Crónica 2.
En La Puerta, no basta rezar, de la protesta, a la lucha necesaria, 1980.
Oswaldo Manrique.
La
Puerta, se localiza en los Andes, en el Occidente de Venezuela, al sur de la
ciudad de Valera y del estado Trujillo, adscrita en lo político-administrativo
al Municipio Valera, de ese mismo Estado. Está dentro de <<un
valle encajonado de forma alargada, por lo general bastante estrecho y limitado
a ambos lados por un sistema de vertientes de altura considerable en que su
mayor parte sobrepasan los 2.000 m.s.n.m. Este valle nace en el sitio conocido
como La Lagunita y se prolonga hasta las inmediaciones de la localidad de
Carmania>>; hábitat natural de una comunidad agrícola.
Ali Primera, en 1982, en uno de sus viajes a Trujillo, en solidaridad con la lucha librada por el pueblo de La Puerta.
Como estudiante de ingeniería de petróleo en Bucarest, Rumania, Alí tuvo amistad con el profesor izquierdista y experto petrolero de la Universidad Central de Venezuela Dr. Francisco Mieres. Este profesor, fue uno de los más destacados ambientalistas latinoamericanos, y además indigenista. En sus conversaciones comienzan a difundir la lucha ambiental, como cauce novedoso de la lucha mundial, junto a otros poetas, músicos, escritores, e intelectuales de la izquierda.
Plaza Bolivar de La Puerta, al fondo, el templo de San Pablo Apostol.
Sus
convicciones humanistas y solidaridad internacional se manifiestan en 1981, con
su Don Samuel, crítica profunda a la
política armamentista y genocida del gobierno norteamericano; el Sombrero Azul, en solidaridad con la lucha del pueblo salvadoreño y el Frente
Farabundo Martí; y una canción cuestionadora de las prácticas asesinas de la
dictadura de Haití en ese momento, que denominó La Noche del Jabalí.
El fondo del conflicto para los
puertenses.
En
uno de los argumentos del Comité, en <<Historia
de la lucha de La Puerta>>, afirman que lo que pretendía la constructora INTURESA, era destruir los
preciados bienes de esta comunidad rural andina, como lo son <<las
aguas del río Momboy (Bomboy), nuestras tierras agrícolas, el derecho a
permanecer en nuestro hábitat natural, gozar y disfrutar de nuestra
tranquilidad, percibir el fruto de nuestras culturas y tradiciones, pero
fundamentalmente el derecho a la vida, que es el derecho supremo de todo ser
viviente>> (Comité Pro Defensa de La Puerta. La Lucha de La Puerta. pág. 40. Agosto 1983).
Finalmente caracterizan la lucha, como original y de nuevo tipo, es decir
sin precedentes en Venezuela, no obstante se puede decir que simultanea con la
de Cerro Galicia, en Falcón. Ambientalista, como fundamento principal del
conflicto, novedosa por darse en otras partes del planeta experiencias en
defensa del hábitat y de los derechos ambientales o de futuras generaciones; y
la declaran una lucha Bolivariana, según
los Estatutos de dicho Comité (pág. 46). Una lucha ambientalista, pero en el
fondo, escondía un problema igual o de mayor entidad: el de la tenencia de la
tierra, habían vendido las tierras de la comunidad para la expansión urbana.
Uno de los caciques terratenientes, dragoneó dando apoyo al pueblo en su lucha, pero conociéndolo, no mencionó lo de la propiedad comunal de esas tierras, para varios años
después hacer lo mismo.
Alguno se preguntará ¿por qué no se tomó en cuenta o se obvió, la fuerza de los documentos? quizás
escondidos, que demuestran que esas tierras adquiridas por INTURESA, pertenecen
al Resguardo Indígena de La Puerta, y son el área de expansión urbana de la
comunidad, porque el Juicio de Partición de 1891, es totalmente nulo por
fraudulento. El pueblo, fue doblemente engañado.
¿Qué
es INTURESA y quienes participaban de esta conspiración ecocida?
El comienzo documental del conflicto, se
emprende en 1976, cuando la otra parte del problema
ambientalista-desarrollista, la empresa Inversiones Turísticas y
Recreacionales, S.A. (INTURESA), es inscrita en el Registro mercantil Primero
del Estado Trujillo, el 18 de marzo de 1976, con el N° 57, tomo 9-A, reformada
el 23 de febrero de 1979, bajo el N° 49, tomo 6-A, que estuvo representada por
el Dr. Guillermo García Méndez, cédula N° 94.329.
Esta empresa INTURESA, adquirió
parte de la posesión los Barriales, agregando un lote de las tierras del
Resguardo Indígena, asignadas para el crecimiento urbano, que anteriormente
fueron del padre y prócer independentista Francisco Antonio Rosario, en el norte del área urbana de La
Puerta, le cambiaron el nombre y pasó a llamarse Hacienda El Rosario, la compra
se realizó 5 días después de registrar la señalada empresa, según los
siguientes documentos protocolizados en la Oficina Subalterna de Registro de
Valera, el día 23 de marzo de 1976, cursante a los folios 125 y 126, del
Protocolo 1°, tomo II; tres meses después, se produjo un segundo documento N°
40, Protocolo 1°, tomo II, de fecha 23 de julio de 1976; y a los 5 meses, se
produjo un tercer documento el N° 16, Protocolo 1°, tomo III, del 27 de
diciembre de 1978. Estos terrenos son parte, de las 1960 hectáreas del
Resguardo Indígena de La Puerta, que fueron despojadas a los indígenas en 1891,
mediante un fraudulento juicio de Partición.
Este vicio en la tradición de la
propiedad de la tierra, se obvió, por una u otra razón, y la lucha se centró en
el tema ambiental y contra el desarrollismo urbano, que cercena los derechos colectivos a
los habitantes y agricultores de La Puerta.
En 1979, Inturesa, inició los trabajos de movimiento de tierra, máquinas pesadas camiones, muchos obreros, iban y venían en una descomunal agresión al paisaje que había frente al hotel Guadalupe, en plena área urbana, para construir 4 edificios que modificaron torcidamente topografía, paisaje, el ambiente y la misma concepción tradicional arquitectónica andina en ese sitio. Esto generó el malestar de los pobladores, quienes se reúnen y dirigieron reclamos ante autoridades y los organismos públicos.
El criterio generalizado de los directivos del Comité Pro Defensa, entre ellos, Benito Rivas, Luis Villarreal, Alberto Montilla, Isabel Villarreal y Alfonso Briceño, descarnaba uno de los elementos fundamentales de la lucha: <<Conocedores somos de que detrás de esa cortina simbólica de INTURESA, se esconden un conjunto de oscuros intereses políticos y económicos, lo cual se ha evidenciado con el financiamiento del ecocidio por parte del mal llamado B.T.V. el Colegio de Ingenieros del Estado Trujillo, también le proporcionó su respaldo al constructor: el Comité regional de COPEI, el Concejo Municipal de Valera, los órganos de la administración pública nacional, el periódico El Tubazo, el clero del Estado Trujillo, quien manifestó su apoyo a través su periódico Avance>> (La Lucha...pág. 45). Se devela una parte importante del conflicto, quienes lo apoyaban y quienes adversan la lucha.
La noche del 28 de mayo de 1980, se produjo una de las jornadas de lucha que debe ser rescatada por la historia trujillana, previa asamblea, un grupo de hombres y mujeres de la comunidad, derriban <<las primeras paredes, que constituyen el depósito de materiales para la futura construcción>> (Idem); se dieron cuenta, que no bastaba rezar. El domingo 20 de julio de 1980, se realizó el Cabildo Abierto de La Puerta, en el que con respaldo de la multitudinaria asistencia, decidió dar un rotundo rechazo al desarrollo urbanístico y vacacional de INTURESA. Esto definió quién era el enemigo principal de la lucha: el bloque hegemónico de poder: constructores terratenientes, Gobierno, Banqueros, Partidos Políticos, Clero y algunos medios de comunicación social.
La Puerta, octubre de 2021.
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