sábado, 31 de agosto de 2024

Cuando en La Puerta, cayeron peces del cielo

Por Oswaldo Manrique (*)

Estábamos rodeados por aquel manto blanquecino y frio, de lo que solo se escapaba la vieja y cálida cocina. Era el momento de sacar del viejo cajón de la conciencia familiar, los recuerdos, que cuando los contaban nuestros mayores, nos trasladaba al momento de su ocurrencia.

De los que estábamos sentados alrededor del fogón, mirándola, ninguno se atrevió a decir alguna palabra, ni a interrumpirla.

-      -   Ay hijitico, cuando lo de los pescaitos, éramos muy pocos aquí en el pueblo.  La nona Guadalupe, mientras estaba redondeando sobre el mesón una arepa grande de esa sabrosa mezcla que produce la  harina del norte con el maíz criollo, continuaba contándome aquel acontecimiento histórico.

-        -  Apenitas unas cuarenta casas, incluyendo la Municipal y la Iglesia,  la calle real era de tierra, barro y piedra, atravesada por varias quebradas. Con algo de tristeza, dijo:

-         - Tuvimos mucho miedo, parecía un castigo del Señor. Cuando nos contó esto, ya había muerto el abuelo, y ella solo subía al Sicoque, unas dos o tres veces al año, a reencontrarse con los suyos. Se refería a uno de los hechos interesantes y de apariencia fantástica ocurrido un día de la cuarta década del siglo pasado, en la parroquia la Puerta del estado Trujillo, y que nuestras recientes generaciones desconocen.  

Esto que les voy a relatar y que pareciera un hecho mágico o producto de la imaginación o fantasía, ocurrió y forma parte de la memoria colectiva puertense.

Quienes dijeron en aquella época, que fue un hecho portentoso, fueron los que participaron en el despojo de tierras a los indígenas; otros, que lo vivieron y comentaron, pensaron que era un castigo de Dios, por ser pecadores, y los más escépticos, que el singular acontecimiento, fue un torbellino, un hecho natural sin causa, un fenómeno de la misma naturaleza y lo llamaron Cuando cayeron los peces del cielo.

El hecho, evento, suceso, experiencia o fenómeno.

Alguno podría considerar esto, como algo meramente superficial y quizás cargado de misticismo, sin embargo, el hecho en sí fuera lo que fuere, causó asombro y temor en las personas, quedando tensas, convulsionadas muscularmente y algunas quedaron sin poder pronunciar palabra alguna, suceso que se mantuvo por muchos años en la memoria de la comarca. Un día de mayo de los primeros años 40,  posterior al festejo de San Isidro, apareció una nube gruesa oscura, que se posó sobre los campos y montañas, adelantando la noche, entristeciendo el paisaje que parecía, iba a repetir la noche larga de la princesa de Dorocoke. La oscuridad que mostraba “Los Aposentos”, anunciaba que el día sería de lluvia pareja. Luego fue el rumor fragoso y confuso que llegaba a los oídos de nuestros abuelos, se acercaba la llovezón por los lados de Comboquito y Quebrada Seca, bajando por el camino real. Seguido y sin dejar usar el cielo, avanzando como en una marejada incontenible la tronazón y los rayos hasta acabar con el silencio, la serenidad y la tranquilidad nostálgica, que nos contó la abuela María Guadalupe de Rivas. El escándalo en las láminas de zinc y las goteras de los techos de fajina de las casas, así como la galopa temerosa sobre el charquero de las calles, fue grande. Y, de pronto, se escuchó el grito de una voz desgarradora:

 -¡Virgen Santa, la crecida del cielo!   Ese día, desapareció hasta el humo azul de los fogones.

*

Los que transitaban por la calle real y los que pasaban cerca de los canales, se persignaron, porque de pronto fue tan fuerte y estruendoso el trueno, que  lo sintieron en las propias palmas de los pies, y hasta << hizo aullar a los perros, y a los gatos refugiarse en las cenizas del fogón, y a las señoras recordar las palmas benditas, pues casi habían olvidado, tras el largo verano, el rayo y la lluvia. Empezó a llover con tal exceso que parecía que toda el agua retenida en algún remoto lugar, venía ahora implacable a castigar nuestro olvido>>; asi lo contaron.  

El dueño de la finca “San Isidro”, cerca de donde hoy está La Flecha, el señor Daniel González, con asombro y temor, le avisó al hacendado José Rafael Abreu, quien vivía en la calle 9, de un fenómeno del que no pudo determinar su causa, natural o castigo, de lo asustado que estaba el hombre, pensó que era algo espiritual. Esto lo explicó en uno de sus relatos, nuestro maestro en la universidad, Dr. Alirio Abreu, hijo de aquel Abreu, en la siguiente forma: <<El señor Daniel González, a quien sorprendió el aguacero en el camino, dijo a mi padre que con la lluvia habían caído peces y otros animales del mar. Corrimos a ver y más arriba del Calvario saltaban en los charcos peces rojos, dorado, plateado, caballitos y estrellas del mar… El río se llenó de peces que nadaban, saltaban y los caballitos del mar se escondían entre los juncos y la hierbabuena>>. (Alirio Abreu Burelli. Los días de la infancia. Relatos. pág. 27. La Puerta. 2007). Varios niños, con su espontanea acción y agrado, tomaban los peces y los llevaban al rio, hasta tempranas horas de la noche. Un extraordinario espectáculo tierra, aire y agua, teniendo como protagonistas vertebrados acuáticos, y para el temeroso informante, especies del mar.

El mismo Abreu,  agregó: <<Llovió toda la noche, el río creció y al día siguiente no pudimos entrar en él porque estaba colmado con los pequeños visitantes marinos>>. Un autentico desfile de peces, en el altivo y espumante río Bomboy, de uno de los pueblos de la Cordillera de La Culata, desprendimiento de la Sierra Nevada, a más de 1.780 msnm.


El sorprendente torbellino en “El Calvario”.

La enorme Cruz de madera hecha por el ingenio de Matías González, simplemente presenció en silencio aquel torbellino de agua, aire y peces.

El Dr. Alirio Abreu, quien vivió aquel hecho curioso y extraño, escribió una crónica, en 1950, estando en San Cristóbal, en la que, relató: <<En la tarde se oscureció el cielo; tuvimos miedo y regresamos a la casa y desde allí pudimos ver al torbellino que se llevó el río hasta las nubes y con él se fueron todos los peces y los caballitos y las estrellas del mar>> (Abreu, 27); sin duda, algo maravilloso.

Como siempre, en la vida, llueve y escampa.

En su sofisticada prosa, el Maestro Abreu, dejó la descripción del feliz ocaso del hecho, <<El cauce del río quedó seco y solo parecía un pequeño camino entre el césped humedecido... crecieron los manantiales con las lluvias de esos días, brotó el agua y volvió nuestro río con su tímido canto a deslizarse entre los sauces y las flores de ilusión, y las aguas lanzaron al cielo un arcoíris con el cual el río pregonaba su alegría>> (Abreu, Alirio. Los días de la infancia. Pág. 27. 2007); alegría, que solo duraría hasta la década de los 80 del siglo pasado, cuando comenzó a ser intervenido por los inescrupulosos negociantes de tierras y viviendas, ante la mirada cómplice de los funcionarios de gobierno.

Alirio Alfonso Abreu Burelli, nació en La Puerta, el 10 de mayo de 1933. En 1940, estudió en la escuela de primeras letras que regentaba su padre José Rafael Abreu. Cursó estudios en la ULA, entre 1952-1957. Poeta, músico, escritor, magistrado, educador, es una de las más destacadas personalidades puertenses. 

*

Para que no se pierda en la desmemoria. Este episodio, evento, suceso, experiencia,  fenómeno  o como se le quiera llamar, que se acurrucaba en la memoria de nuestros abuelos,  así como, ocurrió con el espantoso terremoto de los años 50, que abrió la tierra y la montaña, desvió quebradas y modificó el relieve del Páramo y del Valle de La Puerta, son dignos de que los conozcan las nuevas generaciones de puertenses, como parte de su historia, cultura y de su identidad.

(*) Portador Patrimonial Historico y Cultural de La Puerta.



sábado, 24 de agosto de 2024

SANTIAGO RAMÍREZ, 3 EDADES EN 3 SIGLOS

Por Oswaldo Manrique.

Abrió los ojos, en un pueblo barinés, cuando declinaba el siglo XIX.  Cuando hemos escuchado: es más viejo que Santiago Ramírez, no es simplemente un símil de jocosidad con la duración del patriarca Matusalén, sino una simbología semántica e histórica, que otorga el personaje, desde que se fue a trabajar y se residenció en “San Pedro”, vía a La Lagunita; es el tiempo en el que se consolida la dictadura del general Gómez, la "matraca" y el nuevo modelo económico petrolero con el ingreso de las empresas transnacionales, hecho que generó una fuerte migración andina hacia los campos petroleros. Hubo tierra del Resguardo Indígena, dispuesta por los terratenientes, para arrendar, medianar, parcelar y labrar. Se hizo la remodelación al antiguo templo de San Pablo

SANTIAGO RAMÍREZ,  3 EDADES EN 3 SIGLOS.

De buen trato, sencillo, conversador, vivió muchos años y dejó una nutrida y respetable familia. Al referirse a él, por el afecto que se le tuvo y por su longevidad, aun comentan que hasta conoció a Bolívar y al Dr. José Gregorio Hernández.

Conversando con uno de sus hijos Melvis,  aclaró que Don Santiago no nació en Escuque, como se ha dicho y escrito, <<nació en Pedraza de Barinas. Llegaron a Escuque, venía en brazos de la mamá,  luego se fueron a San Pedro vía a La Lagunita, aquí en La Puerta>> (Conversación con Melvis Ramírez. La Puerta. Septiembre 2023). Su madre era María de la Cruz Ramírez. La memoria familiar resume que a Santiago lo llevaron de 6 meses de edad a Escuque. Luego se mudaron a San Pedro, vía La Lagunita. 

Cuando le comenté a Melvis Ramírez, que su papá tiene dos fechas de nacimiento, la de 19 de enero de 1898, que informa el Registro Electoral Permanente (REP) y plataforma del SAIME, y una segunda fecha, el año de 1919, según documento del Registro Civil, que se transcribe al final, me sorprendió con una tercera fecha, basada partida de nacimiento de su papá, que le trajo una ahijada de Melvis, en la que esa <<vieja partida de nacimiento, vista y leída por mí, indica que nació el 26 de agosto de 1890, en Pedraza, estado Barinas. De allí, cuando tenía 6 meses de edad, su madre se lo lleva a Escuque y luego, se mudaron a San Pedro>>; esto es un interesante dato, suministrado con mucha seguridad por uno de sus hijos. 


Don Santiago y su yunta de bueyes, cumpliéndole a San Isidro Labrador, patrono de los agricultores. 

Además de ser un testigo del tiempo, don Santiago es el patriarca de los Ramírez puertenses. Desde joven, fue hombre guía de familia, de esos que convierten el hogar en sagrado espacio de formación cristiana, inculcando aquellos valores esenciales de trabajo, responsabilidad y respeto, con los que fue levantando su respetada y amplia familia. Melvis su hijo, nos informa que don Santiago, <<En su vida produjo 37 hijos>> (Conversación citada); prolífico y responsable padre.

Como testigo de excepción, a la muerte del dictador Gómez, presencia la llegada de hálitos de modernidad, cuando el olvidado caserío de La Puerta, va recibiendo inequitativamente, algún residuo de la renta petrolera. En 1942, abre sus puertas el hotel Guadalupe, decano de la hostería del occidente del país. Se construye la plaza Bolívar, y el Presidente Medina Angarita, dona el hermoso busto del Libertador, que todavía podemos disfrutar y se conserva. 

Un momento de descanso en el hogar.

Santiago y su familia, se quedaron a vivir y  labrar la tierra en esta comarca. Según la memoria oral, trabajó en la construcción del actual templo, bajo la dirección del padre Trejo. Igualmente, vivieron Santiago y sus vecinos, la dilatada construcción de la carretera La Puerta-Mendoza, concluida en 1929, luego la trasandina. No sé quedó de brazos cruzados en 1930, cuando la comunidad se planteó construir la carretera La Flecha a San Pedro, allí participa. 

Una mañana dominguera en la plaza Bolívar de La Puerta.


Su extensa y serena longevidad.

Alfonso Briceño, uno de los fundadores del Comité Pro Defensa de La Puerta, lo recuerda como <<una persona católica y buen agricultor, y algunos lugareños lo llamaban "el señor de los 3 siglos", hasta buen echador de bromas>> (Datos suministrados por Alfonso Briceño, vía wasap, el 7-8-2024). El tema de la longevidad, está presente en Santiago Ramírez.  

A muchos se le habrá ocurrido preguntar: ¿Cuál era el secreto o formula que tenía Santiago Ramírez, para disfrutar de larga vida? Le pregunté a Melvis uno de sus hijos, quien amenamente fue detallando aspectos del ritmo de vida de su papá, <<a las 7 de la noche se acostaba a dormir. A las 5 de la madrugada ya salía al trabajo. Desayunaba entre 8 y30  y 9 de la mañana. Almuerzo de 12 y 30 a1 y 30 de la tarde>>.  Y del consumo alimentario, nos refirió que, acostumbraba a sembrar los productos que comía, como << acelgas, espinacas, habas, hoja de mostaza, berro, alfalfa, cebolla para la sopa y ensalada, aguacate cura, carota roja, arveja, trigo, maíz chiquito amarillo, cariaco y blanco>>. En ese tiempo, de carnes,  se consumía cochino y aves.  

En esa misma medida, Melvis,  fue describiendo características de una persona que no se metía en problemas, sin ambiciones de fortuna, sus compromisos y negocios tenían su medida: el bienestar de su familia, lo necesario para sostener y dar educación a sus hijos, se arropaba hasta donde le llegaba la cobija. No era ostentoso, no andaba en compra de fincas, ni de lujos, asi mantenía una convivencia idónea y permanente con sus vecinos y gente del campo. Fue sin duda, una especie –sin saberlo- de estoico, en el buen sentido del término, suprimiendo todo aquello que no era esencial a la vida y a sus valores morales y familiares.

A nuestro dilecto colaborador, Antonio Lino Rivero, también le preguntamos sobre el personaje  y respondió: <<Al Sr. Santiago lo conocí cuando trabajaba en el trapiche de mi tío Luis Ignacio, eso fue en la década de los 1940,  era el jefe del personal que trabajaba en ese lugar, pero yo estaba muy pequeño y conversaba poco con él, era muy amigo de mi papá y me contaba algunas cosas de él>> (Datos suministrados por  Antonio Lino Rivero, vía wasap, el 8-8-2024). Optimista y risueño, tratable, con don de gente, características de un hombre tranquilo.

Mi papá Martin Rivero me contaba que el papá de Santiago Ramírez, <<se llamaba Rosalino Salazar y la mamá era María de la Cruz Ramírez, vivía en San Pedro (yo la conocí) y que se había casado tres veces, el hijo mayor se llamaba Miguel Ángel era mi amigo y murió recientemente. Cuando el Sr Santiago se retiro del trapiche, se dedicó a la agricultura, era un hombre muy trabajador le decían el hombre de los tres siglos, murió a los 114 años, Mi papá murió a los 111 años>> (Ídem).  Casi todos los hijos están vivos y viven en la Puerta.


Don Santiago, compartiendo un aromático café.

Santiago Ramírez  presenció, quizás como un privilegiado de la vida y de la muerte de tantas personas que se presentaron ante él como hechos de altísima dignidad y espontánea fragilidad. Lo que vio y presenció apostillando en él los 111 años de vida que comienzan a finales del siglo XIX, trasciende el siglo XX y concluyeron en la primera década del siglo XXI, el siglo presente.

Anécdotas:

Contaba Nerio Rodríguez, quien fue gran amigo de nuestro longevo personaje, que cuando Santiago iba al campo a lidiar con los bueyes o iba a desyerbar, además de su infaltable sombrero iba vestido con su paltó de campo, que se usaba antiguamente. Le gustaba echarse su palito. Un día estaba en plena faena y estaba alegrón, cuando llegó su esposa quien se molestaba cuando bebía, y le dijo: -¿usted como que está bebiendo miche? Y fue y le revisó uno de los bolsillones del paltó que estaba guindado en un estantillo y le quitó la media de miche que tenia. Cuando se fue la esposa, los compañeros de faena le dijeron: - ¡Amjá! ¿Y ahora qué va a beber? Santiago, inmediatamente buscó el paltó y sacó del otro bolsillo, otra media que se había guardado y soltaba una carcajada.  Reía mucho Nerio, cuando narraba esta anécdota, porque hombre precavido vale por dos.

Una con Lorenzo Ruz.

Una vez Santiago, le encargó a Lorenzo Ruz, que además de dentista, pirotécnico y orfebre, era sastre, le hiciera 2 pantalones de kaki. Le tomó las medidas, y le convino en buscarlos algunos días después. Cuando le tocaba retirarlos, fue donde Lorenzo, y después de saludarlo, este le dijo:

 - Amigo Santiago ya lo terminé. Santiago se alegró, ya se veía con los pantalones nuevos puestos, y le respondió:  

- Que bueno. Lorenzo, rápidamente, sin pensarlo le dijo:

- Espere tantico, ya se lo muestro. Fue a un cuarto que le servía de taller, y cuando regresa le muestra un revolver. Santiago quedó estupefacto. Lorenzo lo que había terminado, era de hacer un revolver, porque era inventor y cuando le daba por inventar algo nuevo, se dedicaba solo a eso. Los pantalones quedarían para otro día. 

Una manera muy particular de corregir. 

Nuestra estimada colaboradora y promotora cultural, profesora Belkix Villegas, nos cuenta que su familia apreciaba mucho al señor Santiago, quien a pesar de que se le murió la primera esposa de parto y la segunda también, supo criar a su familia con muchos valores a pesar de la precariedad económica. Nos narró que una tarde, <<Conversando con la profesora Ada, me hizo reír, porque me contó que su papá tenía una forma de que todos los hijos le hicieran caso. Una vez,  le dijo a  uno de los mayores: - Benito Vaya y dele la comida a los animales. Este le contestó: - Papá yo fui ayer. Luego le dijo a Cesar: - Vaya a darle comida a los animales, y este le respondió: - Yo fui ayer.  Cuando vio a Melvis también le dijo: - Vaya a darle de comer a las gallinas, y le contestó: - Papá yo fui ayer. Entonces Santiago, llamó a la esposa, - Venga acá, hoy no me le da de comer a estos sinvergüenzas porque ellos comieron ayer. Y todos salieron corriendo a hacerle caso al papa>>. Una manera muy particular de corregir.  

                                                                        *

De extracción social campesina, aprendió a hacer producir la tierra, y con esfuerzo él y su familia, labran tierras en el sector San Pedro. En los años 60, sembró tierras en lo que se conocería como Pueblo Nuevo. Fue un hombre de mucho trabajo y esfuerzo personal. Fomentó una familia trabajadora y respetada en la comunidad.  De mucha riqueza espiritual, acudía todos los domingos a cumplir con sus compromisos con la iglesia. Según el Documento de defunción,  murió a los 95 años de edad.

 En el hogar, después de la faena diaria.

Como elemento documental que expresa datos biográficos interesantes del personaje, compartimos el texto de su mortuoria legal y pública. 

<<Acta N° 28.  Abogada Benita María del Carmen Romero de Delgado, Registradora Civil de la Parroquia La Puerta, Municipio Valera, Estado Trujillo... hago constar que hoy Diecinueve (19) de agosto de Dos Mil Nueve (2009), se ha presentado ante este Despacho la ciudadana: LUZ MARINA RAMIREZ DE GONZÁLEZ, de ocupación comerciante, de estado civil casada, titular de la cédula de identidad... natural de la Parroquia Mercedes Díaz Municipio Valera Estado Trujillo y expuso que: a los Trece días del mes de agosto de Dos Mil Nueve (2009), falleció el ciudadano SANTIAGO RAMÍREZ en su domicilio ubicado en la Avenida Sucre con calle 8 Quinta Las Vistas, a las doce y cuarenta y cinco antes meridian (12:45 a.m), según los documentos presentados el difunto tenía noventa y cinco (95) años de edad, de estado civil casado, titular de la cédula identidad N° V- 2 269,547, de ocupación agricultor, natural de la Parroquia La Puerta, Municipio Valera del estado Trujillo, Venezuela, domiciliado en la dirección antes mencionada hijo, de María de la Cruz Ramírez (difunta). Cónyuge de María Andrea Salazar de Ramírez, de sesenta y seis (66) años de edad, de estado civil casada, titular de la cédula identidad...de ocupación oficios del hogar, natural de la Parroquia La Puerta, Municipio Valera del estado Trujillo y domiciliada en la Avenida Sucre con calle 8, Quinta Las Vistas. Deja diecisiete (17) hijos e hijas que tienen por nombre... Falleció a consecuencia de Insuficiencia Respiratoria Aguda - Hipoplasia Pulmonar Crónica, según la certificación de la Dra. Isaura Rivero. No deja bienes de fortuna. Fueron testigos Nora Ernestina Valecillos Briceño... y Lisbeth Coromoto Ramírez... mayores edad, de este domicilio. Se leyó la presente acta a las personas que deben suscribirla y habiendo todos manifestado su conformidad firman. Jefe del Registro Civil de las Parroquias La Puerta y Mendoza (firmado ilegible) Testigos (firmado ilegible)>> (Libro de Defunciones año 2009. Acta 28. Archivo Registro Civil de La Puerta). De este documento se extraen afirmaciones que mueven a la incertidumbre, edad, lugar de nacimiento, descendencia, lo cierto es, que falleció el trece de agosto de 2009, y que no dejó bienes de fortuna.

 En el hogar.

Santiago Ramírez, vivió lo que se pueden considerar tres siglos cortos y de transición. El primero, el del proceso histórico de centralización del poder, resultado de la Revolución Liberal Restauradora. El siguiente, el llamado ciclo de modernidad, a partir de la muerte del general Gómez, y la dictadura, abriendo paso a la experiencia de la democracia representativa; y un tercero, que es el comienzo del siglo XXI. Y como tuvo que vivirlos, observarlos y adecuarse a ellos, es también aceptable decir, que conoció esa transición historica.  

Al cumplirse mas de 100 años de su nacimeinto, y este mes de agosto, 15 años de su fallecimiento, hacemos este renocimiento a quien fue un aprecaido integrante de nuestra comunidad, y personaje popular de nuestra historia local.  

(*) Portador Patrimonial Histórico y Cultural de La Puerta.

Omanrique761@gmail.com

La Puerta, agosto 2024.






 

 

 

sábado, 17 de agosto de 2024

Cuando el “Cabito” subió la escalera de los cielos trujillanos.

Por Oswaldo Manrique (*)  


La joven y corpulenta viuda Maclobia Rivas, desde una rendija de una de las ventanas de su casa en “El Rincón”, veía los movimientos ligeros de unos que a caballo iban en dirección a Valera y otros a la Cordillera, que sin decirlo, anunciaban que pronto ocurriría alguna de esas infaltables revueltas militares. Supo del paso de los “Ponchos” de La Puerta y los de Jajó, en una nerviosa  correría de “a caballo” y armados. Solo pensó para ella y en voz lenta y baja:

- Por el orden que llevan, la revuelta es grande ¡júrelo es de nación!  



El 11 de agosto de 1899, ante la inminente invasión de Cipriano Castro al Estado Trujillo, el jefe de los godos trujillanos, general Leopoldo Baptista, llamó a la tropa paramera de “La Culata” a organizarse, comenzando por la del Coronel Sandalio Ruz, señor de Los Aposentos, La Mucutí y Garabulla,  y el “Jurungo” Burelli Raffaeli y sus hijos, señores de la cordillera de “El Censo”, “San Martin” y Quebrada Seca”. Baptista, fue autorizado el día anterior por el presidente del Estado, señor Juan Bautista Carrillo Guerra, para formar un nuevo ejército y detener la avanzada de la Revolución Liberal Restauradora, que venía desde el Táchira. “El Cabito” Castro, marchaba con el regocijo del triunfo obtenido el 6 de agosto en la población de Tovar, sobre el ejército del jefe liberal trujillano Rafael González Pacheco. Así, con dos batallones, llegó a Timotes, con suficiente material de guerra, y mucho entusiasmo, para ingresar a Trujillo.

Aquel viejo caserón, los lugareños lo llamaban “El Convento de las Viejas”, que ahora era de Maclobia, quien tenía dos pequeñas hijas: Josefa y Teresita. La robusta viuda mientras modulaba su pellita de chimó, cuando se enteró, comentó para ella:

- Asi que por aquí va a pasar el Comandante de la Revolución “Libertadora”. Le sonaba igual, “Liberal Restauradora” que “Libertadora” o pensó que era más de lo mismo en aquellos tiempos de caudillos. Por los comentarios de los vecinos y viajeros, imaginó que sería un hombre grandioso e inalcanzable. Sus ocupaciones de atender los animales, desyerbar la huerta, preparar los amasijos, roscas de agua, empanadas por encargo, alimentos y horneados que vendía en su tienda, no tuvo la oportunidad de darse cuenta, de un grueso grupo del Ejército del Gobierno, que se estaba emboscando más arriba de “Las Aletas”, al frente del camino viejo de las posesión “Las Delicias”, de los Ramírez, en dirección hacia el viejo y enredado camino de “San Felipe” (Los Cerrillos), para emboscar a los revolucionarios, y luego, trastumbar a la otra Cordillera.


El conjeturado “paseo cívico” de Cipriano Castro por La Puerta, subiendo la escalera de los cielos trujillanos.

Llegó a Timotes el “Invicto”. Seguramente había preguntado allí mismo ¿Cuál era el histórico Paso de Bolívar  en su Campaña Admirable?

A las 2 de la madrugada del martes 15 de agosto, cogió hacia La Puerta. Desde la suave Vega de Timotes, pasando por Tafallés, Castro con su tropa, trepa la fuerte e inclinada “Cuesta de la Mocotí”, dónde gastó una jornada de camino, enrumbados hacia esa diáfana esfera azul y blanca, que envuelve los campos trujillanos, que según el decir de nuestros mayores, pareciera que se mueven incesantemente las constelaciones, y se siente la presencia de Kachuta.

La primera emboscada: enfrentamiento en La Mocotí.

Dicha Cuesta es una demoledora subida, que algunos llaman la escalera a los cielos trujillanos o el paso de Bolívar. El primer batallón de campesinos tachirenses convertidos en ejército restaurador, comandado por el general Rufo Nieves, había salido varias horas antes, a enfrentar la tropa “Poncha” que les esperaba en los vericuetos de “Los Muertecitos”.

Liberada y alcanzada la Cima de la Mocotí, por las fuerzas rebeldes, paró en la pequeña “Laguna del Portachuelo” (hoy La Lagunita), para después enrumbar por el viejo camino de San Martín, bajar poco a poco, empalmando los sinuosos caminos hacia Quebrada Seca y San Pedro, hasta llegar al solitario y abandonado pueblo de La Puerta, para finalmente llegar a descansar, donde acampó el mismo 15 de agosto de 1899. Aquí pudo darse la reunión del “salto de talanquera” del  “Chato” Blas Briceño. El general Cipriano Castro, al seguir esta ruta o periplo: había trepado la escalera de La Mocotí.

El cronista de Valera Alberto la Riva Vale, anotó que: el mismo 15 de agosto, a las 4 de la tarde, entraron a Valera, los generales Graciano Castro (quizás se refiere a Celestino, hermano mayor de don Cipriano), Pedro Pablo Rodríguez y el Dr. Godoy (es bastante probable que se  refería al médico Luis Godoy, que acompañó a Castro en toda su campaña, y fue funcionario de su gobierno; llegaron otros oficiales de las Fuerzas Castristas, y <<después se presentó el general Rufo Nieves con un batallón>> (La Riva, 86); este grupo fue el que se encargó de enfrentar los 600 soldados trujillanos que intentaron impedir el avance de Castro, en el sitio de La Mocotí. Leopoldo Baptista, jefe Civil y militar abandonó Valera.

Cipriano Castro  y los “restauradores”, sí ingresaron, al rubio y godo Valle de La Puerta. 

“El Invicto” bajó algo agotado en su bestia, a pesar de la belleza del paisaje y el frescor del clima. Su cuerpo algo mallugado por los continuos saltos de la mula; quizás bajo de peso por la intensa campaña, llevaba su “carpeta” de lana encima y su pequeño sombrero.

Le sonaron las espuelas, cuando puso pie en tierra al llegar a la Plaza de los Bomboyes, frente a la casa de gobierno municipal. Con alguna impaciencia y preocupación expresó:

 - ¿Dónde está la gente de esta aldea? Caminó hacia la empalizada plaza, subió  hasta  el viejo templo San Pablo Apóstol y desde allí observó un lugar solitario, con no más de 30 casas, algunas en construcción, casas que se veían como parte de ese silencio, las calles desiertas. Era el nido del mutismo, aquel sitio vacío, cuyo cercano cementerio al pasar el río, completaba la soledad y el miedo. 

Miró que los hermosos y rubios trigales, solo estaban acompañados por los pretiles y las casas vacías. Alertados por el paso del Primer Comandante liberal tachirense en Timotes, los hacendados conservadores no esperaron a verlo y menos a recibirlo; antes escondieron todo dinero, armas, municiones y cualquier artículo que fuera de valor. Cuando “el Cabito” emprendió su revolución que restauraría los ideales liberales, la cosa estaba color de hormiga, tanto para el gobierno del presidente Andrade, como en Trujillo para el gobernador Carrillo Guerra.

General Leopoldo Baptista y el general Juan Vicente Gomez, se convirtieron en socios de negocios, durante el gobierno de Cipriano Castro.  

El 15 de agosto de 1899, el primer Comandante y líder de la Revolución Liberal Restauradora, está en La Puerta, un pueblo íngrimo, marcado por la fechoría y la ambición de los gamonales y terratenientes despojadores de tierras indígenas; es su día 83 de campaña de guerra (Crespo, 62); sin embargo, era espacio ideal, para armar campamento.

Aquella tarde, sentado en un sillón de cuero, cercano al escritorio que usa Miguel Aguilar, el Jefe Civil, hacendado de Mendoza y mayordomo de fábrica de la iglesia de San Pablo Apóstol de La Puerta, fue tomando su taza de café. Silencioso, Cipriano, capachero, con 40 años de edad, calzando botas negras de cuero, se levantó y fue a la ventana, desde donde pudo ver el irreverente Bomboy, entre los hermosos y deslumbrantes trigales.

Con humor mejorado, mirada profunda, aquel hombre moreno, pequeño, cabello mestizo y corto, barbado, con sus manos rudas tocó su pecho, sacó y se persignó con el escapulario que llevaba, y con su timbrada voz,  expresó: 

- Qué buenos trigos tiene esta gente.  Se acercaron muy pocos a hablar con él.  Cuando entró el Segundo Comandante, lo recibió diciéndole: 

- ¡Compadre! Y se juyeron los goditos ¿No?  El hacendado Juan Vicente Gómez, le contestó con su parsimonia y calma característica:

- Si compadre, se juyeron, con los que se emboscaron en La Mocotí. 

*

El  16 de agosto de 1899, salieron a las 2 de la madrugada,  hacia Valera, pasando por Mendoza, por el camino viejo, entre montañas y bordeando el rio Bomboy, no existía carretera.

Los cartuchos de González Pacheco; el desistimiento de Baptista en combatir; la "secreta" reunión y salto de talanquera del Chato Briceño a las fuerzas de “El Cabito”, fue una gran madeja de tinta historiográfica, que oculta elementos importantes en la jornada de Castro y los restauradores, por estos predios andinos.

En las reseñadas acciones de guerra de esta campaña, han pretendido sostener que “El Invicto” no tuvo resistencia en Trujillo, <<De Mérida a Valera, da Castro un paseo cívico>> (Cañizales, 139); esto es un error. Desde los Despachos oficiales y militares, entiéndase el Estado Mayor del Pdte. Andrade, operaron personajes en un plan estratégico, cuyas ideas y movimientos, eclipsaron y subestimaron la realidad de los hechos, jugaron a una guerra de desinformación y distracción, buscando la oportunidad ideal del combate. 

Esto se desprende de un telegrama del 16 de agosto, que le envió el Presidente de la República general Ignacio Andrade, al jefe de gobierno de Trujillo, Carrillo Guerra, le comunica la siguiente instrucción, en relación a los trujillanos: <<no deben combatir sino en la seguridad de triunfar, porque no hay necesidad de comprometer la vida de un soldado, ni la perdida de una sola capsula, cuando con los recursos del gobierno para destruir esa facción, bastará con las acciones que se combinen más adelante. La vaquía y el denuedo de los trujillanos servirán a asediarlos en sus marchas, si pasare de esa jurisdicción, contando que él encontrará su escarmiento indefectiblemente>> (Cardozo, 266). Confiaba el general Andrade, Presidente de la República, en el esfuerzo y arrojo de los trujillanos para perturbar y desgastar las fuerzas de Castro, no para darle combate campal.  

Hay otro documento importante, suscrito por el general Antonio  Fernández, jefe del ejército gubernamental,  que publicó en Caracas, el 29 de septiembre de 1899; explicando el por qué de su fracaso en Los Andes, destacando cómo fue  el paso de las fuerzas restauradoras y la participación de los godos trujillanos, que informa lo siguiente: <<Oficié a los generales Sulpicio Gutiérrez y Gorrochotegui, que se movieran con los 800 hombres que estaban a sus órdenes, sobre la facción de los Méndez, Pedro Araujo Sánchez y Arístides Sánchez, que en número de 600 hombres ocupaban las posiciones de La Culebra, El Bolero, La Palmita (jurisdicción del antiguo Municipio Tovar, estado Mérida), La Mocotie y San Felipe (Trujillo). Después de tres reñidos combates y desalojado el enemigo de estas fuertes posiciones, ordené a los jefes triunfadores que se incorporasen a los generales Bravo, que venían con 300 hombres, Medina que traía igual número y Montaña y Parada que conducían 200; y juntos marcharon por La Grita a incorporárseme en Colón, atravesando el Páramo de El Zumbador>> (Boletín del Archivo Histórico de Miraflores, N° 11, pág. 30. En: Carlos Quintero Gamboa. La Gran Emboscada. Págs. 83 y 84. Universidad Militar Bolivariana de Venezuela). Se afirma, que hubo tres “reñidos combates”, y se menciona entre los cinco lugares y posiciones: “La Mocotí” (Sur de La Puerta) y el de la montaña de “San Felipe” (Nor-Este de La Puerta).  Estos dos documentos, despejan cualquier duda, en relación a que en Trujillo, particularmente entre La Puerta y Mendoza del Bomboy,  no se le dio combate a Castro.  

Saliendo de La Puerta, le tronaron unos guáimaros. Tricolor era la bandera restauradora.San Felipe”, campo de hostilidades.

Temprano, fue informado que en “San Felipe”, parte de su avanzada, se enfrentó y desalojó a unos destacamentos de tropa goda, dirigidos por Lorenzo Guevara.

Al salir de La Puerta, el 16 de agosto, iban alegres las patrullas montoneras de la vanguardia de los 60 liberales andinos luciendo el tricolor de la bandera restauradora. Por el antiguo camino hacia Mendoza, los restauradores, cuando van subiendo el viejo camino de “Las Delicias”, escucharon una, dos, tres descargas de tiros, que  sorprendieron a esa avanzada de montoneros y se asustaron más cuando, escucharon un grito devastador que dijo:

-         ¡Viva mi Presidente Andrade! ¡Abajo Castro! ¡Plomo a las lagartijas! ¡Vivan los constitucionales!

Guevara, tendió la celada, se ubicó entre los peñascos, matorrales y abundante maleza de la montaña de “San Felipe”, y después de un fuerte tiroteo, que fue respondido con el empuje del batallón de insurgentes tachirenses y merideños, huyeron en sus cabalgaduras, por las tierras y serranía del Pitimay. 

Esta operación militar, no ocasionó mayores bajas al ejército restaurador; el coronel Lorenzo Guevara ejecutó esa táctica de la emboscada, hostigamiento, distraccionismo y desgaste, como parte de una guerra de montoneras, con el fin de obstaculizar la marcha y generar molestias y miedo en la tropa, para sorprender a los rebeldes andinos amarillos, en el sitio más adecuado y darle combate. 

El historiador Arturo Cardozo refiere que en este tránsito del “Invicto” habría ocurrido lo siguiente: <<Ha encontrado solo una leve resistencia en Los Cerrillos, encabezada por el Gral. Lorenzo Guevara>> (Cardozo, 266). Este relato, entra en contradicción con lo afirmado por el general Antonio Fernández, jefe de la expedición gubernamental, que eran 600 hombres, los que intentaron frenar u hostilizar a la tropa de Castro, entre La Mocotí y San Felipe (Los Cerrillos).

Los “restauradores” se dividieron y fueron a perseguir a la guerrilla gobiernera, que eran pocos hombres, en relación a la guerra que ellos representaban  y gritaron con su acento cucuteño: - ¡Abajo el gobierno!  ¡Abajo Andrade!  Probablemente esos alaridos llegaron a escucharlos en casa de Maclobia, quien pudo distinguir el infrecuente acento.

Eran 60 los hacendados andinos metidos a militares, pero esos 60 gritos daban miedo, pánico y mucho más, cuando montados sobre sus bestias pegaban la carrera  para capturar a los emboscadores, disparando sus máuseres y sus pistolas, detrás de aquellos hombres que huían despavoridos. 

Este “paso cívico” por La Puerta, dejó huella, la escritora Ligia Burelli Dávila, relató que su pariente Maclobia Rivas, en su casa ubicada al borde del camino entre Mendoza y Los Cerrillos <<el corredor del frente tenía en uno de sus extremos un cuarto con ventana hacia afuera, desde donde podía verse un mostrador con granjerías que la dueña elaboraba y vendía a las personas que transitaban por allí. Era este el paso obligado de todos cuántos venían de Mérida hasta Valera y luego al centro del país. También se pasaba por allí para ir desde Mendoza hasta Pan de Azúcar>> (Burelli, L, 30); aquella mujer alta y maciza de apenas 30 años de edad, con desbordante vitalidad y generosidad, regía aquel negocio y sus alrededores.

El sitio lo llaman “El Rincón”. Allá, se detenían los arrieros y la gente que viajaba o quería descansar, y ataban sus bestias en los viejos ceibos que allí estaban sembrados para dar sombra a la casa, mientras tomaban algún refrigerio en la tienda de Maclobia Rivas. 

Ella, al conocer la noticia, se dirigió hasta su pequeño altar y rezó y le pidió a la Virgen de Santa Rosalía, patrona de esa comunidad,  que los librara de cualquier mal, mientras le encendía una vela de cebo. Al poco rato, elevó sus ojos al cielo y dijo otras palabras, para que no ocurriera nada ante el paso de quién se decía era un elemento del terror y de la superstición.

Entre los recuerdos familiares más importantes de los Rivas, <<fue el paso por allí de Cipriano Castro, en su famosa Libertadora. Desde temprano algunos hombres de a caballo comentaron que el general pasaría por aquel lugar rumbo a Caracas. La voz se regó y muchas personas…comenzaron a alinearse a lo largo de la vía para ver pasar aquel hombre>> (Burelli-Dávila, 32 y 33), según esta autora, dicho paso, fue todo un acontecimiento. 

En el desenlace de este relato, apuntó: <<Cuando por fin…se acercó la expedición nadie pudo ver muy bien al héroe porque era muy pequeño venía además envuelto en un aura de tierra>> (Ídem).  Maclobia, ese día no lo vio, pero sí le fue bien porque logró vender casi todas sus granjerías, dulces,  arepas, chichas, bebidas, miche, frutas y otras especies de comida.

Castro entró a Valera, acompañado del segundo comandante Juan Vicente Gómez, y oficiales como Eleazar López Contreras y José María García, y del otro batallón, más de mil hombres, con desplegadas banderas tricolores, y el sonido de los marciales tamborileros, comandado por los coroneles Benjamín Ruiz (Dr. Bolívar) y Santiago Briceño Ayesterán. Llegó a Valera, a las 8 de la mañana del 16 de agosto (La Riva).

Todo este grupo de varones de “La Culata” peregrina, que acompañaron a Leopoldo Baptista, en su ejército de paseadores, de sí sí y de sí no, regresaron a sus casas y sementeras. No hubo bajas, ni por senilidad, ni enfermedades, mucho menos de bajas por caídos en combate. 

Este año, se cumplen 125 años de aquellos hechos históricos, muy previos  a lo que constituiría un ciclo de compleja y difícil relación política de La Puerta y Trujillo, con el gobierno de Castro, y seguidamente, la cruel dictadura del general Juan Vicente Gómez. Lo que merece, se registre como parte de nuestra historia local y regional. 

(*) Portador Patrimonial Histórico y Cultural de La Puerta.

La Puerta, agosto 2024.

Omanrique761@gmail.com

sábado, 10 de agosto de 2024

El Padre Andrade, cuando La Puerta se cerró a la estupidez, 1980.


Por Oswaldo Manrique (*) 

Trabajó toda la noche anterior, en la elaboración de su discurso. Le  solicitó a la señora Isabel Godoy, que lo atendía, que le preparara algún guarapo para  esas horas. En horas de la tarde del día siguiente, con cierta lentitud y dificultad, salió de su casa pintada de verde manzana, marcada con el N° 21 de la avenida Los Pinos, en la urbanización Lazo de la Vega, en la ciudad de Valera, para montarse en el carro que lo llevaría a La Puerta, sitio que le agradaba por su clima y la gente. 

El recordado Presbítero Juan de Dios Andrade (Tovar, 1907 - Valera, 1980), fue uno de los más eminentes en su apostolado, sencillo ciudadano, sabio y culto sacerdote de Valera. Cronista y personaje ilustre de esta ciudad. Su vecina, la profesora Luisa Moreno, recuerda que las familias de la urbanización Lazo de la Vega, lo identifican históricamente por su famosa Rogativa de la libertad, del 19 de enero de 1958, días antes de la caída del dictador Pérez Jiménez, por la que salieron junto con él, centenares de valeranos a las calles a protestar contra el régimen militar, y a reclamar sus derechos políticos y civiles; y por su acción en favor de los pobres, en los años 60, se le relacionó con la lucha armada y se le calificó de comunista; algo semejante le ocurrió al padre Espinosa en Boconó, quien sí estuvo vinculado al Frente Guerrillero Antonio José de Sucre.

El padre Andrade, con motivo del 360 aniversario de la población de La Puerta, fue escogido el día anterior, para pronunciar el Discurso de Orden en la Sesión Solemne celebrada en dicha comarca, por el Concejo Municipal de Valera. Discurso que considero: es una pieza extraordinaria de la oratoria social y ambientalista, cargado de sindéresis, análisis y propuesta, con fina elaboración y de profundo contenido histórico Trujillano.

En efecto, en horas de la noche del 20 de agosto de 1980, estuvo allí, entró al Cine Parroquial, lo presentaron, aquel hombre calmado y sencillo, tomó el micrófono y sentado en una silla por estar muy quebrantada su salud. De inicio reconoció con su sinceridad y sencillez, que para la elaboración de un buen discurso, requiere tiempo e investigación, sin embargo, <<un mal discurso es una cosa encantadora>>. Luego de algunas consideraciones históricas previas sobre La Puerta, el presbítero Juan de Dios Andrade, dijo lo siguiente: <<La Puerta es un pueblo privilegiado por la naturaleza. Un pueblo que es preciso cuidar y defender. La campaña que acaba de librar con el beneplácito del Estado, de los pueblos, de las instituciones, las personalidades, la prensa, ha sido una campaña admirable, pedagógica, aleccionadora. Con motivo de esa campaña, escribí una nota alertando sobre la amenaza que se cierne sobre los pueblos del Estado Trujillo. Los millonarios urbanizadores con teorías de urbanismo mercenario e inhumano en el cual se excluye toda tabla de valores y se exhibe solo el poder y la magia de los millones, han amenazado al Estado Trujillo en cuyos pueblos han visto la posibilidad de hacer fuertísimas inversiones>>, de esta forma fustigó fuertemente a los urbanizadores inescrupulosos.


Con su enfoque dialectico y cristiano, afirmó viendo el presídium de la sesión en el que destacaba la presencia de la Dra. Dora Maldonado de Falcón, Gobernadora, el cuerpo edilicio y otros funcionarios y personalidades de conocida trayectoria en el estado Trujillo, lo siguiente: <<Pero el pueblo de La Puerta con su madurez de tres siglos y medio cerró la puerta al proyecto monstruoso que se pretendía realizar en sus contornos>>, se refirió al macro proyecto urbanístico que desarrollaban frente al Hotel Guadalupe, tierras del Resguardo Indígena y del padre Francisco Rosario. 

La prensa regional, cubrió el evento y tituló: <<El pueblo de La Puerta cerró la puerta al proyecto monstruoso>> (Diario de los Andes, edición del viernes 12 de agosto de 1980).  El padre Andrade, estudioso, actualizado en los temas fundamentales de su tiempo, era admirador de un arquitecto norteamericano de nombre Frank Lloyd Wright, conocido por su  valentía de declararse enemigo de las grandes metrópolis y de los rascacielos, porque le parecía, que precisamente esa clase de hombres son los que combaten la imbecilidad universal, es decir, a los débiles y escasos de razón.

De este Lloyd, tomó ciertos fragmentos de una de sus obras, así: <<es preciso renunciar y suprimir todo lo que se superpone a la naturaleza, lo que es fruto de la vanidad y de la estupidez del hombre, las fachadas, las moles, la simetrías al gusto, el fasto, la ornamentación, la grandiosidad, la ostentación, la acumulación, el edificio que tiene por objeto causar un estupor estético, la ciudad destinada a la convivencia sofocante y gregaria. Todo lo que deforme la naturaleza es un delito>>, este flagelo, lamentablemente abrumó y sigue abrumando a la geografía puertense, ya no es solo el daño de La Maraquita, ahora se expande el depredador por la falda del Páramo, en el sector Los Bicuyes y Santa Bárbara, con la anuencia de las autoridades y pobladores.


Continuó disertando el padre Andrade sobre Lloyd y compartió lo referido a la conducta del género humano, que  <<debe cesar de obstaculizar y de afear los santos y libres campos con sus desmoñadas construcciones de piedra, de hierro y de cemento>>, y explicó en forma didáctica el por qué: <<una cueva montañosa, un antro acomodado, una bella caverna, una gruta espaciosa, el tronco de un árbol gigante, he ahí las moradas de hace 100 siglos, he ahí las moradas del futuro. Los rascacielos son un insulto a la naturaleza, a Dios; las cavidades naturales son las únicas habitaciones perfectas porque significan nuestra renuncia total a la jactancia humana que quiere levantar moles de murallas enfáticas y superfluas, sobre la sagrada virginidad de los prados, de los bosques y de las montañas>>, hasta aquí citó a Frank Lloyd Wright.

Su histórica alocución es un llamado a la sensatez, al respeto de la naturaleza y a la armonía con el entorno, por eso,  <<Los habitantes de La Puerta, tienen un tesoro que cuidar, que defender contra el pseudo urbanismo en boga. Este Valle encantado, con su brisa de marcas sutiles, con sus nubecillas errátiles, su clima delicioso, sus exuberantes sembradíos, su templo, su río, su variedad y riquezas florales, este Valle momboyano es un patrimonio de Trujillo y Venezuela. Aquí venimos propios y extraños. Venimos a respirar el aire transparente, saturado de esencias jardinescas>>; esta reserva de vida, viene siendo ilegal e inescrupulosamente intervenida en la falda del Páramo, en el sector Los Bicuyes, por la insatisfecha voracidad de los constructores y agentes inmobiliarios. No bastándole el cementerio de casas de La Maraquita.

Reflexionando el Padre, alegó que, <<Aparte alguna vez me he referido a las visitas a La Puerta. No es solo un poco de clima gratísimo... es también una necesidad del hombre contemporáneo, que se mueve y se desvive en el laberinto de las ciudades como un fantasma. El hombre es un trozo de la naturaleza, no puede divorciarse de ello, necesita de su contacto, de su aire puro, de sus alturas, de sus aromas vegetales, de sus colores, de sus ríos, de sus montañas mágicas para vivir y rehacer sus energías>>; un llamado a desarrollar un turismo equilibrado, sano y sin invasión de cemento.  

El padre Andrade culminó su magistral discurso, alentando y dirigiéndose a los asistentes al acto, con esta enseñanza: <<Señores: La Puerta tiene la poesía de un simbolismo perdurable. Se abre para las cosas nobles y hermosas que quieren traerle y se cierra, para las cosas negativas y estúpidas>>; aquí, resumió y remató con ese don didáctico, mezclado con esa prosa superior de las ideas, esta extraordinaria pieza oratoria. 

Uno de sus biógrafos, escribió: <<Andrade fue un humanista, adusto, con un solo objetivo servir al prójimo>> (Ramón Rivas Sáez, Diario de los Andes, 2 noviembre 2020. Juan de Dios Andrade, el Demócrata).

El recordado cronista licenciado Elvins González, sobre las cualidades y virtudes, reconoció que, Andrade <<Fue un orador de grandes recursos y fue verdaderamente superior en la prosa de las ideas, que remataba con excelente maestría. Con una cultura sólida, de erudito, apeló, como ya dijimos, a la mordacidad para criticar y corregir entuertos, pero la mayoría de sus artículos y escritos tuvieron un sentido aleccionador, bajo la premisa de enseñar y educar, exaltando virtudes y censurando vicios, y siempre divulgando conocimientos, bajo el influjo dominante del realismo y una fe cristiana sin dobleces>> (Elvins  González); fue un Maestro.

El profesor Francisco González Cruz, en una de sus notas sencillas, mostró la dignidad y entereza de Andrade, remontándonos a la contingencia en que  este Párroco por retaliación política fue obligado a entregar la Iglesia de Valera, el 1 de marzo de 1962, al poco tiempo de Preconizado Monseñor  Rojas Chaparro cómo Obispo, <<El trasfondo fue que el padre Andrade defendió la revolución cubana, y ante la respuesta del Obispo lo atacó por la prensa con artículos poco santos, que también golpearon algunos valeranos relevantes y al buenazo Monseñor Godoy. Una pelea de pesos pesados. Cuando el padre Andrade estaba contra las cuerdas, no lo salvó el árbitro sino el doctor Senior, que lo nombró Cronista de Valera con sueldo, y el doctor González Gil, que lo nombró Capellán del Hospital>> (Amigos del Ateneo de Valera. 2023); este interesante dato, confirma que los curas en aquella época,  con su similar hábito, estudiosos, librepensadores,  con diferentes practicas pastorales, difieren en sus preferencias políticas.

No tengo la menor duda, que el discurso del que hoy publicamos unos pocos párrafos, es una pieza magistral, no solo en el campo de la fina elocuencia y oratoria de estrado, sino una lección admirable en cuanto a la llamada ecología o ambientalismo, pero sobre todo, recoge palabras esperanzadoras para las nuevas generaciones de nuestra población. Tal vez, este sea el último discurso dado por el padre Andrade, quien falleció al poco tiempo, el 21 de diciembre de 1980. Vale su recordación, a 44 años de ser escuchado en la población de La Puerta, y publicado en Diario de los Andes, por tener su contenido, profunda vigencia en estos tiempos de “agendas universales”: Abrir La Puerta,  <<para las cosas nobles y hermosas que quieren traerle y se cierra, para las cosas negativas y estúpidas>>. Esa es la lección.


(*) Portador Patrimonial Histórico y Cultural de La Puerta.

La Puerta, julio 2024.

omanrique761@gmail.com

El simbolismo icónico de una fotografía de La Puerta.

Por Oswaldo Manrique (*) Para los cronistas e historiadores, encontrar una fotografía relacionada con la investigación que realiza, es obt...