¿Dónde firmó Simon Bolívar, el Decreto de Guerra a
Muerte, de 1813 ?
Oswaldo Manrique.
Hay espacios,
sitios, lugares, paisajes, calles, recintos, casas, que simbolizan, sintetizan
y recogen en su interior, la historia del país. Esto ocurre, con aquellos, en
donde hubo contacto con la acción, obra y pensamiento de nuestro Libertador y
Padre de la Patria.
Se ha difundido que el acto trascendental para
los americanos, elaborado por el
Brigadier Simón Bolívar, el 15 de junio
de 1813, fue firmado en la actual Casa de los Tratados de Armisticio y de Regularización
de la Guerra, que ha sido sede del Centro de Historia del estado Trujillo,
ubicada en la avenida Independencia de esta ciudad.
El dato curioso y contrastante, con
lo anterior, es que el destacado maestro guariqueño Antonio Miguel Martínez, nos ha aportado una información distinta a esa
que nos han enseñado. En efecto, el
periplo formativo venezolanista y bolivariano, incluyó la Quinta de San Pedro
Alejandrino en Colombia, la histórica ciudad
de Trujillo, y los estados Táchira y Mérida, teniendo como marco <<el
enorme macizo de los Andes>>. De Santa Ana, llegaron a Trujillo, <<hay
una siete horas a caballo, se nos dijo, y prescindimos del desvió en obsequio
al molde del itinerario. Por un corte en la roca llegamos a Trujillo>> (Martínez,
Antonio Miguel. Pag. 34. Impresores Unidos. Caracas. 1938).
Entre los Museos que
visitaron y como cronología de su recorrido, señaló: <<La casa del Decreto de Guerra a
Muerte, acto que constituyó el perfil nacional de Venezuela, labrado dentro de
las batallas por el genio político de Bolívar>> (Ídem).
Aparte, registró en
sus apuntes, que igualmente visitaron, <<La casa de los armisticios, donde
fulguró la magnanimidad del prócer oriental>> (Martínez, pago 35);
se refería al Mariscal Sucre. En este fragmento, nos está especificando que son
dos casas distintas donde se firmaron uno y otro documentos magistrales de Bolívar,
es decir, en una casa se firmó el Decreto de Guerra a Muerte (1813), y en otra,
se firmaron los Tratados de Armisticio y el de Regularización de la Guerra, de 1820.
Lo más curioso, es que, el cronista guaribeño, le sacó y publicó fotografía del inmueble que visitaron los estudiantes y él, la que rotuló así: <<Casa donde se firmó el Decreto de Guerra a Muerte>> (Martínez, 37), que al parecer es la casa que queda detrás de la Casa Parroquial de Trujillo, que no es la de los Tratados, en la Avenida Independencia. Este inmueble, era la Casa Cural, que el 14 de agosto de 1933, la vendió el padre Estanislao Carrillo, a la señora Josefa Araujo de Araujo, por 8 mil pesos; luego, en 1941, ésta se la vende al señor Felipe Coos, por 8 mil quinientos pesos.
Esta es la gráfica, publicada en la página 37 de la obra “Un Viaje de Historia Patria”, edición de 1938, se puede leer lo siguiente <<Casa donde se firmó el Decreto de Guerra a Muerte - Trujillo>>. También se puede observar, la casa esquina, con cuatro puertas, en una de ellas, un aviso que indica <<DETAL>>; al frente se puede ver, el grupo de dieciocho estudiantes llaneros (portando una amplia bandera, en su centro siete estrellas), junto con su profesor Antonio Miguel Martínez y otro señor, quizás un guía local, cerca hay un niño. Esta casa, no es la de la Calle Independencia, conocida hoy como Casa de los Tratados.
En la década de los
años 30 del siglo XX, tiempo en el que se produjo la referida excursión
didáctica y formativa bolivariana, la ciudad de Trujillo, mantenía sus características rurales,
coloniales e históricas, el cronista guariqueño asentó: <<Por encima de Trujillo,
un ambiente de Historia, como eterna fisonomía del abolengo procero de la
ciudad que también se llamó Mirabel>> (Martínez, 35). Como colofón de su crónica sobre nuestra
histórica ciudad, apuntó: <<en un interesante Museo, los guariqueños
pudimos ver una maqueta del monumento erigido en Santa Ana, en memoria del
abrazo del criollo impetuoso y del castellano estratega>> (Ídem).
En esta imagen, se puede ver la fotografía de la fachada
de la Casa de los Tratados de Trujillo y sus características a comienzos del
siglo pasado, que publicó la revista El Cojo Ilustrado, N° 108, del 15 de junio
de 1896, en la que el editor le agregó que <<Casa del general Cruz
Carrillo (Trujillo). En que se firmo la Proclama de Guerra a muerte. Vivió en
ella el Libertador. C. Cuarto donde se firmó el Decreto>>. Tomado del blog del Cronista del Tucutucu, el
amigo y mayor Rafael Terán.
Entre ese grupo de ex
alumnos, estaban Fernando Alvarado Guzmán, Juancho Heredia, Manuel Maluenga,
Arnaldo Pérez Ríos, Héctor Servideo Soto e Israel Ranuárez Balza, quienes
muchos años después, al erigir un busto
de su maestro, cerca de la plaza
Simón Rodríguez de San Juan de los Morros, estado Guárico, cercana al monumento
conocido como Sanjuanote, rememoraron la
formación que Antonio Miguel Martínez les inculcó. <<Varios de ellos fueron
con él hasta La Quinta de San Pedro Alejandrino, en Colombia, en una excursión
formativa de su venezolanidad en periplo que fue recogido en libro escrito por
el preceptor titulado “Un Viaje de Historia Patria”, edición de 1938>>
(Ídem).
El maestro Martínez, según sus biógrafos nació el ocho de mayo de 1900 y vivió su temprana infancia en San José de Guaribe, siendo unigénito de doña Genoveva Martínez, el padre Pio Moreno Matute; Antonio Miguel fue un reconocido hombre honesto, ejerció el magisterio, como maestro de escuela en San Juan de los Morros a partir de 1936, hasta su jubilación en 1945. El biógrafo Manuel Soto Arvelaez, afirma que el maestro Antonio Miguel Martínez, nació en Guaribe y no en Tucupido, como lo registró Lorenzo Rubín Zamora, en su “Diccionario Biográfico del Estado Guárico”, https://gw.geneanet.org/juliojgonzalez). Fue un intelectual de gran valía en el Guárico, también poliglota, tío del poeta José Ramón Medina, como periodista, fundó “ecos de Guaribe”, con Rafael celestino Riojas barrios; “Alborada” del Comité Pro-Guaribe, “El Samán” con Miguel Rojas Graffe.
Imagen del busto del maestro Antonio Miguel Martínez, ubicado en una plaza de San Juan de los Morros, estado Guárico.
Este curioso dato que hemos compartido hoy, por supuesto, deja una muy marcada duda, por decir lo menos, sobre lo que hasta el momento nos han enseñado y publicado la historiografia, nacional y regional, sobre este asunto. Para mayor abundamiento, el historiador trujillano, Luis Martínez Salas, en su Resumen Sincronológico de la Historia, pag. 111, publicado en 1905, que narró los pasos de Bolívar en Trujillo, confirma este dato, de la siguiente manera: <<Junio 15....Indicada queda la fecha de la entrada a Trujillo del Libertador. Bolívar se hospedó con su Estado Mayor en la casa que queda en la esquina meridional de la Plaza Matriz, hoy Bolívar, a la derecha de la factoría del tabaco, a la izquierda del Convento de Santo Domingo, detrás de la "piedra Monica", y en la diagonal del monasterio de las monjas. Dicese que pasó allí la noche en la mayor agitación paseándose silencioso a largos pasos del uno al otro extremo del recinto, meciéndose en la hamaca, mesándose los cabellos y hablando con dureza de los crueles Monteverde, Antoñanzas...>>; obviamente, este otro Martinez, está diciendo que la Proclama de Guerra a Muerte, no la firmó el Libertador, en la casa que nos han dicho y escrito los historiadores, hasta ahora, es decir, la Casa de los Tratados.
Estado actual de la fachada de la Casa
de los tratados de Bolívar y Sucre, Avenida Independencia, Trujillo.
Hoy, que se afirma
que desde la sede donde se firmó el Decreto de Guerra a Muerte y los Tratados
de 1820, maduraron ideas en el campo de la táctica y estrategia bélica de
Bolívar, rumbo a Carabobo, 1821, se debería revisar lo atinente al o los
recintos, donde ocurrieron tales hechos históricos, puesto que se pone en duda que los Tratados de 1820, hayan sido emitidos por el Libertador, en donde se dice fueron firmados. Los historiadores,
cronistas e investigadores, tienen la palabra.
La
Puerta, marzo 2021.
Interesante oswaldo las imprecisiones de nuestra historia demuestran a veces lo poco que nos importa. Aqui te dejo algo que lei por ahi hablando de Bolivar en otro contexto:
ResponderEliminarA propósito de Simón Bolívar, cuando éste se encontraba en Lima en el año de 1825, el Almirante Rosamel, representante de Francia en Perú, solicitó una entrevista al Libertador Presidente del Perú, Bolívar para protestar por la expulsión del agente secreto francés Capitán De Moges, debido a que estaba intrigando y lo expulsó en el término de 2 horas del país. En un informe de J. Maling, representante inglés en Lima, enviado a Robert Dundas 2do. Gran Lord Almirante y Vizconde de Melville, a la sazón Jefe del Almirantazgo británico (1812-1827, cargo que fue abolido en 1964 y cuyo título de Lord Almirante pasó a la Corona Británica), basado en las memorias del Almirante Carl Edvard Van Dockum, danés de nacimiento y al servicio de Francia y que estuvo presente en la entrevista que tuvo lugar en la Magdalena Vieja, Pueblo Libre, uno de los distritos de Lima, donde Bolívar solía residir por motivos de salud y donde narra "Bolívar, hablando en perfecto francés, vestía de uniforme azul, con bordados de oro; encima de los pantalones llevaba un par de botas inmensas que le llegaban por encima de las rodillas. Su aspecto y actitud eran de un perfecto militar. Era de estatura mediana, muy flaco, y de constitución física enclenque; el bigote grande y negro, comenzando a encanecer como su abundante cabellera, pero le daban un aspecto marcial en manifiesta oposición con su voz débil y desmedrada figura. La cara decaída, morena y quemada por el sol, revelando las fatigas pasadas; la frente alta y la seriedad de sus modales inspiraban veneración, e involuntariamente se veía uno obligado a inclinarse ante él, aunque no afectaba presunción ni altanería. Me produjo la impresión de un grande hombre (...) La entrevista comenzó hablando Bolívar sobre Francia y Napoleón, Rosamel replicó diciendo que ahora gobernaba Francia el Rey Luis XVIII, a lo que Bolívar contestó que éste había fallecido el año pasado y después pasaron al punto álgido sobre la expulsión del Cap. De Moges, explicando Rosamel que Francia se portaba bien con los funcionarios sudamericanos en ese país. Bolívar respondió, aquí en mi despacho tengo informes y noticias de Francia con insultos personales contra mi, así como un expediente de los agentes sudamericanos expulsados por Francia y, yo lo que aplico es reciprocidad. El Almirante Rosamel, viendo que no iba a conseguir nada, se retiró en términos amistosos hacia Bolívar, pero desencajado y con el malestar y mal humor reflejado en su rostro por su fracaso. Continúa el danés comentando " jamás había yo visto la superioridad de la fuerza intelectual manifestarse tan visiblemente como en aquella célebre visita". Bolívar para usar una frase familiar lo había apabullado enormemente con sus palabras, que el Almirante Rosamel no encontraba como expresarse, a pesar de su enorme estatura y contextura física, ante la fuerza de las palabras, su fuerte convicción y seguridad en sí mismo, de aquel hombre que era Bolívar.
Saludos amigo Andres. Espero esten bien todos en la familia. Disculpa que te responda pasadas varias semanas, tenia la maquinita desajustada por el desgaste y el tecnico tambien ocupado, producto de la situación mundial. Lei tu comentario e interesante aporte, en efecto, así era Bolivar, superior en el combate de fuego y también, en la discusión y la diplomacia. Ojalá, comenzaramos a leerlo y comprenderlo desde su personalidad y pensamiento, no como mito y figura de estatuas y celebraciones inútiles. Un abrazo. OM
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