lunes, 24 de enero de 2022

Palo encebado de La Puerta, y la tarde larga de 1980.

 

Palo encebado de La Puerta, y la tarde larga de 1980.


Oswaldo Manrique


Las fiestas de enero de 1979, la del patrono San Pablo Apóstol y la Virgen de la Paz, que se celebraron en forma consecutiva, dejaron un alegre y crematístico resquemor que fue muy comentado por los pobladores, en las semanas siguientes; fue lo ocurrido en uno de sus juegos, en el que se midieron los que tenían mejores condiciones físicas.

Desde 1909, la invitación en los Programas de Fiestas de este Municipio, estaba dirigida a <<todos los amigos de las lícitas, animadas y populares diversiones>>. con esta jocosa introducción, comenzaban aquellos pequeños afiches de papel, que eran colocados en los negocios, casas de familia y locales comerciales de la población, para entrar a leer el programa.  

Palo encebado usado en las fiestas de enero, Plaza Bolívar de La Puerta, Trujillo, Venezuela. Cronografía propia de este blog. 


Como parte de la programación de las diferentes fiestas populares y religiosas de la población de La Puerta, contemplaban juegos y competencias en los que participaban los habitantes de los caseríos rurales, de los distintos sectores sociales y de los páramos, inclusive, de los vecinos pueblos de Mendoza,  Valera y Timotes, que mantenían como espacio de encuentro el área urbana de La Puerta, desde finales del siglo XIX. Fueron las carreras y maratones de jóvenes, ciclismo, de cintas, caballos, gallos, ping pong, voleibol, Carrete de hilo, aquel que se hacía con plumas largas de gallinas; la gallina enterrada, huevo en cuchara, carrera en saco, agarrar el puerco encebado, muchos de ellos, se realizaron hasta hace unos 20 años. 

Programa de Fiestas ¨Patronales de La Puerta, en 1909; fueron presididas por el coronel Américo Burelli, gran soldado nacionalista. Cortesía de Benito Rivas

Justo en la glorieta de la plaza Bolívar de La Puerta, a nivel de la avenida, frente al templo Parroquial, se daba uno de esos juegos populares, que requiere de los competidores, un adecuado estado físico, ganas de triunfar y buena actitud,  es el llamado palo ensebado. Consiste en subir, "monear", escalar o trepar un tronco de buena madera, de unos 5 o 6 metros de alto, que está insertado o enterrado firmemente al piso, ubicado allí y convertido en palo para jugar y competir los pobladores. A ese palo, lo embadurnan de bastante grasa, sebo, aceite, hasta resina de palmiche y en la cúspide, le ponen el premio, para el que logra superar la prueba.

Palo de madera, utilizado para la competencia del palo ensebado, antes era un poste de luz; está ubicado en la glorieta de la plaza Bolívar de La Puerta, Trujillo, en Venezuela. Cronografía propia de este blog. 


Se puede decir, que en dichas fiestas patronales, unas de las actividades más llamativas, concurridas y que generaban alegrías y muchas expectativas  era el palo encebado, el cual se realizaba en la Plaza, el palo aún está allí, en la parte superior de la Plaza, que debemos recordar que éste era un palo que en su momento, fue un poste o postal del antiguo alumbrado público, pero desconocemos de qué tipo de madera y de dónde es oriundo.

Lo simpático, es que los paisanos venidos de los más apartados caseríos de la Parroquia hacían su fila, para participar. Se permitía que varios se ayudaran para subir el grasoso palo, en grupos de dos o tres personas, en el que sus espaldas y cuerpos, sirven como escalera humana a los otros jugadores del equipo, que trepan sobre ellos para lograr subir el palo. Pero tiene sus reglas aceptadas y no escritas, por ejemplo, si el jugador toca el piso al resbalarse, quedó descalificado. La alharaca, bulla y alegrías que se da en el ambiente, en los observadores y mirones disfrutando las subidas y caídas, era enorme, todo un pueblo congregado para disfrutar de la tarde del palo ensebado de sus fiestas de San Pablo Apóstol y la Virgen de la Paz.   

Está permitido tanto en Venezuela, como en otras partes del mundo, que varios competidores se ayuden para subir el grasoso palo, en grupos de dos o tres personas.


El año de 1979, fue tiempo de generosas rivalidades de los grupos de la Puerta y La Flecha. Dicho año, les dejó un picoso sabor a los jugadores del ensebado, de La Puerta, debido al sorpresivo triunfo de los de La Flecha, que se fueron ruidosos y alegres con los premios. Entre los entusiastas perdedores, estuvieron Arnoldo Pabon "la Coca" y su hermano, los dos de la Hoyada, y el joven Rogelio Salcedo, entre otros, que se preparaban para ir contra los Flecheros, el siguiente año, pues eran dos grupos sólidos y de fuertes piques, para ver cuál de ambos lograba subir a la parte más alta del palo y quedarse con los premios allí colocados. en el año 1978, lo subió y ganó Rafael Sulbaran.


Comienza la tarde larga. 

En 1980, un día de la última semana de enero, el pueblo amaneció con repique de campanas, música y voladores, con lo que se despertó a los habitantes y a los visitantes; también para ahuyentar el verraco frío y la fuerte ventisca serrana.  La gente se acercaba a la plaza, desde tempranas horas unos para asistir a la misa y procesión, o ver el recorrido de la banda musical. Otros pendientes de ver y participar en las actividades programadas por la Junta de las Fiestas, particularmente, la del palo ensebado. Con el comentario que, la competencia ese año, la pusieron los organizadores de la fiesta, mucho más exigente, lo que provocó mucho interés. El día anterior, se había realizado la competencia del puerco ensebado, con buena premiación, donde destacó Héctor Moreno, de la calle Sucre, quien al perseguir al puerco, se le cayeron los pantalones y enseñó hasta la cédula.  

En 1980, aparte de este excesivo engrasado, al palo ensebado le colocaron arena para causar daño en el roce del cuerpo. 


"Pata e' queso" volvió a triunfar en el maratón.

Igualmente, fue lucido el maratón de jóvenes, que lo ganó el popular “Pata e’ queso” Espinoza, nativo del sector El Molino, que como era costumbre en él, lo hizo sin zapatos ni cotizas, totalmente descalzo, mostrando sus gruesos talones color apio. Esa vez, el recorrido partió de la plaza Bolívar, subía por La Flecha, recorría hasta la “Y”, y regresaba al punto de partida. Tenía tanta seguridad “Pata e’ queso”, de ganar, que cuando llegó al negocio de Pablo Volcán, se metió y compró un pan y un refresco, allí estaba el viejo Pachuco, y se le quedó mirando, Pata e' queso se dio cuenta y le comentó que había perdido las cotizas, y el Pachuco le contestó: - Y la chaveta también. Y soltaron la carcajada; tomó su refresco y continuó su marcha. No era maratonista ni corredor entrenado, pero la mayoría de los años, obtenía la victoria en este renglón de competencias fiesteras.

Pata e’ Queso. Jesús Alberto Espinoza, nació en El Molino, atleta de sacrificio, sin apoyo de nadie, maratonista nato, participó en cuanto maratón y competencias similares se realizaban en el estado Trujillo. De extracción humilde, sumamente fornido, de aspecto violento. Sus facciones estaban moldeadas, principalmente su piel por el sol, se tronó morena; fortachón, tenía una frente con entradas pronunciadas. Trabajó como ayudante en la construcción, luego albañil, se recuerda que era cabillero en la obras del Hospital de Seguro Social en Beatriz, Valera; el contratista era su coterráneo Germán Briceño. Desde muy joven. Fue aficionado al atletismo,  entrenaba por los alrededores del área urbana de La Puerta, hasta los predios de Valeralta. Al parecer, era un hombre violento. Acabó con su vida en Valera en  1975.

"engarnacharon" a Héctor Moreno, no participó en el puerco encebado.


Está molesto porque en la calle suenan las campanas y el sabroso ruido de los voladores; también ha comenzado el giro de la banda musical por las calles del pueblo, tocando las habituales y alegres marchas, llamando a todos a disfrutar de la programación de las festividades de San Pablo Apóstol y de la Virgen de la Paz; los gruesos barrotes y la pared que lo separan de la calle, se lo impide. Se tiene que conformar con calmarse.

Se tomó toda el agua, que le habían llevado la noche anterior, y no le queda ni una gota más, tiene que esperar a que haya el cambio de guardia para que le lleven otro “tantico” y poder calmar la sed; él lo que quería era participar en la competencia del puerco encebado. 

En el tiempo que lleva encerrado, no lo han interrogado. Está sólo en aquel estrecho cuarto, donde solo ha podido ver la oscura cara del policía de guardia cuando le lleva las arepas que le manda la familia, que son mejores a las que habitualmente come en la casa, estas iban repletas de cuajada y su tantito de ají. Ahora debía esperar, a ver qué van a hacer con él, que decidieran las autoridades, cuál iba a ser su destino. 

Sentado sobre la misma hoja de Panorama, en la que había dormido toda la noche, sobre el frío suelo, anhelaba estar en la fiesta y participar en el "puerco encebado", el año anterior se había ganado unos buenos cobres. Su espíritu está herido, casi impotente, además se siente como un manojo de nervios "desfarataos" por la incertidumbre. En un momento, vinieron a su mente, los detalles de lo que ocurrió cuando lo apresaron y la "mamasón de gallo" y la burla de los amigos y los vecinos, era lo que más le dolía y le daba calentera. En bajísima voz, dijo:

- y que por enamorado. Como si ellos no lo hicieron también ¡Cuerda de guaros! Claro, que algún día saldría del "pote". Lo que no entendía era el motivo de su prisión ¿por qué?

Mientras, en la "esquina caliente" frente a la plaza Bolívar, la cuerda de jodedores y ociosos comentaban que lo que lo delató fue el frenesí corporal que tuvo con ella, las ruidosas oscilaciones y los ojos colorados y vidriosos, que hasta temblaba la tierra y los matorrales, eso lo descubrió, una especie de forma furiosa de la pasión entre dos.

Uno dijo, que el más afectado fue el hacendado don Luis Ignacio Araujo, que era quien la cuidaba y la criaba desde que nació. Otro justificó diciendo que estuvo bien que los hayan detenido a los dos, porque ambos tenían su responsabilidad, por faltar a las buenas costumbres de la comunidad y al buen orden de las familias; anteriormente, habían metido al "pote" a los del Viso, en denuncia que formuló la esposa de uno de ellos. 

En el "pote", de techo alto y con un antiguo piso de cemento gris y helado, dentro del Edificio Municipal de La Puerta, está Héctor Moreno. Está triste y molesto a la vez. Parece otra persona, no está alegre y jovial como se le conoce, su latente mirada es "puyua", brillosa, que contrasta con su lacio cabello negro, peinado con el cálido pasar de sus manos, hace ver más su cara y su rostro enflaquecido en apenas dos días que lleva allí, está detenido por "averiguaciones", según el funcionario policial. No lo dejaron participar en el puerco encebado, ni en el palo encebado tampoco. Al dia siguiente, lo soltaron a él, y a la burra también.


Embadurnan el palo de resina de palmiche, cebo y columbio.

En esa oportunidad, al palo le echaron una combinación de sebo animal, con grasas diferentes, hasta Columbio betijoqueño le embadurnan, lo pusieron más difícil, al palo encebado le colocaron bastante grasa, hasta el final de la parte superior, ya que el año anterior los ganadores se colocaron uno encima de otro y el último logró subir con mucha facilidad porque no había en el tramo final grasa; pero en esta ocasión, aparte de este excesivo engrasado, le colocaron arena para causar daño en el roce del cuerpo. No estaban fáciles las cosas para los participantes. Le pusieron un ring de bicicleta, con muchos billetes de los Bolívares buenos y de circulación legal, además, un lote de botellas de ron, esos era los premios; pero no estuvo facil.  

Cuando era las 2 y media de la tarde, comenzó la competencia. En el restaurante de Kike Matheus, uno gritó – ¡ya empezó el palo ensebado! Inmediatamente los comensales y los que estaban bailando su ranchera de Antonio Aguilar o una de las Jilguerillas, desocuparon el local; los que estaba conversando en la esquina donde Mao, viendo los uniformes y los largos y marrones revólveres de los funcionarios policiales metiendo a algún vecino al “pote”; así como, aquellos que se encontraban reunidos refrescándose en la "esquina caliente" de la Bodega La Campesina, se fueron todos a la Plaza. Los competidores que habían estudiado la situación, arrancaron, luciéndose ambos bandos, que después de más de tres horas de intento, estaban exhaustos  sin poder llegar hasta el objetivo, un ring de bicicleta lleno de “cobres”. La tarde se hizo larga, y cuando era como las 6 de la tarde, y no había ganador, se veían los participantes agotados de tanto intentar subir, descansaban y nada, y no logran alcanzar la punta del palo ensebado.

Rafael Moreno "Camello", que estaba entre el público con la "papa" Regulo, y con la "Yuca" Briceño, les dijo: - este es el palo encebado más difícil que yo haya visto. ninguno de los que han intentado subirlo, han podido buscarle la "vuelta" al palo

¿Cómo es la vaina Camello? le preguntó la "Papa" Regulo, alarmado.  - Yo, los he visto peores de difíciles, y los han subido. 

- Carache "Papa", no discuta y mejor vamos a echarnos un "cuello corto". la "Yuca" Briceño, como buen docente y conciliador deportista, agregó:

- Si, esperemos, hasta que llegue alguna "Araña" y lo suba. 

 La "Coca", uno de los competidores del grupo que representaba a La Puerta, obstinado y cansado, se fue a la casa de Alejandro Rivas, quien tenía una tienda de venta de hortalizas, al frente de la Plaza, en la parada de las busetas, y estaba observando. Sin mayor información, ni cálculo técnico, le dio una idea, y le dice: - espéreme aquí; se metió al depósito del negocio y le trajo dos trozos de cabuya de fique, uno para cada pierna, y le dijo: - haga lo mismo que hacen los que reparan la luz; el joven se fue con sus cabuyas, y con sus amigos subían una y luego la otra, estás no resbalaban aún con grasa, y en cinco minutos subió el palo ensebado, vencieron a sus adversarios y ganaron los premios que habían en la punta del palo ensebado. Y como son las cosas, Alejandro Rivas, a pesar de su genialidad, fue una persona que no tuvo oportunidad de cursar estudios, no sabía leer.

Alejandro Rivas, era gordo, pelo liso, de pequeña estatura.  1,60 metros aproximadamente, piel blanca, aunque su negocio en la casa del lado de la dulcería de los González, era la venta de verduras, usaba su paltó y camisa como lo hacían la mayoría de los bodegueros y pulperos en ese tiempo. Era tratable, pero llegó un tiempo en que enfermó y se apartaba de la realidad; en algunas ocasiones, al que lo saludaba, le decía - mire, mire  la lata de Toddy, aquí está José Gregorio, me salió José Gregorio.  Estuvo casado con Santos Araujo, que así se llamaba la esposa, con quien procreó tres hijas. Los males de la cabeza, le daban cada dos años.   

Arnoldo Ramón Pabón González, la popular "Coca", nació en La Puerta, el 22 de noviembre de 1956. Pudo estudiar en la escuela de primeras letras. En 1978, se casó con la joven Gregoria Briceño, natural de la población de Jajó, procreando tres hijos, según nos informó su hija Virginia Pabón. Trabajó en la champiñonera, cerca de La Flecha, pero a lo que más se dedicó fue a la construcción. Fue un joven, que a pesar de su mediana estatura, tenía aptas condiciones físicas. En sus tiempos mozos fue activista del partido Copei. 

El círculo de amigos de “La Coca”, jóvenes de su misma generación, estuvo integrado por Emiliano Villarreal, que trabajó también la construcción, igual que Francisco Briceño "chico piojo", William Gudiño el mecánico, Nolo Zabala y Antonio Ramírez el "dienton", dirigente de Copei, y Rogelio Salcedo, que además de su solida amistad, tenían un grupo de gaitas, que animaron muchas festividades de enero y las navideñas. Todos ellos, menos Gudiño, vivían en La Hoyada y conformaban el grupo de subidores de palo ensebado, que representaban a La Puerta. Pabón fue durante varios años, el fiscal de la línea de transporte La Puerta-la Lagunita. 

Así de espontáneos y  sin malicia eran estos acontecimientos, que recordamos de las tradicionales Fiestas de Enero de La Puerta.

La Puerta, enero 2022.

Omanrique761@gmail.com


domingo, 23 de enero de 2022

Coronel Américo Burelli, cabalga la aventura perdida

 El Coronel Américo Burelli, cabalga la aventura perdida.

Oswaldo Manrique R.


En la historia de La Puerta, Trujillo, en Venezuela, suenan singulares nombres y apellidos que gozan de alguna valoración historiográfica castiza y transculturizadora, de diversa índole,  pero hay otros que  -aun deliberadamente ocultos-, significan arrojo, patriotismo, valentía, son visionarios que han marcado páginas de gloria, particularmente del tiempo republicano dictatorial de caudillos, uno de ellos, el de Américo Burelli. La idea de este pequeño y sencillo artículo, incluyendo algunos pocos extractos de nuestro ensayo  El Coronel Burelli, cabalga la aventura perdida, es compartir algunos rasgos de este ilustre y silenciado personaje que aportó al enaltecimiento de nuestro gentilicio local, regional  y nacional, que puede considerarse un autentico y valioso personaje postergado, deliberadamente oculto por la historiografía y sin lugar a dudas, de bastante interés para los investigadores de nuestra historia patria contemporánea.


Nació en 1881, en Mendoza. Desde niño, fue un ser empoderado, gozaba además de belleza física, del don del liderazgo natural, muy familiero, su trabajo y economía iba en función de esa institución parental y de su comunidad: La Puerta. Productor agrícola, hacendado, comerciante, molinero, militar de los de a verdad, con charreteras obtenidas en el campo de batalla. 

         Desde muy joven, se incorpora a las filas de los destacamentos y montoneras del general Juan Bautista Araujo, y luego, se sumará a las filas del Dr. Leopoldo Baptista, prestigioso caudillo trujillano, de la legendaria División Trujillo, participando bajo su jefatura en diversas campañas y batallas campales, enfrentando a la Revolución Libertadora, y otras,  producidas por diferencias entre los mismos caudillos políticos regionales.

Después del triunfo del general Cipriano Castro, los lideres trujillanos “ponchos” y “lagartijos”, se sumaron a su gobierno, y cambian el escenario de sus luchas, y los principales se van a Caracas, a dar apoyo y colaborar en su convulsionada gestión de gobierno, entre ellos se va Américo Burelli, se muda a la capital del país, sin dejar de ser oficial de primera línea del ejercito y persona de confianza del general Leopoldo Baptista, quien le da responsabilidad en varias plazas de armas. Cuando sobreviene el ascenso palaciego de Juan Vicente Gómez y éste asume la Presidencia de la República, Baptista, creía que se abría la oportunidad para asumir en una jugada de mano o palaciega, el poder político. Pero no fue así, el general Gómez, lo desplaza a posiciones de poca monta y se genera una ruptura entre ambos.

Al joven Coronel Burelli, se le presenta una difícil contingencia, por lo que se ve obligado a tomar una decisión que le traería fuertes y desgarradoras consecuencias, se rebela y se alza contra la dictadura, en defensa de los intereses de la Patria, en lo que se llamó la guerra de los 15 días, batiéndose contra las fuerzas del gobierno en la denominada toma de Timotes, asiento del gobierno para aquella época. Huyó por casi dos años, capturado, y enviado a la cárcel del Castillo de San Carlos del Zulia, luego, al Castillo de Puerto Cabello, purgando 16 años de prisión.

 Muerto Gómez, se reincorpora a la vida pública y a recuperar sus bienes en poder de familiares que le fueron birlados y sujetos a conflictos judiciales, también demanda indemnización a la República, por los daños que le causó la dictadura, al someterlo a prisión.

La vida del Coronel José Américo Burelli García, es sin duda, ejemplar por su marcado nacionalismo democrático, por su sacrificio y querencia a la Patria, y por su alto idealismo de genuina extracción bolivariana que siempre guió sus acciones y sus luchas. El estado Trujillo y particularmente la población de La Puerta, tienen en él uno de sus más claros valores.

En el análisis de nuestro personaje, su tiempo,  su desestructuración y el advenimiento de un modelo político centralista, del gendarme necesario, la dialéctica particular trujillana, su provincialismo histórico, las ideas nacionalistas de sus líderes,  nos induce a promover mucho más, el estudio e investigación de este periodo tan interesante de nuestra historia. Quizás rompa con esa manera  de privilegiar la historia desde el Trujillo capital, anteponiendo la certeza de que lo cierto es, que el impulso de los procesos y coyunturas se dieron en los sitios de interés económico, como el valle del Bomboy, o los predios y montañas de Boconó y en los predios de la zona baja territorial, entre otros, donde estaban avecindados los distintos y mas importantes  personajes históricos. Eso permitirá revisar estas premisas, y formular una propuesta teórico-metodológica que rescate la presencia histórica de  localidades trujillanas, dando paso al rescate de nuestra historia autóctona.  Esa es nuestra propuesta en el caso de este caudillo local, referenciado a un interesante y particular lugar y tiempo histórico. El Coronel trujillano, falleció en Caracas, en 1939, culminando así, de cabalgar su aventura perdida.

¿Por qué no se ha escrito de la apasionante vida del Coronel Burelli? ¿Cuál fue la razón que privó para mantenerlo invisibilizado, hasta por su propia familia, si es el personaje de mayor relevancia histórica? ¿Quién se propuso sacarlo de la escena protagónica de una de las etapas más interesantes de nuestra historia local y nacional? ¿A quién interesaba mantener a este protagonista en la oscuridad o borrarlo de la historia? Son algunas de las interrogantes que aspiramos se puedan ir despejando con nuestro ensayo, en revisión.

Nota: quienes deseen más información sobre este personaje, está a la disposición en PDF, por nuestros contactos, el ensayo <<El Coronel Américo Burelli, cabalga la aventura perdida>>.

La Puerta, enero 2022.

 Omanrique761@gmail.com


domingo, 16 de enero de 2022

¿Por qué Bomboy?

 

¿Por qué Bomboy?


Oswaldo Manrique.


Hace unos años, en conversación familiar de mesa, llegó el tema del nombre del río que atraviesa el valle de La Puerta y Mendoza, y es topónimo de éste. Mi hija mayor, recordó que estudiando bachillerato en el Colegio Parroquial de La Puerta, una de sus compañeras preguntó en clase a una profesora ¿qué significaba valle de Momboy? haciendo énfasis en la “M”. La profesora, para no reconocer que la sorprendieron con la interrogante, se alisó la blusa, pensó unos segundos, y le respondió:

-         Les voy a relatar de donde viene ese nombre. Las estudiantes le prestaron mayor atención. La profesora en tono magistral, continuó con el siguiente cuento.

-         Hace muchos años, un señor de nombre Ramón, que vivía por Los Barriales, puso un puentecito de tabla, para pasar el río y poder ir al pueblo. Tenía un niño pequeñito. Un día, el hombre atravesó el puentecito y estando del otro lado del río, el chinito le gritaba: ¿MOM VOY? ¿MOM VOY? Y la profesora, como toda una catedrática seria, le agregó finalmente al cuento:  

-         Y, a ese hecho se debe el nombre del río y del valle.

Como habrán percibido, tiene su jocosidad y ocurrencia la respuesta de la vivaz docente, ante un asunto que debería ser del interés y conocimiento de la colectividad, sobre el lugar donde se vive y se labora, y mucho más de quienes enseñan a nuestras siguientes generaciones.

Imagen del río Bomboy, desde el puente de la Urbanización El Portal. Cronografía propia de este blog.

Es bueno aclarar este asunto, porque se persiste en el desliz de esconder el nombre autóctono, peculiar y distintivo de nuestro río: Bomboy,  y el de esta comunidad que fue Valle de indios de Nación Timotes del Bomboy; posteriormente, el nombre o advocación religiosa, asignado por los curas y conquistadores europeos fue el de: Pueblo de Doctrina Nuestro Señor San Pablo Apóstol del Bomboy.

Los castizos documentos de Encomiendas de Trujillo, que se conservan en el Archivo General de la Nación, informan   que uno de los grupos o pueblos primitivos instrumentalmente clasificados, son los “Indios de Nación Timotes en el Valle del Bomboy”, (Olmo, Elisael José. San Miguel de Burbusay. Pags.192 y 193). Ahora bien, en relación a este topónimo, la designación y uso del nombre originario y dado por los aborígenes, viene confirmado cronológicamente por varios documentos oficiales y públicos, entre ellos los siguientes:   

El primer dato histórico sobre el nombre de este sitio, está en el documento  que reposa en el Archivo General de Indias, mediante el cual, el Gobernador de Venezuela Alonso Arias Vaca, menciona al Capitán portugués Tomé Dabuyn, como primer beneficiario de la encomienda denominada “Valle de Vomboy”,  y de la que hizo dejación el 26 de marzo de 1601, fecha cierta, con que se cuenta hasta el momento, como de inicio del proceso de conformación del pueblo colonial de indígenas de La Puerta (Zambrano: 42). Sumamos a esto, la Encomienda del grupo indígena <<San Pablo de Bomboy>>, aunque pueda sorprender, ubicada en el lado norte de este valle, otorgada primero a Francisco Botello y luego a Cristóbal Hurtado de Mendoza, en 1630 (Zambrano, p. 11).  ,

El siguiente dato histórico, es de 18 de julio de 1611, en que el Gobernador de Venezuela Sancho de Alquiza, por documento (AGI), confirmó la encomienda de “Valle de Vomboy”, en el hijo de Tomé Dabuyn, el capitán Juan Álvarez Dabuyn. Esta encomienda de “Valle de Vomboy”, junto con la de “Quebrada de Comboco” y la de “Lomalla de Busandi”, fue a su vez confirmada, el 10 de enero de 1620, por el Consejo de Indias en Madrid (Zambrano: 42).

Otro dato histórico interesante, es el proceso de reordenamiento y neo-poblamiento llevado desde la Iglesia, en el espacio territorial de Trujillo, entre 1607 y 1610, por el  Obispo Fray Antonio de Alcega, la organización de Pueblos de Doctrina, en la que se incluyó (en la 7ma. Doctrina) en  las primeras Encomiendas, una de las más extensas, con la mayor cantidad de  indígenas Timotes, al colono y capitán conquistador “…Juan Álvarez Daboín (o Dabuim), en Bombay, 408 indios…en lo que es hoy jurisdicción de los Municipios Mendoza y La Puerta, y parte de Timotes…” (Briceño Perozo, Mario. Historia del Estado Trujillo. pág. 57 y 59. ANH. Caracas 1984); lo que permitió el fortalecimiento irreversible de dichos pueblos.

El siguiente asiento histórico y religioso acerca de este valle y su pueblo, es de 1636, informe de la visita pastoral del Obispo. El escritor trujillano Mario Briceño Perozo lo resume: En 1636, en la Gobernación de Francisco Núñez Melean y obispado del Dr. Juan López Agurto de la Mata, las doctrinas habían aumentado lentamente en Trujillo a 12…y los curas doctrineros del partido eran los siguientes: …padre Salvador de Carmona, quien sucedió al padre Antonio Montero, San Pablo de Bomboy… (Briceño Perozo: 59 y 60). Este mismo autor, al comentar algunos encomenderos y las características geográficas de La Puerta, hace hincapié y entre paréntesis la siguiente aclaratoria“en las viejas escrituras se escribe Bomboy” (Briceño Perozo: 257); a pesar de eso, en los siguientes párrafos al referirse a Mendoza y La Puerta, no utiliza este topónimo autentico, ancestral, legal y religioso.

 Otro asiento instrumental histórico, es el que nos informa el historiador trujillano, Amílcar Fonseca, cuando se refiere a nuestra comunidad originaria o pueblo indígena, de la siguiente forma: …Bomboy: San Pablo de Bomboy: pueblo a orillas del río de ese nombre, fundado en 1670 por don Nicolás de Reina y Mateo de Párraga…” (Fonseca, Amílcar. Orígenes Trujillanos. Vol. I. Pág. 313. GET. Trujillo. 2005). Sobre la fuente documental de esto, en la nota de autor N° 45, de Dialectología, asentó Fonseca lo siguiente: 45 protocolo de Wilchez y Narvaes del Registro Subalterno…” (Fonseca. 337).

Igualmente, ratifica y sostiene lo anterior, la  documentación histórica de 1796, cuando es abierto el primer Libro de Bautismos eclesiásticos de La Puerta, por el cura Francisco Rosario, que con su propia letra, asentó que pertenece al pueblo <<San Pablo de Bomboy alias La Puerta>>.(Archivo Histórico Diócesis de Trujillo).

Como se señaló antes, los documentos de Encomiendas de Trujillo, son determinantes que el nombre que se le puso es Bomboy o Bomboi, así lo denominaban los aborígenes, que significa río de aguas de espuma, y asimismo, lo asentaron los conquistadores y colonizadores europeos de aquellos tiempos, y no como errática y consuetudinariamente se le ha venido cambiando y desfigurando por el de Momboy. En la investigación histórica, se tiene como fuente irrefutable de primer orden al documento; igualmente, en el campo jurídico, los abogados tienen una expresión axiomática, que,  frente a la fuerza del documento, no hay testimonio, ni alegato, ni argumentación que valga. Por eso, seguiré llamándolo Bomboy.  

La Puerta, enero 2022.

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viernes, 14 de enero de 2022

El jocoso Federico Araujo

El jocoso flaco Federico Araujo.


Oswaldo Manrique. 


Desde las primeras décadas del siglo XX, tiempo de mucha pobreza, estrechez y limitaciones económicas, La Puerta, se estaba repoblando, lo que representaba una oportunidad de trabajar las tierras despojadas a los indígenas, o que se podían negociar, llegó gente nativa de otros municipios Trujillanos.


En los años 40, abrió sus puertas el Hotel Guadalupe, que imprimió nuevo impulso a la economía local. Igualmente, existían las viejas haciendas. La Puerta,  aparentaba ser un lugar de oportunidades, llegaban familias jóvenes, con ansias de trabajar la tierra y poder sostener sus familias. Una de esas personas, fue el flaco Federico Araujo, natural de Monte Carmelo, nació en 1895, conocía la labranza de los cañamelares y de la técnica del Trapiche. Se casó con Cándida Jerez, oriunda también de Monte Carmelo, allí procrearon once hijos. Quedó viudo muy joven en Monte Carmelo, y se mudó a La Puerta, en el sector Santa Bárbara, donde levantó responsablemente a sus hijos.


En la gráfica poco nítida, el jocoso Federico Araujo, con avanzada edad, garrote en mano y un fiel compañero;  detrás se observa el pretil de la hacienda El Rosario. Cortesía del señor Pedro Pablo Rivero. 

Conocedor del cultivo y producción de caña de azúcar, trabajó en el Trapiche de los Viera, en las antiguas tierras del padre Rosario, del Resguardo Indígena, después denominada hacienda Rosario,  de La Puerta. Federico vivía y tenía una finca en Santa Bárbara, fuera del área urbana, la que cultivaba y atendía personalmente. 

Cansado de la soledad, se fue a vivir a la casa de su hija Clarisa Araujo, en La Puerta, quién ya se había casado con Víctor Manuel Briceño Briceño, oriundo de San Lázaro, y allí estuvo por unos 50 años. 

Era un hombre respetado, amable y de buen humor, pero sus vecinos usualmente  se preguntaban las razones por las que siendo joven,  no se había casado nuevamente. No se volvió a matrimoniar.

En la imágen, de derecha a izquierda, la señora Clarisa Araujo, Federico Araujo, y Victor Briceño, yerno de éste, acompañado de varias de las nietas.  Cortesía del señor Pedro Pablo Rivero. 

En el ocaso de su vida, cuando se tomaba sus cucharadas de sanjonero, y compartía con vecinos y amigos les cantaba: <<cuando tenía plata, me decían Don Tomás, y ahora que no tengo, me dicen tomá no más>>, y así, continuaba la jornada de cuentos y ocurrencias humorísticas. 

Era un hombre de piel clara, de porte quijotesco, siempre fue muy delgado, muy trabajador y de graciosa conversación. Su pariente Pedro Pablo Rivero, rememoró, cuándo y cómo le salvó Federico, la vida a su hijo Hugo Araujo, que trabajaba en el Trapiche de los Burelli, en la calle 4; en un momento de la jornada, lo haló la máquina, y por su rápida acción, solo le enganchó el brazo y lo salvó; ésto, gracias a su conocimiento del funcionamiento de los trapiches.


La señora Clarisa Araujo, hija del jocoso Federico Araujo. Cortesía del señor Pedro Pablo Rivero.

Recuerda también que fue un hombre muy jocoso y ocurrente, con unos cuantos años a cuesta,  andaba con su garrote en la mano para ayudarse,  cuando salía a visitar a algún amigo o a realizar diligencia, y se encontraba con un grupo de personas amigas o vecinos reunidas o conversando, se detenía y les decía uno de sus picarescos saludos: <<¿Dónde están los maricos de La Puerta?  ¿Usted es marico? >>, a lo que los presentes le reían; pero en una oportunidad, dió el mismo saludo, ante otro grupo, y un señor se sintió ofendido y le dio una paliza, que  sacó al jocoso Federico de circulación de calle, por un buen tiempo, lo dejó comiendo con pitillo. A los días el que lo aporreó, se hizo responsable de los medicamentos y la recuperación del viejo Federico. Murió en La Puerta, en 1980. 

La Puerta, enero 2022.

Omanrique761@gmail.com

domingo, 2 de enero de 2022

Encarnación Briceño, el decano de El Molino

 

          Encarnación Briceño, patrimonio cultural viviente de

        El Molino.

Oswaldo Manrique.


Encarnación Briceño, es un personaje como pocos, nativo del caserío El Molino, de la parroquia La Puerta, estado Trujillo en Venezuela. Tiene hoy, 95 años de edad, bien llevados, anda por sus propios medios físicos, y con la mente lúcida. Algunos de su confianza, le llaman "Canita". Atento, amable y buen conversador, de esos que siempre está presto a colaborar con su comunidad, o con quien lo ocupe. Es difícil encontrar una persona que conozca más de la historia de dicho caserío, como la conoce y la expone en forma diáfana el señor Encarnación. 

Don Encarnación Briceño, sentado al frente de la casa comunal del Molino. Cronografía propia de este blog, N° 4005.

Recordó que, sabe su edad, porque en tiempo de su juventud, era obligatorio inscribirse en el servicio militar, y <<tuve que sacar la cédula de identidad, eso sería como en 1943, estaba en el tribunal, Alberto Burelli, yo tenía un amigo de nombre Félix Olivares, que me entusiasmó y nos fuimos a inscribir. Cuando salimos de la jefatura, el finado Félix estaba alegre, y me dijo: - ¿alegó la excepción? Pues el que fue al Cuartel fui yo que no sabía de eso, y fui a parar al Conscripto, cerca del Cuartel Ribas Dávila, que lo estaban construyendo en aquel tiempo>>. Su padre Zoilo Briceño, natural de El Molino, y productor de caña dulce, realizó diligencias y logró sacarlo del Conscripto.  Le habían rapado la cabeza, tuvo que esperar a que llegara otro recluta para vestirse de civil, no tenía ropa, y poder salir. Llegó el hijo de un doctor que tenía tiempo huyendo y fue el que lo sustituyó, y con la ropa de ese recién llegado, se vistió y salió. 

De su infancia recuerda que hizo sus estudios de primeras letras, como en 1935, <<existía una escuela, de las llamadas mixtas, allí estudié, recuerdo que mi maestra fue doña Josefa Rivero, quedaba cerca del Trapiche>>; también estudió en dicha escuela, por ese tiempo, el señor Juan Olivares, vecino ejemplar de este caserío.

Lo mismo le ocurrió cuando fue a casarse con Carmen Abreu, una muchacha de La Mocoti, quien perdió a sus padres en un deslave y quedó damnificada con sus hermanos, <<Cuando me tocó ir a buscar la partida de nacimiento, no apareció, fui a buscar la partida de bautismo en la iglesia y tampoco, y me tuve que ir a la Curia en Trujillo, para que me dieran un permiso, y así pude casarme>>. Con Carmen Abreu, procreó dos hijos. 

Guiado por don Encarnación Briceño, el 1° de diciembre de 2021, por la Urbanización La Paz, sector el Molino, Parroquia La Puerta, Trujillo, en Venezuela. Cronografía propia de este blog, N° 3399. 

Su madre, Melania Briceño, había nacido <<en el "Alto el Peo", así llamaban ese sitio, por donde pasaba la antigua carretera a La Puerta, se entraba por la "Y", y salía al Zanjón de La Guadalupe>>; quiso mucho a sus padres y los respetó.


A los 14, se graduó de varón.

En su franca conversación, refirió el hecho, de una época en que había que apretarse los pantalones, aún cuando, los que se llevaran, fueran realmente, cortos. Tuvo dos hermanos y cuatro hermanas, Isolina, Carmela, Inocencia, Ramona y Candelaria, todas se fueron marchando a otros lugares a hacer sus vidas. Recordó que, siendo muy muchacho, usaba pantalones cortos, le tocó asumir las riendas de la casa, y comenzó a trabajar para ayudar a la familia. <<Tenía unos 14 años, y llegué muy agotado de la fornaleada, y cuando paso a la casa encuentro a uno de los novios de una hermana mía, con ella en la cama. Enseguida indignado, digo: - y aquí no hay hombre que haga respetar la casa, como no hubo respuesta, agarré el machete, para darle un escarmiento al novio, y cuando le voy a lanzar el primero,  velozmente salió huyendo, y a la hermana, la despaché>>; tuvo que llenarse de valor e imponerse de esa forma para que le respetaran la familia. 

"Con el culo pelao"

Cuando le pregunté, cómo fue su juventud, como eran las festividades de su época,  respondió fácilmente, <<Para qué le digo de fiestas, yo era un viejo antes de tiempo. No iba a fiestas, pero cómo, si no tenía ropa, había mucha pobreza, trabajaba para comer la familia. Tenía un solo flux, muy deteriorado, andaba "con el culo pelao">>, esta última frase, la dijo sonriendo, significa que no tenia ropa para salir a fiestas.

El testimonio de sus vivencias, lo va dando, con cierta especificidad, rememoró que  iba los domingos a misa en La Puerta, tanto su papá como él, son devotos de la Virgen de la Paz, <<en aquellos tiempos era como obligación, buscar a los padrinos para pedirle la bendición, uno se arrodillaba ante el padrino, las palmas de ambas manos pegadas en alto y con la cabeza gacha, era como un rito de la familia católica, así nos acostumbraron. Yo tenía a mi padrino Felipe Viera, el viejo, él era hacendado, frente al hotel Guadalupe, se había cogido las tierras de la comunidad, y también, donde están los chalets, más arriba de la plaza, que se las peleaba Simancas, que también se había cogido las otras tierras, así fueron las cosas>>; seguro que así fueron, peleaban los hacendados por lo que no era de ellos, lo confirmamos en  documentos históricos importantes sobre la tenencia de las tierras de La Puerta.

Seguidamente, nos ilustró con una anécdota, referida a otro de sus afectos, <<Y tuve otro padrino, al que le quité el derecho de echarme la bendición. Un día, después de misa, lo busco para pedirle la bendición, se llamaba Antonio González, iba subiendo con unos "chivatones", me vió y pasó de largo, luego, volvió a pasar y volteó para otro lado, le dió pena echarme la bendición, porque andaba vestido pobremente, le tuvo a menos a un pobre. Desde ese día, no le volví a pedir la bendición. Él era el que tocaba el órgano en la iglesia, y fíjese que murió quemado. Eso es como castigo de Dios>>; es su criterio personal. 

El Trapiche del Molino.

Como todo un decano de su tierra, mientras me hablaba del viejo trapiche, hizo un inciso, recordó el otro molino, que era para trigo, al que -según su confesión-,  le daba miedo ir, porque tenía un enorme hueco donde se veía pasar las fuertes aguas del río (el Bomboy); cercano donde esta hoy el puentecito, en la entrada sur, de la Urbanización. A este molino, no lo vio en producción, solo recuerda una vez, que vió en la entrada una carga de harina que montaron en unas mulas. 

En relación a la historia de uno de los pocos sitios de trabajo en el caserío, dijo: <<El Trapiche del Molino, lo hicieron en el año 35, aproximadamente, estaba yo muy pequeño. Eso era propiedad de doña Eloisa Delgado y su esposo el Dr. Macrobio Delgado, eran los dueños, y se lo venden al señor Zacarías Araujo. En los años 50, había entre "Los Llanitos" y "Santa Bárbara", apenas 14 casas, ranchos de bahareque, esto era monte y caña>>; sin duda, también, pocos habitantes.

Panorámica llanos de El Molino. Cronografía propia de este blog, N° 4008.


El trabajo es compañero del hombre. 

En relación a las fuentes de empleo, en los tiempos de su juventud, dijo, <<en esta zona, no había trabajo, solo las haciendas y los trapiches.  Desde San Luis hasta La Puerta, existían 20 trapiches>>. Explicó, que en su caso particular no fue peón de hacienda, pero, <<el trabajo es compañero del hombre>>; así se lo enseñaron en familia, desde pequeño. Reveló,  <<yo no trabajé en haciendas, trabajé en la tierra de mi papá, tenía caña, la que sacaba y yo la llevaba en dos bestias, hacía 8 viajes hasta el Trapiche de Hilarión Gutiérrez, para la molienda, me pagaba un Bolívar por cada carga;  sembraba también maíz, caraota, arveja>>. Su padre Zoilo Briceño, trabajó su tierra, pero la caña la pagaban muy barato. Fue jefe de aldea, que era un cargo de mucho respeto en aquella época. 

Se refirió a otra hacienda, Los Llanitos, de Pío Tori, <<recuerdo cuando llegaron los franceses a trabajar esa hacienda, las mujeres trabajaban descalzas recogiendo piedras y también araban, preparaban la tierra, gente de mucho trabajo y de sacrificio. Se vestían con los fardos de harina del norte, una tela gruesa, de eso hacían los vestidos y pantalones, también los calzones>>. Gente europea muy sencilla, que vino a hacer cobres honradamente.

De su marusa de recuerdos, sacó que, estos franceses <<No iban a fiestas, ellos preguntaban qué celebrabamos los domingos, porque nos vestimos cuando vamos a misa, por costumbre. Luego ellos empezaron a vestirse, al igual que nosotros, los domingos y lo tomaban de descanso. Con ellos, veíamos películas mudas, cuando se reunían y nos invitaban. Después se fueron a trabajar a San Pedro, cerca de La Lagunita, donde hicieron cobres y regresaron a Francia. Eso fue alrededor del año 1946, no recuerdo el tiempo que estuvieron, fueron varias cosechas>>. Tenía Encarnacion unos veinte años de edad.

Las Rurales, un logro comunitario.

Vive con su familia, en una de las casas del desarrollo habitacional El Molino, que denominan Las Rurales, dijo <<Las hicieron en el 70 y las entregaron en el 71>>, fueron 37 casas, posteriormente, construyeron otras, con las mismas características de las anteriores. Narró que,  <<el terreno un pedregal, entre monte y caña, era de Tobías Briceño, y lo vendió a Isaías Rivas, este lo vendió a Zacarías Araujo, quien lo vende a Ramón Araujo, que a su vez, lo vendió a la Gobernación. Era Gobernador el Dr. Sánchez Cortés y la secretaria, la Dra. Dora Maldonado, que nos ayudó>>; la doctora les cumplió su promesa de ayudarles. 


La Piedra del viejo Molino, monumento y símbolo.

Gentilmente, me acompañó a recorrer la casa comunal, y a un pequeño y bonito monumento, que allí se encuentra, que pasan inadvertido los que lo transitan, habitantes y visitantes. Una pequeña plaza, con bancos de cemento y adobes de arcilla, jardineras, hay bajo un pequeño techo, una enorme piedra con forma de esférica, rojiza, con una inscripción que no pudimos descifrar, salvo una fecha: 1821. Es la piedra del antiguo molino de trigo que existió cerca del puentecito, por el antiguo camino de acceso a la hacienda; hoy están en pie las ruinas y el viejo torrejon, en ese lugar. 

Toma general del monumento Piedra del Molino, Urbanización La Paz, sector el Molino, Parroquia La Puerta, Trujillo, en Venezuela. Cronografía propia de este blog, N° 4000. 


En cuanto a esta piedra, recordó algo anecdótico de la inauguración del urbanismo, el dueño de la piedra del molino, con lo rápido que avanzó la construcción, máquinas, movimiento de tierra, agarra y la vende, la enorme piedra la sacaron y fue trasladada a otro pueblo.

Piedra del viejo Molino, detalle de la corona, se lee la inscripción: 1821; al parecer su año de transformación de piedra rustica a instrumento de trabajo o pieza de moler y triturar. No se pudo descifrar el nombre o casa fabricante. Cronografía propia de este blog, N° 4001. 


 Cuando de la Gobernación hacen una inspección, notan que no está la piedra del antiguo molino, que guarda relación con el nombre del sector de las casas  y obligan a Ramón Araujo que la busque y regrese la gran piedra, como en efecto lo hizo, lo que sirvió de símbolo en la inauguración y sigue siéndolo para esta comunidad, conservandola en el pequeño monumento, que aún se mantiene en este urbanismo rural. 

Vista frontal de la enorme Piedra del Molino de 1821. Cronografía propia de este blog, N° 4001. 

 

Capilla San Pablo Apóstol y San Judas Tadeo.

Vista general de la capilla Nuestra Señora de la Paz y San Judas Tadeo, Urbanización La Paz, sector el Molino, Parroquia La Puerta, Trujillo, en Venezuela. Cronografía propia de este blog, N° 4009.

Después de estar en la piedra del Molino, me llevó a conocer por fuera la Capilla, que estaba cerrada, y comentó: <<Después de haber hecho Las Rurales, proyecto de viviendas, se construyó la Capilla San Pablo Apóstol y San Judas Tadeo>>. Su padre Zoilo Briceño, muy devoto de la Virgen de la Paz, participaba de todas las celebraciones religiosas, allí siempre estuvo presente. 

Fachada de la capilla Nuestra Señora de la Paz y San Judas Tadeo, Urbanización La Paz, sector el Molino, Parroquia La Puerta, Trujillo, en Venezuela. Al fondo el señor Encarnación Briceño. Cronografía propia de este blog, N° 4010.

El padre Francisco Verde.

Recordó el abuelo Encarnación, que siendo muy pequeño, su mamá lo llevaba a la iglesia. Lo montaba a cachute para llegar a La Puerta, recordó que al llegar a la Plaza, lo que había era un arbolón en el centro, y pasaba una acequia por la mitad de la plaza. La Prefectura era de bahareque, la cárcel también, estaban en el mismo lugar donde están hoy, en los alrededores había pocas casas. A él le comenzó a gustar ir a misa, porque  algo llamó su atención; observando a los que asistían a la eucaristía, quedó obnubilado cuando una persona simpática, de vestido largo, con una cara hermosa, blanca, ojos azules, se subía al púlpito y le agradaba la voz y las cosas bonitas que predicaba. Encarnación, le dijo a su mamá Melania, <<que mujer tan sabia>>; y se estaba enamorando, hasta que le dijeron que esa persona que le gustaba, no era una mujer, sino el padre Verde, el Párroco. 

Don Encarnación Briceño, no se le ve bien la cara. Cronografía propia de este blog, N° 4004.


Verde, según sus palabras, era un varón, a raíz de haber acompañado a las fuerzas leales al gobierno, que llegaron a Trujillo para dominar a los alzados oligarcas del general Araujo, vino como capellán del ejército y comenzó a andar armado. para culminar este simpático pasaje de su niñez, agregó, <<Me cercioré una vez que saliendo de la iglesia, el cura se levantó la sotana, se iba a rascar la pierna, y pude ver lo peluda que tenía la pierna, ahí confirmo que no era mujer>>; era el cura Verde, con piernas blancas.  


El Dispensario de la comunidad.

El Dispensario, lo hicieron después de construidas las casas. En cuanto a los asuntos de medicina, Briceño rememora que,  <<utilizabamos los curanderos de antes. En Betijoque atendía Antonio Rangel, médico de aguas, detectaba los males, los curaba, y en El Baño de Motatán, estaba uno muy bueno, Pancho Antonio Díaz, el que "sacaba los muertos", es decir, salvaba hasta aquellas almas desahuciadas, de aquí curó un señor que no tenía remedio, la hija lo llevó y lo curó, ese faculto trabajaba con 7 espíritus y además, adivinaba la suerte. Muy bueno>>. 

Aquí, concluyó nuestra conversa de hoy, 1° de diciembre de 2021, con don Encarnación Briceño "Canita", admirable patrimonio cultural viviente de la comunidad de El Molino, Parroquia La Puerta, estado Trujillo en Venezuela. 

La Puerta, diciembre 2021.

omanrique761@gmail.com


Otra toma fotográfica de la Piedra, al fondo don Encarnación Briceño.  Cronografía propia de este blog, N° 4002. 





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