lunes, 6 de abril de 2020

Curas Doctrineros de La Puerta.






Oswaldo Manrique R.


Los primeros Curas Doctrineros de La Puerta.

En la semblanza biográfica del padre Antonio Montero que publicamos en este blog, a quien la historiografía señala como el primero de los curas doctrineros del Pueblo de San Pablo Apóstol del Bomboy (hoy La Puerta), apuntamos que tuvo uno de las más riesgosas y complejas misiones de agrupamiento y adoctrinamiento de indios. No era alentador para su labor evangelizadora, tener que emprenderla con grupos indígenas Timotes, incluyendo escukeyes,  sometidos al encomendero Juan Álvarez de Daboín, el exterminador y genocida de las tribus rebeldes del Lago.  Los indígenas de la comunidad del Bomboy,  tenían contacto con esos pueblos, bien por su rebeldía,  itinerancia o por su actividad de intercambio y luego comercial con las tribus aledañas al Puerto de Gibraltar, minado  y asaltado por los Motilones, la etnia mas rebelde e indomable del occidente de la provincia de Venezuela.  Historiadores como Jorge Gamboa Mendoza, han afirmado que las tribus de las zonas altas o cordilleranas serian más dóciles.   


Antigua Capilla de San Pablo Apóstol de La Puerta. Color digital: Prof. Beltrán Briceño. Cronografía  3157.

El asunto es que, Montero, tuvo que  emprender su misión a riesgo con aborígenes de zona alta, como los del Páramo que tenían contacto con las tribus rebeldes de la zona sur del lago de Maracaibo, y los asentados en zona baja, como los rivereños del Bomboy; igual misión tuvieron, los curas que le sucedieron en la dirección del adoctrinamiento en las encomiendas del Pueblo Cabecera de Doctrina de San Pablo Apóstol del Bomboy.
Sin embargo, tuvieron algo a su favor, el señorío y la estructura de poder del cacicazgo de los Timotes, con la que pudieron negociar. Según la tesis del investigador colombiano Gamboa, citado por el historiador venezolano Luis Alberto Ramírez Méndez, las considera sociedades organizadas bajo el liderazgo de un cacique o con varias capitanías o parcialidades, que gobernaban la comunidad de aborígenes “y en señal de respeto los subalternos les rendían tributos y les hacían algunas  labranzas”  (Luis Alberto Ramírez Méndez La tierra prometida del sur del Lago de Maracaibo. De su misma sangre. La frontera indígena (Siglos XVI-XIX) UNERMB. Pág. 115). Esta estructura de poder, pudo facilitar al padre Montero,  el proceso de evangelización y el sometimiento al nuevo régimen económico y social que implantaron los invasores europeos. 

Su formación sacerdotal, en el primer instituto de formación religiosa de Trujillo.

Los primeros curas trujillanos, entre ellos, Montero, Carmona y León,  tuvieron la fortaleza y el privilegio de estudiar en uno de los primeros institutos de formación sacerdotal, la Escuela Superior de Artes y Teología, que se ha considerado el primero que a nivel de colegio seminario se fundó en Venezuela; su fundador fue el obispo fray Pedro de Agreda, funcionando desde 1576, y tuvo como docentes a Diego de Velásquez en  Teología y al fraile Juan de Peñaloza para los cursos de Gramática y Artes, estos curas, profesaban el culto monacal a San Francisco de Asís, y van dotando a este instituto de profundos conocimientos teológicos, en virtud de la vocación sacerdotal que desde aquellos años demostraron los trujillanos.


Imagen de San Pablo Apóstol de La Puerta. Según el catálogo de patrimonio cultural del Municipio Valera, fue elaborada y traída de España. Cronografía 2604.

Para formarse como cura en aquella época, no era tan fácil como se pudiera pensar, las exigencias eran algo estrictas, aunque hubo personajes que se saltaron o evadieron parte de ellas, con recaudos falsos.

Los requisitos que cumplieron nuestros primeros doctrineros para ser curas. 

Estando estos pueblos americanos a grandes distancias de España y de la autoridad eclesiástica, hubo cierta flexibilidad, ante las rigurosas exigencias de las Constituciones Sinodales; éstas exigían para ingresar a la carrera sacerdotal lo siguiente:   “Han de saber bien clara y distintamente, la Doctrina Cristiana, leer y escribir, y ha de tener uso de razón, para conocer y entender la dignidad a que son admitidos; y que den muestra de que aprovecharán, para recibir las demás ordenes, y si se conociese, que por su rudeza no hay esperanza de que puedan aprovechar, no han de ser admitidos” (Gutiérrez de Arce, Manuel: El Sínodo Diocesano de Santiago de León de Caracas de 1687. Boletín ANH. N° 125. Caracas. 1975. http://www.anhvenezuela.org.ve).

Por ejemplo, para llegar a ser Presbítero, se requería: “El presbiterado demandaba haber cumplido los veinticuatro años y entrado en veinticinco, además de aprobar el examen de latinidad, de moral y de doctrina de los sacramentos. En el terreno práctico, el candidato tenía que demostrar destreza en el canto de los evangelios en la catedral o en las parroquias; y gozar de buena fama respecto a su vida y pureza de costumbres”  (Ramírez Méndez: 16). Aptitudes y cualidades que no todos los curas tenían en esa época.

Hubo también formación insuficiente en los primeros curas doctrineros, porque no existían instituciones para ello, a la llegada de los conquistadores hispanos. En Trujillo, y este es un dato interesante se fueron estableciendo las primeras instituciones o colegios. En 1576, fray Pedro de Agreda, 4° Obispo de Venezuela, dejó testimonio de ello, en carta al Rey de España en la que le informa lo siguiente:  “Yo he instituido y fundado un estudio de gramática en un pueblo de estos que se llama Trujillo, por ser más aparejado para ello que otro ninguno, para que los hijos de españoles estudien y se apliquen a la virtud; este va muy adelante y cada día irá a más, mando pagar al maestro, de todas las iglesias y curas sueldos a rata un salario moderado; aviso esto a vuestra Majestad para que de algún favor y sustento para que tan buena obra se conserva que cierto es muy necesaria (Ramírez Mendez:19). Se refiere al Convento de los Franciscanos de la ciudad de Trujillo.

En la misma medida que iba creciendo la economía y la población, los requerimientos de sacerdotes iba aumentando, para atender los pueblos que existían y los que iban surgiendo, no solo para dar misa y suministrar los sacramentos, también para impulsar las escuelas, la enseñanza del idioma español, establecer hospitales y asistirlos, y en general, para las funciones pastorales.

Ahora bien, se preguntaran ¿cuáles eran las obligaciones, labores y competencias del Cura Doctrinero en las encomiendas?  Como lineamientos específicos debían destacarse en “… la fundación de escuelas, o bien en la creación de hospitales, la rectoría de obras pías, la indoctrinación de los naturales, el manejo de lenguas indígenas, la capacitación de los peones criollos, para ciertos trabajos de albañilería en la edificación de los templos y conventos, carpintería, alfarería y otros menesteres propios de la práctica parroquial…” (Ramírez Mendez: 50). Además, llevar los libros de las personas: Nacimientos, matrimonios y defunciones de blancos, indios y esclavos; libro de confesados, asimismo, cantar la misa en domingo y días festivos. 

Después del padre Montero, el que tomó la dirección de la misión evangelizadora y la enseñanza de los indios de las encomiendas, así como, de la Capilla de San Pablo Apóstol, fue el padre Salvador de Carmona.  En esta labor también ayudó el fraile Juan de León. Las encomiendas de la Doctrina de San Pablo Apóstol, eran muy extensas y distantes en cuanto a territorio, a pesar de la congregación de indios en el sitio de La Puerta; algunas estaban localizadas entre Timotes, Jajó  y la Quebrada.   Fueron estos curas doctrineros, regularmente formados, con sus defectos y virtudes, los que infundieron desde su estadía, la luz y vida espiritual de nuestro pueblo.


Al padre Montero, lo sustituyó el cura Salvador Carmona. Cronografía 2815.

Los principales obstáculos para la misión de evangelización:

Los pueblos indígenas, que tuvieron que someterse con violencia o no, al inusitado proceso de evangelización, tenían sus propias creencias y devociones, como parte de su cosmovisión, fidelidad a sus ancestros, sus ritos y cultos religiosos y su cultura y el respeto a la vida y la naturaleza. Es lógico, que con esta situación, los  primeros curas doctrineros tuvieron que valerse de medios poco expeditos.  No era un objetivo a lograr de la noche a la mañana, o por golpe de suerte, tardó mucho. La conversión del aborigen al catolicismo fue lenta, algunos historiadores consideran que esas creencias aun persisten, aunque hayan sufrido el proceso de sincretismo, dentro de la misma fe católica. 
Con la llegada del genocida  Álvarez Daboín, a este valle, desapareció el Tabiskey Bomboy, pero igualmente,  debieron superar la estructura de poder del caciquismo que se mantuvo, existía –aunque no en materia religiosa y política que había sido suprimida-,  la autoridad de los caciques y mandones de cada encomienda, por lo menos hasta 1687 en que se ordenó la “libertad de los indígenas” y pasaron a ser tributarios, en su mayoría de la etnia Timotes, que es la que nos atañe, en este trabajo. Los curas doctrineros, tuvieron que enfrentar esta resistencia activa y la pasiva, que fue la que persistió hasta la llegada de los tiempos de la República.

Por otro lado, se les presentaba la dificultad, para los sacerdotes y frailes llegados de Europa, el hacerse entender, el poder comunicarse con los pobladores originarios que hablaban su propia y autóctona lengua, para ellos desconocida.  Hubo de utilizar las denominadas “lenguas”, aquellas personas que sabían ambos idiomas y fungían de intérpretes, los curas tuvieron que aprender rápidamente la lengua y dialectos de los indios que iban a adoctrinar.  En el caso de los que vinieron a La Puerta, como el padre Montero, era hijo de un encomendero de indios en Burbusay, igualmente, el padre Salvador de Carmona, descendiente del capitán encomendero Juan de Carmona, encomendero en Trujillo, y al parecer el fraile Juan de León, oriundo de Boconó; es decir, curas que  tenían relación y comunicación directa con  indígenas en su mayoría de la etnia Timotes.

 Lo que sí se percibe, es que  cumplieron su noviciado en la propia tierra de indios, con su falta de experiencia, eran jóvenes sacerdotes franciscanos que emprendían una responsabilidad importante, cambiar la idiosincrasia y la fe religiosa a otros seres humanos, aunque sus órdenes religiosas los llamaban “pueblos paganos”. Obstáculos estos, que lograron superar, induciendo sus propias prácticas, en el trabajo evangelizador.  Tuvieron de su lado como apoyo, la actitud enérgica e irreductible del obispo franciscano fray Antonio de Alcega, quien fue el incinerador mayor de más de 3 mil ídolos de barro y de 1.114 santuarios propios del culto de los indígenas de la Provincia trujillana, de lo que dejó constancia en informe escrito por él.   

Los primeros Curas que dejaron huella en  la Iglesia de La Puerta.

En el año 1.636, todas las aldeas indígenas de la provincia de Trujillo, fueron visitadas por el Obispo Dr. Juan López Agurto de la Mata.  Éste en su informe, da cuenta que hasta el año anterior 1.635, en lo que comprendía la jurisdicción del pueblo de San Pablo Apóstol del Bomboi, estuvo como Cura Doctrinero el padre Antonio Montero,  y al ser trasladado a la iglesia de san Miguel de Burbusay,  recibió la parroquia el cura Salvador de Carmona; este, es un primer dato interesante.

Buscando un orden cronológico en cuanto a la dirección de la iglesia en nuestra parroquia, desde la fase de la Conquista, hasta el fin de la Colonia,  estimamos que es el que sigue: 
El padre Antonio Montero, franciscano, natural de Boconó, fue cura doctrinero hasta el año 1635.  Su padre era el Capitán Juan García Montero, descendiente del conquistador Juan Román, compañero de armas y amigo de Juan  Rodríguez Suárez, el caballero de la capa roja, fundador de la ciudad de Mérida.

El padre Salvador de Carmona, franciscano, natural de Trujillo, fue el segundo cura doctrinero en La Puerta, desde 1635, sustituyendo al padre Montero.  Al parecer el padre Salvador, era descendiente del Capitán Juan de Carmona, incluido por los antiguos cronistas entre los primeros conquistadores y fundadores de Trujillo, fue Regidor de la ciudad en 1567 y tuvo encomiendas y tierras en la ciudad de Trujillo. Cuando nuestro cura doctrinero llegó a La Puerta, apenas tendría unos 25 años de edad.

         En esa actividad vino a colaborar un fraile, de nombre Juan de León, también franciscano, al parecer  Fray  Juan de León, era natural de la Villa de San Alejo de Boconó, donde nació en el año 1610 aproximadamente, y era descendiente de capitanes conquistadores llegados a esas cumbres andinas.  Estos serian los primeros curas doctrineros que desplegaron labor evangelizadora en nuestra parroquia. Luego vendrían otros, que también pusieron su esfuerzo en este proceso catequizador y en la formación de La Puerta, como pueblo cristiano colonizado, de los cuales destacamos los siguientes: 
 Para el año 1670, era cura doctrinero el padre Reyna; los historiadores registran que,   “…En 1670, el sacerdote Don Nicolás de Reyna y el licenciado Mateo de Párraga, fueron  fundadores del Pueblo de San Pablo del Bomboy…” (Fonseca, Amílcar. Orígenes trujillanos. Tomo 1, pág. 137. Ejemplar  Biblioteca MBI. Trujillo). Igualmente corroboran esta afirmación cronistas regionales, “…El 29 de Julio de 1670, Mateo de Párraga y el Sacerdote Nicolás de Reyna fundan a San Pablo del Bomboy…” (Fuente: pagina web: Datos Históricos de Trujillo y Venezuela. https://adalbertoga7.wordpress.com). El padre Nicolás de Reyna, según este dato histórico seria fundador y cura doctrinero de La Puerta.


Fue el cura Nicolás de Reyna, el fundador de La Puerta, junto con el maestro Mateo de Párraga, en 1670.  Cronografía 2818.

Después del padre Reyna, es designado  el cura y licenciado  Buenaventura Cabrita y Losada, quien además de cura doctrinero en 1687, era encomendero del Pueblo de Doctrina  San Pablo del Bomboy, una de las excentricidades y contradicciones que encontramos en la historia trujillana.
En la segunda década del siglo XVIII,  servía de cura doctrinero de nuestra comarca indígena, el padre Don Fernando Paredes; según lo registra Amílcar Fonseca, era cura en 1719.   
En 1782, era Cura doctrinero de La Puerta, el Presbítero Pedro Santa Anna Coronado, el Buen Pastor.  Fue el cura que inició la recolecta de dinero entre los hacendados, para la construcción de la Capilla de La Puerta, que al parecer se concluyó a finales de la séptima década  del siglo XVIII, inmueble que fue objeto de varias refacciones y reparaciones.  


 Mariano Martí, Obispo andariego, benefactor de los pueblos coloniales de Venezuela.  

      El 9 de abril de este año 1777, el Obispo Mariano Martí visitó acompañado de sus curas ayudantes y los esclavos a su cargo, el Pueblo de indios de nuestro señor San Pablo Apóstol del Bomboy (hoy La Puerta); venia de la Mesa de Esnujaque;  “…San Pablo del Momboy fue visitado por el Ilustrísimo Dr. Mariano Martí en 9 de abril de 1777, cuando era cura de almas de este pueblo y de Mendoza el Presbítero Licenciado Don Pedro Santana Vásquez Coronado…” (Andrade, Juan de Dios. 100 años de la instalación del 1er. Concejo Municipal del Distrito Valera, 1875-1975. Págs. 91. Tipografía 7 Colinas. Valera. 1975). Fue el Presbítero Licenciado Don Pedro Santana Vásquez Coronado, a quien se debe la iniciativa de construir el primer templo formal a San Pablo Apóstol de La Puerta.   


Padre y prócer independentista Francisco Antonio Rosario, cura párroco de La Puerta en 1793.

A partir de 1793, es designado como cura doctrinero y párroco de La Puerta, el Presbítero Francisco Antonio Rosario, patriota y santo, cura que no ha sido reivindicado ni se ha tenido la iniciativa popular de su santificación. Varios de sus biógrafos, afirman que  el padre  Francisco Antonio Rosario, que había nacido en Trujillo, llegó en 1761 a La Puerta y al Valle del Bomboy, contando 32 años de edad, a ejercer su sacerdocio.


La Puerta, abril, 2020.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Francisco Moreno y su ajicero de alto rango.

Por Oswaldo Manrique. En nuestros pueblos andinos, hay personas que vemos a diario en las calles, mostrando sus productos y desarrollando ...