domingo, 23 de junio de 2019

El Cacique Pitimay y su Cima Mágica.





Oswaldo Manrique R.

Nació y vivió en la propia cima de la montaña, en el lado Este del valle del Bomboy, hoy La Puerta,  donde podía ser el vigía y protector  de las tierras cultivadas por su tribu.  Pitimay al parecer, fue un hombre reflexivo, cauteloso, logró que se le respetaran sus posesiones y mantuvo con los extranjeros colonos repobladores relaciones de coexistencia pacífica.
Pitimay, fue uno de los caudillos indígenas Timotes que se hizo respetar con su actitud de defender las tierras que le pertenecían y ocupaban desde tiempos inmemoriales sus ancestros. Al parecer, desde la llegada de los conquistadores, encomenderos y hacendados europeos a La Puerta, el conflicto con él lo asumieron éstos, respetándole su posesión en lo que se conoce desde La Culebrina, hasta la cima o montaña de Carorita. Fue el hombre que representaba y ejercía la autoridad en esta comunidad, que formaba parte de una sociedad organizada bajo el liderazgo de un cacique como él, o con varias capitanías o parcialidades, que gobernaban la comunidad de aborígenes del área del Bomboy y sus anexidades “y en señal de respeto los subalternos les rendían tributos y les hacían algunas  labranzas”  (Ramírez Méndez, Luis Alberto.  La tierra prometida del sur del Lago de Maracaibo. De su misma sangre. La frontera indígena (Siglos XVI-XIX) UNERMB. Pág. 115).  Esta estructura de poder, facilitó la negociación y el entendimiento de coexistencia con el conquistador europeo y los curas  en el proceso de evangelización y sometimiento al nuevo régimen económico y social que implantaron los nuevos pobladores, el sistema de tributación  y  en la dirección del establecimiento de las encomiendas del Pueblo Cabecera de Doctrina de San Pablo Apóstol del Bomboy.  




                  Pitimay, el cacique de los 4 rangos. Gráfica y boceto propios de este blog.

Se desconoce si tuvo alguna rivalidad -siendo ambos de la etnia Timotes-, con el señorío del indio Bomboy, o si por el contrario hubo solidaridad con éste, al momento en que fueron encomendados y congregados en el área del valle donde hoy está establecida la población de La Puerta en 1608, ni cuántas eran las leguas de sus respetivos cotos.  De acuerdo a antiguos títulos de propiedad y  documentos de ventas de tierras en la zona alta de Carorita- El Molino-Los Cerrillos-La Culebrina, que hemos podido leer, señalan todavía como linderos la Cima de Pitimay, que  era el cacique de esa comunidad, de donde intuimos que por muchos años, se le consideró y respetó su señorío y la posesión  sobre ella; sin embargo, estas tierras fueron vendidas y privatizadas.  En dichos documentos,  cuando se refiere al sitio, lleva la preposición  de, indicativo que la cima perteneció o era posesión de Pitimay;  por ello, inferimos que este era su espacio geográfico, y que  este caudillo, liderizaba esta comunidad indígena.

La cima de Pitimay, es un lugar ubicado en el lado este de la parroquia, y punto de deslinde geográfico-administrativo  con la parroquia Mendoza Fría. Una montaña alta, con fresco clima, y tierra fértil.  Fue dominio y sitio del cacique o principal llamado Pitimay o jefe de las cuatro rangos dentro de la jerarquía de los nativos de Tierra Colorada (Tierra de Loza, hoy forma parte de Carorita). Según el diccionario de dialectología de Amílcar Fonseca, el vocablo está compuesto como la mayoría de los nombres de caciques, con “piti”  , que significa cuatro, y el sufijo “may” o “mai”, que es un aumentativo que califica el poder del principal indígena, piti-mai = cuatro buenos o superior. 

 Este antroponímico de Pitimay, en nuestro criterio es propio de los Timotes, en esa riqueza de creación de nombres para los principales de los asientos de comunidades indígenas, de acuerdo a las características de los mismos o de las denominadas parcialidades (toponímicos), aunque también se repite en otras localidades de la zona baja del Estado, como Pitijoy;  por lo que  aquel, seria propio de la gran variedad dialectal de los Timotes o de los Kuikas. 

Conforme con lo escrito por nuestros más antiguos cronistas, en 1559 el conquistador Juan de Maldonado, se trazó como objetivo la conquista de los Kuikas y avanzó sobre los Valles de los Timotes, pero a la vez, hacia lo propio el capitán Francisco Ruiz, que había avanzado desde el Tocuyo hasta los predios de Boconó y Niquitao y perpetraba la misma conquista. Esta competencia o rivalidad los obligó a efectuar  un acuerdo que se celebró en Timotes, según  el cual ambos conquistadores establecieron los términos de sus respectivas jurisdicciones o cotos, que son  más o menos los mismos que hoy sirven de términos entre los Estados Mérida y Trujillo, pero para la etnia Timotes, eran un solo y mismo señorío indígena, al cual pertenecían los del valle del Bomboy.   

La Timotes, era un tipo de sociedad igualitaria, sin embargo, el poder y autoridad de sus caciques, venia dado por una estructura jerárquica en las relaciones políticas que también era hereditaria. Había una organización de rangos, que podía tener ámbito sobre varias aldeas indígenas. Igualmente, un  orden social del trabajo, las actividades principales o económicas, se reservaban a los especialistas, agricultores, ceramistas, artesanos, tejedores, guerreros entre otros, y en el aspecto religioso a los mojanes.  Mantenían relaciones de intercambio con otros pueblos indígenas, uno de los antiguos cronistas,  Fray Pedro de Aguado, mencionado por Mario Briceño Iragorry, hace referencia a las relaciones comerciales que sostenían las tribus trujillanas con su vecinos caribes, motilones, jirajaras, ajaguas y otras, con quienes intercambiaban sus productos de cerámica e hilados de algodón y trabajos de pita, a base de fibra de Fourcroya  gigantea, para que les dieran a cambio sal y pescado seco (Briceño Iragorry, Mario. Obras Completas. Vol. 17. Pag. 39. Ed. Congreso de la República. Caracas. 1993). Debo destacar, que el avance técnico y artístico en la producción de cerámica que se llevaban a esos pueblos, se producía en Tierra de Loza o Colorada donde ejercía señorío Pitimay, Este sistema de intercambio se lograba por el camino intermontano del Paramo de las 7 Lagunas (La Puerta), hasta el Puerto de Gibraltar.  La relación era de permuta, no mercantilista, durante el periodo prehispánico.

         Por las características de esta raza, se estima que este jefe nativo era un hombre pequeño, de piel broncínea, piernas arqueadas, pelo negro y grueso, en su cabeza llevaba un aro con 4 puntas, que simbolizaban su jerarquía dentro de la tribu.  A la llegada del conquistador europeo, como jefe indígena, estuvo exento de trabajar y de pagar tributo a los encomenderos y curas; éstos, para mantener buenas relaciones con él, le respetaban sus costumbres y autoridad, le daban trato de cacique y algunos privilegios. Los curas doctrineros especialmente el estricto padre Montero,  no les permitía actos o ritos de mojaneria.
De nuestras indagaciones, tanto en documentos traslativos de propiedad sobre las tierras de la actual Carorita, inscritos en el Registro Subalterno de Valera; el mantenimiento impoluto de la Cima y de la posesión de tierras donde fue caudillo;  el reconocimiento municipal como uno de los linderos oficiales de nuestra parroquia,  y de la fuerza histórica de la tradición oral, se intuye que posiblemente el cacique Pitimay, jefe de los 4 rangos, habría negociado con el capitán Juan Álvarez Daboín, no así, el Cacique Bomboy, ni el indio Chegué, que se mantuvo rebelde en el páramo de las 7 Lagunas y entre los predios de los Xikokes y los Mucutís.  
Pitimay a pesar de que pudo haber negociado o haberse inclinado ante el poder del capitán Daboín y sus soldados, y aceptar que sus congéneres trabajaran como esclavos a los encomenderos en sus haciendas o pagar tributo con gran parte de sus cosechas, por esto, no perdió el respeto de su gente, quien lo mantuvo en alta estima y como su líder. Muchos de los Timotos y Kombokos que estaban indignados por la invasión de sus tierras, habrían compartido su criterio, al explicarles que era preferible sobrevivir esclavizado, que morir descuartizados por el sanguinario Daboín. Valía mas trabajar para ellos y seguir vivos, que estar reposando dentro de un mintoye en las Cuevas del Páramo.  

Al morir Pitimay, reconocedores de su alta dignidad y respetuosos como eran de sus caudillos, sus ayudantes buscaron en Tierra Colorada, la vasija más gorda de barro grueso, la que movilizaron con varias cabuyas;  seria el receptáculo (Mintoye) donde permanecería para siempre su jefe, su tabiskey.  Antes de exponerlo al escrutinio de su tribu, lo bañarían, le rociaron aguas olorosas de fragancias naturales, uno de sus familiares le cerró los ojos y permitirían que su pueblo, los sacerdotes, caciques, los nobles y principales fueran a ver su cuerpo por última vez en el lugar sagrado donde lo custodiaron. Luego, lo meterían con las rodillas encogidas y pegadas al pecho, en el mintoy eterno, el que llevarían hasta una de las cuevas del Páramo de las 7 Lagunas, donde corresponde a los de su jerarquía y de acuerdo a sus creencias,  se reuniría con sus iguales. Metieron también en la vasija,  como era costumbre, sus cosas personales, su pequeña capa tejida solo usada por los jefes, y ceñida a su cabeza el símbolo  jerárquico de las 4 plumas.

Se cree, que los conquistadores no le dieron mucha importancia a la posesión de tierras de Pitimay, por haber negociado la coexistencia pacífica con este cacique, a pesar que,  por ser una cima o alta montaña ya era de mucha significación por su carácter mágico y sagrado dentro de la cosmovisión  de los aborígenes.   

Amigos lectores, este es uno de los cinco caudillos y principales indígenas del siglo XVII (Primera Parte), que hemos encontrado en nuestra investigación para la reconstrucción de la Historia Local de La Puerta, que vengo desarrollando  y  publicaré en 5 Notas; la segunda parte, corresponde a los Cacique y Mandones de las Encomiendas (Siglo XVIII); de conocer o tener Ud., información y fuente documental sobre otros jefes aborígenes se le agradece compartirlo, para incorporarlo en este esfuerzo por el rescate de nuestra memoria histórica.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Francisco Moreno y su ajicero de alto rango.

Por Oswaldo Manrique. En nuestros pueblos andinos, hay personas que vemos a diario en las calles, mostrando sus productos y desarrollando ...