jueves, 16 de julio de 2020

Guake, misionero de los páramos.



Oswaldo Manrique R.
  

I.-

Los viajeros, visitantes y turistas lo ven, a pleno y ardiente sol, pero pasan rápidamente desapercibidos; uno que otro, comentará algo de su color, tamaño, forma de misionero o de su posición, que en masa, hileras y orden, declinado o en-rumbado hacia una cuesta, otorga al paisaje una particular y natural representación artística. Rara vez, se parará alguien a detallarlo, salvo para tomarse una rápida fotografía, poniéndolo de fondo y al enviarla o subirla de acuerdo a las modernas tecnologías y redes sociales, continuar camino en la espesa capa de niebla. La cantidad de miradas alegres y satisfechas que recibe ¡la mayoría de ellas, de personas del extranjero!


Bella panorámica del paisaje frailejonero del Santuario Maen Shombuk (7 Lagunas),  La Puerta, Trujillo, en Venezuela. Se puede observar flores y pétalos de tonos morados, combinados con finas y fulgurantes violáceas.  Cronografia de este blog, N° 3753. 

Bajitos, erguidos, ladeados, soportando la barriguda cabeza, propia de la tonsura, siempre lentos, meditabundos, son y constituyen el propio paisaje de los predios altos y fríos. El Guake, es una pequeña planta de hojas amplias, robustas y aterciopeladas, destacando como corona real, una flor de color amarillo de oro. Sale, crece y se reproduce en un hábitat exclusivo: los páramos. Guake, de acuerdo a lo investigado, es el vocablo indígena, Muisca-Timoto, con el que los indígenas denominaban desde tiempos inmemoriales, al popular frailejón, mucho antes de la llegada de la ocupación española.  

Alguna vez, en nuestra inquieta edad, fuimos a “raquetearlo” y quitarle un poco de esa especie de resina dulce que echa, y que hoy,  se comercializa abundantemente para varias actividades, entre ellas la producción de mermeladas y dulces exquisitos.  En Mérida, la hemos probado como mermelada de buen sabor. Tiene un extraordinario valor apícola, por la producción de néctar y polen; esto es polinizado por las abejas recolectándolo de sus flores. Echa una miel de color amarillo, manteniendo su característico aroma y sabor de frailejón.  En las tribus Timotes, que habitaron los páramos y sus descendientes, entre ellos los de La Puerta, acostumbraban desde tiempos inmemoriales elaborar una pasta del cocimiento de la planta, que bota una resina suave y agradable al paladar, y que utilizaban como manjar dulce. 

En la gráfica, parte de la Cumbre del Cerro San Antonio, Páramo de las 7 Lagunas,  La Puerta, Estado Trujillo, Venezuela, se puede ver la abundante vegetación  de Guake. Cronografía N° 2567 


Solo el que ha nacido, tiene familia o es amigo de gente del páramo, o haber tenido la oportunidad de vivir temporalmente en  estas montañas, puede tener noción de las virtudes silenciosas, de la solidaridad innata y de la multifacética nobleza del Guake, mejor conocido como frailejón y científicamente como Espiletia.
En mi artículo anterior, El venerable del Páramo, explicaba las bondades entre ellas, la enorme función ambiental, de absorber agua de la neblina y almacenarla; sin embargo, me abstuve de revelar vivencias particulares, que solo los pobladores de las zonas parameras tienen, que van desde su uso como brebajes y guarapos medicinales para combatir la tos, gripe y enfermedades bronquiales, así como para los aromáticos bajos de cocciones calientes para limpiar las vías respiratorias, porque tiene propiedades sudoríficas; es  bueno en pomadas y preparados con su resina y trementina para fricciones musculares o para poner una cataplasma al que padece de parálisis, o enfermo de reuma y algunos lo indican para la histeria de las mujeres, en fin, es bueno para las enfermedades, lesiones,  heridas y parece que hasta para ayudar contra los tormentos del ánimo. en estos tiempos de pandemia, su uso se ha multiplicado.

Su utilidad domestica, haciendo un pequeño ejercicio de rememoración, comienza desde el patio central de las casas, donde se estila como ornamento y arreglo de flores, es innegable el bello color amarillo de sus flores. En lo interno, se les ve cerca del fogón, las abuelas agarran las ollas y budares con bojotes de hojas amarradas, lo usan para lavar y restregar los trastos, hay quienes incorporan a sus escobas caseras hojas de guake para barrer y quitar el polvo en las casas. 

Hermoso sendero hacia las 7 Lagunas, Santuario Maen Shombuk, se puede percibir una colorida y       esplendorosa vegetación de Guake. La Puerta, Trujillo, en Venezuela. Cronografía N° 3725.   

Quién no se acuerda de la alegría del cuerpo, cuando nuestras abuelas, agarraban el bojotico de hojas de guake para levantar la olla, de la que salía el humeante olor de guisado de arveja y coles o el feriado mute con pedazos de puerco y caraota con maíz; o en aquellas mañanas, cuando tomaban el caldero y el centro del desayuno era un pomposo mojito de huevo con sus jugueticos, como dicen ahora los muchachos.  Asimismo cómo olvidar, haber disfrutado de los más exquisitos y artesanales quesos ahumados que allí se producen. Sea de cabra o de leche de vaca, su sabor, textura, aroma, color es excepcional; son envueltos en hoja de frailejón para conservarlos y dotarlos de esas ricas cualidades.

Para el campesino, no acostumbrado a cargar rollos ni paquetes de papel sanitario, utiliza en la emergencia, sus hojas velludas y algodonadas para secarse y limpiarse sus partes pudendas.  Pero su responsabilidad y rol mayor, es el que no se ve, el frailejón o guake, es una planta que cumple la función de acumular agua. En síntesis, esa es parte de la polifacética nobleza de este misionero y del interés por proteger esta especie.
Es pertinente, ahora que se viene comercializando esta planta, con fines medicinales,  farmacológicos,   comestibles y otros, que se emprendan políticas de Estado para su protección y uso, así como la conservación del suelo y el paisaje, es decir, su hábitat natural: los Páramos, debido a su particular proceso de reproducción y crecimiento, como derecho de las generaciones futuras, que involucre desde los órganos educativos, culturales, y científicos en el rescate de nuestra cultura ancestral, en lo que los frailejones cumplen un papel importante, hasta los pobladores y visitantes de los páramos. Debemos abordar con una nueva lógica, el tratamiento del tema del ancestral Guake, que depare  tecnología, ciencia y beneficio para los pueblos, unida a la cautela en su extracción, para no hablar de peligro de extinción.

II.-

Lo que me movió a escribir nuevamente sobre el tema, fue que uno de los lectores de este blog, interpeló sobre la palabra con la que los Timotes, llamaban al frailejón, antes de la llegada de los europeos a tierras americanas. El comentario interrogante me pareció de interés, por ser esta planta exclusiva de las zonas montañosas de Venezuela, Colombia y Ecuador. Siendo la Nación Timotes, un desprendimiento o perteneciente a los Muiscas-Chibchas, en su proceso de expansión hacia estos predios trujillanos, incluyendo en el que nos encontramos, La Puerta.   

Introduzcámonos en el tema de forma sencilla. En la consulta al catalogo de vocablos de los Muiscas- Chibchas, de donde proviene la nación Timotes, encontramos:
Mu/guaca, guaqui, significando hierba o planta de hojas gruesas.
Mu/guasca, huazyca, que solían usar los indígenas indistintamente para identificar hierbas del genero de las Asteráceas, de climas parameros y templados, sus tallos son vellosos y pueden tener una altura entre 20 y 60 centímetros;  se incluye al frailejón dentro de este género (Diccionario de Muisquismos. En: Muysca.cubu.org).


Casi en la Cumbre de las 7 Lagunas. se puede ver. como protagonista de este espacio, al soberbio y hermoso Guake (frailejon) amarillo. La Puerta, Trujillo, Venezuela. Cronografía N° 4744.  

Mu/guasgüin, para llamar a aquellas pequeños arbustos con flores amarillas, de las montañas de la Cordillera Colombiana, rama de la Gran Cordillera de los Andes que se desprende del Nudo de Pamplona y que penetra en Venezuela (Táchira, Mérida y Trujillo) y se deprime en el Estado Lara. Asimismo, se dan en páramos con alturas superiores a los 2.500 m.s.n.m. (Ídem). Los tres vocablos, a los que nos hemos referido por su sinonimia y parecido fonético, se refieren a plantas silvestres del páramo. 
Guaque (Huake), según otros artículos consultados, sería la palabra indígena (Muisca) más difundida, con la que se llama al frailejón y que aún se conserva en ciertos páramos colombianos. Es un muisquismo, es decir, que proviene de la lengua Muisca; quizás sea un vocablo derivado de los anteriores, pero adecuado a la fonología española, que se usa poco o tiende a desaparecer, entre ellos: guake o huaque.

En el catalogo sobre dialectología regional, para los Timoto-kuikas,   recopilación del maestro Rafael María Urrucheaga, contenido en la obra del Doctor Amílcar Fonseca, también utilizada por el investigador Dr. Alfredo Jahn, encontramos palabras semejantes y coincidentes:
Gane, utilizado por los Timotes, para significar páramo (Fonseca: 320). Kiu-Gank, el páramo (Fonseca: 325).
gua, la mesa. 
Guaje, usado actualmente para designar un tubérculo silvestre parecido al ocumo. 
Guandá, para deisanr montañas, lomas y qeubradas. 
Guandú, legumbres.
Guate  (Huate), para distinguir hombre del páramo. Es el gentilicio aplicable a los habitantes de los páramos, solo si eran de raza indígena, es decir, de la nación Timoto. Usado desde tiempos remotos, proviene del Quechua y Muisca (Fonseca: pág. 321). El prefijo Gua “era silaba de significación variada, como sustantivo” que llegó con el proceso de expansión y poderío de los Muiscas hacia los Andes venezolanos (Ídem).

Una de las 7 Lagunas del Maen Shombuk, observese rodeada de abundante Guake .La Puerta, Trujillo, Venezuela. Cronografía N° 5703.    

Guate, también lo utilizaron los indígenas trujillanos, inclusive en las montañas de Carache, para designar un arbusto de los Humocaros y la zona fría, del que no se señalan sus características, pero se presume es el frailejón, por su virtud de ser de diversa variedad, se conocen actualmente, unas 60 especies que salen en páramos y sub-páramos (entre 2.600 y 4.200 de altitud) (Fonseca: pág. 322). Debo agregar, que el sabio Urrucheaga, hizo mayormente su recopilación lingüística indígena Timoto-Cuica en las montañas de Esnujaque, Jajó, La Puerta y Timotes, en el año 1844, y hablaba según sus biógrafos la lengua de los Muiscas, pobladores de los Andes Trujillanos y Merideños (Vida y Semblanza de Don Rafael María Urrucheaga, pag.22. Imprenta de Trujillo. 1973), y es el autor de la recopilación de ese Vocabulario, que se halla inserto en la obra “Los aborígenes del Occidente de Venezuela”, del Dr. Alfredo Jahn; ese trabajo se lo facilitó el ilustre historiador trujillano Dr. Amílcar Fonseca.

Aparte del reconocimiento y difusión en los páramos colombianos como guaque o guake (Huake), tanto lo encontrado en el diccionario de muisquismos, como en el de dialectología del Doctor Amílcar Fonseca, consideramos que es el vocablo de mayor coincidencia encontrado y el mas popularizado en aquellas tierras y seguramente, usado por nuestros Timotes; a la par, nos lleva a pensar que pudiera tener esta palabra, por la semejante fonología, varias acepciones, como antropónimo, indicativo de  indígena o habitante de los páramos; también,  para señalar lugar: Páramo (topónimo), y como fitónimo, en nuestro caso, para denominar al frailejón.

         III.-

Frailejón,  Guake, Nabalá, Soroco  o Espeletia.

No menos importante es, el conocer los otros vocablos con los que se suele  llamar al frailejón o guake (Huake).

Frailejón: este nombre, proviene de su descubrimiento en la primera expedición botánica realizada en el antiguo Nuevo Reino de Nueva Granada, encabezada por el investigador José Celestino Mutis, durante el reinado de Carlos III de España. Según la historiografía, al observarla los botánicos, puesta la niebla de los páramos, distorsionaba su aspecto natural, que solo veían unos capuchones que se asemejaban a los que llevan los frailes capuchinos, de ahí, que se les llame frailejón.

Un ejemplar esplendoroso de Guake (Huake) de los páramos venezolanos. 
Nabalá: es el nombre que le adjudicó el investigador Blake, para diferenciar la Espeletia Oculta. Proviene del Salmo 127.3, que significa herederos (Sidney Fay Blake. Contributions from the United States National Herbarium. 1924).

Soroco: en algunos sitios de Colombia, como parte del argot popular, se le llama Soroco, que significa lento, sonso, tonto, soquete. 

Espeletia: como especie herbácea, pertenece al género de las Asteráceas, propias o nativas de Venezuela, Colombia y Ecuador. Este nombre científico, se lo adjudicaron los primeros investigadores de esta planta, en honor al Virrey de la Nueva Granada José Manuel de Espiletia (1789-1797).

Con los datos antes expuestos, espero se encuentren cubiertas algunas interrogantes sobre el nombre originario de esta extraordinaria planta andina.

Febrero 2020.


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