Oswaldo Manrique R.
La economía de plantación
mercantilista, que fue característica del periodo colonial trujillano, se
implantó desde el siglo XVII, por el esfuerzo de los primeros encomenderos y
colonos, explotando el trabajo esclavo de los aborígenes timotes sometidos a su tutela
o encomiendas. En el Pueblo de Doctrina de San Pablo Apóstol del Bomboy, la primera encomienda denominada de "Valle de Vomboy" y "Quebrada de Comboco" fue dada al capitán portugués Tomé De Buyn, en 1601, luego la tuvo su hijo Juan Alvarez Da Buyn. En 1610, los principales lotes de tierra y encomiendas de indios, fueron las otorgadas por el gobernador Sancho de Alquiza y registradas por el
Obispo Fray Antonio de Alcega, al Capitán Juan Álvarez de Daboín, la más
extensa y con mayor cantidad de indios denominada “Bombay”, a todo lo largo del
río Bomboy, otras a los Capitanes Hernando Hurtado de Mendoza, Blas Tafallés,
Pedro Gómez Carrillo, Don Francisco de la Piñuela, se agregarán también, las tierras otorgadas a los
fundadores de Trujillo, Capitanes Sancho Briceño, Francisco de Graterol, Francisco la Bastida y Pacheco Maldonado, por derecho de conquista y fundación; posteriormente, llegarán otros españoles
que compraron tierras, esclavos y constituirían otras haciendas.
El 14 de noviembre de 1687, los
principales hacendados y encomenderos de la Cuarta Doctrina del Pueblo de San
Pablo (La Puerta), que registró el censo
del Alcalde de Trujillo, Alférez Real Don Diego Jacinto Valera y Mesa, fueron:
Capitán Don Alonso Pacheco de Mendoza, este hacendado se dedicó a los cultivos de trigo, algodón, caña dulce y otras especies; igualmente a la cría de ganado vacuno y ovino, tenía industria como molino de trigo, sacaba buena harina, telares y tejidos que laboraban el algodón, y tenería de cueros de animales; Doña Paula de Saavedra (descendiente del
Capitán Francisco Graterol, que cortó las manos al Tirano Aguirre, llamado
también Príncipe de la Libertad, y enterró una de esas manos en algún lugar de Trujillo,
causante de varias leyendas y espantos en nuestra comarca),estaban dedicadas sus tierras al cultivo de caña dulce y algodón, tenía trapiche, destilería e igualmente, telares; el Capitán José Sánchez Mejías, dedicado a la siembra y producción de caña de azúcar, tuvo trapiche y destilería. Doña Juana de
Mendoza (Tía abuela del Dr. Cristóbal Mendoza, primer Presidente de Venezuela), dedicada a la siembra y producción de caña de azúcar, tuvo trapiche. Fernando Hurtado de Mendoza (familiar de la anterior), dedicado a la siembra y producción de caña de azúcar, tuvo trapiche; y el sacerdote Juan Buenaventura Cabrita de
Losada, este era el párroco doctrinero de La Puerta, extraña condición de cura y hacendado, dedicado a la siembra y producción de caña de azúcar, tuvo trapiche .
El geógrafo e investigador francés
Francis Bennet (Guía General de Venezuela: pág. 320), en su recorrido por La
Puerta, dejó asentado que los hacendados de este Municipio (hoy Parroquia), en
1920, eran: Rafael Abreu, quien tenía sus cañaverales, en terrenos aledaños a los de los Burelli Garcia, y del coronel Américo Burelli, en Quebrada Seca, La Cordillera, Portachuelo y el Censo; los Burelli también poseyeron un lote de terrenos urbanos en lo que hoy es la Calle 3 (El Trapiche) hasta el borde del río, donde hoy
está el Hotel Cordillera, y la Urbanización El Portal. Eran
tierras pertenecientes al Resguardo Indígena de La Puerta, hasta el
irregular juicio de Partición de 1891. Estas tierras pasarían a propiedad del
Dr. Miguel Ángel Burelli Rivas, que las venderá al Consorcio del Hotel Cordillera y a la
Asociación de Vivienda de El Portal.
Ciriaco
Carrasquero, dueño de la posesión “Chucumbete”, que formaba parte de la
hacienda San Pedro o Llano de San Pedro, de cría de ganado y producción lechera, vía a La Lagunita. Fotografía tomada en los años 20 del siglo pasado, aproximadamente.
El señor Manuel Vieras, que fomentó
sementeras en lo que se conoce como hacienda El Rosario (antes Los Barriales),
dentro de la poligonal urbana, tierras del Resguardo Indígena de La Puerta,
hasta 1891, que por orden judicial quedaron apartadas para el crecimiento y
desarrollo urbano de la parroquia. Luego, esta posesión seria regentada por sus
parientes como: Felipe e Irenio Viera. A Felipe Viera, lo recuerdan ex
trabajadores de su hacienda, que cuando en algún momento los trabajadores se
ponían a raspar caña, él los sorprendía y los regañaba. Por eso, decían que
tenía pacto con el diablo, porque se aparecía no cuando estaban fajados
trabajando, sino en el peor momento para los peones, el del descanso
robado.
Felipe Viera, nació
en 1880, según la tradición oral, fue un señor moreno, calvo, usaba sombrero,
de estatura promedio, fornido, para la
época; hablaba chasqueado, como arrastrando la “S”. Fue hacendado en los
terrenos del resguardo indígenas y de
los asignados para el crecimiento urbano del pueblo, que se conocían
primeramente como Los Barriales, y luego se convirtió en “hacienda El Rosario”,
que son los terrenos que están frente al Hotel Guadalupe por lo que lo recuerdan
como “corre cerca” y cuando se le presentaba un ocupante rebelde, iba ante un
juez o notario y rápidamente le sacaba papeles de mejoras para quitarle el
terreno al campesino. Sus peones lo llamaban “el brujo”, por sus prácticas con
la magia negra y por sus actuaciones.
Según personas que trabajaron en esta hacienda, que vinieron desde
Pueblo Llano y otros sitios, época de la hambruna, trabajaban en esa hacienda por la pura
comida. Esta hacienda
“El Rosario”, traerá a partir de los años 70 del siglo pasado, un rosario de
problemas, con la venta que se le hizo a
la empresa Inturesa, constructora de los edificios frente al Hotel Guadalupe,
generándose uno de los más complejos conflictos y luchas sociales, culturales y
ambientalistas de Latinoamérica. De eso, solo quedó la experiencia, la derrota
del pueblo, el triunfo de los gamonales y sus macoretos, y la canción Abran La
Puerta de Alí Primera.
El señor Américo Burelli, hermano de
Pedro Manlio, padre de los Dres. Miguel Ángel y Regulo Burelli, que tenía sus
extensos sembradíos en la finca de Quebrada Seca, vía a La Lagunita, lo
recuerdan en el sector porque le gustaba sacar su propio aguardiente y compartía con su peonada y sus tropa guerrillera. Américo Burelli fue quizás el mas interesante personaje de esta familia, fue nacionalista, de ideales democráticos y progresistas, en 1914, liderizó junto con el coronel Sandalio Ruz y el capitán Mitridaeos Volcanes, los tres varones de la Culata, un levantamiento rebelde y armado en nuestra Cordillera contra la dictadura de Juan Vicente Gomez, en el momento en que éste comenzaba a repartir las concesiones petroleras y mineras a las empresas transnacionales y a entregar Guayana a países extranjeros. Familiares colaterales de este coronel, estando éste preso por 16 años en la cárcel de la Barra de Maracaibo, se hicieron propietarios de tierras del Resguardo Indígena (perímetro urbano), y de extensos
fundos en La Lagunita.
El señor Hilarión Gutiérrez, tenía
sus sementeras en el sector y hacienda Las Delicias, en la parte norte de la
parroquia, colindando con Mendoza Fría.
Natividad
Sulbarán, se dice fue el primer dueño de la finca El Pozo, que queda al
comienzo de la vía a La Lagunita. Fotografía tomada en los años 20 del siglo pasado, aproximadamente.
El señor Ciriaco Labastida
(descendiente del prócer independentista Francisco Labastida Briceño y
Fernández) y la familia Carrasquero,
tenían su hacienda en el Llano de San Pedro, que incluía lo que hoy se conoce como
El Pozo y la Media Loma, en la vía a La Lagunita; esta posesión que perteneció desde la época
de la Conquista a los La Bastida, el
Obispo Martí en su Informe de Visita Pastoral de 1777, lo señaló por sus
características geográficas, su gente y su pujante economía agropecuaria como
sitio idóneo para construir un gran pueblo, al igual que El Portachuelo y San
Martín.
El señor Raimundo Rivero, con su
hacienda en las cercanías de Los Cerrillos, y la hacienda del señor Isaías
Ramírez. Esos eran los 8 hacendados más importantes de la comarca. También se
agregarían luego, en el lado este y
oeste del río, la hacienda de los Simancas Carrasquero,
en tierras del Resguardo Indígena, que fue después propiedad del hacendado
Antonio Ramón Simancas Carrasquero (“El tejedor de alegría”, según la canción
de Alí Primera). Tierras pertenecientes al Resguardo indígena de La Puerta,
hasta 1891.
Con el tiempo, se agregaría también,
el señor Luis Ignacio Araujo, que además de pasar a ser dueño de los solares
alrededor de la plaza, que eran terrenos del Resguardo Indígena, igualmente era
dueño de unas ciénagas, en lo que se conoce hoy como El Portal, El Trapiche y
otros espacios de la Parroquia, también tierras pertenecientes al Resguardo
Indígena de La Puerta, hasta 1891. Cuentan nuestros vecinos más antiguos y
familiares que al hacendado Luis Ignacio
Araujo lo recuerdan los ex trabajadores de sus sembradíos, porque cuando le
iban a pedir que les pagara bien su jornal o les dieran un aumento, él les contestaba:
“
conformáte con estar vivo y que tenés trabajo”. Ante esta frase
lapidaria, de gran contenido y significación esclavista, y emulando un poco al
periodista Oscar Yánez, solo resta decir “así eran las cosas en este pueblo”.
La Puerta, Octubre de 2019.
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