Valera, la ciudad de los orígenes perdidos.
Oswaldo Manrique Ramírez.
<<Pero es un paso
rápido, una sensación de que el tiempo implacable ha hecho su duro ejercicio,
de que son fantasmas detenidos e imperceptibles presencias donde se ha
aposentado la melancolía>> (González León, Adriano. Valera como aventura y realidad. 1970).
He releído con mucho gusto y detenimiento, el discurso del profesor Jorge Valero, con motivo de la celebración o conmemoración bicentenario (año 2020), y de la incertidumbre sobre la fundación de la ciudad de Valera. Con mucha justeza, característico de la actuación pública y privada del orador de orden, propuso, la conformación de una comisión que acuciosa, técnica y pesquisadora, determine, cuándo y cómo, y bajo qué circunstancias realmente –ante la inexistencia de partida de nacimiento y fundacional-, fue el inicio del desarrollo de Valera como pueblo y ciudad; lo que involucra, quién o quiénes fueron los responsables de tal comienzo, y las razones del topónimo.
Fotografía del siglo pasado, una panorámica de nuestra pujante ciudad.
Entiendo de su discurso, que, el profesor Valero, percibió que el
tratamiento dado al asunto por la historiografía, arroja dudas, sospechas,
subterfugios y desconfianza sobre el hecho fundacional de la ciudad, lo que
seguramente, leyó en el libro del investigador Carlos Montiel, Valera, una simulación de parroquia.
Considero que es pertinente lo expresado por Jorge Valero, ante las disímiles
conjeturas que se han venido difundiendo, y discúlpenme, todas fundamentadas
sobre pilares de historia colonizadora,
terrateniente, inmobiliaria, comercial y
cartularia, que mantiene inquieta a la ciudad, sobre el extravío de los datos
de sus orígenes.
Los que tenemos afición, nos
apasiona y nos adscribimos a la función
descolonizadora del investigador e historiador actual, consideramos, esa visión
–lean bien: que respeto pero no comparto como dicen los abogados-, poco
alentadora para las nuevas generaciones, y para darle el sentido y la densidad
necesaria a nuestra historia local, regional y nacional. Por eso, discúlpeseme,
la radicalidad.
Expresé en uno de mis artículos de febrero del año “bicentenario”, Valera, el lecho de un hermoso lago,
publicado en este mismo blog (https//lapuertaysuhistoria.blogspot.com), mi
parecer en cuanto a la incerteza del acto, la pretendida validez del documento
y la fecha de la erección de parroquia
eclesiástica, que se viene tomando como data de “fundación” y celebración de la
ciudad, es decir, la del 15 de febrero de 1820.
Hoy, quiero referirme, ¿a qué se
debe o qué originó el nombre de la ciudad?,
es decir, a otra fecha de su “fundación” y a otro presunto “fundador”,
no el tabiskey o principal de los Eskukeyes, sino el español Marcos Valera. Voy a utilizar para ello, algunas
apreciaciones documentales, de respetados escritores, por las que se debe reflexionar que no se puede considerar al invasor Marcos Valera, como fundador de la ciudad
homónima.
Se parte, en primer lugar, de un hecho cierto, público y notorio: no existe documento alguno, que nos demuestre que hubo alguna fundación en el sitio de Valera, aparte del acta de fijación de límites en la sospechosa erección de Parroquia Eclesiástica de 1820, que no está inserta en original, ni en el Libro de Anales ni en el de Fábrica de la Parroquia, es una simple transcripción, que ni firmada está por el Obispo Lasso de la Vega, ni se conoce dónde está su original, documento éste, al cual me referí en artículo anterior; mucho menos existe otra prueba documental que evidencie que el encomendero español Valera, fundó pueblo o la ciudad homónima, de acuerdo a los cánones y requisitos previstos para ello, en la Legislación de Indias.
Gráfica de Valera, año 1930, tomada del libro Geografía del Estado Trujillo, de Américo Briceño Valero, edición de 1972, actualizada por su hijo ingeniero Jesús Briceño Enríquez.
En segundo lugar, se pretende sustentar la conjetura de la autoría
fundacional en un dato que suministró Briceño Valero, que es el siguiente: “En los albores de la incipiente aldea valerana se avecindó en esta
planicie el encomendero Marcos Valera, quien construyó allí las primeras viviendas
para albergue de viajeros y arrieros que transitaban entre los puertos
lacustres y Mérida vía La Puerta” (Briceño Valero, Américo. “Geografía
del Estado Trujillo”. Edición actualizada. 1972. Pág. 327). Permítaseme,
detenerme en este punto. Si la vía intermontana de los arrieros y de los que
andaban a pies, expedita travesía, creada por los indígenas, desde Mérida, pasa
por Timotes, la Mucutí (jurisdicción del Virreinato de la Nueva Granada, hoy
Colombia), llega a El Portachuelo
(entrada oficial y cierta a la Provincia de Venezuela), sigue a las 7 Lagunas
(La Puerta), bajando por Arapuey, hasta
el Puerto de Gibraltar, o si tomamos en consideración el
desvío para llegar a la Cañada de Mendoza (que fue el utilizado por
Bolívar en 1813 y 1820), ¿en qué sitio, pudo haber construido Marcos Valera
esas viviendas de albergue de viajeros?
Salvo que las haya construido en la Cañada de Mendoza o en un área
cercana a ésta, es decir, fuera de lo que conocemos como la meseta o planicie
de Valera. Mendoza, se constituyó primero como sitio de posta, es decir, de
albergue o campamento de viajeros y comerciantes.
Se entiende de esa cita, que el
historiador Briceño Valero, escribió
sobre algo que pudo ser cierto, Marcos
Valera, “ocupó” tierras en esa planicie
o mesa (siendo propiedad del Rey de España), y en el supuesto de que haya
levantado las primeras construcciones como casas de paso o posadas, para
viajantes y transeúntes que recorrerían
las 7 Lagunas -La Puerta- Mérida, que era la única vía expedita para
llegar desde el Puerto de Gibraltar a Timotes, rumbo a la
ciudad de Mérida o a Barinas, es
pertinente señalar que una cosa es, construir unas primeras casas para
viajantes, donde ya habían pobladores indígenas y evolucionaban como comunidad
social, y otra cosa es fundar una ciudad
o pueblo. No asienta Briceño
Valero, ni afirma en este párrafo, ni
deja entrever, ni se desgaja de su intención ni literalidad, que este Valera,
es el fundador de la ciudad, según el sentido y significado que se desprende de
sus palabras. Esto lo corrobora, Francis
Bennet, quien auscultó todas las ciudades y pueblos del estado Trujillo en
1926, anotó sobre ese punto lo
siguiente: <<Sobre la fundación de
esta ciudad no hay datos ciertos, suponiéndose que fue fundada en 1780>>
(Bennet, Francis. Guía General de Venezuela. pág. 351). Seguramente, el mismo
Briceño Valero, que colaboró en la realización de este estudio, coincidía con esa conjetura y duda del
geógrafo francés.
Fotografía de 1920. Plaza Bolívar y Templo San Juan Bautista, con multitudinaria asistencia de gente, a la celebración del primer Centenario de la ciudad de Valera.
Como punto tercero, que se relaciona con el origen
del nombre de la ciudad, se ha utilizado
igualmente, lo escrito por el profesor Benigno Contreras, cuyo párrafo de
interés para este artículo es el siguiente:
“Coinciden
prácticamente los historiadores que la planicie o meseta, hoy Valera, fue
otorgada por Don Diego de Osorio al español Marcos Valera, en 1595… poseía la
mesa en que se fundó la ciudad… después fueron dueños los Teranes, Díaz,
Garcías y otros… De ahí, entonces, que a éste encomendero se debe el nombre de
Valera”. (www.mundo/archivistico.com/?menu=noticias&id=738). El profesor
Contreras, en este extracto de su obra, deja perfectamente claro su criterio
que, el nombre se le debe a este repoblador español (Valera), de lo que ni
afirmo ni disiento, hasta que me demuestren lo contrario, porque el hecho cartular de la tradición de
la propiedad inmobiliaria, como lo ha reiterado la historiografía y el foro
jurídico se basa en evidencia documental; discúlpenme otra vez, que retome el
tema de fondo, que es el de la “fundación”,
el historiador citado, escribió que este español Valera, << poseía la
mesa en que se fundó la ciudad>>,que a pesar de la combinación de palabras y la complejidad de la frase,
no escribe ni afirma que Marcos Valera
fue el fundador de la ciudad, por
una razón muy sencilla, que señalamos anteriormente, nunca hubo acto formal de
fundación; otra cosa es, que se haya adoptado su apellido Valera y convertido
en topónimo.
El proceso de fundación y poblamiento
de ciudades, pueblos o villas, en América, estuvo caracterizado por un ordenamiento
jurídico establecido en el famoso Código de las Siete Partidas de Alfonso el
Sabio, por tanto, era el poblamiento bajo ciertas reglas, el titulo justo con
el cual la Corona española, sumaba estas tierras ocupadas, a su señorío y
dominio; luego vendría la Capitulación, especie de contrato con los
Adelantados, y posteriormente, la Ordenanza de fundación y poblamiento de
ciudades, pueblos y villas. De tal manera
que, el titulo jurídico de fundación,
era un acto formalísimo y solemne, que a la vez, se tomaba como titulo que definía
el espacio territorial de cada provincia; inclusive, era un acto tan formalísimo,
que se realizaba ante Escribano, funcionario éste, que tenía título o licencia
real para ello, de hacerlo sin facultades, es decir, fundar sin título, licencia o
capitulaciones, era objeto de pena de muerte, lo que se demostró en el caso
del capitán Juan Rodríguez Suárez, al
fundar Mérida. Otro punto a considerar, es que cualquiera de los conquistadores,
podía explorar y hasta poner el nombre al sitio, pero si no lo poblaba, no se consideraba
este sitio, dentro del ámbito concedido y autorizado por la Corona.
En abono de lo
anterior, el historiador Briceño Perozo en su Historia del Estado Trujillo,
afirma que, <<El patronímico de la urbe está enraizado en los Valera de los
siglos XVI y XVII que arriba mencionamos, aquellos claros caballeros que venían
de los Valera de Aragón y Andalucía, en cuyo escudo exhibían la consigna Valer
o Morir>> (Briceño Perozo, Mario. Historia del Estado Trujillo. Pág. 273. ANH. Caracas. 1984). Aclara
este historiador que fueron varios españoles de apellido Valera, hijos y
parientes de Juan Morón de Cadenas, los que entraron con Francisco Ruíz, a la
conquista-invasión de estas tierras. No menciona a Marcos Valera, como primer
poblador de la ciudad de las 7 colinas, y mucho menos como “fundador”, que si
lo hace con el coronel y Dr. Gabriel Briceño de la Torre, por razones muy
sensatas, que sería tema para otro artículo.
Una calle de la Valera de ayer, cuando aun la gente se trasladaba y se movilizaba la carga sobre jamelgos, mulas y bestias.
Como cuarta reflexión, traigo como ejemplo de absurdas afirmaciones esto: en el año 2011, apareció publicado el siguiente escrito sobre los orígenes de Valera, con estas afirmaciones: <<Sitio de Valera, pero el territorio era extenso y su población dispersa desde tiempos de la conquista: Juan Morón de Cadenas… Y su hijo, Marcos Valera,…poseyó una encomienda que fue el origen de la Ciudad de Valera, que perpetúa su nombre (Valery, 1992)… y que llegara hasta más allá de Timotes. Eso fue en 1595, un 17 de Octubre. Se instala con su gente, aperos de colonizador y construye las primeras casas para sus seguidores y labranzas… era la única vía hacia Maracaibo terrestre, lacustre y marítima, siendo La Puerta los límites de la Capitanía General de Venezuela, Mérida, Táchira, era del Virreinato de la Nueva Granada>> (Sulbarán, 2011). Sulbarán, J. (15/02/2011) La cumpleañera a los 191 años de progreso. Valera, Venezuela: Diario El Tiempo, Recuerdos cosmogónicos kuikas. Disponible en URL: www.diarioeltiempo.com.ve/V3_Secciones/index.php?id=29862011&_Proc=Desp. En este párrafo, se disyunta la autoría de la invasión de este sitio, entre Juan Morón de Cadenas y su hijo Marcos Valera.
La siguiente nota, es mas infausta,
expone que, <<la encomienda de Juan de
Morón de Cadenas, padre de Marcos Valera, se extendía desde las alturas de la
etnia Timotes, hasta Castil de Reina, abarcando también “unas colinas” vecinas
a Carmania que servían de camino real entre Mendoza y Escuque, es decir, desde
Timotes hasta Santa Cruz. En 1590, esta encomienda pasa a Marcos Valera, como
herencia por derecho. Para 1595, estas tierras heredad de don Marcos Valera
producían rubros agrícolas y alguna ganadería amparado en la encomienda que le
es ratificada, pero que hubo de comprarla a la corona española por no tener
documentos de su padre>>. Esto último no es verdad, no hubo ninguna transmisión
hereditaria, por la sencilla y documentada razón, que esa zona fue invadida,
ocupada violentamente e infringiendo las Leyes de Indias por estos Capitanes, y
Valera tuvo que pagar en fuerte dinero, la sanción impuesta. Por otra parte, tampoco es cierta la primera
afirmación, la extensión que señala, si se extendía desde las alturas de la
etnia Timoto, la encomienda tomaba los aborígenes desde los páramos merideños;
es decir, que ni los encomenderos de Mérida, ni los capitanes Pacheco
Maldonado, Blas Tafallés, Juan Álvarez Dabuyn, Pedro Gómez Carrillo, Francisco
de la Piñuela, ni Hernando Hurtado de
Mendoza, podían tener las encomiendas que les otorgaron oficialmente.
Por lo anterior, es importante analizar lo que
escribió el amigo y cronista de la
ciudad don Luis González, sobre este asunto, vale comentar como primer dato
curioso, esto: <<… la vida de Valera es otra. De mayor data. Tan profunda en el
tiempo como la de cualquier otro pueblo trujillano de los primeros
repartimientos y encomiendas. Así lo señalan viejos infolios del Registro
Principal de Trujillo, donde se halla la partida de nacimiento de Valera
cuando en septiembre de 1595, don Diego de Osorio dio pie al llamado proceso
“composición de tierras” que no eran otra cosa que la entrega de extensas
heredades a los conquistadores en calidad de encomienda… Marcos Valera… es uno
de los viejos encomenderos, que ocupa una extensa porción de tierras que va desde
los límites con el Nuevo Reino de Granada (fijados en Timotes) hasta la meseta
donde se estableció la ciudad de Valera, donde el conquistador tenía “ganado
mayor y menor” y pan coger como rubro agrícola…>> (subrayado nuestro); el
cronista emérito, no menciona que el encomendero Valera construyó viviendas
para los viajeros, ni la existencia de éstas, pero sí tomó el proceso de “Composición de Tierras”,
negociado por el gobernador Osorio, con el invasor Marcos Valera, calificándolo
como “partida de nacimiento” de la ciudad, sin fundamentar las razones por las
cuáles tomó una cosa por la otra, es decir, un documento de arreglo y pago de
tierras ocupadas ilegalmente, se confunde con el hecho de la fundación del
pueblo o ciudad de Valera. Pero si
aprovechamos esta contradicción o desliz del cronista, podemos obtener luz en torno al
tema.
Amplia panorámica de la ciudad, hoy. |
Más
adelante con las mismas palabras de don Luis, nos ayudamos a despejar el problema, en relación al negocio
de compraventa de la posesión y la
titularidad de las tierras ocupadas por
el supuesto “fundador”, <<Marcos Valera se dirigió a don Diego de Osorio, (Gobernador y
Capitán General de la Gobernación de Venezuela) quien le negaba sus títulos de
primer ocupante y resuelve comprar lo que había trabajado con tanto empeño.
Entre esas tierras está el “citio y asiento de Motatán”, al lado acá de la
quebrada de Escuque, vale decir, la meseta donde hoy está la urbe valerana… La
argumentación de Don Diego de Osorio señala que Marcos no ha presentado el
título que le da derecho a su posesión y por tanto estas tierras “pertenecen a
la corona y patrimonio real >> (Ídem). Según ese documento, el Gobernador y Capitán
General de la Gobernación de Venezuela, al negarle su título de “primer
ocupante”, reafirma y reclama las tierras que invadió y ocupó Valera sin
permiso ni autorización, y no pudo presentar título porque no lo tenía en ese
momento, que lo pudo tener otra persona, tierra que solo pertenecía al Rey de España.
En
razón de esa situación, insistiendo Valera querer quedarse con esas tierras, se
amparó en la figura jurídica de la Composición, y pagó el valor o retribución
que le impuso el gobierno colonial, como lo señala Don Luis González: <<Doscientos seis pesos de oro fino, de 22 kilates cada peso,
tendrá que desembolsar Marcos Valera para recuperar su antigua propiedad
constante de “más de diez fanegadas de tierras en la montaña que está frontera
del hato de la otra banda de la quebrada que viene de Escuque, todos los cuales
dichos pedazos de tierras y estancias de pan y ganado mayor y menor y, citio de
hato de dicho Gobernador según dicho es que lo vendía y vendió a dicho Marcos
Valera por la dicha cantidad de doscientos seis pesos con que sirve al Rey
nuestro Señor”>> (Ídem). Evidentemente, esto se trata de una
negociación y venta de tierras invadidas previamente, y no, sobre el hecho de
la “fundación” de la ciudad.
Vieja estampa de la ciudad. |
Al
final de este documento se asienta la fecha de la expedición del título de
propiedad como el 17 de octubre de 1595 (se indica como fuente bibliográfica
específica, precisa y original, Mario Briceño Iragorry, “Obras Completas”.
Textos inéditos y ensayos dispersos. Historia. Volumen 17, pág. 233). Este
documento, no señala desde cuándo el encomendero Valera, ocupaba ilegalmente la
meseta. Cabe preguntar, en el supuesto negado que se tomara este infolio como “partida de nacimiento” de
la ciudad, ¿Cuál sería la fecha de la pretensa “fundación”?
La quinta reflexión, o más
aclaratoria que cavilación, es que no se
puede confundir, lo expresado por don Mario Briceño Iragorry, sobre el citado
dato histórico, con que haya escrito o
dejado entrever que Marcos Valera, fue el “fundador” de Valera; lo que sí se
puede entender en su discurso de 1929, es que, fue uno de los conquistadores-fundadores
de la ciudad Nuestra Señora de la Paz de Trujillo (que es otra cosa), junto con el
resto de los allí biografiados; por esa razón, lo llamó
<<fundador>>, pero no dijo, que era el fundador de la ciudad de
Valera. Marcos Valera, junto con su
padre y hermanos, integraban el grupo de soldados españoles que ingresaron a la
tierras de los aborígenes Escuqueyes, en 1558, con el capitán Francisco Ruiz, y
reedificaron la ciudad de Trujillo, con el nombre de Miravel (Briceño Perozo:
258); porque la que había fundado Diego García de Paredes en 1557, donde
existía un poblado aborigen, muy bien trazado y dispuesto, la Roma de Paja, la llamó el fundador
español, fue destruida por la guasábara
de sus autóctonos habitantes, como uno de los primeros actos de resistencia
indígena trujillana.
Marcos Valera, tuvo a su
cargo indios encomendados, en los perímetros
del legendario y viejo Fuerte
construido en tierra de la nación Timotes, que fue dividida por la jurisdicción
del Virreinato de la Nueva Granada, como espacio de frontera con la Provincia
de Venezuela, pero los indígenas se le alzaron y tuvieron que llegar soldados de
Mérida en su socorro al mando del Capitán Monsalve, quien entró al sitio y de
un tiro de arcabuz, mató al caudillo de
los indígenas y arremetió contra el resto; éste es otro de los primeros pasajes
de la historia de nuestra resistencia indígena trujillana, contra la invasión y
el genocidio. Valera, era hijo natural
del Capitán fundador-invasor Juan de
Morón, quien se hizo llamar también, Juan Morón de Cadenas y Juan Benítez
Morón, su madre: Isabel Flores. Este Juan, entró con varios de sus hijos en el repoblamiento
de Trujillo con Francisco Ruíz en 1558,
naturales de Andalucía, España. Tras
su entrada a Trujillo, Juan de Morón, obtuvo
la encomienda de la Chiapa, y ganó
encomienda en el Valle de Boconó, a
orillas del rio homónimo. Marcos Valera, se casó con Francisca de Graterol y Escoto,
procrearon varios hijos.
Avenida Bolívar de la ciudad de Valera, últimas décadas del siglo XX.
Como penúltima reflexión, no
se puede ni debe considerar tampoco, que el 17 octubre de 1595, seria la “fecha
indubitable de fundación” de la ciudad o pueblo de Valera, por cuanto para esa
fecha, ya existía una comunidad indígena y la ocupación fue ilegal, fue una
invasión sin permiso ni autorización de las autoridades de la ciudad de
Trujillo, ni de la Corona española; es decir, cuando el caso en cuestión, se
somete a la Composición de Tierras, está aceptando el infractor (Marcos Valera)
que se las cogió ilegalmente, -bien exprofeso o por confusión-; esto último, lo dudo, por la gran extensión, de las tierras
de la planicie (hoy ciudad de Valera); y que aceptó pagar lo que le exigió el
verdadero propietario (la Corona española), por haberse apoderado de lo que no le pertenecía, es
decir, cumplir la sanción, que era una figura jurídica aceptada e impuesta por
la legislación de Indias, ante el cúmulo de problemas y conflictos por la
tenencia de la tierra.
Para cerrar estas reflexiones, es
inquietante que todavía se siga
confundiendo el “derecho”, beneficio y atributo de encomienda
que se le daba a los conquistadores-invasores, como recompensa por los
servicios militares a la Corona, con el
llamado repartimiento,
coetáneo a la encomienda de indios, pero
solo para dedicarlo al cultivo de la tierra, y también diferente al reparto de
tierras; o confundirlo también con el derecho de tierras o titularidad de la
propiedad, que le correspondía al Rey de España, porque éste, siempre se reservaba
la nuda propiedad; la encomienda no es
parte de un reparto de tierras, es algo más trágico y deplorable, es la entrega de un grupo de seres humanos,
de aborígenes y primeros pobladores, para su catolización y explotación como
esclavos, pero no es derecho de tierra, ni titulo transmisor de propiedad
inmobiliaria ninguna. ¿Pueden considerarse estos patéticos hechos de trata y
esclavización de personas, como actos de fundación de una ciudad?
Espero que las anteriores
datos y comentarios, sirvan como aporte reflexivo, de la necesidad de
constituir la citada comisión investigadora que ha propuesto el profesor Jorge
Valero, y asimismo, se abra un espacio para discutir estos temas, a fin de
determinar el asunto de la fundación de Valera, para que los valeranos y
valeranas, tengan información cierta acerca de ello, y puedan contarlo como
parte de su patrimonio cultural e histórico, muy propio de su derecho de
identidad y pertenencia, que enaltezca su gentilicio.
Anexo: texto completo del
documento de Composición de Tierras, anteriormente comentado, que corrobora las
anteriores reflexiones, publicado el 26 de agosto del 2019, en
Aporrea.org./regionales/a281798html.
"En la ciud. de Truxillo de
nuestra señora de la Paz a veinte días del mes de septiembre de mil quinientos
cincuenta y sinco as. Don Diego Osorio Governer. y capn. General, por el rey
nro. sor. de esta Gouernazión de Venezuela y sus Provincias términos y jurisdicción.
Por ente mi Fernando Ruiz de Ahumada escriuano. Dixo que entre las tierras que
hasta hoy, se han medido, entre otras que ha declarado por vacas han quedado
vadee (sic) vacas las tierras que Marcos Valera vezino de esta ciud. tiene y
posee en sus encomiendas entre las cuales entran las de la diferencia con Juan
Benites Balera su hermano y así mismo el citio donde tiene sus vacas en Motatán
con ciertas fanegadas de tierra, las quales tierras tienen los linderos que se
contienen en los autos de las medidas, de todas la quales dhas. tierras hasta
agora no ha presentado el dho. Marcos VALERA título por donde conste el dro.
con que las posee, por lo qual le pertenesen a la corona y Patrimonio Real de
rey nro. sor. conforme a la Real Zedula, y husando de ella hauiendo tratado y
conferido el dho. gouernador serca del precio y balor de las dhas. tierras y
hato para el dho. Marcos balera se vinieron a ajustar y concertar en doscientos
y seis ps. de oro. fino, de minas, de lei, y valor de veinte y dos quilates y
medio cada un peso, pagados en el dho. oro, el qual precio por ser iquibalente
le azeto el dho. Gouernador y así en virtud de la Real Zedula y comisión que
tiene dixo vendía y vendio, y daba y dio, en venta Real al dho. Marcos Valera
toda la dha. tierra y hasiento de hato por la dha. cantidad de doscientos y
seis ps. de oro y que lo que así se le vendió es en la forma y manera
sigte...-ltn. entra en la dha. venta el citio y haciendo de hato, que el dho.
Marcos balera al presente tiene en Motatán con más de diez fanegadas de tierra
en la montaña que está frontera de le Hato de la otra banda de la quebrada que
viene de Escuque - todos los cuales dhos. pedasos de tierras y estancias de pan
y ganado maior y menor, sitio de hato el dho. Gouernador segun dho. es, dixo
que lo vendía y vendio a el dho. Marcos balera pr. la dha. cantidad de
Doscientos y seis ps. con que sirue a el Rey nuestro Sor... Para el y para su
herederos y subsesores y para qn. de la de la (sic) parte le huiere de hauer e
le concedido lisensia para que lo labre y traiga solamente en las que se llaman
potreros sus ganados sin que otros se les gra. ocupar con ganados Real y este
deselo vender y dar serrado y mandaba y mando que ninguna persona - se lo
perturbe e le da en Posezn. cada bes quando que la pidiere, sopena de sient
pesos para la cama de rey nr. sor. so la qual dha. penando la amparen y
defiendan en la hda. Posenz. y para en guarda de su dro. se le de titulo
inserta la Real Zedula y así lo mando y firmo de su nombre -Dn. Diego Osorio -
paso ante mi . Hernando Ruis de ahumada escriuano de Gobernación- Y para en
guarda de su dro. le made dar, y di el presente titulo firmado de y nombre
refrendado de el presente escriuano de Gouernazn, fho. en la ciudad de Truxillo
de nuestra sra. de la Paz a dies y siete días del mes de octubre de mil
quinientos nouenta y sinco años. -Dn. Diego Osorio-. Por mando del Gouernador y
capitan general- Fernando Rius de Ahumada, escriuano de Gouernación".
La Puerta, febrero de 2021.
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