sábado, 1 de agosto de 2020

Luis Darío Torres



Luis Darío Torres, Maestro de Peritos.  

Oswaldo Manrique R.

En La Puerta, se han dado emprendimientos loables y con perspectivas futuristas, que han favorecido a la comunidad, a su desarrollo económico, a su hábitat, a elevar la calidad humana de los habitantes, que a la vez, tuvieron como sincero propósito,  vigorizar su gentilicio,  y sin embargo, se han mantenido ocultos,  en silencio; uno de ellos, fue la creación de la Escuela de Peritos. 

Confieso que de todos los proyectos educativos, que se han desarrollado en nuestra comarca, el único con una idónea, adecuada y con pertinente visión futurista, acorde con su realidad geográfica, económica y social, lo fue la Escuela de Peritos; por eso, considero que es digno de registro este emprendimiento, como esfuerzo histórico que favoreció a nuestra comunidad.

La idea, la promovió el maestro normalista Isaac Araujo Moreno, oriundo de Jajó,  y en esto, lo acompañó un grupo de docentes y profesionales del ramo, que se sumaron a esta novedosa y benefactora institución. Uno de estos preclaros, arriesgados y atrevidos educadores,  fue Luis Darío Torres.  

Luis Darío Torres, Maestro de Peritos. Cronografía N° 3494.



Luis Darío, nació en la ciudad de Trujillo,  el 2 de junio de 1943; eran tiempos de mucha convulsión y transición política en el país, envuelta en aires nacionalistas.  El Presidente Medina Angarita, había logrado aprobar la Ley de Hidrocarburos, con la que estableció el sistema del fifty-fifty como cuota a la producción de las empresas petroleras extranjeras, así como, les impuso refinar e industrializar la materia prima petrolera, en Venezuela, y comenzó a pecharlas con fuertes contribuciones e impuestos, se daba así, un primer empujón revolucionario para rescatar la industria petrolera.  Los primeros años de su vida, transcurrieron en su pueblo natal, particularmente en el sector Santa Rosa donde estaba su residencia familiar. Según sus palabras, estudió en la Escuela Carrillo Guerra, cerca de la Iglesia de Santa Rosa, allí recibió las enseñanzas de primaria.

Sus padres lo llevaron al Liceo Cristóbal Mendoza y pudo enterarse cuando lo inscribieron, que sus padres Julio Pacheco y Elisadelia Briceño, que lo habían abrumado de afectos durante su infancia, que lo protegieron, que se preocuparon por darle una vida adecuada, lo habían adoptado; sin embargo, aparecía en su Partida de Nacimiento como hijo de una señora Marcelina Torres, oriunda de Santa Ana, Trujillo. Este padre y madre, lo habían adoptado de hecho, y le revelaron, que en su caso existía una historia oculta. Su madre biológica, era servicio domestico en la residencia del Dr. Mario Briceño Iragorry, en la ciudad de Caracas. El maestro, casado y en plan familiar, quedó embelesado por la belleza de la joven santanera. Ella, guardando más que respeto, admiración por aquel hombre atractivo, de sabiduría y poder, permitió dar los pasos iniciales de toda relación amorosa. Él a su edad, quedó abrumado de un vigor inusitado, al obviar aquello de amores imposibles, su lentitud e introversión, despareció para dar paso a la pasión mutua y correspondida que lo transportó al estadio ideal del hombre al centro del universo y ella, hacia las cimas celestiales, y salió embarazada de éste, la trajeron a Trujillo, parió y se regresó a Caracas, a seguir trabajando en la misma casa; es decir, que nuestro personaje es fruto de ese amor furtivo de Mario Briceño Iragorry, con su paisana y joven trabajadora domestica, nunca lo reconoció, y por no alterar la imagen del notable escritor y político, lo dieron –como se hacían en aquellos tiempos-, en adopción a esta pareja, que eran familia de Briceño Iragorry.Estos amores furtivos e históricos, dignos de una novela, encerraron sólidos secretos, fuertes confrontaciones internas, que solo se resolvieron, cuando todos en la casa de los Briceño Iragorry en Caracas, recibieron nuevamente Marcelina, a trabajar como servicio domestico de la familia.   

 Don Mario, ocupaba altos cargos nacionales, había regresado en 1941 de Costa Rica, donde estuvo como Ministro Plenipotenciario de Venezuela. Al año siguiente, es designado Director del Archivo General de la Nación, en un ínterin, fue a Trujillo a visitar a su familia y solicitó a una persona para que ayudara a su esposa en los oficios de la casa en Caracas, se llevó  a una muchacha nativa de Santa Ana. En 1943, cuando nace Luis Darío, Briceño Iragorry fue nombrado por el Presidente de la República, como Gobernador del Estado Bolívar, cargo en el que estuvo un año, porque fue electo Presidente del Congreso de la República (1945). Murió en Caracas, el 6 de junio de 1958. Sus restos mortales reposan en el Panteón Nacional, desde el año 1991. 

         En este Liceo Cristóbal Mendoza, cursó hasta  2° año de bachillerato. Desde sus primeros estudios Luis Darío se distingue como aplicado estudiante y consagrado a la práctica de sus deberes y derechos familiares. Su inteligencia a la vez, se inclinaba hacia el conocimiento de la realidad rural que lo rodea, a la agricultura, al mundo pecuario y siente la necesidad de incursionar a fondo en esos estudios. Pero, en esa modalidad, no existía la institución que él requería, y con mucho sacrificio familiar,  se trasladó a la ciudad de Turmero, Estado Aragua, donde estudió en la prestigiosa y exigente Escuela Practica de Agricultura,  creada el 5 de diciembre de 1936, cuya sede estaba en la Hacienda La Providencia, entre Turmero y Maracay; institución pionera en educación agrícola formal. Su pasantía por el Estado Aragua,  no está cargada de acontecimientos exteriores, se dedicó por completo a sus estudios, procurando transitar la vía de superación y de expresión de su talento, hasta que culminó sus estudios. Al egresar en 1964, con altas calificaciones, le fue otorgado el titulo de Perito Agropecuario.

Ya formado como profesional para el desarrollo agrícola y el uso racional de la tierra, con ganas de trabajar y poner en práctica sus conocimientos, retorna a su ciudad natal. Allí, obtuvo información  del proyecto de escuela de peritos, que se estaba dando en La Puerta, se trasladó con Freddy Alfonso, su amigo y compañero de promoción que trabajaba para los Laboratorios Pfizer, como visitador y promotor de medicamentos y productos para animales. Buscó al impulsor del proyecto y al revisar la formación académica que tenia, inmediatamente, el maestro Isaac, lo incorporó al equipo de docentes de la citada Escuela.

Otra gráfica reciente del Maestro

Desde el momento en que el profesor Isaac Araujo, director del novedoso plantel, le dio su credencial de docente en 1966, se consagró en cuerpo y alma a enseñar agricultura, a compartir sus conocimientos a sus alumnos. Sus clases eran mayormente,  en el propio lugar de la práctica, donde estaban las sementeras o donde pastaba el ganado, normalmente en las ciénagas donde hoy está la urbanización San Benito (Las Malvinas), y en los terrenos aledaños al cementerio del pueblo, explicando, enseñando, practicando y reforzando académicamente al aspirante a Perito. Así, iba de un lugar a otro, con sus discípulos, observando, experimentando en las tierras de La Puerta, en el río Bomboy, y comenzó paralelamente, su deslumbramiento ante aquella exuberante naturaleza, fresca, agradable, que lo fue seduciendo y cada día, se fue acolchando y asentando, en esta comarca, junto con su firme apostolado educativo. Dio clases durante 3 años, hubo solo dos promociones de Peritos.De esa primera promoción de peritos, Luis Darío, recuerda al muy ocurrente y estudioso gordo Valecillos; a Alfonso, talentoso; a Inginio, a Elsa Pavón; a Rivero, gente de aquí del pueblo; Rodolfo Ojeda, que venía de La Cejita; Raúl Rincón, de Maracaibo; Oliveros, que era de San Cristóbal; Reverol, oriundo de Mérida; Asdrúbal Araujo, de Valera, y Calderón, que también era de Mérida. La fastuosa fiesta de la primera promoción, fue amenizada por el famoso grupo Los Blanco.
Recientemente, conversamos, en presencia de la Profesora Ada, su esposa, su hija Maidú, quien también es educadora y de su amigo Jorge Méndez, y  relató que ese interesante proyecto agro-educativo, inició actividades en varias casas, luego al aumentar la matricula de alumnos,  se utilizaron los espacios de una construcción nueva, donde hoy está el Hotel Chiquinquirá, avenida Bolívar, entre Calles 3 y 4, La Puerta. La institución, dispensaba también estudios de bachillerato, en una casa donde habitó un tiempo la señora Elda Torres; en aquel lugar  dio clases de inglés, Adalberto Martínez, el recordado “Zurdo” vecino de La Hoyada.  Recordó que, el profesor Isaac, había reservado una casa que quedaba frente al negocio de Jacinto Peñaloza, donde hasta hace poco funcionó el negocio o bodega de los “Chinos”, para residencia de los profesores que no tenían carro, allí vivió y durmió durante algún tiempo. Se acordó que los mejores mojos que se ha comido, los preparaban donde  la señora Elba Zabala.
Sobre los osados educadores que asumieron el reto de esta nueva escuela, que se inició el primer año de actividad, con una matrícula de 63 alumnos, mayormente del Zulia y Mérida,  recordó que dieron clase, la profesora Elizabeth de Araujo, esposa del director Isaac; también, Rafael Nava, en agropecuaria; José Ojeda que era de Carvajal, dio matemáticas; Alonso Araujo, matemáticas; el Padre Montebequi, dio clases; igualmente, la profesora Norma Salazar de Falconi.
Estando formado en la mejor institución profesional en su rama, trabajar y dar clases, su sed de conocimientos es insaciable, sabía muy bien que la agricultura a pesar de lo que se piensa, no es lanzar semilla a la tierra y recoger la cosecha, sino que es necesario aplicar conocimientos de diversas disciplinas y ciencias, como la química, la física, la geodesia, economía, la bioquímica, y para poder enseñar tenía que estar informado y actualizado, para poder apoyar a la gente del campo; compraba libros de diferentes disciplinas y ciencias periódicos y revistas técnicas, para estar al día en los avances.
Tenía una fuerte costumbre,  se le veía todas las mañanas, cuando salía de su casa, a comprar los periódicos en la farmacia, frente a la plaza Bolívar, los compraba todos, el Universal, el Nacional, Ultimas Noticias, los feriados, y los leía, degustando un humeante cigarrillo Belmont. Todo le interesaba, el agro, las plantas, los animales, la política, deportes, economía, cultura, y el desenvolvimiento social, sin descuidar sus responsabilidades laborales.Su voracidad intelectual, sus conocimientos muchos de actualidad, solo fueron aprovechados por sus alumnos, sus vecinos, no se percataron de esa sabiduría.

         Su dedicación a sus alumnos, tanto de La Puerta, como los del Zulia, Lara, Portuguesa y de otras partes, no fueron óbice para establecer una firme aspiración personal, el encontrar pareja y formar familia. Conoció a una joven puertense en 1967, que estudiaba en el privado y recoleto Colegio de Niñas que regentaban las Monjas de Tarbes, en la Calle 9 de La Puerta, cuya directora era la Madre María Auxiliadora, sobrina de Alicia Pietri, esposa del Dr. Rafael Caldera. La muchacha, de pelo negro y de agraciados rasgos mestizos, tiene por nombre Ada Ramírez,  quien se convertiría en su novia, compañera, esposa, colaboradora y cómplice en el buen sentido de la palabra. Ada es educadora, con una dilatada trayectoria en el campo educativo. Procrearon, a Maidu su única hija.  


Profesora Ada Ramírez, la atenta esposa de Luis Darío Torres, en su residencia, en La Puerta. Cronografía N° 3495.


Cuando pudo comprar su primer Volkswagen, que era de color azul, visitaba su familia biológica, se reencontró con hermanos y tíos en Trujillo; continuó haciendo amigos y llenando cada día que pasaba,  la alcancía de la amistad.

El cierre de la Escuela futurista.

Se ha criticado, que se haya creado hace algunos años, una escuela técnica, simplemente por clientelismo de cargos, y lo menos que imparte, es tecnología sustantiva, concreta para el espacio geo-social donde está establecida, y menos en la forma que se creó, menoscabando lo logrado por otro liceo y a costa de mancillar a honorables educadores.   
Se requería y se requiere, una institución educativa que apoye el iter del complejo proceso productivo, para poder enfrentar los factores adversos a la agricultura y la cría, el tema del mercado de precios de productos, políticas agrícolas, industrialización,  nuevas tecnologías, investigación agrícola, semillas, vialidad, maquinaria, favorecer el conocimiento de suelos-clima, en fin, disciplinas que aporten realmente a la comunidad de La Puerta.  Ojala, que más pronto que tarde, se haga realidad, un plantel de esta categoría, que incida sobre nuestro desarrollo agrícola, y mitigue la pobreza que ha retornado a la vida en nuestros campos.

De hecho, La Puerta se convirtió en ese tiempo de los años 60,  en una Aldea estudiantil; de distintas partes del país, llegaban estudiantes y aspirantes a ingresar a la Escuela de Peritos, se observaban las calles de día y de noche transitadas por los jóvenes estudiantes, con sus familiares y amigos que venían a visitarlos; esto, fue generando una nueva cotidianidad, nuevos vientos culturales, y un nuevo tipo de economía para las familias del área urbana.
Posadas, comedores estudiantiles, lavandería, sitios de esparcimiento; lo que no había generado el Hotel Guadalupe, lo trajo esta escuela. Rememoró que la primera residencia la abrió la señora Elba Zabala, madre de Nolo, en donde está la farmacia (Calle 7) frente a la plaza Bolívar. Rafaelito Paredes, tuvo otro hospedaje estudiantil en una casa de la señora Elda Torres. Josefa Rivas, estableció otra residencia en la avenida Páez, en donde vive hoy el Dr. Amado Araujo. Hilaria, montó la suya, y Che Mari Arias, en la casa de la señora Margarita Pérez; igualmente, el zurdo Martínez, tuvo otra en La Hoyada. Hubo en casa de familias, una o dos habitaciones que preparaban para residencias estudiantiles,  la mayoría en sectores del área urbana.  

Ese cuadro, de mejoramiento económico popular, donde la plata y nuevos ingresos iban a las familias de menos recursos, no lo podía soportar la godarria, que se movió para lograr el cierre de esta escuela futurista. 
La godarria parroquial, encabezada por un cura, un hacendado y un político nacional,  le tenían aversión a dos cosas: primero, a que los hijos del pueblo, se prepararan y se formaran en escuelas como estas, que no cobraban mensualidad a los pobladores de La Puerta; y segundo, que las familias humildes tuvieran ingresos propios prestando servicio a esa comunidad estudiantil. Así, perdió nuestra comarca, que hoy tuviéramos un Politécnico o una Universidad de la Agricultura.

¡Quién le dice que no, Así será!

Luis Darío, es de las personalidades más ligadas a la cotidianidad  histórica de La Puerta, en lo que va desde 1966, en que llegó a educar en la Escuela de Peritos, hasta nuestros días.
Militó por sus ideas cristianas familiares, en el partido Copei, fue colaborador y luchador vecinal, pero no fue político activo, ni en su vida abrigó en su espíritu ambiciones de poder. Recordó a los que dirigían su organización política, a Víctor Rodríguez, hombre entusiasta y bien formado ideológicamente, a Antonio Ramírez “El Dientón”, dinámico y buen orador, a los Romero.  Su vida es sencilla, decorosa, sana, familiar, cultor de amistades. Persona estudiosa, decente en el trato, cuando le tocaba discutir algún tema o punto, en el que había discordancia, hacia su planteamiento de acuerdo a sus convicciones, pero, cuando se tornaba álgida la cosa, elegantemente les decía a sus escuchas: ¡quién le dice que no, así será, él es el que sabe!

Fotografía del Dr. Mario Briceño Iragorry, en la Caratula de uno de sus libros. Cronografia N°

Fotografía del Dr. Mario Briceño Iragorry, en la caratula de uno de sus libros. 


Quizás es Luis Darío, hombre alegre, de buenos modales, agradable  conversador, con esa elegancia en el trato, un ser con la más curiosa personalidad, frontal en sus planteamientos, es de pensamiento avanzado, posiblemente eso le venga en los genes por los Briceño.  



Se distinguió siempre, y lo han reconocido sus vecinos, ex compañeros y sus alumnos, por su bonhomía y por un inalterable sentido de responsabilidad en el desempeño de sus funciones públicas y privadas, así como, en el ejercicio de su profesión de Perito Agropecuario. Fue durante varios años, Supervisor de Silos, en el Estado Yaracuy, se le catalogó uno de los técnicos mas versados en su campo. Trabajó supervisando los silos de papa en el Pico El Águila (Hoy Cóndor), también, en Boconó y en Bailadores,  Estado Mérida.  Estuvo asimismo, en Caracas, trabajó en la Corporación de Mercadeo Agrícola (Corpomercadeo), y finalmente trabajó en el ICAP, donde salió jubilado, siempre distinguiéndose por su rectitud, diligencias y logros favorables a sus agricultores asistidos. Recibió reconocimientos de esos organismos.

¡Fue el Mocho, fue el Mocho!

80 años cumplió recientemente Luis Darío Torres, que ahora se prolongan y perpetuán, en su familia, en sus amigos y en sus recuerdos, que hoy aplaudimos. Una personalidad como la de este Maestro, que dedicó todo su fervor a sus estudiantes, así como a los agricultores que tuvo que apoyar desde los cargos que ocupó en la administración pública, luego del cierre de la Escuela de Peritos, tuvo como retribución el más profundo afecto y recibió las más patentes muestras de reconocimiento.
En el año 2014, alrededor de 30 de sus ex alumnos,  todos en cargos y empleos de relieve en el país,  le rindieron un homenaje aquí en La Puerta, y le dieron un agasajo, convirtiendo su casa en espacio de celebración, recuerdo y tributo a su Maestro. Allí, se pudieron develar graciosos episodios del pasado escolar.

Situaciones simpáticas, propias de sus estudiantes tuvo que callar,  que solo recordaban en los encuentros cómplices maestro-alumno. Pudo recordar Luis Darío y la profesora Ada, algunas de esas anécdotas contadas ese día.  Una de esas ocurrencias fue, cuando cansada la dueña de una residencia estudiantil de que le robaran la comida en la madrugada, optó por ponerle cadena a la nevera, en las noche; pero, una vez se le olvidó a la señora ponerle el candado, y a uno de los estudiantes se le ocurrió, en desquite, meterle un gato vivo en la nevera, en el mismo congelador, cuando la dueña, abrió el congelador, casi le da un infarto cuando ve aquel macabro bicho negro.
Otro hecho satírico, que narraron en el aquel reencuentro, fue lo que ocurrió en la residencia de uno de ellos, seguramente cansados del menú, los “malartes” cogieron unos cartones con huevos, que estaban en la despensa de la cocina, y como no estaba la dueña,  los cocinaron y los volvieron a meter en los cartones. Imaginemos la sorpresa de la señora cuando los fue a utilizar, a partir para echarlos al caldero y hacer el mojo,  todos estaban duros.

Y contaron también,   cuando un día,   unos estudiantes se habían convocado para hacer un sancocho en los terrenos donde se estaba construyendo la Medicatura de La Puerta.  Prendieron el fogón, pero la gallina que llevaron, se la habían robado de algún solar. Cocinaron y comieron. La dueña de la gallina, denunció el hecho y la policía fue hasta donde estaba el fogón; los pesquisas revisaron y solo encontraron como elemento criminalístico, la marca de dos dedos entre las cenizas; se pusieron a pensar y dedujeron que la extraña huella, de una mano con un dedo índice y un meñique, solo podía ser de una persona; el Mocho Oscar,  y decidieron ir a  buscarlo y lo apresan. Cuando lo tienen en el “pote” del puesto policial, lo interrogan sobre quiénes fueron los que hurtaron la gallina, el Mocho a través de la reja, enseñando los toconcitos, les decía:
 - Esos son mis amigos, pero ¡sáquenme!, ¡sáquenme!

*
Gran defensor de la naturaleza de este paisaje serrano, de esta esplendida vegetación y del río Bomboy, que lo sedujeron, formó familia, aportando en su importante labor ciudadana, constituyen un estimulo para las futuras generaciones y para las futuras jornadas en pro del mejoramiento de las condiciones de nuestra población, de nuestra identidad y por el enaltecimiento de nuestro gentilicio. 

La Puerta, agosto 2020.



1 comentario:

  1. A los amigos lectores, informo que el destino, el mes pasado, nos jugó una mala pasada, se llevó al maestro Luis Dario (QEPD). A sus familiares, amigos, ex-alumnos, extiendo mi sentido pesar por tan lamentable perdida. OM.

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