miércoles, 5 de junio de 2019

La Guataca de Doña Aura, Alfonso el Faraón y Alí Primera en La Puerta








Oswaldo Manrique R.


 En los años 70 del pasado siglo, llegó a la Parroquia una señora oriunda de Cabimas, Estado Zulia, que buscaba un clima más fresco, para alentar su salud.  Su nombre: Aura Navas. En ese tiempo había disconformidad en la comunidad y en los estudiantes por la amenaza de cierre de la Escuela de Peritos, que le dio nuevos bríos económicos a las familias del pueblo. Doña Aura, se ubicó precisamente en la casa donde había una residencia estudiantil, en la avenida Bolívar, entre calles 8 y 9, donde estuvo hasta hace pocos años, el supermercado de los chinos.
La Escuela de Peritos, cuya matrícula estudiantil constituida en un 80 % de jóvenes del oriente, centro , Zulia y otras partes del país, ayudó a difundir y promocionar este lugar como de bello paisaje, buen clima y trato amable de su gente, por lo que con el correr del tiempo las posadas familiares y restaurantes se hicieron una necesidad. Doña Aura montó su posada y asimismo, un restaurant de comida casera criolla, porque tenía buena sazón, la recuerdan por sus hervidos de pescado, de costilla, la sopa de arvejas y la diversidad de platos marabinos, que convirtió el local en uno de los comederos más concurridos por los visitantes.
La atenta cabimera, trabajadora incansable, gozaba de una cualidad que se convirtió en un aliviadero para ella y para sus contertulios: su canto. Quienes oyeron  un vals, balada, copla o estribillo popular en su voz tan particular, dicen que provenía de un ángel, por  acoplada, educada, linda,  en fin,  que gozaba de  una voz privilegiada.  Comentan que ponía a sentir y a tararear al más frío de los presentes, cuando interpretaba la famosa melodía de la negra argentina, la inmortal Mercedes Sosa, “Gracias a la Vida”; de esa estatura era la mujer.
Su restaurant, se fue convirtiendo en poco tiempo, en el lugar alegre, amistoso y de cordialidad donde todos quieren estar. Melodías latinoamericanas, criollas, valses eran las de su favorecida voz.  Su esposo Gumersindo Nava, era técnico dental, en el sector Ambrosio, en una populosa y caliente esquina en Cabimas; se venía los fines de semana y no se aparecía solo, lo acompañaban zulianos que buscaban descansar, pasear y entregarse a las parrandas musicales que se formaban donde Doña Aura en La Puerta, también, traía cantantes y músicos. ¡Pura Guataca!.
En una oportunidad, se hospedo en la posada la “Pequeña Mavare”, agrupación musical del Estado Lara, de muchos quilates artísticos, y Doña Aura, una de esas noches canto con ese grupo ¡Pura Guataca!. En las fiestas de enero o en otras festividad especial, colaboraba con la Parroquia y se montaba en la tarima que ponían al lado de la iglesia, y cantaba varios valses criollos de los que tanto les gustaba, y entre su trabajo y el canto, disfrutaba de su vida y hacia y confortaba la de los demás. Servicial, activa, solidaria, nunca dejó entrever la mínima muestra de afectación de su salud, siempre alegre y jovial.
Orquesta icono del estado Lara y orgullo de Venezuela. Indudablemente que es como para  sentir envidia, de cómo se escucharía Endrina o Conticinio, en la voz de Doña Aura,  acompañada por tan elevados ejecutantes.  Algunas señoras dicen que Conticinio era el vals preferido por excelencia  en los  bailes de 15 años de las muchachas, las larenses, que Endrina. Una noche autentica exultante  de bambucos y valses criollos que inflama el corazón y hace delirar el ánimo.
  Se ha dicho, por gente que sabe de ello, que  la música seria una especie de revelación sonora del arte, la belleza y de la estética misma alrededor de las personas; de esas que la viven y que la aman  con una devoción intensa, son sus sonidos e instrumentos la propia deidad, a la que se rinden los hombres que la aman divinamente, en los distintos colores desde lo popular a lo clásico; para otros, es la filigrana del talento, lo ideológico y de lo espiritual. Entre esos devotos de la música, hemos de mostrar tres, que en una noche desbordaron sus devociones musicales en nuestra comarca.
Un buen día, llegó a su posada, un barbudo, con pinta de universitario, en bluejeans, con su guitarra al hombro, acompañado de varios vecinos, entre ellos Alfonso Sulbarán. Mucha alegría, mucha conversación y se lo presentaron a doña Aura, la dueña del lugar, se le identificó como Alí Primera. Servicial y  con su habitual franqueza conversó con él y los atendió personalmente. Doña Aura, con buena voz y conocedora del medio musical zuliano, había participado de la popularidad de Alí, que crecía inusitadamente no solo en la juventud estudiantil, sino en el pueblo en general, convirtiéndose en un símbolo de la música nacionalista y  del pueblo rebelde, que no se escuchaba en las radios ni en la televisión. 




Alí en los años 70, cantando en los predios de  la UCV. Gráfica tomada de: 
Conelmazodando.com.



Ely Rafael Primera Rossell, (Alí Primera), el falconiano de amplio horizonte, el del canto a la esperanza, el Nuestroamericano de la  revolución profunda, se preparó en el local de Aura Nava, para una noche a cancionero abierto y en efecto, como viejo enamorado de su tierra, defensor de su paisaje, y sus anfitriones, dieron rienda a su canto reivindicativo,  reacción a la opresión política y a las injusticias sociales.
 Seria aquella ocasión, en La Puerta, el momento apreciado por aquellos músicos, para escucharse y acompañarse musicalmente. Techos de cartón, yo no sé filosofar, no basta rezar y tantas otras del repertorio del cantor militante  de la vida, en los términos del poeta Mario Benedetti. Ya la banda Guaco y Gustavo Aguado, habían grabado y convertido en éxitos   “Perdóneme Tío Juan” y “Hay que aligerar la carga” en el año 1972, las composiciones de Alí, que fueron bastante  difundidas en las emisoras de radio zulianas.
Nuestro amigo Alfonso Sulbarán (El Faraón), con quien tuve oportunidad de conversar mucho de sus éxitos y actuaciones musicales, no se quedó atrás, interpretó varias de las melodías que se escucharon esa noche, y en otras sirvió de telonero y tocaba su inseparable cuatro, el del estuche negro que nunca le faltaba, así es ese ambiente.
Lo que se debe registrar para la historia local, es que, aquella noche de causal encuentro para los protagonistas, se prendió la alegría y se desbordaron los cantos de estos tres bardos en la Puerta, Alí Primera, Alfonso Sulbarán y Doña Aura Nava, cuando montaron su guataca.  Aura Nava, era una mujer morena, desbordaba simpatía, pelo lacio, algo robusta, se notaban sus facciones goajiras, con hermosos ojos negros y nariz perfilada. Su único hijo, José Gregorio, estudio en el Colegio Nuestra Señora de la Paz, donde se graduó de bachiller; se fue a cursar Derecho en la Universidad del Zulia (LUZ), donde egresó en los 80, como abogado. Un día, Doña Aura, se mudó de La Puerta, porque enfermó. Murió en Maracaibo en 1987 (QEPD).




Alí Primera, el cantor del pueblo rebelde venezolano. Gráfica tomada de google. 


Letra de Perdóneme Tío Juan

Compositor:   Ely Rafael Primera Rossell.

Perdóneme Tío Juan
pero se ve que no sabe nada
las cosas que yo le digo
se sienten en carne propia
que en tierra venezolana
el imperialismo yankee
hace lo que le dá la gana
Es que usted no se ha paseado
por un campo petrolero
usted no ve que se llevan
lo que es de nuestra tierra
y sólo nos van dejando
miseria y sudor de obrero
y sólo nos van dejando
miseria y sudor de obrero
Los niñitos macilentos
que habitan allá en los cerros
más que vivir agonizan
entretejiendo sus sueños
más que vivir agonizan
entretejiendo sus sueños
Contésteme Tío Juan
no se me quede callado
conteste si no hay razón
en que sigamos luchando
por echar de nuestra Patria
al yankee que nos la quita
y al lacayo que lo tapa
Es que usted no se ha fijao
lo que pasa con el hierro
nos pagan la tonelada
por menos de tres centavos
¡vamos a pelear carajo!
o nos quedamos sin cerro
¡vamos a pelear carajo!
o nos quedamos sin cerro
No te dejes engañar
cuando te hablen de progreso
porque tú te quedas flaco
y ellos aumentan de peso
porque tú te quedas flaco
y ellos aumentan de peso
Contésteme Tío Juan
no se me quede callado
conteste si no hay razón
en que sigamos luchando
por echar de nuestra Patria
al yankee que nos la quita
y al lacayo que lo tapa
Es que usted no se ha paseado
por un campo petrolero
usted no ve que se llevan
lo que es de nuestra tierra
y sólo nos van dejando
miseria y sudor de obrero
y sólo nos van dejando
miseria y sudor de obrero
Los niñitos macilentos
que habitan allá en los cerros
más que vivir agonizan
entretejiendo sus sueños
más que vivir agonizan
entretejiendo sus sueños
 Perdóneme Tío Juan
pero se ve que no sabe nada
las cosas que yo le digo
se sienten en carne propia
que en tierra venezolana
el imperialismo yankee
hace lo que le dá la gana
Es que usted no se ha paseado
por un campo petrolero
usted no ve que se llevan
lo que es de nuestra tierra
y sólo nos van dejando
miseria y sudor de obrero
y sólo nos van dejando
miseria y sudor de obrero
Los niñitos macilentos
que habitan allá en los cerros
más que vivir agonizan
entretejiendo sus sueños
más que vivir agonizan
entretejiendo sus sueños
Contésteme Tío Juan
no se me quede callado
conteste si no hay razón
en que sigamos luchando
por echar de nuestra Patria
al yankee que nos la quita
y al lacayo que lo tapa
Es que usted no se ha fijao
lo que pasa con el hierro
nos pagan la tonelada
por menos de tres centavos
¡vamos a pelear carajo!
o nos quedamos sin cerro
¡vamos a pelear carajo!
o nos quedamos sin cerro
No te dejes engañar
cuando te hablen de progreso
porque tú te quedas flaco
y ellos aumentan de peso
porque tú te quedas flaco
y ellos aumentan de peso
Contésteme Tío Juan
no se me quede callado
conteste si no hay razón
en que sigamos luchando
por echar de nuestra Patria
al yankee que nos la quita
y al lacayo que lo tapa
Es que usted no se ha paseado
por un campo petrolero
usted no ve que se llevan
lo que es de nuestra tierra
y sólo nos van dejando
miseria y sudor de obrero
y sólo nos van dejando
miseria y sudor de obrero
Los niñitos macilentos
que habitan allá en los cerros
más que vivir agonizan
entretejiendo sus sueños
más que vivir agonizan
entretejiendo sus sueños



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