lunes, 28 de octubre de 2019

Paperudos en La Puerta.



Oswaldo Manrique R.


Entre la realidad, lo anecdótico y el cuento, sea este de sano humor o colorado, siempre habrá tiempo en nuestros pueblos –donde no existen centros culturales-, para prestarles atención y escucharlos. Se me excusará que publique este artículo, intitulándolo en esa forma. La cercana tradición oral, ha difundido que el Libertador Bolívar, le encomendó al general Rafael Urdaneta, jefe del ejercito neogranadino, días antes del Armisticio con el general español Pablo Morillo, Conde Cartagena, que recolectara de los trujillanos una importante cantidad de dinero para la logística y los gastos de guerra. Urdaneta, no pudo lograr el encargo, ni quiso ejercer medidas coercitivas sobre ellos, Bolívar al enterarse le replicó al marabino, al parecer en los siguientes términos: “Apriétele Ud., las “cureñas” a esos “Paperudos” trujillanos, que quieren Patria y Libertad pero siempre que nada le cueste” (Gabaldón, Fabricio. Rasgos Biográficos de Trujillanos Ilustres. Pág. 173. Presidencia de la República. Caracas.1993). La expresión bolivariana,  contiene varias hechos, pero la razón de este articulo está basada en uno de orden histórico y patológico,  me voy a referir al señalamiento de “Paperudos”.
Ciertamente, hay en nuestra comarca una naciente de agua llamada desde antiguo “Las Paperas”, que cuando éramos niños servía de baño y sitio de recreación, ubicada cerca de la quebrada Guadalupe, frente al Hotel del mismo nombre, a la entrada norte del área urbana de La Puerta.  Quizás el nombre, tenga alguna relación con este tema. 
También se ha venido utilizando entre nuestros pobladores, el término “paperudo” para denominar  los productores de papa, que en mi criterio, es un error o imperfección, al confundirlo con el que pudiera corresponder que es “Papero”, “persona que cultiva papas o negocia con ellas(DRAE), y no está relacionado con lo que deseo tratar a continuación.
          Aproximadamente hasta la séptima década del siglo XX, las poblaciones de La Puerta, Mendoza Fría, Boconó, Carache y la ciudad de Trujillo,   sufrieron de un mal endémico que se le llamó coloquialmente como “Paperas”, y a los enfermos se les calificó como “Paperudos”, que es a lo que se refería Simón Bolívar en la anécdota ocurrida en 1820.
Conocí de cerca, cómo familiares míos y amigos padecieron de esta enfermedad causada aparentemente a la baja calidad de las aguas de río, quebradas y nacientes. Se estima que en los tiempos de la Colonia, más del 80 por ciento de la población de estos lugares, era paperuda. La aristocracia expresaba su desagrado con esa afección “adornaban sus paperas, si hombres, dejándose crecer la barba y con un enorme cuello almidonado que les cubría desde las orejas, y una corbata, en tamaño proporcionada al cuello, que enrollaba con dos o tres vueltas la papera.  Las mujeres usaban un cintillo ancho, de colores vistosos, el que la clase pudiente sujetaba con broche de oro fino en el cual estaba montada una chispa de diamante” (Gabaldón: pág .174). Evidentemente, era un problema de salud pública.
Los indígenas no se salvaron de este flagelo. Los fundadores españoles les llamó poderosamente la atención, que los que lo tenían, eran gente pacífica y hospitalaria; igualmente, en la incursión por estas tierras en 1678, del corsario francés Grammont, apuntan los historiadores quesus soldados se divertían atravesando con sus bayonetas las paperas de los habitantes (Ídem).

Los indígenas también sufrieron esta enfermedad.  

El mismo medico e historiador Fabricio Gabaldón, uno de los primeros investigadores del tema, escribió en su ameno artículo Paperas, publicado en el Boletín del Ministerio de Sanidad, correspondiente a los meses febrero-marzo de 1943, que para la primera década del Gomecismo en el poder, se había extinguido completamente esta enfermedad, lo que en mi criterio y por la experiencia familiar, fue una baja en el índice de afección para la época en que escribió dicho artículo, o que después, hubo cierto repunte. El Dr. Gabaldón, fundamentó esa desaparición, en que al fundarse el acueducto  “con la eliminación de los carrizales alrededor de las aguas y con la vulgarización de la tintura de yodo. Ningún cuidado tuvo con la profilaxis, tal vez debido a que no se conocía su patogenia. Solo a la herencia se le atribuyó su única causa” (Gabaldón: pág. 175).
Los creyentes y encomendados a la cura alternativa la clase supersticiosa usaba entre sus remedios ponerse al cuello LA MANO DE UN ANGELITO (CADAVER DE UN NIÑO MENOR DE CINCO AÑOS). La clase consciente atendía a las prescripciones medicas que indicaban el yoduro de potasio al interior y en pomadas untadas al cuello, como también friccionarse la papera de manteca de cerdo con tintura de yodo” (Ídem).  Estas medidas sanitarias se aplicaron en la ciudad de Trujillo, no así en el resto de los pueblos.


Dr. Fabricio Gabaldón, medico trujillano, autor del articulo Paperas, escrito el 21 de febrero de 1934, publicado en periódicos y revistas científicas de Venezuela y Colombia. Cronografía 2909.

Lo que coloquialmente conocemos como  paperas, es una inflamación del tiroides (glándula endocrina situada delante y a los lados de la tráquea de la persona y de la parte inferior de la laringe, y  patológicamente se denomina como Parotiditis, bocio, aumento difuso o modular de la tiroides, inflamación de las glándulas de la saliva. La palabra viene de “papo”, parte abultada, gorda o hinchada del animal entre el cuello y la barba, como en el caso de las aves: su buche. 
Acerca de los síntomas, la primera manifestación de las paperas es la hinchazón de las glándulas salivales y de las mejillas (cachetes de la cara), también puede darse fiebre, inflamación de testículos, cerebro o parte de sus membranas, páncreas, dolores musculares,  problemas auditivos y del corazón, dificultades para masticar, pocas ganas de comer y cierta debilidad en la persona. Hoy, la siguen denominando  parotiditis con las mismas manifestaciones, pero el contagio según los científicos e investigadores de la salud, es causado por un virus que se disemina simplemente entre las personas por contacto de besos (tosido, estornudos) con la saliva infectada o por el uso de utensilios comunes como platos, tazas cubiertos, utilizados por otra persona que tiene la enfermedad. Se pasa de una persona a otra a través de la saliva infectada. Actualmente existe prevención con el uso de una vacuna (triple viral) que genera  inmunidad sobre esto.   Otros infectólogos e investigadores, han señalado que aparte de ese virus, la enfermedad se puede adquirir por otros virus y hasta por bacterias, que es la causa del por qué puede resurgir varias veces en la vida de una persona. 
En Trujillo, hasta hace pocas décadas, algún integrante de las familias, tuvo que ponerle a uno de los niños o a varios porque se contagiaban, trapos en la cabeza para que no se le bajaran o se le “subieran las huevas” como le decían según el caso.   En cada pueblo, había una forma distinta de curarlas, por ejemplo, Edgar Angulo, el ingeniero, recuerda que en san Juan de Isnotú, había un señor de nombre Zoilo Méndez,  que era el médico empírico del pueblo, contó que en 1960, a su hermano Antonio que era muy tremendo y brincón, le dio paperas y lo amarraron  y colgaron al revés, para que no se le bajaran; a otros 3 hermanos también les dio paperas (parotiditis) y este medico los curó; inclusive, el tiene 2 cicatrices en la frente de una caída y otra en una pierna por mordida de perro,  que él le curó. Es tío del Dr. Benito Méndez traumatólogo en Maracaibo, estudio bachillerato en el Liceo Rafael Rangel, vive actualmente en Isnotú.
Por su parte, Felipe Núñez, ingeniero de Trujillo,  recuerda  que hace más de 25 años a un familiar de él, se las curaron con aceite alcanforado tibio mezclado con tierra virgen untada con una pluma de gallina y guardar mucho reposo. Tierra virgen es la que van produciendo las avispas, con la que construyen sus nidos individuales.  Me comentaba Lesbia de Méndez, mas reciente,  que aun en 1970,  conoció casos de gente con paperas, en sectores como las Delicias, los Cerrillos.   En La Puerta,  la tradición oral nos informó que,  Bernabé Montilla el médico empírico de La Puerta, las curaba con ramas y menjurjes.


Caricatura de niño con paperas. Encontrado en:  https://www.hospitalmilitar.gov.co

La enfermedad principalmente era causada por la falla o deficiencia de yodo en la dieta diaria, elemento que requiere el cuerpo humano para producir la hormona tiroidea. Al ser insuficiente el consumo de yodo que se consigue principalmente en sal yodada, mariscos o algas marinas, la glándula se inflama y agranda. La alternativa en aquellos casos, era la intervención quirúrgica para sacar aquella malformación que podía devenir en cáncer.
En el  campo colonial trujillano, imposibilitaba a los señores para afeitarse o rasurarse la barba, y para las damas el poder maquillarse y depilarse. Produce tos, ronquera y problemas para respirar y comer. No podemos dejar de comentar que, los nobles y castizos mantuanos nacidos en Trujillo, escogieron, se asentaron y avecindaron en el valle del Bomboy, que se inicia en el Portachuelo de Malpica, hasta la Quebrada Doró, lindes con la meseta de Valera, por manejar en forma directa las tierras y los indios encomendados,  donde tenían sus haciendas y economía, y por existir un mejor y fresco clima para ellos; esto quiere decir, que las principales familias  patriotas desde este lugar,  impulsarían el proceso más importante para la República y para la Provincia de Trujillo,  como lo fue la independencia; destacando familias como  los Briceño,  con el coronel Antonio Nicolás Briceño “El Diablo” y sus hermanos los Coroneles Francisco Javier, Pedro Fermín y “el negro” Domingo Briceño, el Libertador de Maracaibo; los Labastida, con el Dr. y Capitán  Francisco  La Bastida, Constituyente de La Puerta;  los Hurtado de Mendoza, con el Dr. Cristóbal Hurtado de Mendoza, primer Presidente de Venezuela,  los Betancourt, con la heroína y matrona revolucionaria Doña Asunción Betancourt, entre otras familias. 
         Me permití compartir esta crónica-aclaratoria de un aspecto poco tratado por la historiografía, porque fue parte de nuestro pasado histórico y ayuda a comprender las características higiénicas, sanitarias, la salud y demás circunstancias en que se desenvolvieron los primeros y segundos pobladores de La Puerta. Au revoir.
La Puerta,  octubre 2019.

omanrique761@gmail.com 


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