lunes, 2 de diciembre de 2019

Un poeta guayanés en La Puerta (1960).



Oswaldo Manrique Ramírez.





                                       (Boceto del Poemario Canto a la Libertad) 2722.

“El sol diluye sus oros sobre la bella población de La Puerta, nubes violetas, nubes rosas, nubes de ópalo, adoraran la antesala del cielo llenas de belleza cautivante, de pronto la caprichosa neblina baja lentamente y besa con ternura el rostro de los habitantes de la pintoresca comarca” (San Isidro hoy. Pág. 13. Publicación Edición  Especial. Sociedad San Isidro. La Puerta. 2012).
De esa magnitud es su canto, como introito lúcido de su relato imborrable: cómo ocurrió su primer encuentro con La Puerta, en 1960. Se trata de un inflexible apasionado por nuestra parroquia. Fue gran amigo de mi abuelo Concio Rivas, el paramero y de don Carmen Matheus, serios humoristas de este pueblo. Don Ángel González Rivas, es un dilecto hijo de Tumeremo, del estado Bolívar, que nunca se imaginó que el destino le tenía preparado un cambio de espacio geográfico,  en su vida;  seria atraído por la hermosura  de un paisaje y de su gente, con sus tradiciones y costumbres católicas, enmarcada en una pequeña comarca rural andina.  En el relato a que me refiero, anotó que en una oportunidad en los años 60 del siglo pasado, iba de Valera a Mérida, y se detuvo en La Puerta, porque le llamo la atención un evento campesino que desconocía, celebración envuelta en el viento aromático característico de los páramos, y el abrazo intermitente  de la espesa y blanquecina bruma invadiendo las calles, donde lo sorprendió ver aquel desfile de yuntas adornadas con los productos que sacan los campesinos de nuestro suelo andino. Preguntó a uno del lugar acerca de lo que estaba viendo y le dijeron que era una celebración a San Isidro Labrador, protector de los  labriegos; al rato, reventó el toque de campanas, conjugando con el fuerte sonido explosivo de los fuegos artificiales.


Estampa tradicional: celebración de San Isidro Labrador, parada de yuntas en la avenida Bolívar de La Puerta. 2795.
Pero hubo algo que le llamó mas su atención, según sus palabras: “me doy cuenta veo preciosos ramilletes de lindas mujeres que acuden a la Iglesia a la Santa Misa, me impresiona ver tantas mujeres bellas tan lindas como jazmines en flor; en mi fuero interno pienso Dios Mío este pueblo es un paraíso terrenal lleno de ninfas preciosas que cautivan con su belleza” (Ídem); al tiempo, ese pensamiento, se cumplirá en él,  se enamorará de una de las fabulosas deidades del Bomboy. No incluyó en su relato, si se acercó a la “olla” del santo, aquellos opíparos y sabrosos cocidos de res o ternera, acompañados de papa y hortaliza fresca bajada de los  páramos, quesos, panes, mistela, que se acostumbraba  desde los tiempos de don Natividad Sulbarán su institutor, al que estaba convidado y podía disfrutar todo el pueblo. Una costumbre ancestral colectivista de los primeros pobladores Bomboyes.


         Ángel González Rivas, el popular y apreciado guayanés de La Puerta. 3115.     
Hombre católico y de fe, entró al templo y vio y sintió aquella simbiosis magnética entre fieles y Santo, campesinos y San Isidro Labrador, así como con su mujer santa María Toribia. Don Ángel, se enamoró de una joven nativa de La Puerta, Carmen Sofía Rosales Bello, con quien se casó en el propio templo parroquial de San Pablo Apóstol en 1967, y seguidamente se mudó cerca de él, se asentó en este pueblo,  donde fomentó familia, hijos, amigos y sembró dignidad, esfuerzo y labor social, donde se le llamaría popular y afectuosamente el “Guayanés”.


       Doña Carmen Sofía Rosales Bello, esposa de Ángel González Rivas. 3112.
A pesar de su selecta apologética al lugar, está muy claro en lo mas valioso de La Puerta, “es su gente, personas amables y de gran corazón”, en su poemario Canto a la Libertad, ratifica esta consideración y tributo, con su poema La Puerta, sultana del Momboy.

“Sultana bella de acrisolados valores
Madre sublime noble y generosa
Cautivante paraíso cubierto de flores
Bendita tierra gentil maravillosa…
Al peregrino en tu seno lo acogiste
Como una noble madre amorosa
Con mucho amor hasta le distes
Con gran devoción una buena esposa”
(González Rivas, Ángel. Pág. 32. Canto a la Libertad. Poemario)



         Templo San Pablo Apóstol, donde se casó el Guayanés, en 1967. 2781

González Rivas, es uno de las voces fundamentales de la poesía local de La Puerta y de la Venezuela contemporánea. Su obra se desarrolla prácticamente desde la década de los 70, cuando se consolida y se identifica definitivamente con esta población. Su poesía dedicada casi en su totalidad a los personajes y paisaje que lo entorna, lo hace erigirse como uno de los arquetipos del grupo de poetas de aquella época, que afloró en todo el territorio trujillano.  Ha publicado varios trabajos, articulista de prensa, en un buen costal de ellos, venerando a esta comarca, que se han agotado rápidamente, lo que confirma para nosotros, pobladores y nativos, la trascendencia de su poesía.


     Carátula del poemario Canto a la Libertad, de Ángel González Rivas. 3116.
Defensor de la dignidad de la poesía rural, hizo poesía cuando ya este género se consideraba en el ocaso, de manera terca siguió y sigue escribiendo en verso fuerte y nítido, poeta al fin, tan imperfecto como nosotros humildes mortales, se alza vital, humano y sencillo, como solo los poetas saben hacerlo. Una persona de mucho trabajo, cuando llegó a Valera trabajaba en el correo, vivió en La Cejita y montó un negocio de comestibles. En La Puerta, fue Presidente de la Junta Comunal, jefe de la CANTV. Luego, trabajó como Director de la Alcaldía de Valera y fue Director de Política de la Gobernación durante la gestión del Dr. Luis Ernesto Gonzalez.   
Al presentar estas líneas, aspiro rendir un homenaje en vida, a quien ha demostrado venerar a nuestra comarca, y como aporte al rescate de la memoria histórica y presencia para las generaciones posteriores. ¡Viva por muchos años nuestro poeta Guayanés!.

La Puerta, diciembre 2019.

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