En defensa del cura
Patriota y Santo: Francisco Antonio Rosario y de nuestra historia local y
regional.
Oswaldo Manrique.
A finales del pasado mes, difusores y publicistas radiales de historia, han hecho circular a través de las redes sociales, un audio, en el que difunde un collar de mentiras, infundios y anacronismos sobre la vida y obra del Padre Rosario, falsedades que operan además, contra nuestro gentilicio y nuestra historia regional y local. Se escucha en dicho audio, entre otras,1º) que,<<Trujillo fue morada de santos y otros que no lo son tanto, de dos diablos, Antonio Nicolás Briceño y Francisco Antonio Rosario <<el cura que se transformó en santo por obra y gracia de los milagros y los cuentos de la gente en estas serranías>>; la forma irónica y enmarañada de la palabra detractora, pone en duda no solo la obra piadosa de este sacerdote, sino la misma fe y devoción de la feligresía católica que se siente por él, al pretender echar al basurero su vida y obra.
2º)
Que, el padre Rosario, <<bautizó al niño Antonio Nicolás
Briceño, en la iglesia de Mendoza>>; esto es un anacronismo,
construido por una persona desinformada, A) Antonio Nicolás, el prócer y
coronel a quien se le quiere cerrar el justo reconocimiento de Libertador,
Mártir y forjador de la Patria, nació el 24 de abril de 1782; el citado Padre
fue ordenado como sacerdote en Mérida, por el Obispo Fray Juan Ramos de Lora,
entre 1786 y 1787, es decir, 4 o 5 años después; B) existe Partida o fe de
bautismo, del 6 de mayo de 1782, suscrita por el padre José Antonio Godoy, cura
de San Pedro de Jajó, que bautizó al futuro Coronel Briceño (Rosario Tavera:
41); C) los libros eclesiásticos de La Puerta y de Mendoza, que reposan en el
archivo de nuestra Diócesis, demuestran que el padre Rosario llegó a estos
pueblos en 1793 y estuvo como su párroco hasta el día de su muerte en 1847; por
lo que esta infundada y dañina afirmación, nunca pudo realizarse ni en el
tiempo ni en el espacio.
3º) Señala la palabra detractora, que
en 1813, cuando Bolívar llegó a Trujillo, <<pernoctó en la hacienda el
Cucharito, cuenta la tradición que aquella noche Bolívar recibió las
recomendaciones del cura sobre la Proclama de Guerra a Muerte, digo cuenta la
tradición porque es la forma en que escriben casi todos los historiadores sobre
la vida y conducta del padre Rosario, es un “lavado de manos”, ante la ausencia
de documentos para probar sus actuaciones>>; presumimos que también dudará de que pernoctó y se reunió en la
casa del prócer Dr. Francisco Labastida Briceño, líder de los amos del valle
del Bomboy, alianza política y económica de las familias aristocráticas más
poderosas de la Provincia. Con estas falacias, pretenden negar no solo su lucha
por la causa independentista, sino la coautoría en documentos históricos,
legales y públicos tan importantes para la existencia de la provincia de
Trujillo, si no la existencia misma de ellos, tales como la Proclama de la Libertad, como anexo
principista y la Constitución de la Provincia de Trujillo, del 12 se septiembre
de 1811, y en todo caso, pone en duda el apoyo incondicional a la causa
independentista de este cura patriota. En ambos documentos, esta demostrada la
participación y la firma del padre Rosario.
Solo basta hacerle una pregunta a la
palabra detractora, si es que conoce algo de la personalidad de Bolívar: ¿de
qué podía conversar el Libertador con estas dos personas? ¿Es que acaso
hablaron de mautes, caballos de paso o de conchas de ajo? El que ha estudiado a Bolívar de carne y
hueso, sabe que éste, no daba puntada sin dedal, de lo único que pudo hablar en
junio de 1813, cuando estaba presuroso y tenía escasa tropa y pocos recursos,
tanto con el representante del poder mantuano y económico, así como el
representante de la curia revolucionaria, era de la guerra y de la necesidad de
recursos, para lo que lógicamente tuvo que exponer sus planes; es absurdo pensar
otra cosa, salvo que la palabra detractora, considere analfabetas o
descerebrados a nuestros patriotas.
4º) Lo mas injurioso contra la
historia de Trujillo, es que la palabra detractora, como juez de la inquisición
y critico de la labor de quienes han escrito o escriben de lo que otros no han
escrito o por lo menos aportan un enfoque distinto de lo ya escrito por otros,
pretende descalificar las investigaciones históricas trujillanas, con lo siguiente:
<<hoy
en día se acrecientan los cuentos de camino cuando algunos personeros, cronistas
o inventores del pasado han agregado cantidad de “corotos” a su obra, elementos
fantasiosos que en lugar de acercar a un personaje de la realidad trujillana nos alejan de la verdad y ponen en entredicho su existencia, por la cantidad de
aspectos figurados sin razón ni lógica de las propias ocurrencias>>; de
esa forma calumniosa, falaz y generalizada, se fundamenta la palabra detractora
para poner en duda la obra e investigación de los trujillanos, Mario Briceño Iragorry, Américo Briceño Valero,
Mario Briceño Perozo, Pedro D’Santiago, Regulo Burelli Rivas, Huma Rosario Tavera, y de los
historiadores no trujillanos, como el Padre Enrique María Castro que en 1860, al encargarse de la parroquias del Bomboy, se sorprendió
por la devoción que sentía la feligresía por el padre Rosario, peticiones de
misas, velaciones, pago de promesas, como muestras de agradecimiento, por los
favores y milagros que les hacia, se preocupó
por revisar los documentos parroquiales y elaboró en 1884, la Biografía
de este Patriota y Santo. Igualmente, la nota biográfica incluida en el Libro
de Valera, Héroes Civiles, del Dr. Raúl Díaz Castañeda, y la biografía hecha
por el Dr.Vicente Dávila. Es preocupante e intolerable, que se haga este tipo
de calificativos contra los historiadores trujillanos y los no trujillanos, de que eran unos fantasiosos y mentirosos, en
su “lavado de manos”, ante -según el detractor-, la “ausencia” de documentos
del padre Rosario.
5.- La forma en contexto, de la
palabra satírica e hiriente, de la voz detractora, dice: <<un día del año 1818, se
murió el sacerdote y que amortajado y listo para su entierro, el hombre se
levantó y dijo que había estado en un lugar cercano al cielo y le habían dado
instrucciones para seguir viviendo y debía cambiar su forma de actuar para
pagar su pena aquí en la tierra y aspirar al cielo>>; pretende
hacer una mofa del hecho, el cual fue recogido haciendo honor a la versión de
la gente sencilla y de la tradición oral, que vio el drástico cambio en la vida
del piadoso sacerdote, quien se entregó al sacrifico expiatorio, se desprendió
de todos sus bienes de fortuna, dio la libertad a sus esclavos, por cierto
único patriota que lo hizo sin pago a cambio. Este hecho, tan importante en la
vida del padre Rosario, hace mas de 100 años, en otra biografía, se le dio una
explicación científica, un medico e historiador tachirense, el Dr. Vicente
Dávila, escribió que lo que ocurrió fue una visión febril, en un momento
critico de la enfermedad que sufría el padre Rosario, y que la tradición lo
tomó como una resucitación.
6.- La palabra detractora,
seguramente adoquinada del documento como única y absoluta fuente de
conocimiento de la historia, desconocedora del resto de las fuentes y medios, directos
e indirectos utilizados en la metodología de la investigación, y de por sí
desinformada de la historia e idiosincrasia trujillana, pone en duda el otro encuentro
de Bolívar con el Cura Patriota y Santo, en 1821 (Briceño Valero, afirmó que
también se reunieron en noviembre de 1820), previo a los sucesos de Carabobo, <<y
conversaron mucho, de lo único que estamos seguros es que el 31 de julio de
1847, se murió de verdad el padre Rosario, 29 años de privaciones, mucha
lectura y claridad en leyes>>;
es deplorable esta sorna o morisqueta, al decir que el hecho de su muerte es lo
único verdadero, cierto y seguro, desconociendo la vida y obra de este
revolucionario y bolivariano sacerdote. Además, desconoce que fueron los campos
entre Mendoza y Valera, propiedades de los próceres Briceño, Labastida, Mendoza
y Rosario, los sitios de campamento del
ejercito libertador, y Bolívar utilizaba la casa del Cucharito, para alojarse y
hasta despachar correspondencia. Se le olvidó igualmente a la voz detractora,
que si hay prueba de su muerte, es porque nació, fue persona y tuvo una vida,
inclusive sin que exista acta o documento de nacimiento; sin embargo, existe
una fe de bautismo, del 15 junio de 1761, del padre Juan Francisco Viloria,
cura de la iglesia de Chiquinquirá (Rosario Tavera: 65). Debemos recordar
un documento oficial de la Junta Revolucionaria de Trujillo, sesión del 29
octubre de 1810, que aprobó dar las gracias al padre Rosario <<por
el amor, zelo y patriotismo>>, por su manifestación en favor de la independencia y por la
generosa donación de su renta de un año como cura, para la defensa de la Patria. Otro documento
histórico y oficial y publico, el del 2 de septiembre de 1811, que demuestra
que el Padre fue electo representante por el pueblo de Mendoza del Bomboy a la
Asamblea Provincial Constituyente de Trujillo; igualmente, que participó en la
discusión y suscribió la primera Constitución de esta Provincia; y prueba
irrefutable además, de ser coautor de la Proclama de la Libertad. Consta en las
actas, que fue integrante del Gobierno Plural de Trujillo, en ese mismo año;
(Citado por Dávila, 293, Documentos de la Diócesis de Mérida, por el Obispo Dr.
Antonio Ramón Silva, Tomo III, página 230). Perpetúa su nombre un bronce, en el
pedestal de su estatua, al frente de la plaza de Mendoza, y la Escuela Nacional
Bolivariana de esa localidad.
7.- Finalmente, la palabra detractora, dice que: <<en 1947, al cumplir 100 años de su muerte, fue celebrado un Cabildo Abierto con presencia del Gobernador y del Obispo, y se acordó iniciar la causa canónica para la beatificación del extraordinario levita fue encargado el Dr. Mario Briceño Iragorry para la recopilación de la información existente sobre la vida y obra del santo; todos los papeles se perdieron en los espacios del tiempo en el Vaticano>>; si bien es una especie de señalamiento burlesco a los trujillanos, de quien ve la historia cuadrada y en blanco y negro, por el abandono de esa causa eclesiástica, es propicio que debe ser activada como justiciero homenaje, a quien fue <<patriota esclarecido y un santo penitente>>; es la hora de retomarla y también de defender nuestra historia regional y local, de quienes aspirando obtener privilegios, requieren alienar, manipular, descalificar históricamente a las demás personas, para satisfacer sus ansias de destacar y coger protagonismo, para poder enjuiciar y actuar de forma hegemónica.
La Puerta, en los Primeros días de Junio de 2021.
Saludos Don Oswaldo, le escribe su amigo Eduardo II Zambrano, he leído con interés aprehensión su publicación "En Defensa del Padre Rosario, Patriota y Santo"... tengo al respecto varios criterios (no son observaciones de forma) que no encajan en el proceso tanto histórico como metódico de la investigación.
ResponderEliminarMe permito hacerlo porque ya que es público, copiaré su contenido para analizarlos (no crítico) de manera sistemática. Como estamos agregados al Grupo de historia, intentaré acercarme por allí para extraer opiniones y poder asegurar un aporte genuino y un arropaje de los hechos históricos...
La aprehensión viene porque ya tengo 4 años trabajando sobre la figura del Padre Rosario y se me dificulta la ausencia de fuentes fidedignas y corroborables... Mismo caso creo pasó con mi anterior Publicación sobre Timotes y la Puerta referido a que estábamos trabajando en la misma materia, paralelamente, sin sabernos copartícipes... a priori (sin asegurar responsabilidad) y lo digo yo, no usted, creo que al detractor que se refiere es nuestro mutuo amigo Don Ubaldo García.
A él no hace mucho tiempo le escuche eso de "Dos diablos y un santo". ¿No cree usted que en base a los abrazos comunes y enaltecedores que nos anima y une como historiadores, hubiese sido cien veces preferible "primeramente" discernir un proceso histórico (mas que una posición) de manera colectiva?...
Me tomo la molestia y el pundonor de expresar estos sentimientos dentro del Grupo de "Amigos de la Historia"; no para esperar críticas a su trabajo, ya le expresé que deseo analizarlo para establecer aportes y criterios sobre los hechos de la figura del Padre que ya vengo desarrollando. Sino para aclarar establecer, quizá, lo dicho, una opinión, un aporte genuino con arropaje de hechos históricos... Estoy, como siempre, a su orden y discreción para el análisis histórico, allí nos encontraremos muy seguido.
Su amigo, Eduardo II Zambrano.