jueves, 30 de mayo de 2019

Orígenes y primeros pobladores de La Puerta.


Orígenes y primeros pobladores de La Puerta. Nota N° 3.




                                                                                  Oswaldo Manrique R.


Los  lectores interesados  sobre los orígenes  de nuestro pueblo, querrán saber ¿De dónde provenían los primeros pobladores indígenas  del denominado  Pueblo Cabecera de Doctrina San Pablo Apóstol del Bomboy, hoy  La Puerta?, veamos: 
En 1608, ocurre uno de los  hechos organizativos  fundamentales para los pueblos andinos, cuando el Obispo Fray Antonio de Alcega, estableció las primeras encomiendas, como elemento generador del comienzo y orden de aquellas aldeas indigenas, dentro de los cánones previstos por el Reino de España y la autoridad de la  iglesia católica. En esa organización estratégica político-evangelizadora, incluyó la 7ma. Doctrina en la que ordena los denominados valles de los indios Timotes, y configuró la más extensa con más de 400 aborígenes: la encomienda de Bombay (por cierto, algún comentarista escribió que este prelado era sordo, porque habría escuchado Bombay por Bomboy, que es el nombre autóctono indígena). El valle del Bomboy, como lo ha referido el Dr. Amílcar Fonseca, en su obra Orígenes Trujillanos, es uno solo, desde el Portachuelo de Malpica, hasta lindes con la Meseta de Valera; este sería el comienzo de la historia de La Puerta, como pueblo colonial. 
   El amigo, historiador y colega  Arturo Cardozo (QEPD), en una sensata explicación acerca de los pueblos y comunidades  originarios, afirmó que  Por sus características somáticas, por la raíz de sus vocablos y por sus tradiciones, se les considera descendientes de los MUISCAS…”; se refiere a los Timotes o Timotíes que poblaron el páramo y el Valle del Bomboy, que constituyen parte de las raíces de lo que hoy es la población de La Puerta.

En varios estudios sobre las sociedades primarias de los andes venezolanos, encontramos que fue Agustín Codazzi, quien en 1.841, en su Resumen de la Geografía de Venezuela, indicó una relación entre los pobladores indígenas de Trujillo con las sociedades de los Muiscas, especialmente por encontrar “…evidencias de identidades dialectales y fenotípicas…”; asimismo, coincide en este criterio, el ilustre etno-historiador, geógrafo y antropólogo venezolano Miguel Acosta Saignes  en sus investigaciones sobre de las sociedades indígenas de los andes venezolanos
Pero  fue el etnólogo e historiador Adolfo Ernst quien en 1.891, en su Etnografía Andina  vinculó a los pueblos primigenios de los Andes venezolanos con los Chibchas, resaltando las afinidades en cuanto a lengua, costumbres culturales y la cerámica. Años más tarde,   Julio Cesar Salas en 1908,  elaboró una clasificación de conjunto, sobre grupos indígenas merideños, variadas tribus independientes, que se diferenciaban de los Timotes y de los Cuicas, en los límites de Mérida y Trujillo, demostrando la existencia de una lengua madre común: la MUCU, y los incluyó en la comunidad MUSCU; esas investigaciones nos revelan, que los primeros habitantes del valle del Bomboy, formaban parte de la región geohistórica Timotíes, sociedad autóctona y primitiva que se desarrolló durante  el periodo prehispánico,  alcanzando a conformar un extenso y complejo señorío primitivo   dominio Chibcha-Muscus que abarca territorialmente desde Tunja (Colombia), extendido por las tierras de Táchira y Mérida,   hasta la zona alta trujillana, de La Culata. Siendo sus características físicas: piel cobriza, rostro ovalado, piernas arqueadas, cabellos áspero, duro y negro, escasos de barba.




                                                
         Ahora bien, se abre la obligada  interrogante   de ¿cómo vivían o cómo estaban organizados socialmente estos primeros pobladores del Bomboy?   Ustedes se preguntaran ¿sería cierto que andaban desnudos, como Dios y sus madres los trajeron al mundo? Mucha gente ha dicho y escrito, quizás despreciativamente que los indígenas no comían sino caraota, maíz y yuca;  Que vivían en el suelo, a la intemperie; y además que  no sabían hablar ni comunicarse; de ahí, la especie de que eran salvajes, brutos e incivilizados. La verdad es que algunos de estos comentarios dan muestra del desconocimiento de nuestra historia, o de querer negarse a saber nuestras raíces y orígenes. Veamos algunos aspectos de este asunto.
Para el momento en que Cristóbal Colon, pisa Tierra de Gracia, en 1498, ya la sociedad Timotíes y su señorío, incluyendo el grupo de nativos del valle del Bomboy (hoy La Puerta),  habían alcanzado  un importante estadio  de desarrollo sociopolítico y cultural, estableciendo su particular y primitivo proceso de trabajo, relaciones sociales de producción, que formaron la base de la sociedad y de la economía, que sirvió para construir la formación colonial. Era este valle, en su época prehispánica, un espacio básicamente agrícola y de cría de algunas especies de animales; como comunidad indígena Timotes, usaban sus propias técnicas de siembra y riego de sus cultivos, con el criterio de una economía colectiva, no mercantilista. A la llegada del conquistador europeo, se establece la economía esclavista de plantación, convirtiendo el valle en un territorio de encomiendas que surtían mano esclava para el conjunto de haciendas de caña dulce, algodón, trigo y otros rubros, con su industria derivada, instalando trapiches, molinos y talleres textiles.  


Sobre la organización social que tenían, escribió  el historiador trujillano Arturo Cardozo, que: “…Los aborígenes se hallaban diseminados en parentelas a todo lo largo del espinazo de montañas…muy cerca de sus viviendas aparecen los cultivos. Tallados en las faldas de los cerros y ascendiendo como gigantes escaleras, lucían los andenes o terrazas…”  Este Páramo y el valle, forman parte de la Sierra de La Culata, también denominada Serranía Andina, haciendo alusión a los andenes utilizados para el cultivo por los aborígenes. La nación Timotes, que se mueve, migra y refluja con cierta itinerancia  por la cordillera andina,  producía comestibles para su familia y grupo, pero también algún excedente para intercambiar por otros alimentos como la sal, plátano, pescado seco, carne seca, cosas y aparejos que conseguía de los pueblos pescadores Caribes de la zona sur del lago de Maracaibo. Así, gradualmente, impulsando una  particular agricultura colectivizada,  se establecieron en este lugar.






Fotografía de la caratula del libro del Dr. Arturo Cardozo, Sobre el cauce de un pueblo, edición del Fondo Editorial Arturo Cardozo, Gobernación de Trujillo, 2006.   



Cardozo nos revela de complemento, algo más interesante, que  “…La parentela adquiría  suma importancia entre los Timotes, ya que estaba constituida por la asociación de parientes de la madre en línea directa y colateral; una especie de liga matriarcal que  protegía a sus miembros no solo frente a las fuerzas de la naturaleza y de las colectividades enemigas, sino que además integraba un sistema económico mediante el cual se procuraba la alimentación, la viviendas, y se satisfacían otras necesidades sociales…almacenaba los alimentos, sembraba y cosechaba…”;  lo que nos induce a pensar que nuestros aborígenes, actuaban orgánica e interdependientemente  privilegiando el parentesco matriarcal y la propiedad comunitaria de los medios de producción, es un régimen socio económico de  comunidad primitiva, caracterizado por un limitado nivel de desarrollo de las fuerzas productivas.
Nos aclaró también  nuestro historiador trujillano que, “Desde remotos e imprecisos siglos los Timotos- venían creando en aquellas elevaciones su mundo y su ambiente. Los poblados indígenas estaban integrados por conjuntos de ranchos, distribuidos irregularmente...”; como el que se asentó a ambos lados del rio Bomboy.
Amigos  lectores, seguro que el año que viene celebraran los 400 años de una supuesta fundación en 1620,  no la abundantemente demostrada  invasión europea al pueblo indígena  de La Puerta; sin embargo,  espero que este articulo sirva de reflexión   y   como punto de conversación franca y fructífera,  sin olvidar que la historia tiene su valor y la fuerza permanente de futuro. Si queremos encontrar caminos y explicaciones, busquémoslas en la historia. Los grandes pueblos hacen de su historia el motivo de su avance y desarrollo. Y nosotros, aunque silenciada, tenemos una, convirtámosla en nuestra fortaleza. Como siempre,  será hasta la próxima Crónica de La Puerta y su historia.

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