miércoles, 3 de julio de 2019

Pedro Santa Anna Coronado, el Buen Pastor de La Puerta.



Oswaldo Manrique R.

De primero, la enseñanza expresa: “En verdad, en verdad os digo, que quien no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que sube por otra parte, el tal es un ladrón, y salteador…”. Como segundo: Más el que entra por la puerta, pastor es de las ovejas…”.  El tercero indica: “A éste el portero le abre, y las ovejas escuchan su voz, y él llama por su nombre a las ovejas propias, y las saca fuera al pasto…”.  Y como cuarto punto: Y cuando ha hecho salir sus propias ovejas, va delante de ellas: y las ovejas le siguen, porque conocen su voz…”   (Fragmento del Evangelio según San Juan.10, 1-21).  Estos cuatro apartados de ese trozo del Evangelio de San Juan, de tanta significación para el pueblo cristiano, han sido interpretados por la exegesis,  en el sentido que la función del sacerdote es salvar a las ovejas descarriadas, para ello trabajará, se preocupará  y creará las facilidades para esa salvación.   En el caso de los párrocos de los pueblos de indios, concentrados para ser adoctrinados e incorporados al catolicismo, así como, para ser protegidos ante la explotación por sus encomenderos,  era la guía fundamental en su actividad y vida pastoral, es lo que se denomina el Buen Pastor. De acuerdo a las fuentes historiográficas, con que contamos en la iglesia de La Puerta, como factor importante e influencia en su proceso evolutivo como pueblo, encontramos a un sacerdote que reunió todos esos elementos de los  que nos habla San Juan, es el Presbítero Licenciado Pedro Santa Anna Coronado.



El padre Pedro, además de cumplir con su misión evangelizadora Biblia en mano, también se ocupó de dar una edificación religiosa decente a la Parroquia. Cronografía 53876.

En 1777, era Cura Doctrinero de La Puerta, el Presbítero y Licenciado Pedro Santa Anna Coronado,  pariente del capitán Juan Vásquez de Coronado, encomendero en Tomón y Boconó, así como, de Gonzalo Vásquez de Coronado, también con encomienda en Boconó. 
 Fue el cura que inició la recolecta de dinero entre los hacendados, para la construcción de la Capilla de La Puerta, que al parecer se concluyó a finales de la séptima década  del siglo XVIII.   Formado en el Convento de San Francisco de Asís o San Antonio Tavira de Padua de la Recolección, de la ciudad de   Trujillo, y luego cursaría estudios mayores en el seminario, pudo graduarse como Licenciado en teología y Filosofía. Se vino a establecer, en el valle del Bomboy, donde pudo desarrollar su vida pastoral, contando con el apoyo de la provincial Franciscana y el Obispo de Venezuela.    
Se comprende que, el Presbítero Pedro Santa Anna Coronado, era  franciscano y se encargó de la catolización de los indios Timotes de este valle, misión que había iniciado esta congregación en 1608,  así como de los mestizos,   resultado de la mezcla racial de los colonos europeos y de los aborígenes,  y era conocedor de la zona, de la  gente y del idioma indígena;  y con suficiente espíritu de misericordia evangélica y de humanismo protector que animó todos sus actos, dio comienzo a su ministerio pastoral aquí.  Era valioso este cura, en algunos documentos se manifiesta su trabajo incansable en favor de la parroquia;  apreciándose igualmente, que  era necesario avanzar en el ensayo evangelizador de los franciscanos en tierras trujillanas, con su perseverante formación de pueblo de la colonia.
La primera capilla a la que se refiere el documento de encomienda del capitán Hurtado de Mendoza, se edificó sobre un terreno ubicado en la propia aldea indígena, quizás en lo que era un bohío, y que luego se iría acondicionando  en concordancia con las necesidades básicas de un templo católico para realizar los actos litúrgicos y de adoctrinamiento de los aborígenes. No olvidemos que los indígenas ya vivían en este lugar del Bomboy,  y no tuvieron que ser trasladados de otros sitios y aldeas, para congregarse en La Puerta.  Lo interesante de esto, más allá de sus características y dimensiones, es que por ser la primera edificación religiosa, estaba en el centro mismo de esta aldea, concurrida por los indígenas y efectivamente dedicada al culto católico, lo que influiría en el grupo humano Timotes.  Conformemente, la primigenia capilla fue una construcción sencilla, en forma de bohío o choza grande, con elementos y materiales de la zona, como madera y horcones  de laurel o cedro, quizás de mapora que había bastante en la zona y techos de paja paramera, sin pretensiones estilísticas y ornamentales, ya que el propósito era cumplir y dar inicio al pueblo dedicado o de advocación a nuestro señor San Pablo del Bomboy. Se calcula que pudo haber medido unos doce metros de largo, por 8 de ancho.  Por alguna entrada, estaba la habitación del señor cura, otra para el Sacristán y el Mayordomo de Fábrica. Tendría, para estar dotada de su pequeño altar, de una pequeña pila de agua bautismal, tendría también con los años, las naturales inscripciones de los hacendados donantes y colaboradores,  entre ellos el mismo Hurtado de Mendoza, y las placas de los curas y los principales personajes  que iban muriendo,  y en el lateral exterior, una de las tradicionales espadañas con la o las campanas. La Santa Cruz en el exterior, cerca de la plaza, como símbolo de pueblo católico.
         Ciertamente, este esfuerzo primario de comienzos del siglo XVII, dará con el tiempo, el emprendimiento de construir una capilla mejor acondicionada para efectuar los deberes religiosos en el proceso evolutivo de nuestra comarca, hasta concretar el templo que se tiene hoy.


Fachada del templo actual de San Pablo Apóstol de La Puerta. Cronografía 52781, propia de este blog.

En la segunda mitad del siglo XVIII, el cura párroco Pedro Santa Ana de Coronado, venía desempeñando sus funciones  en esta primera Capilla de San Pablo Apóstol, que ya estaba en condiciones precarias, a pesar que si contaba con sus ornamentos y modestas condiciones de espacio, calculamos que ya pasaba de los ciento cincuenta años de construida.  Se planteó que con la evidente prosperidad económica en el valle y el crecimiento de la población, ya era oportuno que se construyera un templo formal para su parroquia y solicitó al Vicario, permiso para iniciar la recolección de fondos entre los hacendados y comerciantes, para la construcción del nuevo templo.  Era lógico, que una capilla con más de  siglo y medio de uso, estuviera amenazada de ruina, en el caso de que le hubieren levantado las paredes de  tapias y cimientos de madera; lo que hacía procedente, por utilidad pública, su edificación nueva o la reedificación de la existente. Él se decidió por la construcción de una nueva, ya que el pueblo se lo merecía y podía sufragar su construcción.
El padre Pedro, también era párroco del vecino pueblo de Mendoza, sin embargo, estaba encantado con el paisaje  de La Puerta, sus montañas, su río, su valle, y la docilidad y mansedumbre de sus indígenas, a tal grado que, tomó como residencia este pueblo.  Al encargarse de la parroquia, hizo algunos arreglos de la capilla, casi en ruinas, la acondicionó y  ornamentó en lo básico, pero era muy pequeña y mal construida; él se había trazado la idea, desde su llegada que había que levantar otra, más amplia y decente para los propósitos de la iglesia, su labor y para los habitantes. Los domingos, veía  que aumentaba la asistencia de los parroquianos que iban a escuchar su palabra cargada de fervor religioso, y la capilla se hacía cada vez más pequeña.
De cara a su propósito del nuevo templo, trabajó incansablemente, inclusive, se le vio como obrero de la construcción y haciendo gasto de su propio dinero, para lograr fabricarlo, pues los feligreses que se habían comprometido en ayudar económicamente, aportaron muy poco. El padre Coronado, cumplía su labor pastoral,  se preocupaba por todo aquello en que estuvieran afectados sus parroquianos, tanto en el campo espiritual, como en el material, ayudaba a los necesitados, eran pocas las horas del día para atender a los fieles que le iban a plantear sus problemas. Voluntariamente entregó su vida, su esfuerzo, su tiempo por su rebaño.
 Construyó un templo con una sola nave y planta rectangular, utilizando otros materiales de mayor duración; se tiene como año de culminación de la obra: 1790.  Este templo, seria reconstruido en algunas de sus partes a comienzos del siglo XX, bajo el gobierno del dictador Juan Vicente Gómez. La ubicación era en la esquina noreste de la Plaza Real (hoy Bolívar), y a su lado, su hermoso torre campanario de tres cuerpos, rematado por una cúpula en forma de diamante, que dejaba sonar las tres campanas metálicas, que no se saben en dónde están, ni el por qué no aparecen, ni el por qué se las llevaron, ni por qué no se ha reclamado. Esto le daba prestancia a nuestra iglesia, al tener como punto elevado de la comarca, una edificación sobresaliente y destacada, con su alta torre campanario, representativa de la belleza y del poder, lo que demostró con su construcción, las posibilidades económicas y técnicas de esta comunidad y de su cura.


Fotografía histórica: el viejo templo, reconstruido a comienzos del siglo XX, bajo el auspicio del gobierno del general Juan Vicente Gómez. Obsérvese su hermoso campanario, que fue demolido en 1965. Cronografía 2785, colaboración de Tulio Rivas.

 Sobre eso, voy a compartir dos primeros registros positivos que recojo en un ensayo de mi factura, sobre la historia de dicho templo parroquial:
“…El padre   Vásquez de Coronado, seguramente tenía en mente y había proyectado construir un templo de características arquitectónicas europeas, sin embargo, la realidad en posibilidades era otra, tenía que  atenerse a los materiales de construcción que se podían encontrar en la región y a los fondos disponibles. En 1790, entre las familias de mayores recursos económicos de La Puerta, por poseer haciendas y comercios, se encontraban los Briceño, Álvarez Daboin,  Labastida, Fernández Carrasquero, Mejías, Graterol, Cabrita, Saavedra, Mendoza, Paredes, Rivas, Betancourt entre otras, no encontrando información hasta el momento de los aportes hechos por ellas para la construcción del templo, salvo el caso del Dr. Antonio Nicolás Briceño (padre del prócer), que ratificó, testando en su lecho de enfermo, el pago de 50 pesos. El párroco Vásquez,  logró levantar una edificación sencilla, pero que reunía lo que aspiraba la comarca un templo católico andino, con su espacio suficiente de encuentro religioso, su altar, el presbiterio, sus bancos de madera, su campanario, su sacristía, el bautisterio, con suficiente terreno para cementerio;  posteriormente se haría la casa cural. Había logrado este sacerdote terminar, la construcción más importante de este nueva comarca, había logrado avanzar en la trasformación de esta aldea indígena, y abría el campo de perspectivas para la fusión de ambas culturas, de la cual derivaría nuestra conformación como pueblo. 
La data de culminación del templo de de San Pablo Apóstol del Bomboi, se ubica hacia finales del siglo XVIII.  Seguramente en 1790,  tres años antes  de la llegada como cura párroco de La Puerta y Mendoza, del sacerdote Francisco Antonio Rosario; consideramos que  estaba recién construido el templo de San Pablo Apóstol, por lo que el nuevo párroco se dedicó a fomentar la construcción del templo de San Antonio Abad, en la vecina parroquia Mendoza, obra que concluyó en el año 1796…” (Tomado de mi ensayo Historia del Templo de San Pablo Apóstol del Bomboy (La Puerta). Inédito).
“…El diseño y distribución del espacio interno del templo, responde a la tendencia arquitectónica católica aplicada a las edificaciones religiosas en las colonias americanas. Planta rectangular, semejante al estilo basilical, que se describe en el acta de inventario   de 1882, cuya acta describe: “En el cuerpo de la Yglesia de La Puerta a trece de abril de mil ochocientos ochenta y dos el cura encargado de ella presbítero José Asunción León, asociado del Mayordomo de Fabrica, ciudadano Miguel Aguilar y los testigos, avaluamos Natividad Aponte y José Miguel Bustos se procedió hacer en debida forma el inventario de propiedades de la Yglesia. Primeramente. 1.- Caserón (o Cañón)  de tapias que constituye la Yglesia y a la espalda un cuarto que sirve de sacristía y otro a un costado del presbiterio que sirve para guardar…” (Libro de Fabrica del templo de San Pablo Apóstol de La Puerta.  Archivo Histórico de la Diócesis de Trujillo).   El inventario inmobiliario y características del templo indican que era una construcción simple, sin ningún aditamento u ornamento arquitectónico que lo asemejara a un templo formal dentro de los cánones eclesiales tradicionales europeos. Hicieron el inventario el 16 de mayo de 1882: José Asunción León, cura párroco; el Mayordomo Miguel Aguilar; el jefe civil de la Parroquia José Natividad Aponte, quien no firma y lo hace a su ruego, Sebastián Alvarado.
          Llegado el siglo XX, la población de La Puerta, iba aumentando el uso y necesidades de un templo con mayores condiciones, fue preocupación del gobierno, que al designar al Mayordomo de Fabrica de la Parroquia La Puerta, el diez (10) de abril del año mil novecientos treinta y uno (1931), se realizó un inventario del patrimonio, en el que describe la edificación,  como sigue:  “…Ynventario   de la Yglesia Parroquial de San Pablo Apóstol de La Puerta, diez de abril del año mil novecientos treinta y uno…1.- El edificio reconstruido…tres naves sobre tapias de los lados y por el medio sobre pilares de madera, con una pieza después del Presbiterio que sirve de sacristía; al lado izquierdo un cuarto para el…al pie del mismo lado, otro que es Bautisterio y al lado derecho el edificio del campanario en dos pisos, todo está cubierto de tejas…” (Ídem).    Refiere una reconstrucción de este templo que fue erigido el siglo anterior, bajo la dirección del padre Vásquez Coronado.  Tiene la planta de tres naves, con la central conectada al altar principal. Sus medidas generales aproximadas, eran 15 metros de frente (fachada principal), por 50 metros de fondo, con la posibilidad de ampliación hacia el terreno trasero. Este terreno, sirvió de cementerio (calle Sucre y Los Jumangues hoy), y el del lado derecho, era un cambural. Tanto el altar, el presbiterio y sacristía, se encuentran ubicados hacia el lado este del templo, es el eje  y  zona funcional de los curas y sus ayudantes durante los faenas litúrgicas; en lugares específicos de cara hacia los feligreses, se encuentran las imágenes de San Pablo Apóstol, San Isidro, la Purísima y la Virgen de la Paz, como cuarteto sagrado de esta parroquia; se dice que esta orientación responde al símbolo sol,  como se estila en los templos paganos. La entrada queda en su lado oeste, desde donde se extienden las bancas o asientos de madera, en dirección al altar.  
 Típico de la construcción andina colonial, la utilización de tapiales de barro como paredes, en lo interno, acoplaron pilares de madera, en calidad de columnas en la nave principal, que la diferenciaba de las laterales en el conjunto del templo.  Estaban totalmente techadas de tablones de madera traída del páramo y teja criolla, tanto sus naves como el campanario, sacristía, bautisterio y el resto de sus ambientes. De fachada sencilla, estilo barroco, con puerta central de madera arqueada, que conjugaban con la entrada de piedra, en la sencilla fachada y sus paredes internas y externas totalmente pintadas de blanco, en contraste con el techo de teja criolla. La torre del campanario, como se estilaba en esa época en Venezuela, de dos pisos, con hermosa cúpula en forme de diamante. Son las características de la antigua capilla, rural, pequeña, sin ínfulas de suntuosidad, pero igualmente solemne y cargada del misticismo religioso. Era el espacio de regocijo y encuentro,  querida por los fervientes feligreses, a la que le daban el calor humano y el cuido necesario propio del entusiasmo cristiano…” (Ídem).



Gráfica de la actual torre campanario inaugurada en 1965. Cronografía 2788, colaboración de Tulio Rivas.

El padre Andrade, cronista de Valera, escribió que, el  9 de abril de este año 1777, el Obispo Mariano Martí visitó acompañado de sus curas ayudantes y los esclavos a su cargo, el Pueblo de indios de nuestro señor San Pablo Apóstol del Bomboy (hoy La Puerta); venia de la Mesa de Esnujaque;  “…San Pablo del Momboy  fue visitado por el Ilustrísimo Dr. Mariano Martí en 9 de abril de 1777, cuando era cura de almas de este pueblo y de Mendoza el Presbítero Licenciado Don Pedro Santana Vásquez Coronado…” (Andrade, Juan de Dios. 100 años de la instalación del 1er. Concejo Municipal del Distrito Valera, 1875-1975. Págs. 91. Tipografía 7 Colinas. Valera. 1975). Fue el Presbítero Licenciado Don Pedro Santana Vásquez Coronado, a quien se debe la iniciativa y construcción del primer templo formal a San Pablo Apóstol de La Puerta.  Al ser designado el padre Francisco Rosario, como nuevo párroco, aquel asumió la Vicaria  de Escuque y pueblos circunvecinos. De esa forma y durante los más de 20 años que estuvo como Párroco, el padre Pedro, protegió, formó para el cristianismo y fue guía de los indígenas y mestizos que integraban su rebaño, y ejemplo en la pléyade de forjadores del pueblo de La Puerta.

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