Oswaldo Manrique R.
Este 12 de octubre
2020, día en que se conmemoraba la resistencia indígena en Venezuela, emprendió
el viaje con su yurure de proyectos utópicos, hacia otro plano, la eminente y
legendaria trujillana: Laura Sofía Pérez Carmona de Prada, reconocida antropóloga,
indigenista, investigadora docente de la UCV; una mujer multifacética, de mucho
temple, de rebeldía, de las que con profundas y firmes convicciones revolucionarias
guerrearon y seguirán guerreando por la vida.
Cuando apenas era un
atrevimiento y desafío, sostener estos propósitos en el país, fue una activista férrea por los derechos de los invisibilizados, luchaba contra cualquier
tipo de discriminación. Autentica
combatiente, patriota, bolivariana, mujer solidaria, sin afán de protagonismo o
de cargos de gobierno o de lograr notas periodísticas, una militante de las
causas de los más débiles, una de ellas, la lucha por los derechos de los
pueblos y comunidades indígenas de Venezuela.
Esta extraordinaria
mujer, casada con Francisco Prada Barazarte, nativa de Escuque (1931), fue
solidaria con las luchas del Flaco, el guerrillero comandante “Arauca”, y abrazó las
armas, en momentos en que no existía otra vía para enfrentar los gobiernos
déspotas y anti populares del régimen Puntofijista. Con nuestro Quijote
trujillano, procreó sus hijos, aunque parecía que había estado casada con las
luchas por las libertades y derechos populares, nunca estuvo apartada de ellas,
sin renunciar a su vida personal y familiar.
Después de la guerra de los años 60, la división de las FALN, seguida de las luchas populares de los 70, 80 y 90, siguió firme e irreductible en la acción política, enfrentando un sistema político variopinto que no da tregua cuando defender los intereses del bloque hegemónico oligarca se trata.
Laura Pérez Carmona de Prada, en su
época de joven combatiente. Tomada de https://franciscoeliasprada.wixsite.com/
Por sus actividades
insurreccionales, fue detenida, torturada, recibió electricidad en su inerme y
delicado cuerpo, y progresivamente los cuerpos militares represivos,
aumentaron en perversión el maltrato, la ponen frente a un pelotón de
fusilamiento, y ya finalmente, la montan en el helicóptero y la exponen para lanzarla al vacío; pero así como testimonio que tuvo miedo, fue una mujer de mucho temple y dignidad,
de esa estirpe escukekeya de los Pérez Carmona.
Desde 1966, en que fue asesinado el comandante Fabricio Ojeda, líder de las fuerzas revolucionarais de esa época,
los militantes del Partido de la Revolución Venezolana (PRV), entraron en una revisión de su estrategia y táctica de
lucha, decidieron con el tiempo, acabar
con su forma y estructura partidista, para dar paso a un nuevo proyecto
político, con nuevas formas de organización y nuevos valores para la
convivencia, <<hacia el rescate de la soberanía y la igualdad plenas de los pueblos y del
individuo como base de la emancipación integral>>; se plantearon en
el 2005, en base a la discusión y al ejercicio de los poderes creadores del
pueblo, una nueva utopía y por ende, una
nueva civilización.
Solidaria con Sabino, el cacique yukpa.
Ahí estuvo, un día del 2009, con exteriorizada dignidad revolucionaria, nos acompañó, en la jornada de discusión de un proyecto de normativa en problemas de género, en un salón lateral del viejo Ateneo de Trujillo. En aquella sala clara, bien iluminada, con las mujeres interesadas en el tema, que no fueron muchas, apoyando, participando, analizando, interviniendo, haciendo un alto en sus ocupaciones intelectuales, laborales y familiares, sin generar revuelo por su experiencia, sabiduría o el peso de su nombre histórico, fue una sencilla participante en el debate social, que se abría, en un momento de mucha crispación política, en que Trujillo, comenzaba a ser gobernado por un trujillano poco digno para esa misión.
Poco después, en el
2010, nos volvemos a ver, en una jornada propuesta por otra guerrera
trujillana, la profesora Carmen Angulo, planteando la situación de los indígenas
Yukpa en las calles de la ciudad de Trujillo y Valera, a la Comisión presidida
por el legislador Willian Martorelli, en
el CLET. Allí en primera fila, con su morral de años de lucha, con mucha
fortaleza, que irradiaba como si se tratara de la defensa de un
familiar muy cercano, apareció vestida con un faldón negro, blusa y suéter
oscuro. Cabello entrecano, recogido, con la misma simpatía de siempre,
saludando, presta a participar en tan importante debate, quizás uno de los
pocos temas que ha llenado de concurrencia, las viejas instalaciones del Consejo
Legislativo del Estado Trujillo.
Se trataba de la situación
de resistencia y protesta permanente que habían asumido más de ochenta indígenas,
muchos niños y mujeres, que se habían trasladado desde la Sierra de Perijá a
las calles de Trujillo, en el 2010, a raíz del encarcelamiento y enjuiciamiento
de su cacique Sabino Romero. Viviendo a
la intemperie, malcomiendo, para ellos el problema no era esas carencias, sino
el tema sustancial, estructural y de fondo: la lucha por la demarcación y recuperación
de sus tierras ancestrales, ocupadas por ganaderos. En la mesa de trabajo
legislativa, se presentaron los funcionarios de los organismos del Estado,
intervinieron para justificar lo injustificable, unos que los auxiliaban en
comida y agua, otros que los reubicaban de calle y hasta de ciudad, migajas
para tapar lo fundamental: las instituciones estaban del lado de los terratenientes
invasores y las empresas mineras del carbón; uno de los involucrados ex gobernador
de Trujillo, había logrado que el juicio contra Sabino, lo radicaran en donde
estaban sus jueces, autoridades policiales y militares amigos, en Trujillo;
esto ocurrió el 11 de agosto del 2009. Los
jueces que tomaron la causa, la dilataron lo que pudieron y los indígenas protestando
todos los días frente al Circuito Judicial Penal de dicha ciudad; esto no me lo
contaron, lo viví de cerca.
En dicha reunión interinstitucional,
no nos sorprendió cuando uno de los funcionarios expuso algo en relación al
intento de matar en una rencilla al cacique yukpa, dentro de la cárcel,
evidenciando que el poder judicial no funcionó para los indígenas, que la justicia
especial establecida en la Constitución era una farsa y letra muerta, por lo
menos en este caso. Laura Prada, lo
expresaba, la pelea no era solo de los indígenas, era un tema colectivo, de
toda la sociedad venezolana y del Estado, que no ha sido capaz de garantizar
los derechos de los pueblos y comunidades indígenas. De eso se trataba en el
fondo la discusión, y allí estuvo Laura,
al lado de los más débiles. Con esta movilización de distintos sectores sociales,
educadores, universitarios, sindicales, políticos, surtió algo de presión en
los jueces, y realizaron la audiencia donde se le concedieron medidas alternas
a la injusta privación de libertad del
cacique. Sabino Romero, fue asesinado el 3 de marzo del 2013.
Laura Pérez Carmona
de Prada, comentó en una oportunidad, que si había un modelo de mujer
revolucionaria en el mundo, esa era la “Pasionaria” española, Dolores Ibarruri,
de quien tomó una frase mítica que la marcó en su vida <<Prefiero morir de pie,
que vivir de rodillas>>; expresión que se popularizó durante la
guerra civil española. Quizás la capacidad de entrega a las causas justas, la
perseverancia, su demostrado sacrificio revolucionario, su acción política y
dignidad, constituyan a Laura, en nuestra pasionaria, un personaje
irrepetible cargado de enseñanzas y de mucha ética revolucionaria; o cuando
menos, su vida legendaria nos ofrece un icono autentico de la mujer trujillana
patriota,
Laura Pérez Carmona de Prada, nuestra pasionaria trujillana.
Desde este espacio, reconociéndola
como representante y símbolo de aquella generación heroica y ética de los años
60 del siglo XX, que intentaron tomar el poder por asalto, sirva su ejemplo, como antorcha de combate
para sostener los ideales de libertad y la consolidación de la Patria Grande y
pura permanentemente, expresamos nuestro pesar por tan lamentable fallecimiento
y lo hacemos extensivo a sus hijos, familiares, amigos y sus compañeros de
lucha. Las autoridades regionales y municipales, tienen la palabra en cuanto al justo reconocimiento a este
símbolo de lucha de la mujer trujillana. Paz a sus restos.
La Puerta, octubre
de 2020.