jueves, 22 de octubre de 2020

Laura Pérez Carmona de Prada.

 


Oswaldo Manrique R.


Este 12 de octubre 2020, día en que se conmemoraba la resistencia indígena en Venezuela, emprendió el viaje con su yurure de proyectos utópicos, hacia otro plano, la eminente y legendaria trujillana: Laura Sofía Pérez Carmona de Prada, reconocida antropóloga, indigenista, investigadora docente de la UCV; una mujer multifacética, de mucho temple, de rebeldía, de las que con profundas y firmes convicciones revolucionarias guerrearon y seguirán guerreando por la vida.    

Cuando apenas era un atrevimiento y desafío, sostener estos propósitos en el país, fue una activista férrea por los derechos de los invisibilizados, luchaba contra cualquier tipo de discriminación.  Autentica combatiente, patriota, bolivariana, mujer solidaria, sin afán de protagonismo o de cargos de gobierno o de lograr notas periodísticas, una militante de las causas de los más débiles, una de ellas, la lucha por los derechos de los pueblos y comunidades indígenas de Venezuela.

Esta extraordinaria mujer, casada con Francisco Prada Barazarte, nativa de Escuque (1931), fue solidaria con las luchas del Flaco, el guerrillero comandante “Arauca”, y abrazó las armas, en momentos en que no existía otra vía para enfrentar los gobiernos déspotas y anti populares del régimen Puntofijista. Con nuestro Quijote trujillano, procreó sus hijos, aunque parecía que había estado casada con las luchas por las libertades y derechos populares, nunca estuvo apartada de ellas, sin renunciar a su vida personal y familiar.

Después de la guerra de los años 60, la división de las FALN, seguida de las luchas populares de los 70, 80 y 90, siguió firme e irreductible en la acción política, enfrentando un sistema político variopinto que no da tregua cuando defender los intereses del bloque hegemónico oligarca se trata. 


Laura Pérez Carmona de Prada, en su época de joven combatiente.  Tomada de https://franciscoeliasprada.wixsite.com/



Por sus actividades insurreccionales, fue detenida, torturada, recibió electricidad en su inerme y delicado cuerpo, y progresivamente los cuerpos militares represivos, aumentaron en perversión el maltrato, la ponen frente a un pelotón de fusilamiento, y ya finalmente, la montan en el helicóptero y la exponen  para lanzarla al vacío; pero así como testimonio que tuvo miedo, fue una mujer de mucho temple y dignidad, de esa estirpe escukekeya de los Pérez Carmona.

Desde 1966, en que fue asesinado el comandante Fabricio Ojeda, líder de las fuerzas revolucionarais de esa época, los militantes del Partido de la Revolución Venezolana (PRV), entraron en una revisión de su estrategia y táctica de lucha,  decidieron con el tiempo, acabar con su forma y estructura partidista, para dar paso a un nuevo proyecto político, con nuevas formas de organización y nuevos valores para la convivencia, <<hacia el rescate de la soberanía y la igualdad plenas de los pueblos y del individuo como base de la emancipación integral>>; se plantearon en el 2005, en base a la discusión y al ejercicio de los poderes creadores del pueblo, una nueva utopía y por ende,  una nueva civilización.


Solidaria con Sabino, el cacique yukpa.

Ahí estuvo, un día del 2009,  con exteriorizada dignidad revolucionaria,  nos acompañó, en la jornada de discusión de un proyecto de normativa en problemas de género, en un salón lateral del viejo Ateneo de Trujillo. En aquella sala clara, bien iluminada, con las mujeres interesadas en el tema, que no fueron muchas, apoyando, participando, analizando, interviniendo, haciendo un alto en sus ocupaciones intelectuales, laborales y familiares, sin generar revuelo por su experiencia, sabiduría o el peso de su nombre histórico, fue una sencilla participante en el debate social, que se abría, en un momento de mucha crispación política,  en que Trujillo, comenzaba a ser gobernado por un trujillano poco digno para esa misión.  

Poco después, en el 2010, nos volvemos a ver, en una jornada propuesta por otra guerrera trujillana, la profesora Carmen Angulo, planteando la situación de los indígenas Yukpa en las calles de la ciudad de Trujillo y Valera, a la Comisión presidida por el  legislador Willian Martorelli, en el CLET. Allí en primera fila, con su morral de años de lucha, con mucha fortaleza, que irradiaba como si se tratara de la defensa de un familiar muy cercano, apareció vestida con un faldón negro, blusa y suéter oscuro. Cabello entrecano, recogido, con la misma simpatía de siempre, saludando, presta a participar en tan importante debate, quizás uno de los pocos temas que ha llenado de concurrencia, las viejas instalaciones del Consejo Legislativo del Estado Trujillo.

Se trataba de la situación de resistencia y protesta permanente que habían asumido más de ochenta indígenas, muchos niños y mujeres, que se habían trasladado desde la Sierra de Perijá a las calles de Trujillo, en el 2010, a raíz del encarcelamiento y enjuiciamiento de su cacique Sabino Romero.   Viviendo a la intemperie, malcomiendo, para ellos el problema no era esas carencias, sino el tema sustancial, estructural y de fondo: la lucha por la demarcación y recuperación de sus tierras ancestrales, ocupadas por ganaderos. En la mesa de trabajo legislativa, se presentaron los funcionarios de los organismos del Estado, intervinieron para justificar lo injustificable, unos que los auxiliaban en comida y agua, otros que los reubicaban de calle y hasta de ciudad, migajas para tapar lo fundamental: las instituciones estaban del lado de los terratenientes invasores y las empresas mineras del carbón; uno de los involucrados ex gobernador de Trujillo, había logrado que el juicio contra Sabino, lo radicaran en donde estaban sus jueces, autoridades policiales y militares amigos, en Trujillo; esto ocurrió  el 11 de agosto del 2009. Los jueces que tomaron la causa, la dilataron lo que pudieron y los indígenas protestando todos los días frente al Circuito Judicial Penal de dicha ciudad; esto no me lo contaron, lo viví de cerca.

En dicha reunión interinstitucional, no nos sorprendió cuando uno de los funcionarios expuso algo en relación al intento de matar en una rencilla al cacique yukpa, dentro de la cárcel, evidenciando que el poder judicial no funcionó para los indígenas, que la justicia especial establecida en la Constitución era una farsa y letra muerta, por lo menos en este caso.  Laura Prada, lo expresaba, la pelea no era solo de los indígenas, era un tema colectivo, de toda la sociedad venezolana y del Estado, que no ha sido capaz de garantizar los derechos de los pueblos y comunidades indígenas. De eso se trataba en el fondo la discusión,  y allí estuvo Laura, al lado de los más débiles. Con esta movilización de distintos sectores sociales, educadores, universitarios, sindicales, políticos, surtió algo de presión en los jueces, y realizaron la audiencia donde se le concedieron medidas alternas a la injusta  privación de libertad del cacique. Sabino Romero, fue asesinado el 3 de marzo del 2013.

Laura Pérez Carmona de Prada, comentó en una oportunidad, que si había un modelo de mujer revolucionaria en el mundo, esa era la “Pasionaria” española, Dolores Ibarruri, de quien tomó una frase mítica que la marcó en su vida <<Prefiero morir de pie, que vivir de rodillas>>; expresión que se popularizó durante la guerra civil española. Quizás la capacidad de entrega a las causas justas, la perseverancia, su demostrado sacrificio revolucionario, su acción política y dignidad, constituyan a  Laura, en nuestra pasionaria, un personaje irrepetible cargado de enseñanzas y de mucha ética revolucionaria; o cuando menos, su vida legendaria nos ofrece un icono autentico de la mujer trujillana patriota, 


Laura Pérez Carmona de Prada, nuestra pasionaria trujillana. 



Desde este espacio, reconociéndola como representante y símbolo de aquella generación heroica y ética de los años 60 del siglo XX, que intentaron tomar el poder por asalto,  sirva su ejemplo, como antorcha de combate para sostener los ideales de libertad y la consolidación de la Patria Grande y pura permanentemente, expresamos nuestro pesar por tan lamentable fallecimiento y lo hacemos extensivo a sus hijos, familiares, amigos y sus compañeros de lucha. Las autoridades regionales y municipales, tienen la palabra  en cuanto al justo reconocimiento a este símbolo de lucha de la mujer trujillana. Paz a sus restos.

La Puerta, octubre de 2020.

Omanrique761@gmail.com


miércoles, 7 de octubre de 2020

El segundo paso de Bolívar por La Puerta (1820).

 


Oswaldo Manrique Ramírez.


<< ¡Qué tontos y qué malvados son todos ellos! Jamás, al contrario, durante todo el curso de mi vida pública he desplegado mas política, mas ardid diplomático, que en aquella importante ocasión; y en esto, puedo decirle sin vanidad, creo que ganaba al general Morillo, así como le había ganado en casi todas sus operaciones militares>> (Bolívar a Perú Lacroix, refiriéndose a la jornada de 1820, en Trujillo).


Bolívar, <<seguido de regimientos escogidos, salió de Cúcuta y en veloz ofensiva, que mucho recuerda la de 1813, se apoderó el 7 de octubre de la ciudad de Trujillo>> (Liévano Aguirre: 14). Esto indica que, venia de Timotes, subió por la Cuesta de la Mucutí, continuó su marcha por el Páramo de las Siete Lagunas, no entró a los que es hoy el área urbana de La Puerta,  siguió hasta bajar por La Mocojó, llegó a la Cañada Mendoza y entró a la residencia de los Labastida, donde fue recibido por la patriota Asunción Vetancourt viuda de Labastida Briceño y por su familia. Había llegado a la Hacienda San Francisco, propiedad del representante de La Puerta, en la Constituyente de 1811, Dr. Francisco Antonio Labastida Briceño y Fernández, quien había muerto en el mismo año 1813, pocos meses después de Bolívar haberse reunido con él, y alojado en esa casa. Este Labastida, era conocido en el foro político como <<El Provincialista>>, hombre ilustrado, doctor en derecho civil, poliglota, fue varias veces teniente de gobernador, a él se debe como líder de los mantuanos, que Trujillo se haya incorporado al movimiento independentista.  

El Libertador Simón Bolívar, en veloz ofensiva en la guerra por la liberación    americana.  

También fue hacendado progresista, propietario de tierras desde la hacienda El Pozo, hasta el Llano de San Pedro, en La Puerta. Bolívar lo apreciaba, le reconocía sus méritos, y lo contaba entre sus amigos fraternos, al igual que a su esposa doña Asunción, quien asumió con pasión la lucha emancipadora. Ambos eran primos del coronel Antonio Nicolás Briceño “El Diablo”, fusilado en 1813 y del líder de los pardos, coronel Francisco Javier Briceño, caído en batalla en la campaña de José Antonio Páez, por los llanos venezolanos.  En dicha casa, además de conversar con su dueña sobre sus propósitos de dirigir de cerca las negociaciones del armisticio entre los representantes imperiales y los republicanos, cenaría y posteriormente pernoctaría, para retomar la marcha al día siguiente.  

Dr. Francisco Antonio Labastida Briceño y Fernández, primer constituyente de La Puerta. Cronografía N° 2819.      


Este mes de Octubre de 2020, precisamente el 6 de este mes y año, se cumplen 200 años, del 2° paso de Bolívar por La Puerta, ya no marchaba aceleradamente movido por la necesidad de llegar triunfante y de primero a la capital de la República, sujeto a la poca tropa y la escasez de recursos; ahora, la situación era otra, la Tercera División realista al mando de Miguel de La Torre, pasó huyendo desde Mérida, inclusive, el Obispo realista y otros clérigos, se fueron en rápido desplazamiento, por el Puerto de Moporo, hacia Maracaibo, bastión imperial. El Libertador, llegaba a Trujillo, a negociar un tratado de armisticio y otro, dedicado a la regularización de la guerra.    

Al ingresar a tierras trujillanas,  por la población de La Puerta, comenzó a observar la lamentable situación de miseria y desolación de esta Provincia andina, que lo impactó intensamente, <<donde la guerra a muerte había tenido sus mas bárbaros desarrollos, el hambre y el empobrecimiento florecían con fecundidad tropical…padres y hermanos, hijos y madres, estaban divididos por terribles odios…la sociedad había regresado a legendarias épocas primitivas>> (Liévano Aguirre: 14); este cuadro económico- social, estaba dispuesto a darle termino.

Casa de la hacienda “San Francisco”, en la Cañada de Mendoza, Parroquia Mendoza, Trujillo, en Venezuela, donde habría pernoctado el general Bolívar, en 1820. Cronografía N° 110809.


En efecto, el 7 de octubre 1820, se había apoderado de Trujillo, había salido de Cúcuta. El profesor Ubaldo García, apasionado estudioso del Libertador, relató en uno de sus audios, lo siguiente: <<muy de mañana, se puso en marcha desde Mendoza población del valle del río Bomboy más arriba de Valera, donde había pernoctado venia, envuelto en el iris de la paz pero dispuesto para la guerra por la liberación americana>>.  A partir de su llegada, se desarrolló con total eficacia, su plan en favor de la regularización de la guerra y por echar las bases para la paz.

Estando en Trujillo, envió nueva carta a Morillo, fechada el 26 de octubre de 1820 y <<Le propone un armisticio por seis meses, que cada ejército ocupe las posiciones que tenga para el momento del Tratado y para facilitar decisiones sugiere una línea divisoria en Maracaibo, Apure, Oriente y Cartagena y sin dejar de mantener abierta la posibilidad de negociar. Morillo recibe esa carta y contesta desde Barquisimeto, casi enseguida, aceptando seguir la negociación>> (Polanco Alcántara, Tomas. Simón Bolívar: Ensayo de una interpretación biográfica a través de sus cartas. Págs. 402 a 412. Biblioteca Digital Andina). Así, su plan estaba en angustiante y  pleno desarrollo.

Los delegados avanzaban en sus deliberaciones. El general y Conde de Cartagena, don Pablo Morillo, aunque se sentía preocupado por los movimientos militares que Bolívar estaba ordenando, no suspendió el viaje de los negociadores, pero en su informe a España estima que esas medidas suponían actos de deslealtad, consideraba que ganando tiempo, podían llegarle refuerzos desde España.

El Libertador, a pesar de todas las vicisitudes que se presentan en una negociación de este calibre y en medio de una confrontación bélica, inclusive, edulcorada con los señalamientos dados por Morillo sobre los movimientos militares del ejército republicano, que suponían "perfidia, odio y mala fe", su preocupación por lograr éxito en esta negociación era de fundamental importancia, para la independencia y para la paz.. Esto absorbe tanto a Bolívar que escribe a Santander, lo siguiente: <<Muchas cosas he dejado de contestar en estos días particularmente porque he estado algo malo y luego porque tengo la cabeza llena de ideas pacíficas y militares que me atormentan noche y día porque debe usted saber que jamás me he ocupado tanto de un negocio como del presente tanto que el día lo paso en pensar y la noche en soñar>> (Carta del general  Bolívar a Santander, Trujillo, 10 de noviembre de 1820). De esa magnitud, era el asunto que se estaba tratando por estos días.  

María Antonia, Adriana y Lorenzana Labastida, las tres damas de alcurnia y nietas de Asunción Vetancourt  y del Dr. Francisco Labastida Briceño, en 1885.  Cronografía N° A0039. 

Luego de las consabidas propuestas y contraofertas, avances y retrocesos de los negociadores, lograron un punto de acuerdo que el Libertador, aceptó y el 25 de noviembre de 1820,  a las diez de la noche,  se firmó el documento por ambas partes. Al día siguiente firmaron el Tratado de regularización de la guerra que, <<según vimos arriba, fue redactado por el mismo Bolívar y presentado por los comisionados republicanos. Los representantes de Morillo sólo variaron en aspectos no principales. Eran muchas las consecuencias que se derivaban de esos dos convenios. Bolívar mandó que las sátiras, dicterios, sarcasmos o críticas contra el gobierno Español o el general Morillo, debían ser suspendidas y toda referencia a ese gobierno y sus jefes "fuese hecha con moderación y decoro". Morillo quiso conocer personalmente a Bolívar y éste accedió>> (Polanco Alcántara: 412), el 27 de noviembre de 1820, se entrevistaron los dos en el pueblo de Santa Ana. 

El presente artículo, tiene el objeto de recordar estos hechos, ocurridos hace doscientos años, con una visión descolonizadora del saber, de forma didáctica y sencilla, sobre base documental cierta, evitando caer en cuentos de camino, o repitiendo errores o invenciones, como aquello de que durmió en casa de un hacendado en la zona urbana de nuestra parroquia y que allí, se le habría dado un banquete, lo cual no es cierto.

La Puerta, Octubre 2020.

 Omanrique761@gmail.com

jueves, 1 de octubre de 2020

Jesús Eduardo Briceño Morillo “Chucho la Ciencia”. Ciclismo de Montaña. Historia del Deporte (2).

 


Oswaldo Manrique Ramírez.

<<…no te deja envejecer…>> -fue la respuesta que dio Jesús Eduardo Briceño Morillo, al momento de preguntarle por qué practicaba el ciclismo. En nuestra comunidad, lo conocen como “Chucho” o “Chucho la Ciencia”, este último cognomento se lo ganó porque es un hombre meticuloso, que busca solución a problemas, es analítico y preciso, quizás esa facultad se le desarrolló por el deporte que practica; nació en 1961, en Valera, pero toda su vida la ha hecho en La Puerta.

Es hijo de un matrimonio que se vino a La Puerta, desde las montañas de Boconó, a residenciarse en La Puerta, en la década de los 40 del siglo XX, ya con algunos hijos. Se habían conocido en Niquitao y allá se casaron, el señor Eduardo Briceño Becerra, nació en las Mesitas de Niquitao, en 1914, murió en La Puerta en 2004. La señora Florentina Morillo de Briceño, nació en Visún, cercano a las Mesitas, el año 1926, murió en La Puerta en el 2020. Esta pareja se vino, buscando nuevos rumbos y nuevos aires, en sus expectativas de vida, eran tiempos de mucha necesidad. Ellos procrearon 6 varones y 4 hembras.

Mencionó Chucho lo siguiente: <<cuando llegó mi papá a La Puerta, las pocas casas que había tenían techo de fajina, las paredes de tierra, tapia o bahareque…lo contratan luego, para meter el sistema de cloacas del pueblo, que es el que tenemos. Luego trabaja la agricultura y en los trapiches, el de Felipe Viera, aquí en la hacienda “el Rosario” y el de Luis Ignacio Araujo>>; eran las pocas fuentes de trabajo en esta comarca.

Chucho estudió los dos primeros grados, en la Escuela José Luis Faure Sabaut, que estaba ubicada en la calle 8, frente a la Plaza Bolívar de La Puerta, en unas casas donde está el negocio el Portachuelo, y luego, hasta 6° grado cuando ya quedaba el Grupo en los Jumangues. Aprendió a trabajar la construcción con su padre, y a eso se dedicó.

El Ciclismo de Montaña en  La Puerta.

Cuando elaboramos la crónica anterior sobre el ciclismo, nos propusimos requerir el testimonio de Jesús Eduardo Briceño Morillo, sobre la historia del ciclismo en La Puerta. Lo buscamos en la casa de nuestro vecino Benito Moreno, en la Calle 2, donde estaba realizando algunos reparaciones, es albañil.  Amablemente nos cedió parte de su tiempo y narró lo que conoce de este deporte.

En la gráfica, el grupo de ciclistas de La Puerta, Estado Trujillo,  que hicieron el acompañamiento a los participantes de la tercera edad, en la Vuelta a Venezuela, a comienzos de este siglo. De izquierda a derecha, sobre sus bicicletas, de octavo, Jesús Eduardo Briceño Morillo “Chucho la Ciencia”; décimo se observa a Douglas Araujo, a su lado su hermano Antonio, y luego, Esteban Quintero “Don Ojo”. Abajo, a la izquierda, el pequeño José Manuel Lobo “el Tigre” y otros, en una parada de descanso. Cronografía N° 3526.


Según el Comité Olímpico, la práctica de esta modalidad de ciclismo, se inició en Venezuela,  en la década de los 70 del siglo XX, como consecuencia de la aparición de las bicicletas de alta resistencia, propias para terreno de montaña.  El pedalismo de montaña, cuenta con algunos grupos o clubes en Valera, Trujillo, Boconó y Carvajal.

Habló Chucho, con mucha admiración del “Águila Solitaria”, el pedalista trujillano Vicente Laguna, quien ganó en la Vuelta al Táchira, en la etapa de La Grita, en 1971. Según sus palabras <<el triunfo de Laguna, le dio mayor empuje y difusión al ciclismo en nuestro Estado, y los trujillanos comenzaron a ser los duros, los batalladores, los más respetados en cada competencia, es a partir de ese año que se siente el ciclismo aquí en La Puerta >>.   Recordó lo buen pedalista que era el “negro” Toño Uzcátegui, y la emoción y fanaticada que tenía el campeón de Timotes, en los años 80. Presenció en 1980, la llegada de éste a La Puerta,  <<venían desde Quebrada de Cuevas, echaron toda la subida y bajaron por aquí por la carretera de La Puerta, nosotros estábamos en Pueblo Nuevo y vimos como iba en la delantera el “Negro” Toño Uzcátegui>>; era  la Vuelta Internacional a Trujillo, la mayoría de los jóvenes de nuestra parroquia, se agolparon en la carretera, y pudieron ver al campeón Uzcátegui,   llevando la delantera al agresivo pelotón que lo perseguía.


Sus inicios y la práctica constante.

Con mucha regularidad, se le puede observar en la carretera, ataviado con camisa y pantalón propio de ciclista, unas veces con el auri-negro, símbolo de la trujillanidad, otras con el azul, su casco de esos pequeños con ventanitas que usan todos los ciclistas, su botella de agua pegada en un tubo de la bicicleta. Su ligera mochila, con los repuestos de emergencia y la bomba pequeña para inflar. Pedaleando. Pendiente del sendero, de los cambios y del funcionamiento de los frenos, así se le ve andar por estas vías terrestres de La Puerta. 

El ciclista de montaña Jesús Eduardo Briceño Morillo “Chucho la Ciencia”, en fotografía reciente (2020). Cronografía N° 3527.

Sus travesías mayormente son, el Páramo de la Puerta o de las Siete Lagunas, La Mesa de Esnujaque, Timotes, Quebrada de Cuevas, Valera. Se dice fácil, pero hay que contar la cantidad de kilómetros y de esfuerzo que se echan en cada una de estas recorridas. Chucho, no tuvo entrenador, empezó cuando tenía 15 años. Poco a poco se fue vinculando a este deporte, después que se compró su primera bicicleta una ring 20 normal, haciendo pequeñas rutas, como consecuencia que en 1976, estaba trabajando en la construcción de unas casas en el Páramo, donde Luis Alberto Becerra, que tenia caballos, él había comprado uno,  paseaba pero no era lo que él quería, se cansó y compró su primera bicicleta,  luego, tuvo dos de semi-carrera cuando eso se transformó en parte de su cotidianidad, y la que tiene actualmente que es una montañera; ha sido consecuente con sus prácticas.

Señaló como experiencia personal, que no se necesita ser profesional para practicarlo. Los que lo comenzaron a practicar con él, nunca se plantearon estar en el nivel competitivo, solo por mejoramiento físico y espiritual personal, disfrutar el paisaje, el día, la vida. Es su filosofía.

         Por lo general el Ciclismo de Montaña, está catalogado como un deporte de riesgo, pero en criterio de Chucho, si se tiene cuidado, no debe considerarse una actividad extrema.  .


¡Y no te deja envejecer!

En su interesante conversación sobre su vida deportiva, relató que, <<al principio me costaba llegar hasta el Llanito, y al poco tiempo me di cuenta de cómo iba mejorando mi cuerpo, la resistencia, hasta mi respiración, y noté el cambio cuando ya pasaba por la Siete Lagunas, sin dificultades>>. Cada subida a este páramo, es una experiencia distinta, tanto por el momento, como por las personas con las que se sube, amigos y conocidos, al llegar al punto de la cima, se descansa, se come algo de lo que se lleva y se comparte, se conversa, disfruta del clima, del sol, de la mañana o del atardecer, de la fauna, la flora, hasta del charco y el barro se disfruta, eso te puede cambiar la experiencia, son esas cosas sencillas las que se deben disfrutar y que muchas veces te asombran, <<Entre los que todavía practican este deporte, están Esteban Quintero; “Goyo” Araujo, el de la Plaza; Douglas Araujo, mi vecino>>.  En eso de la práctica del pedaleo, no han tenido freno.

Rememoró lo siguiente  <<mi ruta desde hace 15 años,  cuando tenía los 40 años de edad,  es meterme por los Bicuyes, llego a las Siete Lagunas (Páramo de La Puerta), cojo por La Calzona (una de las 7 Lagunas), bajo a La Lagunita y llego a La Puerta…anteriormente, con grupos más grandes, cuando no íbamos a Timotes, salíamos de la “Y”, en ruta a  Valeralta, la Culebrina, llegábamos a Beatriz en Valera, luego íbamos a Montecarmelo, Páramo Siete Lagunas y La Puerta>>;  a la pregunta de cuál fue el motivo por el que practica el  ciclismo, dijo: << Entreno actualmente más que todo en la Lagunita, me mantiene todo el tiempo activo, no tengo problemas de tensión, te ayuda mucho y no te deja envejecer>>; esto último, es una poderosa razón existencial. 


Acompañamiento a los Viejitos en la Vuelta a Venezuela.

Para él, trillos, caminos y voladeros de tierra y piedra, lluvia, sol, polvo, el cruzar una gruesa quebrada a cierta velocidad, un zanjón fresco, subir una montaña  y bajarla se está viviendo la emoción de ese momento y de ese paisaje, pero también, la gente que te acompaña. Explicó que   <<Este es un deporte tan sano que en el año 2001, me invitaron a mí y a otros del pueblo, al acompañamiento de la Vuelta a Venezuela de los viejitos, la mayoría tenían más de 60 años, que habían salido desde Caracas, y nosotros hicimos el acompañamiento desde la laguna de Mucubají en el Estado Mérida, donde los esperábamos, traían su guía a la cabeza sonando su pito de precaución,  hasta aquí en La Puerta. Fuimos como unos 10, fue un evento de mucha camaradería, de gente muy simpática. Recuerdo que al final nos dieron un agasajo y nos entregaron reconocimientos, la Junta Parroquial>>; esta acción deportiva y solidaria, le dio mayor fuerza y estimulo al grupo de personas de mayor edad que participaban en ese esfuerzo de recorrer el país en bicicleta.

El día de la Vuelta a Venezuela, realizada por los viejitos, la serranía abandonó la niebla, la lluvia y el grueso frio. Cronografía N° 3531.


Esta crónica de vida, que refleja parte de la historia del ciclismo en nuestra parroquia, posee un valor innegable para las nuevas y futuras generaciones, y puede tenerse como  fuente de consulta de nuestra evolución colectiva en el deporte. 

La Puerta, octubre 2020.

Omanrique761@gmail.com


Pedro Alejandrino Rondón.

 

Oswaldo Manrique Ramírez.


Pedro Rondón, parameño echao pa’lante.

Personajes del Páramo de La Puerta (2).


El Páramo de La Puerta, también llamado de las Siete Lagunas (Maen Shombuk en dialecto Timoto), Estado Trujillo, en Venezuela, es una formación que se desprende del Pico de Miranda de la Sierra Nevada,  <<hermosa estribación, que se viene llamando La Puerta, pero que es mejor llamarla de la Mocotí, pues nace del Páramo de las Siete Lagunas, vecino del páramo de la Sal.  La estribación de la Mocotí se deprime lentamente y se pierde o rompe, casi de repente, para dar paso al mismo rio Momboy, que se lanza sobre el Motatán>> (Bennet, Francis. Guía General de Venezuela. págs. 272-273. Caracas. 1929). Esta pequeña descripción de Bennet, sobre tan imponente cresta montañosa, está basada en los estudio de Agustín Codazzi y de Américo Briceño Valero.  


Panorámica del Llanito, importante y turístico sector del Páramo de La Puerta. Fotografía tomada por Antonio Lino Rivero (2012). Cronografía N° 2529.  

Cuando se emprende la caminata desde el  área urbana de La Puerta,  para subir al páramo de las 7 Lagunas (Maen shombuk), se comienza escuchar: nos vamos por la Cuesta de los Rondones.  Este camino, nos permite llegar al sector el Llanito, donde algunos los identifican como el inicio del Páramo; realmente es zona sub-paramera, caracterizada por contar con un camino real, hoy amplia carretera, que era el utilizado por los primeros pobladores (indígenas Timotes y Xikokes) de este lugar. La Cuesta o primero de los caminos de los indígenas, llegaba hasta ese Llanito, provisto de una pequeña laguna que hoy está casi desaparecida, cercana a donde estaba como punto de descanso la bodega de Locadio Rondon, un señor de sonrisa amplia y permanente, atento y servicial a todo visitante y vecino. Este Locadio, era hijo de Concio Rondon.    Siguiendo unos pocos minutos ese camino, llegaremos a tierras de los Rondones, ubicadas en este sitio.

Según Antonio Lino Rivero, en la década de los años 40 del siglo XX, en el sector de El Llanito del Páramo de La Puerta (luego llamado Los Torres), se encontraban asentadas las familias de  Salvador Rondón y la señora  Isaías Rivera, la de  Concepción Rondón y la señora Brígida Vieras, también la familia de Rafael Artigas  y la de  Martín Rivero y la señora Leonor Paredes, éstos últimos, padres de  Antonio Lino Rivero, quienes vivieron aquí por espacio de un año aproximadamente.  

El Llanito y toda la falda del páramo, como lo explicó Tulio Rivas, descendiente de una de las más antiguas familias de esta sierra, era propiedad de la señora mantuana Cordola Briceño, descendiente del conquistador Sancho Briceño y de los próceres independentistas Antonio Nicolás “El Diablo”, Francisco Javier “el excomulgado” y lider de los pardos y mestizos trujillanos, Domingo “El Negro Socialista”, Pedro Fermín Briceño, entre otros; aquí ella tuvo hacienda y hato de ganado vacuno y ovino. El viejo horno de tejas y ladrillos, que apenas se ve, así como las bases y pisos de la estancia, que fueron borradas por el paso del tiempo y de las maquinas que construyeron la carretera, eran las de la familia de doña Cordola, quien vivía allí y administraba directamente sus empresas.   

Siempre fue este sector, un amplio paisaje agrícola, lleno de sementeras de papa,  trigo y hortalizas. La principal actividad era y es la agricultura.  Relataba igualmente Tulio Rivas, que en la época de la hambruna en los comienzos del siglo XX, al páramo llegaron familias enteras de Pueblo Llano, Jajó, y de las Mesitas de Niquitao, también gente de Monte Carmelo, Arapuey y Palmira. Varios se asentaron en este lugar, entre ellos, tres hermanos oriundos del Estado Mérida. José Salvador, Concio y Susana Rondón; gente muy trabajadora.   

José Salvador Rondón, fue un ciudadano cuya vida transcurrió en aquella vetusta y tranquila sierra trujillana, entregándose al trabajo agrícola.  Allí, fundó un hogar con María Isaías Rivera de Rondón, con quien se casó y  procreó una numerosa familia de varones y hembras, también muy trabajadores, entre ellos a Pedro Alejandrino; Francisco, que se recuerda como agricultor y comerciante de La Puerta, vendedor de sus frescos duraznos; Marta, Bernabela, Fernanda, Juvencia y Ramona, que es la mama de Federico y Aurelio Rondón.  

Otra toma del Llanito, importante y turístico sector del Páramo de La Puerta, donde se asentaron los hermanos Rondón, a principios del siglo XX. Cronografía N° 2528.  

Era el viejo José Salvador, hombre muy parco y serio en sus actividades, fue adquiriendo algunas tierras con el producto de sus cosechas, y en vida fue repartiéndolas entre sus hijos e hijas. Hombre recto y justo, gozaba de gran prestigio como consejero de los pequeños agricultores del páramo que a él acudían para plantearle problemas y buscar soluciones.

Entre los hijos de Salvador, destaca Pedro Alejandrino, quien desde muy niño, tuvo la inclinación por superarse y mejorar personalmente. Nació en el año 1932, en El Llanito, sector del Páramo de La Puerta (llamado inexplicablemente Los Torres, desde las primeras décadas del siglo pasado). Pedro Alejandrino Rondón, de niño era llevado por su padre al viejo mercado municipal de Valera, ese mundo tan variado lo impactó; asimismo, cuando lo llevaba a las grandes casas mercantiles, todo lo observaba con detenimiento, para él, eso era extraordinario. Así que, de la mano de su padre, fue recibiendo las primeras enseñanzas del comercio, lo que aquilataba con su lucidez mental y memoria, que lo ayudaría a enfrentar en su momento, las responsabilidades que le tocarían.


Panorámica general del antiguo Mercado Municipal de Valera, donde Pedro Rondón se inició en el comercio, con un puesto de venta de verduras. Cronografía N° WA0036. 

Trabajó junto con su padre y hermanos la agricultura. Les fue bien en esta actividad, pero cuando pudo asumir sus propias decisiones, se va Valera a ejercer la actividad comercial, y junto con ello, buscando superarse se inscribió en una escuela para adultos, y se puso a estudiar primeras letras y nociones básicas de matemáticas, lo básico para poder ejercer el comercio.

A los 19 años se casó en La Puerta, con María Emilia Gutiérrez, oriunda de la vecina parroquia Mendoza del Bomboy, con quien procreó a sus hijos: María Agueda, Amadeo (+), Felipe, Petra, Roberto, José Gregorio, Jorge Luis (+) y Pedro.  


Los inicios del popular  “Lloradera”.

 Encausando su vocación, en la década de los 60, tenía un puesto de venta de hortalizas en el antiguo Mercado Municipal de Valera,  también estaban allí, sus dos sobrinos, Federico que siempre le gustó el comercio, hoy vive en Colombia, y Aurelio, quien luego se hizo barbero, y se dedicó a este oficio en forma definitiva; ambos eran hijos de Concio Rondon. Para esa época, se mudó definitivamente a La Puerta (área urbana), a una casa ubicada en la avenida Páez, entre las casas de Rodulfo Combita y la de su pariente Felipa Rondón.  


En la gráfica de 1963, montado a caballo Pedro Rondón, en su finca en el Llanito, en el Páramo de La Puerta. Subió en esta ocasión, como comisionado especial en la campaña electoral presidencial del Dr. Raúl Leoni. Colaboración del señor Felipe Rondón.  Cronografía N°  3504.


Fue avanzando en sus negocios mercantiles, fue muy hábil y hasta tuvo despachos de mercadería y hortalizas hacia el centro del país. Su facilidad de palabra le daba cancha para la negociación.  Compraba carga a los productores de La Flecha, Carorita, el Alto de San Juan, Comboco, El Horno, hasta llegaba a los de Timotes todas las semanas, para cumplir los despachos de Barquisimeto y uno específico el de Supermercado Venepal, ubicado en la ciudad de Morón. Buscaba a los productores donde estuvieran, y si no había lo que buscaba, ellos lo ayudaban con otros productores; lo llamaban “Lloradera”, por esa virtud innata para convencer.  




Casa de amplio corredor y varias puertas, de una empresa comercial de Valera, cercana al viejo Mercado Municipal. Cronografía N° 2F628B45. 

¡Muchachos a comer poco y andar alegres!


Cuando salía a viajar por los despachos o a realizar alguna diligencia de trabajo con sus hijos les decía: ¡Muchachos a comer poco y andar alegres!, una forma de entusiasmarlos y comenzar bien el día, pero a la vez, era la presencia de seres satisfechos y gozosos.  Era su manera de ser, su espíritu emprendedor, que iba moldeando en sus hijos mayores.  

 Así como los entusiasmaba para el trabajo, también les daba algunos consejos, muy propios de su experiencia de vida. Recuerda Felipe Rondón, su hijo, que Pedro gozaba de ser libre en sus actividades, no le gustaba estar subordinado a nada ni nadie. Siempre les recomendaba: ¡No le trabaje nunca  a nadie! Para él, no ser asalariado, era una posibilidad de vida y también de seguir disfrutando la libertad. Cuando conversaba con sus paisanos, sobre el estado de las carreteras en esa época, y se iba a referir a las famosas Curvas de San Pablo, del Estado Lara, les decía ese paso es muy peligroso, porque es zona "culebrera". 


Estampa de dos mayores entretenidos jugando en una mesa, a la entrada de un local comercial, cerca del Mercado viejo de Valera. Obsérvese la vestimenta usual de la época.  Cronografía N° S/N.  

Pedro Alejandrino Rondón, no bebía alcohol, no fumaba, su entretenimiento era jugar dominó, tenía conspicuos compañeros de juego, a respetables vecinos, como: Juan Rivero, Hugo Rosales, Rito María Ramírez, Esteban Briceño, y el chistoso Ruperto Sulbarán, eterno secretario del Tribunal. Le gustaban los vehículos, tanto los de trabajo, como los de uso personal, a él, se se le vio manejar un novedoso Mustang, colo verde, de lujo, del año 1972; también un LTD, ambos de paquete.


Fachada de la empresa Trujillo Motors, de la ciudad de Valera, concesionaria donde Pedro Rondón acostumbraba adquirir sus vehículos. Cronografía N° 20624. 

 

Espiritualmente era  devoto de la fe católica, inclusive, participaba de manera activa en la Sociedad de San Isidro, patrono de los agricultores, todos los años por mayo, se le veía en la organización de las fiestas del santo.

En 1982, fue de los principales impulsores y colaboró con la construcción de la carretera del Páramo de La Puerta, cediendo un área de terreno de su propiedad en Loma de los Vicuyes.

Gran conversador, liberal, demócrata, a su manera,  siempre militó en el partido Acción Democrática, donde tuvo cargos de responsabilidad local y hasta le pagaban;  alternó con compañeros que se convirtieron en sus amigos, como Amadeo Rivas, Ramón Volcán (La Flecha), Rogelio Torres (Federación Campesina), Hugo Rosales y Juan Matheus.  

Sus últimos tiempos, los pasó en una casa en la esquina de la Plaza Bolívar, con calle 8. Así, transcurrió su vida, fiel a su vieja comarca y a sus gentes. Murió en La Puerta, en el 2011.


La Puerta, septiembre 2020.

Omanrique761@gmail.com


 

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