Oswaldo Manrique R.
Para quienes gustan
de películas de piratas y corsarios del Caribe, con o sin Johny Deep, verán
esta nota como algo insignificante, sin embargo, seria menospreciar una página
interesante de nuestra historia local, que rememora uno de los hechos que dio
forzosa e incipiente unidad entre los miembros de la Guardia Real española y los milicianos
pardos, con colonos europeos, blancos
criollos y mestizos, asentados en La Puerta y otros pueblos cercanos,
responsables de sus haciendas, ingenios,
talleres, al enfrentar el saqueo
violento de los filibusteros franceses que comandaba Grammont (Grandmont), cuyo primer punto en su
ruta de barbarie y robo hacia la ciudad de Trujillo, fue La Puerta del valle
del Bomboy. Es probable que por su responsabilidad e identidad con esta
comarca, se incorporaran a esta tropa, miembros de las familias Labastida,
Briceño, Hurtado de Mendoza, Álvarez Daboín, Pacheco Mexia, Tafallés, Graterol
y otras, que estaban al frente de sus haciendas y hatos de ganado en Timotes,
Xaxó, Esnujaque y La Puerta y tenían el interés de protegerlas. Fue también en
este último pueblo, el inicio de la frustrada contraofensiva que seguiría
en los días siguientes en la provincia.
A mediados de agosto de 1678, ocurre uno de los sucesos más traumáticos
de nuestro pueblo. Más de 400 piratas,
jefaturados por el corsario francés Francisco Esteban Gramont de La Mote, con
el plan de saquear y quemar a Trujillo, salió del Puerto de Gibraltar, cogió la
ruta indígena intermontana del páramo y salió al pueblo de indios de San Pablo
Apóstol del Bomboy, hoy La Puerta, “Gramont
penetró en la provincia de Trujillo desde el puerto de Gibraltar siguiendo el
antiguo camino de los aborígenes que venía a dar hasta Mendoza, pasando por La
Puerta y la fila de Tomón y el cual fue utilizado” (Briceño Iragorry,
Mario. Los fundadores de Trujillo. 25 de enero de 1930. Versión
digital). Los piratas en lugar de ir por
la ruta de la zona baja y los llanos de Monay, para evadir a las fuerzas
militares coloniales de Trujillo, cogieron la ruta indígena Timote de la sierra
de La Culata, desde un camino también aborigen, en el que existía una especie
de campamento de descanso, que luego se convertirá en el pueblo de Arapuey;
algunos cronistas han señalado que tomaron la vía Río El Toro, Quebrada La
Arenosa, y subieron al viejo camino indígena del Páramo de La Puerta. Ese antiguo camino indígena montañoso, aun
existente, iba del mas importante Puerto
del Lago, como lo era San Antonio de Gibraltar a Arapuey, cerca de la
Arenosa, que conecta con la estribación
de la cordillera de la Culata. Además de esta referencia del historiador
Briceño Iragorry, hay documentos, que describen este antiguo camino, como el
siguiente: en el que el colono español Antonio
de Orduña pidió dos estancias de pan en 1626, ubicadas “…en
el camino que ba de la dicha ciudad de Xibraltar a Arapuey, pasando por un caño
que llaman el Xaguei Berde, largo de ella arrimando al dicho caño Xaguei a una
i otra mano del dicho camino y lo ancho del dicho caño hacia Arapuey y
Maruma…" (Merced otorgada por el capitán Juan Pacheco y
Maldonado, gobernador de Mérida a Antonio de Orduña. Mérida, 31 de enero de
1626, BNFC, Cabildo Mercedes de Tierra, Caja 12, Documento 1, f. 95r-v). Para
nuestro pueblo indígena Timote, primeros pobladores y forjadores de este camino desde tiempos inmemoriales, era la
ruta del pescado, la sal y el cacao, y
por supuesto, la vía para el intercambio de sus productos, que fue utilizada,
hasta casi a mediados del siglo XX, pues, la carretera Valera-La Puerta-Timotes,
que conectó a La Puerta con el resto de Venezuela, estaría en funcionamiento a
partir de ese tiempo.
François de Grammont de la Mote, conocido igualmente
como Michael de Grammont o “el Caballero de Grammont”, el corsario francés que
invadió La Puerta en 1678.
La incursión
vandálica de Grammont, formó parte de la política de expansión francesa en
América ordenada por el Rey Luis XIV; eso implicaba robar y
hundir los barcos, saquear los puertos,
y las posesiones y colonias españolas.
Francisco Esteban Grammont de la Mothe, nació en París en 1625. Cuando llegó
a América, arriba como comandante
de una fragata armada en corso, es decir, con el carácter de Corsario y era
considerado un militar con mucha valentía, demostrada en diferentes
combates "a pesar de haber pasado los
cincuenta años y de que la gota no lo deja nunca", pero
"la enfermedad no le impide ser siempre activo y emprendedor" (Exmelin: op. cit. p. 362. En: Britto García, Luis. Demonios del
Mar. Piratas y corsarios en Venezuela (1528-1727). Digital). De esa
estatura militar era el corsario francés que incursionó en nuestra villa indígena.
Michael de Grandmont,
no era un pirata o filibustero común, tenía el rango de corsario al servicio del rey de Francia, en
1678, contaba en el Mar Caribe con una tripulación de 700 hombres, con los que
atacó y saqueó Maracaibo, el Puerto de Gibraltar y posteriormente, se adentró
en tierra firme, por el Páramo de La Puerta, bajó a este pueblo de indios,
donde le armaron trincheras para enfrentarlo, evadió el combate, y logra llegar
a la ciudad de Trujillo, la que saqueó y finalmente incendió.
A pesar que, saqueando a Maracaibo, obtuvo muchos sacos con
maíz, cacao y unos 50 esclavos, que depositó en sus barcos, no se conformó con
eso; de acuerdo a lo referido por Briceño Iragorry, el día 4 de agosto, las
naves francesas anclan en el puerto de
San Antonio de Gibraltar, que encuentra también despoblado (Briceño Iragorry,
Mario. Los corsarios en Venezuela. Las empresas de Grammont en Trujillo y
Maracaibo.1678. págs. 332 y 333). Al
no haber encontrado mayor resistencia en estos sitios, se aventuró a ocupar
Trujillo, una de las ciudades de mayor prosperidad económica de los Andes,
evade las trincheras de la guardia real en los llanos de Cornieles, cruza el
río Caus, y se mete por el antiguo
camino del páramo usado por los
indígenas; sin embargo, el capitán Fernando Valera y Portillo y Juan Urbina,
con sus destacamentos intentaron enfrentarlo pero al ver frustradas sus
escaramuzas se replegaron hacia Trujillo (Urdaneta, Ramón: Marco y retrato
de Grammont, Francia y el Caribe en el siglo XVII. pág. 100. Universidad
Simón Bolívar, Caracas 1997). Evidentemente, no era cualquier pirata el que dirigía
aquella manada de filibusteros ansiosos de dinero y bienes.
Panorámica
actual del Chorrerón de La Maraquita, camino indígena más antiguo, por donde factiblemente
bajó el Corsario Grammont del Páramo de La Puerta. Cronografía propia de este
blog. 2858.
El grueso de los saqueadores
franceses, bajaron por ásperos y escabrosos vericuetos, riscos y peñascos del Páramo de La Puerta,
bordeando el Chorrerón de La Maraquita, sorteando muchos escollos y seguramente
en las cercanías de la aldea indígena, la primera avanzada pudo dirigirse al
Llano de San Pedro, propiedad de los La Bastida, considerada una hacienda destacada económicamente por su ganadería y sembradíos,
y otro grupo lo haría por la Cuesta de los Rondones y sorprendieron a los
habitantes de este pueblo (La Puerta), que era una congregación de indios
Timotes, tranquilos y pacíficos, que laboraban a lo largo del valle hasta la Cañada de Mendoza, donde capturarían a
algunos de estos seres y se los llevarían para venderlos como esclavos. Alarmada la población, inmediatamente reaccionaron y se organizaron
en el lado este del Bomboy, con el apoyo de los militares enviados por el
teniente de gobernador José de Barroeta, para
montar las primeras trincheras y repeler a los invasores franceses, e
igualmente, defender sus haciendas,
chozas y bienes; los indígenas y los colonos españoles y
criollos, sacaron a sus familias, y las
encaminaron para protegerse hacia las
tierras más altas de los Timotes en Mérida y Barinas. No habían murallas ni
baluartes para defenderse de los invasores ni enfrentarlos, salvo el Fuerte
Grande de Xaxó (Jajó), pero inmediatamente, lograron organizar la defensa y montaron las
emboscadas con las que se enfrentarían al endemoniando y sanguinario pirata
francés. No hubo el llamado de alerta a tiempo, por parte de las autoridades de
Maracaibo y del puerto de Gibraltar, que fueron también sorprendidas, por los
barcos de los forajidos franceses. Pero se debe destacar que aquellos
portentosos legionarios españoles que llegaron en auxilio de la población, con
su ingénita bravura, con pasión y mística militar, guiados por el ideal
cristiano y de soberanía, estaban preparados para enfrentar la invasión y el
saqueo de los franceses, en este valle indígena.
Obsérvese
en la gráfica parte del camino sinuoso de la sierra (Páramo de La Puerta) que
tuvieron que transitar los piratas franceses comandados por el Corsario
Grammont, en 1678. Cronografía 2527.
Había dispuesto “…el Teniente de Gobernador José de Barroeta
que el Capitán Fernando Manuel Valera de Alarcón saliera con su compañía a
esperar al invasor en los Llanos de Cornieles…” (Ídem); iba el Capitán
Tolosa como Cabo de una escuadra de veinticinco hombres, luego les ordenaron que pasase a Sabana Larga a
preparar trincheras para esperar en aquel sitio al invasor. Enterados de que habían sido burlados,
reciben la orden “para ir a atrincherarse en el
sitio de La Puerta, donde se esperó al enemigo, pero habiendo llegado a vista de trincheras y
cogido éste la eminencia de un cerro que dominó la espalda de los de Trujillo,
el Teniente de Gobernador les ordenó retirarse en unión de la otra compañía que
comandaba el Capitán Rafael de Contreras, con lo que se perdió la acción”. (Ídem).
Su misión era evitar a todo trance que Grammont llegara a Trujillo, y
para ello, lo inmediato era montar las trincheras y emboscarlos. Los pequeños
destacamentos de las milicias reales y los colonos de La Puerta, algunos
hacendados de Esnujaque y Timotes, seguramente se ubicaron y montaron
trincheras en el lado Este y boscoso del
río Bomboy, en espacios angostos del valle, como en el Molino de Mimbom, y parte de esa
compañía de la Guardia Real se
atrincheró en la mismo Cima del cacique Pitimay (hoy Carorita), desde los predios de la gente de
Kukuruy, y las tierras de la tribu de
los Kombokos (Comboco), para impedir que los franceses pudieran llegar al río Motatán
y cruzarlo; estos serian probablemente los puntos donde le montaron las emboscadas,
escondidos para poder enfrentar al
enemigo. Aspiraban los hispanos batirlos y ponerlos en huida por la misma vía
por donde llegaron: el Páramo de las 7 Lagunas (La Puerta) y su regreso al
Puerto de Gibraltar, o cuando menos, ponerlos a raya, mientras llegaban
refuerzos. Las fuerzas del capitán Alarcón, estaban preparadas y dispuestas
para un combate frontal y final o cuando menos lograr debilitarlos.
El
capitán Fernando Manuel Valera de Alarcón, fue bautizado el 22 de abril de
1640, ocupó el cargo de Alcalde Ordinario de Trujillo en 1660 y fue Capitán de
una de las Compañías que combatieron al Pirata Gramont el año de 1678, casado
con Ángela Francisca Pacheco Mendoza. (Briceño Iragorry, Mario. Los
fundadores de Nuestra Señora de La Paz de Trujillo. 1930. pág. 47. http://anhvenezuela.org.ve).
Panorámica
de parte del Cerro San Felipe y Cerro San Antonio (Páramo de La Puerta) por
donde pasaron los piratas franceses.
Cronografía 2563.
Asimismo,
encontramos otro dato interesante en un estudio sobre la historia del cacao en
Venezuela, se hace referencia a un hacendado de nombre Fernando de Alarcón con
amplias posesiones en dicha zona, en 1638 entregó como dote a su hija doña
Petronila, que seguramente era el padre del Capitán Fernando Manuel
Valera de Alarcón, conocedor de estos predios y
quien comandó los valientes soldados que enfrentan a Grammont y sus secuaces en
La Puerta, "… Iten más mil
quinientos árboles de cacao de dos años en el mismo sitio de La Arenosa… más un
pedazo de tierra pegados y contiguos a los dichos árboles de cacao y en dichas
tierras de La Arenosa, en que se puedan sembrar hasta en cantidad de diez mil
árboles de cacao…" ("Carta de dote de doña Petronila de
Alarcón", Mérida, 16 de abril de 1638, AGEM, Protocolos T. XV, ff.
16v-18r). Se intuye que Alarcón, capitán de las milicias reales fue un experto conocedor de esta provincia, además
de hijo del hacendado de La Arenosa, sitio por donde subió Grammont.
Bajando del páramo, Grammont
destacaría una escuadra de exploradores hacia el lado sur de La Puerta, donde se hallan
posesiones y hatos de los Labastida, como la del Llano de San Pedro, el Pozo,
con importantes crías de ganado ovino, mulas, y sembradíos de caña dulce y
maíz, que seguramente iban a ser objeto de ocupación y saqueo, y otro
destacamento de filibusteros que entrarían en las tierras del pueblo de los
indios y el templo, pues acostumbraban
robar las alhajas de oro y plata labrada de las iglesias, las lámparas y
ornamentos religiosos y hasta las custodias del Santísimo Sacramento, destruyendo las imágenes y retablos. El
corsario inmediatamente es informado de las trincheras que han montado las
fuerzas españolas para enfrentarlo y vencerlo. Se desconoce a cuantas personas degolló en su
llegada a las inmediaciones del pueblo
San Pablo Apóstol del Bomboy, hoy La Puerta, ni a cuantos capturó para ser
vendidos como esclavos en las islas del Caribe, como tampoco, se conoce si hubo
moderados saqueos. El corsario asumía el
latrocinio, la crueldad y el pillaje como una autentica empresa mercantil capitalista,
lucrativa y legal. Grammont –según
Oviedo y Baños-, saqueó toda la Provincia, “sin que lo movieses a compasión, lo suntuoso de sus fábricas,
estancias y cultivos” (Oviedo y Baños, José. Historia de la Conquista y Población de la Provincia de Venezuela. Biblioteca
Ayacucho. Caracas.1992).
Estado actual de la entrada del viejo camino indígena de La Maraquita al páramo de La Puerta.
Cronografía propia de esta blog. 2862.
El plan del capitán español, con sus
milicias reales y el apoyo de los hacendados, colonos y mestizos de esta zona,
era atacar desde distintos posiciones y en movimiento a ese grueso grupo de piratas de más de 400
hombres, con el fin de impedir atravesara el río Motatán y saliera a Sabana
Larga (Carvajal), mantenerlo a raya en
el Bomboy, debilitarlo o vencerlo
mediante el desgaste, para que no llegara a la ciudad de Trujillo, que era su
objetivo. Era la táctica adecuada para enfrentar la invasión en esta zona
montañosa. El corsario francés y sus compañeros al enterarse de las trincheras
organizadas por la Guardia Real en su contra,
desistieron de hacerles frente, y
decidieron como maniobra ordenar que el grueso de los denominados “Hermanos de
la Costa”, se devolvieran por una de las montañas del lado Oeste, por donde habían pasado y se dirigieron a la
Cañada de Mendoza, subieron por La
Culebrina y salieron al río Motatán. Esto lo hizo, para evitar el ataque de los
atrincherados soldados reales y los vecinos de esta comarca, y el seguro apoyo
militar que vendría del Tocuyo y Barquisimeto; así como, para no dar tiempo a los hacendados y comerciantes para que escondieran o
enterraran sus caudales y joyas. Grammont
veterano lobo de mar, raudamente decidió
esquivarlos, no enfrentarlos, y tomaron
una montaña despejada y se dirigieron al río Motatán, lo atravesaron mediante
el uso de algunas cuerdas en su lado
navegable y llegaron a Sabana Larga donde encontraron trincheras sin soldados y
se dirigieron a Trujillo.
El 24 de agosto, los filibusteros
franceses, logran derrotar el último bastión de las fuerzas de resistencia trujillana, en el combate de Tucutucu. Para el 31 de
agosto de 1678, Gramont había saqueado Trujillo
y robó las casas, depósitos, conventos, se llevó las alhajas y bienes del
templo y del resto de las viviendas de esta ciudad, mataba o apresaba a
indígenas y colonos para venderlos como esclavos en las islas del Caribe, robó
el ganado, comestibles, joyas y dinero de los encomenderos y hacendados, para
luego culminar con el incendio de la ciudad.
El propio Grammont, según lo que recoge Briceño Iragorry, narró
lo siguiente:
“El 31 yo entré en la segunda trinchera a
tres cuartos de legua de la villa, sobre las cuatro horas. Allí encontré dos
cañones cargados con balas de mosquete, ella estaba defendida por trescientos
hombres que la abandonaron ante el destacamento de tres compañías que yo formé
para ir sobre una eminencia y tomar las espaldas de la trinchera. Mientras
tanto yo marchaba a lo largo del río y de repente ocupé la villa cuya gente no
había hecho sino salir en la creencia de que estaban de que yo no pasaría la
trinchera” ( Briceño Iragorry, Mario.
Las empresas de los corsarios en Trujillo y Maracaibo-1678. págs. 336 y 337). De esta confesión del
corsario francés, se extrae que además de sanguinario, era un veterano
conocedor de la estrategia y táctica
militar tanto en el mar, como en tierra adentro.
Corto vídeo de la entrada del Chorrerón de La Maraquita (actualmente
urbanizado, sus aguas utilizadas como riego agrícola), el camino indígena mas antiguo,
por donde al parecer bajó el Corsario Grammont del Páramo de La Puerta.
A raíz de esta
incursión de los piratas, provocó en el seno de los colonos e indígenas un
temor colectivo, ante el saqueo, ultraje, robo e incendio de la ciudad de
Trujillo, así como la captura y secuestro de las personas, les tocó asumir un
régimen de religiosidad y de fervor por el patrono San Pablo Apóstol y con
mayor énfasis por la Virgen Nuestra Señora de la Paz, para que los protegiera de este tipo de
sucesos e invasiones venidos del exterior; querían evitar se repitiera, la
brutal y sanguinaria incursión filibustera que cayó sobre los habitantes de La
Puerta, durante varios días; el infierno
que les vino del mar.
Ignorar o
menospreciar esa jornada unitaria y heroica de resistencia contra el invasor,
en agosto de 1678, seria tapar o caricaturizar nuestro pasado histórico
colonial local y regional, y a la vez,
obviar el esfuerzo colectivo audaz y generoso de estos trujillanos, armando
emboscadas y trincheras en nuestro pueblo de indios, para proteger la gente de
la ciudad de Trujillo, para que no fuera saqueada e incendiada, como en efecto
ocurrió; porque debemos censurar esos hechos de aquel tiempo, como en el de
hoy, porque la piratería no es justificable en ningún sitio ni en ningún
momento histórico.
El enfrentamiento
militar a esta incursión extranjera, es considerado por algunos historiadores
entre ellos Mario Briceño Iragorry, como la primera acción de los criollos trujillanos,
motivada por razones defensivas y protectoras de la provincia de Trujillo, de
su territorio y de rechazo al saqueo de
los piratas franceses, que expresaba identidad y pertenencia al terruño.
La heroicidad de
esta unidad de hacendados, incluyendo colonos e indígenas de La Puerta y
pueblos aledaños, que se unieron a las acciones de defensa y combate militar de
los más de 300 trujillanos comandados por los Capitanes Fernando Manuel Valera de Alarcón, Rafael de Contreras y José Antonio Gil de La
Hita contra los
invasores franceses, prestigia las
páginas de nuestro pasado histórico. Agosto para los nativos de La Puerta y sus
descendientes, es tiempo heroico.
Michel de Grammont no paso por la población de La Puerta, ni la invadió.
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