sábado, 29 de noviembre de 2025

Más Allá del Acta Dominante: ¿qué ocurrió en el Pueblo de San Pablo, hoy La Puerta, el 14 de noviembre de 1687?

Por Oswaldo Manrique (*)                                   


Aquella condición ancestral y natural con la que nacían todos los indios timotos del Valle del Bomboy, que les permitía vivir en una comunidad justa, en armonía con la naturaleza y su cosmovisión, sin violencia ni presiones, sin control y sin maltrato, en ejercicio del bien más preciado como es la libertad, fue truncado en 1557, cuando a la cercana población de Escuque, llegaron Diego García de Paredes y sus huestes de legionarios europeos. Desde ese tiempo, comenzó la resistencia a tan inhumana y cruel agresión. 

Todas las tribus Timotos y las Kuicas, comandadas por el <<valeroso Jaruma, asociados con los Caribes del Lago, habían fundido fuerzas y esfuerzos para repeler a los forasteros blancos>> (Cardozo, 12); este evento épico, ha sido minimizado por decir lo menos, por la historiografía.

El ciclo de violencia directa, saqueo, ultraje y despojo llamado “Conquista Española” a la que se enfrentaron los heroicos indígenas, concluirá en 1593 <<con el sometimiento del cacique Pitijay, el último rebelde>> (Cardozo, 11); así, se establece el clima para el régimen de las Encomiendas y la Doctrina, como campo de concentración y reducción de indígenas, génesis de los pueblos coloniales esclavistas andinos. El sentimiento de odio hacia el español, se mantendrá latente en los indígenas.

*

Este episodio, que aquí intentamos rescatar para las presentes y futuras generaciones de puertenses,  sucedió  específicamente el 14 de noviembre de 1687, en el Pueblo de Indios del Señor San Pablo, hoy La Puerta, como Cabecera de Doctrina que era en aquel momento.

Días antes, fue pegado uno, en el portón de la Casa del Corregimiento,  otro en la fachada de la esmirriada  Capilla de San Pablo, y el mas visible, en un árbol grueso que había en la plaza inclinada, eran avisos grandes, en los que se ordenaba poner <<en libertad los indios naturales de esta provincia pagando el tributo que con su trabajo adquirieren>>; bandos en los que por solemnidad, se hizo llegar esta noticia a todos los vasallos del Rey, incluyendo especialmente a los encomenderos, hacendados  y terratenientes del Valle de Bomboy.

Dirigido el bando a los naturales, al enterarse el Cacique principal  de esta “Doctrina del Señor San Pablo”, Don Jasintho Pacheco o Mendoza,  llamó inmediatamente a los otros Caciques y Mandones, para conversar de esta Real Cédula y del Mandamiento del Gobernador de la Provincia, Diego de Melo y Maldonado.  A la plaza, fueron llegando los caciques indígenas Don Fernando Saavedra, Don Marcos Sánchez y Don Gonzalo Mindax; igualmente, Joseph y Pedro Clemente, quienes tenían el rango de Mandones, eran representantes en sus encomiendas.

-         Nos dan la libertad, pero debemos seguir trabajando para pagar tributo al Rey, un hombre que ni conocemos ¿cómo es eso? Replicó Joseph, el Mandón de una de las pequeñas encomiendas de los Hurtado de Mendoza.

         A esta reunión, acudió el Cura Doctrinero y a la vez, encomendero, explotador de naturales,  Licenciado Juan Buenaventura Cabrita y Losada, quien les explicó el sentido de la Real Cédula de “libertad”, que en los próximos días sería puesta en ejecución por el Alférez Real y Alcalde de Trujillo.  Don Juan Buenaventura, para fundamentar este hecho, les informó con su parsimonia característica:

-         Debo decirles  que este  mismo año, en el seno de la Iglesia, fueron dictadas las novísimas directrices del Obispo de Venezuela, Diego de Baños y Sotomayor (Constituciones Sinodales de 1687), en las que prohibió que los indios de pueblos de Doctrina como el de San Pablo (hoy La Puerta), y el de San Antonio de los Timotes (hoy Mendoza), fuesen sacados para llevarlos a trabajar en las haciendas o en los hatos.

-         Padre Ventura, -dijo el Mandón Joseph-, pero los indios seguimos trabajando igual.

-         Sí, pero ahora, es mas suave, está prohibido  montarse en el lomo de ustedes y fletar; ya no servirán de transporte de carga “bajo ningún pretexto”, eso es esclavitud pura.

-         Y seguimos trabajando igual, le dijo el otro Mandón.

-         Las cosas están mejorando para ustedes, que ya no trabajarán a titulo de esclavo, mucho menos, los “chinitos” y las “chinitas”.  De esto, estaba al tanto, el Cura Doctrinero de este lugar, y el antipático  Joseph Mandón de la encomienda de Fernando Hurtado de Mendoza, le repitió:

-         Padre, y seguimos trabajando igual.

El Licenciado Juan Buenaventura Cabrita y Losada, quien también era encomendero, les dijo:

-         Hijos míos, hasta a mí, me cayó el baldazo de agua fría, que tengo una insignificante encomienda, ahora debo sacrificarme y pagar para que me atiendan las sementeras, y aceptar lo que me ordena el Obispo Baños.  Pedro Clemente, Mandón de su misma encomienda, le agregó, con suaves palabras:

-         Padre, seguramente Ud seguirá cobrando lo suyo de nuestra Caja Comunal.

-         Sí, algo menos, pero Dios proveerá.  

-          Esperaremos al Alcalde, a ver de qué se trata verdaderamente esta Cédula Real, expresó con cierta desconfianza  Don Jasintho Mendoza,  el Cacique principal  de esta Doctrina.  

El régimen esclavista de servidumbre, revestido de la figura de la “Encomienda”.

Desde 1570, en que fueron otorgadas las primeras encomiendas, igualmente fueron otorgadas posesiones de tierras con que fueron beneficiados los conquistadores o beneméritos en el Valle de Bomboy, fueron de muy alta productividad.  Estos grupos de indios encomendados tenían la obligación de servir como mano de obra esclavizada en esas tierras, pago al Encomendero y este al Reino, honraba el tributo de convertirlos al cristianismo y mantenerlos controlados social y militarmente.

Cuando dejó de ser asiento natural de Bomboyes, para constituir el Pueblo de Indios Cabecera de Doctrina de Nuestro Señor San Pablo, agregando de Bomboy, se nutrio de  comunidades y grupos de aborígenes de nación Timoto, como Jajoes, Esnujaques, Escukeyes, Mocotís, Vicuyes, Xikokes, trasladados de otras partes, y fueron aquí recluidos y concentrados para ser esclavizados, mediante las encomiendas.

Esta composición de la población, sin duda, es una diversidad étnica de cierto interés, lo que llevó a don Mario Briceño Iragorry, a considerarla en su discurso de incorporación a la Academia de la Historia, en 1930, como Puebla. Apartando el acta transcrita por el historiador Rafael Castellanos, en su Relación de un viaje por las tierras de los Cuicas,  tanto la vida de esta comunidad indígena, como el hecho trascendental que aquí comentamos, para la historiografía, son insignificantes, sin merito de tener una referencia mayor.

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No debe existir ningún natural sirviendo como esclavo”, fue la expresión más polémica de la Real  Cédula de su majestad el Rey.  Se puede considerar que, la ejecución de la misma, fue expresión de la lucha individual y colectiva de los aborígenes, acumulada ante el maltrato y esclavitud, inclusive de leyes como la Recopilación de 1680, que estaban andando aunque lentamente, para proteger a los indígenas.

Pero la intención de considerarlos a partir de ese momento como personas libres y vasallos del Rey de España, no era como lo pretenden hacer ver.

En 1687, el acta de “libertad de los indios naturales”, ratificó a la “Cuarta Doctrina”, el nombre de “Doctrina del  Pueblo de San Pablo”.    

Uno de los datos más notables en lo relativo a la historia y orígenes de La Puerta, en su evolución como pueblo, lo encontramos en dicha Acta del Alcalde Valera y Mesa. En la denominada Cuarta Doctrina: Pueblo del Señor San Pablo, de amplia jurisdicción, constituida por 6 Encomiendas, de las cuales hubo una adyacente al Resguardo Indígena de La Puerta (hoy Poligonal Urbana), una en las cercanías de La Quebrada, otra en Jajó, otra en San Antonio Abad (Mendoza) y otra en Timotes. Su ubicación geográfica, a 27 kilómetros de la Quebrada Grande. al matricularla el Alcalde y Alférez Mayor, anotó en el acta lo siguiente: “En la doctrina y pueblo de señor San Pablo, términos y jurisdicción de la ciudad de Trujillo de Nuestra Señora de La Paz en catorce días del mes de noviembre de mil y seiscientos y ochenta y siete años Yo el Alférez Don Diego Jacinto Valera y Messa…en cumplimiento de lo que su Magestad manda por Real Cédula en orden a la libertad de los indios naturales de esta provincia, y mandamiento del Señor Gobernador y Capitán General de ella Don Diego de Melo y Maldonado, Caballero de la Orden de Calatrava, pedí y rogué al Licenciado Juan Buenaventura Cabrita y Losada, cura en propiedad de dicha Doctrina, me asistiese…hacer la matricula de los indios varones y útiles que tiene por sus feligreses…y de cada encomienda en particular…estando presentes los caciques y mandones de las encomiendas inclusas en la dicha Doctrina y todos los feligreses varones, hembras, muchachos, con asistencia del Capitán Don Antonio de Oviedo, Corregidor de dichos naturales que para este efecto fueron prevenidos muy antes de ahora. Los matriculé en la forma y manera siguiente…” (Castellanos, Rafael Ramón. RELACIÓN DE UN VIAJE POR TIERRA DE LOS CUICAS. Págs. 77 y 78. Ediciones del Ministerio de Relaciones Interiores. Caracas. 1958); se detalla que para ese año tenía doble condición: Doctrina formal dependiente de la Vicaría, y el rango de Pueblo dentro de la jurisdicción político administrativa de la ciudad de Trujillo de Nuestra Señora de La Paz, es decir, bajo el gobierno del Alcalde Mayor y el Cabildo de dicha ciudad. Se consideraba en América: <<pueblo de indios recién convertidos, cuando todavía no se había establecido en él parroquialidad o curato>> (DRAE).

La Puerta (antes Bomboy), es producto del enfoque estratégico para la formación de una estructura política administrativa colonial estable, pasada la fase de conquista, que trazó el Obispo Fray Antonio de Alcega,  y por el gobernador Sancho de Alquiza, en la conformación de este espacio o corredor de aldeas de indios Timotes, como un  importante espacio geo-político de frontera. Por ello, en 1608, otorgó la gran “Encomienda del Valle de Bomboy”, con más de 400 nativos Timotes, otorgada a Juan Álvarez Daboín (de Dabuim), que antes haba sido conferida a su padre el capitán portugués Tomé de Dabuy, en 1600, por servicios de conquista y pacificación; y se cuentan otras porque el ámbito espacial iba desde El Portachuelo, hasta las inmediaciones de la meseta de Valera (hoy, quebrada Doró, Carmania); incluyendo otros puntos como Quebrada Grande, y Jajó. En 1620, parte de estas encomiendas serian trasladados a tierras de lo que después será el pueblo colonial de San Antonio de los Timotes o San Antón Abad (Mendoza del Bomboy), que aparece como desprendimiento  de ella.  

Y llegó el día esperado, con el Alcalde y su comitiva, en el año 1687.

Venía con su comitiva a caballo desde el pueblo de La Quebrada, quizás era su primer viaje por el sendero que le marcaba el río Bomboy. Antes de entrar a la aldea, sus ojos se fijaron en los trigales, cañamelares y ovinos, que conformaban el fresco paisaje. Comenzaron a escucharse los repiques de campana que le dan la bienvenida. El padre Buenaventura, lo esperaba prevenido con los caciques y mandones; igualmente, el capitán Oviedo, con todos los indios de las 6 encomiendas, como Corregidor de Naturales que era. Después de la presentación, procedieron a matricular a dicha población.    

Al presentarse el Cacique Don Jasintho Mindax o Pacheco Mendoza, ante el Alcalde  Alférez Don Diego Jacinto Valera y Messa, el Corregidor de indios Capitán Don Antonio de Oviedo, que lo conocía, dijo:

- Usía, Don Jasintho Mendoza, es el cacique principal de este Pueblo de Doctrina de San Pablo Apóstol. Para sus negocios,  el cacique podía usar el distintivo Don, como privilegio que le dispensaba la Corona española, a los de su raza y rango, y usar el apellido de su encomendero.  Don Jasintho Pacheco o Mindax, con su nombre cristiano; el Mindax lo copiaban como apellido en documentos, que era la forma como pronunciaban los indígenas el apellido Mendoza.  

- Este Cacique es de la 1ª. Encomienda perteneciente al Capitán don Alonso Pacheco de Mendoza,  manda un grupo de 38 indios útiles y de trabajo de 14 años hasta 60, 12 muchachos menores de 14 años, 45 indias de 14 años para arriba, 8 muchachas de 14 años para abajo, y 4 indios jubilados de mayor edad,  para un total de 107 indígenas, que no está constituido totalmente por Bomboyes, sino que los encomenderos incorporaron nativos de otros sitios y tribus como los Fanay, Burrusay, Gayones, Monteros y Boques. Agregando el Corregidor:

- Usía, en este pueblo de San Pablo, solo este cacique está considerado por los curas y los hacendados como “ladino y de buena razón” (Acta citada).  Era el jefe con el que se podían entender, hablaba español, era razonable y receptivo; posiblemente por esta cualidad, era el cacique principal de toda la comunidad, sobre el resto de los caciques y mandones de las restantes 5 encomiendas (Castellanos, Págs. 77 y 78). Esto, es indicativo que el resto de los caciques eran de comportamiento y trato difícil; esto, coincide con lo anotado por el Obispo Martí en su visita pastoral en 1777, que este pueblo sabe hablar el español y  hablan en su lengua timoto, y tenía formación y al Fiscal Andrés, para religión católica y se negaban a practicarla; lo que puede considerarse una forma de resistencia étnica ante el régimen de explotación esclavista y la imposición de cultura y religión hispanas.

¿A qué se dedican estos naturales? Preguntó el Alcalde.

-         La  hacienda de don Alonso Pacheco de Mendoza, comprende explotación  de caña dulce, trigo, cría de animales vacunos, ovinos y mulares, siembra de algodón y derivados con industria de telares, molinos, trapiche, curtiembres, tejidos, trilladora y alambiques.  Lo que conformaba una unidad de producción económica diversificada y avanzada para dicha época.     

Su labor, aunque no trabajaba ni pagaba tributo, por ser privilegio de los caciques, era controlar que los demás indígenas trabajaran para el encomendero y hacendado los días que les correspondía y pagar el tributo. Asimismo, estaba bajo su subordinación el indio Andrés el Fiscal de Doctrina, que cumplía labores de adoctrinamiento o catequesis, que ayudaba a hablar el español a los indígenas junto con el Cura Doctrinero Juan Buenaventura Cabrita y Losada, que los reunía en la Capilla de San Pablo Apóstol, de las más antiguas de los Andes Trujillanos.   

Conforme a lo que asentó el alcalde de Trujillo Valera y Mesa, en el acta de emancipación indígena de 1687, Don Jashinto informó que,

-         Hay varios indígenas de esta encomienda, que se fugaron. entre ellos: uno de nombre Baltazar que era uno de los principales tejedores en la industria de telas de la hacienda del capitán Alonso Pacheco de Mendoza; y lo acompañaron otros indios de nombre Marcos y un Pablo, que  están  bautizados. (Acta citada).

Se habían rebelado al régimen de explotación y maltrato y se fugaron de la encomienda,  marchándose seguramente  hacia el Cumbe de las montañas de la posesión San Francisco, en Mendoza, o a los pueblos del sur del Lago, muestra de la resistencia directa e indirecta de miembros de esta Comuna Indígena. También, de otras encomiendas hubo fugados, todos fornidos y hábiles gañanes.  

Habría nacido, Don Jashinto Mendoza, Cacique,  en el Valle del Bomboy, en el año 1637 aproximadamente, se estima que pudo haber muerto a finales del siglo XVII.

Luego de haber matriculado los indígenas de la Encomienda del Capitán don Alonso Pacheco de Mendoza, el alcalde pasó a la revisión de la segunda encomienda, la  de Doña Paula de Saavedra, descendiente del capitán Juan Alvarez de Dabuin, el vencedor del cacique Nigale y exterminador de las tribus del Lago. Se presentó el Cacique Don Fernando. El Corregidor don Antonio de Oviedo, dijo:

-         Alcaide, Don Fernando es el jefe indígena de  la  2ª. Encomienda de la Doctrina San Pablo Apóstol del Bomboy, perteneciente a doña Paula de Saavedra, con 51 indígenas, dedicada a  plantación y explotación de caña dulce, trapiche, alambique, algodón, ganado ovino, taller de  tejidos (Ídem).

-         Están todos bautizados. Al adoptar el bautizo católico, como parte de su adaptación al régimen social colonial,  les impusieron nombres castellanos, y ya mayores, en sus negocios y asuntos civiles, agregan como patronímico  el apellido de su encomendero. 

Seguidamente, por estar constituida por pocas personas, fue matriculada la encomienda de los Mexías. Hizo acto de presencia el Cacique Don Marcos Sánchez, de él, expresó el Corregidor Oviedo lo siguiente:

-         Don Diego, el cacique Marcos Sánchez, es de la 3ª.  Encomienda, perteneciente al Capitán Joseph de Sánchez Mejías, con <<25 almas en la manera siguiente: Siete indios útiles y de trabajo, cuatro muchachos de menor edad de catorce años, ocho indias de mayor edad de catorce años, cinco muchachas de menor edad de catorce años para abajo, Un indio jubilado>> (Acta citada).

-         A qué se dedica el capitán Sánchez Mexías? Preguntó el alcalde. El Corregidor le respondió:

-         La encomienda está dedicada a la plantación y explotación de caña de azúcar, trapiche, alambique, en una extensión de tierras grande, porque se compone de una parte a partir de La Quebrada y otra, desde Timotes (Ídem).

Oviedo el Corregidor, también presentó al Alcalde, a don Gonzalo Mindax, de quien dijo: 

-         Este indígena, es el cacique de la   4a. Encomienda, perteneciente a doña Juana Hurtado de Mendoza, con 24 indígenas,  dedicada a plantación y explotación de caña dulce, trapiche, alambique (Ídem). Esta Doña Juana, es la tía-abuela del primer triunviro Presidente de Venezuela, doctor Cristóbal Hurtado de Mendoza.

Quedaban dos pequeñas encomiendas, que procedieron inmediatamente a matricular. Como no tenía Cacique, la representaba Joseph (Mandón).

-         Alcalde,  Joseph, es Mandón, no tiene el rango de Cacique, pero ostenta  jerarquía en la estructura social indígena, y es el jefe de los nativos dentro de la 5a. Encomienda, perteneciente al capitán Fernando Hurtado de Mendoza, con 6 indígenas, dedicada a plantación y explotación de caña dulce, trapiche, alambique (Ídem).

Al igual que la anterior encomienda, se presentó su Mandón Pedro Clemente. Esta era la encomienda del Cura Doctrinero. 

-         Pedro Clemente Mandón, pertenece a la 6a. Encomienda,  del Cura Doctrinero licenciado Juan Buenaventura Cabrita Losada, y es principal de la población de 22 indígenas, dedicada a plantación y explotación de caña dulce, trapiche, alambique (Ídem).  Seguramente, se extrañaría el Alcalde de Trujillo, ante este caso, como lo destaca el historiador Rafael Castellanos,  en el sentido que cumplía funciones ampliamente contradictorias, era Cura Doctrinero de la comarca, que tenía como parte de su  misión evangelizadora la protección de los naturales,  y a la vez, explotaba como encomendero y colono a los indígenas que le habían encomendado.

En 1608, se matricularon en esta Doctrina, unos 900 aborígenes. 87 años después, cuando se produce este acto de cambio de forma de esclavitud, es decir, pasar de la encomienda de servicios a la condición de esclavos tributarios, encontramos que el total de almas de este Pueblo Cabecera de Doctrina, con 6 encomiendas, era de 235 indígenas, una merma poblacional de gran significación.

La libertad formalista y el régimen del tributo colonial directo al Rey, o el nuevo régimen de esclavitud.     

El funcionamiento del nuevo modelo de sociedad, y las relaciones sociales de producción, se siguió afincando en la explotación del trabajo del indígena, ahora manumiso y “remunerado” como peones en las mismas posesiones agrícolas de los encomenderos y colonos del Valle de Bomboy, donde venían trabajando sin paga.

Al eliminar la encomienda, los indígenas no prestaran servicios personales al encomendero, sino que pagarían directamente su tributo a las arcas del rey, para lo cual, tenían que seguir trabajando en las haciendas de sus antiguos encomenderos, y seguir viviendo en el Pueblo reduccionista y de concentración de indios.

Desde ese dia 14 de noviembre de 1687, cambió el régimen de relaciones sociales de producción esclavista, por relaciones de características tributarias, mercantilistas y feudales en el campo; sin embargo, mientras los indios gañanes, trilladores, arrieros, molineros, tejedores, vaqueros, lavanderos de pieles, continuaban laborando para sus encomenderos, las indias Pheliciana, Luysa, Victoria y Madalena, sin mostrar ninguna emoción de alegría por la nueva noticia, preparaban el viaje para ir a trabajar a Timotes y la Quebrada Grande, en las tierras del capitán Sánchez Mexías; de igual forma las encomendadas  Olaya, Ignés, Pascuala, Josefa y Magdalena se trasladaban a los telares y curtiembres de los Mendoza en la Cañada, y por su parte, Beatriz, Anna, Cathalina, Costanza y Lucía, se fueron a preparar colores y tejer en los talleres de doña Paula de Saavedra, sosteniendo sus propias creencias. Los siete gañanes fugitivos, alcanzan por esas impenetrables montañas de Dios, los espacios secretos de libertad. Estas fugas, son expresión directa de rebeldía plena y de resistencia indígena, alejados del intolerable sistema esclavista, sin costear tributo, y Pedro, el mudo, seguiría igual, silencioso y sin pronunciar palabras, sin pagar tributo. Es parte de lo interesante de este evento histórico, que todos debemos conocer. 

(*) Portador Patrimonial Histórico y Cultural de La Puerta.




                                                                             

 

 



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