lunes, 24 de enero de 2022

Palo encebado de La Puerta, y la tarde larga de 1980.

 

Palo encebado de La Puerta, y la tarde larga de 1980.


Oswaldo Manrique


Las fiestas de enero de 1979, la del patrono San Pablo Apóstol y la Virgen de la Paz, que se celebraron en forma consecutiva, dejaron un alegre y crematístico resquemor que fue muy comentado por los pobladores, en las semanas siguientes; fue lo ocurrido en uno de sus juegos, en el que se midieron los que tenían mejores condiciones físicas.

Desde 1909, la invitación en los Programas de Fiestas de este Municipio, estaba dirigida a <<todos los amigos de las lícitas, animadas y populares diversiones>>. con esta jocosa introducción, comenzaban aquellos pequeños afiches de papel, que eran colocados en los negocios, casas de familia y locales comerciales de la población, para entrar a leer el programa.  

Palo encebado usado en las fiestas de enero, Plaza Bolívar de La Puerta, Trujillo, Venezuela. Cronografía propia de este blog. 


Como parte de la programación de las diferentes fiestas populares y religiosas de la población de La Puerta, contemplaban juegos y competencias en los que participaban los habitantes de los caseríos rurales, de los distintos sectores sociales y de los páramos, inclusive, de los vecinos pueblos de Mendoza,  Valera y Timotes, que mantenían como espacio de encuentro el área urbana de La Puerta, desde finales del siglo XIX. Fueron las carreras y maratones de jóvenes, ciclismo, de cintas, caballos, gallos, ping pong, voleibol, Carrete de hilo, aquel que se hacía con plumas largas de gallinas; la gallina enterrada, huevo en cuchara, carrera en saco, agarrar el puerco encebado, muchos de ellos, se realizaron hasta hace unos 20 años. 

Programa de Fiestas ¨Patronales de La Puerta, en 1909; fueron presididas por el coronel Américo Burelli, gran soldado nacionalista. Cortesía de Benito Rivas

Justo en la glorieta de la plaza Bolívar de La Puerta, a nivel de la avenida, frente al templo Parroquial, se daba uno de esos juegos populares, que requiere de los competidores, un adecuado estado físico, ganas de triunfar y buena actitud,  es el llamado palo ensebado. Consiste en subir, "monear", escalar o trepar un tronco de buena madera, de unos 5 o 6 metros de alto, que está insertado o enterrado firmemente al piso, ubicado allí y convertido en palo para jugar y competir los pobladores. A ese palo, lo embadurnan de bastante grasa, sebo, aceite, hasta resina de palmiche y en la cúspide, le ponen el premio, para el que logra superar la prueba.

Palo de madera, utilizado para la competencia del palo ensebado, antes era un poste de luz; está ubicado en la glorieta de la plaza Bolívar de La Puerta, Trujillo, en Venezuela. Cronografía propia de este blog. 


Se puede decir, que en dichas fiestas patronales, unas de las actividades más llamativas, concurridas y que generaban alegrías y muchas expectativas  era el palo encebado, el cual se realizaba en la Plaza, el palo aún está allí, en la parte superior de la Plaza, que debemos recordar que éste era un palo que en su momento, fue un poste o postal del antiguo alumbrado público, pero desconocemos de qué tipo de madera y de dónde es oriundo.

Lo simpático, es que los paisanos venidos de los más apartados caseríos de la Parroquia hacían su fila, para participar. Se permitía que varios se ayudaran para subir el grasoso palo, en grupos de dos o tres personas, en el que sus espaldas y cuerpos, sirven como escalera humana a los otros jugadores del equipo, que trepan sobre ellos para lograr subir el palo. Pero tiene sus reglas aceptadas y no escritas, por ejemplo, si el jugador toca el piso al resbalarse, quedó descalificado. La alharaca, bulla y alegrías que se da en el ambiente, en los observadores y mirones disfrutando las subidas y caídas, era enorme, todo un pueblo congregado para disfrutar de la tarde del palo ensebado de sus fiestas de San Pablo Apóstol y la Virgen de la Paz.   

Está permitido tanto en Venezuela, como en otras partes del mundo, que varios competidores se ayuden para subir el grasoso palo, en grupos de dos o tres personas.


El año de 1979, fue tiempo de generosas rivalidades de los grupos de la Puerta y La Flecha. Dicho año, les dejó un picoso sabor a los jugadores del ensebado, de La Puerta, debido al sorpresivo triunfo de los de La Flecha, que se fueron ruidosos y alegres con los premios. Entre los entusiastas perdedores, estuvieron Arnoldo Pabon "la Coca" y su hermano, los dos de la Hoyada, y el joven Rogelio Salcedo, entre otros, que se preparaban para ir contra los Flecheros, el siguiente año, pues eran dos grupos sólidos y de fuertes piques, para ver cuál de ambos lograba subir a la parte más alta del palo y quedarse con los premios allí colocados. en el año 1978, lo subió y ganó Rafael Sulbaran.


Comienza la tarde larga. 

En 1980, un día de la última semana de enero, el pueblo amaneció con repique de campanas, música y voladores, con lo que se despertó a los habitantes y a los visitantes; también para ahuyentar el verraco frío y la fuerte ventisca serrana.  La gente se acercaba a la plaza, desde tempranas horas unos para asistir a la misa y procesión, o ver el recorrido de la banda musical. Otros pendientes de ver y participar en las actividades programadas por la Junta de las Fiestas, particularmente, la del palo ensebado. Con el comentario que, la competencia ese año, la pusieron los organizadores de la fiesta, mucho más exigente, lo que provocó mucho interés. El día anterior, se había realizado la competencia del puerco ensebado, con buena premiación, donde destacó Héctor Moreno, de la calle Sucre, quien al perseguir al puerco, se le cayeron los pantalones y enseñó hasta la cédula.  

En 1980, aparte de este excesivo engrasado, al palo ensebado le colocaron arena para causar daño en el roce del cuerpo. 


"Pata e' queso" volvió a triunfar en el maratón.

Igualmente, fue lucido el maratón de jóvenes, que lo ganó el popular “Pata e’ queso” Espinoza, nativo del sector El Molino, que como era costumbre en él, lo hizo sin zapatos ni cotizas, totalmente descalzo, mostrando sus gruesos talones color apio. Esa vez, el recorrido partió de la plaza Bolívar, subía por La Flecha, recorría hasta la “Y”, y regresaba al punto de partida. Tenía tanta seguridad “Pata e’ queso”, de ganar, que cuando llegó al negocio de Pablo Volcán, se metió y compró un pan y un refresco, allí estaba el viejo Pachuco, y se le quedó mirando, Pata e' queso se dio cuenta y le comentó que había perdido las cotizas, y el Pachuco le contestó: - Y la chaveta también. Y soltaron la carcajada; tomó su refresco y continuó su marcha. No era maratonista ni corredor entrenado, pero la mayoría de los años, obtenía la victoria en este renglón de competencias fiesteras.

Pata e’ Queso. Jesús Alberto Espinoza, nació en El Molino, atleta de sacrificio, sin apoyo de nadie, maratonista nato, participó en cuanto maratón y competencias similares se realizaban en el estado Trujillo. De extracción humilde, sumamente fornido, de aspecto violento. Sus facciones estaban moldeadas, principalmente su piel por el sol, se tronó morena; fortachón, tenía una frente con entradas pronunciadas. Trabajó como ayudante en la construcción, luego albañil, se recuerda que era cabillero en la obras del Hospital de Seguro Social en Beatriz, Valera; el contratista era su coterráneo Germán Briceño. Desde muy joven. Fue aficionado al atletismo,  entrenaba por los alrededores del área urbana de La Puerta, hasta los predios de Valeralta. Al parecer, era un hombre violento. Acabó con su vida en Valera en  1975.

"engarnacharon" a Héctor Moreno, no participó en el puerco encebado.


Está molesto porque en la calle suenan las campanas y el sabroso ruido de los voladores; también ha comenzado el giro de la banda musical por las calles del pueblo, tocando las habituales y alegres marchas, llamando a todos a disfrutar de la programación de las festividades de San Pablo Apóstol y de la Virgen de la Paz; los gruesos barrotes y la pared que lo separan de la calle, se lo impide. Se tiene que conformar con calmarse.

Se tomó toda el agua, que le habían llevado la noche anterior, y no le queda ni una gota más, tiene que esperar a que haya el cambio de guardia para que le lleven otro “tantico” y poder calmar la sed; él lo que quería era participar en la competencia del puerco encebado. 

En el tiempo que lleva encerrado, no lo han interrogado. Está sólo en aquel estrecho cuarto, donde solo ha podido ver la oscura cara del policía de guardia cuando le lleva las arepas que le manda la familia, que son mejores a las que habitualmente come en la casa, estas iban repletas de cuajada y su tantito de ají. Ahora debía esperar, a ver qué van a hacer con él, que decidieran las autoridades, cuál iba a ser su destino. 

Sentado sobre la misma hoja de Panorama, en la que había dormido toda la noche, sobre el frío suelo, anhelaba estar en la fiesta y participar en el "puerco encebado", el año anterior se había ganado unos buenos cobres. Su espíritu está herido, casi impotente, además se siente como un manojo de nervios "desfarataos" por la incertidumbre. En un momento, vinieron a su mente, los detalles de lo que ocurrió cuando lo apresaron y la "mamasón de gallo" y la burla de los amigos y los vecinos, era lo que más le dolía y le daba calentera. En bajísima voz, dijo:

- y que por enamorado. Como si ellos no lo hicieron también ¡Cuerda de guaros! Claro, que algún día saldría del "pote". Lo que no entendía era el motivo de su prisión ¿por qué?

Mientras, en la "esquina caliente" frente a la plaza Bolívar, la cuerda de jodedores y ociosos comentaban que lo que lo delató fue el frenesí corporal que tuvo con ella, las ruidosas oscilaciones y los ojos colorados y vidriosos, que hasta temblaba la tierra y los matorrales, eso lo descubrió, una especie de forma furiosa de la pasión entre dos.

Uno dijo, que el más afectado fue el hacendado don Luis Ignacio Araujo, que era quien la cuidaba y la criaba desde que nació. Otro justificó diciendo que estuvo bien que los hayan detenido a los dos, porque ambos tenían su responsabilidad, por faltar a las buenas costumbres de la comunidad y al buen orden de las familias; anteriormente, habían metido al "pote" a los del Viso, en denuncia que formuló la esposa de uno de ellos. 

En el "pote", de techo alto y con un antiguo piso de cemento gris y helado, dentro del Edificio Municipal de La Puerta, está Héctor Moreno. Está triste y molesto a la vez. Parece otra persona, no está alegre y jovial como se le conoce, su latente mirada es "puyua", brillosa, que contrasta con su lacio cabello negro, peinado con el cálido pasar de sus manos, hace ver más su cara y su rostro enflaquecido en apenas dos días que lleva allí, está detenido por "averiguaciones", según el funcionario policial. No lo dejaron participar en el puerco encebado, ni en el palo encebado tampoco. Al dia siguiente, lo soltaron a él, y a la burra también.


Embadurnan el palo de resina de palmiche, cebo y columbio.

En esa oportunidad, al palo le echaron una combinación de sebo animal, con grasas diferentes, hasta Columbio betijoqueño le embadurnan, lo pusieron más difícil, al palo encebado le colocaron bastante grasa, hasta el final de la parte superior, ya que el año anterior los ganadores se colocaron uno encima de otro y el último logró subir con mucha facilidad porque no había en el tramo final grasa; pero en esta ocasión, aparte de este excesivo engrasado, le colocaron arena para causar daño en el roce del cuerpo. No estaban fáciles las cosas para los participantes. Le pusieron un ring de bicicleta, con muchos billetes de los Bolívares buenos y de circulación legal, además, un lote de botellas de ron, esos era los premios; pero no estuvo facil.  

Cuando era las 2 y media de la tarde, comenzó la competencia. En el restaurante de Kike Matheus, uno gritó – ¡ya empezó el palo ensebado! Inmediatamente los comensales y los que estaban bailando su ranchera de Antonio Aguilar o una de las Jilguerillas, desocuparon el local; los que estaba conversando en la esquina donde Mao, viendo los uniformes y los largos y marrones revólveres de los funcionarios policiales metiendo a algún vecino al “pote”; así como, aquellos que se encontraban reunidos refrescándose en la "esquina caliente" de la Bodega La Campesina, se fueron todos a la Plaza. Los competidores que habían estudiado la situación, arrancaron, luciéndose ambos bandos, que después de más de tres horas de intento, estaban exhaustos  sin poder llegar hasta el objetivo, un ring de bicicleta lleno de “cobres”. La tarde se hizo larga, y cuando era como las 6 de la tarde, y no había ganador, se veían los participantes agotados de tanto intentar subir, descansaban y nada, y no logran alcanzar la punta del palo ensebado.

Rafael Moreno "Camello", que estaba entre el público con la "papa" Regulo, y con la "Yuca" Briceño, les dijo: - este es el palo encebado más difícil que yo haya visto. ninguno de los que han intentado subirlo, han podido buscarle la "vuelta" al palo

¿Cómo es la vaina Camello? le preguntó la "Papa" Regulo, alarmado.  - Yo, los he visto peores de difíciles, y los han subido. 

- Carache "Papa", no discuta y mejor vamos a echarnos un "cuello corto". la "Yuca" Briceño, como buen docente y conciliador deportista, agregó:

- Si, esperemos, hasta que llegue alguna "Araña" y lo suba. 

 La "Coca", uno de los competidores del grupo que representaba a La Puerta, obstinado y cansado, se fue a la casa de Alejandro Rivas, quien tenía una tienda de venta de hortalizas, al frente de la Plaza, en la parada de las busetas, y estaba observando. Sin mayor información, ni cálculo técnico, le dio una idea, y le dice: - espéreme aquí; se metió al depósito del negocio y le trajo dos trozos de cabuya de fique, uno para cada pierna, y le dijo: - haga lo mismo que hacen los que reparan la luz; el joven se fue con sus cabuyas, y con sus amigos subían una y luego la otra, estás no resbalaban aún con grasa, y en cinco minutos subió el palo ensebado, vencieron a sus adversarios y ganaron los premios que habían en la punta del palo ensebado. Y como son las cosas, Alejandro Rivas, a pesar de su genialidad, fue una persona que no tuvo oportunidad de cursar estudios, no sabía leer.

Alejandro Rivas, era gordo, pelo liso, de pequeña estatura.  1,60 metros aproximadamente, piel blanca, aunque su negocio en la casa del lado de la dulcería de los González, era la venta de verduras, usaba su paltó y camisa como lo hacían la mayoría de los bodegueros y pulperos en ese tiempo. Era tratable, pero llegó un tiempo en que enfermó y se apartaba de la realidad; en algunas ocasiones, al que lo saludaba, le decía - mire, mire  la lata de Toddy, aquí está José Gregorio, me salió José Gregorio.  Estuvo casado con Santos Araujo, que así se llamaba la esposa, con quien procreó tres hijas. Los males de la cabeza, le daban cada dos años.   

Arnoldo Ramón Pabón González, la popular "Coca", nació en La Puerta, el 22 de noviembre de 1956. Pudo estudiar en la escuela de primeras letras. En 1978, se casó con la joven Gregoria Briceño, natural de la población de Jajó, procreando tres hijos, según nos informó su hija Virginia Pabón. Trabajó en la champiñonera, cerca de La Flecha, pero a lo que más se dedicó fue a la construcción. Fue un joven, que a pesar de su mediana estatura, tenía aptas condiciones físicas. En sus tiempos mozos fue activista del partido Copei. 

El círculo de amigos de “La Coca”, jóvenes de su misma generación, estuvo integrado por Emiliano Villarreal, que trabajó también la construcción, igual que Francisco Briceño "chico piojo", William Gudiño el mecánico, Nolo Zabala y Antonio Ramírez el "dienton", dirigente de Copei, y Rogelio Salcedo, que además de su solida amistad, tenían un grupo de gaitas, que animaron muchas festividades de enero y las navideñas. Todos ellos, menos Gudiño, vivían en La Hoyada y conformaban el grupo de subidores de palo ensebado, que representaban a La Puerta. Pabón fue durante varios años, el fiscal de la línea de transporte La Puerta-la Lagunita. 

Así de espontáneos y  sin malicia eran estos acontecimientos, que recordamos de las tradicionales Fiestas de Enero de La Puerta.

La Puerta, enero 2022.

Omanrique761@gmail.com


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gertrudis Briceño Parra “La Parda”, entre el amor y la guerra libertaria (1ª. Parte).

Por Oswaldo Manrique. En el pequeño y hermoso Valle de las Heroínas del Bomboy, destaca una parda casada con un prócer trujillano, que tuv...