viernes, 11 de octubre de 2019

Brujería o Mojanería. Un caso de Brujería, Sincretismo religioso o Mojanería Moderna, en el deslave de Mendoza Fría, año 2010.




Oswaldo Manrique R.
El hecho al que me voy a referir, es a propósito que este 12 de octubre, al igual que los años anteriores,  corresponde  a la efemérides  indigenista, antes celebrada  como el “Día de la Raza”, desde hace unos pocos tiempo, para conmemorar el denominado  “Día de la Resistencia Indígena”,  como forma inacabada de enaltecer la perseverancia de los pueblos y comunidades indígenas en la lucha por sus derechos y su dignidad.
         Hace poco tiempo, conversaba con una Trabajadora Social amiga y vecina, sobre la elaboración artística de los famosos Muñecos o Chorotes o ídolos de barro con figura humana (Antropomorfos), de la técnica y la belleza con que los elaboraban. Ella, oriunda de lugar cercano a Tierra de Loza o Tierra Colorada como le dicen sus habitantes, me hizo referencia al hecho que ocurrió en el 2010, cuando el dramático deslave en el Cerro La Guaira (no el del Estado Vargas), de la vecina parroquia Mendoza Fría, a causa de una vaguada que se registró el jueves 7 de octubre de ese año, como parte de las fuertes lluvias que se desataron.
Pude observar varias veces, cuando me tocó bajar a Valera, en esos dramáticos días, que mientras seguía lloviendo, el cerro seguía cediendo y desmoronándose, las casas o ranchos allí construidos se derrumbaron y los enseres, muebles y pertenencias de sus habitantes fueron deslizándose con el agua y el barro que bajaba hasta la carretera. La gente damnificada veía desesperanzada pasar sus bienes materiales destruidos, inservibles, y junto al lodazal, los Muñecos con figura humana, de barro duro, como si se deslizaran rígidamente por un tobogán. Ese era el cuadro en aquel sitio de desastre.
A la licenciada Espinoza, que es el apellido de mi amiga y vecina, le tocó ayudar a esa comunidad damnificada, y me relató un hecho interesante. Los damnificados veían pasar estas figuras antropomorfas, con cara de asombrados y estupefactos, ella también. Me narró cómo una vecina de Mendoza, en ese momento, al verlos, dijo en alta voz, Miren, ahí van los Muñecos de la brujería. Por eso se les cayó el cerro. Eso es castigo de Dios”.  Los afectados, con barro hasta la cintura,  seguían estupefactos  -según dijo  mi amiga-; fueron trasladados al velódromo Vicente Laguna, a la Escuela Padre Rosario (la Vieja) y a otros refugios habilitados por Defensa Civil.    
La señora al expresar lo de los Muñecos de barro, puso al descubierto una realidad, que pudiera abordarse en tres vertientes, la primera es que, estas familias o alguna de ellas, son practicantes de la llamada “Brujería”, de actos supersticiosos y algunos dicen que mágicos, y tenían allí su altar y prácticas de hechicería; la otra, puede ser que ese hecho revelaba que esta gente, usaba una forma de comunicarse mediante sus ritos ancestrales indígenas con entidades divinas o deidades como Chez, Chia, Ikake,  mediante el altar con Muñecos y elementos más avanzados o modernos en los que habrían derivado estas prácticas mágico religiosas, es decir, producto del sincretismo religioso, una especie de “mojaneria” cristiana y moderna. Pudiera ser, no se ha visto todo en este mundo. 


Figuras antropomorfas elaboradas en barro por los indígenas. Museo Tulene Bertoni, 
La adoración de los dioses indígenas, elementos de la naturaleza  mediante la ofrenda y culto de los Muñecos de arcilla, es una práctica que viene desde tiempo inmemoriales y es parte de la cultura y tradiciones de la etnia Timotes. Cuando llegó el primer cura doctrinero, el padre franciscano Antonio Montero a La Puerta, fue drástico con los alfareros de Tierra de Loza, y les destruyó todos los muñecos que consiguió, era su obligación y prohibió su fabricación por ser catalogados objetos del demonio y de la hechicería. En la Cordillera de la Culata, específicamente en el Páramo de La Puerta, existe el mayor santuario de estos indígenas, en la propia cima, hay un monumento rocoso y majestuoso que denominamos La Piedra del Muñeco o de los Muñecos; existen otras cuevas y sitios que fungían como oratorios de menor categoría, en un sistema holístico mágico religioso.
         Los indígenas idolatraban los elementos agua, aire, tierra, fuego, con el sol, la luna, para que las estaciones favorecieran las cosechas, sostén de sus vidas; para ello, les ofrendaban con sus danzas alegres y salvajes, sonando los caracoles, entre gestos y rugidos lastimeros (Fonseca: Tomo I, 29).  La Mojana que era una especie de sacerdotisa, persona principal dentro de la tribu,  recorría todas las aldeas y pueblos, sabía danzar, rezar, cantar, usaba para cada tipo de ocasión y rito, distintos instrumentos, como guaruras, maracas, tamborcillos;   también cumplían funciones de curanderas, con sus conocimientos  realizaban ritos de sanación, usando los muñecos y chorotes de barro,  de buena cerámica y bellos adornos y colores. Algunos de esos chorotes, tenían piedrecillas internas, de tal modo que producían sonidos y los hacían bailar en la ceremonia privada tributo a los dioses; privada porque estaba prohibido realizarlos.  
         A pesar que fueron castigados, perseguidos y fueron demolidos sus santuarios, los nativos persistieron en sus creencias ancestrales, mezclando de alguna forma con ceremonias del ritual católico, inclusive, algunos de los mojanes se autoproclamaron obispos y ordenaron a otros indígenas como sacerdotes. (Fonseca, Amílcar. Orígenes Trujillanos. Tomo I, págs., 43 al 47). 
Los Muñecos como medio de ofrenda y comunicación con el Sol, la Luna, la lluvia y fundamentalmente para invocar cosas buenas o encomiables o para evitar las tragedias y enfermedades los escondían en cuevas para protegerlos; a mediados del siglo pasado, arqueólogos e investigadores norteamericanos y europeos subieron al Páramo de La Puerta y se llevaron las piezas que estaban en mejor estado, inclusive, rompieron mintoyes (urnas). También son ídolos y así lo calificó la curia doctrinera española desde el siglo XVI, cuando tomó las riendas espiritual y religiosa en estas tierras, para construir el pueblo católico, en todo caso, guiar el proceso de transición entre las creencias mágico religiosa indígenas, al culto o adoctrinamiento católico. Entre el siglo XVI y el XVIII, se siguieron juicios de inquisición contra piaches y mojanes, inclusive  mujeres ladinas, católicas, educadas, todas unas damas y además mojanas (para mayor información, ver Orígenes Trujillanos de Amílcar Fonseca).   Es lógico, que al paso de la humanidad se haya producido algún resultado de esto, y de que queden fuertes reminiscencias de estas creencias y cultos; pudieron haber exterminado la raza en su totalidad, pero sobrevivieron las creencias y la cultura en sus descendientes mestizos.
Así como existe, la práctica de la meditación y comunicación con los ángeles del agua, del aire, del sol y la luna, puede existir más remozado un parecido ritual indígena. Esos muñecos, al igual que los bailes y cantos   servían de enlace y puente entre los aborígenes y lo que denominamos diferentes estados de conciencia colectiva, por eso la práctica de estos ritos en grupo, ante un altar, reservado, permitía y aseguraba la meditación libre,  no era de extrañar, y quizás en el cerro La Guaira, existió esa libre meditación o ritualismo colectivo.


La mujer Mojana, fue responsable en mantener las creencias mágico religiosas de los nativos Bomboyes

En el pasado, el mojan o sumo sacerdote de la tribu, mientras rezaba sus plegarias a los Dioses, usaban una vasija de barro, con orificios, a modo de incensario, de donde salía humo de tabaco aromático y purificador en sus ritos y ceremonias mágico religiosas.  Siempre se requiere la asistencia de una persona de respeto dentro de la jerarquía indígena, sin embargo, lo más común es la Mojana, a la que se le tiene mucha fe y  consideración, porque  es la que tiene la fuerza para enfrentar o advertir las cosas malas. Hasta los albores del siglo XX, en nuestras montañas, existían; luego dieron paso a los famosos brujos o médicos de aguas.
Claro, si fuere cierta la existencia en esta época, tales prácticas, no serian recriminables  –como se los increpó la señora vecina-, porque está permitido como derecho a la diversidad cultural y de credo religioso. La Constitución venezolana vigente, contiene varios artículos dedicados a proteger todas estas expresiones culturales, el 98, declara que la creación cultural es libre; seguidamente, el  99, aclara que los valores culturales son irrenunciables y son un derecho fundamental; luego, el 100, es una declaración que reconoce la interculturalidad y las culturas populares, como asunto de atención especial por parte del estado venezolano, y finalmente, el 101, anota un mandato y la obligación del Estado y de los medios de comunicación social de difundir la obra de nuestros artistas y escritores, como también, nuestros valores de la tradición popular. En cuanto al aspecto religioso, el artículo 59 de la referida carta de derechos,  es clara y diáfana: “Toda persona tiene derecho a profesar su fe religiosa y cultos y a manifestar sus creencias en privado o en público…”.  

Paralelo al tiempo en que se dieron las relaciones de comunicación entre los europeos invasores que mantuvieron su propio idioma o dialecto y sometieron y convirtieron en esclavos a los nativos del valle del Bomboy, se fue dando una mixturización que tuvo como fuerza predominante la lengua española sobre la Timotes, aunque hubo aportes portugueses, italianos y vascos en el compendio lingüístico de nuestra Comuna Indígena del Bomboy; y, en esa misma medida, se fue produciendo algo semejante en el campo de las capacidades religiosas y mágicas de ésta. Fue precisamente, de esa manera como fueron adoptando ceremonias como las de San Isidro, San Antonio y San Benito, entre otras. Por otra parte, recuerda la memoria oral, que con la llegada de la ocupación hispana, hubo actividades relacionadas con la brujería y a sus practicantes las llamadas Brujas y los Brujos, se les asemejaban con pájaros nocturnos o lechuzas; conocí a una señora que en el páramo se contaban historias sobre  sus prestezas nocturnas;  murió hace pocos años,  y en los días previos a su muerte, quizás en delirio,  emitía los sonidos de un ave, y se le fue desencajando y alargando la mandíbula;  hemos recopilado en el Páramo de La Puerta,  leyendas interesantes con el protagonismo de personas de carne y hueso, por eso, algo de esto sirve como base a algunas de nuestras leyendas, que aun reproduce la tradición oral, pero en nuestro criterio, todo es parte del proceso de sincretismo religioso que se desarrolló desde que se impuso forzosamente la religión católica en esta Comuna indígena, lo que concreta, una forma de resistencia indígena espiritual .   


Los chamanes o las mojanas eran personas principales y de respeto dentro de la organización de la naciónTimotes y el Señorío de la Comuna del Bomboy. 

Aunque parezca contradictorio, se están viviendo momentos de mucha desesperación, desesperanza y de incertidumbre, en el cual la mayoría quiere experimentar por sí mismo o buscar respuestas dentro del mundo de la fe y de la espiritualidad, mucho más cuando se produjo el deslave al que hicimos referencia. Distinta atención, debemos poner en el aumento de suicidios en nuestra región, pero ese es otro tema que debemos tratar en  futura oportunidad.
Ahora bien y para concluir, en relación al título de este articulo, solo resta agregar que, ocurren hechos así y con otras circunstancias de modo, lugar y tiempo, y otros estarán por verse.

La Puerta, 12 de octubre 2019. 
Omanrique761@gmail.com

3 comentarios:

  1. buen aticulo,lastima que la iglesia catolica con la imposición de religión deja en el olvido tantas creencias y costumbres ancestrales de
    nuestros pueblos originarios y actualmente el neoliberalismo quiere borrar definitivamente nuestras propias raices

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    1. Felipe. Hay un criterio en los actuales investigadores de la historia andina, que afirman que es falso que la religión del campesino de los páramos es de raíz eminentemente católica, a pesar que sí adoptaron ciertos elementos de ella; el asunto, es que tanto pesan culturalmente en el resultado de ese sincretismo. Saludos.

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    2. agrego: las celebraciones que se hacen en el páramo de La Puerta, a san Antonio, a santo Domingo, a san Isidro, y al santo Negro, que son poco conocidas, porque allá tienen sus propias formas y fechas de celebración, forman parte de ese sincretismo.

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