viernes, 1 de mayo de 2020

El Escudo de La Puerta, su revisión.



Oswaldo Manrique R.

Educadoras amigas y vecinas, me han solicitado información de cómo iniciar un proceso de descolonización de nuestra historia local, que involucre el rescate de nuestra memoria colectiva. En una apretada sugerencia, respondí que debemos comenzar a dudar de toda la historia que se nos ha infundido, por ejemplo, comenzar a llamar las cosas por sus nombres autóctonos y originarios, sacar del silencio a nuestros principales hechos y personajes, y también, hacer la revisión de los símbolos de la parroquia, sería una sencilla forma de comenzar esa labor. En esto de los símbolos, es pertinente la revisión porque permite analizar varios aspectos del devenir histórico y del mismo gentilicio,  de nuestro pueblo.

En la mayoría de los casos y ejemplos de Escudos de Armas o Blasones heráldicos  como también se le suele llamar, independientemente de su forma, superficie o espacios de distintas figuras con que se presentan los blasones de un Estado, distrito, parroquia, población, clubes, equipos deportivos, corporación o familia entre otras comunidades, siempre podremos observar, que responden a elementos, hechos, actividades características de esos entes sociales.  El que se tiene actualmente como Escudo de La Puerta, fue realizado en 1970, bajo la dirección del señor Regulo Burelli Rivas (también autor de la letra del Himno parroquial), con motivo de la celebración de los 350 años de una supuesta e inexistente  “Fundación” de La Puerta, salvo la Cartular de 1670, por Mateo de Párraga y el cura doctrinero Nicolás de Reyna, tema que hemos  abordado en otros artículos. 

Consta este símbolo local, según la explicación que pudimos leer y copiar en el libro sobre La Puerta, del profesor Alirio Abreu Burelli, de lo siguiente:
Como centro y campo principal de este escudo,”… que representa las montañas, el valle y el río Momboy  y en el medio una gran puerta abierta de par en par, como símbolo de hospitalidad, transparencia, libertad; que invita a entrar y quedarse…”  (Abreu Burelli,  Alirio.  Un Valle, una Aldea, un río). Se intenta así, simbolizar las características topo-hidrográficas de nuestra parroquia; sin embargo, la realidad nos lleva a señalar que hoy esta comarca pasó a ser una concentración urbana de cierta importancia y crecimiento, y a la vez, con el avance de un mestizo páramo agrícola. 
No menos importante es, que en este emblema local, no hay una sola referencia aparte de la agricultura, a nuestras raíces indígenas Timotes, ni a las actividades de estos como: telares, cestería, sombreros y cerámica, de las que aún quedan vestigios en nuestros caseríos de montaña; tampoco alusión a la  espiritualidad colectiva, ni a su santuario indígena,  ni a su hermoso templo de San Pablo Apóstol. 
 
Escudo de La Puerta, elaborado en 1970, bajo la dirección del señor Regulo Burelli Rivas. Cronografía 3227.

En el plano superior del escudo, a manera de corona, aparece “…una cesta con los frutos propios de este lugar…”; la cesta que se ve, parece una  obra de  cualquier otro sitio o país,   y no, una creación autóctona de las que se elaboraban en Tierra de Loza o Tierra Colorada, Carorita o Kukuruy, de barro cocido, ni de la cestería Xikoke, elaborada por estos indígenas en el páramo de La Puerta, con espigas de  palmiche paramero, mucho menos, elaborada con hojas de frailejón, que fue, es y seguirá siendo símbolo representativo de nuestra flora natural autóctona.  Tampoco, pudimos determinar cuáles son esos frutos autóctonos que califica de “propios de este lugar”. Por lo menos, no se logran ver, maíz, hortalizas, cañadulce, cafetos, legumbres, y fibras de algodón, cocuiza o lana, que los aborígenes producían y con algunas,  manufacturaban piezas con destreza y alta calidad, ni el popular díctamo real.
Consta esta composición heráldica, de una franja gruesa que sirve como marco del campo principal, de la que no se conoce qué proyecta simbolizar o representar dentro del escudo. Un marco grueso, con fondo oscuro y con dos ribetes de color claro, de los que tampoco sabemos qué significan o simbolizan.

En el contorno del escudo, se observan “a los lados hojas y frutos del café y del laurel y de otras plantas de nuestros campos”; el laurel se ha utilizado a lo largo de la historia, como símbolo de triunfo o premio, ejemplo la corona de laurel ofrendadas a los épicos guerreros y falanges invasoras romanas.  En este caso, no se observa, en dicha alegoría, el frailejón que distingue a nuestros páramos y sub-páramos, que rodean el casco urbano.
 Las primeras plantas de café las trajo a nuestro valle, el Dr. Francisco Antonio Labastida Briceño en 1801; este noble independentista fue  representante del pueblo de La Puerta, en la Asamblea Provincial  Constituyente de 1811; mucho años antes de esto, fue promotor de  las sementeras de caña dulce y de trigo. Los aborígenes y primeros pobladores, antes de 1608, en que se otorgó la primera encomienda,  cultivaban maíz, papa, caraota. En nuestro escudo, no se ve la cereza del café, que sería la representación del fruto, y no se diferencia la hoja de este rubro con la del laurel, especies, que desaparecieron desde hace muchas décadas de nuestros sembradíos. Igualmente, no se distinguen las otras plantas a las que se hace alusión.

Gráfica del antiguo templo de San Pablo Apóstol de La Puerta

Desconocemos los colores para cada campo y elemento, así como su significado, aspecto que sería importante sepan nuestros estudiantes y pobladores y visitantes, por ser La Puerta,  un punto de interés turístico, histórico y religioso.
Finalmente en la parte inferior, destaca una divisa; que según la referida explicación es: “…una cinta con la inscripción latina Ex paradisea porta Momboy oritur flumen…”, que significa según la indicada publicación: De la puerta del paraíso fluye un rio: el Momboy.
Hemos venido repitiendo, que es tiempo de comenzar a llamar las cosas por su nombre, por  ejemplo: este valle y su rio, llamarlo por su original toponímico y antroponímico Bomboy, como su tabiskey Timoto, no Momboy, como se ha venido deformando y se sigue distorsionando, inclusive,  por las mismas autoridades públicas, educativas y culturales.
Es conveniente aclarar, que cuando se utiliza este tipo de  epigramas en latín (lengua muerta), que cumplen una función  fundamental en el escudo, desde  un poco antes del Medioevo, el lema debe  expresar y explicar por sí solo, los elementos y el conjunto total del escudo; quiere esto decir, que la frase, la ilustración, los colores y el grabado deben estar en total armonía plástica; inclusive, se ha escrito que debe existir, sintonía idiomática, si se habla en el lugar,  el castellano ¿por qué va estar la divisa o expresión en francés o en latín?; es parte de lo que se considera  el razonamiento de los emblemas. 
 Lo anterior, son simplemente datos para la reflexión, sobre el tema de la revisión y adecuación de los símbolos locales de La Puerta, que atañen a nuestro gentilicio, nuestro patrimonio cultural y a nuestra historia.
Mayo 2020.

2 comentarios:

  1. El tema de la simbología en la heráldica responde más a la categoría del arte representativo que al de la historia; esto hace muy díficil -por no decir imposible- representar los valores tangibles más relevantes de la región, cuestión mucho más compleja cuando se trata de valores intangibles como el habla o el lenguaje.
    El Abordaje del tema por Manrique abre una discusión que hay que darla.
    Agradecido pue

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  2. saludos amigo. agradecido por tu comentario, que encauza mas el tema, en cuanto a esa discusión en el campo de la descolonización cultural e histórica. OM

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