Oswaldo Manrique R.
Tañen hasta en las
piedras del Páramo de las 7 Lagunas, las marchas a pie y a caballo, de
singulares hombres que son emblemáticos de la temeridad, el nacionalismo,
la gallardía y que siempre sonarán por
los siglos a rebelión popular y campesina, entre esos, es obligatorio incluir a José Sandalio Ruz
Moreno, conocido simplemente como el Coronel Sandalio Ruz. En este artículo voy
a compartir ciertos y pocos rasgos de este ilustre personaje, vinculado a La
Puerta, Timotes y sus páramos.
Nació José Sandalio Ruz Moreno, en un sitio llamado Los Aposentos,
entre El Portachuelo (La Puerta) y
Altamira de Garabulla (Timotes), en el año 1853; en la antigüedad, se denominaba
asi, al sitio placentero, de descanso,
para el personal al servicio de la realeza imperial. Sus padres: José Ysidoro Ruz Moreno y María
del Carmen Moreno. Tuvo, varios hermanos
entre ellos: Francisco Javier, Pedro Ignacio y Eulalio Ruz Moreno. Desde
muchacho, fue una persona altiva e impulsiva, quizás algo soberbio, los jóvenes
de su caserío y de los sitios vecinos, lo respetaban; no le aguantaba
guamas a nadie, y el que se metía con
él, fuese marandango, fortachón o flacuchento, le soltaba su pescozón.
Imagen antigua de La Puerta, no variaría mucho de la
de principios de siglo XX. Tomada desde el lado este del río Bomboy; obsérvese
los sauces y la tupida vegetación en el viejo camino al pueblo, al fondo
destaca el Templo de San Pablo Apóstol y su torre campanario culminando en
forma de invertida copa. Cronografía N° 3237.
Sandalio estuvo muy ligado a La Puerta, no solo porque era el poblado urbano más cercano a su hogar y sus tierras,
sino porque contaba con las pocas facilidades de encuentro social, servicios,
iglesia, y las casas de residencia de los dueños de las comerciales de
Mendoza. Era La Puerta, de finales del
siglo XIX y comienzos del siglo XX, una comarca rural. En una interesante
descripción de ella, Mario Briceño-Iragorry, detalló su recorrido desde Mérida,
llegar a Timotes y su paso a La Puerta, por un camino y lugar, que precisamente
son las posesiones agrícolas de los Ruz, escribió:
<<Un camino que conduce a La
Puerta…Enfrascados los viajeros en el interesante tema de la política, no se
dieron cuenta de la vía ni de los dorados trigales del contorno, hasta que
llegaron al delicioso sitio de “El Pozo”, ya despejado de la niebla mañanera y
en cambio alumbrado por un sol esplendoroso que daba mayor nitidez a los lirios
inmensos y vueltos hacia el suelo, pendiente de las frondosas matas de floripón
ahiladas a la vera del camino >> (Briceño-Iragorry,
Mario. Los Ribera. Pág. 80.En: La Puerta, un pueblo. José Rafael Abreu). La estampa de los dorados
trigales, nos da una idea, del carácter de la economía de este pueblo.
A comienzos del siglo XX,
La Puerta, había entrado a un periodo de calma, casi de insignificancia, era solo agricultura, quietud y belleza, tanto para los viajeros y visitantes, como para los pobladores. El viejo camino indígena que conducía a La
Puerta desde Mérida, en bestias, tocaba pasar Timotes, La Mucutí, El
Portachuelo, La Lagunita, Quebrada Seca, que eran las posesiones y trigales del
coronel Sandalio Ruz y su familia, y de los
hermanos Burelli García, para luego llegar a la finca “El Pozo”, cercana a la
zona urbana de La Puerta. No existía la actual carretera, solo la vía
intermontana de la cordillera.
Al escrutar que había pocas casas,
narra que se apearon en la más grande y bonita, los atendió su dueño Don
Natividad Sulbarán, a quien describió, que,
<<lucia su ruana azul y su ancho sombrero
pelo de guama>> éste Sulbarán, además de hacendado, era primera
autoridad del Municipio. Los invitó a desayunar, <<les fueron servidos los
típicos platos de la tierra fría>> (Ídem). Refiere la amabilidad
de la gente, y el gusto de ver y tener la visita de esporádicos visitantes, de
seres de otros lugares, así fuesen de Mérida y del mismo Trujillo.
Al
recordar su viaje, <<…continuaron entre sembradíos de trigo y maíz, el camino del
estrecho y delicioso valle de La Puerta…>>, hace reseña del poblado
urbano, <<…La pequeña población se ha mantenido pese a su antigua data en
escaso desarrollo…>> (Ídem).;
por supuesto, no se refiere al despojo de tierras que hicieron a los indígenas
en 1892, la demolición de sus viviendas y su desalojo, quedando este sitio, en
poder de los gamonales.
Describe don Mario, como si de un
video de turismo se tratara, lo siguiente: <<…Las casas son sencillas, las aceras
están a medio hacer, la iglesia es pobre, la plaza es solo un solar abierto,
sembrado de menuda hierba…>>
(Ídem); en efecto, lo que se conocía como plaza real, luego plaza principal y
finalmente Bolívar, era eso, un gran cuadrado de tierra con alguna hierba
menuda, y era totalmente inclinada, con una acequia en uno de sus costados.
Su percepción sobre la gente es la
siguiente: <<…Sus vecinos son buena gente agricultora, que vive de la
molienda del trigo, de la fabricación del queso y de la saca de
panela...>>; verdaderamente, eran inmensos trigales, que
arrimaban al Molino de la Calle 3, de los hermanos Burelli García; también,
lucían extensos cañaverales e ingenios, muchos trapiches que destacaban en las
diferentes haciendas, con alambiques que sacaban productos y bebidas
alcohólicas; existía mucha cría de ganado vacuno y ovino para la elaboración de
quesos, cuajadas, sueros y otros, particularmente en las riveras del rio
Bomboy, ciénagas, y en las tierras reservadas para el desarrollo urbano del
Municipio, que fueron también despojadas; era una autentica comarca rural.
Es interesante la apreciación de
Briceño Iragorry, sobre un tema fundamental en su obra, la educación y religión
de los pueblos, escribió: <<…Apenas había una escuela primaria y
el Cura poco cuidaba de sus feligreses…No obstante las pocas letras de sus
moradores, La Puerta es a manera de aula para aprender filosofía
convencional…>>; y va revelando por qué, en contraste de la
frondosa serranía, se había trazado el cementerio, por lo que la vida de esta
población “discurre frente a los propios muertos”; es cierto, la Plaza
Bolívar, la escuela de primeras letras, la sede de la Prefectura, autoridad
policial y el templo, están justamente cerca y a un nivel superior o terraza,
donde se podía observar el camposanto; por supuesto, en esa época no existían
edificaciones en el lado donde hoy están la Prefectura y el Puesto Policial, el
Hotel El Padrino y otras casas, no había nada y se veía fácilmente el
cementerio.
En su conocimiento,
sobre tópicos filosóficos de la vida y como tema de dimensión espiritual y
religiosa, agregó lo siguiente:<<…En la mañana, al mediodía, en la
tarde…la gente de La Puerta está obligada a pensar en la muerte>>, y
hasta los arboles y la vegetación, <<…parece
que fueran inclinados por la ventisca para saludar constantemente a los
difuntos. Sin que la meditación ocupase a planos superiores, el hombre de La
Puerta se acostumbró a mirar con naturalidad cercana el problema de la muerte y
aprendió a compenetrase a la vez, con lo transitorio de la vida…>> (Ídem).
Como colofón de su interpretación, de la espiritualidad colectiva de
esta población, insertó palabras del padre Humberto Contreras, quien al pasar
por el cementerio, rezó alguna oración a los difuntos, y refiriéndose al
pueblo, dijo: <<Ojala el pensamiento de la muerte, los enseñe a bien vivir>>;
ésto, nos pone a pensar, ¿a que se refería el padre? ¿Acaso, a ese pasado
reciente de orgia de levantamientos y revueltas militares y caudillescas, donde
estuvo involucrada esta población? ¿Estaban enterrados en ese camposanto, los
muertos de los enfrentamientos y batallas que se dieron en esta comarca? ¿O se
refería a los indígenas allí enterrados,
victimas de suicido, al ser despojados de sus casas y de sus tierras, en
1892?
Como se puede intuir y obtener, de la
fina, adecuada y razonada descripción que hizo Mario Briceño Iragorry, de La
Puerta de finales del siglo XIX y comienzos del XX, no solo detalla la
fisonomía, virtudes y patrimonio geofísico del lugar, sino que precisa valores
y aspectos por los que se guiaba la quieta y hasta filosófica población, que le
da una adecuada densidad histórica, al espacio y tiempo en que se desarrolló la
actividad principal de los caudillos, y que le aporta eso que llamó <<fisonomía
diferencial a los pueblos>>.
En 1871, se alzaron los Ponchos trujillanos, y con 18 años de edad, Sandalio
se fue de miliciano de la Revolución Azul, comandada por el general Juan Bautista
Araujo, líder de los oligarcas trujillanos.
Lo acompañó también a la corta campaña de Coro, que se ejecuta en 1874, y regresa a los Aposentos, para
casarse. Al año siguiente, se casa con
María Antonia Carrizo, nativa de Garabulla; en 1876, nace su primer hijo Nicolás, luego procrearon a
Pedro Ruz Carrizo, y finalmente a María Bella Herminia Ruz, nacida en La Puerta, en 1888.
Trujillo, Mérida y Táchira, entre los años 1881 y
1899, conformaron el Gran Estado Los Andes, teniendo primero como capital
provisional, la ciudad de Timotes, luego, como sede definitiva, la ciudad de
Mérida.
En 1884,
estalla la Revolución del Miche, contra
la Ley IV, que impuso fuertes impuestos y contribuciones fiscales a la
producción y comercialización de especies alcohólicas, que afectó en forma
directa a las familias trujillanas, inclusive a los Ruz, que tenían siembra de
caña dulce, comercio y alambique.
Sandalio, aunque es llamado por los araujistas a sus filas, comprende que es
una causa popular campesina y decide incorporarse con los suyos a la rebelión.
En esta campaña regional, unidos ponchos y lagartijos, centenares de
trujillanos en forma espontánea y voluntaria, se fueron tras las tropas del
“León de la Cordillera” a Mérida, atacaron al gobierno del Gran Estado Los
Andes, en la propia capital y lo derrocaron, que era presidido por el general
Rosendo Medina, “daban por hecho (el pueblo), que la industria de la
destilación de aguardiente volveria a ser libre, sin las trabas impuestas por
la Ley IV, que iba en detrimento del laborioso agricultor e industrial andino”
Gabaldon, Fabricio. Trujillanos Ilustrees. Pag.53. Ed. Presidencia de la
Republica. Carcaas. 1993). Con esta demostración de apoyo popular, se fortelece
la autoridad única del general Araujo, en todo el territorio de los Andes, y se
decepciona el pueblo por el incumplimiento de su reivindicación económica.
General
Juan Bautista Araujo, el legendario “León de la Cordillera”, jefe de las
fuerzas civiles y militares de los oligarcas trujillanos.
Dos años más tarde,
su comandante el general Juan Bautista Araujo,
es nombrado autoridad de Trujillo, e inmediatamente se alzaron los
liberales rechazándolo. Año de mucha conflictividad y muertos, con al menos 15 levantamientos
armados. En la revolución de este año (1886), el general Araujo y sus
“espadones trujillanos”, como los denominó el escritor Mariano Picón Salas,
derrota a los liberales en fuertes batallas como las de Colon y Capacho, estado
Táchira, logrando así, la pacificación del Gran Estado Los Andes. Araujo, regresó con 20 mil pesos y un rebaño
de burros y carneros (Gonzales Guedez: pág. 95). Nuestro “espadón trujillano” se incorpora a la tropa de José Eliseo Araujo, hijo del “León de
la Cordillera”, salieron de Jajó e
invaden Mérida y toman la capital.
Muerde el polvo de la derrota en su propio patio.
Mientras estuvo gobernando el célebre “León de la Cordillera”, hubo tranquilidad
política y Sandalio se fue a su casa, a trabajar sus tierras en El Portachuelo,
La Mucutí, Los Aposentos y Altamira de Garabulla, hasta 1892, en que se le
acabó la quietud del campo. A comienzos de este año, estalla en
forma, la Revolución Legalista o guerra contra el Continuismo del Presidente
Andueza Palacios.
Los Araujo y los Baptista, del
partido conservador trujillano, se suman
al movimiento liberal amarillo,
que jefatura el general Joaquín Crespo,
en contra de los liberales del centro del país, que dirige el Presidente
Andueza. Sandalio, toma nuevamente las armas para enfrentarse a los legalistas liberales, y
participa en un combate largo que comienza en Durí, pasa por Jajó y se va a extender hasta su propio patio, a sus
propias tierras.
En la campal acción de La Mucutí, las
tropas afectas al “León de la Cordillera”, comandadas por sus hijos, también generales,
pusieron en práctica fingir la retirada
para obligar a las fuerzas de la revolución liberal a que los persiguieran,
para luego aprovechar, virar, retroceder y cargar a machete cuesta arriba y
liquidarlos. Pero eran tropas no preparadas militarmente, montoneras reclutadas
en las montañas, que no acataban las ordenes de retirada y lo que sobrevino fue
el espontaneo “Sálvese quien pueda” y salieron en desbandada, presos de terror,
huyendo hacia la Vega de Timotes y se escabulleron hacia Mérida, incorporándose
a las fuerzas del general José Manuel Baptista, jefe de la revolución en Los
Andes; hasta allá fue a dar Sandalio Ruz, lo alejaron hasta de su propia casa.
Desde La Lagunita, el Estado Mayor de las fuerzas de la revolución
liberal, integrado entre otros por el general Rafael Montilla Petaquero, el
legendario “Tigre de Guaitó”, convirtieron a La Mucutí en un lugar de
muerte, allí quedaron tendidos más de 200 seres humanos, expuestos como festín
de las aves y demás animales de rapiña (Gabaldon, Fabricio. Rasgos Biográficos de Trujillanos ilustres.
Págs. 112 y 113). Un verdadero
fratricidio. Sandalio muerde el polvo de
la derrota, en su propia tierra; el trauma y el recuerdo de la Batalla de La
Mucutí-El Portachuelo, le producirá más dolor y tristeza que las mismas heridas sufridas en todos los combates.
General
Rafael Montilla Petaquero, legendario
“Tigre de Guaitó”, vencedor de los oligarcas en el Portachuelo-La Mucutí
en 1892, posesiones del coronel Sandalio Ruz.
También en ese año, se concluye la
fraudulenta Partición Judicial de las posesiones ancestrales del resguardo
indígena de La Puerta, con la que los indígenas fueron despojados de sus
tierras, demolidas sus viviendas y ellos desalojados, en 1892, en un amañado
juicio armado por los oligarcas y gamonales de la región, amparados por el
gobierno liberal guzmancista. Las tierras pasaron a ser propiedad de
terratenientes, comerciantes, prestamistas, gamonales y estafadores. Francisco Javier Ruz, hermano de Sandalio, se
cuela en la partición y le adjudican tierras en propiedad.
En 1895, Eulalio Ruz, otro hermano
de Sandalio, con el que tiene diferencias ideológicas y personales, es designado Jefe Civil y Primera autoridad,
en el proceso de repoblamiento y reconstrucción de La Puerta, como pueblo para
los oligarcas.
Firma
de Eulalio Ruiz, hermano del coronel Sandalio Ruz, en un documento público, cuando
era Jefe Civil de Municipio; tomada del libro de nacimientos del Municipio La
Puerta, Estado Trujillo, correspondiente al año
1895. Por su forma y estilo, se intuye que era una persona instruida y
culta. Cronografía propia de este blog. 3169.
Cuando
ocurre la separación de los Estados
(1898), que conformaban desde 1881 el
Gran Estado Los Andes, inmediatamente,
los oligarcas entran en campaña para recuperar el poder, el veterano
general José María Baptista, el 11 de mayo del 98, ingresó en Valera y tomó el
Cuartel y la casa de gobierno, hubo muertos y heridos, se va a Betijoque y
logró derrotar a los lideres liberales generales Rafael González Pacheco y
Pedro Jugo. El 6 de junio, se produce otro recordado ataque contra Jajó, símbolo del
poder de los oligarcas; vencen a los
generales Pedro Araujo, hijo del “León de la Cordillera”, y a Blas Briceño, el
mentado “Chatico”. Leopoldo Baptista y Sandalio Ruz, se movilizan desde La
Mucutí con poca tropa, y logran ayudar a escapar a sus correligionarios, que
iban a ser objeto de exterminio.
Antigua
casa de gobierno de Valera, inaugurada en 1883. Fue tomada por la tropa del general oligarca José Manuel Baptista en
mayo de 1898. Cronografía N° 2943.
Como la gran mayoría de los
“espadones trujillanos”, es incorporado Ruz, en 1902, como oficial a la prestigiosa “División Trujillo”,
comandada por el Dr. y general Leopoldo Baptista, en la campaña contra la
llamada “Revolución Libertadora” del banquero Matos, financiada por la
“Bermúdez Petroleum Company” y las empresas ferrocarrileras francesas y el
gobierno norteamericano. Esta será su penúltima campaña militar.
Leopoldo
Baptista y su padre el general José Manuel Baptista, líderes del partido
oligarca trujillano, también denominado de los “Ponchos”, en el cual estuvo
militando Sandalio Ruz.
A raíz, del rechazo de la población
en diversas regiones, contra la reelección del general Juan Vicente Gómez,
como Presidente de la República, tras haberse denunciado que fomentaba la
entrega de concesiones petroleras y mineras a empresas norteamericanas y otros
países, y la venta de territorios importantes de Venezuela, se produce en 1914, la Rebelión de la Culata, un
levantamiento de los Caudillos nacionalistas de La Puerta, Mendoza, Escuque,
Jajó, Pueblo Llano, Timotes, Tabay y
otros pueblos de la Cordillera, entre los cabecillas de la rebelión, estaban el
coronel Americo Burelli, coronel Trino Paredes, el general Golfredo Masini, los
hermanos Federico y Juan Araujo, los hermanos Miliani y el Coronel Sandalio Ruz.
Lapida de concreto, de 1925, con la lisonjera frase
“Viva Gómez y Adelante”, símbolo de la subordinación al dictador y amo del
país. Cronografía N° 2956.
Meses antes, en 1913, el general Juan
Vicente Gómez, había salido en campaña de guerra contra sus opositores, al
punto que el 4 de agosto de este año, se encargó de la Presidencia de la
República, el Dr. José Gil Fortoul. Comienza
el proceso de consolidación de Gómez, como Amo y único jefe del Ejercito,
asimismo, único gobernante y caudillo del país, llenando de presos políticos
las cárceles y otros los enviaría al cementerio.
Coronel Américo Burelli, otro líder de La Puerta,
involucrado en el alzamiento de la Cordillera en 1914, fue capturado y
encerrado 16 años en la prisión del castillo de San Carlos del Zulia. Cronografía
N° 3083.
Algo
quijotesco en su vida. El posadero de Carmania. La leyenda del sepulcro
perdido.
Juyan lagartijas,
y juyan con juerza,
que por ‘ai viene Sandalio Ruz,
destajando cabezas.
(Del repertorio de
Concio Rivas, Páramo de La Puerta).
“…Hubo un tiempo en el que no participó en
levantamientos, contiendas ni guerras.
Con el inicio de siglo y sobrepasando
los 40 años de edad, dejó las armas y se dedicó a su actividades privadas, pero
como todo taita, que así se le llamaba al líder bienhechor, nunca le faltaba
gente desvalida que le llegara con problemas, para que se los solucionara. Y,
como emulando al ingenioso hidalgo, motivado por la necesidad de ayudar al
desamparado, se aprestaba a luchar nuevamente contra la injusticia. Don Teófilo
Ruz Briceño, relató que, entre Carmania arriba y Valera, existía una posada
para viajantes, arrieros, comerciantes, forasteros, en donde se podía pernoctar
y dejar la mercancía y las bestias. Al dueño de la posada se le ocurrió,
comenzar a matar a los que llegaban con grandes cargamentos, desparecían los
cadáveres y vendía la mercancía, las bestias las soltaba. Así había hecho en
varias oportunidades, hasta que los deudos de una de esas víctimas, buscó a
Sandalio Ruz para que le arreglara el problema. El coronel se buscó a
Mitridates y a otro de sus secuaces y se fue una noche a Carmania donde el
posadero, y definitivamente arregló el asunto, el posadero amaneció muerto
decapitado. Allí, no volverían a desaparecer los viajeros, ni se perderían las
mercancías, ni las cosas. (Conversación con
Don Teófilo Ruz Briceño. Sábado 29 de febrero de 2020. Timotes). De
esa manera, arreglaba los problemas de la gente; una especie de
justiciero.
Otra
gráfica de Sandalio Ruz (del boceto alegórico al personaje). Propiedad de este blog. N° 3167.
Lo que relató Teófilo, era como verlo tomar su mula,
ponerse su ancho sombrero, su revólver al cinto y tomar su machete a desfacer
entuertos, a enderezar las cosas, a buscar y enfrentar a los bandoleros, a
solidarizarse con los deudos y viudas, y en fin, resolver los conflictos donde
quiera que existieran…” (Manrique, Oswaldo.
Sandalio Ruz, Caudillo de la Cordillera. En revisión. La Puerta, 2020). Pareciera que adoptaba en su
pensamiento como código ético de su vida aquellas máximas cervantinas de <<agravios
que deshacer, tuertos que enderezar, sinrazones que emendar, y abusos que
mejorar>> Cosas de Quijotes, Quijanos o Quezadas.
*
“…Ya con 73 años de edad, el cuerpo cansado del “espadón
trujillano”, tras una penosa enfermedad,
murió en su casa en La Cañada, cerca de Los Pavones, adyacente a la Quebrada de
Tafallez, a las doce del mediodía del 14
de marzo de 1929; causa de la muerte: Reumatismo agudo . Como si todo lo hubiese planificado, al ser
inhumado su cadáver, ante unos pocos familiares, su mujer María Antonia, sus hijos Pedro y Nicolás, y su lugarteniente
Mitridates Volcanes, el lugar donde fue enterrado se mantuvo secreto por muchos
días, meses, años, décadas, como si fuere un pacto de silencio. Posiblemente,
lo sacaron en parihuela, en la oscuridad de la noche, para que los vecinos no
se enteraran y dirían que había salido de viaje. Ninguno dijo, y algunos
murieron llevándose el dato oculto, la tumba, se convirtió en un gran enigma,
no se supo el destino del Coronel, y los parientes, se olvidaron de él, otros,
decían que su cadáver estaba insepulto, que se lo habían robado o escondido en alguna vasija indígena…” Así nació, la famosa
leyenda del sepulcro perdido, que develamos en nuestra obra Sandalio Ruz, Caudillo de la Cordillera.
En
la gráfica un hermoso arco, del techo de la nave central de la Basílica Menor
de Santa Lucia, de la ciudad de Timotes, se lee: “Costeado por el Señor Eulalio
Ruz.”, éste Eulalio, es hermano del Coronel Sandalio y fue Primera Autoridad de
La Puerta, en 1895. Cronografía propia de este blog. 3264.
“…Quizás,
esto que voy a agregar, se entienda como parte de misticismo o mitificación del
personaje, que quiebra la pesquisa histórica, pero solo lo comparto porque es parte de la investigación.
El misticismo que rodea la vida y fama del Coronel Ruz, lo percibirá con el
tiempo, el mismo Teófilo Ruz Briceño.
Éste narró que, en tres oportunidades, se produjo su somnífera
aparición, como si hubiera salido de Garabulla, en lugar de la eternidad; el
Coronel, tranquilo, despojado de su dureza, exclamó dirigiéndose a él:
-
¡Gracias, por haberme arreglado la sepultura! y se retiró de esa escena onírica y espiritual, se iba
bajo una sombra luminosa, y luego, como una tenue luz en la lejanía.
Nuestro
entrevistado, dice tener el don de soñar, pero fueron estas pocas veces que
alguien lo aborda con esa misteriosa designación y agradecimiento, y considera
que pudo haber algo de superstición…”
*
Fachada principal de la Basílica menor de Santa
Lucia, de la ciudad de Timotes. Cronografía
propia de este blog. 3263.
El
Dr. y general Leopoldo Baptista y el
dictador Juan Vicente Gómez, durante los años de la denominada “sociedad de participación”.
En el contexto de la
insurrección parameña de 1914, este personaje se transformó en un héroe
campesino, en una de las figuras más destacadas de la lucha anti feudal y
antiimperialista de comienzos del siglo XX. Sería necio decir, que era
simplemente un guerrillero reivindicativista o “bandolero” por sus acciones
armadas, cuando lo cierto es que simboliza y encarna el ideal de las clases
sociales explotadas y débiles, para ir haciendo revolución a su manera,
enfrentando a una de las dictaduras más terribles que se haya enquistado en
Venezuela.
General Juan Araujo (no confundir con el
“León de la Cordillera”), en 1925, uno de los jóvenes trujillanos que
dirigieron junto con Ruz, la rebelión de la Cordillera; estuvo 8 años preso,
por este hecho.
El propósito de este
artículo sobre el Coronel Sandalio Ruz, se encuentra dentro del marco del
rescate de personajes y hechos importantes de nuestra localidad: La Puerta,
Estado Trujillo, en Venezuela, que han sido silenciados, analizándolos dentro
del contexto en que se desenvolvieron, así como los ideales que los guiaron en
sus luchas; nos aportan elementos importantes para la comprensión de la actual
crisis económica petrolera y minera de la Venezuela del siglo XXI. Este 14 de marzo,
se cumplen 91 años de su fallecimiento.
Nota: Nuestro ensayo Sandalio Ruz, Caudillo de la Cordillera,
centra atención en el proceso de post guerra federal republicano de
caudillos, de finales del siglo XIX y
comienzos del XX, en el que se desataron expresiones y núcleos guerrilleros
campesinos nacionalistas en la Cordillera de la Culata, en su mayoría
espontaneas, sin direccionalidad y cargadas de pasión nacionalista y violencia
política. El caso específico es el alzamiento de varios caudillos locales,
entre ellos, Sandalio Ruz, productor del agro, participando con su montonera
parameña entre 1913-1916, contra la dictadura gomecista
entreguista y lacaya de los yanquis.
Fueron los varones de la Cordillera, para los grandes asuntos del país,
en una hora mermada.
La Puerta, Marzo 2020.
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