Por Oswaldo Manrique (*)
Es difícil la vida en nuestros
caseríos campesinos andinos, y para una adolescente huérfana en el Trujillo
rural, se convertía en una lucha cotidiana. Tras la pérdida de su madre, Josefa se
vio obligada a olvidarse de su propia niñez para emprender el cuidado de sus
hermanos pequeños. Con el cantar de los gallos y el alba de cada día, se
imponían no solo las labores sobre la tierra húmeda y fría, sino también el
enorme compromiso de alimentar, cuidar y tutelar a quienes en la práctica, solo la
tenían a ella.
Todos en el pueblo,
la conocemos y llamamos Josefa Moreno. Su nombre completo es María Josefina de
la Cruz Moreno. Es vecina de La Hoyada, parroquia La Puerta, estado
Trujillo. Nació el 14 de septiembre de
1955, en el caserío “Los Potreritos de Garabulla”, en jurisdicción del vecino
Timotes, estado Merida; sin embargo, la población está articulada orgánica, económica, social e históricamente con el pueblo de La Puerta, del estado
Trujillo, por caminos y lugares, que precisamente eran las posesiones agrícolas
de los Ruz, Burelli, Labastida, Lamus y Carrasquero. Garabulla, vocablo guajiro, significa tierra larga o inmensa.
Era Garabulla, de comienzos de la segunda mitad del siglo XX, una muy
apartada comarca de la Cordillera de La Culata. En ese mismo lugar
transcurrió su infancia, al lado de su madre y sus hermanos: cuando le pregunté
cuantos eran, respondió: <<Ayyy dios mío, bastantes. Como 14>>
(Entrevista a María Josefina Moreno. En La Puerta, 3-9-2024). Sus padres: María
Silvina Moreno y Carlos Rivera.
En un tono espontaneo y franco, Josefa, fue narrando su
vida de resignación o resiliencia forjada en la adversidad, a que fue sometida
por su condición de hija mayor, y además, por su origen social campesino, para
ayudar a sostener a la familia. Desde muy niña esa
posición en la que le tocaba trabajar la agricultura, ayudar en los oficios de
la casa familiar y ayudar a criar a sus hermanos menores, sin recibir ningún
salario o retribución a cambio, era costumbre en los estratos sociales andinos
menos favorecidos.
Recuerda que desde niña, fue
consciente que la situación en la que se encontraba no era alentadora para ella
y además había algo que la molestaba mucho pero que tenía que soportar. Tenía problemas con un hermano que las trataba mal,
<<puro peleando conmigo me decía que éramos “cachos mal pegados”, hablé
con mi mamá Silvina, y le dije voy a buscar una habitación en Valera y me llevo
a Encarnación y me llevo a Benito, y yo me pongo a trabajar>>, a
esa especie de bulling intrafamiliar, le dio respuesta.
Amablemente, me fue
relatando cómo fue el transcurrir de su vida en la segunda mitad del siglo
pasado. Allá en “Los Potreritos”, comenzó sus estudios, <<hasta
segundo grado, con la maestra Ángela y después con Nelly, eran hermanas, no me
acuerdo el apellido>>. En la misma medida que va creciendo y estudiando, fue también
creciendo su rechazo hacia la condición de maltrato por parte del hermano, que
soportaban ella y sus hermanitos, por lo que maduraba la idea de abandonar su
lar nativo y mudarse totalmente a La Puerta, por lo que repetía constantemente,
en su mente, el recorrido que tenia qué hacer para llegar a esta población.
Don Mario, nos describió el camino
a La Puerta, que le tocó pasar a comienzos de siglo, desde Timotes, La Mucutí,
El Portachuelo, La Lagunita, Quebrada Seca, San Pedro, <<hasta que se llega al delicioso sitio de “El Pozo”, ya despejado de la
niebla mañanera y en cambio alumbrado por un sol esplendoroso que daba mayor
nitidez a los lirios inmensos y vueltos hacia el suelo, pendiente de las
frondosas matas de floripón ahiladas a la vera del camino >> (Briceño-Iragorry, Mario. Los Ribera. Pág. 80.En: La Puerta, un pueblo. José Rafael
Abreu). Es precisamente en este lugar, donde se estableció la infraestructura
de la compañía de champiñones, que le dio nuevas perspectivas económicas a este
pueblo. Habían decaído los hermosos trigales y ahora se expresaban los grandes
sembradíos de hortalizas, en el delicioso valle de La Puerta.
Cargando con su duelo silencioso y su dulce trato, tomó una valiente
decisión. La histórica champiñonera de La Puerta.
Tras esa toma de conciencia, la
llevará a iniciar un proceso de búsqueda personal, para cambiar las duras
condiciones de vida de su familia campesina. No
aguantó y dicho y hecho, <<En 1969, me vine a La Puerta, tenía 14
años, aquí saqué la primaria de noche. Luego en Valera, hice el bachillerato en
el liceo Fermín Toro>>. Una muchacha de decisiones y acciones.
Cumpliendo mayoría
de edad, atraída por el boom de las
empresas que llegaron a La Puerta, de explotación y comercialización de nuevos
rubros, ingresó a trabajar en la compañía de champiñones, dijo: <<En la
champiñonera comencé en el año 1973>>; aquí en “El Pozo”, sede de
esta empresa, se desenvolvió Josefa laboralmente.
Le pregunté ¿Qué
hacías ahí? <<Empecé como cosechadora, después me pasaron a empacar, después a laboratorio como
ayudante>>, se sorprendió cuando le hice varias preguntas sobre
su vida, y le acerqué el celular grabando, dijo: << ¿Y eso pa’ qué?>>;
pero no se negó a responder, <<Después me volvieron a llevar pa’ la
empacadora. Eso es todo>>; practicaban la rotación en los puestos
de trabajo.
Seguí indagando
¿Cuánto ganabas ahí?, contestó: <<Ayyy, dios mío, como 42 bolívares semanales.
Ya últimamente ganaba como 60. Ya ni me acuerdo, Por ay, está un sobre de pago>>;
en efecto, me mostró varios sobres de pago.
¿Qué Cantidad de
personal había en ese tiempo?: <<éramos bastantes, al comienzo habían 16
cosechadoras, me acuerdo de Melania González, Omaira Rivas, Haydee Rivas, Reyes
Osuna, Elvia González, Magdalena González, habían mucha gente, entraban y
salían. Muchos obreros. Me acuerdo de Pablo Freites, Dolores González, Nicolás Manaú,
muchos, Antonio Dávila “la Surupa”>>;
gente de La Puerta y de los pueblo vecinos.
De la gente que
trabajó contigo, ¿Quiénes eran los técnicos en INTERAGRO, CA.?, dijo: <<Yohan
Casiel, el señor Keller, de Estados Unidos>>; recuerda que eran
expertos en su trabajo.
¿Quiénes eran los
Dueños de INTERAGRO, CA? Recordó:
<<Los primeros un señor Frank,
Francisco Iribarren y un señor Contreras>>.
¿Hasta qué año duró
funcionando esa compañía? <<Como hasta el 95, yo renuncie antes. Me puse
a trabajar vendiendo productos, y después, trabajé con una señora prestamista>>; explorando nuevas opciones.
¿De dónde traían la
semilla de champiñones? Rápidamente
expresó: <<la Semilla la hacían ahí. Con el sorgo, lo metían en una talega, lo revolvían se metía en envase y luego en la
caldera, no sé cómo se llama eso. Reinaldo Sulbarán era encargado de eso, y
Juan Osuna, Rodulfo Combita>>; estos son vecinos de la
Parroquia.
Proviniendo de una
familia católica, goza de una profunda vida espiritual, sensible, colaboradora,
lo que se aprecia en su casa, tiene
necesidad de estar rodeada de imágenes y símbolos religiosos, entre ellas, las
Tres Divinas Personas, particularmente tiene en su habitación una colorida
Virgen de Coromoto.
Mi agradecimiento a
Josefa Moreno, por su generosidad, al suministrar los datos y fotografías para
elaborar esta pequeña semblanza, que hoy compartimos.
(*) Portador Patrimonial Histórico y Cultural de La Puerta.
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