lunes, 23 de septiembre de 2019

Michel de Granmont, el corsario francés, invade La Puerta en 1678.



                                                                                            Oswaldo Manrique R.


Para quienes gustan de películas de piratas y corsarios del Caribe, con o sin Johny Deep, verán esta nota como algo insignificante, sin embargo, seria menospreciar una página interesante de nuestra historia local, que rememora uno de los hechos que dio forzosa e incipiente unidad entre los miembros de la  Guardia Real española y los milicianos pardos,  con colonos europeos, blancos criollos y mestizos, asentados en La Puerta y otros pueblos cercanos, responsables de  sus haciendas, ingenios, talleres,  al enfrentar el saqueo violento de los filibusteros franceses que comandaba  Grammont (Grandmont), cuyo primer punto en su ruta de barbarie y robo hacia la ciudad de Trujillo, fue La Puerta del valle del Bomboy. Es probable que por su responsabilidad e identidad con esta comarca, se incorporaran a esta tropa, miembros de las familias Labastida, Briceño, Hurtado de Mendoza, Álvarez Daboín, Pacheco Mexia, Tafallés, Graterol y otras, que estaban al frente de sus haciendas y hatos de ganado en Timotes, Xaxó, Esnujaque y La Puerta y tenían el interés de protegerlas. Fue también en este último pueblo, el inicio de la frustrada contraofensiva  que seguiría  en los días siguientes en la provincia.
  A mediados de agosto de 1678, ocurre uno de los sucesos más traumáticos de nuestro pueblo. Más de 400 piratas, jefaturados por el corsario francés Francisco Esteban Gramont de La Mote, con el plan de saquear y quemar a Trujillo, salió del Puerto de Gibraltar, cogió la ruta indígena intermontana del páramo y salió al pueblo de indios de San Pablo Apóstol del Bomboy, hoy La Puerta,  “Gramont penetró en la provincia de Trujillo desde el puerto de Gibraltar siguiendo el antiguo camino de los aborígenes que venía a dar hasta Mendoza, pasando por La Puerta y la fila de Tomón y el cual fue utilizado” (Briceño Iragorry, Mario. Los fundadores  de Trujillo. 25 de enero de 1930. Versión digital).  Los piratas en lugar de ir por la ruta de la zona baja y los llanos de Monay, para evadir a las fuerzas militares coloniales de Trujillo, cogieron la ruta indígena Timote de la sierra de La Culata, desde un camino también aborigen, en el que existía una especie de campamento de descanso, que luego se convertirá en el pueblo de Arapuey; algunos cronistas han señalado que tomaron la vía Río El Toro, Quebrada La Arenosa, y subieron al viejo camino indígena del Páramo de La Puerta. Ese antiguo camino indígena montañoso, aun existente,  iba del mas importante Puerto del Lago, como lo era San Antonio de Gibraltar a Arapuey, cerca de la Arenosa,  que conecta con la estribación de la cordillera de la Culata. Además de esta referencia del historiador Briceño Iragorry, hay documentos, que describen este antiguo camino, como el siguiente: en el que  el colono español Antonio de Orduña pidió dos estancias de pan en 1626, ubicadas  “…en el camino que ba de la dicha ciudad de Xibraltar a Arapuey, pasando por un caño que llaman el Xaguei Berde, largo de ella arrimando al dicho caño Xaguei a una i otra mano del dicho camino y lo ancho del dicho caño hacia Arapuey y Maruma…"  (Merced otorgada por el capitán Juan Pacheco y Maldonado, gobernador de Mérida a Antonio de Orduña. Mérida, 31 de enero de 1626, BNFC, Cabildo Mercedes de Tierra, Caja 12, Documento 1, f. 95r-v). Para nuestro pueblo indígena Timote, primeros pobladores y forjadores de este  camino desde tiempos inmemoriales, era la ruta  del pescado, la sal y el cacao, y por supuesto, la vía para el intercambio de sus productos, que fue utilizada, hasta casi a mediados del siglo XX, pues, la carretera Valera-La Puerta-Timotes, que conectó a La Puerta con el resto de Venezuela, estaría en funcionamiento a partir de ese tiempo.


François de Grammont de la Mote, conocido igualmente como Michael de Grammont o “el Caballero de Grammont”, el corsario francés que invadió La Puerta en 1678.

La incursión vandálica de Grammont, formó parte de la política de expansión francesa en América ordenada por el  Rey Luis XIV; eso implicaba robar y hundir los barcos,  saquear los puertos, y las posesiones y colonias españolas.  Francisco Esteban Grammont de la Mothe,  nació en París en 1625. Cuando  llegó  a América,  arriba como comandante de una fragata armada en corso, es decir, con el carácter de Corsario y era considerado un militar con mucha valentía, demostrada en diferentes combates  "a pesar de haber pasado los cincuenta años y de que la gota no lo deja nunca", pero "la enfermedad no le impide ser siempre activo y emprendedor"  (Exmelin: op. cit. p. 362. En: Britto García, Luis. Demonios del Mar. Piratas y corsarios en Venezuela (1528-1727). Digital). De esa estatura militar era el corsario francés que incursionó en nuestra villa indígena.

Michael de Grandmont, no era un pirata o filibustero común, tenía el rango de  corsario al servicio del rey de Francia, en 1678, contaba en el Mar Caribe con una tripulación de 700 hombres, con los que atacó y saqueó Maracaibo, el Puerto de Gibraltar y posteriormente, se adentró en tierra firme, por el Páramo de La Puerta, bajó a este pueblo de indios, donde le armaron trincheras para enfrentarlo, evadió el combate, y logra llegar a la ciudad de Trujillo, la que saqueó y finalmente incendió. 
            A pesar que,  saqueando a Maracaibo, obtuvo muchos sacos con maíz, cacao y unos 50 esclavos, que depositó en sus barcos, no se conformó con eso; de acuerdo a lo referido por Briceño Iragorry, el día 4 de agosto, las naves francesas   anclan en el puerto de San Antonio de Gibraltar, que encuentra también despoblado (Briceño Iragorry, Mario.  Los corsarios en Venezuela. Las empresas de Grammont en Trujillo y Maracaibo.1678. págs. 332 y 333).  Al no haber encontrado mayor resistencia en estos sitios, se aventuró a ocupar Trujillo, una de las ciudades de mayor prosperidad económica de los Andes, evade las trincheras de la guardia real en los llanos de Cornieles, cruza el río Caus, y se  mete por el antiguo camino del páramo usado por  los indígenas; sin embargo, el capitán Fernando Valera y Portillo y Juan Urbina, con sus destacamentos intentaron enfrentarlo pero al ver frustradas sus escaramuzas se replegaron hacia Trujillo (Urdaneta, Ramón: Marco y retrato de Grammont, Francia y el Caribe en el siglo XVII. pág. 100. Universidad Simón Bolívar, Caracas 1997). Evidentemente, no era cualquier pirata el que dirigía aquella manada de filibusteros ansiosos de dinero y bienes.



Panorámica actual del Chorrerón de La Maraquita, camino indígena más antiguo, por donde factiblemente bajó el Corsario Grammont del Páramo de La Puerta. Cronografía propia de este blog. 2858.

El grueso de los saqueadores franceses, bajaron por ásperos y escabrosos vericuetos,  riscos y peñascos del Páramo de La Puerta, bordeando el Chorrerón de La Maraquita, sorteando muchos escollos y seguramente en las cercanías de la aldea indígena, la primera avanzada pudo dirigirse al Llano de San Pedro, propiedad de los La Bastida,  considerada una hacienda  destacada económicamente por su ganadería y sembradíos, y otro grupo lo haría por la Cuesta de los Rondones y sorprendieron a los habitantes de este pueblo (La Puerta), que era una congregación de indios Timotes, tranquilos y pacíficos, que laboraban a lo largo del valle hasta  la Cañada de Mendoza, donde capturarían a algunos de estos seres y se los llevarían para venderlos como esclavos.  Alarmada la población,   inmediatamente reaccionaron y se organizaron en el lado este del Bomboy, con el apoyo de los militares enviados por el teniente de gobernador José de Barroeta, para  montar las primeras trincheras y repeler a los invasores franceses, e igualmente, defender sus  haciendas, chozas y bienes;  los indígenas y los colonos españoles y criollos,  sacaron a sus familias, y las encaminaron  para protegerse hacia las tierras más altas de los Timotes en Mérida y Barinas. No habían murallas ni baluartes para defenderse de los invasores ni enfrentarlos, salvo el Fuerte Grande de Xaxó (Jajó),  pero inmediatamente,  lograron organizar la defensa y montaron las emboscadas con las que se enfrentarían al endemoniando y sanguinario pirata francés. No hubo el llamado de alerta a tiempo, por parte de las autoridades de Maracaibo y del puerto de Gibraltar, que fueron también sorprendidas, por los barcos de los forajidos franceses. Pero se debe destacar que aquellos portentosos legionarios españoles que llegaron en auxilio de la población, con su ingénita bravura, con pasión y mística militar, guiados por el ideal cristiano y de soberanía, estaban preparados para enfrentar la invasión y el saqueo de los franceses, en este valle indígena.


Obsérvese en la gráfica parte del camino sinuoso de la sierra (Páramo de La Puerta) que tuvieron que transitar los piratas franceses comandados por el Corsario Grammont, en 1678. Cronografía 2527.

            Había dispuesto “…el Teniente de Gobernador José de Barroeta que el Capitán Fernando Manuel Valera de Alarcón saliera con su compañía a esperar al invasor en los Llanos de Cornieles…” (Ídem); iba el Capitán Tolosa como Cabo de una escuadra de veinticinco hombres, luego  les ordenaron que pasase a Sabana Larga a preparar trincheras para esperar en aquel sitio al invasor.  Enterados de que habían sido burlados, reciben la orden  “para ir a atrincherarse en el sitio de La Puerta, donde se esperó al enemigo, pero  habiendo llegado a vista de trincheras y cogido éste la eminencia de un cerro que dominó la espalda de los de Trujillo, el Teniente de Gobernador les ordenó retirarse en unión de la otra compañía que comandaba el Capitán Rafael de Contreras, con lo que se perdió la acción”.  (Ídem).  Su misión era evitar a todo trance que Grammont llegara a Trujillo, y para ello, lo inmediato era montar las trincheras y emboscarlos. Los pequeños destacamentos de las milicias reales y los colonos de La Puerta, algunos hacendados de Esnujaque y Timotes, seguramente se ubicaron y montaron trincheras en el lado Este y  boscoso del río Bomboy, en espacios angostos del valle, como  en el Molino de Mimbom, y parte de esa compañía de la Guardia Real  se atrincheró en la mismo Cima del cacique Pitimay (hoy Carorita),  desde los predios de la gente de Kukuruy,  y las tierras de la tribu de los Kombokos (Comboco), para impedir que los franceses pudieran llegar al río Motatán y cruzarlo; estos  serian probablemente  los puntos donde le montaron las emboscadas, escondidos para  poder enfrentar al enemigo. Aspiraban los hispanos batirlos y ponerlos en huida por la misma vía por donde llegaron: el Páramo de las 7 Lagunas (La Puerta) y su regreso al Puerto de Gibraltar, o cuando menos, ponerlos a raya, mientras llegaban refuerzos. Las fuerzas del capitán Alarcón, estaban preparadas y dispuestas para un combate frontal y final o cuando menos lograr debilitarlos. 

            El capitán Fernando Manuel Valera de Alarcón, fue bautizado el 22 de abril de 1640, ocupó el cargo de Alcalde Ordinario de Trujillo en 1660 y fue Capitán de una de las Compañías que combatieron al Pirata Gramont el año de 1678, casado con Ángela Francisca Pacheco Mendoza. (Briceño Iragorry, Mario.  Los fundadores de Nuestra Señora de La Paz de Trujillo. 1930.  pág. 47. http://anhvenezuela.org.ve).

   
Panorámica de parte del Cerro San Felipe y Cerro San Antonio (Páramo de La Puerta) por donde pasaron los piratas franceses.  Cronografía 2563.

 Asimismo, encontramos otro dato interesante en un estudio sobre la historia del cacao en Venezuela, se hace referencia a un hacendado de nombre Fernando de Alarcón con amplias posesiones en dicha zona, en 1638 entregó como dote a su hija doña Petronila, que  seguramente era el  padre del Capitán Fernando Manuel Valera de Alarcón, conocedor de estos predios y quien comandó los valientes soldados que enfrentan a Grammont y sus secuaces en La Puerta,  "… Iten más mil quinientos árboles de cacao de dos años en el mismo sitio de La Arenosa… más un pedazo de tierra pegados y contiguos a los dichos árboles de cacao y en dichas tierras de La Arenosa, en que se puedan sembrar hasta en cantidad de diez mil árboles de cacao…"  ("Carta de dote de doña Petronila de Alarcón", Mérida, 16 de abril de 1638, AGEM, Protocolos T. XV, ff. 16v-18r). Se intuye que Alarcón, capitán de las milicias reales fue un  experto conocedor de esta provincia, además de hijo del hacendado de La Arenosa, sitio por donde subió Grammont.    
Bajando del páramo, Grammont destacaría una escuadra de exploradores hacia el  lado sur de La Puerta, donde se hallan posesiones y hatos de los Labastida, como la del Llano de San Pedro, el Pozo, con importantes crías de ganado ovino, mulas, y sembradíos de caña dulce y maíz, que seguramente iban a  ser  objeto de ocupación y saqueo, y otro destacamento de filibusteros que entrarían en las tierras del pueblo de los indios y el templo, pues acostumbraban  robar las alhajas de oro y plata labrada de las iglesias, las lámparas y ornamentos religiosos y hasta las custodias del Santísimo Sacramento,  destruyendo las imágenes y retablos. El corsario inmediatamente es informado de las trincheras que han montado las fuerzas españolas para enfrentarlo y vencerlo. Se desconoce a cuantas personas degolló en su  llegada a las inmediaciones del pueblo San Pablo Apóstol del Bomboy, hoy La Puerta, ni a cuantos capturó para ser vendidos como esclavos en las islas del Caribe, como tampoco, se conoce si hubo moderados saqueos.  El corsario asumía el latrocinio, la crueldad y el pillaje como una autentica empresa mercantil capitalista, lucrativa y legal.  Grammont –según Oviedo y Baños-, saqueó toda la Provincia, “sin que lo movieses a compasión, lo suntuoso de sus fábricas, estancias y cultivos” (Oviedo y Baños, José. Historia de la Conquista y Población de la Provincia de Venezuela. Biblioteca Ayacucho. Caracas.1992).


Estado actual de la entrada del viejo camino indígena de La Maraquita al páramo de La Puerta. Cronografía propia de esta blog. 2862.

El plan del capitán español, con sus milicias reales y el apoyo de los hacendados, colonos y mestizos de esta zona, era atacar desde distintos posiciones y en movimiento a  ese grueso grupo de piratas de más de 400 hombres, con el fin de impedir atravesara el río Motatán y saliera a Sabana Larga (Carvajal),  mantenerlo a raya en el Bomboy,  debilitarlo o vencerlo mediante el desgaste, para que no llegara a la ciudad de Trujillo, que era su objetivo. Era la táctica adecuada para enfrentar la invasión en esta zona montañosa. El corsario francés y sus compañeros al enterarse de las trincheras organizadas por la Guardia Real en su contra,  desistieron de hacerles frente,  y decidieron como maniobra ordenar que el grueso de los denominados “Hermanos de la Costa”,  se devolvieran  por una de las montañas del lado Oeste,  por donde habían pasado y se dirigieron a la Cañada de Mendoza,  subieron por La Culebrina y salieron al río Motatán. Esto lo hizo, para evitar el ataque de los atrincherados soldados reales y los vecinos de esta comarca, y el seguro apoyo militar que vendría del Tocuyo y Barquisimeto; así como,  para no dar tiempo a los hacendados  y comerciantes para que escondieran o enterraran sus caudales y joyas.  Grammont veterano lobo de mar, raudamente  decidió esquivarlos, no enfrentarlos, y   tomaron una montaña despejada y se dirigieron al río Motatán, lo atravesaron mediante el uso de algunas cuerdas  en su lado navegable y llegaron a Sabana Larga donde encontraron trincheras sin soldados y se dirigieron a Trujillo. 
El 24 de agosto, los filibusteros franceses, logran derrotar el último bastión de las  fuerzas de resistencia trujillana,  en el combate de Tucutucu. Para el 31 de agosto de 1678, Gramont había saqueado Trujillo y robó las casas, depósitos, conventos, se llevó las alhajas y bienes del templo y del resto de las viviendas de esta ciudad, mataba o apresaba a indígenas y colonos para venderlos como esclavos en las islas del Caribe, robó el ganado, comestibles, joyas y dinero de los encomenderos y hacendados, para luego culminar con el incendio de la ciudad.   El propio Grammont, según lo que recoge Briceño Iragorry, narró lo siguiente:    
         “El 31 yo entré en la segunda trinchera a tres cuartos de legua de la villa, sobre las cuatro horas. Allí encontré dos cañones cargados con balas de mosquete, ella estaba defendida por trescientos hombres que la abandonaron ante el destacamento de tres compañías que yo formé para ir sobre una eminencia y tomar las espaldas de la trinchera. Mientras tanto yo marchaba a lo largo del río y de repente ocupé la villa cuya gente no había hecho sino salir en la creencia de que estaban de que yo no pasaría la trinchera” ( Briceño Iragorry, Mario. Las empresas de los corsarios en Trujillo y Maracaibo-1678.  págs. 336 y 337). De esta confesión del corsario francés, se extrae que además de sanguinario, era un veterano conocedor de la estrategia y táctica  militar tanto en el mar, como en tierra adentro.
     
 Corto vídeo de la entrada del Chorrerón de La Maraquita (actualmente urbanizado, sus aguas utilizadas como riego agrícola), el camino indígena mas antiguo, por donde al parecer bajó el Corsario Grammont del Páramo de La Puerta.

A raíz de esta incursión de los piratas, provocó en el seno de los colonos e indígenas un temor colectivo, ante el saqueo, ultraje, robo e incendio de la ciudad de Trujillo, así como la captura y secuestro de las personas, les tocó asumir un régimen de religiosidad y de fervor por el patrono San Pablo Apóstol y con mayor énfasis por la Virgen Nuestra Señora de la Paz,  para que los protegiera de este tipo de sucesos e invasiones venidos del exterior; querían evitar se repitiera, la brutal y sanguinaria incursión filibustera que cayó sobre los habitantes de La Puerta, durante varios días;  el infierno que les vino del mar. 
Ignorar o menospreciar esa jornada unitaria y heroica de resistencia contra el invasor, en agosto de 1678, seria tapar o caricaturizar nuestro pasado histórico colonial local y regional,  y a la vez, obviar el esfuerzo colectivo audaz y generoso de estos trujillanos, armando emboscadas y trincheras en nuestro pueblo de indios, para proteger la gente de la ciudad de Trujillo, para que no fuera saqueada e incendiada, como en efecto ocurrió; porque debemos censurar esos hechos de aquel tiempo, como en el de hoy, porque la piratería no es justificable en ningún sitio ni en ningún momento histórico.
El enfrentamiento militar a esta incursión extranjera, es considerado por algunos historiadores entre ellos Mario Briceño Iragorry, como la primera acción de los criollos trujillanos, motivada por razones defensivas y protectoras de la provincia de Trujillo, de su territorio y de rechazo al saqueo  de los piratas franceses, que expresaba identidad y pertenencia al terruño.
La heroicidad de esta unidad de hacendados, incluyendo colonos e indígenas de La Puerta y pueblos aledaños, que se unieron a las acciones de defensa y combate militar de los más de 300 trujillanos comandados por los Capitanes Fernando Manuel Valera de Alarcón,  Rafael de Contreras y José Antonio Gil de La Hita  contra los invasores franceses,  prestigia las páginas de nuestro pasado histórico.  Agosto para los nativos de La Puerta y sus descendientes, es tiempo heroico.



1 comentario:

  1. Michel de Grammont no paso por la población de La Puerta, ni la invadió.

    ResponderEliminar

Cultura y sencillez en Juanita Archila de Uzcátegui.

Por Oswaldo Manrique (*) La primera promotora cultural de La Puerta. Durante las primeras décadas del siglo XX, La Puerta, tras el alzamient...