Por Oswaldo Manrique (*)
Desde 1970, cada 9 de agosto, se viene festejando una incierta, inverosímil y contradictoria historia de una supuesta “fundación” de La Puerta, ocurrida en 1620, cuyo autor seria un “fundador anónimo”, basándose en un documento inencontrable de la muy antigua “Encomienda San Pablo de Bomboy”. El interés que pongo en estas notas, es para que se reflexione, investigue y se discuta con criterio decisorio y responsable esta tergiversada y precaria historia de la “Fundación” de La Puerta, impuesta por la pequeña oligarquía municipal de aquel tiempo, y en todo caso se obtenga la certeza del comienzo o de los orígenes de la Comunidad Indígena Bomboy, sus primeros pobladores, y la de su forzosa conversión a pueblo colonial esclavista, así como, su sucesiva o posterior evolución como pueblo. Por lo pronto, tocaré algunos puntos que se deben evaluar y analizar para abordar la veracidad histórica de este hecho principalísimo e histórico.
Se nos ha inculcado a casi dos
generaciones de puertenses, el infeliz argumento que La Puerta, habría sido “fundada”
por un “fundador anónimo” el 9 de agosto de 1620, según un documento de la
mencionada encomienda (Abreu, 30), que habría
ocurrido ese hecho histórico, lo que no se ha podido demostrar en forma alguna.
En primer término, no existe ningún documento que avale tal invención, ni en
los Archivos Históricos de Venezuela, ni en el Archivo General de Indias en
España, ni de Santo Domingo. Segundo, sí
existe, el expediente de una “Encomienda
San Pablo de Bomboy”, que corresponde
geográficamente a la Comunidad de San Pablo (existente) y la gran Posesión San
Pablo de Bomboy (también existente), de la Parroquia Mendoza, es decir, en el
lado Norte del Valle de Bomboy, otorgada al capitán Francisco Botello en 1595
(Zambrano, 11), según Mario Briceño Iraagorry, habría sido otorgada en 1571 (MBI.
Tapices), y al fallecimiento de dicho Capitán, la heredó su viuda Catalina
Fajardo, la gran terrateniente de este Valle, nieta del nacionalista Alonso
Andrea de Ledesma, y posteriormente, se casó con el cura Cristóbal Hurtado de
Mendoza, ancestro del primer Presidente de Venezuela. La profesora Gloria Reinoso,
nativa de este sitio, dejó escrito interesantes notas acerca de la comunidad de
San Pablo del valle de Bomboy. Esa versión distorsionada de la historia, la
repite la historiografía oficial (Briceño Perozo, 276-278), lo que debe ser
corregido; es decir, se ha pretendido sostener que en el espacio histórico del
comienzo del Valle, en su parte Sur (La Puerta), estaría localizada la citada
Encomienda, que realmente corresponde a los indígenas de Mendoza, pero en la zona
norte del Valle. Lo desventurado, es que hace pocos años, fue paleografiado el
expediente de esta Encomienda, y no aparece el aludido documento del 9 de
agosto de 1620; y si no existe ese documento, ¿cómo se puede seguir afirmando y
celebrando que La Puerta fue “fundada” por un “fundador anónimo” en dicha fecha?
En una hermosa estribación que se
desprende del ramal septentrional del Pico Miranda de la Cordillera de los
Andes, entre paisajes que susurran historias olvidadas, se erigió La Puerta. Según
los antiguos títulos de "Encomienda Valle de Vomboy" y “Encomienda
Quebrada de Comboco”, otorgados a los capitanes Tomé de Dabuyn (1601) y Juan
Álvarez de Dabuyn (1611); fue considerado, un valle de indígenas Timoto; esto
quiere decir, que los primeros pobladores del territorio donde hoy está
levantada La Puerta, fueron indígenas Bomboyes, de nación Timotes, que es una
ramificación de la confederación Muisca, familia de la civilización Chibcha. En
el titulo de confirmación de esta encomienda del 9 de mayo de 1611, consta que
los jefes Timotes que gobernaban en las tierras donde hoy está levantada La
Puerta, eran Bombas (Bomboy), Jasepe e Yguara.
La historia escrita que nos han suministrado
de La Puerta, lejos de informar de estos orígenes, a menudo los esconde o los
refiere como un laberinto de anacronismos e inexactitudes, incitando a la
pesquisa casi de sabueso, en el tiempo.
Consultando la recopilación Historia Hemerográfica de La Puerta, que
dispone en internet nuestra Parroquia, gracias al aporte de material
informativo realizado por la profesora Belkix Villegas y el amigo Benito Rivas,
encontré un artículo que aquí les comparto, a propósito del denominado y
festivo Día de La Puerta, y que nos
puede servir como guía didáctica, para confrontar la narrativa historiográfica
y paradójica, que nos dice que la voz de sus habitantes originarios se ha
perdido entre la bruma y el silencio cómplice del tiempo.
El 9 de agosto 1993, en la edición
de Diario El Tiempo, en la página 27, se
encuentra un artículo de un señor de
apellido Villarreal, titulado La Puerta
373 años de existencia, que llamó poderosamente mi atención, por la desmesurada
carga de anacronismos, incertezas e inexactitudes sobre la historia de La
Puerta, que contiene.
Si miramos la historiografía local,
encontramos que sus pobladores originarios han desaparecido o no existen en el
relato oficial. La Puerta, me atrevo a señalarlo, es precisamente eso: un
misterio. Aquí se propone auscultar esas raíces, intentando desentrañar los
mantos de una historia labrada con
trazos de anacronismos e incongruencias, propios del desconocimiento, o
de un deliberado interés racista por esconder y desfigurar el hecho histórico, sus consecuencias y responsabilidades.
Confrontando la obcecada narrativa eurocentrista y
manera de proceder del gamonal.
Entre los anacronismos que se señalan en dicho artículo, se afirma lo siguiente: “La Puerta fue fundada a casi 128 años del descubrimiento de América y a 63 de la Fundación de Trujillo. 373 años hace que casi a la cabecera del Valle del Momboy una aldea timoto cuicas tuviera que encarar como mandato del destino la histórica transformación que insospechadamente también comenzara para ellos un agosto a la salida del almirante Cristóbal Colón de Palos de Moguer hacia el nuevo mundo". La primera comunidad que habitó estas tierras, se denominó Bomboy o Vomboy, comunidad indígena del Bomboy, (con (b) labial, no “Momboy” con (m), que no se sabe qué significa, ni la usaron nuestros primeros pobladores), no era una aldea timotocuica sino una comunidad del Señorío Tribal de la Nación Timoto, como se ha demostrado con añejos documentos Civiles y de la Iglesia; decía don Mario Briceño Iragorry, que para mantener viva la memoria de los valores que sirven de vertebra al edificio social, debemos conocer los documentos antiguos, como forma indispensable para la reelaboración de la cultura correspondiente a cada generación, en este caso: el Documento Organización de Doctrinas de Trujillo, del Obispo Fray Antonio de Alcega, 1608; los títulos de “Encomienda Valle de Vomboy” y “Encomienda Quebrada de Comboco” de 1611 y confirmadas en Madrid, en 1620 (Ubicación: ES.41091. AGI/2311. Sto. Domingo, 41,N.23); el Informe de la Visita del Obispo Mariano Martí, 1777; los Libros Eclesiasticos de La Puerta, abiertos por el padre y procer independentista Francisco Rosario en 1795, y el Expediente del Juicio de Partición de las Posesiones de Tierras del Resguardo Indígena de La Puerta, 1891, entre otros. Dicha comunidad, se asentó en este valle Bomboy entre 450 DC a los 1.000 años DC, (Vargas: 1967; Wagner: 1969; Niño: 1988; Ramos: 1988: y Gordones y Meneses: 1992); dentro del proyecto de expansión de esa nación indígena, para controlar la vía hacia el lago de Coquivacoa (Maracaibo) y Mar Caribe. No se sabe de dónde sacan algunos y repiten otros, que era una aldea timotocuica.
En segundo lugar, afirma sin
fundamento alguno que hubo una “Fundación” de la Puerta" <<a escasos 128 años del famoso
descubrimiento de América y a 122 años del descubrimiento de Venezuela en el
tercer viaje de 1498>>; esto es otro anacronismo con falsedad, ni a NuestraAmérica
la descubrieron como lo señala, ni Venezuela existía para ese tiempo, ni La
Puerta fue fundada por los invasores europeos, lo que complementa con otra
flamante falsedad con fundamento racista e intolerancia, que, habría sido en un
agosto, cuando dicha comunidad indígena “tuviera
que encarar como mandato del destino la histórica transformación” (Textual
del artículo de prensa citado), es
decir, sería un mandato necesario, portentoso, favorable e “histórico”: que
dejaran de ser hombres libres y pasaran a ser esclavos o difuntos.
La 3ra. equivocación se basa, en que,
"justamente a esa distancia de
tiempo, se establece la Cuarta Doctrina del Pueblo del Señor San Pablo,
integrado por indígenas cuicas y timotes, formando seis encomiendas” (Textual
del artículo de prensa citado); esto no es cierto. Fue el Obispo Antonio de Alcega, autorizado
por el Gobernador Sancho de Alquiza, incluyendo un acuerdo con el Virreinato de
la Nueva Granada, que estando en esta zona la mayor concentración de indígenas
del Valle del Bomboy, establece (80 años antes) la Séptima Doctrina, el 30 de
octubre de 1608, integrada por siete (7) encomiendas, convirtiendo la ya
existente comunidad Bomboy (originaria
y asentada centenares de años antes, en este sitio), en “Pueblo de Indios”
Cabecera de Doctrina (No Encomienda San Pablo de Bomboy, que es
otra cosa y corresponde a otro espacio geográfico), el que a partir de
1777 (Martí), lo reconocería documentalmente
como <<San Pedro de Bomboy (La Puerta>>, en la estructura colonial
de Trujillo, y como espacio de concentración de indios esclavos traídos de
otras partes.
De lo que sí existen, documentos históricos y legales, que reposan en el
Archivo General de Indias, normalmente
aceptados por los historiadores, es sobre el primer hecho de voluntad de
poblamiento europeo de estas tierras, el del capitán Tomé Debuyn, de origen
portugués. Antes de este importante hecho de la 7ma.
Doctrina, ya existía la “Encomienda Valle de Vomboy”, asignada al capitán
portugués Tomé Dabuyn, que es necesario mencionar porque hay algunos
historiadores (Briceño Perozo) que aseveran que el principio y avance del
nacimiento o de donde surgieron y se activó la evolución de los pueblos
coloniales que tomaron los nombres de esos valles, se inició con las primeras
Encomiendas que en este caso sería la de Tomé Dabuyn, que acompañó a Diego
García de Paredes, en la fundación de
Trujillo, confirmada después por el gobernador de la Provincia de Venezuela don
Diego de Osorio, en el año 1595, y aquel Capitán ejerció su derecho de dexación
de encomienda en 1601, para luego las autoridades se la concedieran junto a la “Encomienda de Quebrada de Comboco”
y “Encomienda Lomalla de Busandi”, a su hijo el capitán Juan Álvarez Dabuyn, el
vencedor de los zaparas y parautes, dirigidos por el cacique Nigale en las
aguas de la laguna de Coquivacoa (Maracaibo).
Esta fue la Encomienda más
significativa por su población y ubicación, para la historia de La Puerta, otorgada
según titulo: AGI. Expediente. Confirmación de Encomienda de Valle de Vomboy y
Quebrada de Comboco en Trujillo, Venezuela a Juan Álvarez de Buyn (1620-01-10).
Resuelto. Ubicación: ES.41091.AGI/2311 Santo Domingo, 41, N. 23. Todas las encomiendas tanto las localizadas
en lo que sería con el tiempo La Puerta, como las de Mendoza, la de Timotes, la
Quebrada Grande y la de Jajó que conformaban dicho pueblo, según los Títulos,
eran indígenas de nación Timoto, No Kuica.
Otra de las inexactitudes, es aquella
afirmación que expresa: “aunque a raíz de
la libertad que se le dio a todos los indígenas en 1687” (Textual del
artículo de prensa citado), esto es otro error, no fue una libertad, fue un
cambio de estatus de explotación humana, es decir, de la condición de
esclavitud de servicio, pasaron a ser indios esclavos “tributarios”,
manteniendo la condición de esclavos y hasta enfeudados (Ver Libros
Eclesiásticos del Pueblo de Indios San Pablo de Bomboy. Archivo Histórico
Diócesis de Trujillo).
La enfermiza hipótesis del “ocaso de
su suerte” y la resonancia de una presencia ancestral.
En ese trance intelectual, se plantea
otra absurda afirmación, que debemos
desmantelar, es que: “aún con esa
libertad para los genuinos habitantes ya se había tornado ineludible el
desconcertante encuentro con el ocaso de su suerte, forzada por los
colonizadores, quienes fueron los protagonistas de la desaparición de la
genuina raza dejando sobre la misma tierra el mestizaje que hoy recuerda sin
rencor ni resentimiento, la dolorosa historia del calvario que vivió todo un
continente”; en esta invención, “el ocaso de su suerte” fue que para 1891,
existían 16 comunidades indígenas en el país, una de ellas casi totalmente pura
como etnia, era la comunidad Bomboy, ubicada en lo que era el Resguardo Indígena de La Puerta (tierras
donde está asentada hoy parte del área urbana de La Puerta). Fue en dicho
año (1891), a casi 400 años después de la llegada de Colon a América, cuando se produjo el genocidio de La Puerta
(no fueron los invasores europeos ni los colonizadores los que desaparecieron
totalmente esta comunidad indígena), sino los hijos de los independentistas
republicanos, un grupo de gamonales, hacendados y de extranjeros ambiciosos se
pusieron de acuerdo e iniciaron un juicio fraudulento de Partición de las
Posesiones de dicho Resguardo, para quitarle a los indígenas sus tierras y con
ese juicio fraudulento en el que estaban involucrados personeros de la
oligarquía como un gamonal de nombre Samuel Quebedo, lugarteniente del general
Juan Bautista Araujo, el “León de la Cordillera”, sus secuaces y otros gamonales, acuérdense que
Leopoldo Baptista, el general y Dr., era el Partidor nombrado en este juicio y
después nombran a José del Rosario Colina, y son los responsables de haber
despojado de su tierra a esta gente indefensa, analfabeta y primeros
pobladores. Lo “monumental” de este artículo sobre “historia de La
Puerta”, es que lamentable y
dolorosamente se afirma que, a pesar del despojo de tierras y el genocidio, se
produjo un “mestizaje que hoy recuerda
sin rencor ni resentimiento, la dolorosa historia”; ¡qué bárbaro! ¿A qué
mestizaje se refiere si los gamonales desaparecieron esta comunidad indígena?
¿Cómo pueden guardar rencor o resentimiento aquellos indígenas o sus
descendientes si fueron extinguidos?
Sigamos desfacendo entuertos, como decía el ingenioso hidalgo.
Otra afirmación incierta es aquella
que, “en la época de la campaña
independentista y postcolonial se cayó la sepultura de los primitivos
habitantes, que bien subsistían como grupo étnico o tal vez como simples elementos
desorientados y dispersos”; la fibra racista o el reverberante “linaje de
sangre”, de quien escribió estas falacias, pretende hacer ver que los indios
eran pendejos y animalitos, y La Puerta un potrero o chiquero; pero agregó otra monstruosa falsedad al
señalar que “el Partidor de 1891 -otra
aberración- distribuyendo y adjudicando
1.960 hectáreas a los comuneros de la región, quedando de esta manera cerrado
el capítulo de la existencia de algún tipo de derecho o excepción, reserva o
garantía para nuestros antecesores timotocuica sobre la tierra que por derecho
natural consideraron de su propiedad”; cabe preguntar: ¿a cuáles comuneros
se refiere? ¿Será a los genocidas? ¿A los extranjeros y gamonales? es decir,
este señor racista, desinformado y desconocedor de la historia, pretende decir que
no existen derechos sobre las acciones fraudulentas que se cometieron en contra
de los primeros pobladores despojados de su tierra y el genocidio que se dio en
ese momento. Así mismo, señala que desde esa Partición quedaron los exterminadores como beneficiarios de los resguardos, y no sé con qué número de descendientes,
figuran en las adjudicaciones apellidos
que siempre han estado presentes en el pueblo de La Puerta”; vale la
interrogante ¿serán los apellidos de los genocidas, italianos, gamonales y
estafadores que aparecen en las adjudicaciones de tierras?
Esta es otra mentira, los escasos
descendientes de los mestizos que están en las adjudicaciones, tienen los
apellidos que usaban los encomenderos y son los que aparecen en los distintos
documentos y títulos históricos que existen, entonces no se puede decir que los
apellidos de italianos y de otra gente terrateniente de “estirpe y linaje” de
pueblos vecinos, que jamás estuvieron aquí, que fueron gamonales y hacendados
de otros sitios se podrían considerar comuneros indígenas, es una cuestión de
injusticia, y de racismo evidentemente.
Por esas razones, es importante que
motivado a ese juicio fraudulento de Partición,
debe iniciarse el estudio a fin de ser declarada la nulidad del mismo y
las tierras deben ser reivindicadas y devueltas a la comunidad, como lo
establece la ley que fue dictada por el presidente Antonio Guzmán Blanco;
igualmente, tramitar la repatriación de las obras de cerámica precolombina de La
Puerta, que está en museos de Francia, Alemania y Estado Unidos. Entonces esto,
hay que aclararlo, esta narrativa que distorsiona por anacronismos eclipsando
las voces, cultura, tradiciones, lengua, espiritualidad y la desaparición de
nuestros primeros pobladores, nos convoca a una apremiante reconstrucción de
nuestra historia local, porque son puntos importantes y no podemos continuar
como loros repitiendo esa historia disfrazada con este tipo de falaces
argumentos. Comencemos a llamar los sujetos, sitios, hechos, entes y las cosas
por su autentico nombre, igualmente, a visibilizar y concretar el hecho
histórico, sus consecuencias y responsabilidades, y emprendamos el camino a ser
libres. La Puerta y su reconstrucción histórica urgente. Las autoridades tienen
la palabra.
en conjunto los datos precedentes,
merecen ser considerados como una iniciativa para que se promueva un proceso de
reordenar las cosas, para ir descolonizando, de reconstruir nuestra historia, el verdadero acervo histórico, en el que participen
todos los que deben y quieren involucrarse en la discusión y debate necesarios
de ese tema de interés para nuestra comunidad, y no se siga festejando estos falsos y anacrónicos hechos.
(*) Portador Patrimonial Histórico y Cultural
de La Puerta.
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