páramo




El Paramo de La Puerta (Páramo Iu Ustate), hoy denominado Páramo de Los Torres.

                                                        Oswaldo Manrique R.


Hacia el lado oeste de la parroquia La Puerta, se encuentra enclavado una majestuosa montaña conocida como el páramo o cerro La Puerta (hoy Páramo Los Torres). Algunos de sus visitantes lo llaman “El Llanito”, que es uno de los primeros puntos de interés turístico de ella. Los descendientes y mestizos de los indígenas Xikokes, Mucutís y Bomboyes,  dicen que es tan alta su cima, que es donde primero nace el sol.  El Páramo de La Puerta (hoy llamado Los Torres), ubicado a unos 12 Km de distancia del área urbana de la parroquia. Tiene un pico del mismo nombre, hacia el extremo norte, su altura es de 3.536 m.s.n.m,  es considerado uno de los más altos de Venezuela. Se han desarrollado varios caseríos, entre ellos Los Pozos y El Llanito. A lo largo de su falda este, y paralelo al río Bomboy, se observa la carretera trasandina, segmento Mendoza Fría-La Flecha. 

Lo maravilloso de este páramo, desde donde se puede ver el lago de Maracaibo, es que guarda el gran santuario sagrado de los Xikokes, una especie de cumbre pequeña que han llamado la Piedra El Muñeco. Su Latitud es de 9.17726, con Longitud -70.7335, posición UTM es CL01 y su referencia Joint Operation Graphics es NC19-09,  gozando de un mirador extraordinario, con laderas y precipicios pronunciados.   Este nombre se debe, a la ritualidad mágica de los muñecos y chorotes que bailaban los aborígenes en honor al Dios Ches, al sonido de las pequeñas esferitas o cuentas de pepitas de colores con que eran rellenas. Muy cerca están las 7 Lagunas mágicas, que lo protegen, además de los invitados, refinados, simpáticos y cultos momoyes, en sus veladas histriónicas y burlescas, ante cualquier expresión indebida de sus visitantes.


Cronografía N° 2529. Tomada en 2012, por el amigo Antonio Luis Rivero. El nombre original de este Páramo, es Páramo de La Puerta, así lo registraron históricamente los geografos Agustín Codazzi y Francis Bennet, también nuestros ascendientes lo llamaban de esa manera. Debemos agregar que para los primeros pobladores timotes, seria Maen-Shombk (7 Lagunas). 

Es un sitio eminentemente montañoso, que forma parte de la cordillera de La Culata y de la vía (camino) intermontana que va al Puerto de Gibraltar, existe una obra de ingeniería indígena denominada Las Escaleras, con enormes cubos de piedra tallada, para salvar una caída y llegar a Arapuey que fungía en la época colonial, como pequeño campamento previo o descanso para continuar al Lago de Maracaibo. Hay mucha producción agrícola.

Es histórico, porque fue asiento de nativos Xikokes y Timotes.   Como parte de este hermoso y mágico sitio, se encuentran las 7 Lagunas, fuentes de encantamientos y leyendas. Aun persiste la creencia en nuestra gente de los páramos, que cuando se transita por lo más alto de estas cimas y sus lagunas, se debe hacer en silencio, de no hacerlo así, se desataría la ira de los dioses y caerían los rayos y tormentas. También, podía aparecer el “arco”, considerado como una entidad divina, con poderes para hacer daño a los seres humanos (mal de arco), con síntomas como ulceraciones y lesiones en la piel.


Las Cuevas de la Cuesta del Páramo La Puerta:


El mágico páramo, conserva otros santuarios pequeños, donde los indígenas Xikokes y Timotes, celebraban sus ritos mágico-religiosos y ceremonias más sencillas, son las denominadas cuevas situadas en la Cuesta de los Rondones (hoy llamadas de los Maracuchos, por servir de escampada y descanso a los caminantes y senderistas). Allí, se encontraron muñecos de arcilla y chorotes de los aborígenes, elaborados como homenaje o recordatorio y pequeños monumentos a sus principales o caciques de acuerdo a su rango e importancia o de algún suceso que no debía olvidar la tribu, en sus prácticas y rituales, cuevas que fueron saqueadas. Los mitoyes ubicados en la Camacha, desaparecieron cuando se metió máquina para abrir la carretera.

 Las famosas cuevas, según el geógrafo trujillano Américo Briceño Valero, “son lechos abandonados de los depósitos de arena o tierras sueltas que cuando los diluviones o el surgimiento de la cordillera quedaron suspendidos entre rocas duras…” (Briceño Valero: pág. 56). En su particular parecer solo fueron utilizadas  por los indígenas como moradas. Otra cosa, nos informa la tradición oral.


En lo mas profundo y alto de este Páramo, se encuentran las mas singulares, hermosas y mágicas cuevas indígenas. Cronografia N° 2580. 

Subiendo, caminando por la Cuesta del páramo se encuentran algunas cuevas indígenas, de connotación mágico-religiosa.  Recientemente, se halló un cementerio (mitoy) indígena, con restos de esqueletos de principales indígenas, esposa e hijos.  Antes de llegar a El Llanito, por la Cuesta  de los Rondones,  están  dos cuevas indígenas. Una conocida como la Cuevita, y otra más conocida, que han venido llamando la de los Maracuchos, que ha servido como punto de  descanso en la empinada subida de tierra. Hacia el otro filo, se encuentran otras dos, de una profundidad de más de 6 metros aproximadamente, una llamada antiguamente la de los Burros, porque la utilizaban las bestias de carga para dormir. Por las vasijas y restos de cerámica encontrados  en el siglo pasado, se infiere que fueron cuevas que los indígenas utilizaban como espacios de ceremonia mágico religiosas. Sin tener la intención de promover supersticiones ni de emitir juicios de valor sobre esto, solo recopilamos y rescatamos datos como parte de esa creencias que van dando una idea de los elementos que concurrían en la formación cultural de la gente, dándonos idea de su cosmovisión, su realismo mágico, su nivel de vida por un lado, y por otro, las características y nivel de utilidad, destreza y creatividad artística en la elaboración de la cerámica. 


 Desde el sitio turístico llamado El Llanito, se localizan varias lagunitas, sitios de leyendas por la creencia de que salen los momoyes vigilantes (duendecillos y espíritus burlones).   Aquí fue el lugar que escogió a mediados del siglo XIX, la señora Cordola Briceño, pariente del prócer Antonio Nicolás Briceño “El Diablo”, para construir su vivienda. Fue la propietaria de una gran extensión de tierras de este páramo. Aun se observan restos de los hornos donde se elaboraban las tejas criollas de su casa. Tuvo una especie de hato de ganado vacuno y lanar en estas tierras. Se puede subir con transporte doble tracción, subidas fuertes, por la carretera que parte desde Los Bicuyes, hay pedazos macadizados otros de tierra.
En esta majestuosa montaña, se han  producido 2 accidentes aéreos, de los cuales hay capillas conmemorativas levantadas por los deudos de las víctimas.


    El Xikoke.

            Enclavada cerca de la Popa, está una posesión denominada Xikoke, que en lengua Timote significa entre cauces de aguas, entre zanjones. A sus ocupantes se les llamó Xikokes, es decir,  indígenas habitantes entre ríos y quebradas.  Es actual propiedad de los herederos de Concio Rivas. Aquí, están las ruinas de 4 viviendas o chozas indígenas, se puede observar las planta piso, elaborada con piedra y cerca a una quebrada, costumbre y construcción propia de indios Xikokes.  




 
Este páramo tiene una alta significación histórica, no solo por ser la montaña sagrada de los indígenas Timotes y Xikokes, sino porque representa lo que ellos cimentaron en su creencia y particular cosmovisión, como el espacio-tiempo en una ecuación continua del pasado-presente y porvenir, sobre el espacio: tierra-montaña-rio en una sincronía con mucha fuerza sistémica y holística. Esto es una cultura simbólica que explica manifestaciones, rituales y costumbres de hoy, relacionadas  desde el advertir el comportamiento climático, tiempos de cultivo, cosecha, los alumbramientos, estados de salud muy propios de este páramo, en una especie de mundo mágico-religioso que aun se mantiene, inclusive, hasta en la forma de hablar  lento y cantadito y su reacción de sospecha, de duda ante la propuesta exterior y particularidades de adivinación. 
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Esta inmensa y alta montaña, tiene su connotación histórica por ser el sitio donde en realidad pudo pasar el Libertador Simón Bolívar con su ejército  en 1813, desde Timotes, pasando por La Mucutí,   entrando por La Lagunita y el Paramito, transitando a caballo por los predios de los Xikokes, hasta bajar por la Mocojö, y así llegar a la primera casa trujillana donde se hospedó, como fue la de su amigo y  constituyente de La Puerta, el Dr. Francisco Antonio Labastida Briceño, en la hacienda San Francisco, en la cañada de Mendoza (hoy Mendoza Fría), con quien pudo conversar y discutir por ser uno de los intelectuales y políticos más destacados de la época colonial trujillana, y además, comprometido con la causa republicana, se le llamó “El Provincialista” por su apasionada defensa de su terruño, en el foro político y constitucional.  Con seguridad, esa misma noche, además de plantearle el estado y situación de la guerra de emancipación, sus perspectivas,  la necesidad urgente de captar recursos económicos y sumar tropas para enfrentar a los realistas que se concentraban en Betijoque y en Carache,  hubo de tratar con éste,  una de sus más urgentes preocupaciones y proclamas, cuyo precursor ideológico fue el coronel trujillano Antonio Nicolás Briceño: el Decreto de Guerra a Muerte. Fue el constituyente Labastida -por cierto primo del “Diablo” Briceño-, una de las mentes mejor formadas ideológica y políticamente, con las que pudo y debía discutir tan trascendental proclama patriota y de violencia.  En nuestra investigación, al no existir en ese tiempo la actual carretera trasandina ni la vialidad urbana, sino simples vericuetos y caminos de haciendas, militarmente no debió ni pudo entrar al casco de La Puerta, ni al Molino de Mimbon, ni a Los Cerrillos como han señalado algunos historiadores, mientras que sí, pudo recorrer, porque ya existía,  el ancestral camino indígena  desde Timotes, pasando a La Mucutí y pasando al Páramo de La Puerta, que táctica y estratégicamente utilizó por razones de tiempo, seguridad en la observación militar y posición de tiro, prevenir posibles emboscadas y el poco contingente militar, durmiendo esa primera noche en la casa del prócer civil Francisco Labastida y su esposa, conocida entre las mantuanas como “la dama del vientre esplendido”: la republicana Asunción Betancourt.  El Provincialista murió en 1813, a los pocos días de haber recibido la visita del Libertador, en su residencia, llevándose a la tumba, lo hablado con el Libertador y su criterio en relación a tan trascendente Decreto. 
            La segunda noche, durmió en la casa del cura párroco de La Puerta, el varón y revolucionario Presbítero Francisco Antonio Rosario, en su casa de la hacienda Carmania, cercana a Valera.   

2 comentarios:

  1. Leyendo su artículo, es sinónimo del buen comienzo del 2.022;esperando que sigas por ese sendero de dar a conocer los hechos históricos más relevantes del pasado y presente de nuestro pueblo, excelente y felicitaciones..

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    1. Saludos. Gracias por tan generoso comentario. que el 2022, sea de prosperidad y de buenas nuevas para todos. OM

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