Oswaldo Manrique R.
De primero, la enseñanza expresa: “En verdad,
en verdad os digo, que quien no entra por la puerta en el aprisco de las
ovejas, sino que sube por otra parte, el tal es un ladrón, y salteador…”. Como segundo: “Más el que entra por la puerta,
pastor es de las ovejas…”. El
tercero indica: “A éste el portero le abre, y las ovejas escuchan su voz, y él llama
por su nombre a las ovejas propias, y las saca fuera al pasto…”. Y
como cuarto punto: “Y cuando ha hecho salir sus propias ovejas, va delante de ellas: y las
ovejas le siguen, porque conocen su voz…” (Fragmento del Evangelio
según San Juan.10, 1-21). Estos
cuatro apartados de ese trozo del Evangelio de San Juan, de tanta significación
para el pueblo cristiano, han sido interpretados por la exegesis, en el
sentido que la función del sacerdote es salvar a las ovejas descarriadas, para
ello trabajará, se preocupará y creará
las facilidades para esa salvación. En
el caso de los párrocos de los pueblos de indios, concentrados para ser
adoctrinados e incorporados al catolicismo, así como, para ser protegidos ante
la explotación por sus encomenderos, era
la guía fundamental en su actividad y vida pastoral, es lo que se denomina el
Buen Pastor. De acuerdo a las fuentes historiográficas, con que contamos en la
iglesia de La Puerta, como factor importante e influencia en su proceso
evolutivo como pueblo, encontramos a un sacerdote que reunió todos esos
elementos de los que nos habla San Juan,
es el Presbítero Licenciado Pedro Santa Anna Coronado.
El padre Pedro, además de cumplir con su
misión evangelizadora Biblia en mano, también se ocupó de dar una edificación
religiosa decente a la Parroquia. Cronografía 53876.
En 1777, era Cura Doctrinero de La
Puerta, el Presbítero y Licenciado Pedro Santa Anna Coronado, pariente del
capitán Juan Vásquez de Coronado, encomendero en Tomón y Boconó, así como, de
Gonzalo Vásquez de Coronado, también con encomienda en Boconó.
Fue el cura que inició la recolecta de dinero
entre los hacendados, para la construcción de la Capilla de La Puerta, que al
parecer se concluyó a finales de la séptima década del siglo XVIII. Formado en el Convento de San Francisco de Asís o San Antonio
Tavira de Padua de la Recolección, de la ciudad de Trujillo, y luego cursaría estudios mayores en
el seminario, pudo graduarse como Licenciado en teología y Filosofía. Se vino a
establecer, en el valle del Bomboy, donde pudo desarrollar su vida pastoral,
contando con el apoyo de la provincial Franciscana y el Obispo de
Venezuela.
Se comprende que, el Presbítero Pedro
Santa Anna Coronado, era franciscano y
se encargó de la catolización de los indios Timotes de este valle, misión que
había iniciado esta congregación en 1608,
así como de los mestizos,
resultado de la mezcla racial de los colonos europeos y de los
aborígenes, y era conocedor de la zona,
de la gente y del idioma indígena; y con suficiente espíritu de misericordia
evangélica y de humanismo protector que animó todos sus actos, dio comienzo a
su ministerio pastoral aquí. Era valioso
este cura, en algunos documentos se manifiesta su trabajo incansable en favor
de la parroquia; apreciándose
igualmente, que era necesario avanzar en
el ensayo evangelizador de los franciscanos en tierras trujillanas, con su
perseverante formación de pueblo de la colonia.
La primera capilla a la que se
refiere el documento de encomienda del capitán Hurtado de Mendoza, se edificó
sobre un terreno ubicado en la propia aldea indígena, quizás en lo que era un
bohío, y que luego se iría acondicionando
en concordancia con las necesidades básicas de un templo católico para
realizar los actos litúrgicos y de adoctrinamiento de los aborígenes. No
olvidemos que los indígenas ya vivían en este lugar del Bomboy, y no tuvieron que ser trasladados de otros
sitios y aldeas, para congregarse en La Puerta.
Lo interesante de esto, más allá de sus características y dimensiones,
es que por ser la primera edificación religiosa, estaba en el centro mismo de
esta aldea, concurrida por los indígenas y efectivamente dedicada al culto
católico, lo que influiría en el grupo humano Timotes. Conformemente, la primigenia capilla fue una
construcción sencilla, en forma de bohío o choza grande, con elementos y
materiales de la zona, como madera y horcones
de laurel o cedro, quizás de mapora que había bastante en la zona y
techos de paja paramera, sin pretensiones estilísticas y ornamentales, ya que
el propósito era cumplir y dar inicio al pueblo dedicado o de advocación a
nuestro señor San Pablo del Bomboy. Se calcula que pudo haber medido unos doce
metros de largo, por 8 de ancho. Por
alguna entrada, estaba la habitación del señor cura, otra para el Sacristán y
el Mayordomo de Fábrica. Tendría, para estar dotada de su pequeño altar, de una
pequeña pila de agua bautismal, tendría también con los años, las naturales
inscripciones de los hacendados donantes y colaboradores, entre ellos el mismo Hurtado de Mendoza, y
las placas de los curas y los principales personajes que iban muriendo, y en el lateral exterior, una de las
tradicionales espadañas con la o las campanas. La Santa Cruz en el exterior,
cerca de la plaza, como símbolo de pueblo católico.
Ciertamente,
este esfuerzo primario de comienzos del siglo XVII, dará con el tiempo, el
emprendimiento de construir una capilla mejor acondicionada para efectuar los
deberes religiosos en el proceso evolutivo de nuestra comarca, hasta concretar
el templo que se tiene hoy.
Fachada
del templo actual de San Pablo Apóstol de La Puerta. Cronografía 52781, propia
de este blog.
En la segunda mitad del siglo XVIII,
el cura párroco Pedro Santa Ana de Coronado, venía desempeñando sus
funciones en esta primera Capilla de San
Pablo Apóstol, que ya estaba en condiciones precarias, a pesar que si contaba
con sus ornamentos y modestas condiciones de espacio, calculamos que ya pasaba
de los ciento cincuenta años de construida.
Se planteó que con la evidente prosperidad económica en el valle y el
crecimiento de la población, ya era oportuno que se construyera un templo
formal para su parroquia y solicitó al Vicario, permiso para iniciar la
recolección de fondos entre los hacendados y comerciantes, para la construcción
del nuevo templo. Era lógico, que una
capilla con más de siglo y medio de uso,
estuviera amenazada de ruina, en el caso de que le hubieren levantado las
paredes de tapias y cimientos de madera;
lo que hacía procedente, por utilidad pública, su edificación nueva o la
reedificación de la existente. Él se decidió por la construcción de una nueva,
ya que el pueblo se lo merecía y podía sufragar su construcción.
El padre Pedro, también era párroco del
vecino pueblo de Mendoza, sin embargo, estaba encantado con el paisaje de La Puerta, sus montañas, su río, su valle,
y la docilidad y mansedumbre de sus indígenas, a tal grado que, tomó como
residencia este pueblo. Al encargarse de
la parroquia, hizo algunos arreglos de la capilla, casi en ruinas, la
acondicionó y ornamentó en lo básico,
pero era muy pequeña y mal construida; él se había trazado la idea, desde su
llegada que había que levantar otra, más amplia y decente para los propósitos
de la iglesia, su labor y para los habitantes. Los domingos, veía que aumentaba la asistencia de los
parroquianos que iban a escuchar su palabra cargada de fervor religioso, y la
capilla se hacía cada vez más pequeña.
De cara a su propósito del nuevo
templo, trabajó incansablemente, inclusive, se le vio como obrero de la
construcción y haciendo gasto de su propio dinero, para lograr fabricarlo, pues
los feligreses que se habían comprometido en ayudar económicamente, aportaron
muy poco. El padre Coronado, cumplía su labor pastoral, se preocupaba por todo aquello en que
estuvieran afectados sus parroquianos, tanto en el campo espiritual, como en el
material, ayudaba a los necesitados, eran pocas las horas del día para atender
a los fieles que le iban a plantear sus problemas. Voluntariamente entregó su vida, su esfuerzo, su tiempo por su rebaño.
Construyó un templo con una sola nave y planta
rectangular, utilizando otros materiales de mayor duración; se tiene como año
de culminación de la obra: 1790. Este
templo, seria reconstruido en algunas de sus partes a comienzos del siglo XX,
bajo el gobierno del dictador Juan Vicente Gómez. La ubicación era en la
esquina noreste de la Plaza Real (hoy Bolívar), y a su lado, su hermoso torre
campanario de tres cuerpos, rematado por una cúpula en forma de diamante, que
dejaba sonar las tres campanas metálicas, que no se saben en dónde están, ni el
por qué no aparecen, ni el por qué se las llevaron, ni por qué no se ha
reclamado. Esto le daba prestancia a nuestra iglesia, al tener como punto
elevado de la comarca, una edificación sobresaliente y destacada, con su alta
torre campanario, representativa de la belleza y del poder, lo que demostró con
su construcción, las posibilidades económicas y técnicas de esta comunidad y de
su cura.
Fotografía
histórica: el viejo templo, reconstruido a comienzos del siglo XX, bajo el
auspicio del gobierno del general Juan Vicente Gómez. Obsérvese su hermoso
campanario, que fue demolido en 1965. Cronografía 2785, colaboración de Tulio
Rivas.
Sobre eso, voy a compartir dos primeros
registros positivos que recojo en un ensayo de mi factura, sobre la historia de
dicho templo parroquial:
“…El padre Vásquez de Coronado, seguramente tenía en
mente y había proyectado construir un templo de características arquitectónicas
europeas, sin embargo, la realidad en posibilidades era otra, tenía que atenerse a los materiales de construcción que
se podían encontrar en la región y a los fondos disponibles. En 1790, entre las
familias de mayores recursos económicos de La Puerta, por poseer haciendas y
comercios, se encontraban los Briceño, Álvarez Daboin, Labastida, Fernández Carrasquero, Mejías,
Graterol, Cabrita, Saavedra, Mendoza, Paredes, Rivas, Betancourt entre otras,
no encontrando información hasta el momento de los aportes hechos por ellas
para la construcción del templo, salvo el caso del Dr. Antonio Nicolás Briceño
(padre del prócer), que ratificó, testando en su lecho de enfermo, el pago de
50 pesos. El párroco Vásquez, logró
levantar una edificación sencilla, pero que reunía lo que aspiraba la comarca
un templo católico andino, con su espacio suficiente de encuentro religioso, su
altar, el presbiterio, sus bancos de madera, su campanario, su sacristía, el
bautisterio, con suficiente terreno para cementerio; posteriormente se haría la casa cural. Había logrado este sacerdote terminar, la
construcción más importante de este nueva comarca, había logrado avanzar en la
trasformación de esta aldea indígena, y abría el campo de perspectivas para la
fusión de ambas culturas, de la cual derivaría nuestra conformación como
pueblo.
La data de culminación
del templo de de San Pablo Apóstol del Bomboi, se ubica hacia finales del siglo
XVIII. Seguramente en 1790, tres años antes de la llegada como cura párroco de La Puerta
y Mendoza, del sacerdote Francisco Antonio Rosario; consideramos que estaba recién construido el templo de San
Pablo Apóstol, por lo que el nuevo párroco se dedicó a fomentar la construcción
del templo de San Antonio Abad, en la vecina parroquia Mendoza, obra que
concluyó en el año 1796…” (Tomado de mi ensayo Historia del
Templo de San Pablo Apóstol del Bomboy (La Puerta). Inédito).
“…El diseño y
distribución del espacio interno del templo, responde a la tendencia
arquitectónica católica aplicada a las edificaciones religiosas en las colonias
americanas. Planta rectangular, semejante al estilo basilical, que se describe
en el acta de inventario de 1882, cuya
acta describe: “En el cuerpo de la
Yglesia de La Puerta a trece de abril de mil ochocientos ochenta y dos el cura
encargado de ella presbítero José Asunción León, asociado del Mayordomo de
Fabrica, ciudadano Miguel Aguilar y los testigos, avaluamos Natividad Aponte y
José Miguel Bustos se procedió hacer en debida forma el inventario de
propiedades de la Yglesia. Primeramente. 1.- Caserón (o Cañón) de tapias que constituye la Yglesia y a la
espalda un cuarto que sirve de sacristía y otro a un costado del presbiterio
que sirve para guardar…” (Libro de Fabrica del templo de San Pablo Apóstol de La
Puerta. Archivo Histórico de la Diócesis
de Trujillo). El inventario inmobiliario y características
del templo indican que era una construcción simple, sin ningún aditamento u
ornamento arquitectónico que lo asemejara a un templo formal dentro de los
cánones eclesiales tradicionales europeos. Hicieron el inventario el 16 de mayo
de 1882: José Asunción León, cura párroco; el Mayordomo Miguel Aguilar; el jefe
civil de la Parroquia José Natividad Aponte, quien no firma y lo hace a su
ruego, Sebastián Alvarado.
Llegado el siglo XX, la población de La
Puerta, iba aumentando el uso y necesidades de un templo con mayores
condiciones, fue preocupación del gobierno, que al designar al Mayordomo de
Fabrica de la Parroquia La Puerta, el diez (10) de abril del año mil
novecientos treinta y uno (1931), se realizó un inventario del patrimonio, en
el que describe la edificación, como
sigue: “…Ynventario de la Yglesia
Parroquial de San Pablo Apóstol de La Puerta, diez de abril del año mil
novecientos treinta y uno…1.- El edificio reconstruido…tres naves sobre tapias
de los lados y por el medio sobre pilares de madera, con una pieza después del
Presbiterio que sirve de sacristía; al lado izquierdo un cuarto para el…al pie
del mismo lado, otro que es Bautisterio y al lado derecho el edificio del
campanario en dos pisos, todo está cubierto de tejas…” (Ídem). Refiere una reconstrucción de este templo
que fue erigido el siglo anterior, bajo la dirección del padre Vásquez
Coronado. Tiene la planta de tres naves,
con la central conectada al altar principal. Sus medidas generales aproximadas,
eran 15 metros de frente (fachada principal), por 50 metros de fondo, con la
posibilidad de ampliación hacia el terreno trasero. Este terreno, sirvió de
cementerio (calle Sucre y Los Jumangues hoy), y el del lado derecho, era un
cambural. Tanto el altar, el presbiterio y sacristía, se encuentran ubicados
hacia el lado este del templo, es el eje
y zona funcional de los curas y
sus ayudantes durante los faenas litúrgicas; en lugares específicos de cara
hacia los feligreses, se encuentran las imágenes de San Pablo Apóstol, San
Isidro, la Purísima y la Virgen de la Paz, como cuarteto sagrado de esta
parroquia; se dice que esta orientación responde al símbolo sol, como se estila en los templos paganos. La
entrada queda en su lado oeste, desde donde se extienden las bancas o asientos
de madera, en dirección al altar.
Típico de la construcción andina colonial, la
utilización de tapiales de barro como paredes, en lo interno, acoplaron pilares
de madera, en calidad de columnas en la nave principal, que la diferenciaba de
las laterales en el conjunto del templo.
Estaban totalmente techadas de tablones de madera traída del páramo y
teja criolla, tanto sus naves como el campanario, sacristía, bautisterio y el
resto de sus ambientes. De fachada sencilla, estilo barroco, con puerta central
de madera arqueada, que conjugaban con la entrada de piedra, en la sencilla
fachada y sus paredes internas y externas totalmente pintadas de blanco, en
contraste con el techo de teja criolla. La torre del campanario, como se
estilaba en esa época en Venezuela, de dos pisos, con hermosa cúpula en forme
de diamante. Son las características de la antigua capilla, rural, pequeña, sin
ínfulas de suntuosidad, pero igualmente solemne y cargada del misticismo
religioso. Era el espacio de regocijo y encuentro, querida por los fervientes feligreses, a la
que le daban el calor humano y el cuido necesario propio del entusiasmo
cristiano…” (Ídem).
Gráfica
de la actual torre campanario inaugurada en 1965. Cronografía 2788,
colaboración de Tulio Rivas.
El padre Andrade, cronista de Valera,
escribió que, el 9 de abril de este año
1777, el Obispo Mariano Martí visitó acompañado de sus curas ayudantes y los
esclavos a su cargo, el Pueblo de indios de nuestro señor San Pablo Apóstol del
Bomboy (hoy La Puerta); venia de la Mesa de Esnujaque; “…San Pablo del Momboy fue visitado por el Ilustrísimo Dr. Mariano
Martí en 9 de abril de 1777, cuando era cura de almas de este pueblo y de
Mendoza el Presbítero Licenciado Don Pedro Santana Vásquez Coronado…” (Andrade, Juan de Dios. 100
años de la instalación del 1er. Concejo Municipal del Distrito Valera,
1875-1975. Págs. 91. Tipografía 7 Colinas. Valera. 1975). Fue el Presbítero Licenciado Don Pedro Santana
Vásquez Coronado, a quien se debe la
iniciativa y construcción del primer templo formal a San Pablo Apóstol de La
Puerta. Al ser
designado el padre Francisco Rosario, como nuevo párroco, aquel asumió la
Vicaria de Escuque y pueblos
circunvecinos. De esa forma y durante los más de 20 años que estuvo como
Párroco, el padre Pedro, protegió, formó para el cristianismo y fue guía de los
indígenas y mestizos que integraban su rebaño, y ejemplo en la pléyade de
forjadores del pueblo de La Puerta.
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