Oswaldo Manrique R.
<<doctor Prieto, productor de la enseñanza; luchador
incansable por el bien colectivo; hechura afortunada de la naturaleza; extraño
ejemplar de nuestra especie, a quien los años han retornado hacia la juventud;
a usted buen sembrador de amor y de esperanza, a quien la vida tiempla y no
fatiga; a usted que alto se eleva si duro lo golpean; a usted cuya alma se ha
inspirado en vez de hacerse mustia en medio de tormentas; a usted que altivo va
con la mirada al sol, rumbo a la libertad y hacia la vida, he querido entregar
estas palabras>> (Salom
Mesa. Memorias. Pág. 360. Desde un calabozo del Cuartel San Carlos, agosto
1976).
Compiten el periodo colonial, con el republicanismo
militar oligarca, como negadores de la educación laica, democrática,
humanística en Venezuela, mucho más en las áreas rurales, entre ellas, la trujillana. Sin embargo, aparte de Simón
Rodríguez, Andrés Bello, el maestro Rafael María Urrucheaga, execrados por
quienes no los comprendieron, hubo
otros, que hicieron planteamientos, en momentos del Estado Nacional de
opresión, de una educación para la formación integral de la persona, en el
marco del humanismo. Uno de ellos, fue el Dr. Luis Beltrán Prieto Figueroa, el
maestro de América, que nació en La Asunción, Estado Nueva Esparta, el 14 de
marzo de 1902.
Dr. Luis Beltrán Prieto
Figueroa, Maestro de Maestros.
El Maestro Prieto, como le decíamos quienes tuvimos
la fortuna de conocerlo y andar un tiempo con él -de lo que nos sentimos muy
orgullosos-, centró gran parte de su lucha en el campo educativo, aspiraba una
educación, que fuese el adecuado proceso para lograr una sociedad solidaria,
democrática, justa, y humanista; se le vio librando fuertes batallas, a veces
solo, contra quienes pretendían mantener la hegemonía y el status, de manera
muy particular en pleno siglo XX. Abogado,
educador, filósofo de la educación, político y poeta, pero más que esas
credenciales, fue un Ciudadano, con C
mayúscula y radiante.
Lo conocí, participando en el movimiento
estudiantil, por medio de otro educador destacado, el Profesor José Ángel Arenas, que me invitó a
que lo acompañara al centro de Caracas, que iba hablar con Prieto, sobre las detenciones
de dirigentes estudiantiles; eran tiempos en que la izquierda pasaba por uno de
sus naturales procesos: la División. Allí, en la letrada y fea oficina del
Maestro, se encontraban, Guido Acuña y el legendario Salom Mesa, que eran los
diputados defensores de los derechos humanos.
Le pregunté a Fermín Ancheta, mi compadre, cuál era
en su criterio, la cualidad que más
resaltaba en la personalidad del maestro e inmediatamente me respondió:
su anti catolicismo. Recordó también, muy
rápido, que, uno de los 5 puntos por los que el movimiento golpista
militar contra el maestro Rómulo Gallegos, fue precisamente la Ley Orgánica de
Educación Nacional de 18 de octubre de 1948, de la que fue coredactor Prieto
Figueroa, inclusive, la llamaban el “Decreto Prieto”, sobre el Estado Docente,
tesis prietista que imponía la educación laica, y el Estado asumiría la función
indeclinable de la educación en el país, quitándole a la iglesia católica tal
atribución; aunque se les permitía, que si querían usar las instalaciones y
planteles educativos, para la educación católica, lo tenía que hacer fuera del horario normal
de clases. En dicha Ley, refrendada por el ilustre novelista Don Rómulo
Gallegos, Presidente de la República, y por su Ministro de Educación, Luis
Beltrán Prieto Figueroa, se consagraba además de la gratuidad, <<
La educación es función esencial del Estado>> (art. 1) (Prieto
Figueroa, Luis Beltrán. De una Educación
de Castas a una Educación de Masas. pag.240.Fondo Editorial Ipasme.
Caracas. 2005); su objeto <<formar
ciudadanos aptos para la vida y para el ejercicio de la democracia, fortalecer
los sentimientos de la nacionalidad, acrecentar el espíritu de solidaridad
humana y fomentar la cultura…se orienta hacia la valorización del trabajo como
deber cívico fundamental…>> (art. 2). Uno de los artículos más
polémicos fue el del anticlericalismo católico, que se estableció en el
artículo 7 << No podrá
realizarse dentro de los establecimientos docentes, públicos o privados, ni
durante el curso de cualquier actividad extraescolar que se cumpla con fines
educativos y promovida por el Estado…ninguna propaganda política partidarista
ni de doctrinas contrarias a los principios democráticos…o que favorezcan el
desarrollo de antagonismos religiosos, étnicos o sociales>>. Esta
era la fundamentación de su propuesta educativa, humanista y democrática, tesis
que ampliara en su obra El Humanismo
Democrático y la Educación, de 1957.
Recordé la famosa anécdota, que se le achaca al Maestro
Prieto y que grupo repetíamos en el grupo para desestresarnos, que una vez iba
en un vuelo de Caracas, hacia Margarita, y a su lado sentado estaba uno de los
Obispos de la época, cuando de pronto entró el avión en zona de turbulencia muy
fuerte, los pasajeros les abordó el pánico,
una señora gritó ¡Virgen der Valle Bendita! ¡Recen! ¡Recen¡ Monseñor y que vio al Maestro persignándose,
y cuando llegó la calma, le dijo: - ¿ doctor lo vi persignándose y usted no es anticatólico?, Prieto, le
respondió: - Monseñor, eso es allá en la tierra, aquí en el cielo es otra cosa.
Al abordar con la misma pregunta al estimado amigo,
mi profe en Economía Política y viejo compañero de luchas, el
economista Luis Salas Ochoa, dijo que su
cualidad más importante, era su jovialidad, que por ser margariteño, le era
innata. El Maestro, además de su talento y sabiduría para abordar y responder
aun en las más difíciles situaciones, siempre tenía una respuesta jocosa a flor
de labio. Así como era de feo, desasistido de belleza física, (le decían el
Orejón, moreno y muy alto), desbordaba con ese algo o don personal, que
producía que lo amaran, se sentía hacia él
una especial querencia colectiva,
incidiendo hasta en nuestro interno y deleite espiritual, con esa
gracia; fue un ejemplar de belleza y
estética excepcional. Recordó Fermín,
que en la ocasión en que Luis se iba a despedir de sus compañeros de la
organización donde militaba, porque se iba a estudiar a la Universidad de La Habana,
estaba el Secretario General, quien al
despedirlo le dijo: -espero que venga pronto. Inmediatamente, el Maestro
Prieto, que ahí se encontraba, le ripostó con natural franqueza: - ¿Doctor y
usted cree que él va para la Habana a un
taller de corte y costura? Ese era Prieto.
El maestro Prieto, echando un pie. Gráfica de globovison.com.
En una oportunidad, me tomé dos whiskys en su casa,
era un ser normal, le gustaba el whisky, me parece que era un cumpleaños. Y
llamaba la atención, la plaquita en el frontis de su casa, una vivienda
sencilla construida por algún organismo de vivienda para la clase media, en la
que se podía leer: Ancha y Ajena; le
preguntamos a qué se debía ese nombre, y él con su voz finita, casi
aterciopelada, respondió: - Bueno, ancha, porque mi familia y mis amigos son
muchos y aquí caben todos, y ajena, porque no he terminado de pagarla, debo la
hipoteca. Así era de sencillo y sincero, este hombre que había ocupado las más
altas posiciones de gobierno y estuvo a punto de ser Presidente de la República.
Igual interrogante le impuse a Manuel Márquez,
abogado, nativo de Motatán, y como los anteriores, tenía su opinión del Maestro,
me dijo: su honestidad. Era un hombre sincero, sencillo, franco y autentico.
Rememoró la vez que estuvo en Valera y en la rueda de prensa, le preguntaron
sobre su anticomunismo, él le respondió al periodista que <<el “anti”, es
la negación de todo, y yo, no puedo negar nada, porque sería como negarme a
mí mismo>>. Tuvo la entereza de
romper las amarras ideológicas reformistas, al declararse socialista, pero
siempre presente en su pensamiento, su acendrado Bolivarianismo; al efecto,
escribió: << Se ha dicho que
“sin teoría revolucionaria no hay revolución”. De otra parte podría afirmarse
que sin información política y humana los dirigentes de la cosa pública, los
conductores de las masas no sabían encontrar el derrotero cierto para la praxis
que la política demanda. Lideres ayunos de toda información dan bandazos y tan
pronto apuntan a la izquierda como a la derecha, se detiene en el centro para
volver a las formas conservadoras que han contenido el avance de la humanidad,
en busca de sistemas que contribuyan a forjar un destino mejor y a crear
condiciones de vida favorables para las masas trabajadoras y para el pueblo en
su totalidad>> (Prieto Figueroa, L.B. Del tradicionalísimo la modernidad. págs. 9, 10 y 17. Caracas.
1976 ); se declaró en la <<lucha revolucionaria por la
liberación nacional y la democracia socialista…Inspirados en los grandes
ideales de Bolívar y de los demás hombres forjadores de la patria>>.
Como complemento de esto, léase su ensayo El
magisterio americano de Bolívar.
Rubrica de Luis Beltrán
Prieto Figueroa. Cronografía de este blog N° 3279.
El viejo
Prieto, como le decía la muchachada, era una especie de padre bonachón,
benefactor, de esos tipos simpáticos, buena gente. Escucharlo era convencerse
más, que valía la pena seguir luchando, que definitivamente la vida con todas
sus complejidades, virtudes y accidentes, sigue siendo maravillosa. Confieso
que el primer libro que leí, fue uno pequeño, de edición rustica gris, parecía
hecho de cartón, no me acuerdo si fue el
poeta Guido Acuña, quién me lo obsequio, el titulo: Joven Empínate, me
sorprendió, algunas lagunas propias de la edad y del manualismo dogmatico marxista-leninista
en que deambulábamos, fueron reorientadas. Les contaba a Manuel y a Fermín, que
a finales de la década de los 70, ingresando en la universidad, yo no quería
participar en movimientos ni en militancia, por alguna razón que ya no
recuerdo. Carlitos Dávila, el actor y publicista, me llamó un día y me invita a
que colaborara con la campaña electoral del Maestro, que necesitaba que su
campaña publicitaria la empujaran los
jóvenes, yo no quería; me fue a buscar a mi casa, y en la discusión, me dijo ¿qué
culpa tiene el viejo en esa arrechera tuya? y me hizo entrar en razón. Fui a
acompañarlo, a los pocos días, a una
sesión fotográfica en la Plaza La Concordia, donde estaba una gente de una
compañía de publicidad, el lunes siguiente, salió en una página completa del
diario El Nacional y otros periódicos del país, un afiche, en el que aparecía
el Maestro caminando acompañado por 6 o 7 jóvenes, uno de ellos era yo, y un eslogan que decía la verdad: En él se puede creer. Luego, esa misma
foto, se transformó en el afiche de su campaña electoral a Presidente de la
República. Por supuesto, no ganó; fue su última campaña por la Presidencia de
la República, 1978. Lo acompañé, cuando en Venezuela estaba descaradamente
desatada la feria saudita de millones de dólares que entraban por renta
petrolera, renta que indigestó a la clase política que cedió sus espacios a los
empresarios y a la burguesía parasitaria, cuando se valoraba y atendía como
eventos más importantes del país, inclusive, por encima de una elección
presidencial, el certamen del Miss Venezuela y la elección de la directiva de
Fedecamaras; la Venezuela de la sociedad de cómplices.
Hoy, que se cumplen 118 años de su nacimiento, es
propicio exhortar a los cámaras de mi generación y de otras, que anduvieron con
él, y están dispersos en la geografía venezolana y fuera de ella, a perseverar
en los postulados que le aprendimos, con orgullo lo digo y lo escribo, porque
sus ideas, sus propuestas, tienen mucho que aportar en esta hora tan compleja.
El Prieto, al que aquí me refiero, tiene mucho que aportar en este momento.
Considero,
que el país, aun no ha dado el merito a la obra intelectual de Prieto Figueroa,
que la valore y la armonice con las grandes
expectativas del país. Además de su ejemplo tesonero en la lucha social,
magisterial y política, el insigne
Maestro, nos dejó el caudal intelectual de sus escritos, en los que abordó los
temas fundamentales de la República, con pasión nacionalista y bolivariana,
propugnando bases de justicia social, pulcritud administrativa, y justa
distribución de la riqueza.
Ejemplares de parte de su producción
intelectual. Cronografía de este blog N° 3276.
Tuvo el acierto de profundizar en lo más profundo de
la educación, para que fuera entendido y tomado en cuenta por los burócratas
del gobierno. Sobre el apoliticismo del educador, escribió lo siguiente: <<el ejercicio del magisterio no puede
producir una capite diminutio que lo coloque en la categoría de entredicho
político… ¿castrados políticos serán capaces de formar el espíritu libre, la
recia mentalidad y el ardoroso amor a la libertad que infundiera Simón Rodríguez a su discípulo predilecto, el Libertador de América?>>
(Prieto Figueroa, Luis Beltrán. Los
Maestros, Eunucos Políticos. Pág. 46 Fundación Luis Beltrán Prieto F.
Caracas. 2008); mas adelante, apuntó: <<
La obra imperiosa de la educación del pueblo que ha de salvarse debe ser
realizada por maestros que sean integralmente ciudadanos, hombres capaces de
darse en la palabra y en la acción y que
en todos los actos de su vida ´puedan servir de ejemplo al pueblo que se va a educar.
Educar para la vida social, para la colectividad no puede ser función de
eunucos políticos sin responsabilidad y sin sentido de solidaridad, sin
influencia en la colectividad>> (Prieto F: 61).
Caratula de El maestro
como líder. Cronografía de este blog N° 3278.
Así como enfrentó a la clase política hegemónica,
por ejemplo, cuando la reversión y la chucuta nacionalización petrolera de CAP,
o el problema fronterizo y de Guayana Esequiva, junto con el gallo Silva
calderón, fueron las voces en el desierto que rechazaron tan infames procesos.
Cuando opinaba, la gente lo escuchaba, tocaba la conciencia del país, era la
reserva moral la que hablaba; por eso, era un hombre incomodo para el país político
y las clases dominantes. En la Venezuela de hoy, hacen falta, hombres como el
Maestro.
Fue un severo
crítico del líder político del país, al respecto escribió: <<en las épocas revolucionarias, ya lo
dijimos, hombres de hogares humildes alcanzaban la categoría de líderes. ¿Por
qué razón? Porque, rotos los moldes sociales, dentro de los cuales el hombre
humilde, aunque capaz, no tenia oportunidad de actuar, se destacan sus grandes
condiciones de dirigente y asciende al liderazgo, precisamente en la
circunstancia en que éste se hace más difícil y requiere una mayor suma de
aptitudes para su ejercicio, lo que pone de manifiesto el papel de la situación
interactuando con la personalizad para crear el liderazgo>>
(Prieto Figueroa, Luis Beltrán. El concepto del Líder, el maestro como Líder.
pág. 60. Monte Ávila Editores. Caracas. 1979); era partidario, del liderazgo
colectivo.
En la política intervino
activamente, con fines y medios éticos ejemplarizantes. Cronografía de este
blog N° 3272.
Me dispuse a escribir una nota antiolvido, de
menudencias y cosas sencillas del Maestro de carne y hueso, no una semblanza,
ni biografía ni datos de su vida, que
hay muchas, tampoco, un clamor de resignación nostálgica; la nota tenía que ver con el recordatorio de
haber andado con uno de los grandes hombres de esta humanidad de lo cual nos
sentimos orgullosos, de algunas vivencias, lo digo en plural, porque a ese
grupo de amigos que aun nos comunicamos, nos alimentó el espíritu, nos nutrió
el ideario, que considero, es más que
suficiente, en toda la amplitud de lo que esto significa.
Esa “cofradía o hermandad escarlata”, que podía
reunirse en un apartamento en la parroquia el Valle de Caracas, o que podía
ocupar espacios importantes de los Caracas, o encontrarse un fin de semana en
Canchunchú Florido, o en el hermoso Delta del Orinoco, debe romper la burbuja
de la expectativa, de la rebeldía sin militancia o simplemente de resignación
critica.
En estos momentos, y este es un caso para el
análisis político, no hay donde militar, no es que seamos una especie de
cuadros políticos alienígenas, observen, no hay donde militar en Venezuela, lo
que existe y se practica, es la anti política, en el campo de la izquierda, de
la derecha y hasta de centro, pero no es excusa, siento que tenemos un compromiso con las
ideas fundamentales y coincidentes que profesamos, con la ética que nos
transmitió el Maestro y principalmente con el país. Disculpen que lo haga en forma directa con
unos, e indirecta con otros, me refiero a Luis Salas, Evencio Gallardo, Fanely
Mesa, Norelkis, Andrés Caleca, David Fermín, Luisito Valderrama, Chuo Oduver, Fermín
Ancheta, Edgar y el macho Walter Gavidea,
Víctor Álvarez, Johnny Balza, Mario Isea, Rodrigo Cabezas; Aquiles Álvarez, el motatanense, discúlpenme a
quienes no nombro por desliz de la retentiva; pero además invoco, el espíritu
de nuestros hermanos: la bella Rosita Ojeda, la comandante regañona y bien
informada; Antonio García, ilustre
jurista; y nuestro medico cantor, el Dr. Carlos
Torres Bracho, quienes pasaron a otro plano de lucha, y sé que coinciden con
esto que les estoy planteando. Son horas transicionales y complejas, que vive
el país, estacionado en un punto confuso para muchos, en el que se desconoce si
es de avance y sacrifico, que para otros, es simplemente de retorno. Es el gran
arcano que toca localizar, para utilizar una frase de Maneiro.
Lapuertaysuhistoria.blogspot.com
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