sábado, 8 de junio de 2019

Inauguración de la Capilla de San Benito de Palermo, en el Páramo de La Puerta.


Oswaldo Manrique R.


Como hemos afirmado en  algún artículo,  la diversidad de comunidades, en cuanto a costumbres, economía, vocabulario, clima, topografía, paisaje y actividades de vida o expresiones comunitarias y de socialización se da en nuestra parroquia. Una de esas variables o formas de vida, distante a la del área urbana de La Puerta,  es la del Páramo.  La situación de estar a una importante distancia  de la población urbana de La Puerta, subido el siglo XX,  por falta de carretera, caminos agrícolas, falta de escuelas incidió sobre las familias de este sector de la parroquia. A veces, la gente del páramo, seguía usando la vía indígena de la Cordillera, entre las  montañas de las 7 Lagunas para comercializar sus productos con Timotes o con los pueblos del lago de Maracaibo, y traer sal y pesado seco y otras mercaderías, carreteándolo con el cuerpo o con arreo de mulas. Para llegar al pueblo o zona urbana de La Puerta, a realizar diligencias o hacer compras, bajaban a pie o en bestias por los 3 caminos antiguos de los indígenas: la Cuesta de los Rondones, por La Maraquita y por Los Bicuyes. A veces, era más fácil y rápido irse a Timotes y Barinas por la Mucutí, que llegar a Valera o Trujillo. Asimismo, ocurría con los asuntos espirituales y religiosos, no contaban con una capilla u oratorio donde celebrar sus misas, siendo la gran mayoría gente católica, eran esporádicas las visitas de los párrocos.  

 A comienzos del año 82, la familia Villegas Rivas, y otras colaboradoras, se pusieron de acuerdo para darle solución a una de las necesidades más sentidas de la comunidad: levantar una Capilla católica. La señora Matilde Rivas, hermana de Concio Rivas, decide donar un terreno en La Popa,  aledaño a su casa, para que se construyera, y las familias Aldana, Villarreal, Rivas, Paredes, González, Briceño, Torres y otras se pusieron de acuerdo en aportar materiales y mano de obra, y en el mes de febrero de 1982 se inició la obra.




Vista panorámica de La Popa,  tomada desde la Mesa del Alizo. Gráfica del amigo Antonio Lino Rivero, incluida en su dossier fotográfico Recorriendo el Páramo de Los Torres (2013). 

La construcción.

          Su construcción sencilla,  tiene su propia belleza. Mide unos 4 mts de ancho por 8 mts de largo. Fue esfuerzo de la comunidad.  Hecha de tapias criollas por Justiniano Villarreal; el techo fue estructurado y hecho por Tulio Rivas y Rodrigo Aldana, quienes serraron, cargaron y llevaron madera de laurel amarillo de Quebrada Abajo, hasta la Popa, para la capilla en construcción. Tanto los frisos de paredes como los pisos los hizo Amadeo Villarreal.  El zinc, cabilla y cemento que se requirió lo donó Filadelfo Villegas. El señor Antonio Ramírez, cargó desde El Llanito la arena que se necesitó para los frisos. La construcción duró 6 meses. También ayudó en diligencias y gestiones de material el maestro de la escuelita de La Popa, Ramón Rivas.

 La construcción del altar le tocó a los dogmaticos albañiles del Páramo Amadeo Villarreal y Tulio Rivas y sus ayudantes. Lograron realizar en concreto, un mesón eucarístico de 1,50 mts por 60 centímetros de ancho, y con bases de 1,20 mts de altura. 
Tras la puerta de madera de laurel cotizo, que fue elaborada por Amadeo Villarreal,   la capilla está orientada por el Santo Cristo, y la advocación particular de esta rural  edificación es la de San Benito de Palermo. En su interior conserva un sencillo y hermoso altar  y en el centro se puede apreciar el camarín donde se encuentra la imagen de San Benito,  hecha por manos nacionales.  También hay las imágenes de la Virgen del Rosario y la Virgen del Carmen.  En la parte externa, a unos pocos pasos  se encuentra levantada la Santa Cruz, indicativa del lugar católico.  Por su valor religioso y esfuerzo de esta comunidad debería ser registrada en el catalogo de los monumentos patrimoniales y culturales de la Parroquia La Puerta.


Imagen de San Benito de Palermo. Cronográfica colaboración de Tulio Rivas.

Para calibrar las dificultades, en las que se construyó este oratorio comunal, basta señalar que no existía para aquel tiempo carretera, y todos los materiales se tuvieron que llevar hasta La Popa, por medio de bestias o a pie por la misma gente. Este páramo está ubicado a unos 12 Km de distancia del área urbana de la parroquia. Tiene un pico del mismo nombre, hacia el extremo norte, su altura es de 3.536 m.s.n.m,  es considerado uno de los más altos de Venezuela, y queda a unas 3 horas de camino a pie  de la población urbana de La Puerta. Hoy existe carretera.

En ella se vienen cumpliendo y celebrando  actividades litúrgicas en  las oportunidades que suben los sacerdotes o en festividades especificas de la comunidad. En este espacio, también se realizaban las reuniones más importantes de la comunidad hasta que se construyó la nueva escuela.

La inauguración.

Uno de los días memorables para los habitantes del Páramo de La Puerta, hoy denominado Los Torres, fue el domingo 22 de agosto de 1982. En esta fecha fue inaugurada la capilla de esta alta montaña, en la que se dieron cita miembros de las familias Villegas, Rivas, Paredes, La Cruz, Albarrán, Villarreal, Torres y otras.  El que la iba a inaugurar era el padre Sergio Tesio, párroco de La Puerta, quien venía desarrollando una labor pastoral encomiable y promoviendo con varias familias católicas de esta comunidad la construcción de este oratorio. 

 El padre Sergio salió como a las 9 de la mañana del pueblo, iba acompañado de varias personas. El ascenso a pie hasta la Popa, que se hace normalmente en 3 horas, el padre lo ejecutaba en 2 horas, estaba acostumbrado a caminar. En caballo o bestia se tarda hora y media. Al llegar, la revisó, vio que todo estaba como se requería y la inauguró diciendo algunas palabras. Las familias de La Popa, La Aguada, San Rafaelito, El Valle, El Arbolito, Loma Larga, La Lomita, El Otro Lado,  La Mesa del Alizo y El Llanito, así como las que están ubicadas en Chegué y las 7 Lagunas,  ya contaban con un recinto para sus rezos, y de esta manera, se integraron en su actividad religiosa.   La misa la dio a las 11 de la mañana.  



 
En la grafica histórica de Antonio Lino Rivero, incluida en su dossier fotográfico Recorriendo el Paramo de Los Torres (2013), se observan en el acto de inauguración de la capilla, de izquierda a derecha: Blas Albarrán (de sombrero oscuro); al lado un vecino; la señora Villareal; el de sombrero es Amadeo Villarreal; el de flux y sombrero es Filadelfo Villegas;  a su lado, su madre Doña Rosa Matilde Rivas; al lado un invitado de Valera; el padre Sergio Tesio, párroco de La Puerta; a su lado, Silvia Villarreal cargando un niño;  el de chaqueta roja, Irenio Villarreal. Al fondo, se observa la entrada de la Capilla adornada con guirnaldas y flores naturales del lugar.  

Ese  domingo 22 de agosto de 1982, quedó  inaugurada  la Capilla de La Popa, que era otro de los espacios que venían siendo requeridos por la comunidad, para sus necesidades espirituales y religiosas. La Popa era una posesión agrícola montañosa, propiedad de la familia de la señora Matilde Villegas, honorable matrona de este páramo, quien donó el terreno para esa capilla.   

Los cantos.

Como toda celebración importante, luego de la misa, hubo cantos serranos de la época, allí se lucieron Sinforoso Briceño, Teodoro Torres y Felix Rivera Ruz, acompañándose de cuatro, para cantar sus décimas, pajarillos, los room-diamantes y los tonos, que solo se escuchan en los páramos. Alrededor de ellos, escuchaban atentos, Omaira Ramírez, Chuy Santiago, Antonio y Rosario Rivas, Luis Alfonso Ramírez, con Marcial González el “Pinto Abel” y todos los habitantes del Páramo.

La comida y el brindis.

Después de la misa oficiada por el padre Sergio Tesio, y demás servicios religiosos programados, doña Matilde y su hijo Filadelfo Villegas, invitó al cura párroco,   a comer y también llamó a los agricultores asistentes a compartir la novilla asada donada por esta familia, hubo las arepas de harina de tía Matilde,  con lo que hubo festín del bueno ese día.

         Recuerdan algunos de los participantes en aquella celebración  católica, que además de la opípara comelona, hubo mucho aguardiente, algunos bebían con tragos largos y otros de cuello corto. El padre los veía, no en señal de aprehensión, les hacia sonrisas. No les dijo nada ni reclamó la bebezón.  

 El regreso del padre Sergio a La Puerta.

Luego de degustar su pedazo de carne asada, el padre Sergio, siendo las 3 de la tarde, dio sus bendiciones a los presentes. Bajó con sus compañeros de viaje; cuando va por el sector La Horqueta, uno de los organizadores, lo sigue y lo para, y le preguntaron Padre ¿quiere echarse un palito de brandy? El padre le dijo que si, y se echó un solo palo. Se volvió a despedir y bajó.

Anécdota. 

Como los jóvenes presentes estaban muy alegres y se les habían subido las cucharadas, inventaron seguir bebiendo e ir a festejar y bailar. Se fueron al Xicoque, a poca distancia de La Popa y montaron la continuación de la fiesta, hasta el amanecer.

Colofón.

A pocas semanas de cumplirse  37 años de aquel evento religioso tan importante para esta comunidad serrana, nos debe llevar a la reflexión la propuesta que, se reconozca y constituya esta Capilla  de  San Benito de Palermo, ubicada en pleno Páramo de de La Puerta (hoy Los Torres), en  el sector  La Popa,  construida  por la misma comunidad del Páramo de La Puerta (hoy Los Torres)  e inaugurada el 22 de agosto de 1982, como  una de las edificaciones y patrimonio material religioso católico de nuestra región  trujillana.  

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