sábado, 26 de octubre de 2019

El primer vitral de José Gregorio Hernández, Devoción en La Puerta.



Oswaldo Manrique R.


Nuestra comarca históricamente, ha profesado desde su erección como pueblo de doctrina, y luego como colonial andino, su abierta devoción por su patrono Nuestro Señor San ¨Pablo Apóstol, debido a la fe e invocación que tuvo uno de sus primeros hacendados y encomenderos: el capitán Cristóbal Hurtado de Mendoza, quien antes de desarrollar esas actividades, fue sacerdote. En el primer Inventario de bienes realizado en dicho templo, en el siglo XIX,  se incluyen como joyas religiosas además del patrono, las imágenes  de la  Purísima, cuya devoción mariana se encontraba muy arraigada en el seno de varios de estos españoles encomenderos, la de San Isidro y la de la Virgen de la Paz, que considero debió incorporarse en los años siguientes a la invasión del pirata francés Granmont por estas tierras en 1678; lo que seguramente generó  el culto por la Virgen de la Paz, y que continuó en los siglos siguientes como se puede evidenciar en la devoción y la feligresía de nuestra Virgen pacifista (Libro de Fabrica Parroquia La Puerta. Archivo de la Diócesis de Trujillo).      
Uno de los temas interesantes en el examen de las peculiaridades históricas de los pueblos, se relaciona con la devoción a sus figuras religiosas más emblemáticas, punto que va conectado al reforzamiento de la conciencia histórica colectiva.  Aunque hemos auscultado algo sobre esto, en un ensayo nuestro sobre  el templo parroquial y su influencia en el proceso de formación de La Puerta  como pueblo colonial, en esta ocasión me voy a referir solo, a la veneración en éste,  de uno de los personajes de la iglesia católica venezolana, que a mi juicio, tiene incidencia en la formación de la conciencia nacional, como lo es el médico trujillano Dr. José Gregorio Hernández Cisneros, a quien se le ha sometido a escrutinio solo desde el punto de vista de la acreditación del milagro, que pudiera ser aceptado o no por la autoridad eclesiástica romana, puesto que  hubo intentos en 1986 y en 2009, y recientemente, se ha propuesto otro milagro ante la santa sede.


Dr. José Gregorio Hernández, el médico de los pobres, en expresión de arte popular. Tomado de:  mpppcultura.  El 26 de octubre se conmemora su nacimiento. 


         La manifestación adoradora por este beato en nuestra comarca,   según la tradición oral, se inicia en 1945, toda vez, que para ese tiempo habían sido difundidos sus intercesiones, milagros y favores en la prensa nacional y regional, circulando libros y publicaciones, constantes noticias radiales, y las reseñas dadas por los curas en los templos. Contemporáneamente la feligresía ha sido dinámica en celebrar sus fechas importantes con la liturgia, las oraciones y rosarios, también, participando en caminatas, peregrinaciones, hacia el santuario ubicado  en la vecina población de Isnotú (Estado Trujillo).
          Desde la  primera mitad del siglo XX, se fueron percibiendo   vivencias de personas de nuestra comunidad con favores y resultados de sanación acreditados al médico de los pobres.  Desde el año 1949, se inició un proceso por su beatificación, liderado por Monseñor Lucas Guillermo Castillo, ante las autoridades católicas en Roma.   Junto con esto, el Presbítero Ramón de Jesús Trejo, párroco de La Puerta, en señal de ese fervor cristiano,  al planificar y proyectar lo que sería  nuestro actual templo, tenía previsto incorporar un  homenaje permanente al santo trujillano, lo que  atendió el maestro italiano Salvador,   encargado de realizar los vitrales de la fachada de nuestro templo San Pablo Apóstol;  dando así, su incorporación como una de las joyas de nuestro patrimonio artístico, cultural y religioso.


Vitral del Dr. José Gregorio Hernández, en el Templo Parroquial de La Puerta. Fotografía colaboración de Adriana Manrique. 

          Es una  prueba hermosa de esta devoción y culto por el beato trujillano, que seguramente desconoce la mayoría de la población; relata mi vecino Víctor Delgado, el popular “Gordo Víctor”, quien cuenta con una memoria privilegiada y trabajó en esta obra,  que la construcción del nuevo templo  empezó en 1948, por iniciativa del padre Trejo, y fue éste quien con ayuda de la comunidad, entre ellos el prospero comerciante Audón Lamus, la construyó  casi en su totalidad. El constructor fue un señor italiano llamado Mason, Mazaud  o Masó, era el jefe de la obra de ingeniería.

         La concepción teológica y el simbolismo que representan las figuras y santos que se fijaron en vitrales en este templo, se debe al presbítero Ramón de Jesús Trejo, el que construyó en su mayor parte nuestro templo parroquial. Esto era parte del proyecto que se había trazado  de  una iglesia hermosa con sus bonitos vitrales, que comprenden todo un legado teológico iconográfico muy propio de su sabiduría.  Siempre tuvo la idea de que fuesen hechos en vidrio antiguo, de ese que traían de Europa y era muy costoso. 
La idea del padre Trejo, el de la iniciativa de hacer un nuevo templo y el que asumió la responsabilidad de la construcción, fue edificar un moderno y amplio templo, para los requerimientos del crecimiento de la población y de los visitantes.  También, se trajo dos maestros italianos, el maestro Rosario, que levantó la construcción general, y  el otro, el Maestro vitralero italiano, llamado Salvador, (seguramente Salvatore). Este vitral fue hecho en el mismo recinto de la iglesia  –según el testimonio del señor Víctor Delgado, que trabajó en la construcción de esta iglesia desde 1945-, ese maestro era carpintero, herrero y vitralista.    Recuerda Delgado que fue este maestro -quien al parecer tenia estudios de arquitectura-, el que dibujó en láminas de cartón la figura de José Gregorio, la que sirvió de modelo y llevó a la fase del metal y del vidrio,  que hoy podemos ver en la fachada de nuestra iglesia.  

          A nuestra pregunta  al “gordo Víctor”, de quién fue el que elaboró los vitrales que están en la fachada del templo, uno con la figura del Patrono San Pablo, otro de la Virgen, otro San Benito y un cuarto, que asemeja a la figura de alguien con bata de médico, que consideramos es el Dr.  José Gregorio Hernández,  inmediatamente dijo que los hizo el mismo maestro italiano Salvador a quien vio dibujando y picando los cartones con las figuras de los santos, picando vidrios y armando las piezas y formas de metal y herrería, donde se incrustarían los vidrios. Cuando comenzó a dibujarlo, lo hizo sobre algunos papeles, ampliando algunas fotografías, y leyendo la biografía que le había conseguido el padre Trejo del Siervo de Dios, hizo unos primeros  bocetos, luego los fue dibujando sobre cartón. Nos dijo que, los cortaba, escribiéndoles el color que le correspondía, el padre Trejo, lo asesoraba y estaba pendiente de ver cuando armaba aquel rompecabezas. Con su bolígrafo negro, marcaba y media, trazaba. Cortaba los vidrios, que en su mayoría era vidrio duro, tenía mucho cuidado en cuanto a las curvaturas. A veces, pasaba horas cortando y midiendo, y salía con dolores musculares debido a la incomoda posición en que tenía que trabajar. Los esmerilaba para que le quedaran pulidos en el borde. Lo observaba en su detallista y paciente labor de unir, probar y soldar las piezas de  vidrio, que no le quedaran rendijas entre una pieza y otra, como si estuviera armando  un rompecabezas. Luego emprendía el enmarcamiento, otra labor de detalle. 

 Este artesano italiano de los vitrales, con esto le dio un toque gótico a la iglesia, preponderando el color que él seleccionó y las figuras simbólicas de esta iglesia, en armonía con las técnicas de ese complejo arte y realizar los vitrales que adornan este templo. Su obra, otorga una  sensación de luminosidad en todo el interior de este sitio religioso;  y a la vez, lo hace más amplio. Desde el exterior se observa una fachada, cargada de simbología católica. Nuestro amigo entrevistado, rememora de su cajón de recuerdos,   que en una oportunidad se paralizó la obra por falta de recursos o de material, y viendo los vecinos lo bien que trabajaban estos maestros italianos, ya tenían nuevo contrato y se fueron con sus obreros a construir la casa del señor Marco Tulio Viloria.  

Cuando se afirma aquí que fue inaugurado en 1965, no podemos esconder que fue elaborado en la década de los años 50 del siglo XX, que tuvo que paralizarse la construcción por falta de recursos, no así los vitrales, que los había hecho el maestro Salvatore. De ser cierto lo publicado hasta ahora sobre la fecha de construcción del templo y el circuito religioso de Isnotú, es decir, que fue en 1960, en terrenos donados por el señor Francisco Araujo, pudiéramos decir que este vitral de La Puerta, dedicado al Dr. Hernández,  sería el primero elaborado en Venezuela y en el mundo.  

La belleza de nuestro vitral solo se puede observar desde dentro del templo. El visitante que se detenga a observarlo, se dará cuenta inmediata de la entrada de luz que le llega desde la calle, de la espiritualidad y fuerza con que ilumina esta policromada obra    religiosa, hay que ver para creer  lo que aquí escribo, recoge hermosura, simbolismo religioso, sencillez y luz.  

Vitral del Dr. José Gregorio Hernández,  al su lado, otro hermoso e histórico vitral, dedicado a nuestro santo negro (San Benito), también elaborado por el maestro Salvador. Fotografía colaboración de Adriana Manrique. 

         El visitante o feligrés, puede hoy admirar un vitral sencillo en la parte baja del lado derecho de la fachada de nuestro templo parroquial, realizado con mucha fe y con el talento artístico del maestro italiano Salvador, que fue contratado por el padre Trejo. Este templo fue inaugurado 20 años después de su comienzo, es decir, el 25 de enero de 1965, debido a lo costoso de la obra y a sus paralizaciones por falta de recursos.

 El hermoso y colorido vitral, de forma rectangular, y arqueado en su parte alta,  muestra al Dr. José Gregorio Hernández, de pie, con pelo negro, grueso, arqueado bigote,  vistiendo con camisa blanca,  una bata blanca de galeno encima,  pantalón azul oscuro, corbata oscura, pareciera tocar un estetoscopio,  atrás dentro del recinto de una sala hospitalaria una camilla y un enfermo. Se ve al Dr. presto a suministrar un récipe; al fondo una  ventana se observa una montaña.    Este vitral en su pie, tiene una placa muy pequeña, que indica: “Vitrales Bucare”, que pudiera ser por una reparación o arreglo del original.



Fachada del templo parroquial de La Puerta, obsérvese en la parte baja, el primer vitral de derecha a izquierda, es el dedicado al Dr. José Gregorio Hernández, inaugurado en 1965. Cronografía propia de este blog.

         Los creyentes, feligreses  y los más fervientes devotos lo han santificado,  lo llaman “San Gregorio”, lo consideran parte de sus iguales, le dicen “Mano Goyo” o simplemente “Goyito”.  Nació el 26 de octubre de 1864 en Isnotú, Estado Trujillo;  murió en caracas, el 29 junio 1919.  Hombre profundamente católico, generoso, caritativo y vinculado a favorecer á los pobres.   En 1972, fue elevado a Siervo de Dios. El 15 de enero de 1986, el Papa Juan Pablo II,  lo elevó al status de Venerable, por sus celestiales cualidades y su ciudadanía heroica; es decir, el próximo ascenso sería el de su  beatificación o santificación.

         Quizás, el vitral al que me he referido, que forma parte de nuestro patrimonio cultural religioso, pase desapercibido para la mayoría de los transeúntes y visitantes, pero la indagación y análisis de este símbolo  de un tema de fe, para nuestra población rural, es importante, por ser de sus  elementos  más sentidos, y nos ayuda a comprender el proceso mítico religioso que se inició con las creencias de nuestros primeros pobladores Bomboyes, Kombokos, Xikokes y Mucutís, que  sumado a la influencia traída de Europa por los llamados conquistadores, encomenderos y hacendados, fueron deviniendo en un proceso de sincretismo religioso, que hemos  tratado en crónicas anteriores, la mentalidad de las distintas épocas y su aporte a la conformación de nuestro pueblo.
         En los próximos días, se  cumplirán 145 años de su nacimiento;  el próximo año se cumplirán 55 años de la inauguración del hermoso vitral al que me he referido, y 34 años de la beatificación de nuestro coterráneo, sea oportuno para recordar, valorar, difundir  y exaltar tan importante símbolo religioso de nuestra parroquia.  


La Puerta, octubre 2019.




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