sábado, 3 de agosto de 2019

Giovanni Batista Bianchi Bianchi, otro forjador de pueblo.








Oswaldo Manrique R.

Se han escrito varios textos acerca de la actividad de los inmigrantes italianos en nuestro Estado. Uno de ellos, el del poeta Antonio Pérez Carmona, La Colonia italiana en Trujillo, quien exalta la actividad comercial desplegada por ella desde principios del siglo XX. Destaca los establecimientos comerciales de ventas de mercancía seca varios de ellos en la ciudad de Valera, como Emilio Mazzei, Clemente Manucci, Ángel Segnini, y destaca la participación del señor Constantino Murzi, que había fundado en 1885, una fábrica de fideos, quien se constituyó en el pionero del rubro de las pastas y espaguetis, en la entidad trujillana. En Mendoza, estaba el negocio mercantil  de Ángel Brice, y en La Puerta, la mercantil de Ismael Maggioranni;  algunos de ellos, hasta hacían “importaciones directas del extranjero”.  
El personaje al que me voy a referir, también inmigrante italiano, vino a nuestra región, no a trabajar la construcción como muchos y luego montar su negocio mercantil, tampoco llegó de arribista, él, muy dogmático, se dedicó a los cultivos, a sembrar, lo que sabía hacer. Pero no, a la siembra de rubros tradicionales, sino de aquellos que consumía la colonia de paisanos suyos. Se vino a Venezuela, al comenzar a sentir las secuelas del gran conflicto de 1939-1945,  la segunda guerra mundial, en la que se vio envuelto su país y los del resto de Europa.




Giovanni Batista Bianchi Bianchi, con una de sus hijas en la Plazoleta de Michelangelo, en Florencia (Italia). Gráfica colaboración de Elías Bianchi.

Alquiló parcelas en las que sembró tomates tipo europeo, rúgulas, brócoli, coles Bruselas, zanahoria, pepinillo, lechugas romanas, albahaca, oréganos,  ramas aromáticas  y otros, que son productos propios de la gastronomía de la bota europea. Fue surtiendo los restaurantes y casas comerciales de sus paisanos, así como otros expendios, donde iba insertando esas nuevas especies de hortalizas y ramas.  Era mayor el esfuerzo, pero le daba aceptables resultados económicos. Sembraba y vendía, producía y comerciaba, consecuente con su trabajo, así fue su vida.  El señor Batista, se dedicó al cultivo y producción de hortalizas y legumbres que le gustaba a la colonia de italianos que había en Valera.
          Giovanni  Batista Bianchi Bianchi, le gustaba que le dijeran simplemente  Batista, era oriundo de Firenze (Florencia), una de las ciudades más pobladas de Italia, llegó a Venezuela acompañado con dos hermanos: Elías y Franca, a comienzos de la década de los 50. No podemos olvidar que, durante el gobierno dictatorial del General Marcos Pérez Jiménez, se le dio ejecución a un enorme plan de desarrollo de infraestructura de carreteras, autopistas, ferrocarriles, instalaciones educativas, hospitalarias y otras, que dieron oportunidad de empleo y de mejores condiciones de vida, a mucha gente de los países europeos.




En la toma aérea, se aprecia el centro Monumental religioso de Florencia. Panorámica del conjunto formado por la Plaza del Duomo, la Plaza de San Juan   (San Giovanni), y Santa María de la Flor (del Fiore), el Baptisterio, la Catedral y el Campanario, símbolos de la ciudad. Cronografía: colaboración de Elías Bianchi.

         En Firenze, donde nació Batista,  fue donde surgió en el siglo XIV, la corriente artística  denominada Renacimiento y se le considera la cuna mundial del arte y la arquitectura, asimismo,  una de las ciudades más hermosas del orbe. Sus construcciones elevadas (las famosas Casas-Torres), y aglomeradas cerca de los templos, están diseñadas de modo que formaran un autentico conjunto independiente, con patio interior, balcones internos que son ejemplo del tipo de arquitectura civil que se desarrolló durante siglos en dicha ciudad.
Su hermano Elías, también nacido en Firenze, Italia, se fue a trabajar a Puerto La Cruz, Estado Anzoátegui, era un hombre agraciado físicamente, alto, blanco, con ojos claros,  realizó varias obras  de construcción civil  y allí, en una de sus obras tuvo un accidente con una línea de electricidad  y falleció. Murió el 3 de agosto de 1962. Estaba en preparativos para casarse con una joven de esta ciudad, quien le guardó luto por mucho tiempo. 


Elías Bianchi, hermano de Batista, con el que vino de Italia y para aquella época su única familia en Venezuela. Cronográfica: colaboración de Elías Bianchi.

  

Tal como hicieron para sus exequias, al conmemorar el primer mes de su fallecimiento, Batista y Franca se dirigieron a Puerto La Cruz, y estuvieron en los actos religiosos que le rindieron los compañeros, la novia y familiares al hermano.  Fue un duro golpe para Batista y para su hermana Franca, a quien la familia  por ser la mayor, la enviaron para que cuidara de sus dos hermanos, y como en efecto, nunca se casó. Franca murió en Valera el 17 de mayo de 2006.



  Franca Bianchi Bianchi, hermana de Batista, fotografía tomada en el 2005.

La familia de Italia, al enviarla a Venezuela, le encomendó  que debía cuidar de sus hermanos, era la mayor;  por esa obligación que ella respetó hasta el final, nunca se desposó con nadie, ni siquiera se le permitía tener novio. Franca al morir su hermano  Elías,  entristeció para el resto de su vida, ante un hecho en el que no podía hacer absolutamente nada. Sobre esto, no hablaría,  ni saldría de su intenso y doloroso mutismo. Esto hizo que en Batista se despertara  un deseo de mayor protección hacia Franca y de mayor trabajo para ayudarla. Pasarían los años y él se casaría con una trujillana María Lucia Salas, con la que haría familia. 
Con el tiempo, Batista pudo adquirir una parcela en la zona baja, y otra en Motatán, cerca del Trapiche, en las que ya podía sembrar sin estar pagando alquiler o medianería.   Pasaron los años, y Batista,  con familia en América, y contando ya con 50 años, buscaba asentarse en un lugar específico.   Repasaba  los lugares del Estado que bien conocía, y escogió La Puerta, donde cifro sus esperanzas y pasar el resto de sus días. 
A finales de la década de los años 60, con ciertas facilidades económicas, fue a Italia, a visitar a su familia. Estuvo varias semanas reviviendo sus años mozos por la ciudad de Florencia,  acompañado por su esposa María Lucia y una hija pequeña a quienes les mostró los sitios y obras artísticas que la hacen celebre.




Batista, con su jovial y atenta esposa María Lucia Salas y una de sus pequeñas hijas, en la Plazzoleta de Michelangelo,  uno de los monumentos de Florencia (Italia), en 1969. Se observa al fondo, la Plaza del Duomo y la Plaza de San Giovanni y de Santa María del Fiore, igualmente imponente, la majestuosa Catedral de Florencia. Cronográfica: colaboración de Elías Bianchi.

 Buscando mayor estabilidad y casado con Doña María Lucia Salas, compró un solar ubicado al lado de la casa de Don Audón Lamus, en la avenida Bolívar entre calles 1 y 2, entrando a La Puerta. Su idea era construir su residencia familiar; sin embargo, en la familia lo convencieron para que construyera una buena edificación que sirviera de casa para ellos y de hospedaje para los turistas, en vista del auge del turismo que había en este pueblo. Pidió asesoría a su amigo Fernando Lombardo que era arquitecto, con el que había viajado desde Italia, y lo asesoró en su proyecto,  se tardó varios años en construirlo y se les ocurrió que podían convertirlo en un hotel, lo que generaría ingresos para la familia. 



     Monumento a Michelangelo, en el centro de la Plazzoleta, visitada por Batista y su familia.

En los años 70, se comenzó a construir  el Hotel, propiedad del señor Batista. Eso fue lo que hizo y en 1976, abrió sus puertas al público el Hotel Los Andes, con sus características arquitectónicas florentinas y cómodas instalaciones, que para la época era un sitio novedoso, con su restaurant, barra y salones de estar.   



Otra grafica de la Plazzola de Michelangelo, sitio desde donde se divisa a la ciudad de Florencia, natal de Batista,  tendida en las 2 orillas del Arno; uno de los sitios turísticos más visitado de Italia.

La construcción del Hotel los Andes, es un diseño inobjetablemente original de Batista y del arquitecto Fernando Lombardo, aquel florentino, y éste de Bari. Su características son florentinas, tanto la forma de su planta como por la orientación de su entrada y por el techado en forma de tienda. En la disposición de sus espacios, se puede observar cierta amplitud y majestuosidad, que inspiran la tranquilidad y el descanso, dan esa sensación de posada sosegada. 




Vista general interna del Hotel Paraíso de Los Andes. Toma gráfica desde su entrada. Cronográfica propia de este blog. 2851. 


Otra de sus particularidades es el colorido de sus paredes, escalones, pasamanos y del conjunto de ornamentos internos, brota el brillo arcilloso característico de Florencia toda.  Soy del parecer, que esta obra, de apreciable belleza arquitectónica,  que según Elías, hijo de Batista, se estaba construyendo para residencia de su familia, no para hotel, expresa las raíces culturales florentinas de Batista y el conocimiento y talento romano del arquitecto Fernando Lombardo; para La Puerta, parte de su patrimonial cultural inmobiliario.  Giovanni Batista Bianchi Bianchi murió en octubre de 1995.   




Fachada del Hotel Paraíso de Los Andes. Cronográfica propia de este blog. 2852. 

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