miércoles, 17 de junio de 2020

Maen-Shombuk, el Santuario (las 7 Lagunas).



La Puerta, Estado Trujillo, en Venezuela.


                                             Oswaldo Manrique Ramírez.





 Maen-Shombuk, el Santuario Indígena.

Al comienzo de los tiempos en que se produjo el proceso de expansión de los Muscus y Timotes por la Cordillera de la Culata, estableciendo su camino intermontano hasta el Puerto de Gibraltar en el lago de Coquivacoa,  se fue asentando la Comunidad Indígena del Bomboy, en el valle del mismo nombre; junto con esto, se fue consolidando un espacio y paraíso espiritual,  un gran santuario indígena de los integrantes de esa comunidad: los Bomboyes, Xikokes, Kombokos, Mucuties, Xaxoes y Esnujaques, que es el monumento de la resurrección de esa cultura aborigen, autóctona, que inmortaliza esta raza, a pesar del genocidio y su desaparición, quedando sus dioses y lugares principales.

Arriba, Mapa  de MAEN-SHOMBEUCH, Santuario de las 7 Lagunas. Se puede localizar con cierta facilidad, el Santuario Indígena, en el Páramo de las 7 Lagunas, La Puerta, Estado Trujillo, en Venezuela.  Idea y diseño de Oswaldo Manrique y Licenciada Yaritza Rivas. S/E, elaborado en el 2019, para este blog.   

 Desde la población de La Puerta, existen 3 caminos indígenas muy antiguos para llegar a él, la Cuesta de los Rondones, que se inicia al frente del cementerio, o bajada de la Prefectura de La Puerta; el camino más viejo, el de La Maraquita, cercano a La Flecha, por donde invadió el pirata francés Gramont de la Mote,  para saquear y quemar a Trujillo en 1678, y un tercero, que es el de los Bicuyes, frente a lo que se conoce como Parcelamiento El Rosario (antigua hacienda). A pie, se puede recorrer, en senderismo,  en bestia también; por  este camino se encuentra la carretera para vehículos de doble tracción que pueden lograr un buen trayecto en menor tiempo, para luego emprenderlo hasta el mismísimo Páramo de Las 7 Lagunas. Aparte existe la vía ancestral desde Mérida-Timotes-La Mucutí-Paramito-Chegué, que también conduce al Santuario.

Precisamente en esta serranía, se conformó con el paso de las distintas glaciaciones, un lugar hermoso, para algunos encantado, mágico, santo, de proyecciones magnéticas que por su composición topográfica, altura, hidrográfica, climática, quebradas, manantiales, cuevas, lagunas, depresiones, riscos, caminos, farallones, su historia, espiritualidad, solo se puede catalogar como un excepcional santuario indígena. Son siete sagrados depósitos de agua dulce, de origen glaciar, hermosas y seductoras Lagunas, con sus propias historias y encantos, cada una ha sido denominada por los pobladores de este páramo, con un nombre que responde a su forma y características. El paraíso santuario al que me refiero, está conformado por 7 Lagunas o espejos de agua, cada una con su respectivo nombre y su propia historia: Laguna Negra, Laguna Gata, la Calzona, la Corcovada, Corazón, La Ciega o Tapada y la Madre de la Laguna Gata.

En este espacio se veneraban las divinidades o elementos fundamentales de los indígenas, y también, los espíritus de sus antepasados. A tal fin, los restos de sus muertos, eran enterrados en las distintas cuevas que están cercanas a estas lagunas, y era su costumbre, ir en grupos como en especie de peregrinación familiar, a rendir tributo a sus antepasados o a realizar sus actos y ritos mágico religiosos, por ejemplo a dar gracias al Dios de las cosechas, o al de la lluvia. Se conoce por tradición oral, que el maestro Mateo de Párraga, cofundador de La Puerta en 1670, sostenía que cada 56 años, los indígenas Timotes se congregaban todos en un determinado lugar, para resolver sus grandes problemas colectivos y trascendentales. Este espacio de misticismo, era idóneo para la meditación y la obtención de respuestas  Esta demás decir que es un sistema frágil,  natural, que ha sido visitado y poco intervenido.


Agradable toma parcial de la Laguna Negra. Obsérvese el aviso “LAGUNA NEGRA. ALT. APROX. 3.650 MSNM”. Páramo de las 7 Lagunas,  La Puerta, Estado Trujillo, en Venezuela.   Cronografía N°074446.

         Es MAEN-SHOMBEUCH (Maen-Sombuk), que en lengua Timoto significa las 7 Lagunas, es el Santuario de los simbólicos 7 ojos mágicos de agua, las 7 Lagunas parameras, en la cultura, espiritualidad e historia de la Comunidad Indígena de los Bomboyes, pobladores precolombinos de La Puerta.  La composición anterior, está formada por maen, que es el vocablo indígena usado para indicar siete (7),  y shombeuch o shombuk, palabra compuesta por shom y beuch, para designar o representar el elemento físico agua, la última, adjetivo de bastante, fuerte o permanente;  unidas ambas voces Maen-Sombuk, indican 7 lagunas (Dialectología Timoto-Cuicas. Fonseca, Amílcar. Orígenes Trujillanos. Tomo I. Págs. 279 al 305. Fondo Editorial Arturo Cardozo. Trujillo. 2005). Este sería el nombre con el que representarían los indígenas Bomboyes, Xikokes, Mukutís, Kombokos y Xaxoes, a su gran Santuario, Maes-Sombeuk. 
En el estudio de este nombre Maen-Shombuk (7 Lagunas), se descubrirá toda una cosmovisión indígena, en lo que vendría a ser la tendencia natural a la libertad, igualdad, solidaridad, colectivismo, y a la vez, nos encontraremos con el origen más remoto de nuestro humanismo y de nuestras raíces.


 El Santuario de las 7 Lagunas.

 Según los añejos cronistas, este espacio, era el escenario más importante desde lo colectivo, para los Bomboyes, Xikokes, Mucutís, Jajoes y Timotes, era el lugar no solo de peregrinación y reunión cada cierto número de años, como lo señalaba el maestro Mateo de Párraga, sino que era el lugar de los festejos y de las ofrendas de estas formaciones indígenas. Fueron las 7 Lagunas, eso: un santuario sagrado. En el pasado fue un espacio  protegido y respetado por estos aborígenes.


Panorámica de 3 de las 7 Lagunas, que conforman este santuario y mágico sitio,  obsérvense a la Gata, la Corva o Corcovada, la Negra; y mucha neblina y vegetación frailejonera. Páramo de las 7 Lagunas,  La Puerta, Estado Trujillo, en Venezuela.  Cronografía N° 101522.  

Existe en él, mucha vegetación de frailejón, musgos y díctamo real y otras especies parameras. Sin contar con un estudio preciso de su fauna, se calcula que pudieran existir en este ecosistema, unas 150 especies de aves, entre las que destacan, paují copetón, pavas, gallineta, pericos, lechuzas, colibrís.
Como referíamos anteriormente, para la oralidad de nuestra comarca, el Maen-Shombeuch: es un bello paraíso-santuario indígena,  es decir, un complejo holístico natural religioso, que se encuentra asentado en el páramo sagrado de La Puerta. Se han tejido muchas leyendas acerca de ellas, los vecinos de estos lares, señalan que estarían custodiadas por uno seres llamados “momoyes”, otros que por unos entes pequeños que andan con guadaña en ristre, quienes viven en sus alrededores.  Según estas creencias, los visitantes no deben pisar muy duro, brincar, ni gritar, ni lanzar piedras a las aguas,  porque se molestan estos vigilantes, y se apodera del lugar una espesa neblina, que puede extraviar a las personas; algunos han contado que se han encontrado gente muy hermosa, serenos y simpáticos ancianos o bellas mujeres y hasta los han invitado a fiestas, y al ser abrumados por su encanto, van a aparecer en otros lugares.  Son leyendas que se mantienen desde tiempos muy antiguos, repito, en la oralidad paramera.
Para nuestros ancestrales y primeros pobladores indígenas de la etnia Timoto, este hermoso y excepcional  sitio fue de su más alta y secreta valoración y respeto personal y colectivo. Fue un espacio sagrado de alto valor mítico y religioso, el lugar de sus Dioses, de su templo místico y el de sus venerados muertos. Esto, ha sido mantenido por sus sucesores y se ha querido conservar como espacio sagrado, en la tradición familiar de nuestro páramo.  Se dice que la  Laguna de Urao, que está  en Lagunillas, seria en la antigüedad, la laguna más importante entre todas las lagunas sagradas de los Andes; sin embargo, su importancia estriba en lo que producía, la sal de Urao, utilizada por los indígenas para la elaboración del chimó, utilizado en sus rituales y ceremonias, pero no por ser fundamentalmente, un espacio místico.

El investigador Julio Cesar Salas, en su obra sobre los orígenes de nuestros primeros pobladores, clasifica y agrupa a los Timotes y Kuicas para el estado Trujillo; igualmente, ubica en el segundo grupo de su clasificación de los pueblos indígenas andinos, como Mucus-Timotes, ubicados en la región del rio Motatán, incluyendo a los Timotes, Bomboyes, Jajoes, Esnujaques, Mucutís, Mucurujunes, razones obvias, agregamos, Kombokos y Xikokes. (Los aborígenes de la Cordillera de los Andes. Publicado por la Facultad de Humanidades de la ULA, Mérida, 1971, 2. ª Edición, la primera se hizo en 1908). Igualmente en: (Etnografía de Venezuela (estados Mérida, Trujillo y Táchira), Publicado por la Dirección de Cultura de la ULA, Mérida, 1956). Esas expresiones étnicas fueron los primeros pobladores de La Puerta.

Ubicado en la gran Cordillera de los Andes venezolanos, específicamente, en  el lado este de la parroquia La Puerta, del Estado Trujillo, en Venezuela,  a una altura que sobrepasa los 3.000 m.s.n.m., zona paramera o alpina, muy helada y húmeda durante todo el año, no se presta como hábitat permanente de personas, a pesar de que en sitio cercano hay unas pocas familias, muy antiguas, viviendo en casas hechas en piedra y barro, con sus fogones internos. Aparte, en muchas de las mesetas y llanos de estos páramos, lo que pudiéramos llamar zona media o de subpáramo,  a una altura de más de 2.000 m.s.n.m., se han  mantenido viejas comunidades descendientes indígenas Timotes, que devinieron en mestizajes, pero que aún conservan sus costumbres y algunos de su vocablos, hay caseríos,  fincas, escuelas, y es atravesada por una carretera agrícola que llega desde la zona urbana de La Puerta.  Están dotados también, por un conjunto de quebradas, cascadas, torrentes, que sirven de fuente hídrica para las casas, anteriormente para el riego y las acequias, hoy sustituido por el sistema de riego.

 Este páramo es surcado por la vía o camino intermontano que conduce al Lago de Maracaibo, anteriormente ruta comercial al puerto de San Antonio de Gibraltar y lógica salida al Mar Caribe. Complementada su riqueza indígena, con una de las obras de ingeniería más interesantes de nuestro mundo prehispánico, me refiero a Las Escaleras, que es una secuencia de escalones de piedra de gran tamaño, cortadas en forma angular  y acoplados uno sobre otro, que sirven para subir o bajar con relativa facilidad  por el borde de un verdadero precipicio y pendiente. Se dice, que el tipo de piedra con el que fue construida esta escalera, no se consigue en este lugar.



Detalle de las Escaleras indígenas. Se puede observar los cortes y el tipo de piedra rústica en que están elaboradas estas escaleras que facilitan el paso y por medio de las que se ahorran media hora de camino para llegar al Santuario Indígena Maen Shombuk, en el Páramo de las 7 Lagunas, La Puerta, Estado Trujillo, en Venezuela.  Obsérvese que los peldaños, son bordeados por esas piedras, que sirven también de pasamano o agarre. Según Tulio Ramón Rivas, el último Xikoke, esas piedras, no se encuentran en el páramo, él consideraba que fueron traídas por los indígenas, de la zona baja, posiblemente de Arapuey. Cronografía N°102149.


Asimismo, fue este páramo histórico, zona de libertad, de protección y de amparo para los grupos y tribus relativamente cercanas que como los motilones, mucuchies y mucurubaes, timotes lo transitaban,  que <<espantados por el ruido de la Conquista, erraban en los páramos y selvas sin someterse>> (Salas, Julio C. Etnografía de Venezuela (estados Mérida, Trujillo y Táchira), pág. 4. Publicación de la Dirección de Cultura de la ULA, Mérida, 1956). Este era un espacio libertario, de los indígenas que fueron despojados de sus tierras del valle del Bomboy, por los invasores europeos encabezados por los capitanes Juan Alvarez de Daboin y Hernando Hurtado de Mendoza. La memoria paramera, nos ha aportado la leyenda del indígena rebelde Chegué, que peleó en la Guasabara contra los soldados de Diego García de Paredes, que saquearon el templo de Ikake  y a Escuque, como primer sitio en que se fundó la ciudad de Trujillo; aquel nativo, asentado muy cerca de las 7 Lagunas, durmiente de las cuevas, habría vivido más de 140 años, según se ha escuchado, ayudado por el catire díctamo real.
Esas 7 cavas naturales de agua, muchas veces amanecen en forma de espejos de cristales de hielo dulce, de diferentes tamaños y colores, en las que según la tradición oral se posan o aparecen personajes o momoyes vigilantes ante el mal uso que hacen los visitantes de ellas, o su alteración sónica, como protagonistas de muchas leyendas que les han tejido, conforman el conjunto paradisíaco indígena al que me refiero. 


Piedra del Muñeco, Piedra Kachuta o Piedra sagrada del Sol.

Como parte de su enorme belleza y especialidad natural, tiene una corona, que es el templo de los sumos sacerdotes indígenas y mojanes, me refiero a la Piedra del Muñeco, llamada así por los primeros pobladores del páramo. Es una enorme piedra donde se realizaban los más importantes ritos y ceremonias de este pueblo indígena. Una enorme roca que es corona de este sitio, lo más alto del páramo, como decían mis viejos abuelos y tíos, <<donde primero llega el Sol>>, esta piedra representaba para nuestros ascendientes un fenómeno natural que los privilegiaba por ver el sol primero, y a la vez, un símbolo religioso, es la Piedra de Kachuta (Dios) o Piedra sagrada del Sol, que es como decir, donde todos los días, primeramente se posa Dios. En esta enorme, compacta y dura roca mineral, tallada por la misma naturaleza, al borde de un precipicio, donde solo se le permitía acceder o subir al sumo sacerdote, mojan  y sus ayudantes. Antes del saqueo a mediados del siglo pasado, por varios arqueólogos e investigadores norteamericanos e ingleses, allí se encontraban las muestras de tributo y devoción de nuestros indígenas a sus Dioses; los muñecos, chorotes, platos y vasijas  para la manteca o aceite incensario, los platos para frutos y los de encender aceite de cacao, los recipientes de los ovillos de algodón, la cestería de plumas, los cantaros de agua sagrada y de distintas mezclas y otros vestigios de su inobjetable fe religiosa. Allí acudían los nativos, en las contingencias más difíciles de la vida comunal, a recibir, a escuchar de ella, las señales que dentro de sus creencias y supersticiones los orientaban en la toma de sus decisiones. La dirección de estas ceremonias estaba a cargo del Mojan.


Toma amplia del Filo de la Laguna Negra, se puede observar los riscos y farallones.  Santuario indígena Maen Shombuk. Páramo de las 7 Lagunas,  La Puerta, Estado Trujillo, en Venezuela. En lo más alto o cima de este páramo, existe un templo, constituido por una enorme roca denominada Piedra del Muñeco o de los Chorotes, también llamada Piedra Kchuta (Piedra de Dios), en lengua Timoto, que utilizaban los indígenas  Bomboyes, primeros pobladores de La Puerta, en sus ritos y celebraciones mágico-religiosas. Tomada por Antonio Lino Rivero, colaboración de Tulio Rivas.  Cronografía N°2639.

El mojan era un personero importante dentro de la estructura social y de poder de los indígenas Timotes, por su sabiduría, su religiosidad, y por ser él custodio y el mas versado en la cultura ancestral.  Fray Pedro de Aguado, de los mas añejos cronistas de indias, los llamaba “Brujos” “Charlatanes” e “ignorantes”, que hacían ritos demoníacos alrededor de las lagunas, al efecto escribió sobre las actos de Mojanería, lo siguiente: <<La gente de más reputación entre ellos es los mohanes y farautes que con el demonio tratan, los cuales son dedicados y criados desde pequeños para este efecto; y éstos ni labran ni siembran ni tienen cuidado de cosa alguna de estas, porque de todo lo necesario les proveen los demás indios>> (Fray Pedro de Aguado, Recopilación historial..., op. cit., T. II, libro 13, cap. IV, pp. 475-476 (Sic). Fray Pedro de Aguado, Recopilación historial de Venezuela, Caracas, Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, T. II, libro undécimo: Descubrimiento de las Sierras Nevadas, 1963, p. 454); esto fija una idea, del cuido, formación y el respeto que daban los aborígenes  a sus sacerdotes.
Sobre las facultades de estos mojanes,  ese mismo cronista escribió: <<y si se ven en alguna necesidad de temporales o enfermedades acuden a ellos que lo remedien. Estos mohanes, para dar a entender que consiguen y alcanzan enteramente del demonio lo que los otros indios les ruegan, se van a los montes y arcabucos y a partes lagunosas y cenagosas, y allí invocan al demonio en su lenguaje y dan muchos golpes con varas en los árboles y que por aquellos medios alcanzan lo que piden, que las más veces suelen ser aguas para las sementeras y esperánlo a hacer en sazón que ven el tiempo revuelto o turbio o propincuo para llover y como luego después de haber hecho estas supersticiosas ceremonias acierta el tiempo a hacer su natural curso y a llover, dicen estos mohanes a los demás indios que mediante su buena diligencia y aún su querer y voluntad ha llovido y los indios créenselo muy de plano, y así no les falta más de adorarlos por los dioses>> (Ibídem).  En la anatemización que buscaba este cronista, solo le faltó agregar aquello de la tradición oral, sobre la trasmutación que se daba en los mojanes, al convertirse en zamuros, basados en su festiva danza de los animales.    Este pasaje de Aguado, describe las características y atribuciones de los Mojanes dentro de la nación aborigen, poder, facultades, sabiduría, respeto, religiosidad, y hasta efectividad en sus menesteres más sencillos, como el conocimiento de los ciclos de lluvia.

Las prácticas de Mojanería, aun se realizan. En este mismo blog, publicamos en el año 2019, una crónica sobre un suceso ocurrido en Mendoza Fría, en 2016, tiempo de vaguadas que dejaron muchas casas derrumbadas, y se observaron correr entre el lodo y el agua, chorotes y muñecos amorfos entre los escombros, produciendo sorpresa a una señora de la comunidad que gritaba a un grupo de familias del Cerro La Guaira, que esa brujería era la causa de la tragedia.  Sobre la vigencia actual de dichas creencias y práctica de Mojanería, la doctora Jacqueline Clarac de Briceño, en uno de sus interesantes trabajos sobre este tema, incluyó las siguientes interrogantes para la reflexión: a) ¿Cómo es posible que, después de casi cuatro siglos y medio de conquista, estén vigentes esas creencias y prácticas del pasado? Sobre todo si consideramos que los españoles bautizaron y catequizaron a los indígenas, y persiguieron a sus “mohanes” y a todos aquellos que eran susceptibles de ser acusados de “brujería”; y   b) ¿Cómo pueden estar  vigentes hoy, dichas creencias y prácticas no solo en las poblaciones que descienden directamente de los indígenas, sino de otras, con diferentes inclinaciones espirituales y culturales?


 Ritos y celebraciones espirituales.


Maen-Shombeuch,  era el punto donde además de elevar las plegarias y de reflexión de los mojanes,  se consultaba a los Dioses. Incensaban con manteca de cacao u otros frutos. La hoja, espiga y flor del guake (frailejón),  servía de aroma incienso; llevaban de zonas cercanas, frescas hojas de aliso o laurel criollo, con el que también incensaban en tazas de barro que se ofrecían a sus deidades, a los elementos sagrados y a sus muertos. Bebían en las ceremonias, masato, cacao, dulce, aguardiente, y chicha. Un lugar para untar, humificar con olores medicinales, los  cuerpos de enfermos.


Piezas o muñecos Timoto-Kuikas, Colección Museo Tulene Bertoni. Se puede percibir la forma humana en estas piezas, y semejantes,  eran ofrendadas por los indígenas Bomboyes a sus Dioses, en el Santuario Maen Shombuk. Páramo de las 7 Lagunas,  La Puerta, Estado Trujillo, en Venezuela. Cronografía N° 2730.

En relación a Trujillo, apuntó Fray Pedro Simón que << Hay muchos jeques y hechiceros  que hablan con el diablo, a quienes les manda le ofrezcan cacao quemado en braserillos de tierra las grasas de cacao [que los españoles llamaban chorote] para lo cual lo muelen y cuecen y dejándolo enfriar se cuaja encima la manteca, por ser la cosa mejor que tienen los indios>> (Ibidem).  Si bien es una torcida e interesada apreciación de los ritos y ceremonias de estos sacerdotes, describe este elemento del ritual,  semejante al incensario eucarístico de los católicos.

Las Cuevas sagradas, plano espiritual de los muertos.

Más abajo, en medio de una extraordinaria y colorida vegetación de frailejones, musgo verde y  fresco, y de díctamo real, alargador de la vida, se hallan en una composición armónica y mitológica, las cuevas utilizadas como centros sagrados de segundo orden, algunas veces como escondites y como cementerio o lugar de los mintoyes de los  tabiskeyes, mojanes y principales de la tribu. La tradición oral, y escuchado particularmente de voces de nuestras propias familias, que hasta mediados de los años 50 del siglo pasado, habían muchas ofrendas que fueron desplazadas hacia otras partes del mundo, por investigadores y visitantes; dejaron los rotos: Hombrecillos fornidos, animalitos, piedras alas de murciélagos, colmillos, conchas, esqueletos de animales  y hasta huesos pequeños que daban la tonalidad musical a los famosos chorotes y pectorales líticos, usados para los ritos religiosos; se han encontrado esos, pero sin darle una recolección y orden, para rescatar el patrimonio indígena.

Los dioses de estos páramos.

El Canto Guerrero de los Timotes, para algunos Timoto-Cuica,  traducido al castellano por el filólogo e investigador Rafael María Urrecheaga, quien lo oyó de los mismos aborígenes pobladores de la Mesa de Esnujaque, colindante con La Puerta, de donde era oriundo, nos da elementos interesantes. En la cosmovisión de los Bomboyes, además de su espacio territorial y de vida, de hombre y comunidad, existe un ámbito mágico al cual acudían, que se encuentra en los páramos, ocupado por Madre Chia (Diosa Luna),  y otras 2 deidades ancestrales, sobrenaturales que los guiaba y los regia en los aspectos fundamentales de su vida en comuna, como problemas colectivos, la actividad agrícola y los ciclos del <<llanto divino del cielo>>, los cultos y celebraciones de la etnia, la gran reunión colectiva que se producía cada 56 años, la vía intermontana de comunicación con los otros pueblos (Sierra Nevada-Lago de Maracaibo), y la reenergización  de la fortaleza de los Tabiskeyes y Mojanes. La Mojanería ancestral de los Timotes y Bomboyes, fundamentada en sus deidades,  Padre-Chés (Dios Sol), luz de los guerreros,   el que da valor y fuerza, e indica  las armas para el combate. Madre Ikake, es la naturaleza. Cada una representaba un ámbito, pero invocando las tres divinidades a la vez, podían resultar efectivos los pedimentos de fenómenos naturales y hasta trágicos, como el fuego, agua, viento, truenos, tempestades. (Urrecheaga, Rafael María. Canto Guerrero.  En: Vida y Semblanza de Don  Rafael María Urrecheaga. Varios autores. Págs. 25 y 26.   Ediciones del Ejecutivo del Estado Trujillo.1973). Urrecheaga, es también autor del Vocabulario Timoto-Cuica, inserto en la obra Los aborígenes del Occidente de Venezuela,  del Dr. Alfredo Jahn; también incluido en Orígenes Trujillanos, de don Amílcar Fonseca, que utilizamos como textos de consulta.

Aquí, se rendía tributo a Chés, el Dios de los páramos andinos. Según el investigador  Julio Cesar Salas, se realizaba la  “fiesta del Chés” o la “bajada del Chés”, los aborígenes se pintaban con mezclas de achiote, bailaban enmascarados, danzando con música de flauta, guaruras, tambores y maracas. Agregó un dato interesante, que cuando bailaban tendían a imitar la forma de caminar los animales, podemos intuir, por ejemplo,  el brincado de los monos, el paso fuerte de los tigres, los ligeros movimientos y sacudimientos de las alas de las  aves, al igual, que el remedo de sus sonidos, animales por los que sentían gran predilección. Aun en los páramos, se consigue gente que cultiva el arte de imitar el sonido de las aves. 


Toma parcial del camino al Santuario indígena Maen Shombuk. Páramo de las 7 Lagunas,  La Puerta, Estado Trujillo, en Venezuela.Tomada por Antonio Lino Rivero, colaboración de Tulio Rivas.  Cronografía N°  2633.  

En una de sus importantes afirmaciones acerca de la sociedad indígena andina y sus transformaciones, la investigadora Jacqueline Clarac, señala que la colonización en Venezuela fue tardía, debido a que nuestros indígenas <<presentaron mayor y más larga resistencia a esos europeos>>  (Clarac de Briceño, Jacqueline. La persistencia de los dioses.  Etnografía cronológica de los Andes venezolanos.    Fundación el perro y la rana. Pág. 21. 2017.  Versión digital).  Coincidente con esta tesis, hemos señalado  en otro artículo, que los descendientes de los primeros pobladores del valle del  Bomboy, y mestizos, que aun viven en nuestro páramo, utilizan prácticas y técnicas de intercambio y trabajo solidario ancestrales en la agricultura,  igualmente, en aspectos de su cotidianidad,  vivienda como en el caso del Xikoke;  se usan vocablos indígenas y mezclados; trato de hermandad en los caseríos más antiguos; el manejo colectivo de los asuntos prioritarios; y sus ritos religiosos a Santo Domingo, San Benito, San Antonio, y el mismo San Isidro, son simuladas tradiciones indígenas,   como muestra de un sincretismo, que hace perdurar aspectos de la cultura de la nación Timoto, en este páramo. 
Fundamentada en un trabajo que realizó dicha investigadora en la Cordillera merideña, rompe con la idea acentuada por los historiadores que, nuestra cultura gira sobre la raíz hispana; al igual que este absurdo, tomó como conclusión que es falso en cuanto a que la religión del campesino andino es mayoritariamente católica o por lo menos de raíz eminentemente católica, afirmando que,  “…la concepción del mundo de dicho campesino y su práctica simbólica primero tuvieron raíces prehispánicas, segundo habían integrado ciertos elementos de la cultura española, y tercero incorporaron también ciertos elementos de alguna o algunas religiones de origen africano…” (Clarac: pág. 21). Pusimos antes de ejemplo, el caso del Cerro La Guaira (Mendoza Fría), en 2016, que confirma esta aseveración.
De las creencias indígenas, no se puede excluir el respeto que sentían por los murciélagos y que hasta hoy en los páramos, se conocen como los “bichos malos” o las “brujas”, protagonistas de las invenciones y leyendas que nos contaban en la noche alrededor del fogón,  nuestros abuelos, entre ellos, los quijotescos enfrentamientos por la cacería de las brujas y su reencuentro en el día siguiente, o los enamoramientos y acosos de éstas, hacia los varones de la casa, o las beldades encontradas en los solitarios caminos, que los enloquecían, forman parte de nuestro mundo de mitos, leyendas y cuentos. Otro tanto de respeto, sentían por la lechuza, que mucho miedo imprimía y da en los niños, en las noches sin luna de nuestros páramos.
*
Es cierto, que es poca la información y datos sobre la evolución de La Puerta como pueblo, apenas escasos datos aislados, incompletos, del periodo prehispánico y hasta del mismo colonial que ha sido desvirtuado; hace unos años fuimos sorprendidos con la información que en pleno comienzo del siglo XXI, un directivo de la Junta Parroquial ordenó que la documentación histórica de nuestra parroquia, se llevara en cajas de cartón a la azotea del edifico municipal, porque él necesitaba más espacio de oficina, perdiéndose así, todo el acervo institucional histórico de la parroquia;  cuando se dice en nuestro caso, que el método histórico, nos limita conseguir abundantes elementos relacionados con nuestros ancestros indígenas andinos, y mucho menos, sobre su visión cosmogónica o concepción del mundo, es cierta esa debilidad, lo que hemos venido sustituyendo con la tradición oral, que nos surte de información útil de los campesinos del páramo, para reconstruir la memoria histórica de nuestra Comuna Indígena del Bomboy.


Histórica fotografía de 2012. Laguna La Gata, en el Páramo de las 7 Lagunas, forma parte del mágico santuario Maen- Shombeuch, de los indígenas Bomboyes, primeros pobladores de La Puerta, Estado Trujillo, en Venezuela. Tomada por Antonio Lino Rivero, colaboración de Tulio Rivas.  Cronografía N° 2641. 

Maen Shombuk, es uno de los monumentos naturales más hermosos de Venezuela y del planeta,  posee gran valor espiritual, paisajístico, ecológico, arqueológico e histórico. Aparte de las distintas anécdotas y leyendas que seguro escuchará, el que lo visita, queda encantado con la belleza,  grandiosidad  y la experiencia de la carga energética que allí se adquiere.

 Nuestra intención con este articulo, es el de fomentar, reconocer y visualizar la belleza de la biodiversidad natural de los humedales encontrados en las 7 Lagunas, el Maen-Shombuk, santuario mayor indígena de la Cordillera de la Culata, que además es, una raíz, un espacio histórico, ya no solo por nuestros antecedentes indígenas, que choca contra la ignominia, de una historia local genocida que habría comenzado un 9 de agosto de  1620, esclavizando y exterminando nuestros primeros pobladores,  sino por la historia del futuro que nace y crece con la marcha del tiempo, cada vez más vigorosa.

 La Puerta, julio,  2020.


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