sábado, 13 de febrero de 2021

Valera, la ciudad de los orígenes perdidos.

 Valera, la ciudad de los orígenes perdidos.     


Oswaldo Manrique Ramírez.



<<Pero es un paso rápido, una sensación de que el tiempo implacable ha hecho su duro ejercicio, de que son fantasmas detenidos e imperceptibles presencias donde se ha aposentado la melancolía>> (González León, Adriano. Valera como aventura y realidad. 1970).



He releído con mucho gusto y detenimiento, el discurso del profesor Jorge Valero, con motivo de la celebración o conmemoración bicentenario (año 2020), y de la incertidumbre sobre la fundación de la ciudad de Valera. Con mucha justeza, característico de la actuación pública y privada del orador de orden, propuso, la conformación de una comisión que acuciosa, técnica y pesquisadora, determine, cuándo y cómo, y bajo qué circunstancias realmente –ante la inexistencia de partida de nacimiento y fundacional-, fue el inicio del desarrollo de Valera como pueblo y ciudad; lo que involucra, quién o quiénes fueron los responsables de tal comienzo, y las razones del topónimo.

Fotografía del siglo pasado, una panorámica de nuestra pujante ciudad.

Entiendo de su discurso, que, el profesor Valero, percibió que el tratamiento dado al asunto por la historiografía, arroja dudas, sospechas, subterfugios y desconfianza sobre el hecho fundacional de la ciudad, lo que seguramente, leyó en el libro del investigador Carlos Montiel, Valera, una simulación de parroquia. Considero que es pertinente lo expresado por Jorge Valero, ante las disímiles conjeturas que se han venido difundiendo, y discúlpenme, todas fundamentadas sobre pilares  de historia colonizadora, terrateniente, inmobiliaria, comercial  y cartularia, que mantiene inquieta a la ciudad, sobre el extravío de los datos de sus orígenes.

Los que  tenemos afición, nos apasiona  y nos adscribimos a la función descolonizadora del investigador e historiador actual, consideramos, esa visión –lean bien: que respeto pero no comparto como dicen los abogados-, poco alentadora para las nuevas generaciones, y para darle el sentido y la densidad necesaria a nuestra historia local, regional y nacional. Por eso, discúlpeseme, la radicalidad.

Expresé en uno de mis artículos de febrero del año “bicentenario”, Valera, el lecho de un hermoso lago, publicado en este mismo blog (https//lapuertaysuhistoria.blogspot.com), mi parecer en cuanto a la incerteza del acto, la pretendida validez del documento y  la fecha de la erección de parroquia eclesiástica, que se viene tomando como data de “fundación” y celebración de la ciudad, es decir, la del 15 de febrero de 1820.   

  Hoy, quiero referirme, ¿a qué se debe o qué originó el nombre de la ciudad?,  es decir, a otra fecha de su “fundación” y a otro presunto “fundador”, no el tabiskey o principal de los Eskukeyes, sino el español  Marcos Valera.  Voy a utilizar para ello, algunas apreciaciones documentales, de respetados escritores,  por las que se debe reflexionar  que no se puede considerar al invasor  Marcos Valera, como fundador de la ciudad homónima. 

         Se parte, en primer lugar, de un hecho cierto, público y notorio: no existe documento alguno, que nos demuestre que hubo alguna fundación en el sitio de Valera, aparte del acta de fijación de límites en la sospechosa erección de Parroquia Eclesiástica de 1820, que no está inserta en original, ni en el Libro de Anales ni en el de Fábrica de la Parroquia, es una simple transcripción, que ni firmada está  por el Obispo Lasso de la Vega,  ni se conoce dónde está su original, documento éste, al cual me referí en artículo anterior;  mucho menos  existe otra prueba documental que evidencie que el encomendero español Valera, fundó pueblo o la ciudad homónima, de acuerdo a los cánones y requisitos previstos para ello, en la Legislación de Indias.

Gráfica de Valera, año 1930, tomada del libro Geografía del Estado Trujillo, de Américo Briceño Valero, edición de 1972, actualizada por su hijo ingeniero Jesús Briceño Enríquez. 

En segundo lugar, se pretende sustentar la conjetura de la autoría fundacional en un dato que suministró Briceño Valero, que es el siguiente:   “En los albores de la incipiente aldea valerana se avecindó en esta planicie el encomendero Marcos Valera, quien construyó allí las primeras viviendas para albergue de viajeros y arrieros que transitaban entre los puertos lacustres y Mérida vía La Puerta” (Briceño Valero, Américo.  “Geografía del Estado Trujillo”. Edición actualizada. 1972. Pág. 327). Permítaseme, detenerme en este punto. Si la vía intermontana de los arrieros y de los que andaban a pies, expedita travesía, creada por los indígenas, desde Mérida, pasa por Timotes, la Mucutí (jurisdicción del Virreinato de la Nueva Granada, hoy Colombia), llega a  El Portachuelo (entrada oficial y cierta a la Provincia de Venezuela), sigue a las 7 Lagunas (La Puerta), bajando por Arapuey,  hasta el Puerto de Gibraltar, o si tomamos en consideración  el  desvío para llegar a la Cañada de Mendoza (que fue el utilizado por Bolívar en 1813 y 1820), ¿en qué sitio, pudo haber construido Marcos Valera esas viviendas de albergue de viajeros?  Salvo que las haya construido en la Cañada de Mendoza o en un área cercana a ésta, es decir, fuera de lo que conocemos como la meseta o planicie de Valera. Mendoza, se constituyó primero como sitio de posta, es decir, de albergue o campamento de viajeros y comerciantes.

Se entiende de esa cita, que el historiador  Briceño Valero, escribió sobre algo que pudo ser  cierto, Marcos Valera,  “ocupó” tierras en esa planicie o mesa (siendo propiedad del Rey de España), y en el supuesto de que  haya levantado las primeras construcciones como casas de paso o posadas, para viajantes y transeúntes que recorrerían  las 7 Lagunas -La Puerta- Mérida, que era la única vía expedita para llegar desde el Puerto de Gibraltar a Timotes, rumbo  a  la ciudad de  Mérida o a Barinas, es pertinente señalar que una cosa es, construir unas primeras casas para viajantes, donde ya habían pobladores indígenas y evolucionaban como comunidad social, y otra cosa es fundar una ciudad o pueblo.  No asienta Briceño Valero,  ni afirma en este párrafo, ni deja entrever, ni se desgaja de su intención ni literalidad, que este Valera, es el fundador de la ciudad, según el sentido y significado que se desprende de sus palabras.  Esto lo corrobora, Francis Bennet, quien auscultó todas las ciudades y pueblos del estado Trujillo en 1926,  anotó sobre ese punto lo siguiente:  <<Sobre la fundación de esta ciudad no hay datos ciertos, suponiéndose que fue fundada en 1780>> (Bennet, Francis. Guía General de Venezuela. pág. 351). Seguramente, el mismo Briceño Valero, que colaboró en la realización de este estudio,  coincidía con esa conjetura y duda del geógrafo francés.

Fotografía de 1920. Plaza Bolívar y Templo San Juan Bautista, con multitudinaria asistencia de gente, a la celebración del primer Centenario de la ciudad de Valera. 

Como punto tercero, que se relaciona con el origen del  nombre de la ciudad, se ha utilizado igualmente, lo escrito por el profesor Benigno Contreras, cuyo párrafo de interés para este artículo es el siguiente:     “Coinciden prácticamente los historiadores que la planicie o meseta, hoy Valera, fue otorgada por Don Diego de Osorio al español Marcos Valera, en 1595… poseía la mesa en que se fundó la ciudad… después fueron dueños los Teranes, Díaz, Garcías y otros… De ahí, entonces, que a éste encomendero se debe el nombre de Valera”. (www.mundo/archivistico.com/?menu=noticias&id=738).  El profesor Contreras, en este extracto de su obra, deja perfectamente claro su criterio que, el nombre se le debe a este repoblador español (Valera), de lo que ni afirmo ni disiento, hasta que me demuestren lo contrario,  porque el hecho cartular de la tradición de la propiedad inmobiliaria, como lo ha reiterado la historiografía y el foro jurídico se basa en evidencia documental; discúlpenme otra vez, que retome el tema de fondo, que es el de la “fundación”,  el historiador citado, escribió que este español Valera,  << poseía la mesa en que se fundó la ciudad>>,que a pesar de la combinación de palabras y la complejidad de la frase, no escribe ni afirma  que Marcos Valera fue el fundador de la ciudad,  por una razón muy sencilla, que señalamos anteriormente, nunca hubo acto formal de fundación; otra cosa es, que se haya adoptado su apellido Valera y convertido en topónimo.

El proceso de fundación y poblamiento de ciudades, pueblos o villas, en América, estuvo caracterizado por un ordenamiento jurídico establecido en el famoso Código de las Siete Partidas de Alfonso el Sabio, por tanto, era el poblamiento bajo ciertas reglas, el titulo justo con el cual la Corona española, sumaba estas tierras ocupadas, a su señorío y dominio; luego vendría la Capitulación, especie de contrato con los Adelantados, y posteriormente, la Ordenanza de fundación y poblamiento de ciudades, pueblos y villas.  De tal manera que, el titulo jurídico de fundación, era un acto formalísimo y solemne, que a la vez, se tomaba como titulo que definía el espacio territorial de cada provincia; inclusive, era un acto tan formalísimo, que se realizaba ante Escribano, funcionario éste, que tenía título o licencia real para ello, de hacerlo sin facultades, es decir, fundar sin título, licencia o capitulaciones, era objeto de pena de muerte, lo que se demostró en el caso del  capitán Juan Rodríguez Suárez, al fundar Mérida. Otro punto a considerar, es que cualquiera de los conquistadores, podía explorar y hasta poner el nombre al sitio, pero si no lo poblaba, no se consideraba este sitio, dentro del ámbito concedido y autorizado por la Corona. 

En abono de lo anterior, el historiador Briceño Perozo en su Historia del Estado Trujillo, afirma que, <<El patronímico de la urbe está enraizado en los Valera de los siglos XVI y XVII que arriba mencionamos, aquellos claros caballeros que venían de los Valera de Aragón y Andalucía, en cuyo escudo exhibían la consigna Valer o Morir>> (Briceño Perozo, Mario. Historia del Estado Trujillo. Pág. 273. ANH. Caracas. 1984). Aclara este historiador que fueron varios españoles de apellido Valera, hijos y parientes de Juan Morón de Cadenas, los que entraron con Francisco Ruíz, a la conquista-invasión de estas tierras. No menciona a Marcos Valera, como primer poblador de la ciudad de las 7 colinas, y mucho menos como “fundador”, que si lo hace con el coronel y Dr. Gabriel Briceño de la Torre, por razones muy sensatas, que sería tema para otro artículo.

Una calle de la Valera de ayer, cuando aun la gente se trasladaba y se movilizaba la carga sobre jamelgos, mulas y bestias. 

Como cuarta reflexión,  traigo como ejemplo de absurdas afirmaciones esto: en el año 2011, apareció publicado el siguiente escrito sobre los orígenes de Valera, con estas afirmaciones: <<Sitio de Valera, pero el territorio era extenso y su población dispersa desde tiempos de la conquista: Juan Morón de Cadenas… Y su hijo, Marcos Valera,…poseyó una encomienda que fue el origen de la Ciudad de Valera, que perpetúa su nombre (Valery, 1992)… y que llegara hasta más allá de Timotes. Eso fue en 1595, un 17 de Octubre. Se instala con su gente, aperos de colonizador y construye las primeras casas para sus seguidores y labranzas… era la única vía hacia Maracaibo terrestre, lacustre y marítima, siendo La Puerta los límites de la Capitanía General de Venezuela, Mérida, Táchira, era del Virreinato de la Nueva Granada>> (Sulbarán, 2011). Sulbarán, J. (15/02/2011) La cumpleañera a los 191 años de progreso. Valera, Venezuela: Diario El Tiempo, Recuerdos cosmogónicos kuikas. Disponible en URL: www.diarioeltiempo.com.ve/V3_Secciones/index.php?id=29862011&_Proc=Desp. En este párrafo, se disyunta la autoría de la invasión de este sitio, entre Juan Morón de Cadenas y su hijo Marcos Valera.  

            La siguiente nota, es mas infausta, expone que,  <<la encomienda de Juan de Morón de Cadenas, padre de Marcos Valera, se extendía desde las alturas de la etnia Timotes, hasta Castil de Reina, abarcando también “unas colinas” vecinas a Carmania que servían de camino real entre Mendoza y Escuque, es decir, desde Timotes hasta Santa Cruz. En 1590, esta encomienda pasa a Marcos Valera, como herencia por derecho. Para 1595, estas tierras heredad de don Marcos Valera producían rubros agrícolas y alguna ganadería amparado en la encomienda que le es ratificada, pero que hubo de comprarla a la corona española por no tener documentos de su padre>>.  Esto último no es verdad, no hubo ninguna transmisión hereditaria, por la sencilla y documentada razón, que esa zona fue invadida, ocupada violentamente e infringiendo las Leyes de Indias por estos Capitanes, y Valera tuvo que pagar en fuerte dinero, la sanción impuesta.  Por otra parte, tampoco es cierta la primera afirmación, la extensión que señala, si se extendía desde las alturas de la etnia Timoto, la encomienda tomaba los aborígenes desde los páramos merideños; es decir, que ni los encomenderos de Mérida, ni los capitanes Pacheco Maldonado, Blas Tafallés, Juan Álvarez Dabuyn, Pedro Gómez Carrillo, Francisco de la Piñuela,  ni Hernando Hurtado de Mendoza, podían tener las encomiendas que les otorgaron oficialmente.

Por lo anterior, es importante analizar lo que escribió el  amigo y cronista de la ciudad don Luis González, sobre este asunto, vale comentar como primer dato curioso, esto: <<… la vida de Valera es otra. De mayor data. Tan profunda en el tiempo como la de cualquier otro pueblo trujillano de los primeros repartimientos y encomiendas. Así lo señalan viejos infolios del Registro Principal de Trujillo, donde se halla la partida de nacimiento de Valera cuando en septiembre de 1595, don Diego de Osorio dio pie al llamado proceso “composición de tierras” que no eran otra cosa que la entrega de extensas heredades a los conquistadores en calidad de encomienda… Marcos Valera… es uno de los viejos encomenderos, que ocupa una extensa porción de tierras que va desde los límites con el Nuevo Reino de Granada (fijados en Timotes) hasta la meseta donde se estableció la ciudad de Valera, donde el conquistador tenía “ganado mayor y menor” y pan coger como rubro agrícola…>> (subrayado nuestro); el cronista emérito, no menciona que el encomendero Valera construyó viviendas para los viajeros, ni la existencia de éstas, pero sí  tomó el proceso de “Composición de Tierras”, negociado por el gobernador Osorio, con el invasor Marcos Valera, calificándolo como “partida de nacimiento” de la ciudad, sin fundamentar las razones por las cuáles tomó una cosa por la otra, es decir, un documento de arreglo y pago de tierras ocupadas ilegalmente, se confunde con el hecho de la fundación del pueblo o ciudad de Valera.  Pero si aprovechamos esta contradicción o desliz del cronista,  podemos obtener luz en torno al tema.

Amplia panorámica de la ciudad, hoy.


Más adelante con las mismas palabras de don Luis, nos ayudamos  a despejar el problema, en relación al negocio de compraventa de la posesión y  la titularidad de las tierras ocupadas  por el supuesto “fundador”,
<<Marcos Valera se dirigió a don Diego de Osorio, (Gobernador y Capitán General de la Gobernación de Venezuela) quien le negaba sus títulos de primer ocupante y resuelve comprar lo que había trabajado con tanto empeño. Entre esas tierras está el “citio y asiento de Motatán”, al lado acá de la quebrada de Escuque, vale decir, la meseta donde hoy está la urbe valerana… La argumentación de Don Diego de Osorio señala que Marcos no ha presentado el título que le da derecho a su posesión y por tanto estas tierras “pertenecen a la corona y patrimonio real >> (Ídem).  Según ese documento, el Gobernador y Capitán General de la Gobernación de Venezuela, al negarle su título de “primer ocupante”, reafirma y reclama las tierras que invadió y ocupó Valera sin permiso ni autorización, y no pudo presentar título porque no lo tenía en ese momento, que lo pudo tener otra persona,  tierra que solo pertenecía al Rey de España.

En razón de esa situación, insistiendo Valera querer quedarse con esas tierras, se amparó en la figura jurídica de la Composición, y pagó el valor o retribución que le impuso el gobierno colonial, como lo señala Don Luis González:  <<Doscientos seis pesos de oro fino, de 22 kilates cada peso, tendrá que desembolsar Marcos Valera para recuperar su antigua propiedad constante de “más de diez fanegadas de tierras en la montaña que está frontera del hato de la otra banda de la quebrada que viene de Escuque, todos los cuales dichos pedazos de tierras y estancias de pan y ganado mayor y menor y, citio de hato de dicho Gobernador según dicho es que lo vendía y vendió a dicho Marcos Valera por la dicha cantidad de doscientos seis pesos con que sirve al Rey nuestro Señor”>> (Ídem). Evidentemente, esto se trata de una negociación y venta de tierras invadidas previamente, y no, sobre el hecho de la “fundación” de la ciudad.

Vieja estampa de la ciudad.


Al final de este documento se asienta la fecha de la expedición del título de propiedad como el 17 de octubre de 1595  (se indica como fuente bibliográfica específica, precisa y original,   Mario Briceño Iragorry, “Obras Completas”. Textos inéditos y ensayos dispersos. Historia. Volumen 17, pág. 233). Este documento, no señala desde cuándo el encomendero Valera, ocupaba ilegalmente la meseta. Cabe preguntar, en el supuesto negado que se tomara  este infolio como “partida de nacimiento” de la ciudad, ¿Cuál sería la fecha de la pretensa “fundación”?

La quinta reflexión, o más aclaratoria que cavilación, es que  no se puede confundir, lo expresado por don Mario Briceño Iragorry, sobre el citado dato histórico,  con que haya escrito o dejado entrever que Marcos Valera, fue el “fundador” de Valera; lo que sí se puede entender en su discurso de 1929, es que, fue uno de los conquistadores-fundadores de la ciudad Nuestra Señora de la Paz de  Trujillo (que es otra cosa), junto con el resto de los allí biografiados; por esa razón, lo llamó <<fundador>>, pero no dijo, que era el fundador de la ciudad de Valera.  Marcos Valera, junto con su padre y hermanos, integraban el grupo de soldados españoles que ingresaron a la tierras de los aborígenes Escuqueyes, en 1558, con el capitán Francisco Ruiz, y reedificaron la ciudad de Trujillo, con el nombre de Miravel (Briceño Perozo: 258); porque la que había fundado Diego García de Paredes en 1557, donde existía un poblado aborigen, muy bien trazado y dispuesto, la Roma de Paja, la llamó el fundador español, fue  destruida por la guasábara de sus autóctonos habitantes, como uno de los primeros actos de resistencia indígena trujillana. 

Marcos Valera, tuvo a su cargo indios encomendados, en los perímetros  del legendario y viejo  Fuerte construido en tierra de la nación Timotes, que fue dividida por la jurisdicción del Virreinato de la Nueva Granada, como espacio de frontera con la Provincia de Venezuela, pero los indígenas se le  alzaron y tuvieron que llegar soldados de Mérida en su socorro al mando del Capitán Monsalve, quien entró al sitio y de un  tiro de arcabuz, mató al caudillo de los indígenas y arremetió contra el resto; éste es otro de los primeros pasajes de la historia de nuestra resistencia indígena trujillana, contra la invasión y el genocidio.  Valera, era hijo natural del Capitán fundador-invasor  Juan de Morón, quien se hizo llamar también, Juan Morón de Cadenas y Juan Benítez Morón, su madre: Isabel Flores. Este Juan, entró con varios de sus hijos en el repoblamiento de Trujillo con Francisco Ruíz en 1558,  naturales de Andalucía, España.  Tras su entrada a Trujillo, Juan de Morón,   obtuvo la encomienda de la Chiapa,  y ganó encomienda en el Valle de Boconó,  a orillas del rio homónimo.  Marcos Valera,  se casó con Francisca de Graterol y Escoto, procrearon varios hijos.  

Avenida Bolívar de la ciudad de Valera, últimas décadas del siglo XX.

Como penúltima reflexión, no se puede ni debe considerar tampoco, que el 17 octubre de 1595, seria la “fecha indubitable de fundación” de la ciudad o pueblo de Valera, por cuanto para esa fecha, ya existía una comunidad indígena y la ocupación fue ilegal, fue una invasión sin permiso ni autorización de las autoridades de la ciudad de Trujillo, ni de la Corona española; es decir, cuando el caso en cuestión, se somete a la Composición de Tierras, está aceptando el infractor (Marcos Valera) que se las cogió ilegalmente, -bien exprofeso o por confusión-; esto último,  lo dudo, por la gran extensión, de las tierras de la planicie (hoy ciudad de Valera); y que aceptó pagar lo que le exigió el verdadero propietario (la Corona española), por haberse  apoderado de lo que no le pertenecía, es decir, cumplir la sanción, que era una figura jurídica aceptada e impuesta por la legislación de Indias, ante el cúmulo de problemas y conflictos por la tenencia de la tierra.

Para cerrar estas reflexiones, es inquietante que todavía  se siga confundiendo  el  “derecho”, beneficio y atributo de encomienda que se le daba a los conquistadores-invasores, como recompensa por los servicios militares a la Corona,  con el llamado repartimiento, coetáneo a la encomienda de indios,  pero solo para dedicarlo al cultivo de la tierra, y también diferente al reparto de tierras; o confundirlo también con  el derecho de tierras o titularidad de la propiedad, que le correspondía al Rey de España, porque éste, siempre se reservaba la nuda propiedad;  la encomienda no es parte de un reparto de tierras, es algo más trágico y deplorable,  es la entrega de un grupo de seres humanos, de aborígenes y primeros pobladores, para su catolización y explotación como esclavos, pero no es derecho de tierra, ni titulo transmisor de propiedad inmobiliaria ninguna. ¿Pueden considerarse estos patéticos hechos de trata y esclavización de personas, como actos de fundación de una ciudad?

Espero que las anteriores datos y comentarios, sirvan como aporte reflexivo, de la necesidad de constituir la citada comisión investigadora que ha propuesto el profesor Jorge Valero, y asimismo, se abra un espacio para discutir estos temas, a fin de determinar el asunto de la fundación de Valera, para que los valeranos y valeranas, tengan información cierta acerca de ello, y puedan contarlo como parte de su patrimonio cultural e histórico, muy propio de su derecho de identidad y pertenencia, que enaltezca su gentilicio.

Anexo: texto completo del documento de Composición de Tierras, anteriormente comentado, que corrobora las anteriores reflexiones, publicado el 26 de agosto del 2019, en Aporrea.org./regionales/a281798html. 

 "En la ciud. de Truxillo de nuestra señora de la Paz a veinte días del mes de septiembre de mil quinientos cincuenta y sinco as. Don Diego Osorio Governer. y capn. General, por el rey nro. sor. de esta Gouernazión de Venezuela y sus Provincias términos y jurisdicción. Por ente mi Fernando Ruiz de Ahumada escriuano. Dixo que entre las tierras que hasta hoy, se han medido, entre otras que ha declarado por vacas han quedado vadee (sic) vacas las tierras que Marcos Valera vezino de esta ciud. tiene y posee en sus encomiendas entre las cuales entran las de la diferencia con Juan Benites Balera su hermano y así mismo el citio donde tiene sus vacas en Motatán con ciertas fanegadas de tierra, las quales tierras tienen los linderos que se contienen en los autos de las medidas, de todas la quales dhas. tierras hasta agora no ha presentado el dho. Marcos VALERA título por donde conste el dro. con que las posee, por lo qual le pertenesen a la corona y Patrimonio Real de rey nro. sor. conforme a la Real Zedula, y husando de ella hauiendo tratado y conferido el dho. gouernador serca del precio y balor de las dhas. tierras y hato para el dho. Marcos balera se vinieron a ajustar y concertar en doscientos y seis ps. de oro. fino, de minas, de lei, y valor de veinte y dos quilates y medio cada un peso, pagados en el dho. oro, el qual precio por ser iquibalente le azeto el dho. Gouernador y así en virtud de la Real Zedula y comisión que tiene dixo vendía y vendio, y daba y dio, en venta Real al dho. Marcos Valera toda la dha. tierra y hasiento de hato por la dha. cantidad de doscientos y seis ps. de oro y que lo que así se le vendió es en la forma y manera sigte...-ltn. entra en la dha. venta el citio y haciendo de hato, que el dho. Marcos balera al presente tiene en Motatán con más de diez fanegadas de tierra en la montaña que está frontera de le Hato de la otra banda de la quebrada que viene de Escuque - todos los cuales dhos. pedasos de tierras y estancias de pan y ganado maior y menor, sitio de hato el dho. Gouernador segun dho. es, dixo que lo vendía y vendio a el dho. Marcos balera pr. la dha. cantidad de Doscientos y seis ps. con que sirue a el Rey nuestro Sor... Para el y para su herederos y subsesores y para qn. de la de la (sic) parte le huiere de hauer e le concedido lisensia para que lo labre y traiga solamente en las que se llaman potreros sus ganados sin que otros se les gra. ocupar con ganados Real y este deselo vender y dar serrado y mandaba y mando que ninguna persona - se lo perturbe e le da en Posezn. cada bes quando que la pidiere, sopena de sient pesos para la cama de rey nr. sor. so la qual dha. penando la amparen y defiendan en la hda. Posenz. y para en guarda de su dro. se le de titulo inserta la Real Zedula y así lo mando y firmo de su nombre -Dn. Diego Osorio - paso ante mi . Hernando Ruis de ahumada escriuano de Gobernación- Y para en guarda de su dro. le made dar, y di el presente titulo firmado de y nombre refrendado de el presente escriuano de Gouernazn, fho. en la ciudad de Truxillo de nuestra sra. de la Paz a dies y siete días del mes de octubre de mil quinientos nouenta y sinco años. -Dn. Diego Osorio-. Por mando del Gouernador y capitan general- Fernando Rius de Ahumada, escriuano de Gouernación".


La Puerta, febrero de 2021.

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