Por Oswaldo Manrique (*)
Desde las primeras horas de la mañana, caminaban organizadores y agentes
del orden público por la Plaza Bolívar, que lucía vestida de colorida gala
en sus cuadrados jardines, y la estatua ecuestre del Libertador, rodeada de
soberbias ofrendas florales; así como, las calles del centro de la ciudad,
aledañas al edificio donde se realizaría el inusual Congreso. Igualmente,
paraban a ver, transeúntes, curiosos, vendedores, curas, patiquines y alguna
encopetada en plan de telas, que deseaban ser testigos de cada detalle de
aquello que no era ningún acostumbrado “arrocito” familiar, ni cruce de aros matutino,
sino algo que perfilaba ser una magna celebración. En la acera del frente,
pasaron los de la Banda Marcial, vistiendo su uniforme de gala con casaca azul
marino y en su pecho alguna condecoración.
En la amplia entrada, una alfombra colorada esperaba la llegada de los ciento
tres exclusivos personajes convocados, mientras que los arreglos florales y los
guías indicaban la ruta hacia el interior del área de la convención. Entre
los invitados entraban destacadas personalidades de la ciencia, educación, de
la economía, de la ingeniería y figuras del gobierno y de las distintas
Municipalidades del ámbito nacional.
El Ministro de Relaciones Interiores, general Francisco Linares Alcántara
hijo, llamado “Panchito” y el escritor César Zumeta, dirigían las actividades
de la Comisión Preparatoria del evento; este destacado intelectual, cuidaría de
la posterior edición de los Acuerdos y Memorias, aunque lo observaba todo
<<frotándose las manos por costumbre y con ese rictus suyo en
que hay reflejos de puñal florentino>> (Carreño,
107). Además, se encontraba el Dr. Luis Razetti, <<uno
de los grandes civilizadores que ha tenido Venezuela…de ideas avanzadas>>
(Carreño, 135), quien estuvo en la dirección principal del Congreso. Todos
ataviados con elegantes trajes de casimires oscuros y sombreros para la
ocasión.
- Caramba, caramba, Dr. Hernández, qué bueno verlo
por aquí. Fueron las palabras de bienvenida al eximio colega,
mientras se estrechan la mano.
- Sí, cómo faltar a un evento tan importante para
el país, Dr. Razetti. Dijo el recién llegado. El anfitrión sonriendo,
añadió:
- Colega, se apartó hoy de sus pacientes y del
laboratorio.
- Si Dr. Razetti, nos toca hoy atender a una
paciente mayor: la Patria. Le respondió el ilustre profesor universitario Dr.
José Gregorio Hernández.
- UD. en eso puede ayudar mucho porque sabe
<<dominar la muerte y vencerla>>; además conocemos que para UD.
<<la medicina es un sacerdocio, el sacerdocio del dolor humano>> (Razetti.
En: De Santiago, 180). Inmediatamente, el Dr. Hernández, con elegancia le
replicó:
- Así como para Ud. colega que es apegado
<<a la ciencia, la cual practica siempre como buen cristiano>>. Ambos
sonrieron. De ideas antagónicas <<eran amigos tolerantes
y se tenían mucho respeto>> (Carreño, 133).
Por
supuesto que Hernández Cisneros, tras sus investigaciones, conocía mucho de la
anemia de los trópicos, la fiebre amarilla, tuberculosis, la pulmonía, la peste
bubónica, la nefritis de la fiebre amarilla y la bilarziosis (T. Carvallo. En:
de Santiago, 180); como buen investigador y conocedor de la realidad socio
económica de su terruño en aquel tiempo, fue un meritísimo sociólogo.
- Colega, en su credencial se lee que viene
en representación de Betijoque. El célebre médico y científico, con alta sencillez y estima, le
respondió:
- Sí, de mi tierra natal, donde todavía se me
encomienda representarlos en asuntos vitales.
- ¡Pues, sea UD. bienvenido Dr., adelante! Le dijo con toda cordialidad, el también médico y
organizador del Congreso.
La trascendencia de este Congreso de
Municipalidades, de 1911.
La importante convención de sabios, del 19 de Abril de 1911, reunió a
103 delegados en la ciudad de Caracas, en representación de todos los Distritos
del país, que asistieron a la instalación del Congreso de Municipalidades de
Venezuela. La capital de la
república rural, cuyo núcleo urbano, lo constituían de norte a sur 14 cuadras,
y la misma cantidad de este a oeste. En la que su gente, <<Siempre
tienen la sonrisa en los labios. Pronto se hace uno amigo de todo el mundo, lo
cual es muy agradable porque hombres y mujeres charlan admirablemente>>,
según testimonio de José Martí, el cubano, poeta de la Libertad, en su
crónica “Un viaje a Venezuela”, en el que describió la manera de ser de
los caraqueños y caraqueñas de esa época: “Hay en ellos, como en toda la
gente del país, una condición que seduce: la grandeza de corazón. Dan todo
cuanto tienen y piden aún más para dárselo al prójimo...La generosidad llega
casi a la prodigalidad. Gozan gastando dinero y se honran despreciándolo>>.
Gente de buen semblante y talante.
Sesionó con 7 Comisiones de Trabajo y su Plenaria, donde trataron estos
temas: Sanidad, Educación, Obras y Comunicaciones, Judicial y Régimen
Penitenciario, Rentas, Ejidos y Estadística y Registro Civil; duró desde
el 19 de abril hasta el 1 de mayo de 1911.
Fue convocada dicha actividad, por el general Juan Vicente Gómez,
Presidente provisional de la República, para celebrar aquella fundamental
Declaración libertaria y discutir sobre la situación del país, y en la cual,
<<solemnizarán la conmemoración del Centenario los siguientes
Congresos: 1) de Municipalidades, compuesto por un delegado por cada Ilustre
Concejo de la República>> (Decreto 10.835, del 19 de marzo
1910); de esta forma estaba definida oficialmente la convocatoria.
Cercano a cumplirse el primer siglo de la Declaración de Independencia,
se realizó este importante evento, que entusiasma a todos los venezolanos con
dicha celebración, denominado Primer Congreso
de Municipalidades, en el cual, <<hace acto de presencia
por el Distrito Betijoque, el Dr. José Gregorio Hernández>>
(Cardozo, 317). Fue uno de esos 103 participantes, que honraron y enaltecieron
la Patria.
Alrededor de las 11 de la mañana, el ministro Francisco Linares
Alcántara, acompañado de un pequeño séquito de oficiales, ingresó al recinto
del Congreso y pronuncia las palabras de apertura del evento y expresó que
aquello:
- Se trata <<de un alto homenaje
de consciente devoción a los esclarecidos varones que
crearon la Patria y fundaron la República>> (Discurso de Francisco Linares Alcántara, Ministro de Relaciones
Interiores en la instalación del Congreso. 19 abril 1911).
Agregando que tiene como motivación principal, según el alto funcionario
de gobierno:
- << hacer un inventario y diagnóstico de la
sociedad venezolana y sus problemas, con el ánimo de emprender
soluciones>> (Luis Ricardo Dávila. Centenario e inventario
de los problemas venezolanos. Pág. 265. Historia mexicana. En línea).
El general Linares Alcántara, indicó igualmente que:
- <<La generalidad de las grandes
depresiones de nuestra vida pública, se debe en primer término a la falta de
oportuna aplicación de elementales principios>> (Ídem); sin duda, el tiempo sería testigo
de lo mucho que faltaba en materia de atención a los pueblos y a las
comunidades.
En
criterio del investigador Luis Ricardo Dávila, en el Congreso de
Municipalidades, junto con el patriotismo, <<fue notable
el interés por recomponer lo nacional desarticulado, por prestar
atención a los males de la sociedad postrada>> (Luis Ricardo
Dávila. Centenario e inventario de los problemas venezolanos. Pág.
295. Historia Mexicana. En línea); en el nuestro, esto sería difícil, en
medio de tiempos de cruel dictadura.
Minutos
más tarde, al concluir su discurso el Ministro del Interior, el Dr. Razetti,
intervino y dio detalles orientadores de las distintas Comisiones de
Trabajo y las fue nombrando:
- <<Sanidad y Régimen Hospitalario; Rentas,
Ejidos y Estadística; Judicial y de Régimen Penitenciario; de Obras y
Comunicaciones; Escolar; de Registro Civil>> (Harwich Vallenilla, Nikita. Diccionario
de Historia de Venezuela. Fundación Empresas Polar). Un evento bien organizado,
con tiempo, recursos y personas preparadas para ello.
La Comisión
Preparatoria, presidida por el eminente médico y científico Dr. Luis
Razetti, que se constituyó meses antes, el 19 de enero de 1911, fue la
encargada de clasificar los informes recibidos y designar las 6 comisiones de
trabajo, correspondientes a las 6 secciones del Congreso. Este mismo año,
Razetti, establece la primera clínica privada en Caracas, para hospitalización
e intervenciones de alta cirugía.
Los
congresistas luego de la ceremonia inaugural, fueron llevados a la recepción
social. José Gregorio Hernández Cisneros, el ilustre representante de un
apartado pueblo rural andino, se había presentado en la reunión de las
luminarias de primer orden de Venezuela, lo más graneado del conocimiento, los
sabios. Esa era la magnitud del encuentro.
*
Siempre en contacto con sus paisanos y sus colegas cafetaleros supo de
la fastuosa celebración del Centenario de la Declaración de Independencia, que
se realizó en su pueblo, desde el festejo religioso, el te deum, el ornato de
las calles y la plaza con arcos y banderas izadas, marchas, fuegos
artificiales, veladas artístico culturales, retretas, fiestas musicales, fue
uno de los más lucidos acontecimientos en Isnotú y en Betijoque. El Dr.
Fernando Guerrero y el Br. Emiro Fuenmayor, editores del periódico "Patria
y Unión", mantenían informada a la gente. En 1910, designaron la Junta
Patriótica para la celebración del primer centenario de la Declaración
de Independencia, integrada por Manuel Sanz Jelambi, José Melpomene Abreu, Br.
Emiro Fuenmayor, Luis Balestrini, Dr. Augusto Dubuc Arias, Felipe Rincón Jugo,
José Manucci y Eleazar La Riva.
El Dr. Hernández, como estudioso de la historia, no tenía dudas sobre la
preponderancia del 5 de julio de 1811, como el día egregio de nuestra Patria,
las horas en las que se rompieron las amarras que nos ligaban con la Península
Ibérica, amarras que acabarían de quebrarse soberbiamente por medio de la
guerra.
A comienzo del año 1911, recibió José Gregorio Hernández Cisneros,
comunicación del Pdte. de la Municipalidad del Distrito Betijoque,
participándole el acuerdo para que representase a esa corporación, en el Primer Congreso de Municipalidades,
convocado por el Pdte. de la República, general Juan Vicente Gómez, expresándole
además de las razones del evento, sus simpatías y agradecimiento por tal
misión. Los Concejales Manuel Palma, Fernando Guerrero y Francisco Martínez
Bustamante, en esto, fueron unánimes, sin duda, tenían un representante de alta
y distintiva dimensión. Por estos tiempos, era Pdte. del estado Trujillo, el
Dr. Víctor Manuel Baptista.
El extraordinario y exclusivo Congreso de
Municipalidades de 1911.
Con motivo de la conmemoración del Centenario Patrio, el general Juan
Vicente Gómez, para entonces Presidente Provisional de la República, invitó,
por decreto del 19 de marzo de 1910, a representantes de todos los Concejos
Municipales del país a participar en un Congreso que se reuniría en Caracas, al
año siguiente y el objetivo del evento era, <<preparar para
ello unos informes sobre la situación de los diferentes municipios y distritos,
enfocando, en particular, los problemas sanitarios, la situación escolar, las
obras públicas, el estado de las cárceles, la administración de justicia, las
rentas municipales, los ejidos y bienes comunales, los registros civiles, así como
el rescate del acervo documental de los archivos regionales>>(Harwich
Vallenilla). De esto, conocía suficientemente el representante del Distrito
Betijoque del Estado Trujillo.
Apegado al Decreto Presidencial, el Congreso de Municipalidades se
instaló el 19 de abril de 1911, <<reuniendo a 103 delegados de
todos los distritos del país que a su vez, representaban la mayor parte de la
intelligentsia venezolana de la época>> (Harwich
Vallenilla). Concluyó el 1° de mayo de 1911.
La Mesa Directiva del Congreso estuvo formada por José Rafael Pérez,
presidente; José Gil Fortoul, primer vicepresidente (escritor, filósofo,
historiador, novelista, diplomático, sociólogo, legislador, de múltiple y
dinámica actividad); Pedro Manuel Brito González, segundo vicepresidente; y
Laureano Vallenilla Lanz, secretario (reconocido intelectual, historiador,
sociólogo, ensayista y cercano colaborador del general Gómez).
Las 6 comisiones de trabajo fueron presididas por las siguientes
personalidades: el Dr. Francisco Antonio Rísquez, en Sanidad, eminente médico,
científico y profesor universitario; Pedro Emilio Coll, en Educación,
intelectual, artista, destacado escritor, impulsor del modernismo literario de
influencia francesa de principios del siglo XX, fue Ministro de Fomento y funcionario
público honesto, diplomático, parlamentario; el Dr. Félix Quintero Paz
Castillo, en Obras y Comunicaciones, importante ingeniero, abogado, educador,
ministro, y político, asesorado por los eminentes científicos ingenieros
Alfredo Jahn, Luis Hedderich y Manuel Herrera Tovar, del personal técnico del
Ministerio y mentes impulsoras del desarrollo y fomento tecnológico e invención
en obras de ingeniería; el Dr. Pedro Manuel Brito González, en la Judicial y
Régimen Penitenciario, abogado, historiador, diplomático, político y académico;
J.M. Espíndola, en la de Rentas, Ejidos y Estadística; y el Dr. Pedro Hermoso
Tellería, en la Comisión de Registro Civil, quien era abogado,
escritor y también académico. De ese rango, era la coordinación del
debate en este encuentro de mentes lúcidas y aventajadas. Por supuesto, el Dr.
Hernández, se incorporó a la Comisión presidida por el Dr. Rísquez.
Los interesantes y profundos debates de las Comisiones del Congreso
duraron hasta el 30 de abril. Luego, el 1° de mayo de 1911, se procedió a leer
y discutir en plenaria los informes presentados; el Dr. Rísquez, como
presidente de la Comisión de Sanidad, fue leyendo y explicando cada una de las
resoluciones correspondientes, acaso haciendo énfasis en las inquietudes y propuestas
del Dr. Hernández.
Dicha Comisión de Trabajo, elaboró un conjunto de resoluciones entre las
que destacaron: <<la necesidad de iniciar una campaña contra
zancudos y ratas, el nombramiento de un médico y un veterinario (como mínimo)
por cada municipio, la necesidad de elaborar un Código Nacional de Higiene y
Salubridad, así como de fundar nuevos hospitales y centros asistenciales… la
promoción de obras públicas tales como acueductos, carreteras y caminos>>;
también prestar atención a la << higiene escolar>>
(Harwich Vallenilla); de tal manera que, hubo un resultado intelectual en la
Comisión de Sanidad, donde participaron Rísquez, Razetti y José Gregorio
Hernández, de esa generación de médicos humanistas, científicos y éticos, los
más avanzados profesionales de las ciencias médicas promoviendo ideas y
propuestas de transformación, para lograr un sistema de salud hospitalaria,
asistencial y sanitarista, acorde con el avance de la ciencia y con los nuevos
tiempos.
El año anterior, 1910, por Decreto del 6 de enero, el Pdte. Gómez, había
creado la Dirección de Higiene y Salubridad Públicas, adscrita al Ministerio de
Relaciones Interiores, igualmente creó un Consejo Superior en esta materia, en
el que participaron los profesores que regentaban cátedras relacionadas, en la
Universidad Central, entre ellos el Dr. José Gregorio Hernández. Se
daban así, los primeros pasos hacia la sinceración y creación de un
sistema de salud pública y del futuro Ministerio de Sanidad.
Fueron
diversos informes y disímiles problemas que se abordaron, así como, variadas
las propuestas aprobadas entre ellas, <<la construcción de
escuelas, institutos de perfeccionamiento para maestros, así como la
elaboración de textos escolares para alumnos y personal docente y la implementación
de programas de «artes y oficios…la reforma del Código Civil para efectos de
facilitar los registros, nombrando, además un inspector de Registro Civil por
cada distrito>> (Ídem); propuestas en el campo de la educación,
que dan una idea, del contexto histórico y de las condiciones precarias en las
que marchaba el país.
Señala el mismo comentarista, que si bien en la práctica, las
resoluciones del Congreso de Municipalidades fueron en gran parte ignoradas,
aún después <<de la publicación en 1913 de Actas y conclusiones del
evento, los informes, analizados durante las sesiones del Congreso, permiten
tener una visión global de la situación del país en la primera década del siglo
XX, con una precisión que pocos documentos estadísticos de la época han logrado
alcanzar>>; allí hubo aportes importantes y certeros,
incluidos, los del Dr. José Gregorio Hernández.
Dos interesantes conclusiones apunta el historiador Harwich Vallenilla,
sobre el tema, <<Las reformas propuestas en las resoluciones han
sido, de hecho, retomadas prácticamente en todos los programas de desarrollo
aplicados en Venezuela desde entonces>>; agregando otra, que, <<el
Congreso de Municipalidades de 1911 ha sido, hasta ahora, el primero y único
evento de su género celebrado en el país después de la independencia>> (Ídem);
es posible, que siga conservando ese sitial, incluyendo las propuestas de
nuestro ilustre Médico, Sabio y próximo Santo.
Al terminar la lectura y aprobación de los acuerdos y propuestas de cada
una de las Comisiones, tomó la palabra el Dr. César Zumeta, con su típico
rictus facial y frotándose las manos, quien en nombre del general Linares y del
Presidente Gómez, dio palabras de agradecimiento a todos los participantes,
cerrando así, el magistral evento.
En la puerta del salón del Congreso, está el Dr. Razetti con el Dr. Rísquez,
cuando ve saliendo al Dr. Hernández y le dice:
- Bueno, mi estimado José Gregorio, se hizo lo que
se pudo, dentro de nuestros limitados conocimientos. Y le agrega el Dr. Rísquez:
- Ojalá el gobierno comprenda y realice alguna de
las propuestas sanitaristas. El
Dr. José Gregorio Hernández, para despedirse como lo haría otro médico a sus
colegas, de forma muy sencilla les dijo:
- Amigos míos, como cantaba Ovidio, démosle tiempo
al tiempo, que es siempre la mejor medicina. Y con una sobresaliente y espiritual sonrisa, les
estrechó las manos y dijo en perfecto y claro francés: ¡Au revoir!
*
Para muchos será agradable conocer la diversa y compleja pluralidad de hechos, experiencias, valoración de lugares, paisajes, tiempos y enseñanzas que nos dejó este médico trujillano, el que nos adecentó la vida. El precedente pasaje histórico, en el que participó en 1911, revela un aspecto importante de sus cualidades personales, la de un ciudadano ejemplar, consciente de su responsabilidad, preocupado por la salud social, más allá del apostolado cumplido como profesional de la medicina y de sus investigaciones científicas. Un sabio que aportó su conocimiento y sabiduría al servicio de su pueblo: el principal elemento de su Patria venezolana. Por eso, este sencillo recordatorio.
(*) Portador Patrimonial Histórico y
Cultural de La Puerta.