El antiguo templo de
San Pablo Apóstol de La Puerta.
Por Oswaldo Enrique (*)
<<el recuerdo de la torre que antaño presidía la comarca y que tímidamente demoraba sobre un valle de flores, al pie de inmensas montañas>> (Abreu Burelli, Alirio. En: Abreu, José Rafael. La Puerta un pueblo. pág. 178. 1969).
El breve resumen que aquí se comparte, fue extraído
de una parte, de la investigación documental
e historiográfica sobre la incidencia ejercida por la Iglesia Católica en el
proceso de evolución de La Puerta, como pueblo colonial de indios y luego, como
expresión oligarca. De forma concreta, se escogió como referencia socio-religiosa,
el Templo de Nuestro Señor San Pablo, y de forma particular la actividad y
entusiasmo de los Curas, en una línea de tiempo, marcada por su empeño en construir,
remodelar, reparar, reconstruir o reformar dicha edificación.
Curas desde el siglo
XVII al XX, involucrados en la construcción, remodelación, reparación, reconstrucción o reforma del antiguo templo de Nuestro Señor San Pablo Apóstol
de La Puerta.
Ya era una comunidad indígena, desde
tiempos inmemoriales, las viviendas y tupidos bohíos dispersas en el lado de la
montaña por donde sale el sol, para protegerse del ventarrón y el frío que
dispensa el serrano abra y poder observar la altivez y el alegre sonido del río Bomboy.
Templo de San Pablo Apóstol de La Puerta, construido por el esfuerzo y dirección del Pbro. Pedro Santa Anna Vasquez de Coronado, en 1790. |
Para la creación y establecimiento
institucional y eclesiástica de La Puerta como Pueblo de Indios y Pueblo
Cabecera de Doctrina, una de las exigencias principales al igual que para las
ciudades, fue que el sitio escogido estuviera poblado por aborígenes con el fin
de adoctrinarlos, en este caso moraba un grupo de Indios Timotes, específicamente
Bomboyes, como lo afirman los documentos de Encomiendas, y esto lo
fija la Ordenanza, así: “Que sean poblados de indios y
naturales a quien se pueda predicar el evangelio, pues este es el principal fin
para el que mandamos hacer los nuevos descubrimientos y poblaciones.” (Ordenanza: art. 36). Para nosotros,
eran aborígenes Bomboyes, Xaxoes, Mukutís, Kombokos, Bicuyes y Xikokes, del
señorío de los Timotes, los que se convirtieron en la mano de obra esclava, para el enriquecimiento de los invasores europeos.
En el año de 1608, el Obispo fray
Antonio de Alcega, organiza y ordena la conformación de la Séptima Doctrina,
teniendo como Pueblo Cabecera de la misma, San Pablo de Bomboy (hoy La Puerta);
el gobernador Alquiza, había confirmado la “Encomienda Valle de Bomboy”;
Quebrada de Comboco” y Lomalla de Busandi”, al capitán Juan Álvarez Daboin,
constituida por 408 indígenas que se hallaban en el valle del Bomboi, para su
explotación y catequización (Briceño Perozo, Mario. Historia del Estado Trujillo. Pág. 57. ANH. Caracas. 1984); eso significaba concentrar los aborígenes en un solo lugar, se induce que a partir
de este año, comenzó la conformación del Pueblo de Indios de dicha Doctrina, en la parte sur del valle de Bomboy,
en lo que en parte es hoy el área urbana de La Puerta, y que luego pasaría a
ser el Resguardo Indígena de La Puerta, hasta 1891.
1608. Pbro. Antonio
Montero y la primera edificación religiosa: una capilla doctrinera “enramada”.
El proceso de construcción de una
capilla, hecha de horcones y bahareque con
techado de carruso, adosado con
barro, y cobertura de paja paramera, para llegar al Templo que hoy tenemos en
nuestra parroquia, comienza con los repartos de tierra y encomienda del pueblo
originario de indígenas bomboyes del señorío de los Timotes, algunos años antes
de 1601, tiempo en que hace dejación de la “Encomienda Valle de Vomboy” y la de
“Quebrada de Comboco”, el encomendero Tome Dabuyn, capitán portugués, luego le
fue otorgada a su hijo el capitán Juan Álvarez Dabuyn, que aparece en el
registro organizativo del Obispo Fray Antonio de Alcega y el teniente
gobernador Diego Ruiz Graterol; congregándolos en el sitio del resguardo, lo
que hoy es el área urbana de la Puerta.
La vieja y limitada ermita, levantada en los comienzos del siglo XVII, y
concluida en 1620, para tener un espacio donde sentarse los noveles feligreses
a celebrar la santa misa y los sacramentos, eran de las criticadas “ramadas”,
que el Obispo Martí consideraba indignas e indecentes. La primera fue una Capilla
de este tipo, una especie de casucha de horcones y paja, de una sola nave,
estaba ubicada en toda la esquina donde está hoy levantada la Casa Cural,
avenida Bolívar, diagonal a la plaza, esquina frente a la casa de la familia
Rodríguez. Con el avance económico de las plantaciones de los primeros
encomenderos y sus indígenas avasallados, habría sido hecha con troncos de
tirindí y guadua, con techo de paja, que con el tiempo sería sustituida por una
construida de bahareque y techo de tablas y teja; era un sitio en el que la
feligresía aborigen acudía a escuchar las misas, las noticias sobre los curas,
mayordomos de fabrica y sacristanes, las visitas de los Obispos, y la
preparación de las celebraciones, bautizos y confirmaciones.
El padre Antonio Montero, fue quien acompañó al Obispo fray Antonio de Alcega, en su recorrido por el valle de Bomboy a finales de 1607, en su jornada de exploración y organización de las Doctrinas; al ser designado primer cura doctrinero, se distingue que fue el encargado de la construcción de la primera Capilla de San Pablo Apóstol (Briceño, 60). Se desconoce si asistió al II Sínodo Diocesano de Caracas, en 1609.
Esta Séptima Doctrina, ordenada por
el Obispo Fray Antonio de Alcega, aunque se ve hoy irregular y contradictoria
en su conformación, tenía un objetivo de
orden estratégico y geopolítico. Hasta el sitio Timotes (hoy del Estado Mérida)
formaba parte del territorio del Virreinato de Santa Fe (Colombia), y el lado colindante, La Puerta,
correspondía a la Capitanía General de
Venezuela, aquí se iniciaban los lindes de la provincia, y se fue desarrollando
el comercio e intereses fronterizos entre las dos jurisdicciones. Para 1620, ya estaba construida la modesta
Capilla, de barro, y techo de horcones de madera, cubierta de paja paramera.
1629. Pbro. Salvador de Carmona, sustituyó al padre Montero, fue de los más interesados en la desconcentración de los indígenas del valle, que habitaban en el Pueblo Cabecera de la Séptima Doctrina (La Puerta), lo que dio origen al nacimiento del Pueblo San Antonio Abad (hoy Mendoza) y a San Pedro de Jajó, por decisión del gobernador Francisco de la Hoz Berrío, en 1620, lo que coherentemente cumplía con las disposiciones reales de concentración de los aborígenes.
Se tiene como otro dato importante de
los inicios del proceso de adoctrinamiento católico de nuestros nativos
Bomboyes, el año 1636, en el que ratificado el padre Salvador Carmona, como
cura doctrinero del Pueblo San Pablo Apóstol del Bomboy (hoy La Puerta), fue quien
sustituyó este año a su antecesor, el padre Antonio Montero (Briceño Perozo.
Mario. Historia del Estado Trujillo.
Págs. 56 y 57. Biblioteca Academia Nacional de la Historia. 1984). Fueron el
abnegado padre Montero y luego el padre Carmona, los que asumieron la responsabilidad de construir y mantener en las limitadas condiciones de infraestructura la Capilla,
durante la primera fase de la misión eclesiástica y evangelizadora con los
indígenas Timotes y Bomboyes de este Pueblo de Doctrina, bajo la jurisdicción
del Obispado de Venezuela, cuya sede estuvo primeramente en la ciudad de Coro
hasta 1638, en que se trasladó a Caracas, con el Obispo Mauro de Tovar. Dos años después, Carmona permanecía como
Cura doctrinero (Documento de Encomienda de Cristóbal Hurtado de Mendoza,
otorgada por el gobernador Francisco Núñez Melean. En: Zambrano, 16). Fray Juan
de León, lo suplía en la Doctrina (Briceño, 60).
1670. Pbro. Nicolás de
Reyna y su fundación cartular.
El historiador Amílcar Fonseca, en Orígenes Trujillanos, en referencia a
este Cura, señaló que junto con el encomendero Mateo de Párraga, fundó un
pueblo llamado San Pablo de Bomboy, a orillas del rio de ese nombre; esto nos
lleva a pensar en dos hipótesis, una, que se refería a la aldea San Pablo que
fue creciendo en el área de Mendoza (zona norte del Valle), en los alrededores
de la posesión San Pablo de Bomboy, verdaderamente cercana al cauce del río
(Fonseca, T1, 313), o que fue una fundación cartular de reorganización espacial
del Pueblo de Indios Cabecera de la Séptima Doctrina (zona Sur del valle, hoy
La Puerta), que tuvo como centro de ella, la antigua Capilla, puesto que este,
ya tenía varias décadas de constituido.
1687. Pbro. Licenciado
Juan Buenaventura Cabrita Losada y su contradictorio status.
El padre Cabrita, era a la vez,
encomendero y cura doctrinero. (Relación de un viaje por las tierras de los
Cuicas); desempeñaba el rol de explotador y el de protector de los indígenas.
1760. Pbro. Fernando
Paredes Barriga,
Cura doctrinero. Al parecer, era descendiente de un pariente del capitán Diego
García de Paredes, fundador de Trujillo (Fonseca, T2, 195).
1777. Pbro. Pedro Santa
Anna Vásquez de Coronado, el constructor del viejo templo de San Pablo
Apóstol de La Puerta. De templo de indios a templo de oligarcas.
El padre Coronado, fue quien recibió al Obispo Mariano Martí, en la primera Capilla de techo enramado. Dicho Prelado anotó en su Informe de visita pastoral, lo siguiente <<13. San Pedro de Bomboy (La Puerta). Pueblo de Doctrina. Libro más antiguo: 1720. Almas; 349>> (Briceño, 92); era una comunidad indígena de lento crecimiento, que se mantuvo casi totalmente pura, según las añosas Relaciones Geográficas.
Duró bastante tiempo al frente de
este pueblo; en 1782, aun era Cura Doctrinero de La Puerta y Mendoza (Partida
de Bautismo de Antonio Nicolás Briceño, el coronel patriota). Coronado, fue el constructor del viejo templo
de San Pablo Apóstol de La Puerta, actividad que habría iniciado en 1790
(Partida Defunción del Dr. Antonio Nicolás Briceño, padre del mártir
independentista, 1804).
Bien avanzada la segunda mitad del
siglo XVIII, Pedro Santa Anna Vásquez de Coronado, preocupado porque la
comunidad, no contaba con un templo adecuado y “decente” para la feligresía católica del valle,
emprendió su periplo para la construcción del mismo, en el lote de terreno que
se le había asignado cerca de la plaza. Poca gente se prestaba a colaborar,
pero eso no lo hizo desistir. Solicitó la anuencia del Obispo y a las
autoridades de Trujillo, quienes le otorgaron la licencia para construirlo.
Pidió limosnas y colaboraciones, y un domingo, luego de la misa habló del
proyecto y colocó la primera piedra del templo y comenzó la obra, asi, fue
obteniendo la colaboración de toda la comunidad católica, destacando un aporte
que superaba el que dieron los españoles, los blancos criollos y los mestizos:
los indígenas, que persistían en sus propias creencias, donaron un lote de
terreno cuyo valor era altamente significativo, y esto facilitó la obra
dedicada a Nuestro Señor San Pablo Apóstol del Bomboy. Esta negociación, era
jurídicamente improcedente, no podían ser cedidas ni enajenables, porque eran tierras
comunitarias asignadas a los aborígenes
Timotes de este valle, pero quien tenía el deber de oponerse no se podía
oponer: era el mismo cura Vásquez de Coronado. En los primeros folios del Libro
de Fábrica de la Parroquia, se encuentra el primer inventario de bienes
realizado en 1931, aparece la donación
de dicho lote de terreno, el Mayordomo Pedro González, registra que el templo
parroquial tiene dentro de su patrimonio “Un terreno de San Pablo que fue donado por
los indígenas valorado 1.200 bolívares” (Acta de Inventario del año 1931. Libro de Fabrica del templo de
San Pablo Apóstol de La Puerta. Archivo
Histórico de la Diócesis de Trujillo).
Este curioso dato, nos hace pensar que la vieja donación, para los
indígenas, tenía como objetivo, lograr la construcción de un templo más adecuado.
El cura Vásquez de Coronado, logró
levantar una edificación sencilla, pero que reunía lo que aspiraba la comarca,
un templo católico andino, con espacio suficiente para el encuentro litúrgico,
su altar, el presbiterio, sus bancos de madera, su campanario, su sacristía, el
bautisterio, con suficiente terreno para cementerio; posteriormente se haría la casa cural. Había
logrado este sacerdote terminar, la construcción más importante de este nueva
comarca, había logrado avanzar en la trasformación de esta aldea indígena, y
abría el campo de perspectivas para la fusión de ambas culturas, de la cual
derivaría nuestra conformación como pueblo.
Dicho templo, fue construido en el
mismo sitio y terreno de la primera capilla, la “enramada”, no hemos encontrado
el contrato de construcción, por lo que se desconoce quiénes fueron los maestros
de obra, albañiles y artesanos, carpinteros, alarifes y ayudantes que asumieron
la construcción del sencillo templo, ni los cálculos y costos de obra, ni
planos de ejecución, lo que si se pudo
determinar en esta indagación fueron los
materiales utilizados. Desde los inicios de la etapa colonial en Venezuela, las
construcciones y obras, arrastraban la influencia de la arquitectura e
ingeniería castellana, optando los colonos, por adaptar el estilo mediterráneo
colonial a las características y materiales de construcción, en nuestro caso,
de la zona andina. El gusto de los gobernantes, encomenderos, hacendados,
mantuanos y de los sacerdotes, influyó mucho en las obras religiosas
desarrolladas en la provincia, predominando el estilo español.
La data de culminación del templo de San
Pablo Apóstol del Bomboi, se estima para
finales del siglo XVIII, es decir, cerca de 1795, que es el año de la llegada
como cura párroco de La Puerta y Mendoza, del sacerdote Francisco Antonio
Rosario; considero que estaba recién
construido el templo de San Pablo Apóstol, por lo que el nuevo párroco se
dedicó a fomentar la construcción de la capilla anexa al templo de San Antonio
Abad, en la vecina parroquia Mendoza, obra que comenzó en el año 1796. En
cuanto a esto, encontramos una nota curiosa, en
el acta de defunción del Dr. Antonio Nicolás Briceño, padre del coronel
Antonio Nicolás Briceño “el diablo”, de fecha 21 de septiembre de 1804, suscrita por el padre Francisco Rosario, se
lee que, hizo memoria testamental ante testigos, en la que “…instituyó y ordenó a sus
herederos y albaceas que de sus bienes le diesen a la Iglesia de San Pablo
Apóstol de La Puerta, la suma de cincuenta pesos, pertenecientes a la fábrica
de dicha iglesia, por cuenta del Presbítero Don Pedro Santa Ana, cura que fue
de este pueblo..” (Rosario Tavera, Huma. Trujillo, epicentro de la campaña admirable.
Pág. 64. Imprenta del Estado Trujillo, 2010). Esto pudiera entenderse, que para
este año, ya estaba construido el templo
en forma para los feligreses y pagaba de
esa manera su deuda. Lo interesante de este dato, es que confirma que para finales del siglo XVIII, se
tendría un primer templo decoroso y digno en esta Parroquia, gracias a la labor
y emprendimiento del sacerdote Pedro Santa Ana Vásquez Coronado.
Esta edificación de solida
construcción, duró en pie 175 años aproximadamente y fue sustituido por el
Templo actual, construido por el padre Trejo, inaugurado en 1965. La escritora
Ligia Burelli, la describió asi: <<Del techo de tirantes de la vieja
iglesia, se desprendían dos columnatas formadas por listones de madera y que
dividían el recinto en tres angostas naves. Los reclinatorios ocupaban las
naves laterales, pero solo desde la Puerta del Perdón hasta las escalinatas que
llevaban al altar>> (Burelli, Ligia. Un día volver. Pág. 33. Gráficas Franco. Caracas. 1992).
De igual forma, nos asoma el carácter
elitesco que había adquirido el Templo, en las primeras décadas del siglo XX, al
describir cómo se debía estar en este recinto, << En este espacio debían
situarse las mujeres y los niños. Los hombres tenían que permanecer atrás, de
pie o hincados en el suelo de ladrillo, durante las ceremonias>>
(ídem); se refería a la nave central y las laterales. Agregó que, los hombres
podían <<de acuerdo a su status social, llevar una silla –que otro cargaba por
supuesto- y, sobre todo, un cojín en forma de anteojos: un redondel para cada
rodilla>>(ídem); eran los convencionalismos propios de la pequeña
oligarquía municipal, que se estaba conformando de un pueblo “sin
indios y sin negros”, luego del despojo de las tierras del Resguardo
indígena, en 1891.
Mi recordado profesor, el Dr. Alirio Abreu Burelli, en sus memorias
contempla esta estampa: en <<la pequeña iglesia…moraban San
Pablo, la Virgen de la Paz…y San Isidro eran parte de nuestras gentes…habían
venido de lejos, pero estando entre nosotros, eran solo nuestros>>
(Abreu Burelli, Alirio. En: Abreu, José
Rafael. La Puerta un pueblo. pág. 178. Caracas. 1969); eran de manufactura
española.
1795. Pbro. Francisco
Antonio Rosario, el protector de los indígenas. Este sacerdote patriota, llegó a ejercer su apostolado al Templo recién
construido por el padre Coronado. Asumió el Curato en este año, según los
primeros Libros Eclesiásticos de San Pablo de Bomboy (La Puerta), que hemos
revisado y reposan en el Archivo Histórico de la Diócesis de Trujillo. Fue
constructor de la hermosa Capilla de Mendoza y del Oratorio de la Virgen de
Guadalupe de Indios, ubicado en la entrada norte de La Puerta (donde hoy se
asienta el Hotel Guadalupe), y fue destruido a raíz del fraudulento Juicio de
Partición del Resguardo Indígena, de 1891. Murió en 1847.
1847. Pbro. Zoilo
Troconis, era
Vicario de Escuque, fue amigo y confesor del padre Rosario y le tocó realizar
los oficios de la sepultura eclesiástica de este. Ofició misas y otros
servicios litúrgicos en este antiguo templo. Nació en Maracaibo en 1813, fue
diputado por Trujillo. Murió en 1883, a los 70 años de edad.
1860. Pbro. Dr. Enrique
María Castro, biógrafo del padre Rosario.
El padre Castro fue párroco de La
Puerta y Mendoza, desde este año y pudo
realizar el estudio concienzudo de los papeles y archivos personales del padre
rosario, con lo que pudo rescatar gran parte de su vida y obra. También estuvo
de párroco en Valera (1871-1873). En 1877, viaja al exterior.
El cronista José Rafael Abreu, menciona
a cuatro Curas que oficiaron en este siglo, en el Templo de San Pablo, sin embargo, no
hemos encontrado ningún indicio ni elemento documental de su existencia, ellos
son: Padre León; Padre Flores; Padre
Figuera; y el padre Florencio A. Paredes (Abreu, 67).
1882. José Asunción
León, quien sin ser
indígena, y participando de la componenda para despojar a los aborígenes, obtuvo varios lotes de terreno en la
fraudulenta Partición de posesiones del
Resguardo Indígena, en 1891. Para este tiempo, el Templo había cumplido más de
cien años de construido y conservaba sus características fundamentales, que son
las siguientes:
El diseño y distribución del espacio
interno del templo, responde a la tendencia arquitectónica católica aplicada a
las edificaciones religiosas en las colonias americanas. Planta rectangular,
semejante al estilo basilical, que se describe en el acta de inventario de 1882, cuya acta describe: “En el
cuerpo de la Yglesia de La Puerta a trece de abril de mil ochocientos ochenta y
dos el cura encargado de ella presbítero José Asunción León, asociado del
Mayordomo de Fabrica, ciudadano Miguel Aguilar y los testigos, avaluamos
Natividad Aponte y José Miguel Bustos se procedió hacer en debida forma el
inventario de propiedades de la Yglesia. Primeramente. 1.- Caserón (o
Cañón) de tapias que constituye la
Yglesia y a la espalda un cuarto que sirve de sacristía y otro a un costado del
presbiterio que sirve para guardar…”
(Libro de Fabrica del templo de San Pablo Apóstol de La Puerta. Archivo Histórico de la Diócesis de
Trujillo). El inventario indica que era
una construcción simple, sin ningún aditamento u ornamento arquitectónico que
lo asemejara a un templo formal dentro de los cánones eclesiales tradicionales
europeos. Suscribieron el inventario el
16 de mayo de 1882: José Asunción León, cura párroco; el Mayordomo Miguel
Aguilar; el jefe civil de la Parroquia José Natividad Aponte, quien no firma y
lo hace a su ruego, Sebastián Alvarado.
Fueron Curas de esta
Parroquia, desde comienzos del siglo XX, hasta 1965, en que se inauguró el
Templo actual.
1900. Pbro. Juan
Carrasquero,
escuqueño. Abreu se refirió a él, como un <<virtuoso levita>>
(Abreu, 67); fue el creador de la <<Sociedad de la Virgen Nuestra Señora
de la Paz>> (Abreu, 58).
1908. Pbro. Br. Eloy
González Moreno y la reconstrucción del Templo. González, oriundo de Santiago del Burrero
(Trujillo). Formalizó la <<Sociedad San Isidro Labrador> de nuestra
Parroquia (Abreu, 59). En el programa de fiestas de enero de 1909, el coronel
Américo Burelli, lo llamó <<Venerable y progresista Cura Párroco>>
(Programa de enero de 1909. La Puerta).
Durante la gestión de este cura, el
templo fue reconstruido por el gobierno del general Juan Vicente Gómez (Libro
de Fabrica de la Parroquia la Puerta. 1882. Archivo Histórico Diócesis de
Trujillo).
Llegado el siglo XX, la población de
La Puerta, iba aumentando, el uso y
necesidades de un templo con mayores condiciones, fue preocupación del
gobierno andino, al designar al Mayordomo de Fabrica de la Parroquia
eclesiástica de La Puerta, en el año 1931, se realizara un inventario del
patrimonio, que efectivamente se elaboró, en el que describe la
edificación, como sigue: “…Ynventario de la Yglesia Parroquial de San Pablo
Apóstol de La Puerta, diez de abril del año mil novecientos treinta y uno…1.-
El edificio reconstruido…tres naves sobre tapias de los lados y por el medio
sobre pilares de madera, con una pieza después del Presbiterio que sirve de
sacristía; al lado izquierdo un cuarto para el…al pie del mismo lado, otro que
es Bautisterio y al lado derecho el edificio del campanario en dos pisos, todo
está cubierto de tejas…” (Libro
de Fabrica del templo de San Pablo Apóstol de La Puerta. Archivo Histórico de la Diócesis de
Trujillo). Reseña una reconstrucción de
este templo que fue erigido el siglo anterior, es decir, más de 140 años antes,
bajo la dirección del padre Vásquez Coronado. Igualmente, describe que para
1931, la planta que eran de un cañón, pasó a tener tres naves, con la central
conectada al altar principal, es decir, hubo una importante ampliación del
vetusto Templo. Sus medidas generales aproximadas, eran 15 metros de frente
(fachada principal), por 30 metros de fondo, con la posibilidad de ampliación
hacia el terreno trasero. Este terreno, sirvió de cementerio (calles Sucre y
Los Jumangues hoy), y el del lado derecho, era un cambural. Tanto el altar, el
presbiterio y sacristía, se encuentran ubicados hacia el lado este del templo, que
es la zona funcional de los curas y sus ayudantes durante los faenas
litúrgicas; en lugares específicos de cara hacia los feligreses, se encuentran
las imágenes de San Pablo Apóstol, San Isidro, la Purísima y la Virgen de la
Paz, como joyas y cuarteto sagrado de esta Parroquia; se dice que esta orientación
responde al símbolo sol, como se estila en los templos paganos. La entrada
queda en su lado oeste, desde donde se extienden las bancas o asientos de
madera, en dirección al altar.
Típico de la construcción andina
colonial, la utilización de tapiales de barro como paredes, en lo interno,
acoplaron pilares de madera, en calidad de columnas en la nave principal, que
la diferenciaba de las laterales en el conjunto del templo. Estaban totalmente techadas de tablones de
madera traída del páramo y teja criolla elaborada por nuestros alfareros, tanto
sus naves como el campanario, sacristía, bautisterio y el resto de sus
ambientes. De fachada sencilla, estilo barroco, con puerta central de madera
arqueada, que conjugaban con la entrada de piedra, en la sencilla fachada y sus
paredes internas y externas totalmente pintadas de blanco, en contraste con el rubor
de su techo. La torre del campanario, como se estilaba en esa época en
Venezuela, de dos pisos, con hermosa cúpula en forme de diamante. Son las características
de la antigua capilla, rural, pequeña, sin ínfulas de suntuosidad, pero
igualmente solemne y cargada del misticismo religioso. Era el espacio de
regocijo y encuentro, querida por los
fervientes feligreses, a la que le daban el calor humano y el cuido necesario
propio del entusiasmo cristiano.
El altar mayor levantado
rectangularmente, cumplía las especificidades para colocar el cáliz, sus
corporales, el misal y las hostias que se utilizaban en las misas. Detrás de ese altar, se ubican las imágenes
del Patrono, la Virgen de la Paz, la Purísima y San Isidro. Más atrás,
-describen los inventarios-, se encontraba la sacristía, para ponerse los curas
su hábitos, sotanas, estolas y bandas sagradas de acuerdo al acto litúrgico,
allí, también están los escaparates y roperos, y también el mueble donde se
guardan los objetos pertenecientes al culto.
Lo que se denomina en el inventario de 1882, “…a la espalda un cuarto que sirve de
sacristía y otro a un costado del presbiterio que sirve para guardar…” , o
señalado como “…una pieza después del Presbiterio que sirve de sacristía; al lado
izquierdo un cuarto para el…” en el inventario realizado en 1931, es el
lugar del templo donde está el Sacristán y a la vez, es usado por el Párroco y
los otros curas para revestirse o cambiarse
antes y después de la misa, igualmente,
se guardan las hostias y el vino sin consagrar, el cáliz, las casullas,
el agua, incienso, velas, y otros materiales. Para esa época, se llevaba el
registro de bautismos, matrimonios y
defunciones de la parroquia. El espacio
de los curas, el respetado presbiterio, se diferenciaba como hasta hoy, por
unos peldaños que dan acceso al altar, es el objeto de la mirada de los
fieles que encuentran sentados o parados
en el amplio espacio central para los fieles presentes en la misa.
Esta capilla, guardaba y exhibía en
su interior algunos tesoros como son las bellas y antiguas imágenes de sus
santos. El mobiliario inventariado el día 13 abril de 1882, se encontraba en
buen estado; en relación a las reliquias e imágenes, José Asunción León, cura
párroco; el Mayordomo Miguel Aguilar y el jefe civil de la Parroquia José
Natividad Aponte, registraron lo existente en el templo, entre eso, las “…Imágenes: 1.- La imagen de la Virgen de la
Paz. 2.- La Virgen Purísima. 3.- La imagen de San Isidro. 4.- El patrono San
Pablo…” (Ídem). Asimismo, dan cuenta en dicho inventario de la
existencia de nueve (9) alhajas o grupo de pequeñas joyas de plata del patrono,
valoradas en total por más de 700 bolívares, que a los pocos años,
desaparecerían.
Panorámica tomada desde la torre campanario, cuando no la habían despojado de sus campanas. |
1915. Pbro. Manuel
Antonio González, era
oriundo de Capacho, estado Táchira. Se le recuerda como Hijo Ilustre de aquella
población, orador consagrado y pastor en Betijoque y Montecarmelo; sus últimos
años, estuvo en la Arquidiócesis de Caracas.
1930. Pbro. Ernesto de
Jesús Méndez,
oriundo de Zea, Mérida.
El padre Méndez, era un
<<ilustrado y virtuoso
Presbítero>> (Abreu, 59); en nuestra Parroquia, fundó la “Sociedad de
la Purísima”; a partir de este año, siendo párroco de La Puerta y Mendoza, <<puso toda su energía espiritual en revivir
desinteresadamente, la tradición de Carmania, el culto patriótico al Padre Rosario.
Ese hombre, olvidado e incomprendido, fue por encima de todo un gran venezolano
y un sacerdote según el corazón de Dios>> (Burelli, Regulo. El Patriota y el Santo. 1987).
La historiografía al referirse a él, lo describe
como un hombre excepcional, tanto, que en torno a su memoria se tejieron
hechos, anécdotas y leyendas durante los años de labores pastorales en la ciudad
de Trujillo, pues le tocó testimoniar el sonado caso que conmovió a todo el país,
de la niña de los milagros Rosario Almarza, nativa de dicha ciudad, entre los
años 1914 y 1917, que la tradición oral recuerda con especial bondad.
El tiempo que estuvo al frente de la Parroquia La Puerta, se identificó con su feligresía, y su labor cural se caracterizó por sus actos de piedad y caridad. De forma anecdótica y simpática lo recuerda la escritora Ligia Burelli, por <<el colepato del padre Méndez>> (Burelli, Ligia. Un día volver. Pág. 122. Gráficas Franco. Caracas. 1992), los muchachos de esa época soñaban con pasear por la polvorienta carretera en el convertible de este Cura. Murió en 1987.
1935. Pbro. Rafael
Ernesto Monsalve Citraro, oriundo de Tovar, Mérida 18-06-1903. Se ordenó como sacerdote el 29
agosto de 1926. En 1933 fue párroco de Montecarmelo. Estuvo un tiempo encargado
de La Puerta, y era párroco de Escuque, fue uno de los curas que junto con el
padre Trejo, fueron excomulgados por el padre Verde, cuando fundó la Iglesia
Católica latinoamericana.
1937. Pbro. Francisco
José Verde. Nuestro
amigo y Cronista de Valera, recientemente fallecido Don Luis González, se
refirió a este cura como un <<personaje de antología>>.
El polémico Padre Verde, nació en Carora, en 1899, murió en Caracas, fue
párroco de La Puerta y Mendoza desde finales de los años 30. Andaba armado de
su revólver, porque era Capellán del Ejército, y tenía enemistad con los
oligarcas de la región. Vivió durante muchos años, en una casa grande frente a
la plaza Bolívar de La Puerta, con vista a la Iglesia. Fue fundador y Obispo de
la Iglesia Católica Venezolana.
Pbro. Ramón de Jesús
Trejo, y su obra: el templo actual de nuestro señor San Pablo Apóstol de La
Puerta.
El padre Trejo, era oriundo de Mucurubá, estado Mérida. Estuvo al frente de esta comunidad católica puertense, desde mediados de la década de los años 40. El 23 de enero de 1965 (aunque en la placa marmolea que está en la fachada se lee 25 de enero de 1965), fue día de celebración eclesiástica y popular del Santo Patrono, al ser inaugurado con la presencia del primer Obispo de la Diócesis de Trujillo, padre León Rojas Chaparro, el nuevo y actual templo, construida su última fase durante el gobierno del Dr. Raúl Leoni, que hizo el aporte económico para construir dicha obra, era cura párroco el Pbro. Mario Castillejo.
Pbro. Ramón de Jesus Trejo. |
La iniciativa y desarrollo de
su construcción se le reconoce al sacerdote Ramón de Jesús Trejo, preocupado
por el crecimiento de la población y la visita constante de feligreses de otros lugares de la República. La nueva
edificación religiosa, grande y moderna para la época, fue levantada en el
terreno contiguo, lo que era el cambural, que está en el lado derecho de la
vieja capilla, que fue demolida para edificar la casa cural. Está construida en
adobe de ladrillo quemado. La torre campanario que culminaba en su parte alta
tipo diamante, fue modificada al hacerla
en forma redonda, quizás para que se viera mas esbelta y garbosa.
1963. Pbro. Mario
Castillejo, y la re
En la noche del 16 de agosto del año 1963, se presentó en Mendoza, el cura español Mario Castillejo ante el padre Trejo; él lo invitó a cenar y terminada ésta le dijo: <<Padre ahora lo llevo a La Puerta>>.
Después de enseñarle la iglesia del pueblo, a cien
metros estaba su futura residencia, y, <<dirigiéndose a mí, me dijo “estas son las llaves de la
iglesia” y ya sabe padre Mario, Ud., queda aquí como Párroco residente>>(Castillejo, Mario. Discurso con
motivo de la celebración del 25 aniversario de la inauguración del templo
Parroquial de La Puerta. 1990). El
padre Mario, en este discurso habló de remodelación del templo, porque en
efecto, ya estaba construido casi en su totalidad.
(*) Portador Patrimonial Histórico y Cultural
de La Puerta.
La Puerta, junio 2023.
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