sábado, 28 de octubre de 2023

Prof. Elia Mora, una mujer adelantada a su tiempo.

Prof. Elia Mora, una mujer adelantada a su tiempo. 

Por Oswaldo Manrique (*).

La Puerta no sería lo que es, si no fuera por las buenas y desinteresadas acciones de personas ejemplares, algunos nativos, unos que la adoptaron como sitio de vida, y otros, que llegaron para servirla y favorecerla. 

Un buen día de los años 60 del siglo pasado, subía en su vehículo la maestra Elia Mora, hacia La Puerta. Ver manejando a una mujer, era tan extraño, que pocos la tomarían como señal de buenos augurios, otros se espantarían. Las calles de este municipio, eran huecos en la tierra, piedras y moho, que en tiempo de lluvia se anegaban porque no existían canales de quebradas que atravesaban el área urbana. Unas calles de acceso  intransitables y peligrosas. Algún ocurrente llegó a comentar, que eso habría quedado de algunos trabajos exploratorios sobre minas y búsqueda de petróleo. 

Se estacionó frente a la plaza Bolívar, bajó y se dirigió a la escuela José Luis Faure Sabaut,  que funcionaba en unas viejas casuchas de alquiler, situadas en la esquina de la calle 8, con avenida Páez, tenía el comedor en otra casa fuera de la sede; se presentó como la nueva maestra que ingresaba a la plantilla docente, cuya llegada a la institución, resultó todo un acontecimiento para los escueleros, la nueva maestra, se transportaba y manejaba su propio vehículo.  Los que pensaron que era ejemplo de una mujer fachosa, rebelde y vanidosa retando al machismo imperante, se equivocaron, llegó una emprendedora dama, que sin ser nativa de este pueblo serrano y por encima de los prejuicios machistas y  políticos, dejó un concreto y hermoso legado en esta comunidad. 

Esa expresión una mujer adelantada a su tiempo, fue la síntesis de una conversación que sostuve con la profesora Belkix Villegas, actualmente residenciada en México, en relación con los personajes de mayor valía en nuestra Parroquia. Juro que es un placer, sin inclinaciones hedonistas, investigar y escribir sobre excepcionales mujeres de mi comarca, mucho más de las que se preocuparon por ella y dejaron legados concretos, sin ningún tipo de interés a cambio, y asumieron el liderazgo y lucharon por una comunidad que le era ajena. Tratamos aquí, de una adelantada, en todo el sentido de la palabra, que destacó por su talento, sus virtudes y cualidades humanitarias, un ser aventajado, me refiero a la profesora Elia Mora.  

 

Algunos datos biográficos.

 

La profesora Elia Mora, nació en San Rafael de Carvajal, en 1925. En 1931, comienza sus estudios de primaria. Su infancia y juventud transcurrieron en Valera, dinámica ciudad. Sus padres Andrés Mora y la señora Reyes Linares de Mora, Elia, fue la única hija de este matrimonio. Su nombre completo: Elia Tarcisia de Jesús Mora Linares, a quien se le conoció como la maestra Elia Mora. (Conversación telefónica con la arquitecta Damys Abreu. hija de la profesora Elia, 9:52 am. día 18 de octubre de 2023. vía WhatsApp).

Hizo sus estudios para maestra en Valera. Al obtener el título, se inició en la actividad docente en la escuela de La Quebrada, y luego, en la Padre Blanco, en la ciudad de Valera, en tiempos que fue director el profesor Pedro Lucas; asimismo, dio clases en el liceo Rafael Rangel, de día y en el nocturno.

Se casó en 1949, cuando tenía 24 años de edad,  con Jesús María Abreu Díaz. En la vida fecunda y amorosa de Elia Mora, es indispensable señalar su fase de madre biológica y con el señor Jesús Abreu,  procrea cuatro hijos, hoy <<todos profesionales,  Jesús Andrés, ingeniero electricista, Florelia, arquitecta, Hermes, médico neurólogo y Damys Bethania, arquitecto. Crió dos hijos más que son sus sobrinos, que es el ingeniero Freddy, y Nancy, profesora >> (Conversación citada), hoy destacados profesionales trujillanos, quienes recibieron el estímulo en todo momento de su madre, al inculcarle valores en todos sus proyectos y sueños.   Crió a dos sobrinos en virtud de que su mamá y la hermana de esta, se casaron con dos hermanos y en ese vínculo sus hijos se criaron juntos, lo que dio mayor unión familiar. 

Después de divorciarse, se fue a estudiar a la capital de la República, en el Instituto Pedagógico, en su sede en la urbanización El Paraíso, de Caracas, en este período estudiantil encuentra lugar propicio para conocer un importante grupo de maestros, actualizándose y especializándose, cargados de entusiasmo y sueños como ella. Entrando en contacto, con varios dirigentes y activistas políticos como el maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa, Isaac Olivera y futuros líderes del país. En esta institución superior, salió graduada en la mención Geografía e Historia. Y aparte, Elia, se incorpora la lucha popular. 

Físicamente, la maestra Elia, de contextura delgada, piel blanca, tenía ojos vivaces y era inquieta y preocupada en todas las tareas que le correspondían, en todas sus responsabilidades profesionales y en las que asumía por su cuenta, pero siempre tenía una hermosa sonrisa y una palabra de afecto en sus labios.

En el campo de la educación.

Aunque estuvo continuamente atenta a los giros y vicisitudes de la política regional y nacional, su vocación y sus emprendimientos la llevan a la lucha social y particularmente a la educación.  Inició sus estudios en medio de las dificultades generadas por la oscura situación política de la dictadura del general Gómez y sus sucesores; ideológicamente era afín y una luchadora por la democracia.

Le halaga el ejercicio de la profesión docente, y va perfeccionando sus conocimientos, y se desenvuelven en esta actividad como maestra, que había comenzado a desempeñar en La Quebrada, y luego en otros planteles, incluyendo un retirado grupo escolar denominado José Luis Faure Sabaut en la parroquia La Puerta. Llegó a desempeñar la dirección de esta institución, donde realiza una meritoria labor y dicta clases en importantes planteles del Estado. 

En 1970, daba clases en el Instituto de Comercio Valera, años después pasó a llamarse “Ciudad de Valera”, compartiendo las responsabilidades docentes con profesores como Emiro Briceño, Lenin Arismendi y Amado Duran.

 

Su acción docente y social en La Puerta. En la escuela José Luis Faure Sabaut. 

La profesora Elia Mora, es una de las interesantes personalidades que sin haber nacido en este Valle de Bomboy, está ligada al acontecer positivo de La Puerta, y de Trujillo en general, durante  buena parte del siglo XX.  En 1960, llegó a La Puerta como maestra en la vieja escuela, ubicada al frente de la plaza. Tenía  35 años de edad. Su decorosa vida de amabilidad y afectos hacia esta Parroquia, quedó  coronada con sus logros comunitarios, que no la desvelaron de vanidad ni de poder. 


En su primer diagnóstico sobre las condiciones de vida y deficiencias observadas en este pueblo, asumido ahora como su espacio de trabajo, puso de manifiesto las inadecuadas instalaciones educativas de la escuela José Luis Faure Sabaut y no vacila en emprender los esfuerzos por conseguir una nueva sede.

La maestra Elia, con su natural liderazgo, fue impulsando a la comunidad educativa, hizo equipo con la maestra Jenny de Abreu, la maestra Salomé, con doña Elsa de Cabrita, promoviendo la idea que La Puerta merecía tener una edificación escolar cómoda y estéticamente más adecuada para esta población, y utilizando sus relaciones políticas y personales, comenzó a buscar terrenos para la construcción de una sede apropiada para el principal plantel educativo de este Municipio. Algunos propusieron  construirla en los terrenos donde hoy está la el Parque de La Puerta, sin embargo, los informes técnicos indicaron que ese terreno está sobre una laguna. Quedó como opción, el área de los Jumangues, en el antiguo cementerio indígena.  En 1968, es inaugurada la nueva sede del grupo escolar, en el sector los Jumangues, en terreno y edificación propios para la comunidad. Ese mismo año, es designada directora de esta institución, de la que fue su principal impulsora. Luego, la sucede en el cargo de directora doña Elsa Rosales de Cabrita, quien embelleció aquellos ambientes escolares y creó uno de los más hermosos jardines. 

 

La canalización de quebradas y el asfaltado de las calles de La Puerta.

Escuchamos de nuestros abuelos y de nuestros más antiguos vecinos, sus relatos de la trágica vaguada que ocurrió en 1943.  Un día siendo las 3 de la tarde, bajó la creciente montanera por los lados del grupo escolar. Se escuchó a Josefa María Rivas “la Gata”: - ¡Dios Santo, reventó una laguna!

Estaban  jugando en la calle principal, varios niños que inmediatamente se metieron a sus casas, sin embargo,  una de las Niñas Carrasquero,  que tenía 3 años de edad, de familia pudiente, la creciente la arrastró y se llevó la niña. Viendo eso, un humilde campesino se arriesgó, se lanzó a la creciente y logró salvar la niña. La enseñanza que quedó de todo esto, fue que ¡Todo el mundo es necesario!  Este hecho que pudo convertirse en una tragedia, fue grabado por la tradición oral, y se recordaba y era el alerta, cada vez que llegaba la temporada de lluvias. 

Otro buen día, en la década de los 60, durante el  gobierno del Dr. Raúl Leoni, se convirtió en la principal promotora del asfaltado de las calles de La Puerta. La maestra Elia, comenzó a pedir apoyo para el asfaltado de las calles, se reunió con las autoridades del pueblo y del municipio. Recuerdan que un Prefecto de apellido encumbrado, cuando se enteró que era la maestra Elia la de la idea del asfaltado, comentó: - Aquí, ninguna mujer tiene por qué tomar esas acciones por su cuenta. Al enterarse, ella lo que hacía era reírse y muchísimo, y continuaba en sus gestiones.

Mujer de gran sensibilidad social para todo lo que pudiera favorecer a la población campesina, y superando trabas, obstáculos, rencores e intrigas de envidias políticas y de género, asumió valiente posición, cuando fue criticada por su iniciativa en conseguir el asfaltado de las calles de La Puerta, fueron duros los señalamientos en su contra, por su actitud voluntariosa y honesta, aunque eso, no fue óbice para hacerla desistir en su empeño,  con el resultado, al poco tiempo, que la maestra Elia, logró el asfaltado de las calles. En esta gestión la apoyó y colaboró Rogelio Torres, que era dirigente de AD. líder campesino, quien presidía la Junta Comunal. 

Había conseguido otra importante y significativa obra que aún disfruta nuestra Parroquia, la canalización de las quebradas montañeras del lado este, que inundaban las casas y calles 4, 5 y 6, es decir, <<los canales, ella fue la que consiguió que cerraran los canales>> (Conversación citada), el embaulamiento y todos los trabajos conexos. Igualmente, se le reconoce haber logrado la pavimentación y asfaltado de las calles del área urbana de La Puerta.

Cuando hubo el lamentable deslave de La Maraquita, y de las quebradas, que se llevó parte lo que hoy es el centro Comercial Valle Verde,  dejó muchos damnificados. Tomó la iniciativa de buscar ayuda no solamente del gobierno y de las instituciones públicas, sino entre sus amistades y sus relaciones personales, buscando ayuda urgente para los perjudicados.

Presidenta de las ferias de La Puerta, por dos veces.

Su hija Damys, recuerda, que <<cuando estuvo como directora de la escuela en La Puerta, fue por dos veces Presidenta de las fiestas>>,  por supuesto, además de su dinamismo para el trabajo, contaba en todas sus actividades, en todos sus emprendimientos y en todas sus iniciativas, con un ámbito de relaciones que le colaboraban y hacían las ferias mucho más llamativas, mucho más vistosas,  inclusive, trabajó con el párroco padre Mario Castillejo en las actividades festivas de la Virgen de la Paz y del patrono San Pablo; y con Rogelio Torres, con quien hizo buen equipo y lograron ayudar bastante a La Puerta en relación a conseguir varias cosas para su mejoramiento.  


En la lucha política.

Políticamente fue una de las fundadoras del partido Acción Democrática en Trujillo, fue diputada en el período 1989 al 1993,  y fue Secretaria General Femenina de esa organización.

En la división de su organización partidista, en el año 1968, se sumó a apoyar al maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa, seguramente por sus afinidades y coincidencias con el espíritu democrático y la filosofía de la educación y el Estado Docente, que era parte del ideario de este maestro.

Ella tenía la oficina en la calle 8 cerca de la zapatería Italia,  ahí estaba la sede de Acción Democrática y atendía allí a sus compañeros y a quien solicitara su ayuda. Era una activista a tiempo completo, <<que se dedicó a la política después de haberse jubilada como maestra>>. 

Doña Elia, era una mujer que ayudaba desinteresadamente a la gente desde su posición como dirigente política, y <<la gente, le dejaba en la casa, racimos de plátano o cambures o bolsas de frutas y era como una especie de agradecimiento hacia ella por algún favor que le había hecho>> (Conversación citada).

 

Curiosidades en la vida de esta excepcional  maestra.

 

Otra de las facetas desconocidas de la profesora Elia, es su inclinación artística, le gustaba el mundo de la cerámica, de la belleza y solía pintar sobre telas, en fin, le encantaba las manualidades, inclusive viajó Barquisimeto a realizar cursos sobre esta actividad. 

Siendo una mujer con acendrados valores familiares y cristianos, era sencilla,  inclusive, para sus comidas tuvo gustos sencillos, a menudo decía: - ¡Yo soy la reina del arroz con pollo! y así como le gustaba este plato, también lo cocinaba. 

Gozaba de esa virtud, de estar en contacto con la gente, recuerda su hija Damys, que cuando salían con ella a realizar diligencias, si <<por ejemplo si estaba en la calle y pasaba alguien y no la veía o no la reconocía, ella se regresaba para ir a saludarla y lo tocaba, así para que supiera que había pasado por su lado>>.

Una de sus curiosidades de vida, es que, recibió en herencia una parcela en Valera, donde construyó la primera casa de ese sector, allí se fue a vivir con sus hijos, con el tiempo se fue urbanizando, es lo que hoy es la Urbanización La Plata, en la ciudad de Valera, ahí vivió con su familia durante 25 años, luego se mudó a una casa en Las Acacias.

 

Conductora de vehículos.

Doña Elia, como pocas, conducía su propio vehículo, la recuerdan algunos de sus alumnos verla llegar al centro de la Parroquia, en "un madre carro", lo que representaba una mujer moderna, casi excepcional, en comparación a la dócil madre de familia de esta población serrana. 

Mujer libre, sin ataduras, hasta para movilizarse no quería depender de nadie. Destacó en aquel tiempo, como una competente conductora de vehículos. Su primer carro que fue con el que subió a La Puerta fue un Opel, recuerda su hija que, <<ese Opel lo tuvo ella muchos años, luego se compró una Acadia y finalmente andaba en un Ford LTD, y con estos vehículos nos enseñó a manejar a todos>>, con esos vehículos se trasladaba a su lugar de trabajo, y asimismo,  viajaba a la capital de la República, como parlamentaria y también con ellos, con esos vehículos, enseñó a todos sus hijos  a conducir.

Devoción católica. Sus amistades cercanas

La profesora Elia, era muy devota de la Santísima Trinidad. Relata su hija Damys que en una oportunidad iban <<hacia Caracas y recibimos un susto en plena carretera, estaba lloviendo y el vehículo iba directo a chocar contra un árbol, en eso mi mamá gritó: - ¡Santísima Trinidad! y el carro se detuvo, íbamos en el Opel de ahí su gran devoción por este misterio de la religión católica>>, al parecer el inexplicable enigma de las tres divinas personas, le abrían salvado de un trágico accidente vial, hecho también inexplicable. Desde ese día, comenzó su devoción, y en su carro, cargaba una estampa de la Santísima Trinidad. 

Entre sus amistades, casi con carácter de hermandad, se recuerda a <<la profesora Alcira Araujo, a quien conocía desde que tenía 15 años de edad, hoy ella tiene 80 años de edad, también Doña Ana de Terán eran muy amigas>> (Conversación citada).

En la historia de las luchas de la mujer trujillana, puesto destacado se ganó la profesora Elia Mora. Su obra de maestra, su ejemplar inquietud social y de ciudadana honesta e idealista, es fecunda en La Puerta, fue la entusiasta promotora de la lucha por el asfaltado de las calles del área urbana y del mejoramiento de la infraestructura del grupo escolar, son parte de la obra de esta virtuosa mujer trujillana.

Su actuación en La Puerta, se vio marcada por su inquebrantable propósito de ayudar y servir a esta comunidad en forma muy concreta y sin demagogia, luchando contra la ignorancia y por el derecho a la instrucción pública, así mismo, con logros para el mejoramiento y equipamiento urbano, lo que mejoró el estado de abandono y aislamiento en que se encontraba la población.

Siendo  titular de la Cédula de Identidad Nro. 861.352,  falleció en  Valera el 14 de noviembre de 2008, a la edad de 83 años. La Puerta debe sentirse en deuda, con Elia Mora por haber dado los mejores de sus esfuerzos y tiempo, por el mejoramiento de la calidad de vida de esta comunidad y por incidir como notable pedagoga en la educación de buena parte de esta población, lo que la convierte en un meritorio personaje de nuestra historia local.

En La Puerta, donde aportó parte de su vida, se le debe un homenaje de reconocimiento por justicia histórica a esta noble educadora, quien consagró sus esfuerzos al mejoramiento de la educación, quien tiene el mérito de haber logrado la construcción de la nueva sede y sede actual del  Grupo escolar José Luis Faure Sabaut, y a la solución de necesidades colectivas como la canalización de quebradas y el equipamiento y asfaltado de la vialidad urbana del área urbana. 

(*) Portador Patrimonial Cultural e Histórico de La Puerta.

La Puerta, 0ctubre 2023.

Omanrique761@gmail.com   

sábado, 21 de octubre de 2023

La Puerta en la fotografía de Rafael Rivas (2)

 La Puerta en la fotografía de Rafael Rivas, 1950 (2). 

Por Oswaldo Manrique (*) 


Rafael Rivas y los rostros cercanos de su época.


En el artículo anterior, referido al fotógrafo aficionado Rafael Rivas, señalé que La Puerta, se convirtió en punto de interés turístico, a partir de la apertura del Hotel Guadalupe, captado por visitantes, turistas y por la cámara fotográfica de Rafael. En las últimas décadas del siglo XX, la fotografía se fue masificando y tuvo el influjo del turismo, y la escalada del urbanismo depredador, sobre este pueblo rural andino, convertido en fenómeno inmobiliario capitalista.


El dominio de Rivas, en el uso y enfoque de su cámara, para crear gráficas que se convertirían sin estar al tanto, en crónicas, es interesante, a pesar de ser aficionado. En blanco y negro, en magenta, marrón o multicolores, sus imágenes son documentos interesantes como patrimonio cultural de nuestra comarca.  Por eso, en el marco de la conmemoración de los 28 años del fallecimiento de nuestro olvidado vecino Rafael Antonio Rivas, hemos seleccionado una muestra fotográfica titulada: “Rafael Rivas, un virtuoso de la fotografía”, comenzando con “El Patrimonio Urbano de La Puerta, en la fotografía de Rafael Rivas” , que se publicó la semana pasada; la presente y segunda entrega, con “Los rostros cercanos de su época, en la fotografía de Rafael Rivas”, y la tercera entrega, con “Estampas y costumbres de La Puerta, en la fotografía de Rafael Rivas”. La muestra reúne un conjunto de 30 imágenes seleccionadas entre centenares de fotografías, que fueron conservadas por Benito Rivas, hermano de Rafael Rivas, y la profesora Belkix Villegas, quienes tuvieron la generosidad de permitirnos verlas y digitalizarlas, con el fin de dar a  conocer el extraordinario y desconocido patrimonio fotográfico, dejado por Rafael Rivas, que obviamente, sirve de fuente o recurso para los futuros investigadores de la historia de La Puerta.      

Uno de los pocos trabajos fotográficos precursores, propios de nativos de La Puerta, es el de Rafael Antonio Rivas, quien desde joven, con pocos recursos, se aficionó a la fotografía, y realizó un interesante registro fotográfico de personajes, estampas y lugares puertenses, joyero que se ha podido rescatar gracias a la colaboración de la profesora Belkix Villegas y de Benito Rivas, hermano del personaje.  Rafael Antonio Rivas, nació en La Puerta, el 13 junio 1931, hijo de Josefa María Rivas. Wenceslada Rivas, antigua copropietaria de las posesiones “Los Pozos y Los Vicuyes” del Paramo de La Puerta, y de las pioneras matronas del tercer poblamiento de esta comarca, era su abuela. 

En el marco de la conmemoración de los 28 años del fallecimiento de nuestro olvidado Rafael Antonio Rivas, hemos programado a través de este blog de historia, publicar una muestra fotográfica titulada: “Rafael Rivas, un virtuoso de la fotografía”, comenzando con “El Patrimonio Urbano de La Puerta, en la fotografía de Rafael Rivas” , la segunda entrega, con “Los rostros cercanos de su época, en la fotografía de Rafael Rivas”, y la tercera entrega, con “Estampas y costumbres de La Puerta, en la fotografía de Rafael Rivas”. La muestra reúne un conjunto de 30 imágenes seleccionadas entre centenares de fotografías, que fueron conservadas por Benito Rivas, hermano de Rafael Rivas, y la profesora Belkix Villegas, quienes tuvieron la generosidad de permitirnos verlas y digitalizarlas, con el fin de dar a  conocer el extraordinario y desconocido patrimonio fotográfico, dejado por Rafael Rivas, que obviamente, sirve de fuente o recurso para los futuros investigadores de la historia de La Puerta. 

Rafael Antonio Rivas. Fotógrafo, quien dejó un registro de imágenes sobre La Puerta de mediados del siglo XX.   4465. Carpeta 25


 La fotografía, era el verdadero y reservado mundo maravilloso para Rafael, ahí se sentía más cómodo, en su creación se mezcla los rostros de familiares y de vecinos con lo paisajístico, adecuado a la cotidianidad y costumbres,  realidades fotográficas que se pueden hoy compartir, con el mismo gusto con que fueron captadas para expresar las bondades y belleza de nuestra Parroquia. Logró a pesar de lo limitado de los equipos fotográficos, copiar esa belleza en sus imágenes que dice bastante de su sensibilidad y su expresión artística.



En 1955, adquirió una cámara tipo caja, con la que tomó paisajes, el templo, plaza, hoteles, calles, casas, gráficas de estampas, celebraciones populares, religiosas y tradicionales; igualmente, fotos de eventos familiares, de amigos y visitantes. Alrededor de ese mismo año, fotografió caras de parroquianos y personajes, hombres, mujeres, niños, jóvenes y adultos, con los que dejó un testimonio gráfico y de conocimiento de los rostros puertenses auténticos de mediados del siglo XX, con sus distintas expresiones, poses, fisonomía, siendo además, muestra de su inclinación por mirar y apreciar a sus vecinos, fijándolos históricamente en sus fotografías.

Su instrumento fotográfico, fue una cámara cuadrada hecha en en Nueva York  (USA),  marca Ansco Shure Shot, este modelo fue el más popular de las cámaras fotográficas de esta empresa, fabricadas en 1948.  Una caja básica con la abertura vertical hecha en aluminio y usaba películas de formato 120, las más antiguas. La cámara fotográfica de Rivas, aún existe, la conserva su sobrina, profesora Belkix Villegas. 

Los rostros cercanos de su época.



Rivas, en su trabajo fotográfico en blanco y negro, recoge una gama de rostros criollos, andinos, hermosos de personas de esa localidad, durante la realización de tareas y cosas sencillas de la cotidianidad de mediados de siglo XX, lo que representa un gran aporte a la memoria histórica de La Puerta. En las siguientes fotografías podemos observar: 


Grupo de muchachas, ensayando para cantar en la fiesta de enero. la joven del centro tocando cuatro, es Isabel Rivas.  4462 Carpeta 25. 

   

Niño en alpargatas sentado en silla de cuero; pantalón corto y alpargates. Gráfica en blanco y negro. 4452 Carpeta 25.  



Benito Rivas en ejercicio militares, con cristina de cartón y escopeta de palo. Gráfica en blanco y negro.4367. Carpeta 25. 



Sinforoso Briceño, extraordinario Cuenta Cuentos (padre de Jacinto Briceño, el popular compadre "Resortes") y uno de sus hijos, saliendo de una casa del Páramo. Gráfica en morado. 4454. Carpeta 25. 


Estudiante Raúl Rincón,  de la Escuela de Agricultura de La Puerta, en casa de la familia Rivas. Gráfica en blanco y negro. 4358. Carpeta 25.  


Señor de sombrero en el llano del área urbana de La Puerta. Gráfica en blanco y negro. 4366. Carpeta 25.  



Trabajadores de la compañía de electricidad, en la época en que ejecutaron un proyecto de mejoramiento de las lineas eléctrica de La Puerta. Gráfica en blanco y negro. 4378. Carpeta 25  


El padre Sergio, felicitando a una feligrés recién casada,  a la salida del templo parroquial de San Pablo. Gráfica a colores.  4338 Carpeta 25. 


Reinaldo Sulbarán en compañía de la joven Carmen Odila Rivas. Gráfica en blanco y negro. 4455. Carpeta 25. 

La nena Carrasquero, en el centro, a la derecha,  la señora Josefa Rivas. Gráfica en blanco y negro. 4461.  Carpeta 25. 

Rafael Antonio Rivas, murió el 12 de octubre de 1995, en el pueblo que lo vio nacer. Es de los llamados fotógrafos aficionados, y su valioso trabajo fotográfico que debe ser difundido y reconocido, forma parte de la memoria histórica de La Puerta. 

(*) Portador Patrimonial Histórico y Cultural de La Puerta.

La Puerta, octubre 2023.

Omanrique761@gmail.com


sábado, 14 de octubre de 2023

La Puerta, en la fotografía de Rafael Rivas, 1950 (1).

La Puerta, en la fotografía de Rafael Rivas, 1950 (1).

Por Oswaldo Manrique (*).


En un artículo anterior publicado en este mismo blog, he señalado que la fotografía dice mas que mil palabras, y en nuestra Parroquia, comenzó a verse en los años 40 del siglo XX, coincidente con la apertura de actividades del Hotel Guadalupe, por sus visitantes. Andrés Ocanto, guarda algunas gráficas de esa época, en su conocido baúl, como la emblemática de la entrada norte, en la que aparece Esteban Briceño en el acceso de su negocio, hablando con el “Chaveto Polo”, personaje popular. 


También puede considerarse que a mediados del siglo pasado, imbuida Venezuela en el denominado boom petrolero, facilitó el desarrollo de la fotografía. La Puerta se convirtió en punto de interés turístico, captado por visitantes, turistas y particularmente por la cámara fotográfica de Rafael Rivas. En las últimas décadas de ese siglo, la fotografía se fue masificando y tuvo el influjo del turismo y la escalada del urbanismo depredador, sobre este pueblo rural andino, convertido en fenómeno inmobiliario capitalista.

Uno de los pocos trabajos fotográficos precursores, propios de nativos de La Puerta, es el de Rafael Antonio Rivas, quien desde joven, con pocos recursos, se aficionó a la fotografía, y realizó un interesante registro fotográfico de personajes, estampas y lugares puertenses, que se ha podido rescatar gracias a la colaboración de la profesora Belkix Villegas y de Benito Rivas, hermano del personaje.  Rafael Antonio Rivas, nació en La Puerta, el 13 junio 1931, hijo de Josefa María Rivas. Wenceslada Rivas, antigua copropietaria de las posesiones “Los Pozos y Los Vicuyes” del Paramo de La Puerta, y de las pioneras matronas del tercer poblamiento de esta comarca, era su abuela. 

En el marco de la conmemoración de los 28 años del fallecimiento de nuestro olvidado Rafael Antonio Rivas, hemos programado a través de este blog de historia, publicar una muestra fotográfica titulada: “Rafael Rivas, un virtuoso de la fotografía”, comenzando con “El Patrimonio Urbano de La Puerta, en la fotografía de Rafael Rivas” , la segunda entrega, con “Los rostros cercanos de su época, en la fotografía de Rafael Rivas”, y la tercera entrega, con Estampas y costumbres de La Puerta, en la fotografía de Rafael Rivas”. La muestra reúne un conjunto de 30 imágenes seleccionadas entre centenares de fotografías, que fueron conservadas por Benito Rivas, hermano de Rafael Rivas, y la profesora Belkix Villegas, quienes tuvieron la generosidad de permitirnos verlas y digitalizarlas, con el fin de dar a  conocer el extraordinario y desconocido patrimonio fotográfico, cultural e histórico dejado por Rafael Rivas, que obviamente, sirve de fuente o recurso para los futuros investigadores de la historia de La Puerta. 

Rafael Antonio Rivas. Fotógrafo, quien dejó un registro de imágenes sobre La Puerta de mediados del siglo XX.   4465. Carpeta 25


Trabajador durante muchos años de obras públicas, solía salir bien temprano manejando su camioneta Dodge, vino tinto, de madrugada y prestando servicio en el camino a los que bajaban del páramo con sus cargas y se las llevaba al mercado.

 Para Rafael, su verdadero mundo personal intuito, reservado, donde se sentía más cómodo, fue en la fotografía, en el campo de la fotografía, en su creación se mezcla lo familiar con lo paisajístico, realidades fotográficas que se pueden hoy compartir, con el mismo gusto con que fueron captadas para expresar las bondades y belleza de nuestra Parroquia. Logró a pesar de lo limitado de los equipos fotográficos, copiar esa belleza en sus imágenes que dice bastante de su sensibilidad y su expresión artística.

En 1950, adquiere una cámara tipo caja, con la que tomó paisajes, fotos de familiares y de amigos, además algunas de él. Ese año, hizo una interesante panorámica del área urbana, destacando el templo viejo, contrastando armónicamente con el templo original construido por el recordado padre Trejo. 


El patrimonio urbano de La Puerta, en las gráficas de Rafael Rivas.

Rafael, en su colección incluyó gráficas que se deben considerar documentos históricos, con panorámicas y monumentos civiles y religiosos, como la foto de la fachada del templo San Pablo Apóstol de La Puerta, que muestra la belleza artística de la fachada original trejiana, totalmente distinta a la actual. 


Interesante fotografía que devela un secreto del templo parroquial. Niña Belkix Villegas, sentada en la plaza. Al fondo, se puede apreciar la hermosa fachada del templo original de San Pablo Apóstol de La Puerta, con su entrada a nivel de la calle, sin escaleras imperiales;  construido por el padre Trejo, que en ese tiempo ya se usaba para actos litúrgicos, no había sido modificado por el arquitecto Graziani.  1957. Gráfica en blanco y negro sobre cartulina(4341. Carpeta 25).


Una fotografía importante desde el punto de vista histórico. Panorámica de La Puerta, tomada desde sector Pueblo Nuevo. Belkix Villegas (niña), sentada. Se puede observar al fondo, la imponente torre campanario (hoy muda porque se llevaron las campanas), y la fachada del templo original construido por el padre Trejo, con su entrada a nivel de la calle, sin escaleras imperiales. 1957. Gráfica en blanco y negro sobre cartulina (4356. Carpeta 25). 

Hotel Guadalupe. Un visitante por las antiguas caminerías del hotel. Obsérvese en los laterales,  los pinos con sus cortes y formas.  1953. 4361. Carpeta 25.


Panorámica área urbana de La Puerta. Gráfica en morado sobre cartulina.  4174. Carpeta 21.

Antigua Plaza Bolívar de La Puerta, 1957. Gráfica en blanco y negro sobre cartulina4160. Carpeta 22.

 

Toma parcial de la Calle Páez, La Puerta. se puede apreciar la calle de tierra,  al fondo, a la derecha, el Edificio Municipal, hoy de la Prefectura. 1955. Gráfica en blanco y negro sobre cartulina4369. Carpeta 25.

Calle frente al templo  de San Pablo Apóstol de La Puerta. 1963. las casas vecinas, estilo antiguo con techo de teja. No existe la glorieta, la plaza sin bancas ni cercado. al fondo, parte del valle sin edificaciones. Gráfica en morado sobre cartulina.  4175. Carpeta 22.


Un visitante en la plaza Bolívar, al fondo, el antiguo templo de San Pablo Apóstol de La Puerta. 1950. Gráfica en blanco y negro sobre cartulina. 4458. Carpeta 25.


Calle 7, al fondo edificio de la Prefectura de La Puerta. Se puede apreciar la calle de tierra. Gráfica en morado sobre cartulina. 4177. Carpeta 22.


Escalinata a la antigua plaza Bolívar de La Puerta. Se puede apreciar la calle de tierra. Gráfica en morado sobre cartulina. 4176. Carpeta 22.


El equipo fotográfico, guarda reposo.


Uno de los elementos interesantes de la fotografía de Rafael Rivas, es el equipo usado. Es una cámara cuadrada hecha en Estados Unidos, en Nueva York,  marca Ansco Shure Shot, este modelo fue el más popular de las cámaras fotográficas de esta empresa, fabricadas en 1948.  Una caja básica con la abertura vertical hecha en aluminio y usaba películas de formato 120, las más antiguas. La cámara fotográfica de Rivas, aún existe, la conserva su sobrina, profesora Belkix Villegas. 

A Rafael, lo fue atrayendo tanto la fotografía, que un día compró su cámara. Esta máquina era una de las más populares y modernas para aquel tiempo; lo interesante de este instrumento, contemporáneo, es que evidencia la espontánea preocupación de un personaje de un pueblo rural andino por esta afición, si tomamos en consideración que la fotografía de Rafael Rivas, está muy situada en la década de los 50, donde nos dejó algunas exposiciones muy interesantes y  de gran valor histórico, en relación a nuestra Parroquia. 


Anécdotas del personaje.


En una oportunidad se presentaban en la fiesta de enero, unas corridas de toros en la Plaza Bolívar, se ponía el coso taurino desmontable, y cuenta Marcos Terán, el de La Hoyada,  que estaban reunidos y le dijo en la calle Páez a Rafael:

- Vamos para los toros.  Entonces Rafael le dijo:

-  A mí me gustan mucho los toros, pero en sancocho.

Otra anécdota que recuerdan su hermano Benito Rivas, es que cuando ya tenía un tiempo trabajando en obras públicas le dan a trabajar un tractor, para que lo manejara abriendo zanjas,  moviendo tierra, haciéndose terraplén y él, un día estaba en Jiménez, están movilizando un terraplén y el tractor se voltea, el sitio donde estaba era una tierra movediza y el tractor se iba hundiendo pero él adentro se podía mover y empezó como pudo a desmontar la máquina. Comenzó a sacarle piezas y se sacó el reloj, un reloj de pulsera que cargaba y lo sacó y aflojó los tornillos del tractor, y decía en medio de aquel accidente, - ¡Es que me lo quieren robar! ¡Me lo quieren robar! Cuando pueden  movilizar con la ayuda del tractor, lo logran sacar y lo primero que dijo fue: - ¡logre salvar mi reloj! Él no sabía que estaba en un trance donde casi perdía la vida.

Después de tantas jornadas trabajando con dinamita en obras públicas, quedó sordo.

Cuando le tocó ir al Ejército Nacional, fue y se presentó al Conscripto militar  y ya estaba listo con toda su indumentaria, afeitado y todo, ya se imaginaba tocándose las charreteras, pero no lo dejaron quedar, porque tenía el arco del pie grande, es decir, tenía un pie pequeño y tenía mucho arco, por lo que no servía para las grandes jornadas y caminatas de los soldados.

Rafael Antonio Rivas, murió el 12 de octubre de 1995, en el pueblo que lo vio nacer. Es de los llamados fotógrafos aficionados, y su valioso trabajo fotográfico que debe ser difundido y reconocido, forma parte de la memoria histórica de La Puerta. 

(*) Portador Patrimonial Histórico y Cultural de La Puerta.

La Puerta, octubre 2023.

Omanrique761@gmail.com

Otras gráficas: 

Niños. Al fondo, antiguo templo de San Pablo Apóstol. 1950. 4298. Carpeta 22

Casa familia Rivas. 1950. En morado. 4282. Carpeta 22.

Fachada original dada por el padre Trejo, al templo San Pablo Apóstol, luego modificada, por la actual. 1953. 4172. Carpeta 22.

Toma parcial de la Calle Páez. 4372. Carpeta 25.

Fachada Hotel Guadalupe. 1950. 4299. Carpeta 22. 

sábado, 7 de octubre de 2023

Don Eulalio Ruz, con el "progreso" en el rejo.

Don Eulalio Ruz, con el progreso en el rejo (*).

Por Oswaldo Manrique. 


A partir del  mes de junio de 1891, se plantaron sobre el Valle de La Puerta, las crueles botas de los poderosos hacendados y gamonales, ante las inermes y sorprendidas miradas de sus ancestrales propietarios: los Bomboyes; plantón, fruto del indecente maridaje del poder y la alevosía.   

Fue un Coronel de notable barbarismo en los combates en que participó; la mayoría durante las revueltas fratricidas de los Araujo y Baptista (ponchos),  adversando a los llamados “lagartijos” de tendencia liberal. Su bien ganada fama de hombre fuerte, hizo  captar  el respeto de los terratenientes y oligarcas de la región, aparte de los destrozos y pillerías de las montoneras de aquellos años, que quedaron en el recuerdo de la tradición oral, en esas mezclas de política post procerato, saqueos y matanzas. Los caudillos, figuras presentables, se caracterizaban por ir  bien trajeados, con cordobanes y polainas, finos tirantes, faltriqueras con morocotas, pero algunos, cargaban además, un elemento que representaba el respeto: el rejo.  Uno de ellos, Eulalio Ruz.


Avanzada la segunda mitad del siglo XIX, Eulalio Ruz, presenció  cantidad de hechos bochornosos y sangrientos y en muchos de ellos, participó; eso, le fue labrando su misterioso destino. Sus propias montoneras cuchicheaban con horror, pasados los años, los momentos de persecución a los vencidos y las llamadas “carga a machete”. Es parte de la historia de la barbarie, en una época en que se construía la República Liberal, bajo la égida de los hijos y descendientes de los próceres independentistas.

Los primeros Ruz que se avecindaron en tierras del occidente venezolano, lo hicieron a mediados del siglo XVIII, de origen Al andaluz (Andalucía, España), fueron hacendados en los pueblos del Sur del Lago de Maracaibo. Ligado a la lucha política, uno de ellos José Domingo Ruz,  fue Rector de la Universidad de Caracas, y diputado godo por Venezuela ante la Corte de Cádiz (Reino de España). 

Los que se enraizaron en La Puerta, se ubicaron en un sitio denominado Los Aposentos, colindante con Timotes de Mérida, en la Serranía de La Culata. Como el nombre indica, es un bonito y fresco lugar, algo retirado, cuyo boscoso paisaje lo hace placentero para vivir y hasta para trabajar la agricultura.  Allí, José Ysidoro Ruz, fundó su familia con María del Carmen Moreno de Ruz  “Carmelita”, procrearon varios hijos, entre ellos, el que sería Coronel  de montoneras Eulalio Ruz, a Francisco Javier Ruz y al que sería con el paso de los años,  el legendario  general Sandalio Ruz. Su familia estuvo dedicada a la agricultura y a las revueltas y revoluciones,

Eulalio Ruz Moreno,  nació en 1851, en Los Aposentos, lugar bajo la jurisdicción de Timotes, pero de agregación social, económica y cotidianidad compartida con la población de La Puerta. Estudió en su hogar y en la escuela rudimentaria de primeras letras que se estableció en la serranía, donde obtiene las iniciales luces y su fina escritura. Como todos los Ruz, se formó para la ocupación de agricultor, comerciante y jefe de montoneras.   


La familia Ruz Moreno.


Los Ruz, cultivaban una extensa heredad en un lugar hermoso llamado Altamira de Garabulla, también tierras en Los Aposentos, en La Mocoti, en El Portachuelo, en las cercanías de La Puerta y de Timotes, con enormes trigales y leguminosas de fácil comercialización, tierras  que fueron adquiridas por el viejo Ysidoro Ruz, padre de esa estirpe guerrera en la que destacan Sandalio, Francisco y Eulalio el mayor de los hijos. Componían aquel lugar mesetas de cría, ovejos, vacas y bestias de carga. Eran las posesiones de los Ruz, así se lo conocieron y se le siguen conociendo. Don Eulalio, de mediana estatura, fornido, de piel tostada por los rayos del inclemente sol montañero, se fue formando un carácter agreste, fuerte, autoritario, quizás por ser el mayor de los hermanos Ruz Moreno. Todo lo contrario, era Sandalio hombre delgado, alto, risueño, conversador, altivo, solidario, justo con su peonada, con los parceleros y arrendatarios en las cuentas del trigo, la arveja, la cosecha y los animales. A éste, lo respaldaban con furor no solo en las labores, sino que cuando los convocaba o se oía la cabalgata de los zarcilleros del lago de Maracaibo, desenterraban las armas y estaban pres,tos a sumarse a la revuelta y revolución de su taita Sandalio. La mayoría conformaban su parentela familiar, los Moreno, Carrizo, Rivero, Paredes, Parra, González y otros más. 

 

Las heredad de los Ruz. Los complicados y enrevesados caminos de los Ruz.

 

Ubicamos las tierras y posesiones de los Ruz, en un conjunto de montañas de la Cordillera de La Culata, cuyo punto central llaman Los Aposentos. Alrededor de él encontramos Malpica , los Pabones, la Mocoti,  también la Cañada, Altamira de Garabulla, siendo su acceso más usado y más adecuado el que parte de la población de La Puerta desde el caserío La Flecha, llegando a La Lagunita y de ahí buscando la vía Los Aposentos, donde se puede llegar a Malpica y se llega hoy a Garabulla; cuando decimos un conjunto de caseríos y montañas es porque precisamente una de las características de esta zona tanto  para entrar como para salir, es el tramado de caminos, que solo los que nacen, crecen y viven allí, pudieron conocer en su totalidad. Esto lo decimos con seguridad porque los Ruz rebeldes, cuando se sublevaban e iban los contrarios en su persecución, no había manera de capturarlos, por ese  conjunto de caminos que sirvieron como suerte de salida de escape, de huida para todos los montoneras de los Ruz, lo que fue labrando un tejido de historias y leyendas que conserva la memoria oral. (Conversación con Carlos Ruz, La Puerta, 13-8-2023).  En definitiva la línea imaginaria que divide o que hace esta zona subordinada a la jurisdicción en Mérida, no coincide ciertamente con la relación real y la vinculación y agregación histórica de las comunidades de este sitio, con las de La Puerta. 

 Por aquellos angostos, grises e inclementes caminos, solo se oían los cascos de las mulas de los Varones de la Sierra de la Culata, alzando el reguero de polvo tras las bestias. Por allí, por un sendero indígena conocido como La Mocotí, cuenta la historia, pasó Bolívar en su Admirable Campaña, el “Cabito” Castro con sus tropas y su bandera de Revolución Restauradora;  también pasó el beato José Gregorio, con su traje azul oscuro y su maletín de cuero; igualmente, un camino ineludible para aquel joven universitario de nombre Mario Briceño Yragorri. Los troperos de Sandalio, Francisco Javier  y Eulalio, hoscos, de fea estampa, armados con filosos machetes, andaban en esos parajes al cobijo de esa aureola de tierra plomiza que atemorizaba a cualquier cristiano. 

En la década de los 80 del siglo XIX, en la Sierra de la Culata, solo se le tenía temor a esta montonera, a raíz de la llamada por la historiografía liberal, la “Revuelta de Sandalio” que fue  <<un movimiento revolucionario que acaudillaba Sandalio Ruz, quien por ser enemigo de los González (liberales o lagartijas), en su primera aparición se vino al Burrero a saquear el respetable hogar; y fueron los libros científicos, los instrumentos de cirugía y todos los aparatos que el joven médico trajo de Francia, el botín de aquellos salvajes>> (Gabaldón , 25); era la revancha por las atrocidades y saqueos cometidos por el gobernador Emigdio González, jefe de la “Gonzalera”, en las posesiones familiares de los Ruz y las de otros conservadores. 

Gabaldon de tendencia liberal, apuntó que la acción de Sandalio fue tan traumática para los González, que <<La monstruosidad de tal horda decepcionó al Dr. Manuel (González), y en protesta abandonó la profesión para dedicarse...a las intrigas de la política>> (Ídem), igual cambio adoptó el Dr. Rafael González Pacheco, quien se convertirá en los años siguientes en jefe de los liberales trujillanos. 

De los varones hijos de Ysidoro y Carmela, Eulalio era el mayor, luego le seguía Francisco Javier y el más joven Sandalio quien salió con la misma arrogancia y valentía, sobresaliendo como uno de los Varones de la Sierra de la Culata en los sucesos nacionalistas de comienzos del siglo XX. Estos hermanos, tuvieron fuertes diferencias, fueron dos personalidades totalmente antagónicas en sus ideas y en sus acciones. Sandalio libre pensador nacionalista frente a Eulalio de ideas conservadoras, además éste, reservado calculador, amasador de fortunas, Sandalio era un hombre sencillo, abierto y directo, justiciero en cuanto a sus sentimientos sociales, los indígenas que lo acompañaban en sus revoluciones y revueltas, eran las vivencias que fueron transmitidas por la memoria oral. 

Diferenciados en su actividad personal, esas diferencias también se expresaron en acontecimientos emocionalmente internos para la familia, inclusive, ambos decidieron construir sus viviendas o casas de habitación en sitios alejados uno del otro, y se mudaron Eulalio en Altamira de Garabulla, en una enorme casa tipo galería y Sandalio en una casa campestre en el sector de La Cañada. Conflicto este, que se transmite de generación en generación, según Carlos Ruz, nieto de Francisco Javier, se fue manifestando a lo largo del tiempo entre los Ruz.

A Sandalio se le calificaba enemigo del progreso, sus ex compañeros conservadores, lo hacían para justificar el despojo de las tierras indígenas, para que llegara el progreso económico en La Puerta.  En la denominada "Guerra de los 15 días", del año 14, Sandalio se alzó contra la dictadura gomecista y contra la venta del país y la rebatiña de las concesiones mineras y petroleras. Luego, resolvió su problema con la dictadura, y se dedicó a sus actividades privadas.


El desalojo indígena en La Puerta.  La ruptura con su hermano el general Sandalio. 

Alrededor de 1890, cuando se construía el ferrocarril de La Ceiba- Motatán, un grupo de hacendados, entre ellos Eulalio Ruz, guiados por el conservador oligarca Leopoldo Baptista, desarrolla el plan de despojo de tierras que pertenecían a los indígenas de La Puerta, sobre lo que no estuvo de acuerdo Sandalio Ruz (Conversación con Carlos Ruz, nieto de Francisco Javier Ruz. Enero 2023). Eso representó ciertos derechos para Eulalio, en este plan y le fueron adjudicadas tierras indígenas. Su hermano Francisco Javier, también Coronel de montonera, aparece como  uno de los 55 beneficiarios de tierras señalados en el Juicio de Partición de las Posesiones del Resguardo Indígena de La Puerta; sin embargo, Francisco Javier Ruz (1849-1919), nunca tuvo casa ni solar ni tierras en La Puerta. Induce a pensar que representó a Eulalio, en esta repartición. 

El grupo de ambiciosos terratenientes, comerciantes nacionales y extranjeros, y gamonales de Montecarmelo, Mendoza, Valera, Timotes, Jajó y Pueblo Llano, pregonando que las tierras de La Puerta tenían que servir al progreso de la agricultura y el comercio del Valle y de Trujillo, y para emprender un nuevo poblamiento con gente nueva y con extranjeros, sacando a los indios que solo se mezclaban con otros indígenas, lo que representaba un atraso y pobreza, se ingeniaron  un plan legal y judicial para despojar las casi 2 mil hectáreas de tierras de la pequeña Comunidad Indígena Bomboy, ubicadas en las Posesiones del Resguardo Indígena de La Puerta (una parte es lo que hoy constituye el área urbana de La Puerta). Lo que lograron mediante un fraudulento Juicio de Partición, produciendo además, la extinción de dicha comunidad víctima y borraron su existencia histórica, cultural, espiritual y física. 

La familia Ruz, con importantes posesiones en los Aposentos, Altamira de Garabulla y Timotes, vio con extrañeza que Eulalio, el mayor de los varones, se uniera a este plan, y fuese quien con su montonera, asumiera la responsabilidad del desalojo de los indios, mientras otros, les quemaban y destruían las viviendas, lo que duró varios años. Como consecuencia de esto, su hermano, el coronel Sandalio Ruz (1856-1929), rompió las relaciones personales con el hermano mayor, y le quitó el respaldo político y militar (Conversación con Carlos Ruz. 2023).  Sandalio, no podía estar de acuerdo por  una razón principal, cuando  arremetió con sus montoneras contra la estancia y haciendas de los González "Lagartijos",  además del saqueo de tierras a los hacendados de La Puerta, fue que el Dr Emigdio González, le quitó malamente las tierras a los indígenas del Burrero; siendo así, cómo le iba a avalar a Eulalio, lo de La Puerta.

En aquel tiempo no era Eulalio el hacendado, sino un  legionario que subrayaba sus miserias con la amenaza de la muerte y por crueldad, con él llegarían los hacendados y gamonales a la extinción de la comunidad indígena Bomboy.  Ante aquel hecho doloroso, Sandalio no volvió a pasar por La Puerta, ya sus conocidos indígenas, habían desaparecido. Eulalio, comenzaría a construir  sus casas para allí vivir. ¡Qué distintos eran los hijos de ¡Carmelita Moreno! 

En los tiempos del sibilino juicio de partición de las posesiones indígenas, es decir, en 1892, los hermanos Ruz, participaron bajo la comandancia de los Baptistas y Araujo, en la Batalla campal de Durí-La Mocoti-El Portachuelo, donde fueron derrotados por los liberales; pero, seguían teniendo el control y la influencia en los pueblos de la Cordillera.   

La pacificación de La Puerta.

Para sus socios del plan de despojo de tierras indígenas de 1891, como para los que iban a imponer su autoridad, suponían que él, representaba la fuerza, la tiranía, el abuso, la injusticia, el despotismo, la tortura, la violencia de un caudillo opresor, él lo resumía todo. Era su responsabilidad, porque Eulalio Ruz no era ignorante, ni vulgar, ni analfabeto, ni tonto, tampoco un fanático y menos aún, estaba en estado de pobreza. Controversial sí, quizás atrabiliario o aventurero, también.

No fue una labor fácil, a finales de siglo XIX. Luego del efectivo desalojo y la quema y demolición de las viviendas indígenas, los nuevos vecinos, comenzaron a construir sus casas. Abriendo el siguiente siglo, tuvieron que hacer rondas de vigilancia en las noches recorriendo las calles y protegiendo las pocas casas, contrarrestando las tentativas y acciones de los que habían sido despojados de sus tierras, quienes hacían sus necesidades fisiológicas en las entradas de las casas y zaguanes o lanzaban piedras sobre los techos y ventanas, que insistían en que les devolvieran sus tierras. En esas guardias, participaron los hermanos Lamus, Chuecos, Carrasquero, Araujo, Abreu, González, y los italianos, que cuando no podían mandaban un macoreto, un aconchabado o alguno de sus peones. Esta situación dio pie, al tejido de cuentos y leyendas de espantos y aparecidos de La Puerta, que conserva aún la memoria oral y que algunas han sido reseñadas por la historiografía, como parte del folclore de este pueblo desolado y misterioso (Aretz). Repoblado el sitio, ellos, se convirtieron en las autoridades civiles, judiciales y policiales del nuevo Municipio. La guardia, la dirigió el coronel Eulalio Ruz. 

En 1895, es designado jefe civil de La Puerta.

En tiempos del gobierno del general Joaquín Crespo, en el que se impuso una política de equilibrio entre los “ponchos y lagartijas”, se designó al general Rafael Reyes Gordon, en 1895, como Gobernador del estado Trujillo. Este nombra a su vez a Eulalio Ruz, como jefe civil y autoridad policial de La Puerta. A pesar que estuvo en los primeros tiempos al frente del gobierno municipal, cuándo fue sustituido, de hecho, la autoridad seguía siendo él,  el caudillo con el respaldo de los peones de sus fincas y algunos parientes, además del apoyo político que tenía de los oligarcas trujillanos. Ese año, se concluía la obra del Gran Ferrocarril de La Ceiba, que llegaba hasta Motatán, lo que le daba impulso y motivación a que las mejores tierras que estaban en este Valle, se pusieran a producir.

Si bien anduvo armado de su revólver, nunca dejaba de llevar el rejo, que también se le llama “Chucho”, lo portaba en sus manos y solía propinar fuertes latigazos al que se le alzara, lo que mantenía a la gente siempre cohibida y temerosa; no dejaba de ir a rezar en las tardes al templo de San Pablo Apóstol.  

Al igual que los otros hacendados, ocupó y cultivó amplios lotes de tierras en el Valle indígena del Bomboy, que puso a producir, obtuvo buenas cosechas y le dio buenas ganancias.

En las noches, sentado en una silla de cuero de becerro, el Coronel, leía la prensa que le podían proveer las circunstancias, meditaba, un hombre en su soledad. Custodiado por uno de su sequito de seguridad o algún familiar, el acoso que producía la acción de los indígenas despojados, y la sorpresa, convertían aquella responsabilidad en permanente vigilia, que solo se tranquilizaba con la aparición del sol. En la mañana, se levantaba con cierta serenidad, tomando su rejo de cuero duro  y dando órdenes firmes, reiniciaba sus actividades.

Las casas de Eulalio Ruz en La Puerta.

Cansado de guerrear y del ejercicio de la autoridad civil y policial, se retira a sus actividades privadas. En 1905, vive en una amplia casa, en la antigua Calle Real de La Puerta, luego avenida Bolívar, quedó asentado asi: <<18. Don Eulalio Ruz, natural de Timotes, estado Mérida>>; aparece en el inventario de Las casas de La Puerta y sus habitantes (Año 1905), de José Rafael Abreu. Este inmueble, colindaba con la llamada “La Casa de la Fragua”, donde además de los hornos, se hacían  trabajos de latonería y herrería, carpintería, peluquería, era también sede del Tribunal, la oficina de venta de papel sellado y estampillas; de vez en cuando se convertía en espacio de pulpería (Abreu, 119); casa que estaba a pocos metros de la Iglesia. Don Eulalio, fue un católico que iba a rezar todos los días que podía al templo de San Pablo Apóstol.

Asimismo, tuvo otra casa en la parte sur: <<23. Don Eulalio Ruz (esquina del terreno que hoy ocupa la Escuela de Música)>> (Abreu Burelli, Alirio. Un valle, una aldea, un río. pág. 202. Caracas. 2008), vecino a la casa del maestro Lucio Augusto Viloria y familia, y la de los Abreu. Es uno de las personas, que sin ser indígenas, fueron privilegiados y nuevos pobladores del área urbana de La Puerta.  Su hermano Francisco Javier, también Coronel de montonera, aparece como  uno de los 55 beneficiarios de tierras señalados en el fraudulento Juicio de Partición de las Posesiones del Resguardo Indígena de La Puerta; sin embargo, Francisco Javier Ruz (1849-1919), nunca vivió ni tuvo casa en este Municipio. Induce a pensar que representó a Eulalio, en esta repartición. 

El tiempo de los caudillos y gamonales, aun se mantenía.

En  mayo de 1898, siguiendo instrucciones de los Araujo-Baptista, Eulalio bajó a Valera  y se unió con su tropa, a las de los Burelli, los Palomares, donde se reunirían todas las fuerzas que apoyaban al Mocho Hernández, jefe de la revolución nacionalista. Llegaron a Motatán, se montaron en el ferrocarril y bajo la jefatura del general José María Baptista, llegaron a Sabana de Mendoza, en donde hubo una espeluznante batalla campal, triunfando los macheteros de nuestra Cordillera, sobre las fuerzas del coronel Pedro Jugo Padrón, en la campaña nacionalista (Crespo, 53). Días más tarde, el 6 de junio de 1898, se desarrolla otro encuentro letal, en el que los partidarios de los ponchos Baptista-Araujo, bajo el mando del “Chato” Briceño, son derrotados nuevamente en Jajó, por los liberales, comandados por el general Montilla Petaquero (Crespo, 53). Eulalio, volvió a morder el polvo de su Cordillera natal.          

¿Cómo era La Puerta en 1899, bajo la orientación y vigilancia de Eulalio Ruz?

El general Perfecto Crespo en sus Memorias de un Soldado Trujillano, nos describe en forma sencilla y sentida, lo que era La Puerta, para aquel tiempo <<En la tarde de ese día 29 de julio (1899) acampamos en el Municipio La Puerta, en aquel lugarcito, al pie de los páramos, me tocó el turno de hacer vigilancia y servicio con mi guerrilla en la Esquina Noroeste de la Plaza. Fue una noche terrible por el frío; el sargento Abdón Espinoza me decía: “Mi teniente, si así seguimos voy a amanecer con los dientes pelados”. Al fin después de una noche sin abrigo…Puse mi gente de pie…. Seguimos ese día nuestro desfiladero, contemplando aquellos parajes llenos de luz y colores, el sol mañanero acariciaba con la bendición de sus rayos aquellos trigales. Tal o cual gañan dejaba el arado solo por la presencia de los grupos armados. …trepamos la cuesta de La Mocotíe, que nos rememoró, con su desfiladero agrio y su mudez heroica, el drama del mes de abril de 1892>> (Crespo, 62). Eulalio y su tropa, habían abandonado el pueblo, para irse a la guerra. Un lugar íngrimo y ermito.  La última expresión de Crespo,  se refiere a la batalla de La Mocotí-El Portachuelo, donde triunfaron los liberales sobre los oligarcas, bastión este, al que pertenecía Eulalio Ruz.

El férreo Coronel Ruz, con casi 60 años de edad, sintió que su tiempo en La Puerta llegaba a su final. Además, sentía miedo de ser sorprendido, y en la soledad de su vivienda, por momentos se armaba con su  apreciada  escopeta, fortificándose y observando la calle real tras la ventana. Entre los bucares, guaduas y alisos, transitaba por el pedregoso camino paralelo al río Bomboy, donde podía permitirse como único jinete, una ruda y delirante galopada.

Abandona La Puerta, la nostálgica marcha hacia Timotes.

Al concentrarse el poder político y militar en manos de Juan Vicente Gómez, desarmando y desarticulando las montoneras locales y regionales, Eulalio abandonó La Puerta. El general Gómez, durante los primeros años de su gestión, logró la creación de un solo ejército, y la centralización del mando en una sola persona: Juan Vicente Gómez. Solo él mandaba en todos los lugares del país. La Puerta, uno de los pueblos de mayor resistencia y oposición a su gobierno, había sido neutralizado por hombres como Eulalio Ruz, a quien le decían Coronel.  

En 1910, Don Eulalio realiza la marcha que venía meditando en los años previos.  Al llegar a los Pozos, pasó a contemplar el valle que se extendía a lo largo del Bomboy, pero no era algo que mantenía su atención, ni le producía nostalgia. Sentía cierto fastidio, y además, las cosas pasaban tan rápido con la cabalgada que apenas tenía tiempo para recordar lo que abandonaba. Sobre el lomo de "Safrisca" su mula consentida, la que no lo abandonaba; se mudaba a otro pueblo en el que se sentiría más cómodo y podría olvidar, lo que realmente era y fue: el hombre del rejo escarmentoso y violento.

Como él, gran parte de los que participaron del despojo, vendieron las tierras indígenas, hasta el cura  José Asunción León y su hermano Lucio, vendieron, dizque no se podía con los espantos y eso era asunto de exorcistas. Pocos de los adjudicatarios se quedaron a consolidarlo como pueblo. 

La Puerta, continuará con su rumbo al progreso con otras gentes que llegaron de otros lugares, con ansias de trabajar y progresar, con otras visiones de sus nuevos caudillos, con sus virtudes y debilidades, sus creencias, tratando de superar sus dificultades colectivas. 

Aunque se mudó para Timotes, el Coronel mantuvo la casa de corredores en Garabulla. La cultura colonial de los Ruz, se expresaba en la calidad y diseño de sus viviendas, casas de tapiales, paredes blancas, techos de tejas, pisos de arcilla, con acceso a lo interno para las distintas bestias de silla y de carga, además de una pequeña plaza de secado, encuentro y fiestas.  

De temido gamonal gomecista, se transformó en Don Eulalio Ruz.

En 1911, se encuentra residenciado en Timotes, y establece ahí su centro de negocios; asimismo, se va vinculando a las autoridades y personalidades de poder  de dicha población, que lo respetaron, ya que iba precedido de su fama de  afecto a la dictadura gomecista. En este año, el padre Buenaventura Vivas, da inicio de los trabajos de construcción del templo de Timotes.

En el año 1914, quedó inscrito como uno de los más importantes colaboradores de la Iglesia, pues costeó el 4° Arco de la Basílica Menor Santa Lucia, obra impulsada por Monseñor Vivas, a quien le gustaba mucho el dinero. Cuando Don Eulalio se mudó a Timotes hace gran amistad con él, porque coincidían en algo: amasar y contar morocotas y quién le colaboraba en la construcción de la Iglesia lo libraba de pecados.  Este Monseñor, fue dueño de la Compañía de Luz Eléctrica y de la de Teléfonos de Timotes, de la cual tuvo concesión por 25 años.  Eulalio en Timotes, vivió solo con su personal doméstico, dedicado a su actividad comercial y a la Iglesia y era muy respetado por las autoridades porque se le tenía como un personero de la dictadura gomecista.

En el arco número 4 del templo, se puede leer lo siguiente: “Costeado por el señor Eulalio Ruz; ya no se hace llamar Coronel. Posteriormente, en 1921, financia el Altar Mayor de esta basílica, lo que quedó asentado <<en uno de los escalones se puede leer "regalado por Eulalio Ruz, 1921"; y en el ala derecha del mismo, la misma inscripción: "regalado por Eulalio Ruz, 1921>> (Espinoza, 145).  Con estas colaboraciones económicas, se fue ganando la indulgencia de Monseñor Vivas y la simpatía de la gente, mientras seguía amasando dinero, su actividad comercial lo convirtió en un hombre sumamente rico y esto, además, le iba granjeando la fama de un buen ciudadano de dicha población. 

En casa de su pariente Ricardo Ruz, en Altamira de Garabulla, estaba la central telefónica, de la CA Teléfonos de Timotes, que regentaba el padre Buenaventura Vivas. De esta central, se podían comunicar con varias poblaciones trujillanas y merideñas aledañas. Mencionan que también sirvió para dar estabilidad a algunos personeros leales al Dictador, al poder controlar las andanzas y conspiraciones de los caudillos opositores, y dar apoyo con fuerzas militares y policiales del gobierno.

Entre 1895 y 1905 fue de hecho, don Eulalio Ruz el pacificador violento que con la soldadesca de los hacendados y gamonales, autorizados por el gobierno regional logró desaparecer todo vestigio de la comunidad indígena Bomboy de La Puerta.

Eulalio, tenía mucha tierra en los Aposentos, en donde sembraba trigo, maíz, arveja y papa y además, como fuerte comerciante, compraba cosechas enteras en el sitio a distintos agricultores, las cuales comercializaba con Timotes, donde tuvo su casa principal de negocios; de Altamira de Garabulla a Timotes se echan 4 horas caminando, algo menos en bestia. 

Entre 1891 y 1910, fue de hecho, Eulalio Ruz el pacificador violento que con la soldadesca de los hacendados y gamonales, autorizados por el gobierno regional logró desaparecer todo vestigio de la Comunidad Indígena Bomboy, de La Puerta. A eso, debemos agregar que en el contexto del repoblamiento de La Puerta -sin negros y sin indios-, como proyecto oligarca de 1890, este antihéroe con sus virtudes y fallas, con sus cuestionadas acciones y ambiciones, conducta generalizada en los gobernantes y caudillos de aquel tiempo, fue una de las figuras destacadas entre los años finales del siglo XIX y los comienzos del siglo XX trujillano. 


 (*) Portador Patrimonial Histórico y Cultural de La Puerta.

Omanrique761@gmail.com

La Puerta, octubre 2023.

 

Agripina Burelli Garcia de Parra, la Preceptora de la primera escuela de La Puerta.

Agripina Burelli Garcia de Parra, la Preceptora de la primera escuela de La Puerta.  Por Oswaldo Manrique (*) Un sitial destacado ocup...