domingo, 27 de febrero de 2022

Don Santiago Ramírez, testigo del tiempo.

Don Santiago Ramírez, testigo del tiempo. 


Oswaldo Manrique Ramirez. 


Ante él, el Valle y el río Bomboy exhibieron sus ramas y espuma batientes. Las ventiscas frías y sonoras del abra serrano, las sintió pasar, y los hechos y personajes de este pueblo, también los presenció como luciérnagas cromáticas encendidas por el tiempo. Lo llamaron el hombre de los 3 siglos. 

Don Santiago Ramírez


Nació en La Puerta, en 1896, falleció en 2009.  Don Santiago, fue un hombre del campo, laboró durante su juventud en la agricultura de este municipio trujillano, hoy Parroquia de Valera,  fue capataz muchos años , en el trapiche de la calle 4 de La Puerta hacia el río Bomboy, del señor Luis Ignacio Araujo, antes funcionó allí el molino de trigo de doña Petra Cantalicia García de Burelli. Este simpático personaje dejó una prolija descendencia familiar, que algunos estiman en más de cien, entre hijos y nietos, gente de bien, la mayoría vive en nuestra comarca. Fue además de un padre maravilloso para sus hijos e hijas, una persona colaboradora y muy respetada en la comunidad puertense.  Ejemplo de longevidad, quizás tomaba mucho díctamo real amarillo, murió cuando tenía 113 años de edad, por eso se le reconoce como el hombre de los 3 siglos. 

La Puerta, febrero 2022.

omanrique761@gmail.com 


domingo, 20 de febrero de 2022

El Peto sagrado de las Siete Lagunas

 El peto sagrado de las Siete Lagunas.


Oswaldo Manrique R.

Sacamos de nuestro yurúre, una reliquia de la época precolombina, elaborada sobre restos fósiles de la concha de un molusco testaceo impreso en este bloque de roca terciaria, con figura de ángel, que utilizaban colgados como peto los sacerdotes y los principales o tabiskeyes indígenas en sus ritos y celebraciones mágico-religiosas en el santuario Maen Shömbuk (Páramo Siete Lagunas, La Puerta, Trujillo en Venezuela). Fue llevada por mí, en el año 1984 a la Escuela de Antropología de la UCV, para su estudio, y según los expertos, no se le podía practicar la prueba de Carbono 14, porque había sido muy lavada la pieza; sin embargo, este objeto, perteneció a nuestros primeros pobladores Timotos.     

                                                                                                      

La reliquia, fue salvada por Tulio Rivas, de las manos de unos investigadores o arqueólogos extranjeros, que se metieron en 1961, en las cuevas de las Siete Lagunas y se llevaron gran parte del patrimonio de los difuntos Bomboyes; su referencia forma parte de nuestro artículo <<Cerámica: Memoria indígena de La Puerta>>.

En el aspecto religioso, el sacerdote indígena era el <<administrador del culto de los dioses, casi igualaba en importancia al Tabiskey>>  (Briceño Perozo: 29). El ilustre investigador, doctor Lisandro Alvarado, basado en la hipótesis del Profesor Gillioli, escribió: <<que estas figuras, así modeladas, parecen ser peculiares a las de los indígenas precolombinos de la región central de Venezuela, y que en cuanto a su significación representan ellas de un modo más o menos convencional un murciélago con las alas extendidas. Al establecer esta hipótesis recuerda al dios Murciélago, venerado antes por no pocas tribus Mayas de la América Central>> (Lisandro Alvarado.-Objetos prehistóricos de Venezuela. Revista Técnica del MOP. pág. 312.1912); las dos opiniones, nos dan una idea, del simbolismo de poder, que  representaba este tipo de amuletos.

En el páramo de las Siete Lagunas, existió una comunidad indígena de Xikokes y Mukutis, muy avanzada en comparación a su entorno. Allí se  hallaron trabajos artesanales, que no se han visto en otro lugar. Trabajaban el hueso molido y con él hacían vasijas muy decorativas con figuras acabadas muy precisas, con contornos difícil de realizar, las figuras o muñecos grandes como de un metro de altura, solos y en par, piedra demasiada negra en forma de panela de jabón por ambos lados con relieves y tallados que parecían escritos o símbolo; también en el cementerio indígena de Quebrada Seca y en Los Aposentos.

Peto de las Siete Lagunas. en su anverso, se puede observar los trazos finos y artísticos. Cronografía propia de este blog. 


Molestaba mucho a los curas doctrineros Antonio Montero, Salvador de Carmona y fray Juan de León, que llegaron a nuestros páramos y al valle de Bomboy, el que a algún indígena le encontraran un peto (pectoral) de estos, propio de los mojanes en sus ceremonias mágico-religiosas; consideraban los curas que esto era pecado de idolatría y cosas del demonio. La sensible figura de representar las alas blancas de los ángeles, la consideraban sacrílega, y por eso, arremetían y castigaban ferozmente a los mohanes.

Los pectorales en forma de alas de ángel o en forma de dos alas, que parece un ave o un vampiro esbelto, fueron usados por los sacerdotes originarios, simbolizando el sol, cuatro cortes perfectos en pirámide con rayos al contorno y dos orificios. En la parte frontal, que se observa en la gráfica, están los canales o formaciones naturales de la concha marina, asemejando medio Sol, con marcas que simbolizan los dos rectángulos en su parte superior y dos orificios muy pequeños. Detállese, extrañamente en su parte inferior, la letra épsilon. El material en que elaboraban estas piezas, al parecer son de roca pulida, figura hecha sobre restos fósiles de la concha de un molusco testáceo impreso en este bloque de roca terciario, que imita a un sol en su disco; cuando la vieron en la Escuela de Antropología de la UCV,  observaron que fue tallada en forma de concha de caracol marino. 

Reverso del peto hallado en el Páramo de las Siete Lagunas.Cronografía propia de este blog. 

La pieza está perfectamente pulida y con delicados detalles y trazos, hacen pensar que los Bomboyes, profesaban devoción por los cuerpos celestes;  tiene 24 centímetros de ancho, y de altura 11 centímetros y 2 centímetros de espesor. Al golpearla produce un sonido semejante al metálico. En el anverso, la pieza tiene en el rectángulo, perfectas incisiones, realizadas con finos trazos y cortes, como de instrumentos de alta tecnología y precisión que dan a entender, la importancia del que lo usa. Se percibe fácilmente el juego de líneas paralelas, igualmente, los conos incompletos, en combinación de vértices. También, se puede ver, dos diminutos orificios para los cordeles y guindar el peto en el cuello, o para suspenderlo y tocarlo como campana, que en conjunto significa parte de su simbología.

En la parte inferior, se puede detallar un rectángulo, con 9 pequeñas líneas paralelas, al parecer, indicativo de rango (mavis huent: nueve plumas), el máximo jerarca es el Tabiskey (diez plumas). Los finos y artísticos dibujos, trazos y figuras geométricas, números, rango, paralelas, hechos sobre este peto, indican en cierta forma, que nuestros primeros pobladores, tenían un sistema de comunicación escrita de definidos caracteres gráficos.  

         Esta pieza de mucha edad y de gran valor arqueológico e histórico, que aquí comentamos, nos ayuda a comprender cómo vivían los primeros pobladores de esta zona del Bomboy, sus costumbres, orden social,  los ornamentos que usaban, los símbolos de poder, y sus ritos de importancia, dedicado a sus dioses de la naturaleza, la lluvia, el sol, la luna, a sus jefes y guerreros.


Nota: articulo relacionado <<Cerámica: memoria indígena de La Puerta>>; publicado en este  mismo blog.


La Puerta, febrero 2022.

Omanrique761@gmail.com  


lunes, 7 de febrero de 2022

El Molino de Mimbom (La Puerta).

 

El Molino de Mimbom de La Puerta.


Breve reseña histórica. 


Oswaldo Manrique R.



Desde antes de la invasión europea y la llegada de los encomenderos, El  Molino fue antiguo y disperso caserío de los indígenas Bomboyes. Está ubicado en plena rivera del río Bomboy, por eso, su antiguo nombre de Mimbóm, así llamaban los primeros pobladores a este sitio, en las cercanías del Resguardo Indígena o Pueblo de indios San Pablo de Bomboy.

De clima fresco, tierra de mucha actividad agrícola, sus pobladores disfrutan de su hermoso paisaje, ya que está enclavado entre dos serranías, la del Pitimay, por su lado este, y la cordillera de La Culata, los Rivas, por el lado oeste, y asimismo, bañado de gracia, al ser surcado por el mágico río Bomboy.  Altura 1.758, temperatura 15 °.

En sus orígenes, se le llamó Mimbóm, es decir, sitio de río grande,   Caserío ubicado en jurisdicción de la parroquia La Puerta, Municipio Valera del estado Trujillo, Venezuela; el río Bomboy, por el vocablo indígena, fue muy caudaloso en la antigüedad. Junto con la hacienda Las Delicias, el sitio de Mimbón, fueron heredades fomentadas desde el siglo XVII, con grandes trigales y luego cañaverales y otras sementeras, por las familias Labastida y los Briceño, Álvarez De Buyn, Hurtado de Mendoza entre otras encomenderas y colonos; tenían su atractivo natural, paisajístico, fauna y buen clima, propio del Valle y del río Bomboy, que en vista del empuje económico y prosperidad fueron asentando colonos que llegaron en busca de tierras para explotar agrícolamente granos como trigo, maíz, arvejas, caraotas y otros.  

Panorámica de la entrada norte al caserío El Molino, obsérvese el enorme paredón de concreto y la via angosta y sinuosa. Gráfica propia de este blog.


Al empuje de los encomenderos, hacendados y los colonos, se fue rodeando de sementeras de trigo y frutos menores; inclusive, allí se llegó a  producir excelente trigo para elaborar el mejor y más sabroso pan.

Para moler el trigo hermoso y de alta calidad que se sembraba allí y en Los Llanos, así como, en el Portachuelo, Quebrada Seca, San Pedro y en la Cordillera, como lo observó Bompland y lo escribió el sabio Humboldt en 1800; <<este hecho es bien digno de atención, el trigo se cultiva... en medio de cultivos de café y de caña de azúcar>> (Viajes a las Regiones Equinocciales)sin duda, una tierra favorecida. 

 Los La Bastidas, Briceños y Debuyn, además de terratenientes, fueron  industriosos y progresistas en este valle, diversificando los cultivos en esta tierra llamada por los aborígenes: sitio de río grande (Mimbón).

Aunque hubo periodos económicos del café y la caña de azúcar, se estima que también de tabaco, la molienda harinera duró con fundamento, hasta mediados del siglo XX; posteriormente, las tierras fueron sembradas de variadas  hortalizas.  Hoy, solo queda de aquella factoría, las ruinas y el torrejón del viejo trapiche, por el viejo camino a esta heredad; igualmente, se conserva la piedra grande del molino, marcada por su año de elaboración: 1821, que era movida por el agua fuerte y permanente del río Bomboy, que nace en una laguna del Portachuelo (La Puerta), corriendo su cauce de sur a norte, regando las feraces vegas del Molino, siendo sus afluentes cercanos, la quebrada El Pozo, la de los Rivas y una de nombre  Mimbom; fue considerado por Briceño Valero, un río de cuarto orden, que desemboca en el Motatán.   

Debe este sitio su nombre a que en 1823, luego de la guerra de independencia, en Venezuela, se abre cierto periodo de estabilidad política por la derrota y destrucción de la flota realista en el Lago de Maracaibo, el 24 de julio de 1823, con la consiguiente salida de la derrotada tropa hacia Cuba y otros países; el hacendado Ramón Briceño, de la estirpe guerrera de los Briceños del valle de Bomboy, instaló un Molino para beneficiar el trigo sembrado en sus tierras y en las de los alrededores; su antiguo nombre es Mimbón, que en lengua indígena, se refiere a rio de agua grande. Los aborígenes llamaron al sitio del molino, como Molino-Mimbom ó Molino de Mimbom (Briceño Valero, Américo. Geografía del Estado Trujillo. pág. 123. Caracas. 1920),  combinación de la palabra hispana molino, con el topónimo y vocablo indígena Mimbóm, que por su terminación significa río de aguas mayores o fuertes (Fonseca, Amílcar. Orígenes Trujillanos. Tomo I. pág. 310. FEAC. Trujillo. 2005);  se refiere precisamente  al Bomboy, afluente del Motatán, que serviría no solo para el riego de las tierras, sino como fuerza impulsora de las ruedas pétreas del molino. El sitio Molino de Mimbom, como lo registró el geógrafo Briceño Valero en el siglo XIX,  significa: molino de río grande; luego, solo quedó como topónimo el símbolo económico, como El Molino, como actualmente se le distingue en lo político-administrativo. 

La economía agraria del café, cacao, caña dulce, y el trigo, que sustentó la vida de los valleros del Bomboy, volvió a coger impulso, al culminar la guerra de independencia.  El rupestre triturador hidráulico, permanece durante varias décadas funcionando y fue la fuente principal de la economía de este caserío El Molino, y surtirá de harina a las familias de La Puerta, Mendoza, Valera y Timotes, hasta que dichas tierras fueron compradas por Macrobio Delgado, quien comenzó a sembrar y explotar la caña dulce y se instaló el trapiche. Macrobio, era médico pediatra en Valera, graduado en la ULA, nació el 20 de abril de 1879.

Existe dentro de Las Rurales, un pequeño monumento civil, como huella y símbolo de lo que significó su antigua factoría harinera, es la enorme piedra circular que perteneció  al viejo molino, que en su parte superior, tiene la inscripción: 1821; y que se encuentra ubicado cerca de la Casa Comunal y del comedor popular,  

 Se ha tomado ese año 1823, como la data de inicio de este caserío, casi contemporáneo con la  erección de Valera como parroquia eclesiástica, gracias al impulso de otro vallero de la familia Briceño, el Dr. Gabriel Briceño de La Torre.

En 1920, de acuerdo al cálculo del geógrafo Américo Briceño Valero, tendría unos 150 habitantes y algunas 20 casas o bohíos dispersos. Se cultivaba trigo, caña de azúcar, papas, arvejas y todos los demás productos de zona fría. Tenía como autoridad un jefe de Aldea, dependía en lo político-administrativo del Municipio La Puerta.


El Trapiche del Molino


En la revisión histórica del caserío El Molino, no podemos obviar a un personaje a quien debe considerarse el Decano de este sitio. Hoy tiene 95 años de edad, y conserva en su privilegiada memoria gran parte de la  trayectoria constructiva de El Molino, el señor Encarnación Briceño, quien nos ha sido de mucha utilidad en la reconstrucción de hechos y personajes para esta breve reseña histórica del lugar.  


En la gráfica, se puede observar a la izquierda ruinas, y en el centro el torrejón del  viejo Trapiche; igualmente, el antiguo camino de la hacienda y El Molino. Imagen propia de este blog, tomada en diciembre de 2021.


En relación a  sus tiempos de juventud, de uno de los pocos sitios de trabajo en el caserío, dijo: <<El Trapiche del Molino, lo hicieron en el año 35, aproximadamente, estaba yo muy pequeño. Eso era propiedad de doña Eloísa Delgado y su esposo el Dr. Macrobio Delgado, eran los dueños, y se lo venden al señor Zacarías Araujo. En los años 50, había entre "Los Llanitos" y "Santa Barbará", apenas 14 casas, ranchos de bahareque, esto era monte y caña>>; sin duda, pocos habitantes y pocas casas entre 1935 y 1950.


Monumento civil Piedra de El Molino, ubicada cerca de la Casa Comunal de Las Rurales. Puede observarse la gran piedra trituradora del antiguo molino de trigo que existió hacia la entrada sur de este caserío. Cronografía propia de este blog.  


Trapiches y haciendas.

 En relación a las fuentes de empleo, en los tiempos de su juventud, Encarnación Briceño, dijo, <<en esta zona, no había trabajo, solo las haciendas y los trapiches.  Desde San Luis hasta La Puerta, existían 20 trapiches>>. Explicó, que en su caso particular no fue peón de hacienda, pero, <<el trabajo es compañero del hombre>>; asi se lo enseñaron en familia, desde pequeño.  Reveló,  <<yo no trabajé en haciendas, trabajé en la tierra de mi papá, tenía caña, la que sacaba y yo la llevaba en dos bestias, hacía 8 viajes hasta el Trapiche de Hilarión Gutiérrez, para la molienda, me pagaba un Bolívar por cada carga;  sembraba también maíz, caraota, arveja>>. El trapiche de Gutierrez, estaba ubicado casi en términos de Los Cerrillos, parroquia Mendoza. Su padre Zoilo Briceño, trabajó su tierra, pero la caña la pagaban muy barato.  Fue jefe de aldea, que era un cargo de mucho respeto en aquella época. 


Panorámica parcial de Los Llanitos, tomada desde las Rurales de El Molino. Cronografía propia de este blog. 


Se refirió a otra hacienda, Los Llanitos (de el sector El Molino, parroquia La Puerta), de Pío Tori, <<recuerdo cuando llegaron los franceses a trabajar esa hacienda, las mujeres trabajaban descalzas recogiendo piedras y también araban, preparaban la tierra, gente de mucho trabajo y de sacrificio. Se vestían con los fardos de harina del norte, una tela gruesa, de eso hacían los vestidos y pantalones, también los calzones>>. Gente muy sencilla, que vino a hacer cobres honradamente. Los Tori, son una familia emparentada con los La Bastida y Briceño, descendientes de los encomenderos de este valle, y capitanes fundadores de Trujillo, 1570 (Rengifo: 59).

Las Rurales, un logro comunitario.

En nuestros pueblos andinos, se ha dado, una dispersión y anarquía de viviendas humildes, conformando barrios en los alrededores de las fuentes de empleo, específicamente cercanos a las haciendas o factorías, trapiches, talleres y molinos, que se combina con las denominadas disparidades sociales y de tenencia de tierra, sin servicios públicos, sin infraestructura, carreteras, sin atención en salud, educación y hasta en lo espiritual.

Detalle de la piedra de El Molino de Trigo, que estaba ubicado a la entrada sur de este caserío, cerca del puentecito.Se puede observar la inscripcion: 1821, la fecha en que transformaron la piedra bruta en instrumento de moler y triturar. Por eso, se toma el año de 1823, como data de origen de este sitio. Cronografía propia de este blog. 


150 años después de la instalación del molino de trigo, el gobierno nacional presidido por el Dr. Rafael Caldera (1969-1974),  comienza un proceso de construcción de viviendas, en un área donde se pudo desarrollar un asentamiento social, con servicios, carretera interna e infraestructura básica.  El promotor principal, fue el señor Rafaelito Rivas, quien era el Presidente de la Junta Comunal de La Puerta, preocupado funcionario por resolver los problemas sociales, quien junto con Ramon Araujo, Encarnación Briceño, Juan Mendez "Chico Juan", Rafael Méndez, que después fue Prefecto de la Parroquia, y el señor Ramón Espinoza, conocido popularmente como "mascahierro", tuvieron la iniciativa de impulsar este proyecto urbanístico

Así, se construyó un desarrollo habitacional de carácter social, denominado Urbanización La Paz, popularmente conocida como Las Rurales, que le cambió la manera de vivir a los molinenses, y le ha dado mayor estabilidad a este asentamiento poblacional. Entre las familias más antiguas de este sitio, se anotan los Briceño, Espinoza, Rivas, Olivares, Jerez.

Don Encarnación, el popular “Canita”,  vive con su familia, en una de las casas del desarrollo habitacional El Molino, que denominan Las Rurales, dijo <<Las hicieron en el 70 y las entregaron en el 71>>, fueron 37 casas, posteriormente, construyeron otras, con las mismas características de las anteriores. Narró que,  <<el terreno un pedregal, entre monte y caña, era de Tobías Briceño, y lo vendió a Isaías Rivas, este lo vendió a Zacarías Araujo, quien lo vende a Ramón Araujo, que a su vez, lo vendió a la Gobernación. Era Gobernador el Dr. Sánchez Cortés y la secretaria, la Dra. Dora Maldonado, que nos ayudó>>; efectivamente, al señalar que los terrenos eran un pedregal, es una sencilla descripción de la estructura geológica del sitio, surcado por el rio.

Don Encarnación Briceño, el decano de este sitio, por sus conocimientos históricos de El Molino. 
Cronografía propia de este blog. 


El Molino, orográficamente forma parte de la hermosa estribación de La Puerta;  Briceño Valero, prefirió llamarla de La Mocotí, pues nace del páramo de las Siete Lagunas (Maen Shombuk, en lengua indígena), y se va deprimiendo lentamente, para dar paso al mismo río Bomboy, que se lanza sobre el Motatán (Briceño Valero: 16 y 17).

La Escuela.

Hay un dato interesante, que da cuenta del ingreso de este caserío  al progreso y a la modernidad o su intento de salir de la oscuridad, cuando por gestiones realizadas por dos preocupados  vecinos: Zacarías Araujo y Quintilio Espinoza,  ante los organismos públicos, principia en 1935 a funcionar la primera Escuela con una matrícula de 30 alumnos, que saldrían liberados de la ignorancia que encerraba la negación de sus derechos elementales. Hemos leído en una breve reseña escolar que fueron estudiantes de este plantel educativo, el amigo Juan Olivares y Encarnación Briceño. En 1936, se abre oficialmente la escuela pública de este caserío, denominada Escuela Mixta N° 51, El Molino, La Puerta, se designó como su regente a la señorita  Josefa  R. Jeréz (Memoria y Cuenta del Dr. Trino Baptista, Secretario General de Gobierno, año 1936). De las principales docentes que han dado su aporte y sus conocimientos en la Escuela de El Molino, reconocen a la maestra Josefa Olivares, quien en aquel entonces, era esposa del señor Juan Olivares. Recuerdan también con mucho afecto, a las maestras Clemencina Araujo y  Aura Ismelda Briceño, todas forjadoras de la educación en esta comunidad.  


         Capilla San Pablo Apóstol, San Judas Tadeo y Virgen de la Paz.

Después de estar en la piedra del Molino, Don Encarnación, nos llevó a conocer por fuera la Capilla, que estaba cerrada, y comentó: <<Después de haber hecho Las Rurales, proyecto de viviendas, se construyó la Capilla San Pablo Apóstol y San Judas Tadeo>>. Su padre Zoilo Briceño, muy devoto de la Virgen de la Paz, participaba de todas las celebraciones religiosas, allí siempre estuvo presente. 

   La Capilla de El Molino, tiene tres advocaciones o nombres, que son: San Pablo Apóstol, San Judas Tadeo y Virgen de la Paz.Cronografía propia de este blog. 


Vialidad y servicios.

La carretera trasandina tramo Mendoza-La Puerta, parte en dos, este Caserío, ubicado a pocos kilómetros del área urbana de la Puerta, con la que colinda por su lado sur y sector Santa Bárbara de por medio; por el norte con el sector Las Delicias, por el este con parte de la cordillera de La Culata, páramo de los Rivas, y por el oeste, con la serranía del Pitimay y Carorita, en jurisdicción de la Parroquia La Puerta, Municipio Valera del estado Trujillo. Tiene una vía de acceso asfaltada, que conduce a Las Rurales, antiguamente se entraba por el camino de la hacienda, donde esta el puentecito ( aquí estaba instalado la piedra del molino, que sirve de símbolo al urbanismo), y salia a Los Cerrillos; todavía se puede ver una parte donde esta el torrejón y las ruinas del trapiche. El torcido torrejón está todavía en pie, soportando la inclemencia del tiempo y la intemperie, junto con las ruinas del añoso molino, gracias a que se le hizo muro que los protege, como parte del patrimonio cultural e histórico local.

 Posee un Dispensario o ambulatorio medico popular. Por su bello, paisaje y saludable clima, ha venido cogiendo auge el turismo, hoy posee buenas posadas, hoteles y restaurantes; igualmente, talleres y comercios en distintos rubros. Código Postal 3106.

Bodegas populares.

Para los molineneses, las bodegas y negocios principales son: la Bodega de  Gonzalo, en la calle final de Las Rurales; la de “Mascahierro”, en la entrada del mismo urbanismo, y la Bodega de Olegario Rivas, situada en la carretera que conduce a La Puerta.  

Cuenta esta comunidad con su escudo, elaborado en 1973, por varios educadores, entre ellos el profesor Antonio Luis Siervo,  y su canto-tributo a El Molino, con letra de Horacio Baptista y música del maestro Franco San Germano.

Personajes Populares. 

Los Promotores.

Esta comunidad, por ser relativamente de reciente data, se debe comenzar por reconocer a los promotores del proyecto de urbanismo, que dio origen y consolidación a esta comunidad. Entre esos baluartes de la iniciativa, están: 

Rafaelito Rivas el promotor del urbanístico y presidente de la Junta Comunal de La Puerta, a quien conocimos pendiente de resolver los problemas de la comunidad. En ese proyecto lo acompañaron Ramón Araujo, Encarnación Briceño “Canitas”, “Chico” Juan Méndez, Rafael Méndez, el Prefecto; Ramón Espinoza “Mascahierro”

Pata e’ Queso. Jesús Alberto Espinoza, nació en El Molino, atleta de sacrificio, sin apoyo de nadie, maratonista nato, participó en cuanto maratón y competencias similares se realizaban en el estado Trujillo. De extracción humilde, sumamente fornido, de aspecto violento. Sus facciones estaban moldeadas, principalmente su piel por el sol, se tronó morena; fortachón, tenia  frente con entradas pronunciadas. Trabajó como ayudante en la construcción, luego albañil, se recuerda que era cabillero en la obras del Hospital de Seguro Social en Beatriz, Valera; el contratista era su coterráneo Germán Briceño. Desde muy joven. Fue aficionado al atletismo,  entrenaba por los alrededores del área urbana de La Puerta, hasta los predios de Valeralta. Al parecer, era un hombre violento. Acabó con su vida en Valera en  1975.

Manonegra.  Su nombre Manuel González, nació en El Molino; al parecer hijo del señor  Juan Olivares, de los viejos fundadores de esta comunidad. Manuel era un hombre fuerte contextura, curtida su piel por el trabajo y el sol; se distinguía físicamente porque tenía un lunar en una de sus manos. Trabajó mucho tiempo como caletero en el Trapiche. Cuando estaba libre, alegre, gustaba de su michito, pero a veces se ponía “perreroso”. Otras veces, se iba a Caracas, con algún camionero a vender verduras.

Todavía en estos pueblos, hay personajes a quienes se les conoce por algún apelativo, por sus características físicas o por los oficios que desempeñan, en éste, podemos señalar entre ellos: el popular “Saro”, diminutivo de Alejandro Araujo, hombre que trabajó la agricultura; “El Topo”, hijo de Rafaelito Rivas, trabaja en la construcción, su oficio es maquinista; “La Rola”, comerciante, se le ve en las carreteras conduciendo su  Volkswagen rojo. 

Al escribir esta reseña, sobre el espacio geohistórico, sus sitios, monumentos, recursos naturales, al igual que el estudio de sus personajes y hechos, recuerdo que aquellos son los valores de la tierra misma, su riqueza, sus creaciones civiles y económicas, con su don particular de dar alimentos y de formar hombres, junto con la formación de esta comunidad histórica, social y cultural denominada El Molino.  



Panorámica del Molino, hacia su lado oeste, sector Las Rurales, se puede distinguir la pequeña meseta sobre la que están construidas estas viviendas, y destaca la blanca Cruz.  Gráfica propia de este blog.







La Puerta, enero 2022.

Omanrique761@gmail.com


sábado, 5 de febrero de 2022

Fabricio Ojeda: su infancia.

Fabricio Ojeda: su infancia



Oswaldo Manrique Ramírez.


“si muero no importa, otros vendrán detrás que recogerán el fusil y nuestra bandera para construir con dignidad, lo que es ideal y deber de todo nuestro pueblo” (Fabricio Ojeda, Carta de la Dignidad, del 30 junio 1962, renuncia al cargo de Diputado).

Fabricio Ojeda es uno de los personajes más destacados de nuestra historia política latinoamericana. Su vida que parecía destinada a convertirlo en el gran capitán de las muchedumbres venezolanas por la senda de un próspero porvenir, nueva democracia y respeto de los derechos civiles y la Constitución, resultó truncada cuando el gobierno de Raúl Leoni, ejecutó en este trujillano trascendental, el denominado "auto-suicidio"; este deplorable hecho, lo he abordado como la gran conspiración contra la historia de Venezuela. Los párrafos que se comparten a continuación, referidos a la infancia de Fabricio, son un pequeño fragmento de nuestro ensayo Política y Constitucionalismo en el Pensamiento de Fabricio Ojeda. 

La infancia de “Picho”. Boconó, campo de hostilidad y pasiones.

El Valle del Señor San Alejo de Boconó, jurisdicción de la ciudad Nuestra Señora de la Paz de Trujillo, rodeado de elevados páramos, marcado por los ríos Burate y Boconó, en su tránsito al Portuguesa, era territorio de una raza difícil de doblegar: la Kuika. Sitúa su data de inicio colonial hacia el año 1549, en la ocasión de  la avanzada del  español  Diego Ruiz Vallejo, quien desde el Tocuyo, y por ordenes de Juan de Villegas, le encomendó la codiciosa e insaciable tarea, apuntalada con la espada y la cruz: descubrir e imponerse de las minas de Boconó, de cuyas historias engañosas Kuikas se sentían atraídos.

Desde la invasión española la pasión por la política ha sido una de las grandes actividades en Boconó, vinculado al nacimiento de  los primeros partidos políticos en Trujillo. Fabricio Ojeda se caracterizó como operador político, como aglutinador, articulador de las diversas tendencias y corrientes  políticas, era un experto comprobado en temas de unificación, actividades siempre complejas por la misma naturaleza gregaria del hombre. Contradictoriamente, Boconó, su pueblo de nacimiento, fue proclive a la diversidad de posiciones políticas, o tendencias hacia el poder;

Mientras la hermosa Hercilia del Carmen Ojeda, daba los tratos maternales a su nuevo vástago, de pocos días de nacido, ocurre el atentado contra la vida del Presidente de la República, Juan Vicente Gómez; y a la semana siguiente, el general Emilio Arévalo Cedeño, el militar jacobino que mas enfrentó a aquel sátrapa, se alza militarmente y se va de golpe de Estado. Otro tanto hizo el betijoqueño general José Rafael Gabaldón con su peonada y demás huestes andinas; y vía marítima, el inquieto y preocupado Román Delgado Chalbaud. Era un tiempo de mucha agitación política y militar, generada por las condiciones sociales de hambre, miseria, enfermedades  y analfabetismo en que discurría la población venezolana, con un gobierno dictatorial corrupto, opresor de pueblo y defensor de la oligarquía y el imperialismo.  

La razón de este año de mayor conflictividad universal, fue porque se produjo, el llamado Crack del 29, la caída de la Bolsa de Nueva York marcando el inicio de la Gran Depresión del Sistema Capitalista, incidiendo en las economías de los países latinoamericanos entre ellos Venezuela, que generó protestas internas y externas contra  la burguesía generada por la explotación petrolera, que ya se articulaba en la connivencia con los terratenientes y los capitales imperialistas, pretendiendo preservar las relaciones de servidumbre, aun en el marco de esa explotación capitalista.

Las crónicas e informaciones de prensa, señalan que Venezuela por ser país, proveedor  de petróleo a los norteamericanos, al disminuir sus exportaciones, sufrió una fuerte caída del ingreso público, por lo que tuvo que despedir a dos terceras partes del personal de esta industria; fue una severa crisis económica  que a la vez, perjudicó las exportaciones agrícolas nacionales, sector que también tuvo que afrontar el sacrificio por la depresión económica mundial capitalista. Tiempos de debacle e incertidumbre para todos.

Esta situación de agitación social, política y militar, nos lleva inadvertidamente mediante una sincronía de hechos, a recordar que nuestro boconés rebelde, nació justamente el año de la gran crisis y depresión del capitalismo mundial, el año 1929, que produjo un ambiente incendiario en América, que se expresará con mayor calor y conciencia en los años venideros; es  el memorable año del auge de lucha de las clases explotadas, de insurgencias de carácter militar regional y nacional y de movilizaciones obreras importantes, así como la radicalización de los pocos partidos y fuerzas políticas existentes frente al imperialismo.

El diputado Fabricio Ojeda, en los jardines del Capitolio Federal Legislativo, Caracas 1960. Gráfica cortesía del licenciado Germán Carias Sisco. Seleccion de texto y diseño propio de este blog. 

Nació Fabricio, el 6 de febrero de 1929. Ni muy adelantado en el tiempo, pero tampoco con rezago: justo en el momento para que pudiese alentar en la apasionada juventud el espíritu revolucionario del año 58; liderizar la lucha de liberación de su generación con apenas 30 años,  y continuar en los siguientes hasta su final, como uno de los revolucionarios más comprometidos con la causa por la segunda independencia de Venezuela.

"Picho", el hacedor de pelotas de trapo. El Titán de la batalla de zamuracas y papagayos. Los vagamundos escueleros.

Se inclinó desde niño a ejecutar actividades físicas, deportivas y recreativas, especialmente el beisbol, con lo cual desplegaba y perfeccionaba su fuerza natural, adquiriendo soltura y destreza en sus movimientos y acciones, pero también como forma de canalizar sus inquietudes de la temprana edad.  Estudió en el Colegio de Varones de la población de Boconó.   En rememoración de la infancia, el escritor boconés Domingo Miliani, en su novela Los Tres Clavo, dedicada a Fabricio Ojeda, relata actividades que éste realizaba y le generaban algún dinero, pero a la vez lo divertían. Miliani su amigo, lo llamaba Picho. Le apasionaba el béisbol, organizaba equipos entre la muchachada del lugar. Estaba al día, en cuanto a número de jonrones, bases robadas, triples y doble plays de los juegos profesionales, así como en estadísticas de los jugadores del Cervecería Caracas y Navegantes del Magallanes, los grandes equipos nacionales de la época. La creatividad por necesidad de los llamados << vagamundos escueleros>>, los hacía elaborar los bates de jumangue o de naranjo, maderas duras que no rajan tan rápido; las pelotas se las compraban a Fabricio, que las vendía baratas a sus compañeros de equipo a “…tres por un real…” (Miliani, Domingo. Los tres Clavo. pág. 49. Alcaldía de Boconó. 2013); porque además, de las reglas del juego,  impusieron otras no de librito, pero  regla a cumplir,  que, el bateador que la perdía le tocaba reponerla; bola perdida bola pagada.

Este oficio desempeñado por “Picho”, tenía su técnica, rudimentaria  pero técnica a fin de cuentas. Coser pelotas de cabuya a mano, requería fuerza, paciencia y precisión; las elaboraba buenas y por el precio resultaban una ganga, hasta que se incorporó al equipo del Unión Obrera, donde estaban los peloteros de la Calle Arriba, donde él vecinalmente pertenecía. Los otros <<vagamundos escueleros>> y compinches, lo iban a ver jugar y pegar jonrones, contra el eterno rival: Cigarrilleros del Bandera Roja.

Redactor del diario El Nacional, año 1957.

En conversación con el profesor Evelio Barazarte, su primo, da fe  que Fabricio de muchacho trabajó en una panadería; también recogían agua en envases y ollas, en la acequia que había al final de la calle Andrés Bello, surtida por las aguas permanentes de la Quebrada Segovia, que luego vendían casa por casa o a quien se la encargara. Igualmente, hace remembranza de cómo en aquellas tardes acudían a la Gran Colombia o calle larga, una de las nueve flacuchentas calles, en las que se encontraba organizado el tránsito en Boconó, a jugar pelota caimanera, menos los sábados, que se convertía en mercado, y las mulas y burros bajaban de la montaña las cargas de los campesinos, para su venta o trueque, donde podían cambiar entre muchas cosas, un novillo por una marrana parida o un burro de silla por un puerco bastante obeso según las crónicas, método de permuta de bienes característico de los pueblos andinos, herencia económica de los kuikas. Aquel pueblo de agricultura y de bestias de carga, como medio de transporte, tenía su propio campeonato de muchachos beisboleros.

         Al llegar la temporada, como en todo pueblo de provincia, los muchachos emprendían la elaboración de sus naves inter-celestes y aerodinámicas, con los mas particulares colores y dispositivos de combate, propios de su imaginación. Ahí destacaba Fabricio, elevando cometas, zamuracas y papagayos. Cuando el viento estaba parejo y alto, hacían “duelos con hojillas encajadas en madera, amarradas a las colas de trapo...” (Miliani: 43); y esto, cuando podía, debido a que ayudaba a su abuelo en el taller de hojalatería. Si no organizaba la escuadrilla, que era más una caravana de cometas de papeles lucidos y fosforescentes colores, con largas colas de tela, palpitando en vuelo, se formaban los grupos de tres o cuatro amigos  para la batalla, con el objetivo de tumbar a los inexpertos o descuidados en el corte del hilo a tiempo. Eran combates de táctica y estrategia aérea, de escapes y  persecuciones en el propio techo de las nubes, conocía el curso del viento, donde la carrera del ponedor en sincronía con el manejo de la pita, daban el don de la elevación del astro. Los <<escueleros>>, como les llamaban los vecinos, a veces no iban a la escuela, por presenciar estas jornadas aéreas, sobre todo cuando Picho desafiaba con sus modelos armados de cuatro cruces de hojillas; “…nadie como Picho para calcular los frenillos de una cometa nunca se va de lado, los tres hilos quedan en proporción…” (Miliani: 99). Desde los diez años, se notaba su capacidad organizativa y de liderazgo, su carácter indomable y la perseverancia en sus cometidos.  

           1947.

Al terminar sus estudios primarios y alargarse los pantalones, a principios de 1947, luego que el gobierno  pusiera en libertad a Jovito Villalba junto con 21  detenidos por causa de la sublevación militar, en una de sus giras políticas, lo escucha pronunciar un discurso en Boconó. Esas palabras lo motivan a incorporarse a la militancia partidista.  Asimismo adquiere, la condición de asalariado, al ingresar a trabajar como dependiente y vendedor de telas en el almacén del señor Villasmil, ubicado en el centro de Boconó. Villasmil era también, además de patrono, militante y directivo de URD, se llevaba bien con Fabricio (Conversación con Evelio Barazarte, en Boconó, 15 de abril 2015). Requería mejor ingreso, porque su abuelo ya estaba muy viejo y perdía progresivamente la visión, y se quemaba las manos con el cutiño, cuando estaba remendando alguna paila o sartén. En aquel momento, discutía con él, la necesidad de irse a otro lugar a culminar su bachillerato, de buscar nuevos derroteros y que ya no podía seguir ayudándolo en el taller. Fue perseverante, no se dejó invadir por la desesperanza, sino que siguió adelante y se encaminó hacia su sueño de impulsar cambios, tanto para su familia como para su pueblo.

Fabricio Ojeda, en el campamento guerrillero, montañas de Boconó, 1964. Grafica cortesia licenciado Germán Carias Sisco. Selección de texto y diseño propio de este blog.

En sus labores como dependiente, expresaba sensibilidad hacia su gente.  Cuando las mujeres campesinas iban a comprar tela, les daba una o dos cuartas más; a los amigos que  le preguntaban por qué hacia eso, respondía que por conciencia de clase y la solidaridad entre los débiles. Ya se había incorporado al Sindicato de Obreros y Artesanos,  lee y discute de ideologías y política con el mentor y fundador de ese primer Sindicato de Boconó, abogado Eusebio Baptista, identificado con las luchas obreras y campesinas (61), quien además, era poeta y fue calificado en 1938 como el protagonista revolucionario de la poesía. Comenzaba de muchacho explotado, a impregnarse de categorías económicas y políticas, en las que más tarde profundizará. Pensaba si era posible que él, como su familia y amigos salieran de aquella pobreza económica, para lograr mejores condiciones de vida y de bienestar social. Se daba la respuesta: era necesario formarse en todo terreno, política, académica y laboralmente; también terminar su bachillerato, en algún lugar donde lo pudiera culminar, y luego irse a Caracas.  Reflexiones que extendían su sensibilidad social, su rectitud revolucionaria y su agudeza política. Repicaban en su cabeza, las palabras del maestro Gamarra sobre su futuro, decide irse a trabajar y a continuar sus estudios de bachillerato a la ciudad de Cabimas, Estado Zulia. Con esa madurez, abandonaba la adolescencia prematuramente para adquirir y asumir  compromisos de vida y de ser adulto. Su contacto con la intelectualidad y la política boconesa, con el comercio y el mundo del trabajo, aprendió el libre mercado, la explotación,  se llevaba si, en su arsenal personal, la tenacidad, su curiosidad científica, la perseverancia en su inquebrantable confianza en el ser humano, era el influjo de esas raíces culturales  en su carácter, en sus decisiones, en sus defectos y en su inteligencia.  Allí transcurrió una importante etapa de su vida. Infancia y adolescencia, en un contexto semifeudales, en la primera mitad del siglo XX.

 La síntesis de la dedicatoria, escrita por el ensayista boconés e investigador de literatura hispanoamericana Domingo Miliani, a Fabricio,  en su novela póstuma Los Tres Clavo, es la siguiente:

A Picho

Orillero

Revolucionario

Asesinado

Que nos enseñó a fabricar cometas

Y a volar…

Con dignidad.

(Miliani, Domingo. Los tres Clavo. pág. 7. Alcaldía de Boconó. 2013).


Este 6 de febrero, como todos los años, sacarán la parafernalia festiva y publicitaria, el campaneo de los brindis y los discursos de retórica vacía o politiquera, aprovechando la fecha onomástica y el nombre de Fabricio Ojeda, así ocurre con su paisa Antonio Nicolás Briceño, y otro tanto, con Bolívar.

Fabricio Ojeda, en el campamento guerrillero, montañas de Boconó, 1964. Grafica cortesia licenciado Germán Carias Sisco. Selección de texto y diseño propio de este blog.

Lo que llama la atención es que, en la actualidad se evade exponer, difundir, discutir y analizar el pensamiento político e ideológico de este trujillano trascendental. ¿Por qué no se difunde y discute su idea sobre el militarismo y su alto mando? ¿Por qué este trujillano defendió que el poder civil debía tener mecanismos de control de los ascensos militares? ¿Cuál era su idea del bloque cívico-militar y no, militar-cívico en una situación revolucionaria? ¿Qué significaba para él lo del bloque hegemónico? ¿Cuál era su posición respecto al socialismo y la nueva democracia? ¿Qué pensaba acerca de la corrupción de los funcionarios y los políticos? ¿Cuál era su concepción de la lucha del pueblo y la mentalidad de Poder? ¿Por qué no se discute su tesis que el 10 % del presupuesto nacional debe ser invertido en el desarrollo agrario? o sus ideas sobre petróleo, salud y educación ¿Por qué Fabricio privilegiaba la defensa de las libertades civiles y la Constitución? Estas entre tantas otras de sus ideas, son pertinentes en estos momentos y crear los espacios específicos para que el pueblo las discuta.  

Como reflexión, Fabricio Ojeda, tiene mucho que decir y aportar en las actuales circunstancias que transita el pueblo venezolano.

Nota: Los párrafos anteriores, son un pequeño segmento del Capítulo 1,  Mirada biográfica a Fabricio Ojeda, de nuestro ensayo <<Política y Constitucionalismo en el Pensamiento de Fabricio Ojeda>> (inédito).


La Puerta, febrero de 2022.

omanrique761@gmail.com 

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