Oswaldo Manrique R.
Como hemos afirmado en algún artículo, la diversidad de comunidades, en cuanto a
costumbres, economía, vocabulario, clima, topografía, paisaje y actividades de
vida o expresiones comunitarias y de socialización se da en nuestra parroquia.
Una de esas variables o formas de vida, distante a la del área urbana de La
Puerta, es la del Páramo. La situación de estar a una importante
distancia de la población urbana de La
Puerta, subido el siglo XX, por falta de
carretera, caminos agrícolas, falta de escuelas incidió sobre las familias de
este sector de la parroquia. A veces, la gente del páramo, seguía usando la vía
indígena de la Cordillera, entre las
montañas de las 7 Lagunas para comercializar sus productos con Timotes o
con los pueblos del lago de Maracaibo, y traer sal y pesado seco y otras
mercaderías, carreteándolo con el cuerpo o con arreo de mulas. Para llegar al
pueblo o zona urbana de La Puerta, a realizar diligencias o hacer compras,
bajaban a pie o en bestias por los 3 caminos antiguos de los indígenas: la
Cuesta de los Rondones, por La Maraquita y por Los Bicuyes. A veces, era más
fácil y rápido irse a Timotes y Barinas por la Mucutí, que llegar a Valera o
Trujillo. Asimismo, ocurría con los asuntos espirituales y religiosos, no
contaban con una capilla u oratorio donde celebrar sus misas, siendo la gran
mayoría gente católica, eran esporádicas las visitas de los párrocos.
A comienzos del año 82, la familia Villegas
Rivas, y otras colaboradoras, se pusieron de acuerdo para darle solución a una de
las necesidades más sentidas de la comunidad: levantar una Capilla católica. La señora Matilde
Rivas, hermana de Concio Rivas, decide donar un terreno en La Popa, aledaño a su casa, para que se construyera, y
las familias Aldana, Villarreal, Rivas, Paredes, González, Briceño, Torres y otras se
pusieron de acuerdo en aportar materiales y mano de obra, y en el mes de
febrero de 1982 se inició la obra.
Vista panorámica de La Popa, tomada desde la Mesa del Alizo. Gráfica del amigo Antonio Lino Rivero, incluida en su dossier fotográfico Recorriendo el Páramo de Los Torres (2013).
La construcción.
Su construcción
sencilla, tiene su propia belleza. Mide
unos 4 mts de ancho por 8 mts de largo. Fue esfuerzo de la comunidad. Hecha de tapias criollas por Justiniano
Villarreal; el techo fue estructurado y hecho por Tulio Rivas y Rodrigo Aldana,
quienes serraron, cargaron y llevaron madera de laurel amarillo de Quebrada
Abajo, hasta la Popa, para la capilla en construcción. Tanto los frisos de
paredes como los pisos los hizo Amadeo Villarreal. El zinc, cabilla y cemento que se requirió lo
donó Filadelfo Villegas. El señor Antonio Ramírez, cargó desde El Llanito la
arena que se necesitó para los frisos. La construcción duró 6 meses. También ayudó
en diligencias y gestiones de material el maestro de la escuelita de La Popa, Ramón
Rivas.
La construcción del altar le tocó a los dogmaticos albañiles
del Páramo Amadeo Villarreal y Tulio Rivas y sus ayudantes. Lograron realizar
en concreto, un mesón eucarístico de 1,50 mts por 60 centímetros de ancho, y
con bases de 1,20 mts de altura.
Tras la puerta de madera
de laurel cotizo, que fue elaborada por Amadeo Villarreal, la capilla está orientada por el Santo Cristo, y la
advocación particular de esta rural
edificación es la de San Benito de Palermo. En
su interior conserva un sencillo y hermoso altar y en el centro se puede apreciar el camarín
donde se encuentra la imagen de San Benito, hecha por manos nacionales. También hay las imágenes de la Virgen del
Rosario y la Virgen del Carmen. En la parte externa, a unos pocos pasos se encuentra levantada la Santa Cruz,
indicativa del lugar católico. Por su
valor religioso y esfuerzo de esta comunidad debería ser registrada en el
catalogo de los monumentos patrimoniales y culturales de la Parroquia La
Puerta.
Imagen de San Benito de Palermo. Cronográfica colaboración de Tulio Rivas.
Para calibrar las dificultades, en
las que se construyó este oratorio comunal, basta señalar que no existía para
aquel tiempo carretera, y todos los materiales se tuvieron que llevar hasta La
Popa, por medio de bestias o a pie por la misma gente. Este páramo está ubicado
a unos 12 Km de distancia del área urbana de la parroquia. Tiene un pico
del mismo nombre, hacia el extremo norte, su altura
es de 3.536 m.s.n.m, es considerado uno
de los más altos de Venezuela, y queda a unas 3 horas de camino a
pie de la población urbana de La Puerta.
Hoy existe carretera.
En ella se vienen cumpliendo y
celebrando actividades litúrgicas en las oportunidades que suben los sacerdotes o
en festividades especificas de la comunidad. En este espacio, también se
realizaban las reuniones más importantes de la comunidad hasta que se construyó
la nueva escuela.
La
inauguración.
Uno de los días memorables para los
habitantes del Páramo de La Puerta, hoy denominado Los Torres, fue el domingo
22 de agosto de 1982. En esta fecha fue inaugurada la capilla de esta alta
montaña, en la que se dieron cita miembros de las familias Villegas, Rivas,
Paredes, La Cruz, Albarrán, Villarreal, Torres y otras. El que la iba a inaugurar era el padre
Sergio Tesio, párroco de La Puerta, quien venía desarrollando una labor pastoral
encomiable y promoviendo con varias familias católicas de esta comunidad la
construcción de este oratorio.
El padre Sergio
salió como a las 9 de la mañana del pueblo, iba acompañado de varias personas.
El ascenso a pie hasta la Popa, que se hace normalmente en 3 horas, el padre lo
ejecutaba en 2 horas, estaba acostumbrado a caminar. En caballo o bestia se
tarda hora y media. Al llegar, la revisó, vio que todo estaba como se requería
y la inauguró diciendo algunas palabras.
Las familias de La Popa, La Aguada, San Rafaelito,
El Valle, El Arbolito, Loma Larga, La Lomita, El Otro Lado, La Mesa del Alizo y El Llanito, así como las
que están ubicadas en Chegué y las 7 Lagunas,
ya contaban con un recinto para sus rezos, y de esta manera, se
integraron en su actividad religiosa. La misa la dio a las
11 de la mañana.
En
la grafica histórica de Antonio Lino Rivero, incluida en su dossier fotográfico
Recorriendo el Paramo de Los Torres
(2013), se observan en el acto de inauguración de la capilla, de izquierda
a derecha: Blas Albarrán (de sombrero oscuro); al lado un vecino; la señora
Villareal; el de sombrero es Amadeo Villarreal; el de flux y sombrero es
Filadelfo Villegas; a su lado, su madre
Doña Rosa Matilde Rivas; al lado un invitado de Valera; el padre Sergio Tesio,
párroco de La Puerta; a su lado, Silvia Villarreal cargando un niño; el de chaqueta roja, Irenio Villarreal. Al
fondo, se observa la entrada de la Capilla adornada con guirnaldas y flores
naturales del lugar.
Ese
domingo 22 de agosto de 1982, quedó
inaugurada la Capilla de La Popa,
que era otro de los espacios que venían siendo requeridos por la comunidad,
para sus necesidades espirituales y religiosas. La Popa era una posesión
agrícola montañosa, propiedad de la familia de la señora Matilde Villegas,
honorable matrona de este páramo, quien donó el terreno para esa capilla.
Los cantos.
Como toda celebración
importante, luego de la misa, hubo cantos serranos de la época, allí se
lucieron Sinforoso Briceño, Teodoro Torres y Felix Rivera Ruz, acompañándose de
cuatro, para cantar sus décimas, pajarillos, los room-diamantes y los tonos,
que solo se escuchan en los páramos. Alrededor de ellos, escuchaban atentos,
Omaira Ramírez, Chuy Santiago, Antonio y Rosario Rivas, Luis Alfonso Ramírez,
con Marcial González el “Pinto Abel” y todos los habitantes del Páramo.
La comida y
el brindis.
Después de la misa oficiada por el
padre Sergio Tesio, y demás servicios religiosos programados, doña Matilde y su
hijo Filadelfo Villegas, invitó al cura párroco, a comer y también llamó a los agricultores
asistentes a compartir la novilla asada donada por esta familia, hubo las
arepas de harina de tía Matilde, con lo
que hubo festín del bueno ese día.
Recuerdan algunos de los participantes en aquella
celebración católica, que además de la opípara
comelona, hubo mucho aguardiente, algunos bebían con tragos largos y otros de
cuello corto. El padre los veía, no en señal de aprehensión, les hacia sonrisas.
No les dijo nada ni reclamó la bebezón.
El regreso del padre Sergio a La Puerta.
Luego de degustar su pedazo de carne
asada, el padre Sergio, siendo las 3 de la tarde, dio sus bendiciones a los presentes.
Bajó con sus compañeros de viaje; cuando va por el sector La Horqueta, uno de
los organizadores, lo sigue y lo para, y le preguntaron Padre ¿quiere echarse
un palito de brandy? El padre le dijo que si, y se echó un solo palo. Se volvió
a despedir y bajó.
Anécdota.
Como los jóvenes presentes estaban
muy alegres y se les habían subido las cucharadas, inventaron seguir bebiendo e
ir a festejar y bailar. Se fueron al Xicoque, a poca distancia de La Popa y
montaron la continuación de la fiesta, hasta el amanecer.
Colofón.
A pocas semanas de
cumplirse 37 años de aquel evento
religioso tan importante para esta comunidad serrana, nos debe llevar a la
reflexión la propuesta que, se reconozca y constituya esta Capilla de San
Benito de Palermo, ubicada en pleno Páramo de de La Puerta (hoy Los Torres),
en el sector La Popa, construida por la misma comunidad del Páramo de La Puerta
(hoy Los Torres) e inaugurada el 22 de
agosto de 1982, como una de las
edificaciones y patrimonio material religioso católico de nuestra región trujillana.
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