sábado, 25 de julio de 2020

Víctor Delgado, el “gordo” Víctor (2).

Se nos marchó el Gordo Víctor.

Oswaldo Manrique R.

La despedida de un amigo, vecino y colaborador tan entrañable como lo fue para mí Víctor Delgado, el apreciado “Gordo” Víctor, es trance de inexpresable desánimo personal, que apenas permite formular  tristeza en algunas líneas sencillas y sinceras, que quizás  no logren tributar sus meritos personales.

Víctor Delgado, murió en medio de esta compleja y confusa pandemia mundial de algo que llaman Coronavirus (Covid19), este mes de julio. Esa enfermedad planetaria, nos mantiene en cuarentena desde hace 4 meses, bajo el cumplimiento de protocolos higiénicos. Lo enterraron funcionarios de organismos oficiales sanitarios y estuvimos impedidos sus familiares y amigos de verlo en sus últimos momentos, y menos aun, pudimos acompañarlo y tributarle la usual despedida, ni escoltar sus restos hasta el cementerio. Todo fue rápido y sorpresivo. Para eso, no estábamos preparados, quedamos frustrados porque fue como un doloroso y perpetuo arrebato de parte de  nuestro recuerdo colectivo,  lo que consideramos un derecho.

 Víctor Delgado, el popular "Gordo" Víctor.

Ya no lo veremos andar con su flaca e ingeniosa figura, por las calles de La Puerta, con su infaltable sombrero; ni encontrarlo en la plaza, o en algún negocio, o en una esquina, siempre con su fresca sonrisa entre vecinos, y con la atención debida para darle la respuesta que usted le requiriera sobre cualquier asunto de esta  población. A pesar de que lo conocía y trataba desde hace muchos años, fue hace unos pocos, que fuimos estableciendo una amistad sólida, que fue generando comunes afectos, coincidencias,  solidaridades y análogos propósitos de trabajar por el rescate del patrimonio cultural e histórico de La Puerta.

Fue uno de los pocos que clamaban por salvar la verdad fáctica, por rescatar nuestro patrimonio tangible e intangible, por recuperar nuestras tradiciones y costumbres,  que es como decir, salvar la verdad de nuestro propio destino histórico.  Conoció de primera mano, cómo se habían tergiversado algunos hechos, y en fin, confirmé, que esa historia local que nos han contado, ha sido inclinada en favor de quienes han visto a La Puerta y sus tierras, mas como un medio de beneficio personal, que como voluntad forjadora de pueblo. Eso  lo evidencié con la autoría de la construcción del templo parroquial, él trabajó en esa obra,  y también, con el reclamo y  lucha por las campanas centenarias de San Pablo Apóstol, las que desaparecieron por arte de magos y no las han querido regresar, así se van perdiendo  nuestros derechos a tañer el último paseo y tributo a  nuestros difuntos, o el llamado a nuestras celebraciones litúrgicas más sencillas. Son enseñanzas que quedan.

El gordo Víctor -como lo refirió él-, en un relato de su vida, sus anécdotas, y pensamiento, que está publicado desde diciembre del 2019, en este mismo blog,  nació hace 80 años,  en  un lugar  llamado “Las Aletas”, una especie de caserío enclavado en lo que era un inmenso cañaveral, aquí mismo en el sector El Molino de Mimbón, jurisdicción de la Parroquia La Puerta, Municipio Valera, estado Trujillo, en Venezuela, en donde vivió hasta el año 1946. Fueron sus padres: Ana Teresa Delgado y Antonio José Delgado, eran primos, aunque oriundos de sitios distintos, una de La Puerta y el otro de Jajó. 

  Víctor Delgado, el popular "Gordo" Víctor, sentado en la Plaza Bolívar de La Puerta.

El gordo Víctor, era una de las mas envidiables memorias de nuestra comarca,  un extraordinario colaborador para este blog, que se ha propuesto aportar a la descolonización de la historia local, al rescate de sus tradiciones, costumbres y a develar la verdad de los hechos más destacados, aquí ocurridos. Cuando conversábamos de determinado tema, y le asomábamos alguna opinión contraria a la suya, decía ¡A mí no me van a meter cuentos sobre La Puerta, porque toda mi vida la he vivido aquí! Y lo decía con tanta efusión y seguridad, que teníamos  que quedarnos callados. Debo confesar, que él, así como, Tulio Rivas, el último  Xikoke, que se nos fue el año pasado,  me enseñaron a entender y valorar más, las tradiciones y el patrimonio histórico y cultural de nuestra parroquia.

Porque fui su vecino, vivíamos en casas que quedan a menos de 200 metros de distancia, y nos entendimos para reconstruir la historia parroquial, puedo afirmar que Víctor fue una persona de inalterables convicciones y valores ciudadanos, de generosos sentimientos de lealtad para sus vecinos y amigos,  y como si fuera un muchacho, gozaba del valor y la serenidad para enfrentar la más difícil contingencia. Fue un ser agraciado, la vida lo recompensó, tuvo una  solidaria esposa, Crelia Terán  y una honorable familia.  Era un hombre feliz, porque así me lo confesó, era un hombre que se sentía feliz y eso era lo que irradiaba en sus conversaciones, a pesar de su seriedad y sobriedad.   Así lo conocí.

*
Me voy a permitir, transcribir aquí, dos mínimos extractos de la entrevista que le hice el año pasado, que revelan además de lo anecdótico, simpático  y costumbrista de este personaje, su claro conocimiento de lo vivido y contado.

<<…y vendí arepa de horno!
Desde los 8 años trabajó la agricultura, en los cañamelares de la parroquia, con un lapso  inciso, fue vendedor de pan criollo por las calles y casas de la población, en una especie de carretilla de madera, de una sola rueda, pan que elaboraba la señora Carmen Carrasquero, y además ofrecía al publico una exquisitez local: las arepas de horno (que componían con dulce y queso),  costaban una locha. Me preguntó si las había comido, ante mi negativa, dijo, ¡eran muy sabrosas!  Se detuvo unos segundos y siguió el relato: <<…había trigo, las familias sembraban en sus solares, trigo y molían trigo ahí donde los Burelli que luego fue de Luis Ignacio Araujo y después este se los vendió al mismo Burelli. Allí se molió trigo como hasta el año1950. Era el trapiche, había un cañaveral donde hoy está el hotel Cordillera…>> (Entrevista citada, publicada en este blog).   El remoto grano de las culturas orientales y mesopotámicas, se había incubado en los páramos y en la vena regional, nuestras abuelas cuando les tocaba hacer las arepas, la llaman harina del norte.

Otra gráfica de Víctor Delgado, el popular "Gordo" Víctor, en la Plaza Bolívar de La Puerta. 

“El pocillo de manteca a medio”. Costumbres culinarias. 

Sentando en la plaza, miró hacia su derecha, señaló hacia la calle 8 y dijo: <<…por ahí, bajaba una acequia y las familias tenían que buscar su agua ahí. Desde los años 30…>>, se refería al agua para cocinar y beber.
Por haberlo vivido, rememora con desenvoltura sobre el tema de los alimentos de la familia, <<…Por lo menos en los 50, no conocíamos la harina pan, ni el aceite; tampoco se comía carne de res. Las familias del pueblo, sus comidas eran caraota y arvejas bien aliñadas con cebolla y cilantro que no faltaba porque había mucha siembra en los solares, nos las servían acompañadas de plátano y cambures cocidos, porque el maíz era muy costoso para comer arepa;  la gente criaba sus gallinas, habían huevos, pollo y criaban puercos, esos eran los alimentos básicos con que nos alimentaban a diario. El desayuno para nosotros era lo que quedaba de la tarde anterior…>>; se detiene en el relato y apaciguadamente agrega: <<fueron épocas de muchas limitaciones pero se comía, porque se sembraba>>.  Esto es como un sabio consejo para los economistas que dirigen la actual situación del país>> (Entrevista citada, publicada en este blog).  

Hasta luego, inmutable amigo, cronista de causas difíciles, desinteresado colaborador, que tu pueblo, el que tanto quisiste y te preocupó, te recuerde y conserve para el futuro,  tu ejemplar desempeño ciudadano.

La Puerta, julio de 2020.
Omanrique761@gmail.com

2 comentarios:

  1. Siempre recuerdo al señor Víctor en la entrada de las Malvinas conversando con la gente y a su hijo Rubén QEPD. Una pregunta Oswaldo se dice cañaveral o cañameral o que diferencia hay en los términos?. Saludos Oswaldo

    ResponderEliminar
  2. Saludos Andres. Espero estés bien con la familia. Sí, se nos fugó el "gordo" Víctor, reservado colaborador de este esfuerzo reconstructivo de la historia y memoria privilegiada. Q.E.P.D. lo de cañamelares, se le ha llamado a las plantaciones de cañadulce o caña de azúcar. Cañaverales, también se ha usado, pero es genérico para sitios donde hay cañas así no sean dulces. No te pierdas los artículos de agosto, uno relacionado con el "Cuatricenteanrio de la fundación" de La Puerta y los resultados de nuevas investigaciones en Archivo de Indias. Un abrazo. Te he llamado varias veces y no he tenido suerte. Saludos a la familia. OM.

    ResponderEliminar

Francisco Moreno y su ajicero de alto rango.

Por Oswaldo Manrique. En nuestros pueblos andinos, hay personas que vemos a diario en las calles, mostrando sus productos y desarrollando ...