“Sepa
Usted, mi querido Lacroix: Yo no nací para la felicidad. ¡No! —Dijo en tono
grave contrayendo el rostro y mirándome fijamente con sus ojos vidriados llenos
de fiebre— ¿Pero cómo pude ignorar este destino mío? A los nueve años quedé
huérfano de padre y madre y a los diecinueve, viudo. ¡La felicidad no es para
mí, No! Y ahora aquí está mi cuerpo, vea usted, sólo huesos y calenturas
terribles que agotan mis fuerzas; la tos me
desgarra por dentro como un tridente y ese maldito estreñimiento… Veinte años
en guerras y escabrosos triunfos. Y ahora totalmente desengañado de la gloria”.
(Diario de Bucaramanga).
Un 24 de julio de hace
muchísimos años, nació…
Oswaldo Manrique R.
Pareciera que el desdén o el aburrimiento se redujeran
en este cuento, pero así, debo confesarlo, conforme a ese título nos lo
vendieron en la escuela primaría los maestros que nos tocaron y es concreción
de la valoración mítica y el poco interés que se la da nuestra historia y a
nuestros valores patrios. Historiografía y oficialismo histórico. Un episodio
parecido nos contaron con lo que ocurrió en Belén.
Me decidí a escribir esta nota sobre
esta fecha, porque para mí, igual a Bolívar, nadie que se le parezca, y por supuesto por encima de Bolívar, igualmente, nadie. Esto no lo digo por petulancia bolivariana,
patrioterismo pueblerino o para congraciarme con alguien, o porque me haya
leído algún libro sobre este ser excepcional y adelantado a su tiempo y lo
pueda difundir; no, simplemente que por formación y convicción, sobre la
circunstanciada vida y obra en el tiempo de este genio, no hay a mi juicio
nadie que se le parezca. Que conste, que no me motivó lo que está ocurriendo en
Vargas-La Guaira, que es importante, pero subalterno y me referiré en otro artículo,
porque nada de lo que hay u ocurra en mi país, me es ajeno.
Este 24 de julio, además del día de “fiesta
nacional y patria”, por el advenimiento al mundo Nuestro Americano, de ese
señor que se le ocurrió emanciparnos de cadenas imperiales, políticas, ideológicas,
que para una gran parte, es como decir, un día de playita, hacer diligencias,
jornada de “palos y refrescamiento”, para ver la hosca televisión en familia o simplemente
hacer cola bien temprano para conseguir harina pan, llegar a casa con 2 paquitas en la mano y decir:
“hoy si me fue bien”. Seguramente habrá, un conjunto de actos celebrativos
oficiales, y algunos escasos Twets o posteo en las redes sociales, recordando
ese día patrio, junto con otras fechas que hoy se consideran de la misma o
superior entidad y significación al día de Simón Bolívar, de júbilo bolivariano.
Estado del busto de homenaje y reconocimiento al
Padre de la Patria, ubicado en la Plaza Bolívar de La Puerta. Cronografía propia de este blog.
En la historia de Venezuela, aunque
parezca contradictorio, fueron los más déspotas y sátrapas dictadores, quienes
se preocuparon –razones obvias-, por
enaltecer y rendir tributo al Padre de la Patria, ejemplo Guzmán Blanco, Gómez, Pérez Jiménez, por
mencionar algunos. Muchas magistrales y buenas biografías se han escrito sobre Bolívar,
como las de Mijares, Alfonso Rumazo, Ruiz Rivas, Indalecio Liévano Aguirre, Germán
Arciniega, Manuel Pérez Vila, Vicente Lecuna, Germán Carrera Damas, entre otros. Asimismo, testimoniales como el Diario de Bucaramanga o vida pública y privada del
Libertador Simón Bolívar, del francés Luis Perú de Lacroix
y las Memorias del General O’Leary;
la misma recopilación epistolar de Don Simón, complementa el acervo, para conocer la vida de
carne y hueso y el pensamiento de tan excepcional personaje.
Caratula de una de las ediciones del Diario de Bucaramanga, del general de origen francés Luis Perú de
Lacroix, en el que se compendia parte de la historia del Libertador.
Hago este recuento, porque estamos asistiendo
en Venezuela y Latinoamérica, a momentos convulsos, complejos, de mucha
incertidumbre, dilemáticos, quizás erráticos, en los que pareciera no tendríamos bitácora de
vuelo, un país sin rumbo, y lo peor, que no tendríamos al parecer, formula o
modo para lograr ubicar esa guía necesaria; esto se lo achacó al desinterés en
revisar nuestro pasado, sin cuyo estudio careceremos de esa bitácora de vuelo
que nos ayude a elaborar las líneas luminosas y anímicas que hemos de tomar en
nuestro camino como nación al futuro.
General de Brigada Daniel Florencio O’Leary, irlandés,
uno de los más leales oficiales de Bolívar, escribió en sus Memorias, parte de la vida del
Libertador. Estuvo presente en 1820, en Trujillo,
durante las negociaciones entre Bolívar y
Morillo, por el Armisticio y la Regularización
de la Guerra.
Fue Bolívar el que nos emancipó, el
que nos enseñó lo que debe ser una república y pueblo libre, y todavía seguimos
sin mirarlo, obviándolo, sin tomar en cuenta sus ideas, porque aun seguimos
esperando a un mesías o algún extraterrestre que nos venga a sacar de este
dilemático momento; o que del imperio, o de las naciones unidas o de los países
hermanos, nos vengan a resolver nuestros
problemas, cuando evidente y públicamente estamos escondiendo nuestras flaquezas,
buscando otro hombre que igualmente nos mande, y no hacer lo que debemos hacer,
que “un pueblo (como el nuestro) se
mande a sí mismo”. Algunos me
entenderán, los demás…que sigan su fiesta, total es 24 de julio.
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