el nombre original de este Valle y del río, no Momboy, como erradamente se viene usando, su sello autentico es ese: Bomboy labial. Lo hemos explicado documentalmente en varios artículos que hemos publicado en el blog lapuertaysuhistoria.blogspot.com.

Bomboy, morfológicamente, en lengua indígena Timoto, significa río de aguas de espuma, claras y altivas. Esto les da una idea, de la profundidad ética y filosófica de nuestros aborígenes y nuestras raíces. Oviedo y Baños en su Historia de Venezuela apuntó: son seres reputados como <<afable natural, de noble trato y de una intención sana y sin malicia>>; el historiador Mario Briceño Iragorry: decía que el trujillano cuando sale de su terruño, lleva incorporada esa pasión telúrica por las causas sociales y patriotas.  El nativo Bomboy, es eso, hombre de aguas frías y altivas, transparente y honesto en sus actuaciones. Su filosofía y forma de pensar y de ser, gira alrededor de sus aguas, de su río,  no solo aquí en el área urbana, sino en el páramo también, allí se asentaron los Xikokes, que significan hombres de cauces de agua, sus chorrerones o derrames  Komboko, Maraquita, y el conjunto de quebradas que alimentan al Bomboy, fue y sigue siendo su hábitat. Esto, nos da un rastro de cómo eran los saberes  y cómo filosofaban estos hombres y mujeres,  que son nuestras raíces y forma parte del patrimonio cultural e histórico que debemos ir rescatando.

El río sostuvo las economías del valle Bomboy, la primitiva y la mercantilista, sirvió productivamente a los rubros autóctonos y también a los europeos. 


La gente de estos lugares es muy conservadora. A pesar de los procesos de holocausto y transculturización, las familias mestizas son comunidades ancestrales que, históricamente, se han aferrado a las tradiciones heredadas de generación en generación, desde tiempos  inmemoriales. Gentes sencillas de acendrada vocación para las faenas del campo y de decidido espíritu religioso.

En la Poesía: La belleza, la tranquilidad y la profundidad ética y filosófica que genera este río, lo ha cantado una hermosa mujer trujillana: Ana Enriqueta Terán, en uno de sus más preciados y laureados poemas.  Lean este portentoso y denso terceto dedicado a este río:

Clamo por algún aire que defina

contornos en espuma, palma, rosa:

pequeño adorno en frente cristalina. (Terán, Ana Enriqueta Autobiografía. pág. 25. FEAC. Trujillo.2007). 

El mismo río,  le dio su nombre autentico, su sello originario, topónimo a nuestro pueblo: Bomboy, valle del Bomboy, y el de Pueblo de Doctrina San Pablo Apóstol del Bomboy, su primer nombre cristiano.

¿Qué dejó el río Bomboy?

Se debe responder: un pueblo o una Puebla.  El río sostuvo nuestras economías, la primitiva y la mercantilista, sirvió productivamente a los rubros autóctonos y también a los europeos, Humboldt en 1810, anotó en su obra Viajes a las Regiones Equinocciales del Nuevo Continente,  que en La Puerta, se daban grandes sembradíos de cereales europeos y en muy poco tiempo. Siempre fue un valle prospero, a pesar de la injusta distribución de la riqueza. Nos dejó cultura, valores y principios muy nuestros, también una religiosidad, podemos decir, sincrética como la devoción a  San Benito, la bajada y búsqueda del Niño Jesús, la celebración a San Antonio, San Isidro. Nos dejó una historia, de hechos y personajes interesantes para la trujillanidad y la  República, que enaltecen el gentilicio local; sin embrago, es de recordar lo que en nuestro articulo Bomboy, rio moribundo, publicado en septiembre, en este mismo blog, expusimos sobre la grave problemática que viene afectando a nuestro río, como anormales drenajes, cloacas, desviación de aguas para riego, vertido de desechos y residuos sólidos, el impacto urbanístico, entre otros, que le vienen adelantando su injustificada desaparición. 


La Puerta, noviembre  2020.


Omanrique761@gmail.com


Comida tradicional de La Puerta.


                                               Oswaldo Manrique Ramírez.

Contenido:

1.- Los desayunos o primera comida del día.

2.-. Los almuerzos o comidas principales.

3.- La cena diaria.

4.-Dulces típicos de nuestra comarca.

5.- Bebidas tradicionales y para alegrar el espíritu.


                                                        Ensaladas. Cronografía N° 3647.

El presente artículo está dedicado a la difusión de la gastronomía de las familias mestizas del Páramo y del área urbana de La Puerta, Trujillo, en Venezuela; culinaria que data desde tiempos inmemoriales, para el sostenimiento y dieta alimentaria  de sus hijos.  Destacando la fuerte influencia indígena Timoto, en esta gastronomía, durante el proceso de mestizaje indo-europeo, basado en el conocimiento directo que se tiene por haberla comido, y también, por conversaciones con gente de esos caseríos (zona urbana y la del Páramo), sobre sus antiguas y actuales comidas, con lo que damos cierta precisión histórica y tipicidad a los alimentos y productos consumidos en la dieta y cultura culinaria de nuestros pobladores. Algunos de los platos típicos ya no los cocinan.  

Los desayunos o primera comida del día.

El desayuno es para muchos especialistas de la salud y la nutrición, la más importante comida del día, porque rompe con el previo ayuno-sueño, reanima y dispone al cuerpo a funcionar con mayor efectividad física y mental, es el despabilante y quita tontera mañanero, por eso se habla de desayunos saludables, que varían de acuerdo a los lugares, a la influencia cultural y a los productos que se encuentren y dispongan.

El café en las mañanas, antes de desayunar o con el desayuno es básico e infaltable en nuestras casas urbanas y montañesas. Un desayuno criollo paramero, tiene como fuente aromática, sabor y sazón, el mismísimo fogón de leña. En toda casa, existe un fogón sobre un cimiento especialmente construido en tierra, piedra y barro, cercano al mesón donde se come. Encontrará el aro de metal, el budare, y ollas de diferente tamaño sobre su candela. Al frente observaran, la piedra de triturar, junto a una piedra más grande que sirve para lavar los corotos.  En sus paredes verán los trastos, ollas, y  recipientes guardando los más exquisitos productos como cuajadas, quesos, mantequilla, y cercano al fogón, las tiras de carne salada y seca, de alguna vaca o animal que se haya malogrado; este es un sistema ancestral de ahumado sobre el fogón, ubican a nivel del techo unos ganchos en los que se guindan las tiras de carne.  

Gran parte de la dieta básica de las familias nuestras, consiste en comidas calientes, particularmente la arepa que es el alimento diario,a excepción de las del avío,  y hace presencia en las 3 comidas principales, debe estar caliente; igualmente, los usuales hervidos y sopas, guisados, carnes, pollo.

Las mujeres se levantan muy de mañana a hacer las arepas.  En el centro de la mesa, siempre encontrará el rey de la sazón, el “ajicero”, hecho bajo estricta receta indígena.  La taza con  guarapo de café,  y la arepa de harina del norte con cuajada o mantequilla criolla,  al igual, que un buen mojo  de huevo o de sardina, es típico en las mesas de nuestras casas parameras. La arepa de harina de trigo, a partir de la invasión europea en 1590, fue sustituyendo la de maíz, en estas zonas; inclusive durante los siglos XVIII,  XIX y buena parte del XX, en este valle de frondosos trigales, era tan escaso comer maíz, como comer carne de res. Esa situación varió con la entrada a nuestra gastronomía nacional de la harina de maíz pre cocida, y todavía se mantiene la arepa de maíz molida en casa. 

Actualmente, tanto el maíz como la harina de trigo son ingredientes básicos de muchos platos, entre ellos las arepas que no deben faltar en el  día a día, es una torta tierna que se rellena con queso fresco o cuajada. En el páramo, no puede faltar la arepa de maíz o de trigo, la cuajada o el queso parameño ahumado de leche de vaca o de cabra y embojotado en hoja de frailejón.


Las empanadas con distintos rellenos, son una alternativa en los desayunos. Cronografía N° 3651.



En el área urbana, se acostumbra el consumo de  las empanadas y pastelitos, que son especie de pequeñas bolsas de masa de maíz o harina de trigo rellenas de papa con queso, caraota, vegetales, carne o pescado, también las hay de pabellón, mezcla de queso, caraota, carne mechada y tajadas de plátano frito. De vez en cuando, nuestras madres o abuelas, nos sorprendían con los “bollos pelones”, una suerte de bolas de masa de maíz, rellena con carne molida guisada, que cocinan en agua hirviendo, se sirve en el plato y se le baña de salsa de tomate preparada antes con la misma carne. Otra sorpresa, podían ser, los “envueltos” de plátano maduro y huevo.

En el desayuno es usual que le sirvan el mojito andino, que la mujer de nuestro pueblo en su creatividad y de acuerdo al tiempo de cosecha, elabora con cebolla o cebollín, tomate, leche, huevo y mucho cilantro; algunas lo rinden con zapallo, chayota u otro vegetal; lo preparan con su sazón y la secreta receta, que con un solo huevo hacen el desayuno de 10 personas, también la estimulante pisca andina, hecha con leche, papa, huevo, cebolla larga y cilantro; es costumbre en las mesas o mesones del comedor tener la hegemonía de un buen ajicero, para resaltar los sabores de las comidas.



El mojito andino, al igual que las arepas de harina de trigo y maíz, es infaltable en los desayunos de las familias de La Puerta.


En el Páramo, se acostumbraba a diario, en el desayuno, la arepa de trigo con maíz, que molían en una piedra plana gruesa, que soportando el peso y roce de otra piedra, que llamaban “manita”, se iba ondulando, ahí se podía moler también café, comino y otros productos; luego se comenzó a utilizar el molino manual inglés, y en algunas casas el ayudante de cocina. Una de las variantes, es la liga de maíz con guaje amarillo, un tubérculo parecido al ocumo, que se obtiene en los humedales de forma silvestre. Hay una arepa especial, es la que le ponen 5 o 6 hojas de aliso, en cada uno de los cachetes de la arepa, que ponen a tostar en el budare, y le da un aroma y sabor exquisitos; igualmente, pueden preparar las cachapas de jojoto tierno.

De la cocina indígena, era común comer papa, yuca en sus diversas formas frita, buñuelo, cocida, con pigüitas que son una especie de zanahoria, que salen en las orillas de los humedales y quebradas. Otro de los platos que gustaba comer, era el preparado con lubas, que eran unos papines pegajosos y tiernos, con maguey, a lo que le echaban y cocinaban con ají mongo de árbol, lo servían y el comensal le agregaba, queso ahumado, cuajada y mantequilla como desayuno.

El recuelo de café, lo disfrutan adultos y niños. En la montaña, se prepara el café en cántaro de barro, no se cuela en bolsa y no se utiliza la llamada greca exprés, aun se mantiene esta costumbre para beber café criollo, tostado en budare y molido en casa.Dentro de las curiosidades, preparadas por nuestras abuelas parameñas, está el café con canela mantecada; una suerte de bebida a la que le echan  mantequilla criolla de vaca.

 Los que salen de viaje a diligencias o a faenar lejos, llevan en sus yurures, faltriqueras y macutes, como avío, esas inmejorables arepas, con algo de queso ahumado y el pedazo de panela.

En la antigüedad, los comestibles como sal, pescado y plátanos, los traían por la vía antigua de las 7 Lagunas, desde los pueblos del sur del lago de Maracaibo, antes del Puerto de Gibraltar; también otros productos de Timotes y Barinas. Era más fácil, viajar desde este Páramo a Maracaibo o a Timotes, que de La Puerta a Valera.


Los almuerzos o comidas principales:

Conceptualmente el almuerzo es la comida más completa del día, el segundo alimento o plato fuerte y se ingiere en horas del mediodía. Es casi un acto solemne, conformado por entrada, sopa, plato principal llamado “seco”, postre o fruta; su composición  en las mesas está cargada de elementos y productos.  


Yuca frita en palitos o cocida, para comer sola o como acompañante de cualquier plato, es una opción rápida de cocina para nuestras abuelas. Cronografía N° 3660.


Parecieran platos sencillos, pero si en algo se esmera la mujer de nuestra comarca, es en dedicarle esa apasionada sazón a lo que prepara para alimentar a su familia.  Comer un guisado de arveja, con mostaza, coles, nabo, papa, sin carne, con los condimentos que solo la mano de ellas, saben echarle, es conocer uno de los más exquisitos placeres de la vida; al igual que, una buena sopa de trigo o de caraota o de ambas.  El apio, la papa, la yuca,  churí, sirven como elemento dinamizador de los sancochos, mondongos  y sopas de carnes, con los aderezos de huerta, cebolla larga, tomates, orégano, laurel criollo, aliso, ají, cilantro y otras yerbas de condimento y aroma, estos platos se conocieron en la época colonial, como sopas de indios. 


Sopas, sancochos, hervidos, mondongos, son platos cotidianos de la gastronomía de La Puerta. Cronografía N° 3654.


También, es exclusivo de esta zona, el comer papas cocidas con queso ahumado, o con “saní”, un polvillo tostado y molido, preparado con ajo, sal, alguna especia y mostaza que sale en los sembradíos de papa; en la época de la hambruna, a comienzos del siglo XX, se comía plátano o cambur cocido con este polvillo. Se siembra mucho apio, que en temporada se come cocido e igualmente, como puré, con mantequilla y cilantro.

Los almuerzos y comidas principales: habitualmente están constituidos por  sopa de caraota o de arveja,  también pueden degustar el guisado de arveja en concha con coles y mostazas y otras ramas finas y aromáticas de la huerta, fritas en mantequilla y con pigüitas;  en el páramo el guisado de arvejas. Antiguamente se usaba mucho el berro crudo, como corona sobre esta sopa de caraota y la de trigo con caraota; cocidos de carne con papas y vegetales, se come mucho arroz,  la pasta (espaguetis o fideos como se le dice) desde el siglo XIX, se ha convertido elemento principal en los comedores de Trujillo.

La sopa de arveja, guisada o con puerco, es una de las expresiones culinarias de La Puerta. Cronografía N° 3649.





Por ser zona agrícola se acostumbra a comer mucha ensalada con vegetales, ramas y verduras frescas. No falta en nuestra mesa, la cuajada o el tradicional queso criollo ahumado, puede ser de leche de vaca o de cabra. 

El bistec de carne de res, comenzó a ser asiduo en las mesas, a partir de los años 70 del siglo pasado, era un alimento que solo lo podían costear las familias de los hacendados, la mayoría de la población estaba excluida del consumo de esta comida, ahora es comida normal, algunas ocasiones, se ha comido el de búfalo tierno,  Los domingos o día de alguna festividad se acostumbra el popular sancocho o cruzado de carnes.

Las ensaladas preparadas con vegetales, legumbres y hortalizas de época, son excelentes acompañamientos. Cronografía N° 3655.


En el pasado siglo, se acostumbraba en las casas de familia, a criar en el solar, además de algunas gallinas y pollos, dos cochinos, uno para venderlo y el otro que se mataba en diciembre para las comidas de navidad; allí, además del cochino en sus distintas formas, morcillas aliñadas y los chicharrones, podíamos comer una comida indígena llamado mute, que era una combinación de maíz tierno con caraota negra y trozos de orejas, chicharrones y patas de puerco.

 Como en la mayoría de los pueblos de Venezuela,  se estila el pabellón criollo hecho con caraota  negra, acompañada con arroz, trozos de carne mechada y plátano. En la lista de los almuerzos por los que uno se frota las manos de alegría, está: el sancocho de gallina con papa y hortaliza criolla y fresca. El arroz con pollo, es infaltable en las fiestas familiares.


El arroz con pollo, es infaltable en nuestras celebraciones y fiestas. Cronografía N° 3653.

En el páramo se acostumbra servir un  sencillo y sabroso plato, el guisado de arveja, con papa, coles y mostaza. Pura sazón andina. Aquí,  cuando se come carne, podemos degustar platos con cochino, ovejo, chivo, pollo, gallina, pavo, y hasta animales de caza, como venado, conejo de monte, cachicamo, curí, pavas negras, cotorras, las turusitas o perdices, el gracioso, hermoso y exquisito paují, preparados a la brasa, o como estofados. Preparan el pescado saldo seco relleno con vegetales, acompañados de ensaladas de vegetales o de aguacate, rábanos, tomates, cebolla larga y cilantro.  Antiguamente, nos comentaban nuestros abuelos, se podía cazar entre quebradas, lapas, cuya exquisita carne blanca, tenía sabor entre conejo y pavo.  

Las comidas a base de aves de caza o domestica, condimentadas con ramas de la huerta, y preparadas en distintas formas, son delicias compartidas en familia. Cronografía N° 3656.

Nuestras ascendientes, se aplican en variar la comida, en el caso de la arepa, las hacen de maíz  blanco, pero las hacen con el negro y cariaco; pero si hay alguna que destaca por su sabor son las que envuelven en hojas de aliso y las montan en el budare, dicen en mi casa, que el que no ha probado esta arepa, no ha comido sabroso. Las familias, acostumbran a tener su ajicero, con la receta indígena, de los 4 ajís, unos más picantes que otros y con sabores distintos, que al entrar en cocimiento, logran el equilibrio perfecto, es decir, el secreto de la convivencia de nuestros indígenas, aplicado al tema de los sabores. También, se elabora el encurtido de maguey y diablito con suero y otros elementos de la huerta.  

En días de fiestas religiosas, un almuerzo por invitación, puede ser una sabrosa sopa de gallina o de pescado salado, o la gallina guisada al horno con papas y alcaparras, o pescado seco blanco, rayado, curvina, mariana,  guisados y acompañados de las legendarias carabinas, elaboradas con  harina de maíz, queso, mantequilla y bastante cuajada, envueltas en hoja de piñuela.


El pescado fresco o seco relleno con vegetales, es un plato que se estila preparar en el páramo, influencia de las relaciones con las tribus del Puerto de Gibraltar.  Cronografía N° 3652.


Particularmente en Semana Santa, se acostumbra en las familias de nuestra comarca, elaborar sus particulares hallacas de pescado, el guisado de pescado seco, blanco rayado, curvina, mariana y hasta chiguire; en el resto del año, no caen mal las bien sazonadas hallacas de caraotas.

En los distintos caseríos del Páramo de La Puerta, nuestras familias más antiguas, siguen la tradición, de servir la sopa de arroz blanco, y el guisado de pescado con papas, condimentadas con hojas de aliso, laurel criollo y otras ramas aromáticas de huerta, acompañado de las “carabinas”, preparadas con maíz, bastante queso de paramo, mantequilla y leche, envuelta en hoja de piñuela;  este nombre que viene desde los tiempos del legendario coronel Sandalio Ruz, acostumbraban las esposas, madres y hermanas e hijas preparar y meterlas en los yurures o macutes de sus parientes cuando se iban a la guerra, era el avío emergente.   

 Solo en diciembre se prepara casi como un rito gastronómico las multisapidas hallacas navideñas, con variadas carnes, vegetales, garbanzos, aceitunas, alcaparras, pasas, muchos aliños, envueltas en hojas de plátano o cambur, se echan crudas a cocinar en fogón de leña, es decir, no se cocina aparte el guiso. En las últimas décadas, se ha hecho una tradición, el comer pernil en estas festividades.


La cena diaria.

A los muchachos, niños y jóvenes,  cuando están en la casa, se les suministra un pedazo de pan dulce o salado con café o leche, para la merienda. Las cenas, son comidas más sencillas, siempre con la  indispensable arepa de maíz o de harina de trigo, se suele servir, con lo que queda del mediodía.

Dulces típicos de nuestra comarca:

Contando con amplios cañamelares y trapiches,  la gastronomía local, no pausó su avance en cuanto a los dulces. El curruchete, símbolo de la dulcería trujillana lo preparan, sin embargo, el más emblemático de nuestra parroquia es la “rosca de agua”, con la receta de doña Cristina Rodríguez, que vendían en la bodega El campesino, diagonal a la Plaza Bolívar.  Se recuerda el dulce de zapallo, de apio, o la mermada de higo y durazno, o el de piña  y coco, como los preparaba y los servía en platos de dulce (peltre), la señora Chuy, María de Jesús Morillo (la Partera), en la calle 2, cerca del río.



Los dulces criollos, son infaltables en los hogares de La Puerta. Cronografía N° 3657.


 De muchachos, nos calmaban y consentían en el Páramo, con la mazamorra y el pan dulce o con atol de zapallo, que preparan con leche y le agregan canela y clavos de especie, excentricidad de este páramo. El dulce de leche con pan viejo, aunque oficioso, es una delicia. El arroz con leche, la torta de plátano, de jojoto, ahuyama, zanahoria, de higos, eran infaltables. Como parte del legado gastronómico mestizo hispano-indígena timote,  se deben destacar, dos manjares parameros, que siempre se recordaran con nostalgia, uno el “pan de olla”, y otro, la “pelota”,  hecha con leche, mantequilla criolla y fororo de trigo tostado molido, delicias para degustar y comentar. 


En tortas y dulces, también se aplican nuestras madres y abuelas de La Puerta. Cronografía N° 3658.



La gran mayoría de estos productos son cultivados en esta zona; las familias  en su administración se abastecen de sus cosechas y guardan en las trojas, harina, los granos, papas, y en cajones el pescado seco, sal y otros productos. Esos platos solo se comen en el páramo, quizá lo pueda preparar en la ciudad alguna descendiente de esta gente.


Bebidas tradicionales y para alegrar el espíritu:


Lo primero que le vendrá a la mente, al lector, será  el miche. Si, es un  producto sacado y destilado artesanalmente en el páramo, lo hay también, el estampillado, prefieren el artesanal, lo piden en porciones “cuello corto” tipo vaso pequeño cafecero, y el “cuello largo” del tamaño de un vaso plástico mediano para café; también, el “cuartel” y la “media.

Nuestros primeros pobladores, solo para las celebraciones y ritos religiosos, elaboraban un licor que extraían de maíz y resinas almibaradas como las del frailejón o de otros frutos dulces, por el procedimiento de fermentación, que consideraban un elixir de los dioses.

En fiestas, se acostumbra en las familias a brindar con Mistela, un licor dulce que tiene su secreto y aderezo particular casero. En Semana Santa, además de los dulces, y el colonial curruchete, se acostumbra a brindar con la infaltable mistela, y en diciembre la leche de burra o el ponche crema casero.  Para las conversas domingueras, se brinda una bebida de ron, vino, nuez moscada y el as de la longevidad el díctamo real.  A las visitas que no gustan de las espirituosas, se acostumbraba a darles café de habas y trigo tostado, endulzado con panela, o la chicha de maíz o arroz, o la denominada chicha andina con piña. Comercialmente, a finales del siglo XX, se venía elaborando vinos de mora, pasas y fresa, de alta calidad.

Para acompañar a la comida cotidiana, los preparados y bebidas son además del agua,  jugos de tomate de árbol, curuba, moras piñas, panela con limón, y cualquier otra fruta de temporada.

Infusiones  y te aromáticos,  es costumbre tomar, de toronjil con gotas de limón o naranja, otros, como el laurel criollo, con sentido medicinal, como el de  malojillo, eneldo, la manzanilla, saúco, romero, sánalo todo; también los de geranio, cidrón, yerbabuena, y otros.

Esta carta referencial de alimentos, comidas y bebidas, forma parte del patrimonio gastronómico de la comunidad de La Puerta, de su cotidianidad y costumbres, que nos da una orientación acerca del proceso histórico nutricional de nuestros pobladores y sus ascendientes. Pudiera servir, como alternativa y contribución a la alimentación de los pobladores en las actuales y críticas circunstancias que vive el país.

Noviembre 2020.

Omanrique761@gmail.com


Agripina Burelli Garcia de Parra, la Preceptora de la primera escuela de La Puerta.

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