viernes, 30 de septiembre de 2022

Los Trapiches de La Puerta.

 

Los Trapiches de La Puerta.


Por: Oswaldo Manrique.


Las bondadosas, andinas y prosperas tierras agrícolas de La Puerta, insertas en el Valle de Bomboy y marcadas de Sur a Norte por el río de este nombre, son fuente de historia, cultura y tradiciones. Desde tiempos inmemoriales fue un valle de la gran Nación Timoto, que centraba su concepción holística y de vida, en la armonía con la naturaleza y la tierra.

Se estima que, al asentarse la invasión europea por estos lares, en las posesiones de los encomenderos Briceño, y La Bastida, en El Portachuelo,  Llano de San Pedro y El Pozo, hubo trapiches, impulsados por bueyes y bestias, para procesar la caña dulce que como primer rubro económico mercantilista se sembró en esos lugares a comienzos de siglo XVII. En el siguiente siglo, eliminadas las encomiendas, se fueron consolidando las haciendas de trapiche, como unidades de producción. 

Para 1929, la historiografía censa como hacendados de La Puerta, Ciriaco Labastida, Américo Burelli, Hilarión Gutiérrez, Isaías Ramírez y Manuel Vieras (Bennet, Francis. Guía General de Venezuela. pág. 376), que explotaron el rubro de la caña dulce. 

Pesquisando un poco sobre el tema de los ingenios y trapiches, que fueron junto con los molinos, parte fundamental de la economía de La Puerta, se abordó al cronista gráfico Antonio Lino Rivero,  quien generosamente nos relató los que en su memoria considera fueron los más importantes.


Los tres trapiches del área urbana.


En orden de capacidad de producción y como si los estuviera viendo en plena faena, nos fue diciendo: <<los tres trapiches que existían en el pueblo de La Puerta en la década de los años 40, 50 y 60 del siglo pasado, eran los siguientes: el Nro. 1, el de don Felipe Vieras; el Nro. 2, el de don Luis Ignacio Araujo y el Nro. 3, el de Don Elio Carrasquero>>; aquí se refiere a los ubicados en lo que hoy conocemos como área urbana de dicha Parroquia, señalando además, el tiempo histórico y asimismo, las unidades de producción existentes, y su escala en cuanto a producción de panela y sus derivados. 

Don Antonio Lino, octogenario, haciendo gala de su privilegiada memoria, nativo de El Censo, al igual que su papá el maestro y poeta Martín Rivero, recordó que, el trapiche << de don Felipe era el más grande y estaba en la hacienda el Rosario, que era de su propiedad y lo atendían él con Irenio, Felipe y otro de sus hijos, y un grupo de trabajadores. La hacienda empezaba en el sector la "Y",  dónde se divide la vía para ingresar a La Puerta y la otra es la vía de Pueblo Nuevo-Timotes, llegaba hasta la calle Nro. 1(entrada al pueblo), y por el lado oeste, hasta donde hoy pasa la vía de Pueblo Nuevo; en los primeros años no existía esa carretera>>; este Vieras, aparece en el censo de 1929, como uno de los 8 hacendados de La Puerta.


En la continuación de su relato, Don Antonio Lino, rememoró que, el trapiche de Luis Ignacio Araujo, <<estaba situado al final de la calle 4, donde construyeron el Hotel Cordillera, antes funcionaba en ese lugar, un molino para moler trigo y era propiedad de la familia Burelli y lo atendía don Cristino Burelli, esa era una finca que llegaba hasta dónde hoy es la vía de Pueblo Nuevo, don Luis tenía un buen equipo de trabajadores y el encargado del personal era el señor Santiago Ramírez, con dos o tres colaboradores más para el buen funcionamiento del trapiche>>, Don Santiago, recordado personaje, es en nuestra comunidad, catalogado el hombre de los tres siglos, y logró disfrutarlos. Luis Ignacio y Don Antonio Lino, son parientes.

La localización del tercer trapiche, nos la da con detalles, así: <<El de don Elio Carrasquero, estaba situado a unos 600 metros de la capilla el Calvario, lo que hoy es la capilla Virgen de Fátima, las tierras eran propiedad de don Elio, alrededor tenía grandes siembras de caña y por el lado izquierdo vía La Puerta la Flecha. Desde dónde hoy existe el Centro Comercial hasta el sector el Viso, cuyo lindero era con el señor Salvador La Cruz, quien vivía en ese lugar con su esposa Catalina Moreno y sus hijos>>; de acuerdo a nuestra investigación histórica documental, estas tierras y las de los otros dos trapiches, pertenecen al Resguardo Indígena de La Puerta. 

Gran parte de la actual generación de pobladores de La Puerta, desconoce y se preguntan ¿Cómo era el proceso para moler la caña de azúcar y producir la panela?  Esa respuesta la suministró aquí, Antonio Lino Rivero, <<la caña, después de cortarla, la trasladaban en un camión hasta el trapiche dónde iba a a ser procesada. Voy a contarle como era este procedimiento en el trapiche de don Luis (el era hermano de mi papá), y yo tenía permiso de él para ir cuando quisiera para las instalaciones del trapiche, además, yo conocía al señor Santiago y a la mayoría de sus trabajadores; la caña era triturada por una máquina que era especial para eso, y para su mantenimiento, usaban una rueda gigante parecida a la del viaje a la luna que usan en los circos, ésta, en vez de transportar personas transportaba gran cantidad de agua para el mantenimiento de la máquina. Cuando la caña era molida o triturada, el jugo que producía era enviado a una primera paila dónde era tratado para quitarle todo el sucio que pudiera traer el jugo, esa suciedad que traía cuando se la quitaban le decían -cachaza- y servía para alimentar a los cerdos, de ahí pasaba a la segunda paila dónde se producían las famosas espumas que eran muy sabrosas, después pasaban a una tercera paila, los que trabajan en eso le decían fonderos>>; esta cachaza, la solicitaban mucho los habitantes cercanos, para la cría de los dos cochinos anuales que criaban las familias, uno para vender y otro para consumir en fin de año. 

    El proceso de la molienda, no terminaba allí, porque <<De ahí pasaba a la paila cuarta y quinta,  cuando llegaba a la sexta, ya la miel estaba lista para la elaboración de la panela, tenían que esperar cierto tiempo pues la miel salía hirviendo, después la llevaban dónde era el vaciado en los moldes que servían para fabricar los dos tipos de panela, una pequeña y una grande, cuando estaba lista la pasaban al lugar de empaque para esto utilizaban a veces hoja de plátano y después era despachada a distintos lugares>>; era todo un proceso industrial.

    Otra de las circunstancias que recuerda Rivero, de este proceso de producción de panela, es que, <<Cuando molían o trituraban la caña salía el bagazo que era utilizado en un horno gigante para mantener a altas temperaturas las pailas dónde procesaban la miel, este horno también era alimentado por grandes cantidades de fajina que era transportada en grandes cantidades por muchachos del pueblo desde el trapiche de don Elio, hasta el de don Luis Ignacio, la distancia era de mil quinientos metros aproximadamente y a los transportadores de fajina le cancelaban un real por cada viaje.  Hoy en día, un joven de esta época no haría ese transporte por menos de un dólar>>; la fajina también era utilizada como techo de las casas de la Puerta.

           Del léxico trapichero. 

Existen unos términos muy propios de esta industria, para denominar los implementos, las edificaciones, las fases del proceso de molienda y el producto, por ejemplo, luego de la molienda, se llena la canoa con el jugo de la caña, allí se le saca la cachaza, es decir, los residuos, luego el pailero lo pasa al fondo guarapero en la hornalla; hirviendo bastante le sacan la segunda cachaza y el pailero pasa al fondo de melado. En la fase final, cuando el “melao” está a punto, se pasa al "platón"  a los paneleros para que fragüe durante unas dos horas, y se procede a empacar. 

Hemos leído que, los hornos antiguos eran elaborados con barro y piedra, luego se usó el hierro.  La chimenea o torreón, es la estructura tubular de varios metros de altura, que funge como aliviadero o expulsor de humo y gases producidos por el procesamiento de la caña, construida con adobes de arcilla y barro.  Su base es ancha y en la parte de arriba se reduce el diámetro. 

En cuanto a la división del espacio del trapiche o ingenio, aparte de la oficina de la hacienda, se conoce la casa de molienda, la casa de las pailas y de purga, y el área de la panela. 


El viejo trapiche de Las Delicias.


Quizás el obrero de trapiche más antiguo que está vivo, es el señor Pedro Torres, nonagenario que tiene su casa en una pequeña loma de la misma hacienda Las Delicias, y ha mantenido la explotación agrícola de un pequeño lote de tierra. La gran posesión se extendía hacia  el norte del valle de Bomboy, desde lo que llaman Los Cerrillos, de la parroquia Mendoza, hasta el sur, en el sitio de los Llanitos, cerca de El Molino. Se le suele  llamar Hacienda de Los Ramírez. La infraestructura del Trapiche, existe sin actividad, uno de los más grandes y antiguos, que fue importante ingenio panelero.  

Trapiche hacienda Las Delicias. Gráfica de este blog, año 2021. 

Allí trabajó José Rafael González, desde muy niño, hasta que pudo marcharse a Caracas en busca de nuevos derroteros. Recuerda que en aquellos tiempos, laboraban unas 60 personas aproximadamente, aparte de la que estaba en los cañaverales. Su padre trabajó en la fragua desde niño, le dedicó toda su vida al trapiche, hasta que enfermó y finalmente falleció, sin percibir indemnización, según lo que manifestó su hijo José Rafael. El Trapiche dejó de trabajar como a comienzos de este siglo XXI, porque las tierras han sido dedicadas a cultivos de hortalizas y la caña de azúcar es muy poca la que queda. Antes de los cañamelares, esta posesión estuvo sembrada por enormes cafetales, en los tiempos que el Dr. Francisco Antonio La Bastida Briceño, trajo las primeras matas desde Chacao. También hubo hermosos trigales, en el siglo XVIII.

La infraestructura del trapiche de Las Delicias, donde se manufacturaba panela y otros productos de la caña dulce, está en ruinas actualmente, por eso, decidimos recopilar gráficas y videos, que sirva para las actuales y venideras generaciones como memoria histórica de este muy antigua factoría del valle de Bomboy.


           El Trapiche de El Molino, el de Los Llanitos, y el de Hilarión Gutiérrez.


De esa misma época, debemos agregar la existencia de otros trapiches de esta parroquia, ubicados fuera del área urbana, como el de El Molino, ubicado en la entrada Sur de este caserío, actualmente está en ruinas, propiedad que es ó fue de la familia Araujo. El Trapiche de Hilarión Gutiérrez, antes Juan Olivares, ubicado en el sector Los Llanitos, que tiene la entrada por las Caballerizas, del señor Rafael Andrade; este trapiche aún conserva parte de su edificación. También hay en la actualidad, un pequeño trapiche, que muele a veces, que está situado en el sector La Flecha, es de construcción más reciente (últimas décadas del siglo XX), hecho por Miguelito Romero, el mismo emprendedor de La Lagunita. 

La entrevista la concluyó Antonio Lino, con la siguiente frase: <<Así eran los trapiches de antes>>. Nuestro agradecimiento por su generoso aporte, para elaborar esta pequeña nota, que abona a la reconstrucción de la memoria histórica de La Puerta. 

Trapiche hacienda Las Delicias. Gráfica de este blog, año 2021.

Trapiche hacienda Las Delicias. Gráfica de este blog, año 2021.

Hacienda Las Delicias. Gráfica de este blog, año 2021.


La Puerta, julio 2022.

omanrique761@gmail.com 

sábado, 17 de septiembre de 2022

Coronel Pedro Chipía y la inquietud carachense.

 

Cnel. Pedro Miguel Chipía y la inquietud carachense. 

Por Oswaldo Manrique.


La vieja "Ciudad Letrada" trujillana lo referenció escasamente, y lo poco, lo copiaron repetitivamente; y la actual, no lo considera, ni escribe, ni se  refiere a Pedro Miguel Chipía, siendo como fue, un destacado e importante prócer en la gesta independencista de Venezuela; esto pudiera achacarse a desinformación o porque no combatió en Carabobo o simplemente porque al parecer era nativo de Carache. Discúlpeseme si en algún lugar de Trujillo, existe alguna avenida, escuela, institución que lleve el nombre de este prócer. También mantiene silenciado al coronel Manuel Gogorza Lechuga y otros valores trujillanos. 


Coronel Pedro Miguel Chipía.

Chipía, cumplió una admirable hoja de servicios a la Patria, fue edecán del Libertador, en un momento muy dramático y desesperanzador para éste, tuvo que expatriarse, resteado en sus posiciones de lucha y solidario con el líder, lo acompañó. En ese angustiante periplo, fue tan respetable Chipía que, es el oficial que recibió de Alejandro Petion, el armamento para la primera expedición que salió de Haití para la liberación de Venezuela.

Sus impresionantes acciones militares nos induce a pensar en un ser de acendradas convicciones republicanas, de férrea lealtad, cultor de la amistad, de inobjetable virilidad, con dominio y don de mando, audaz y firme en sus  decisiones, aún a costa de su vida.

 Llevó con orgullo en lo interno eso que Don Mario Briceño Iragorry, llamó <<extraversión telúrica>> que distingue al inquieto trujillano en otras latitudes, dispuesto a realizar cualquier sacrificio  en favor de importantes causas, como son los indiferenciables asuntos de la Patria.  De modales cultos y porte distinguido, era drástico y disciplinado. 

 Por su lucha desplegada entre la Nueva Granada y la Guayana, se infiere que promovió la idea de la integración suramericana, sintiendo devoción por la libertad y la igualdad, lo que asumió como su compromiso de vida y salió a pelear por ellas.

Una referencia historiográfica, señala que nació en la Villa de Carache, el año 1788, sin señalar la fuente. O' Leary, escribió que este prócer, era oriundo de Carache, así, recientemente, lo acepta y lo quiere esta población, que en antigua época, formó parte del Cantón Trujillo, y en 1875 obtiene el estatus de ciudad. Su paisaje es el hermoso valle del río Carache, en las estribaciones de la Cordillera de los Andes, una zona de prosperidad y riqueza en agricultura y cría. Con temperatura de 23 ° C, y una altura de 1.202 msnm. 

Tierras del líder rebelde jirajara Karachi, cuyo monstruoso asesinato en las pailas de Mongón, quisieron convertirlo en un cuento de Romeo y Julieta. Otro de los hechos históricos interesantes de los nativos carachenses, fue su manifestación de simpatía por el movimiento de los Comuneros de Mérida en 1781, expulsando al Visitador de la Renta Real del Tabaco, Carlos del Pozo. Acontecimientos que perduran en la memoria comunal.  

En 1811, Pedro Miguel, contando con 23 años de edad, estuvo informado de los difíciles inicios del movimiento de emancipación en su Villa, cuyo más notable conspirador fue el Capitán de Milicias Urbanas y Alcalde de Carache José Manuel La Bastida Briceño, y su esposa, Candelaria Betancourt a quienes les tocó enfrentar a la gran cantidad de pobladores que seguían las banderas realistas, sus delaciones y traiciones; este hombre, apenas contaba con 25 soldados patriotas, que constituía el grupo de caballería del capitán La Bastida, éste, con 53 años de edad enfrentó los escarceos y hostilidades de la gente del indio Reyes Vargas, en los Humocaros, Siquisique y Carora.   

En 1812, sucumbe la primera República, el Capitán José Miguel es capturado y enviado a Maracaibo, a cumplir 10 años de presidio, sus bienes fueron confiscados y su tropa quedó reducida a sus parientes. 

Puesto en libertad y regresando La Bastida a Carache, Chipía con el furor de su juventud, se integra nuevamente a la lucha armada de liberación, subordinado al Brigadier Bolívar.


Tabla cronológica.


En la siguiente resumida tabla cronológica, encontramos algunas noticias de la corta, pero intensa vida en campaña militar, de este héroe de la Patria. 

1811. Sus comienzos en la causa revolucionaria. El 31 de julio de este año, en Caracas, Don Juan de Escalona, Presidente de de los Estados Unidos de Venezuela, concede a Pedro Ramón Chipía, Cadete del Cuerpo Nacional de Artillería, el empleo de Subteniente vivo y efectivo del mismo Cuerpo (Toma de Razón. 1810 a 1812. Registro de Nombramientos. MRI. Pág.391. Caracas. 1955); además de artillero, era un buen jinete.  

1811. El 6 de diciembre de este año,  el ciudadano Baltazar Padrón, Presidente en turno del Poder Ejecutivo de los Estados Unidos de Venezuela, concedió licencia para retirarse del servicio al C. Pedro Ramón Chipía, con la misma graduación de Subteniente del Cuerpo Nacional de Artillería (Toma de Razón. Pág. 425-426). 

1812. Se hizo efectiva esta licencia, el 4 de enero de 1812. 

1813. Renace la esperanza independencista y se siente motivado a luchar. 

El escritor Lievano Aguirre, afirmó que Bolivar en Trujillo, vivió la falta de entusiasmo y cooperación de los pueblos, particularmente de los jóvenes que se escondían para no ser reclutados; tampoco -salvo algunas excepciones como el párroco de La Puerta y Mendoza, el padre Rosario -, solidarios en recursos, armas, víveres y soldados para la tropa; pero seguramente vio y recibió con agrado la incorporación de jóvenes como Chipía, Cruz Carrillo y otros que voluntariamente se le unieron, y le rompieron el pesimismo y la decepción, en una de las situaciones decisivas de su vida, continuar la empresa histórica y emprender con su pequeño ejército la Guerra a Muerte (Liévano Aguirre. Bolívar. Tomo I. 70-72).

Pedro, el Subteniente de artillería, se reincorporó al  Ejército Libertador, cuando Bolívar, pasó por Trujillo, en su Campaña Admirable. El 15 de junio de este año, en la ciudad de Trujillo, Bolívar dicta la Proclama de Guerra a Muerte, forjadora de la conciencia americana. 

Por esos días, las fuerzas republicanas revitalizan su entusiasmo, con el triunfo del comandante Girardot, en las montañas de Agua de Obispo, en Carache, precisamente el patio natural del joven Chipía. 

Está victoria, impulsó a Bolivar a ir sobre Barinas,lo que mejoró la acción de Niquitao desplegada por la tropa de José Félix Ribas.

1813. Participó en la Batalla de Araure el 5 de diciembre de este año, obtiene el grado de Capitán. Se destacó en combate con el Batallón Barlovento, comandado por el coronel Vicente Campo Elías, quienes dieron una frontal embestida a los realistas, cuerpo a cuerpo, aniquilando los restos del enemigo a bayoneta y culata. El parte de guerra, señala que Chipía fue herido en esta confrontación. 

Batalla de los Taguanes, Bolívar dirigió parcialmente este combate en Sabana de los Taguanes, y orgulloso escribió: 

<<la intrepidez de nuestras tropas produjo a los españoles el pavor>> (Informe de Simón Bolívar a don Camilo Torres, Presidente del Congreso de la Unión, en Tunja). 

Al día siguiente, los vencedores de Araure, sin dormir, sanos y heridos, con sus ropas rasgadas y sangrantes, pero felices se reunieron en el pueblo de Aparición, y el Libertador les pasó revista. Continúa la marcha, para luego entrar gloriosamente a la ciudad de Caracas.

1814. Al vivir una terrible derrota el ejército republicano el 15 de junio, comandado por Campo Elías, en La Puerta, se produjo la masiva migración a Oriente, más de 20 mil personas huyendo del enemigo. Venezuela quedó despoblada, en la miseria y bajo el control de crueles militares carniceros.  

1814. El 20 de septiembre de este año, Bolívar arriba a Cartagena, lo recibe la hostilidad y la indecisión, se le imputó la derrota del ejército patriota, y comenzaron a discutirle y criticar su autoridad y capacidad como jefe militar, siendo objeto de fuertes críticas por lo de la Guerra a Muerte, al igual que, su idea de revolución continental, aquello de <<la Patria es América>>. Le tocó emigrar a la Nueva Granada.  Bajo las órdenes de Bolivar, Pedro Chipía participó en el sitio y toma de Santa Fé de Bogotá, igualmente, en las jornadas hostiles de Mompox y Cartagena.

1815. El 25 de abril de este año, como persona ilustrada y capacitada para ello,  ocupó el cargo de Secretario de la Junta de Oficiales que se reunió en la Villa de Turbaco, entre los que se encuentra el vecino trujillano Bartolomé Cháves, para conocer de la renuncia de Bolivar a la jefatura de la campaña libertadora, ante el rechazo y oposición del gobierno de Cartagena. La Junta, no acepta la renuncia, y Bolívar en esas condiciones, entrega el mando el 8 de mayo, a fin de evitar luchas fratricidas, <<si yo permaneciera aquí, la Nueva Granada se dividiría en partidos y la guerra sería eterna>> (Carta al presidente de la Unión, Camilo Torres). Una salida noble e integradora. 

1815. En mayo de este mismo año, Chipía, decide acompañar a Bolívar en su destierro, y se dirigen a Jamaica. El 9 de mayo, en Caño Bazurto, abordan el bergantín inglés Le Decouverte. Llegan el 14 de mayo a Kingston.

1815. Viaja a las Antillas, y prosigue su actividad conspirativa por la libertad de Venezuela. Como parte de su inquietud y su necesidad de nuevos conocimientos, se apersona a los muelles, radas, a los rústicos astilleros, a observar y aprender los aspectos básicos navales, donde se va interesando por conocer de embarcaciones, también de la fabricación de barcazas, goletas, lanchas, canoas, barquetas, flecheras, curiaras, bajeles; el lenguaje de los marinos, sus costumbres y la interrelación con estos nuevos amigos. Aquel medio desconocido para él, debió impactarlo de forma maravillosa, el mar, su gente y todas sus circunstancias. Guiado por su obsesión libertaria, lo tornaba más inquieto.  

1815. El 6 de septiembre de este año, Bolívar produce su monumental Carta de Jamaica, dirigida a Mr. Henry Cullen, en la que exponen sus ideas y proyecto histórico independencista.


Por hacer respetar a su edecán Chipía, Bolivar salvo la vida. 


1815. El 12 de diciembre de este año, ordenado por el general Morillo, ocurrió el atentado a la vida de Bolívar, por su propio esclavo Pío, y es víctima en su lugar, el coronel Amestoy.  El Libertador testimonió que salvó su vida, gracias a un problema entre la dueña de la posada y el edecán Chipía, <<Efectivamente, salí a buscar otra casa sin haber participado a nadie...halle lo que buscaba, y me resolví a dormir en ella aquella noche>> (Diario de Bucaramanga, 326-327). Estaban viviendo con muchas carencias, esperando ayuda de amigos. 

Bolívar en su relato agregó: <<la posada en que estaba alojado con el actual general Pedro Briceño Méndez y mis edecanes Rafael A. Páez y Ramón Chipía, había tratado mal, y aún insultado, a este último, faltando así a la consideración debida, lo que me hizo, no solo reconvenirla fuertemente, sino que determiné mudar de alojamiento>> (Perú de Lacroix. Diario de Bucaramanga. Mencionado en Ruíz Rivas, Guillermo. Bolívar,Más allá del mito. Tomo I. 326-327. Foto Prin. Caracas.1972); el inquieto Chipía además de las penalidades por la falta de recursos económicos, fue objeto de insulto por esta desconfiada mujer.

1815. Ante la indiferencia del gobierno de Jamaica, a la causa libertaria, arriban el 31 de diciembre, a Puerto Príncipe, Haití.  

1816.

El presidente de Haití, don Alejandro Petion, proporciona recursos al Libertador, para la expedición emancipadora y parte el 31 de marzo de 1816, de los Cayos de San Luis. Es Chipía, quien recibe el armamento.  

1816.

Cuando la flotilla atraca en Juan Griego, Isla de Margarita el 3 de mayo, el alto mando revolucionario con Bolívar a la cabeza, declaró la unidad republicana y abre inmediatamente operaciones militares (Aníbal Galindo. Batallas decisivas de la libertad. En: Dávila, 98). Sale el trujillano con el grado de teniente coronel, incorporado a las fuerzas comandadas por el general Manuel Piar, hacia los llanos de Barcelona. 

1816.

El 27 de septiembre, bajo la comandancia del general Piar y MacGregor, está entre los vencedores de la sabana de El Juncal, cerca de Barcelona, que dieron una dura derrota a la tropa del realista Morales; aquí obtiene las charreteras de coronel, en la primera línea del Batallón Barlovento. De seguidas, Piar, emprende y salió en campaña hacia Guayana.

1816 

El 15 de noviembre de este año, Chipía, es considerado oficial leal y de alta credibilidad, lo que se reconoce en carta de Piar al prócer Pedro María Freytes, <<instruido exacta y circunstanciadamente por el coronel Chipía de los escandalosos atentados en Güiria>> (Del copiador de órdenes de Piar. Boletín de la Academia de Venezuela. N° 77. En: Ruíz Rivas, T1. 387-388), de elevado código de rectitud y justicia.


En la Campaña de Guayana.

1816. 

El 19 de diciembre, Chipía va al Cantón de Inaria, y con sus conocimientos obtenidos en las Antillas, a cumplir la misión de  obtener y acondicionar canoas para flecheros caribes y embarcaciones para cruzar el río Caura, movilizando tropa hacia Guayana, pero cayó enfermo de paludismo y su Batallón Barlovento, tuvo que salir al mando del mayor José Antonio Anzoátegui.  

1816.

El día 28 de diciembre de ese año, mientras Bolívar desembarca en Juan Griego, Chipía se reincorporó a la lucha, comenzando por detener a los desertores, porque tenían que evitar el salto de talanquera hacia el bando realista, y a varios capturó entre ellos puso preso al teniente coronel Manuel Matos, y los sometió a la justicia de guerra. 

1817. El primero de enero de este año, Chipía y su tropa, dominan a los realistas que defendían el paso de Los Negros y logra cruzar el Caura.  

El 19 de enero, bajo las órdenes de Piar, Chipía al frente de una columna de 100 hombres, atacó Angostura, fueron varias las arremetidas de asalto, la acción de sitio resultó infructuosa y tuvo que retirarse. 

En la denominada Segunda Campaña de Guayana, es el responsable de operaciones militares de los independencistas. 

1817.

El 4 de febrero, siendo jefe de la vanguardia y tomando en consideración su capacidad organizativa y don de mando,  es comisionado para sostener el control y dominio sobre el paso de Caruachi, que incluía garantizar mantenerlo libre de militares realistas, darle protección a los indígenas de la zona, defender el parque que había, establecer fraguas para forjar lanzas, y ejercer la autoridad y despliegue necesario con su Batallón Barlovento.  

El 17 de marzo, es designado  Comandante del Distrito Caroní, donde continua en su labor de construir piraguas tanto para ayudar al paso del río, como para usarlas en combatir a las fuerzas enemigas. El historiador Vicente Dávila, hizo una aclaratoria, que en el Diario de Operaciones militares se le llamó Pedro Miguel, también, en el parte de guerra de Tomás Montilla, sobre la Batalla de Araure.


El héroe de San Félix. 


En el curso de las acciones  militares de Guayana, mencionadas por Dávila, el 11 de abril de 1817, entre las riveras del Orinoco y el Caroní, se consuma la cruenta Batalla en San Félix, Chipía al frente del Batallón Barlovento, no dió tregua a las fuerzas monarquistas del Brigadier Miguel de la Torre. El guerrero trujillano, al frente de la caballería sin aguardar órdenes del general Piar, resonó su voz de mando: <<Alto, frente, alinear>> (Dávila, 95), que completó el capitán Landaeta con <<fuego a la bayoneta>>, fueron estas las palabras marciales y entusiastas del triunfo republicano, en el que nuestro personaje se coronó de gloria. Con el resultado obtenido, se reafirmó la República y se conquista Angostura, que se convertirá posteriormente, en sede del gobierno nacional. En esta batalla, Pedro Miguel Chipía dió su tributo a la libertad de Venezuela, que le correspondió como trujillano, ofrendó su vida este varón carachense.

Para los sureños venezolanos, Chipía tiene un alto significado y valor, porque estuvo personalmente involucrado, con  responsabilidades en los planes y acciones militares para la liberación de Oriente y Guayana. Es parte de su historia regional y significativa.

He tenido conocimiento de una loable y justa iniciativa para llevar los restos mortales de Chipía al Panteón Nacional, la que los trujillanos y trujillanas debemos asumir, o cuando menos, sumarnos a ella. 

A propósito del arrojo personal de este militar trujillano, el historiador Vicente Dávila, escribió que, son << ¡Felices los que mueren así, dejando en su país una hoja de laurel que a medida que los años pasan reverdece más! >> (Dávila, 97). Sin lugar a dudas, Chipía es ejemplo para la juventud venezolana, legó su caudal de nobleza y de lealtad de conciencia para la defensa de la libertad y soberanía de la Patria.

Escuchamos de nuestro noble cantor que <<los que mueren por la vida no pueden llamarse muertos>> ¡Chipía vive!

 La Puerta, septiembre 2022  

omanrique761@gmail.com


jueves, 15 de septiembre de 2022

Antonio Rivas Alarcón.

 

Antonio Rivas Alarcón. 

Oswaldo Manrique.


En las cercanías de Los Pozos, el Xicoke y el Otro Lado, se encuentra la Mesa del Aliso, como parte del Páramo encantado de La Puerta, estado Trujillo, en Venezuela. Allí nació Antonio Rivas, uno de los vecinos de permanencia y constancia en la comunicación con su comunidad, es nada más y nada menos, que uno de los más antiguos comerciantes de La Hoyada, uno de los más populosos sectores de dicha Parroquia.  

Antonio, nació un día del año 1938. Su padre Gregorio Rivas, fue agricultor, su mamá de nombre Siturnina Ramírez, ambos nativos de dicho Páramo. 

Era el Aliso, un sitio de pocas casas, la mayoría de paredes de bahareque, sobre bases de piedra y techos de paja gruesa. Allí hizo parte de su vida Antonio Rivas, y comenzó a levantar su familia. Cerca,  Serafín Briceño, tenía su tienda comercial, que era un lugar de encuentro, de obligatoria parada para proseguir a otros caseríos, en el que se podía ver conversando a Antonio, con sus primos y vecinos Américo, Ramón y Clemente Alarcón, o con los Villarreal de los Pozos, en ocasiones con Concio Rivas, del Xicoke, inclusive, podían ver a Teodoro Torres, del Otro Lado, que así se llama donde tiene su tierra. Cerca vivía Felipa Ruz con su esposo Ruperto Rivera, uno de los músicos del Páramo, con sus hijos. En la práctica, en la Mesa del Aliso, se realizaban las reuniones campesinas, para tratar los asuntos comunales, y en época de fiestas de San Antonio, la Virgen y Semana Santa, se turnaba con los Pozos, para los juegos de bolos, barajas, dominó, pelota, y para esperar a los familiares que volvían de Maracaibo, los Teques y Caracas. El topónimo le viene de una planta que echa una hoja de exquisito aroma y sabor, se dice que el que ha estado en este páramo, y no se ha comido una arepa asada en hojas de aliso, no ha probado la magia culinaria de esta gente. 

Tiempo de tierras chamuscadas.

Un día, llegó a su casa y estrujó el sombrero, y lo lanzó contra el suelo. Regresaba de un sitio muy lejano, donde tenía una parcela sembrada, y la cosecha no se le dio. En aquel tiempo, la agricultura dependía del periodo de lluvias y de la fertilidad de la tierra, pero las parcelas ya se encontraban agotadas, otras veces eran las ventiscas serranas que quemaban las matas. Estaba tan molesto Antonio,  que Cristina su esposa, tuvo que salir de la casa, para enterarse de lo que le ocurría. En ese momento, le confiesa que no le fue bien con la siembra, y no quedaba tierra buena para cultivar. Entró en un periodo de reflexión, de pensar ¿qué hacer? 

Antonio Rivas Alarcon, sentado frente a su negocio, en compañía del vecino Leopoldo Valero "la Mole". Cronografía propia de este blog. 

Las actividades del campo, desde niño,  fueron para Antonio su cotidianidad, según sus propias palabras, esas tierras las labró durante 8 años seguidos, trabajó tanto, que llegó un momento en que <<lo que quedaban eran tierras chamuscadas>> (Conversación con Antonio Rivas. La Puerta. 28-03-2022); no había tierra buena para cultivar, sin sistema de riego, ni electricidad, ni servicios públicos;  ese fue el espabilar de su vida. Ya tenía sus hijos en la escuela y allí, solo tenían la posibilidad de estudiar hasta tercer grado. Decidió mudarse, abandonar el mundo de los Alisos, sus bellas montañas y buscar nuevos rumbos. 

Según las palabras del mismo Antonio, procreó seis hijos, cuatro varones y dos hembras. Su esposa la señora Cristina Ramírez.

Pa’ Maracaibo me voy…

Y,  a  Maracaibo fue a dar, a vender café en la calle, en el centro de la ciudad, en el terminal de pasajeros, en el terrestre y en el de ferris. En esas calles, se consiguió realizando la misma labor a su paisano Antonio Lino Rivero, hijo del maestro Martín Rivero,  la venta de café, les dio buenos resultados económicos. 

En 1967, con los ahorros que logró durante buen tiempo y trabajo, estableció en el sector La Hoyada de La Puerta, un negocio de venta de viveres y licores, denominado La Gran Parada, con el que sacó adelante a su familia.

Con su respetuosa atención y cargado de ganas de prosperar él y su familia, se dedicó a incrementar el negocio con mayor cantidad y variedad de productos. Su clientela más cercana, la de la Hoyada, se vio competida por gente que llegaba del Molino, Carorita, La Lagunita, y por supuesto la del Páramo de La Puerta. 

Sus viejos vecinos de la Mesa del Aliso, se sentían más entre familia con Antonio. Aumentaron las ventas y le aumentaron los compromisos, logrando conformar hasta el día de hoy, en esa esquina de la Calle 2 con la Páez, una bodega, tienda o pulpería comercial, atendida por su familia, donde se encuentran los comestibles, víveres, alimentos y mercancía que requieren los vecinos y transeúntes, inclusive, los licores. 

Bodega La Gran Parada, uno de los mas antiguos locales comerciales de La Puerta. Cronografía propia de este blog.

Todavía, a pesar de más de cinco décadas y las vicisitudes económicas del país, sigue al frente de su local comercial. Con 84 años de edad a cuestas, se le ve como siempre, atendiendo a la clientela, aseado, vistiendo con pantalón oscuro, camisa manga larga, calzando alpargatas y sin abandonar el sombrero, mantiene la costumbre y la atención de los viejos tenderos, que se ha ido perdiendo por los supermercados y los intrigantes minimarket. 

La Puerta, mayo 2022.

Omanrique761@gmail.com

sábado, 3 de septiembre de 2022

Presbítero Rafael Chacín “Casi Santo”

 Presbítero  Rafael  Chacín “Casi Santo”.


Por: Oswaldo Manrique.


Un dicho popular muy antiguo, enseña que "nadie es profeta en su propia tierra", según el cual, para algunas personas de sabiduría y de ejemplar vida, se les hace difícil predicar, desarrollar sus ideas y conocimientos en el propio terruño; perciben que en lugar que sus paisanos lo aprovechen, al contrario, lo obvian y no lo valoran, esto, al parecer, le ocurrió al presbítero Chacín, quien como Jesús de Nazaret, un buen día abandonó a Trujillo y se fue a los Llanos, al centro del país, donde pudo desarrollar sus talentos y ejercer su apostolado. 


Uno de sus biógrafos señala que contando 38 años de edad, salió de Valera, donde ejerció la docencia y llegó a Altagracia de Orituco, estado Guárico, en 1948, aquí fue bienvenido, amablemente recibido por los graciteños (López Garcés, Carlos A. El padre Chacín en Orituco. 2010); luego, como si lo hubiesen estado esperando de muchos años, va a Valle de la Pascua (Guárico), a finales de la década de los años cincuenta, a la Catedral de Nuestra Señora de la Candelaria. Cuando los feligreses lo escucharon por primera vez, viendo aquel hombre alto y atlético, su vocerrón imprimió seguridad y sabiduría, logrando una especie de encantamiento y mucha atención en sus escuchas. 

En la Candelaria se asentó, cumpliendo una loable labor pastoral y social como sacerdote de la Iglesia Católica, donde fue Vicario Episcopal, también fue educador con vocación y formación, y un apasionado investigador de asuntos históricos de los pueblos. 

Rafael Ángel, de alta estatura, voz atronadora, que favorecía su imponente personalidad, dio lecciones de disciplina, de dinámico quehacer,  pero además, gozaba de mucha fuerza de voluntad, de mucho ánimo para emprender las obras sociales, religiosas y educativas, fue un ser generoso y comunicativo, de mucha sencillez, efusivo y afectuoso, que lo fue convirtiendo en guía espiritual de la comunidad; fue deportista, destacó como escritor, se le reconoce como uno de los venezolanos mejor versados en la lengua castellana, igualmente, hablaba francés, latín y griego, buen orador, músico, compositor, y un reconocido luchador social.  Franco en sus ideas, no escondía que militaba en  la social democracia, enemigo de la tiranía, en el proceso eleccionario de 1952, se le vio usando la franela amarilla, color insignia de la Unión Republicana Democrática (URD), partido liderado por Mario Briceño Iragorry, Jovito Villalba y el joven trujillano Fabricio Ojeda. 

En 1961, fue relevante su participación en el homenaje nacional al padre Rosario. Un evento de mucha importancia, que se realizó ese año, en el Centro de Historia, en la ciudad de Trujillo, fue la Primera Asamblea Nacional Bolivariana, realizada en la provincia, donde participaron los Centros y Sociedades Bolivarianas de toda la República, fue presidida por el Pbro. Rafael María Villasmil, don Alfonso Marín, como Vicepresidente y el profesor Juan Canelón Cestari, como Secretario. 

Pero ocurrió algo fulgurante, que debemos rescatar y difundir: en la sesión asamblearia del 25 de julio de 1961, a eso de las 6 de la tarde, fue escuchada por la selecta plenaria, la <<Conferencia del Pbro. Rafael Chacín, sobre la Vida y Obra del Padre Francisco Antonio Rosario, Prócer de la Independencia y amigo y colaborador de Bolívar>>, en el Salón donde celebra sus sesiones dicho Centro de Historia (Revista de la Sociedad Bolivariana. N° 68. Pág. 499. Caracas. 1961); fue un justo homenaje nacional de parte de los historiadores de Venezuela, a este Cura independencista y párroco de La Puerta y Mendoza.  Aunque hubo los discursos de rigor, llama la atención, que en esta reunión nacional de historiadores, la única conferencia formal, fue disertada por un sacerdote trujillano, que no vivía en Trujillo, el honorable padre Chacín. 

El Cronista del Municipio Leonardo Infante, Felipe Hernández González, registró entre las principales y tangibles obras del padre Chacín, las siguientes: Participó en la fundación del Instituto Tecnológico de los Llanos, de la Casa de la Cultura “Lorenzo Rubín Zamora”, del Cuerpo de Bomberos, del Festival Folclórico Infantil “Cantaclaro”, fue emprendedor y constructor de viviendas del sector La Concordia de Valle de la Pascua, aquí hasta hizo de albañil, pegando bloques, diseñando y construyendo casas para familias humildes Su obra cumbre, según este cronista, fue,  la fundación del Colegio Militarizado “Juan Germán Roscio” , estuvo como director de este plantel donde laboró y mantuvo hasta su muerte (Hernández G, Felipe. Recordando al padre Chacín. A 110 años de su nacimiento. 2020); es más extensa su obra benéfica y social.  

Es apropiado compartir el recuerdo y la interesante descripción que del Padre Chacín, expresó uno de sus ex alumnos, el escritor y poeta nacional Juan Calzadilla:  <<Otro personaje de la época, que recuerdo con cariño, era el cura Rafael Chacín, Vicario de la iglesia de Altagracia y jugador de béisbol, que por fortuna aceptó dar la clase de Literatura Venezolana en el Cuarto Año. Sobre su personalidad expansiva y enérgica circulaban en el pueblo comentarios perversos, pero más allá de esto el cura Chacín era un hombre encantador, mundano y no muy devoto, yo creo; estaba familiarizado con la literatura venezolana y se ufanaba de conocer personalmente a su paisano Mario Briceño Iragorry; había leído de primera mano (no en los manuales al uso como se estila ahora) las obras de prosistas y poetas como Uslar Pietri, Pocaterra, Pérez Bonalde, Lazo Martí, entre otros autores, cuyas publicaciones eran difíciles de conseguir en el pueblo y a cuya lectura teníamos acceso consultando los libros de propiedad del cura Chacín, pues el liceo no contaba con una biblioteca. Finalmente, estimulado por el director Blas Loreto Loreto, a Chacín le dio por hacerse cronista e historiador de Altagracia de Orituco y no paraba en consultar los archivos de la Iglesia y la prefectura para redactar los ensayos que le publicaba Blas Loreto Loreto en su periódico>> (Mendoza, Néstor. “Memoria del retorno al pueblo natal. Una entrevista a Juan Calzadilla”. La Voz de Orituco. Año 3. Nº 30. Director-Editor: Ramón Alberto Mirabal Zapata. Altagracia de Orituco, 22 de enero de 2010, p. 6.). 

El Pbro. Rafael Ángel Chacín Soto, para ese tiempo, además de historiador, fue el primer Cronista de Valle de la Pascua, era Doctor en Filosofía, nació en Sabana de Mendoza, estado Trujillo, el 9 de febrero de 1910. Sus padres: Don Reinaldo Chacín y Doña Mercedes Soto. Estudió en el Colegio Santo Tomás de Aquino, de Valera.  Continuo estudios en el Seminario Conciliar de Mérida; luego Estudios sacerdotales en el Seminario de Caracas, y en Colombia, en el Seminario de Pamplona. Viajó a Europa, y obtuvo una interesante  formación eclesiástica universitaria que inició en la Universidad de Lovaina,  Bélgica, y en Roma, Italia, en la Universidad Gregoriana y en el Institutum Angelicum, así como en la Universidad del Sacro Cuore de Milán. Al regresar a Venezuela, ejerció su apostolado en Pampán, Trujillo, Barinas, Altagracia de Orituco y Valle de la Pascua.

Murió en la ciudad de Valle de la Pascua, el 19 de abril de 1993, sus restos mortales descansan en la Catedral Nuestra Señora de la Candelaria, Valle de la Pascua, del estado Guárico. La gente de dicho Estado, lo sigue llamando <<Casi Santo>>, debido a su múltiple obra social y benéfica, perpetuada hasta nuestros días. Cuánta falta hace a los trujillanos, conocer la vida y obra del padre Chacín, quien entre otras cosas, fue un auténtico defensor del Presbítero de la Libertad y prócer independencista Francisco Antonio Rosario.


 

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